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213 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
Cuando el cine era grande
Una película desoladora, cruel, en la que el humor siempre presente en la obra de este autor queda descartado o, cuando aparece, lo hace acompañado de la amargura. Ficción y realidad (son numerosos los cameos, algunos crueles como el de Keaton, N. Olson –el Jesús de C.B. DeMille-, otros irónicos como el de Cecil. B. DeMille o el de H. Hooper) se dan aquí la mano para mostrarnos la historia de una antigua estrella del cine muda recluida en su anacrónica mansión y olvidada por ese público fiel que algún día la idolatró. A esa mansión llega un guionista perseguido por sus acreedores que comenzará a establecer una relación vampírica (será primero el guionista de “Salomé”, el “comeback” con el que quiere retornar la diva; pero acabará convertido en gigoló en un ciudad donde los sueños se mueven por dinero). Este argumento servirá para que Wilder y Brackett (será su última colaboración juntos y la mejor junto con “Ninotchka”; todo un hallazgo que la película sea narrada por un muerto) pasen revista con todo lujo de detalles y sin ahorrar en crueldades la naturaleza de esta industria de los sueños, que hace vivir a sus protagonistas en pos de una demanda siempre perpetua de carnea fresca, auténticas pesadillas.
Como no podía ser de otra forma en las películas del maestro, los diálogos sublimes, de esos que te quedan grabados en la memoria (“Yo soy grande, es el cine el que se hizo pequeño”; “No hay nada trágico en tener 50 años; a no ser que intente tener 25”; “Sr. De Mille, cuando quiera estoy lista”); pero aquí también cuidara en extremo la imagen, siempre más secundaria para autor como él. La secuencia de la piscina, la del rodaje de “Sansón y Dalila” con ese foco que la ilumina, o la secuencia final de la bajada de escaleras es una prueba de que nunca como en esta película Wilder cuido tanto la imagen, quizá por acercarse a las espléndidas estrellas del cine mudo (“figuras de cera”) que tan certeramente retrata.
El trío protagonista está en estado de gracia. Comenzando por la extraordinaria G.Swanson que dota a su gestualidad exagerada ese deje de locura en la que terminará su caída (maravillosa la secuencia en la que imita a Chaplin, o el primer plano final, con esa mirada que congela la sangre). Mi admiradísimo Erich V. Stroheim, aquí como criado y antiguo director (las imágenes que pasan para mostrar el esplendor de aquellos son de “La Reina Kelly”, película inconclusa producida por el amante de Swanson, J.P. Kennedy, y que supuso la expulsión definitiva de la industria de este GENIO), en una actuación contenida, sobria, pero profundamente humana. Para terminar el triángulo W. Holden, que borda a la perfección su figura cínica que no se redimirá la historia de ilusión y amor que sostiene con Betty Shaefer.
En resumen, “El Crepúsculo de los Dioses” es una genialidad de un maestro único que sí sabía hacer cine a lo grande. ¡¡Cuánto te echamos de menos Billy!!
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298 de 326 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Norma, estás bien... si no pretendes aparentar 25 años
Cuando Wilder contaba el revuelo que se armo tras el primer pase para el estudio, uno se da cuenta de que esta película no es una mera cinta ubicada en el mundo del cine. Esta película le quitó al cine esa especie de aureola mítica, del mundo glamouroso y perfecto que siempre salía en pantalla. Y les dolió a los representantes de Hollywood porque ciertamente representa su mundo, el de las estrellas acabadas, de la tiranía de los cánones de belleza y de los grandes estudios. Me cuesta mucho hacerme a la idea de que alguien como De Mille aceptara participar en un proyecto cuya cruel y falsa imagen podría repercutir en su carrera, ya que el representa el espíritu de la película: Hollywood es un engañabobos.

Wilder, aparte de un director cojonudo, era un cinéfilo como pocos. Éso se ve a lo largo de toda su obra, pero particularmente en esta película, que es en sí un compendio de homenajes, aunque también reprimendas, al mundo donde el vivía, a Hollywood, que tan pronto crea una estrella, como la convierte en monstruo. Así como ocurrió con la llegada del sonido Hollywood marginó a otras estrellas y cineastas por diversos motivos y escándalos, como James Whale, Chaplin o Dalton Trumbo. Y en esta película, Swanson, más que el propio deseo de regresar a la pantalla, de hacer películas por amor al arte, lo quiere por la necesidad de la fama, de sentirse el ombligo del mundo, y que realmente no sabe si es ella misma o uno de sus personajes, actuando como si realmente estuviera dentro de una película, con gestos teatrales más propios del cine mudo. A través de la figura de Norma y de su propia casa, que según Joe, recuerda a la mansión de Miss Havesham de Cadenas rotas, Wilder realizó un magnífico retrato de la soledad de la estrella, de quién un día lo tuvo todo y que ahora forma parte de un imperio herrumbroso y derrotado. Y también de la demencia. Norma es un antecedente del Travis de Taxi Driver, ese personaje que ve el mundo según sus propios ideales, y que se llega a obsesionar con un guionista sin talento, al cual utiliza más como gigoló que como auténtico escritor, y al que pretende convertir en una de las figuras de su museo de cera viviente.

