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126 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Un oscuro fragmento de la historia con formato de aventura
El film retrata uno de los períodos más oscuros de la historia de Uganda: la dictadura de Idi Amín, quien gobernó entre 1971 y 1979, año en que fue derrocado.

Cuando llegó al poder -mediante un golpe de Estado contra el corrupto régimen de Milton Obote- el dictador encontró el apoyo generalizado de todo el mundo y muy particularmente del Ministerio de Asuntos Exteriores Británico, hasta que adoptó un nacionalismo extremista, creando las condiciones que condujeron a la muerte y desaparición de cientos de miles de ugandeses.

El título de la película "El último rey de Escocia", es uno de los extravagantes apelativos que el dictador se autoadjudicaba, mezclando humor y megalomanía (también se hacía llamar Conquistador del Imperio Británico y Señor de todas las Bestias de la Tierra y de los Peces del Océano).
Para entrar en el círculo interno del mundo del dictador, el argumento crea el personaje de Nicholas Garrigan, un joven médico de origen escocés, que viaja al África, impulsado por ideales solidarios y aventureros. Destacado en una misión médica en Uganda, conoce por azar al flamante presidente Amín, quien acaba de tomar el gobierno y cuenta con la simpatía popular.
La experiencia como afamado documentalista del realizador Kevin Macdonald se nota en la agilidad de algunos planos memorables, como el discurso inicial ante las masas, tomado en primer plano, detrás de la nuca del orador. La estética, el montaje y la fotografía del film son relevantes.

Desde las luminosas escenas iniciales, con cantos tradicionales ugandeses de fiesta y colores vivos, existe un marcado oscurecimiento en correspondencia con el desvanecimiento de la imagen positiva del dictador.
El film elude la caricatura fácil y muestra las múltiples caras del déspota. Forest Whitaker realiza una interpretación magistral, construyendo un personaje entre bufonesco y shakesperiano, que en sus explosiones devastadoras no reconoce ni a sus propios familiares.

"El último rey de Escocia" es una película cruda y descarnada, sin embargo no excluye la belleza y calidez del país africano, dando cuenta de su colosal paisaje y arquitectura modernista que conviven con una cultura ancestral.

Aunque no busca ser una lección de historia sobre el genocidio en Uganda, es un interesante thriller con una veta de realidad, que descansa fundamentalmente en las excelentes actuaciones y la solidez narrativa con que está realizado.
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89 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Mucho Forest, poco film
Dice el refrán que los árboles, a veces, no nos dejan ver el bosque, y esto es precisamente lo que ocurre con "El último rey de Escocia".
Tampoco se trata de una mala película, está rodada con seriedad, y consigue mantener el interés en todo momento. El problema es el siguiente: no tiene estilo alguno, o mejor dicho tiene un estilo totalmente impersonal. La película es totalmente intercambiable por "Ray", o "En la cuerda floja" o cualquier biópic, tan de moda últimamente.

Se narra, como en todas, siguiendo la misma estructura: ingenuidad inicial, auge, crisis, caida y redención. En el caso que nos ocupa se trata de mostrar la irressitible atracción que un joven ingenuo e idealista siente por la poderosa figura de Idi Amin. Lastima que la historia nos la sepamos de memoria y que no se profundice más en los aspectos más brutales de la dictadura. Esto produce un efecto contradictorio a la intención inicial del film. Así, Idi, aparece cómo un hombre brutal, de acuerdo, pero también parece a veces hasta demasiado simpático, demasiado entrañable.

Capítulo aparte merece la actuación del gran Forest Whitaker. Lo que más rabia da, es que parece que muchos lo hayan descubierto ahora. Cuando este señor llevaba ya unas cuantas actuaciones dignas de reverencia (Bird, Ghost Dog, Juego de lágrimas). En este caso da una lección de sutileza, de como con un simple gesto puede transmutar la personalidad del personaje, sin necesidad de histrionismos baratos y facilones. Solo por su actuación vale la pena ver la película. Lástima que sea precisamente, esta gran actuación, el árbol que tapa un mediocre bosque detrás.

