71 Críticas de los usuarios

¡¡Qué tiempos aquellos!! Menos mal que aún podemos ver los dvds de antaño o los pocos que aún utilizan los diálogos en el cine para contar algo, en este caso hacernos reir con las ideas de Harry y Sally.
En verdad es una película muy sencilla, pero tiene grandes momentos (el del orgasmo y la frase del final del spoiler por ejemplo) y un buen guión basado en las conversaciones de ellos.
todo esto recogido en dos jovencitos actorazos y un director que apuesta por una historia cercana, sencilla pero con ese encanto que las hace especiales... ese toque que la saca de la típica comedia romántica y la deja en una de las mejores y más características de los ochenta.

Un verdadero oasis dentro del desierto de mediocridad que suele ser la comedia romántica actual.
Una pelicula ágil, inteligente, divertida y romántica, que marco un antes y después en su género gracias, fundamentalmente, a unos brillantes diálogos que rozan la perfección y a la difícilmente superable química de su pareja protagonista.
Esa historia de amor con la que todo el mundo sueña, pero que muy pocos tiene el valor de intentar hacer realidad.
Parte de una situación cotidiana, de un trance por el que muchos habemos pasado o habremos de pasar, como es enamorarnos de nuestro/a mejor amigo/a; una visión realista de los sentimientos que pueden surgir entre dos personas y de las dificultades que eso conlleva de por sí, sin necesidad de artificiosos obstáculos ni dramáticas situaciones que salvar.
La amistad y el amor pueden llegar a complicarse y confundirse una vez que entra en juego el deseo, y cuando eso ocurre, y la fina barrera que separa estos sentimientos se derrumba, todo puede ocurrir; perder a tu mejor amigo/a, o conseguir al amor de tu vida.
Y en ese juego, de amistad, amor y miedo a sus consecuencias se centra esta historia en la que cualquiera puede verse reflejado.
Una obra maestra que, si consigues hacer propia, te acompañará el resto de tu vida.

Sé muy bien que esta película no es para un 10. Más bien sería un 7 alto. Pero como dice el dicho no sé si real: "entre el buen trabajo y la obra maestra sólo intercede la opinión personal".

Así, dentro de su género -comedia romántica-, hoy en día tan machacado, ultrajado, asesinado, y muchos otros adjetivos desagradables, no puedo sino alabar esta pequeña obra de arte. Porque el encanto y la complicidad inspirada son tales que me es imposible ignorar el hecho de que me siento identificado con cada una de las etapas que abordan nuestros protagonistas. Y eso por no hablar del apartado cómico, que, haciendo honor a su nombre, es descojonante. Ya sea una media sonrisa, una mueca casi fingida o una carcajada sincera, uno es feliz durante el visionado y así lo expresa. Además, no me negaréis que los diálogos son jodidamente buenos y el guión bien elaborado. Como dicen por ahí: "puro Allen"; a lo que yo añado, "sin pretensiones".

Porque esta película no fue ideada con altos propósitos, sino para pasar un adorable rato y ya, en soledad, reflexionar sobre lo destacable que es en su género y lo necesario que se hace reconocérselo. Porque a veces la sencillez es la mejor de las virtudes.

Partiendo de la base que no soy precisamente un amante de las comedias románticas y que detesto (como actriz, que la buena señora no me ha hecho nada) a la Ryan, me sorprendo a mi mismo aprobando todo un tótem del género, ¿por que? es una cuestión pura y dura de simpatía, los diálogos no están nada mal, lejos de Wilder o Allen, pero muy dignos, y la química entre los 2 protagonistas es indudable.
Sus defectos forman parte de sus virtudes, sus reflexiones son todas clichés, está llena de tópicos y el nivel de sorpresa es nulo aún así no puedo ser duro con ella, me han hecho pasar un rato agradable y a veces eso es lo que uno necesita.

¿Cuantas películas puedes ver repetidas veces sin cansarte? Esta es una de ellas. No soy un gran consumidor de comedias románticas, no porque me disguste el género, sino porque es muy difícil encontrar dentro de este rubro películas realmente buenas, que no caigan en el humor bobo o demasiado edulcorado. Acá hay dos actores que se sacan chispas, y como todo el mundo dice, la química entre ellos es perfecta. El libro no le va en zaga, las imágenes nos muestran todos los íconos de la cultura yanqui, la música está al servicio de la historia y todo fluye para llegar al final que el espectador espera, y aunque sabe lo que va a ocurrir, no hay baches ni pasos en falso, y uno termina feliz y con ganas de mas. Un placer.