A destacar un personaje importantísimo en la trama, el de Max el mayordomo. Es al mismo tiempo su mayor valedor y su mayor enemigo, pues es quien realmente la tiene engañada con un mas que improbable regreso a las pantallas. El, sin quererlo quizás, la hunde más en la miseria, y el hecho de que en la vida real Stronheim fuera el director que más dirigió a Swanson le añade más morbo a la situación.

En definitiva, Wilder orquestó una maravillosa venganza contra todos aquellos productores y cineastas que él aborrecía, por considerarse artistas cuando lo que únicamente hacían, según él, era poner el dinero y mandar, cuando no tenían ni puñetera idea de cine.
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195 de 204 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Homenaje al mundo del cine
Film nº 8 de Billy Wilder, escrito por éste, C. Brackett y D.M. Marschman. Se rueda en exteriores de LA (Midtown, Hollywood y LA) y en Paramount Studios, con un presupuesto de 1,7 M dólares. Nominado a 11 Oscar, gana 3 (guión, música, dir. artística B/N). Producido por C. Brackett, se estrena el 4-VIII-1950 (EEUU).

La acción principal tiene lugar en LA, en 1949. El modesto guionista Joe Gillis (Holden), huyendo de unos acreedores, se refugia en una mansión abandonada, en la que vive Norma Desmond (Swanson), diva del cine mudo, a la que sirve su mayordomo Max (Erich von Stroheim).

El film es un drama con toques de melodrama y de cine negro. Es una obra mítica que cuenta con interpretaciones magistrales, diálogos memorables, personajes bien desarrollados y un guión magnífico. Suma acidez y sarcasmo, cinismo e ironía, amargura y humor. Hace uso de una estructura narrativa compleja, basada en un largo "flashback", a cargo de un narrador que es un personaje muerto, que comienza hablando en tercera persona para cambiar luego a primera. La narración visual incluye dos planos iniciales heterodoxos: "travelling" inverso (hacia atrás) de la via Sunset Boulevard y contrapicado de un cadáver en una piscina visto desde abajo (fondo piscina). La mayor parte de la acción tiene lugar en la mansión de Norma (en realidad la "Getty Mansion"), que adquiere importancia de protagonista. Es una antigua construcción, descuidada, lóbrega, decadente y siniestra, decorada de modo extravagante, propio de una casa de terror.

La preocupación de Wilder por crear una historia realista, le lleva a salpicar el metraje con referencias reales: visita a Cecil B. DeMille, en un plató real, durante el rodaje de una película real ("Sansón y Dalila", 1949). Construye una radiografía crítica, irónica, modaz y emotiva del mundo del cine, de la mano de la cual ofrece un retrato conmovedor de la soledad, la demencia, el temor al fracaso, los instintos de supervivencia y la grandeza del amor. Añade una descripción apasionada de la juventud y de la ilusión y alegría que la caracterizan. No faltan referencias gratas al realizador: coche de época (Isotta-Fraschini), cerilla, encendedor, juego de apariencias (Norma vive en el pasado). Abundan las citas cinéfilas: actores (Alan Ladd, Tyrone Power), actrices (Garbo, Stanwyck), películas ("Lo que el viento se llevó"), directores (Griffith...), cómicos mudos (Charlot, Keaton), ubicaciones ligadas al cine ("Sunset Boulevard"). Son escenas memorables la de la piscina, rodaje en Paramount Studios, partida de cartas, entierro del mono, la de la escalera y otras. Última colaboración de Bracket y Wilder.