Lo mejor: Forest Whitaker
Lo peor: Que tiene un esquema mil veces visto
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90 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Fallido viaje a la barbarie
"El poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente", dijo alguien. La corrupción moral, polìtica y social que representan la tiranía y la autocracia ha servido para producir magníficas novelas, obras de teatro y ,por supuesto, tambièn grandes películas.

En sus primeros veinte o treinta minutos "El último rey de Escocia" parece que puede convertirse en una interesante película acerca de la figura del sangriento dictador Idi Amín Dadá, quien gobernó Uganda con mano de hierro durante los años 70. Amín fue llevado al poder por el imperailismo británico para mejor controlar el país, acabar con el desprestigiado gobierno del dictador anterior -Obote- y evitar la amenaza de una insurrección liderada por los comunistas.

La primera parte de la película se mueve en terrenos muy sugerentes y parece apuntar alto: se muestran sin subrayar todos esos elementos: la demagogia populista de Amín, su utilización por los británicos y al mismo tiempo el primer esbozo de sus contradicciones con ellos; al mismo tiempo las contradicciones de su torturada psicología y su extraña relación con el Dr. Carrigan, joven médico escocés a través de cuyos ojos alucinados seguimos la historia.

Sin embargo, en mi opinión la película acaba resultando fallida por dos lados diferentes. El primero es que renuncia a entrar con la profundida, complejidad y riesgo que exigiría el tema en las contradicciones de Amín, su personalidad, orígenes sociales, etc. Todo esto está simplemente esbozado y ni siquiera la excepcional interpretación de Forrest Whitaker evita que pasemos de ver a un personaje patético, inquietante, que salta de una especie de exuberancia e inocencia infantil a los crímenes más horrendos y la tiranía más sobrecogedora. Pero la película abandona la lucha por entrar en el alma de ese personaje y opta por la solución , en mi opinión más fácil (y menos atractiva artísticamente) que es hablarnos de cómo el joven y supuestamente inenuo doctor escocés va descubriendo el rostro de la barbarie bajo la exuberancia tanto de África como del Presidente Amín.

Este es el segundo aspecto en que para mi falla la película. Simplemente no me creo ese pasar de puntillas del Dr. Carrigan por el horror de una de las dictaduras más brutales de la época. Tampoco me creo demasiado todos esos hilos sentimentales sin atar que va dejando la película entorno a ese doctor.

Lastrada por estos dos fallos graves la película va perdiendo alcance dramático y profundidad y lo único que la mantiene a flote en su recta final es el thriller que encierra dentro, la intriga de qué pasará, y la extraordinaria interpretación de Whitaker que se echa la película al hombro cada vez que sale en pantalla y se encarga de intentar concentrar en su rostro y sus gestos toda esa barbarie y contradicciones que la historia nos dice que hay en su personaje pero ni el guión ni la dirección consiguen extraer.
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61 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Brutal descenso a los infiernos, Forest enorme.
Brutal película. Forest Whitaker enorme, impecable, este hombre es un monstruo de la interpretación, un actor muy pasional que sabe trasmitir como nadie la personalidad de los personajes que interpreta. Descenso a los infiernos de lo que al principio parecía el salvador de Uganda, degenerando según pasa la película en un inestable y loco dictador brutal. Lo único que desluce la película es James McAvoy, que se pasa media película con el único gesto de la sonrisa y la otra no acaba de hacerse creíble, actor de baja alcurnia. Describe muy bien la brutalidad y sinrazón de los regimenes dictatoriales Africanos, y la ambigüedad a la hora de presentarse al mundo y a sus seguidores. Sobra quizá alguna que otra vivencia del doctor, por lo demás me parece perfecta, absorbente de principio a fin, sobrecogedora, con algunas escenas muy fuertes no aptas para todos los estómagos. Te deja mal cuerpo, te sientes horrorizado por lo cuenta la película, y a la vez se te queda grabado el mensaje de la estupidez del ser humano al crear odio hacia sus semejantes por razones estúpidas, a enfrentarnos los unos con los otros por pensar diferente, a la necesidad de violencia, de brutalidad y de conflicto del ser humano, a la sinrazón de todo esto y al infierno que una sola persona degenerada y con la mente totalmente enferma puede crear en un país junto con sus seguidores. Totalmente recomendable, necesaria e imprescindible, aunque solo sea por ver al grandísimo Forest, nunca un oscar había sido tan merecido.
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40 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El Ogro bufón
Parece que Hollywood mira cada vez más a ese continente que tanto tiempo ha quedado sumergido en el más absoluto desprecio y olvido. “Hotel Rwanda”, “El jardinero fiel” o “Diamante de sangre” son algunas muestras de esta tendencia, en la que la película del habitual documentalista, Kevin McDonald, mantiene un nivel más que aceptable.