Comedia romántica dramática realizada por el actor, escritor, productor y director Bob Reiner (NY 1947). El guión es de Nora Ephron y se inspira en hechos reales de la vida personal del realizador. Se rueda en escenarios naturales de Coney Island (Brooklyn), Chicago, Wilminton (L.A.), Manhattan y Giants Stadium (New Jersey) y en los platós de Hollywood Center Studios (Hollywood, L.A.) y de Silvercup Studios East (Queens), con un presupuesto de 16 millones USD. Es nominada a un Oscar (guión). Producida por Bob Reiner y Andrew Scheinman para Castelrock y Nelson Entertainment, se proyecta por primera vez en público el 12-VII-1989 (Canadá y EEUU). La acción dramática se inicia en Chicago, continúa en el trayecto por carretera entre Chicago y NY y se desarrolla en NY a lo largo de 11 años (1977-1988).

Los protagonistas son Harry Burns (Cristal) y Rally Albright (Ryan). Harry es desconfiado, vulnerable, ingenioso y un tanto neurótico. Le gusta discutir temas sobre cuestiones discutibles que no admiten respuestas únicas, sencillas y claras. Sally es atractiva, optimista, independiente, caprichosa, testaruda, batalladora, remilgada y presumida. Titulados por la Universidad de Chicago, Harry trabaja en una empresa de asesoramiento político y Sally es periodista (trabaja en “The News”). Sus amigos comunes son Marie (Fisher) y Jess (Kirby).

Se conocen por mediación de Amanda Riss (Nicastro), que los presenta tras su graduación en Chicago para que puedan compartir el viaje en coche de Chicago a NY. El viaje se convierte desde el inicio en un debate interminable entre las posiciones diferentes de los protagonistas sobre la amistad y el amor de pareja. Los diálogos permiten comparar y confrontar opiniones diferentes sobre el tema y, al propio tiempo, sobre otras cuestiones como las relaciones de amistad hombre-mujer, la lucha de sexos, los papeles de ambos sexos en la sociedad actual, los planteamientos diferentes sobre cuestiones de interés y competencia comunes, etc. La reflexión permite poner de manifiesto la gran variedad de formas que adoptan en la realidad de la vida el amor, la amistad en general, la amistad entre un hombre y una mujer y las relaciones de pareja.

La obra se apoya en un guión escrito con habilidad por Nora Ephron, que desarrolla unos diálogos bien construidos, intensos y fluidos, que se sitúan en el centro mismo del film. Las escenas que se suceden sorprenden a los personajes hablando en circunstancias diferentes, escenarios variados, situaciones emocionales diversas, etc. Siempre los encuentra ocupados en el debate, la discusión, disputas y rupturas circunstanciales.

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Mi comedia romántica preferida. Deliciosa por donde se la mire. Aunque pasaron varios años de su estreno, no pierde ni un ápice de frescura. Billy Crystal y Meg Ryan están en el mejor momento de sus carreras, creo que es el dúo perfecto por su belleza, sutileza, candidez. Da gusto verlos interactuar por que se nota que se entienden y hay una química chispeante entre los dos. Amigos que comienzan no muy bien, pero con el tiempo logran una amistad casi perfecta, hasta que la atracción inevitable comienza a despertarse en ambos. La eterna pregunta que si existe la amistad entre el hombre y la mujer, y llegado el caso; el sexo, ¿juega a favor o en contra? El eterno dilema que en este esplendoroso film se resuelve de la manera más simple y hermosa. Diálogos extraordinarios, pasos de comedia brillantes. Dúctil, creativa. La mejor comedia romántica de todos los tiempos.

Todas, absolutamente todas las comedias románticas acaban igual, es por eso que somos tantos los que odiamos con toda lógica el género, no hay lugar para sorpresas. Sin embargo, la extraña química entre Meg Ryan y Billy Crystal hacen de "Cuando Harry encontró a Sally" una de las mejores excepciones que me puedo echar a la cara. La agilidad de los diálogos y la visible atracción entre los protagonistas suponen un reclamo constante y aunque todos sabemos cómo va acabar, por una vez no importa. Será porque el cine, con todo lo de voyeurismo que tiene aquí, hace que estemos expectantes por el desarrollo de la amistad entre estos dos seres humanos...

Puede que el interés esté en el dilema que todo humano con hormonas se ha hecho alguna vez al plantearse una amistad verdadera, o no, con una persona del otro género. ¿Hombre y mujer pueden ser amigos? Muchos a su manera apuestan que sí, otros tantos con las mismas razones opinan que no... y mientras, algunos como yo vemos pasar el tiempo con la tranquilidad del observador sereno. Un saludo a todas mis amigas.