La música, de Franz Vaxman, aporta 25 cortes y 3 temas principales: el de Norma (tango inspirado en la "Danza de los 7 velos", de R. Strauss), el de la mansión (sombrío) y el de Joe (ritmo de "bebop"). La fotografía, de John F. Seitz ("Perdición", 1944), ofrece composiciones opresivas, un magnífico dibujo y movimientos sorprendentes de cámara.
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88 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¿Qué le falta?
¿Qué le falta a esta película para que yo no le de el diez? ¿Qué parte impide completar el círculo para que sea redonda? ¿Exceso de glamour? ¿Los argumentos secundarios poco sólidos, como el romance de los jóvenes? No le doy un diez porque creo que no es perfecta, pero le doy un ocho, así que es una muy gran película, con los guiños característicos de su director que son impagables (véase la mesa de bridge con Buster Keaton, H.B.Warner y compañía, o a Erich von Stroheim "dirigiendo" la última pose de la diva). Sin embargo, intuyo que no llego a captar la inmensa complejidad que contienen sus distintos hilos: la fascinación por la juventud (Desmond-Gillis), el rechazo al fracaso que llega a conducir a la locura (Desmond), el instinto de supervivencia superior al amor (Gillis), el amor superior a cualquier cosa (Max),... No comparto la adoración por esta película, pero sí la recomiendo con mucho afecto.
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113 de 155 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La fábrica de sueños
La fábrica de sueños, la meca del cine, Sunset Boulevard... Hollywood ha sido desde sus inicios el epicentro de un microcosmos virtual con un tremendo poder de atracción. Hornadas de estudiantes de interpretación, cantantes, bailarines, plumillas, agentes, intermediarios, especuladores y buscavidas de tres al cuarto acudieron a sus estudios de cartón piedra con la esperanza de poder materializar una ilusión. Con la esperanza de convertirse en estrellas. Con la esperanza de poder ganar dinero a espuertas.

Algunos lo consiguieron. Otros, no. Wilder escenifica a través de Norma Desmond (Gloria Swanson) y Joe Gillis (William Holden) la cara y la cruz de esa fábrica de sueños. El anverso y el reverso de la mitología cinematográfica. Todo ello a través de su caleidoscópica mirada y de ese estilo tan cáustico y mordaz que le caracteriza. Narrando con pulso firme y magistral. Explicitando cuándo, cómo, dónde y por qué debe usarse una voz en off. Mostrándonos las entrañas de Hollywood sin lisonjas ni bálsamos absurdos. Barajando conceptos tan diametralmente opuestos como ‘homenaje’ y ‘escarnio’ con una destreza impecable. Constatándonos fehacientemente, en definitiva, por qué esa jungla de celuloide californiana es, al mismo tiempo, el lugar más mágico y devastador del planeta cine.

Probablemente no poseo ni poseeré jamás la suficiente elocuencia para justificar por qué el “El crepúsculo de los dioses” está entre los diez mejores films de la historia del cine, pero sí puedo afirmar con rotundidad que si la veis ahí, en el Top-6 de FA, no es por casualidad. En absoluto.
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75 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¿Donde está la diosa que no la encuentro?
La endogamia dentro del cine siempre ha dado buenos dividendos y proporcionado buenas taquillas. A la gente siempre le gusta ver la trastienda de los actores y famosos, aunque debo confesar que a mi no me interesa lo más mínimo. Es normal que un productor-guionista como Charles Brackett, no resistiera en hacer una película así y Wilder habitual suyo la dirigiera.

“El crepúsculo de los dioses” es una buena película convertida en mito por algunos que arrastrados por la corriente no diseccionan lo que tienen delante y aplauden mecánicamente.

No hay color entre el Wilder de las comedias con el de los dramas, es en los primeros donde rinde como un grande y al máximo mientras en los segundos se queda siempre en un peldaño por debajo. Y eso ocurre de nuevo en esta película.

Pero lo peor de todo es que gran parte de la supuesta historia real es sencillamente una gran mentira. Empezaré siendo honesto. No me cuesta reconocer que Gloria Swanson es una mujer y actriz que no soporto, pero eso no me hace perder la objetividad aparte de tener que soportar su histrionismo y sobreactuación durante dos horas, que hace que me recuerde a Bette Davis pero en mala actriz evidentemente, y para eso prefiero “¿Qué fue de Baby Jane?” que se da un aire.

La egolatría de Gloria Swanson sólo es equiparable a su facilidad para buscar desde jovencita hombres de buena posición que la ayudasen a prosperar. Para empezar no debemos olvidar que Gloria Swanson, tampoco fue tan estrella como ella dice, y exceptuando algún título de mérito como “La reina Kelly” en el que destrozó la carrera de Stroheim, su filmografía es más bien rudimentaria, y se preocupaba más del vestuario y de los primeros planos que de los guiones en sí. En las películas de DeMille que ella participó no fueron nada del otro mundo, y más bien destacó por ser un mito erótico que por su calidad interpretativa, incluso las grandes películas históricas de dicho director en los años veinte como “Los diez mandamientos” o “El rey de reyes” ella no aparece.