El retrato del dictador que encarna de forma brutal el magnífico Whitaker le da una dimensión humana descomunal. La de un enorme niño que juega a ser dictador. La de un sádico dictador que juega a ser niño. Desequilibrado, grotesco, tierno, divertido, despiadado.... Las múltiples dimensiones con la que está creado el personaje dota a la película de una tremenda fuerza, arrolladora.

Como contrapunto, el joven occidental, que está en África por algún endeble ideal de ayuda a los pobres africanos, pero que se deja arrastrar por la portentosa figura paternal del sanguinario tirano. Si Whitaker hace un trabajo descomunal, McAvoy es capaz de llevar el peso de la película y aguantar en todo momento el tipo ante el ganador del Oscar.

La película es vibrante ,y quizás la deriva hacia el thriller sea demasiado evidente en su parte final. Eso sí, trepidante y emocionante. Pero con menos fuerza dramática. Eso sí, un producto más que solvente
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33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Tema fascinante desaprovechado...y van...
En un mundo donde los norteamericanos nos cuentan en sus películas la vida del inventor de la máquina de palomitas se agradece profundamente este tipo de historias. Sin lugar a dudas, África es el continente del mundo más olvidado por Hollywood, y las películas de calidad sobre ese fantástico mundo son escasas cuantitativa y cualitativamente. “El último rey de Escocia” no es norteamericana ni está sacada de la factoría de sueños californiana, pero como si lo fuera.

El que crea que el sello británico y la presencia de un director que viene del documental como Kevin Macdonald, es motivo suficiente para encontrar algo muy diferente se equivoca. La película es comercial y tiene una larga lista de secuencias y escenas pensadas para el gran público, como algunas de sexo y otras de acción.

Es una pena, porque la cosa daba para más. Se podía haber hecho un verdadero retrato de los gobiernos militares africanos de los setenta y sin embargo se va derivando paulatinamente en lo que le ocurre o no al médico escocés. Y seamos claros, el doctor es un verdadero gilipollas. No creo que pueda asesorar ni a un presidente de una asociación universitaria. Insistir en darle tanto peso en la trama es un grave error, ya que lo hace menos creíble y segundo termina obviamente ocupándose más de él que de lo que nos importa más: Uganda y Amin. Como digo todo lo que podía ser, no es, no se aprovecha nada las piezas y por eso se termina convirtiendo en un thriller donde lo único que importan es la vida del protagonista.

Por cierto, Amin fue un gobernante sangriento, no lo voy a negar yo, pero no era ni mucho menos un macarra de barrio neoyorquino para estar en el aeropuerto de Kampala asistiendo en directo a las palizas que sus hombres propinan a un guiri anglosajón.

En cuanto a la interpretación de Forest Whitaker, poco que añadir, todo el mundo sabe que es un gran actor –aunque pésimo director- pero tampoco su actuación es tan descollante como para obtener el Oscar. Aunque visto quien lo ha ganado en otras ocasiones, Whitaker se lo tenía más que merecido.