Lo que consigue Reiner en esta comedia romántica es algo nada desdeñable: que dos peñazos inaguantables como Crystal y Ryan logren componer personajes simpáticos, cercanos, casi entrañables. Eso lo logra la labor del director pero también la calidad de un guión trufado de frases eficaces y personajes que se saben dar el contrapunto en cada momento. La escena del orgasmo fingido sigue conservando toda su fuerza y, en general, la película sigue haciendo gala de buena salud.

Pero hay algo que hace veinte años ni siquiera se me pasó por la cabeza y en esta ocasión ha sido lo primero que me ha venido a la mente: la tremenda inmadurez y el comportamiento cuasiadolescente de todos los personajes. La verdad es que la he vuelto a disfrutar, pero el tercio final se me ha hecho cargante, repetitivo. Con todo, una obra de referencia en el género que hay que ver.

Nos encontramos ante una de las consideradas grandes comedias, y uno de esos nuevos clásicos que se van incorporando al mundo cinematográfico.
Nunca había visto este film y la verdad es que mi espectación era mayúscula después de todo lo que me había comentado la gente. Lo que me aportó al finalizar la hora y media de metraje fue una historia con algún que otro momento divertido, con diversas frases ingeniosas, y con una historia que no está del todo mal. En ningún momento tuve la sensación de encontrarme ante una joya del cine, sino ante una comedia con grandes momentos y buenas interpretaciones, pero que se le considera en muy alta estima.
Tal vez sea que la gente me llenó la cabeza con que iba a descubrir una gran historia, una gran película; que al final esa ilusión se me desinfló un poco.
Con esto no quiero decir que el film no merezca la pena. No es así. Tiene momentos muy divertidos (impresionante ese momento de fingimiento de orgasmo de Meg Ryan), y además cuenta con grandes frases que dice ese peculiar personaje protagonizado por Billy Crystal. En algunas ocasiones recuerda en cierto modo a algunos films de Woody Allen, debido al formato en que Rob Reiner rueda, y en las características del guión.
En fin, comedía mítica del cine que reflexiona sobre si dos personas de distinto sexo pueden tener únicamente una amistad sin llegar a nada más. Comedia que cuenta con buenos momentos y frases muy inteligentes, pero que en cierto modo no llega a profundizar tanto como uno espera.

Estamos ante unas de las comedias emblemática de los 80s, "Cuando Harry encontró a Sally". Partiendo de un buen guión de Nora Ephron, Reiner, un director que ha ido perdiendo fuelle a lo largo de su filmografía, realiza una película que entroca con la comedia clásica estadounidense. Tomando como modelo Woody Allen, desde los títulos de crédito (simples, sin florituras) hasta las escenas finales, donde Billy Cristal sale corriendo por las calles de un Nueva York, fotografiado en todas las estaciones, sonando el "It Had To Be You" de Sinatra, el director de "La princesa prometida" construye una comedia sólida que tuvo mucha influencia en el cine posterior. Algunastorpeza en la dirección, a la que le falta riesgo y un poco de locura necesaria para la comedia, hace que la película no alcance cotas mayores. En fin una cinta donde brilla la química de la pareja protagonista y la agudeza en el tratamiento de las relaciones de parejas.

Sencilla pero interesantísima comedia romántica de los 80 con unos diálogos divertidos y mucho más inteligentes de lo que nos tiene acostumbrados el género, salvando por supuesto los trabajos de Woody Allen, y con una elección magnífica en el plantel de actores, principalmente su pareja protagonista. Estos elementos consiguen que una historia no muy original resulte sumamente entretenida y provoque más de una sonrisa. Además no cae en el excesivo pasteleo al que nos tienen acostumbrados este tipo de filmes, como ocurre con la mayoría de aquellos que inundaron los años 90, género en alza probablemente al éxito de esta.

Es la primera y desde luego la mejor comedia romántica con Meg Ryan como protagonista, que después repetiría papel en unas cuantas más con mucha menor suerte.

Mítica comedia romántica de finales de los 80, repleta de escenas míticas del género y caracterizada sobretodo por un guión muy original. Por desgracia, sirvió de base para mucho de lo que vino después, y su originalidad se ha convertido en algo casi plomizo a estas alturas.

Rob Reiner, especialista del género, está al mando de la película, y realiza una dirección ejemplar (tanto que, repito, se ha imitado hasta la saciedad). Con un montaje que hace la historia más llevadera de lo que ya es de por sí misma, Reiner nos presenta una película con escenas para el recuerdo (la del restaurante y la final son parte de la historia), y consigue que las partes menos interesantes resulten facilmente llevaderas. El guión, que parece escrito para los actores, juega tanto con lo que pasa como con lo que no pasa, siendo esto un gran punto a su favor cuando, como es el caso, el director es capaz de aprovecharlo. El paso del tiempo, y las cosas que cambian en la gente y las que no, son factores utilizados con brillantez para profundizar en los personajes.