Además toda la película se basa en un planteamiento falso y es que las viejas estrellas del cine mudo ya no valía un día al levantarse de la cama por la mañana al llegar el sonoro y los nuevos tiempos. En el caso de Gloria Swanson no se produjo tal trauma, al contrario, supo pasar del cine mudo al sonoro con facilidad, e incluso con avidez ya que en su primera película sonora actuó de cantante (“La intrusa”) y luego tuvo buenos papeles como “¡Qué viudita!” de Allan Dwan. Realmente quien dejó el cine fue ella porque empezaba a prestar más atención a la radio y a la televisión siendo una de las primeras que hizo fortuna en ambos medios.

Otras muchas actrices del cine mudo continuaron haciendo cine en mayor o menos medida como Lillian Gish, Janet Gaynor, Mae Marsh o la mismísima Greta Garbo, pero como he señalado en su caso particular fue una decisión propia y no inmediata.
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104 de 163 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Fear and Loathing in Sunset Boulevard
Una de las maneras más eficaces de conocer cuando una película es una obra maestra no es sólo valorarla por sus virtudes, tampoco por la sensación de impacto que te produce en el instante, sino ver que ha dejado poso y ha influido en obras posteriores.

Este es el caso que nos ocupa, porque no solo hay que aplaudir su ironía aplicada al mundo de Hollywood o su descarnada visión del ocaso y olvido al que se someten las antiguas estrellas o incluso la tremenda actuación de Gloria Swanson.

Lo que realmente certifica su genialidad es comprobar la de influencias que ha generado. Así no se entiende la actuación de Bette Davis en "Que fué de Baby Jane?" sin ver la de Gloria Swanson, es facilmente reconocible la situación de encierro forzoso que veríamos en "Misery", la trama hollywoodiense que apareció en "El juego de Hollywood" e incluso el mismo discurso narrativo en off que apareció en "American Beauty".

Así pués nos encontramos no sólo ante una obra maestra, sino que merece ser clasificada como clásico de ineludible visionado.

Lo mejor: Que no se pueda poner nada en lo peor.
Lo peor: Nada.
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39 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
LA ESTRELLA EN DECADENCIA Y EL SUSTITUTO DEL MONO MUERTO (Del cine mudo y sus consecuencias)
Billy Wilder ha contribuido al patrimonio artístico cinematográfico universal como pocos directores en el mundo. Díganme ustedes, a ver cuántos han dirigido tantas joyas de la comedia: “Primera Plana”, “En bandeja de Plata”, “Irma la dulce”, “Un, dos tres,””El apartamento”, “Con faldas y a lo loco”, “La tentación vive arriba”... por citar algunas. Pero hay otro Wilder. Otro con sonrisa torcida, cinismo inapelable, diseccionador del lado oscuro del ser humano. Es el Wilder cargado de mala leche de, por ejemplo: “Perdición”, “Testigo de cargo” y la que aquí nos ocupa.

“El crepúsculo de los dioses” es el mejor film de cine sobre el cine que jamás se haya rodado. Un guión pluscuamperfecto que hilvana una trama de gusto exquisito, elegante, cínico, oscuro y empapado en toneladas de ironía. Joe Gillis (William Holden) desde el más allá, nos cuenta cómo acabó muerto en una piscina de Sunset Bulevard, remontándose un tiempo atrás. El es un pobre guionista sin blanca, sin proyectos y a punto de serle embargado el coche, amén de deber tres meses de alquiler. Por causas fortuitas entra en la mansión de Norma Desmond (Gloria Swanson), ex diva del extinto cine mudo, que vive cegada por el brillo de su propio recuerdo como estrella gloriosa, atendida por el misterioso mayordomo Max (Erich von Stroheim); ella fue la preferida de Cecil B. DeMille y consolidó el poder de la Paramount. Se encuentra voluntariamente recluida en su propia torre de marfil, alejada de la realidad del mundo, perpetrando un absurdo guión sobre Salomé, a lo que pide al atribulado guionista que perfile su obra.