En resumidas cuentas como puede verse no he querido engañar a nadie. La película incluso merece menos nota, pero hay que premiar las historias que transcurren en épocas y lugares distantes de la Gran Manzana. En conjunto “El último rey de Escocia” no logra mostrar ni alcanzar todo lo que parece insinuar, pero tiene el mérito de que si al menos cincuenta personas en todo el mundo se han interesado a raíz de verla por los asuntos africanos, ya sea su historia, su geografía o cualquier otra cuestión, el esfuerzo habrá merecido la pena.
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24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
A ratos funciona bien.
Pese a no ser el protagonista absoluto, el señor Whitaker borda su papel de paranoico megalómano, muy bien arropado por un McAvoy tan desconocido como solvente en su rol de individuo algo lilas, que se deja deslumbrar cada vez más por cargos y prebendas.
Con un par de momentos especialmente estomagantes y salvajes, el guión desarrolla con más defectos que virtudes la relación entre el desquiciado presidente y el ambicioso muchacho, teniendo algunas fases de puro sonrrojo por lo casual e inverosímil de bastantes situaciones (la forma de conocerse de ambos es cuando poco estúpida, y que por ello nazca una relación tan importante es del todo increíble).
Buena fotografía y ambientación excelente para un producto que si bien no es ninguna maravilla, si consigue en muchos momentos entretener aunque, en otros, sea bastante efectista (spoiler). A destacar, por lo anodina, la brevísima aportación de la señora Anderson.
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23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Película interesante
Película interesante en mi opinión, ya que retrata unos hechos reales, vistos desde una perspectiva interna y no tan global, como suele hacerse con este tipo de películas. Pero un poco mas de historia externa hubiera venido bien y ver ,no solo "escuchar", las verdaderas atrocidades que hizo este dictador en el país, algo que hubiera impactado mas al espectador.

Respecto, al oscar que ha recibido Whitaker por este film, si no se lo hubieran dado, no creo que hubiera pasado nada, porque para mi gusto, hace una muy buena interpretación, pero aun le falta algo mas a su papel, para hacerlo mas creíble.
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17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Oscar ¿para Whitaker o para McAvoy?
Cierto, Whitaker lo borda, pero el verdadero protagonista es McAvoy; Whitaker nos engaña y nosotros acompañamos a McAvoy al engaño, por ingenuidad y por miedo; el joven McAvoy tiene las mismas reacciones que tendríamos todos en su situación, miedo, odio, desesperación. etc, son todos los sentimientos que nos produce Forest cuando se infunda su traje de dictador.

-Lo mejor: la plasmación de la realidad de la mayoría de los países africanos.

-Lo peor: que Whitaker pase a la historia como mejor actor de 2006 y McAvoy no.
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
La penúltima patata de Kevin Macdonald
Que quede claro que de los 3 puntos que le pongo a la película, 2 son por la interpretación magistral de Whitaker y 1 por la fotografía, que es una maravilla, como no podía ser menos en una historia que transcurre en África, con su colorido y su inmensidad paisajística. Lo demás no hay por dónde cogerlo.

Un guión malo, plagado de historias amorosas que no vienen a cuento de nada, sin profundizar en absoluto en las complejas relaciones internacionales del tirano Idi Amin, por ejemplo con los británicos. Ese tipo de asuntos, que son fundamentales para entender lo que ocurre en el país, se tratan totalmente de pasada, y sin embargo el director se dedica a recrearse en dos aventuras colaterales amorosas del protagonista perfectamente predecibles y prescindibles.