Billy Cristal, que ha estado ligado en varias ocasiones a Rob Reiner a lo largo de su carrera, nunca ha sido santo de mi devoción. Sin embargo, hay que ser justos y reconocer que su actuación aquí, pese a no ser legendaria (ni mucho menos) es notable. Su personaje está bien construido (aunque un poco por encima) y Cristal sabe meterse dentro de él, potenciando sus puntos más visibles. Meg Ryan, preciosa, rinde a un gran nivel. A partir de aquí comenzaría en su vida un largo camino en papeles románticos, ya sea en comedias, thrillers o cualquier otro género. Encarnando a 'Sally', la reputación de Meg Ryan dio un salto enorme. Bruno Kirby y Carrie Fisher son un fantástico ejemplo de lo que son personajes de apoyo. La diferencia con la mayoría de papeles como los suyos es que aquí ambos rinden a un nivel altísimo.

Resumiendo, que es gerundio: comedia romántica tipo de los 80 y los 90, sí, pero con miles de cosas que se han ido perdiendo con el tiempo. Hay varios tipos de comedia romántica: las que son más comedia, las que son más románticas, las que encuentran la química en su pareja protagonista y se basan en ella... y las de Woody Allen, que son sin duda las mejores. Después de las del nervioso genio neoyorquino, están otras como 'Notting Hill' o 'Cuando Harry encontró a Sally'.

No es nada del otro mundo pero se deja ver. Ni de coña es una maravilla y menos aún es de las mejores comedias que se han dirigido. Pero es ligera, entretiene y se deja ver.

Lo malo es que Rob Reiner debería tener un estilo propio y no copiar tan exageradamente a Woody Allen en muy determinados momentos.
Especialmente esto se nota en el personaje de Billy Crystal y en algunos de sus diálogos como el siguiente:

- Tengo un tumor.
- No tienes ningún tumor.
- Si que lo tengo.
- Ve al médico.
- Entonces me dirá que no tengo ningún tumor.

Es solo un ejemplo de algunas de las frases de las que Reiner toma de Woody Allen. Y hay más. Aunque por suerte Reiner cuenta con pilares que saben mantener a flote su película.

Y es que es simpática y no la tienes que ver si ser demasiado exigente. Entretiene y punto final. El guión no es ninguna maravilla pero vamos mantiene el interés excepto en su desafortunado final que le baja un punto a la nota final merecidamente.

Los actores están simpáticos y cumplen. Si que tienen química y se nota para bien. Billy Crystal y Meg Ryan lo hacen bien y los secundarios cumplen.

En cuanto a escenas si que tiene alguna que merezca la pena especialmente en algún diálogo del amigo Crystal. La escena del orgasmo sin embargo tampoco me ha parecido nada del otro mundo si no un gag bastante tonto que verdaderamente no me hace mucha gracia.

En fin que no está mal. Copia a Woody Allen sin dudarlo y el final es malo. Pero es entretenida y los actores se ganan nuestra simpatia. Si no tienes nada mejor que hacer se puede ver.

Es toda una lección de cómo se escribe un diálogo ocurrente para ese difícil momento del encuentro fortuito entre dos desconocidos que, según pinta al comienzo, no tienen nada que rascar.

Lo que se oye en esta película supera en mucho a lo que se ve. El director Rob Reiner hizo diana a la hora de rodar este extraordinario guión con unas sencillas escenas donde la palabrería se elevase por encima de todo lo demás.

Billy Crystal y Meg Ryan, con esas frases puestas en la boca, se asemejan más a dos amigos que a una pareja de actores. Da envidia verlos. ¡Qué fácil es relacionarse cuando sabes qué decir! Es la comedia romántica de los 80-90 y de algunas décadas más.


NOTA: recomiendo de la misma guionista "Tienes un email" y "Algo para recordar", además de su libro "El cuello no engaña" (otra lección de cómo escribir en tono comedia).

Muchas veces se cuenta lo que no se quiere contar, y eso es siempre una gran virtud, porque uno asiste a un esfuerzo por justificar algo fallido, algo que no se siente.

A mi esta película me parece un canto a la soledad impenitente, teñida de comedia romántica que trata de autojustificarse en el tramo final.

Como forma de comedia, se escogió el diálogo blando, la situación medianamente embarazosa, sin estridencias, y personajes que tratan con ternura cualquier eventualidad, más parecido a una tertulia de divan, a una psicoterapia recurrente, que a una relación viva.