La interesantísima y compleja figura del dictador se salva debido fundamentalmente al esfuerzo actoral de Whitaker, pero ni mucho menos a que el personaje esté perfilado en el guión. Más bien al revés, sus diálogos son inconexos, a menudo abundan en lo superficial y profundizan poco o nada en las interioridades, las razones, los miedos y las paranoias de Amin. Al final te quedas sin entender para nada cómo un señor tan simpático al principio termina convertido en el animal de bellotas que ha pasado a la historia.
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22 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Puesto que hablé de otras peores ....
... como "El Jardinero Coñazo" o "Buena suerte, a ver si te duermes", me siento obligado a recomendar ésta película, como hice con "El Señor de la Guerra". Es triste tener que recomendar una película sólo porque el entorno y la historia resultan creibles, pero con los productos ambientados en África es lo que pasa: Hubo una época en la que estaban llenos de malvados y primitivos africanos, y nobles y civilizados euro-americanos; y ahora pululan por ellos malvados y cínicos euro-americanos, y nobles y pacíficos africanos.

Afortunadamente no es el caso de "El último Rey de Escocia", en el que hay personajes odiosos de todas las procedencias, con sus tímidos intentos de ser bondadosos o generosos, incluyendo a Idi Amin ... (Sigue en el Spoiler)
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13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Y los perjudicados siempre son los mismos....
Viendo esta película me he acordado de aquellas clases de filosofía en el colegio, en las que debatiamos si el poder corrompe o no. Yo siempre me he decantado por la primera opción, y es que el poder corrompe, sólo que depende de lo que cada uno posea. El que se encargue de los bolis en la oficina se llevará unos cuantos a su casa, el que se encargue de un proceso de selección enchufará a su hermano, y el que gobierne un país hará inumerables cosas que ni sabemos. Pero el hombre es así y siempre usará cualquier tipo de poder para beneficiarse en mayor o menor medida. ¿Pero que tendrá África, que gran parte de sus dirigentes lo único que hacen, es exprimir al pueblo mientras ellos disfrutan de una vida lujosa? ¿Qué hace mientras la comunidad internacional, dejando campar a sus anchas a estos aprendices de Hitler, que no conocen otro idioma que el de las armas?

"El último rey de Escocia" se me ha quedado corta. Me parece que se centran demasiado en la vida del Dr. Garrigan dejando ligermante de lado al que realmente es el protagonísta de todo esto Idi Amin Dadá. Al principio este oscuro personaje, es retratado como un hombre afable, dispuesto a mejorar la vida de los ugandeses, tras el paso del anterior dictador Obote, pero a medida que avanza el metraje nos encontramos con un Amin desconfiado, nervioso y paranóico, que comienza con su escalada de terror, que mantendrá hasta finales de los años 70, cuando deba exiliarse, me gustaría saber el por qué de ese cambio, cómo se produjo, que fue la chispa que detonó la barbarie. En la película casi ni se menciona el genocidio que llevó a cabo, matando a 300.000 personas (incluso de su propio ejercito) entre los años 1971 y 1979, apenas una reseña al final de la cinta, no es suficiente para entender la verdadera dimensión humana de este personaje.

Creo que han desaprovechado la oportunidad de retratar a este ser megalómano, cruel y complejo de una manera más realista y profunda.

Mención aparte merece la actuación de Forest Whitaker, que se encuentra a sus anchas en uno de sus poco papeles como protagonísta, y es que parece escrito sólo para él. Merecidísimo Oscar para un Forest enorme. Pero una actuación brillante, no siempre es suficiente para que una película sea buena.
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Grandioso Forest
Lo primero de todo es destacar la impresionante actuación de Forest Whitaker que espero que alcance la fama que merece tras esta magnífica prestación. En cuanto a la película considero que cumple con creces el expediente. Durante todo la película el punto de vista extranjero del médico escocés nos permite comparar las evoluciones de los dos protagonistas. Por un lado el dictador Idi Amin Dada que al principio se nos presenta como alguien más o menos simpático acaba por convertirse a ojos del médico y a los nuestros en lo que realmente es, es decir en un salvaje desalmado y en un asqueroso genocida. Por otro lado el doctor Garrigan aparece en un principio como un aventurero más preocupado por cambiar de aires que por ayudar. Tal vez falte un poco de chispa o de ritmo en algunos tramos sobre todo cuando el doctor ya se ha adentrado en la vida del dictador. Lástima también que la película no acabe por adentrarse de forma más próxima en la realidad de la masacre del pueblo ugandés.
Una buena película pues, muy recomendable sobre todo por la actuación de Whitaker que nos acerca más que nunca a la personalidad de un despota asesino.

PS: Para aquellos que no hayan dado cuenta, fijaos en que la actriz que hace de Sarah, la médico que aparece al principio no es otra que la agente Scully de expediente X desaparecida desde el final de la serie...
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un magnífico unipersonal
Si entendemos al cine como un arte colectivo y en el cual cobra dimensión el trabajo del director, guionista, actores, fotógrafo y demás, es válido concluir que aquellas películas que se apoyan únicamente en la actuación de uno o dos de su protagonistas suelen quedar a mitad de camino. Sin embargo este film es una excepción a la regla (perdón por el lugar común); la actuación de Forest es deslumbrante, conmovedora y aterradora a la vez; cuando no está en pantalla uno desea que reaparezca para volver a despreciar al personaje con entusiasmo. El mérito es que no creó una caricatura grotesca del dictador, sino que realmente le dio vida a una de las figuras más aterradoras que haya dado el continente africano en años de la guerra fría, cuando bastaba ser anticomunista para que las potencias occidentales elevaran a cualquier bestia a la categoría de "salvador de la patria".
El resto del elenco acompaña sobriamente, pero queda empequeñecido (en el sentido real y también figurado) al lado de la inmensa actuación de Whitaker.
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14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La inmoralidad en el cine (cap. 1)
Tremenda la decepción que nos llevamos cuando al terminar de ver la peli comprobamos que su protagonista (me refiero al personaje del médico escocés) no es más que una invención de sus creadores, un espontáneo (nada discreto, por cierto) que se cuela de lleno en la historia contemporánea de Uganda, casi nada. Eso sí, el trabajo nos lo presentan como un ejercicio de realismo histórico (también en las formas) un tanto desvergonzado a tenor de lo indicado. Efectivamente este personaje no era más que el instrumento diseñado para alcanzar el objetivo de la película, que no es el de mostrar a un dictador como un ejercicio de historia (como puede parecer), sino el de enseñarnos cómo humanamente esas cosas ocurren con naturalidad. Y hacerlo a través de los ojos de un escocés corto de miras en el que debemos vernos reflejados para sentir, en nuestras propias carnes, las consecuencias del exceso de ingenuidad supuestamente inherente al hombre blanco.

Pero si el protagonista es inventado para un propósito tan ambicioso como la manipulación sentimental del espectador cualquiera debe exigir que se le manipule con algo más ingenio y ética (viendo esto ahora entiendo por qué hay gente que aclama <La vida es bella> como si fuera una obra maestra). Y si me equivoco y el propósito del film es el mero entretenimiento con un personaje inventado que protagoniza historietas de amor baratas por África, entonces, además de parecerme de una inmoralidad inaceptable, y puestos a divertirnos a costa de los muertos en aquel genocidio, creo que hubiera apostado por algo más divertido, tal y como incorporar el personaje de Shin-Chan a lo Rogert Rabit.

Eso sí, la fotografía, el vesuario y la escenografía son de sobresaliente, la actuación de Forest Whitaker de notable, aunque habría que conocer la opinión de un Ugandés para justificar el Oscar. Lo digo para aquellos que se pregunten por qué le doy un 4.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Culebrón con ambientación histórica
En cierto sentido “El último rey de Escocia” me pareció una estafa: la campaña de marketing, las críticas “profesionales”, las entrevistas a los actores… todos parecían venderla como una biografía de Idi Amin Dadá (el angelito que “gobernó” Uganda durante una década de terror) y lo que uno se encuentra es un culebrón ambientado en la África de los setenta, con Amin como un protagonista secundario de la trama. Vendría a ser como esas novelas en las que la base histórica o personajes históricos no son más que la coartada para escenificar una trama que se podría haber ambientado en cualquier otra época.