La película funciona, si, pero no a los niveles de emoción y ternura que parece el director querer, sino que funciona como retrato de unas vidas vacias que parecen sólo encontrar sentido cuando son escuchadas, que no comprendidas, y se establece esa psicoterapia como base del amor.

Llama la atención lo plano de las situaciones, personajes cuya vida se reduce a pasear y charlar, sin mayor preocupación o problema que el dilema contemporáneo de no llegar a la treintena en la solteria.

Pero es interesante, hay que reconocerlo. Interesante e intrascendente. Una instantánea compleja de las neuras americanas sobre la felicidad. El amor, brilla por su ausencia.

La mejor disección de las relaciones hombre-mujer rodada hasta ahora, en mi opinión. Un guión maravilloso, ágil, agudo, certero, que lleva la historia en volandas hasta el final, aunque éste peque un poco de ser demasiado "historia con final feliz". La banda sonora, con canciones jazzísticas de los años 40 y 50, es otra maravilla, con piezas interpretadas por Ella Fitzgerald, Louis Armstrong, Frank Sinatra, etc...: es la banda sonora perfecta para cualquier historia de amor romántica que se precie.

En resumen, una película muy buena, de las mejores comedias románticas de todos los tiempos, divertida, inteligente y entretenida. Absolutamente recomendable para ver y repetir cuantas veces se quiera.

Vale, creo que sólo he escrito una vez sobre Billy Crystal –en mi crítica sobre La Princesa Prometida- , pero para quien no lo sepa ¡me encanta!, siempre le encuentro tan dulce y divertido que termino viendo cualquier película suya. Así que… ¡os podéis imaginar!

Cuando Harry encontró a Sally me resulta¡tan de soñadores! Rob Reiner me tiene bastante mal acostumbrada porque no se puede dirigir tan bien…«La Princesa Prometida, Cuenta Conmigo o Misery», sin contar esta de la que hablamos. La elección de Meg Ryan me parece muy acertada también; creo que hacen una pareja estupenda, o al menos la hicieron.

¿Cuántas veces nos ha surgido la pregunta de si podemos ser amigos entre hombres y mujeres o al final el pensamiento de una futura relación sexual estropea todo? Seguro que mil veces. Nosotros desde el instituto, antes de saber incluso que existía esta obra maestra dentro de las comedias románticas mejor escritas de todos los tiempos. Porque siendo sincera, pocas comedias románticas (sin contar a Allen y alguno más) soy capaz de ver una y otra vez y seguir riendo y llorando –todo a la vez, por cierto- sin que resulten pastelosas o llores de pura pena.

Harry Burns (Billy Cristal) y Sally Albright (Meg Ryan) son una pareja de amigos que pasan sus días filosofando sobre la vida, pero surge entre ellos una amistad que contradice la filosofía de Harry de que hombres y mujeres no pueden ser amigos.

En la ciudad de New York cada uno de ellos hace su vida y trata de encontrar un amor.

Harry, un hombre egocéntrico, mordaz y convencido de que un hombre y una mujer no pueden ser amigos sin que haya deseo sexual entre ellos, y Sally, sensible, romántica y buscadora del hombre perfecto, sufren encuentros y desencuentros a lo largo de quince años de sus vidas.

En los años siguientes se ven de vez en cuando, cada vez con más frecuencia. Harry y Sally no acaban de darse cuenta de que están hechos el uno para el otro.

Una divertidísima comedia de lucha de sexos, con unos diálogos geniales y frenéticos, expone con una gran agudeza las relaciones modernas entre hombres y mujeres.

La película tuvo un presupuesto $16 millones y generó por venta de taquillas la cantidad de $92,8 millones en EEUU solamente, más $41,8 millones por la venta de alquiler en los videoclubes, además recibió 15 nominaciones a diferentes premios y/o festivales de cine, incluyendo un Oscar y un “Golden Globe” por mejor guión escrito directamente para la pantalla.

Esta película es de esas comedias románticas que aportan algo más que unas risitas y una dosis de romance. En mi opinión, es gracias al guión y a una buena construcción de los personajes. Confieso que Meg Ryan nunca ha sido santo de mi devoción, pero en esta película está bastante aguda, quizá gracias al influjo de Billy Crystal, que tiene el don de hacer que uno se ría sin que a él se le mueva un músculo de la cara.
En definitiva, diálogos ingeniosos, rápidos y certeros, unidos a una historia central bien llevada, hacen de ésta una comedia que hay que ver, aunque sea para poder juzgarla después y opinar.