En otras palabras, la película es una historia de aventura, ambiciones y amoríos arriesgados con el atractivo de ofrecer además una aproximación a la personalidad de uno de los dictadores más salvajes y relativamente desconocidos que haya habido. Pero el meollo de la acción de transcurre en Uganda en 1975 igual que la podían haber ubicado en la Atenas de antes de Cristo cambiando a Amín por Hiparco.

La parte “culebronesca” está bien interpretada, dirigida con competencia y tiene un espectacular entorno africano (cargado de pequeños detalles que demuestran que la cosa se ha cuidado bastante), pero es algo que ya lo hemos visto mil veces y tiene un tufillo a exageración y falsedad que hace que cueste sentirse convencido. La parte que hace que la película merezca la pena son las escenas en la que Forrest Whitaker revive al dictador y ofrece sus facetas seductora (con la que mantuvo engañado a la mitad de Uganda y a casi todo el resto del mundo), enfermiza (estaba como un cencerro) y psicópata (se cargó a medio país de las maneras más sanguinarias posibles). La pena es no haber aprovechado para hacer una película pensada como una biografía más que como un “inspirada en hechos reales” de Antena 3 los fines de semana por la tarde, aunque hubiese resultado más corta y hubiesen ido menos espectadores.

En mi humilde opinión, una lástima. En cualquier caso, recomendable.
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Escondiendo la cruda realidad
Es de agradecer que aunque sea sólo durante dos horas y en una sala de cine se haga referencia de alguna forma a la dantesca situación que han vivido y siguen viviendo territorios africanos como Uganda o Sierra Leona ("Blood Diamond"). Sin embargo, es una pena que la película no demuestre de una manera más directa el exterminio al que se vio sometida Uganda durante la dictadura de Idi Amin, el que dicho sea de paso murió en 2003 bajo el asilo político de Arabia Saudi a los 79 años.

El elemento al que se agarra K. Macdonal para poder pasar de puntillas sobre el sangriento dominio de Amin, es el hecho de que nos presenta la historia desde el punto de vista de un médico escocés, quien recién terminada la carrera llega a Uganda con el deseo de servir al maltratado pueblo centro africano. El joven médico perfectamente encarnado por J. McAvoy no puede o no quiere ver las brutalidades de Amin, por las circunstancias en las que se verá envuelto. El director sí que intenta mostrar el papel que tuvo Inglaterra en la toma de poder de Idi Amin con una importante presencia del embajador inglés.

Si hablamos de "El último rey de Escocia" es inevitable hacerlo del oscarizado Forest Whitaker, quien consiguió el perseguido galardón con esta interpretación de Idi Amin. Si tuviéramos en consideración sólo la versión doblada al castellano, la verdad es que el Oscar no sería del todo merecido, aunque sí que transmite fuerza y poder, se echa de menos la forma de vocalizar africana. Pero aún así, confiemos los hispano hablantes en que la interpretación original sea merecedora del premio.
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10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un papel escrito a su medida......
Forest Whitaker, quien ya apuntaba buenas maneras en sus anteriores trabajos (obviando eso si su colaboración con el confuso Travolta), se adapta con buen guante a un papel que le viene pintado expreso, no solo por su relativo parecido físico con el dictador protagonista del film, sino porque sencillamente, hay momentos en la película, en los que crees que realmente Whitaker se cree lo que interpreta a pies juntillas. Ayuda y mucho en su destacado nivel (que me penen por travieso) el hecho de que el resto del reparto no es precisamente destacable, a pesar de los buenos oficios de un desconocido James Mc Avoy, pero ello no debe echar bajo tierra el prodigioso trabajo del poco agraciado Whitaker, merecedor a falta de mejores candidatos o ideas del Oscar con que ha sido galardonado.
La pena es que Macdonald pierde una buena oportunidad para ahondar en la profundidad de la terrible realidad africana, en el colonialismo económico a los que son sometidos sus paises y habitantes y se centra demasiado en un thriller en ocasiones demasiado estereotipado y cargado de desinterés en ocasiones bien mezclado e intrigante.
La combinación de Whitaker con ese otro punto de vista de la película tal vez le habría privado del Oscar al estadounidense (a la academia no suele gustarle que le recuerden como somos los occidentales con el Tercer Mundo), pero habría surgido una película mejor valorada.
Bien, si quieren verla háganlo como segunda opción, sentirán no haber tirado el dinero de la entrada.....aunque si hubiera sido algo más baratilla.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Interesante film de intriga política, que se aleja del cine histórico, a pesar de tocar una parte de la historia real de Uganda (África)
Interesante film de intriga política, que se aleja del cine histórico, a pesar de tocar una parte de la historia real de Uganda (África), cuando reinaba a su antojo el dictador genocida Idi Amín Dadá.
No es histórico porque el argumento no es real, aunque se contextualiza en un momento histórico que sí ocurrió. Por ello, los detalles son inventados, aunque el fondo de la cuestión, los asesinatos, matanzas, expulsiones de Uganda y clima de terror extendido por todo el país, desgraciadamente ocurrieron.
El guión está muy trabajado, no cabe duda, habiendo muchos buenos diálogos y situaciones afortunadas. Sin embargo, la dirección, a veces, es convencional, demasiado convencional, narrando casi todo con un ritmo desigual que hace que el resultado final sea más irregular que el que cabía esperar de un film como este.
Los primeros plano se suceden, a veces, con una frecuencia que excede lo conveniente, quizás para que el espectador observe y se deleite, por qué no, con las expresiones del soberbio actor Forest Whitaker, que compone magníicamente a ese ser despreciable pero rico en matices que fue Idi Amín Dadá. Quienes tenemos algunos años, recordamos perfectamente las noticias en diarios y telediarios referentes a ese "buen señor", que asoló su propio país en beneficio suyo (todavía recuerdo bien cómo el púgil Mohamed Alí le retó a un combate de boxeo, dado que Amín fue en su juventud campeón de los pesos pesados de Uganda).
Además de la excelente composición de Whitaker, también tenemos la del verdadero protagonista de la película James McAvoy, quien expresa perfectamente los sentimientos que le embargan por su relación con el dictador. Primero de fascinación, admiración y compadreo y después, cuando se da cuenta del cotarro, de miedo y terror.
La fotografía es otro de los platos fuertes, con distintas tonalidades según las escenas tengan lugar en la selva ugandesa o en el interior del palacete donde reina Amín.
Sin embargo, como he dicho antes, el ritmo es desigual, habiendo buenos momentos, toda el primer tercio, por ejemplo, y otros un tanto renqueantes, como los que suceden cuando el protagonista se siente atraído por la tercera esposa de Amín.
Sin embargo, su último tercio, sobre todo cuanto acontece en Entebbe, es excelente, brillante en su composición formal, magnífica en su tensión in-crescendo y con un suspense y brutalidad que acongoja al espectador. Esos momentos son lo mejor de la cinta, y dejan con un buen sabor de boca al espectador.
En resumidas cuentas, una película entretenida e interesante, que tiene como mayor rémora la convencional dirección de Kevin Macdonald, quien se nota está un poco verde como director. Pero merece la pena, aunque solo sea por aprender algo del reciente pasado de un país sumido en el terror colectivo "gracias" a un enviado por Dios, según propias palabras de Idi Amín Dadá, otro "personaje" como el también desaparecido Mobutu Sessé Seko.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un monstruo de la actuación interpreta a uno real.
Cuando Forest se enfada da miedo.

Cuando guarda silencio te cagas.

Pero es cuando sonríe, cuando se acerca y te abraza, cuando de verdad te acojona.

Nota: 6,3
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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