Este es el punto de partida de una de las mejores películas de la historia, cuya dinámica gira en torno a la relación de interdependencia entre guionista y diva, bajo la atenta mirada del servicial y circunspecto Max. El resultado es simplemente ejemplar. No sabría destacar algo del conjunto, pues todo en ella es tan eminentemente espléndido que roza la perfección tanto de forma como de contenido. Plagada de crueldad soterrada, diálogos mordaces y secuencias soberbias, el retrato que ofrece sobre el mundillo del cine es posiblemente el más negro, excelente y desencantador que yo haya visto. La artificiosa exaltación de nuestro propio ego a la que lleva la fama, puede transformarnos en tiranos caprichosos, esclavos del deforme recuerdo de algo que jamás volverá y que nos consume inmisericorde. La necesidad puede llevarnos a abrazar aquello que considerábamos imposible de aceptar, y probar los lujos de una vida desahogada es fácil, pero renunciar a ellos, no tanto.

A todo esto, cabe aclarar que por el hecho de saber de antemano el destino de Joe Gillis, no piensen que la trama pierde interés o que esté exenta de sorpresas (ver spoiler), ni mucho menos, Wilder se las apaña para girar hacia rumbos inesperados con una maestría incuestionable. Imprescindible clase magistral de buen cine.
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30 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Sigo discrepando con los clásicos
¿Un seis, Luzi? ¿A Billy Wilder? ¿A una de las mejores películas de la historia del cine? Dentro de poco irás a ver películas de desastres naturales al cine, no sé que está pasando. O quizá todo el mundo esté equivocado. Pero sí, a mi me ha parecido una película 6, una película interesante de ver, bien rodada pero poco más. La historia no avanza lo que debería de avanzar, y aunque hay cosas narradas de manera muy inteligente, el guión no progresa adecuadamente, como diría un profesor de escuela. Así que vamos a finalizar esta crítica con que es un buen trabajo, que hay que verla para poder juzgarla y que Billy Wilder, para mi, sigue siendo un gran director. Pero que en esta ocasión, no puedo ponerle un notable.
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59 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Clásicos que no me gustan (IV): El Crepúsculo de los dioses
La habilidad increíble del Wilder inventor de puntos de partida electrizantes alcanza en esta película una cumbre. No sólo por el preludio magistral –los créditos que empiezan en el bordillo, encima de la cloaca, el fabuloso plano contrapicado desde dentro de la piscina- también por la situación que sirve de arranque al nudo argumental: un velatorio de un animal de compañía. Con el dúo Wilder y Brackett en plena forma, descubrimos que no es el estrafalario perro que esperamos encontrar, sino…, un mono. Así, la apuesta inicial por la fantasmagoría y la necrofilia surrealista se carga de sugerencia.

El desarrollo está planificado con precisión, los giros de guión bien dosificados, la historia magníficamente contada, excepción hecha de la redundante voz en off. Hay clase en la puesta en escena, aunque sin alardes. Hay momentos de magia, como el encuentro con De Mille, o la proyección privada de “La Reina Kelly”. “Sunset Boulevard” es, de hecho, una buena película.

Al llegar aquí, discrepo en muchas cosas con las críticas precedentes. Para empezar, arrastro la carga personal de la manía que le tengo a un actor muy querido por casi todo el mundo, William Holden. Creo que es una estrella que interpreta de manera superficial los papeles de cínico en los que por algún motivo le encasillaron y su Joe Gillis de “Sunset Boulevard” no me parece una excepción. En el tramo final de su carrera, devastado por el alcohol y con otra clase de personajes, sí me resulta creíble e incluso emocionante.

Y, sobre todo, Norma Desmond no es una diva encerrada en el pasado con brotes esquizoides que se destruye ante la amenaza del primer resquicio de la luz exterior. Es posible que fuera esa la intención, pero, lo lamento, para mí la Norma Desmond de Wilder y Brackett es una loca de atar con momentos caprichosos de lucidez. Para conseguir su propósito, pienso que Billy Wilder debería haber ofrecido abiertamente, incluso irónicamente, una película de horror, la historia de una especie de mujer-vampiro en un sarcófago-castillo custodiado por su devoto Max. Y es así como empieza y continúa en algún momento aislado.

En cambio se decanta mayoritariamente por el melodrama disfrazado de tragedia de bajo perfil espolvoreado con –por supuesto, se trata de Wilder- granitos de humor y el añadido de una historia de amor entre escritores –“este guión sí que es bueno porque es sincero”, etc.- muy, pero que muy postiza. La histeria no es insólita o inquietante; la histeria es molesta, triste y, en último caso, peligrosa. En “Sunset Boulevard” lo único insólito es ver a Buster Keaton jugando a las cartas sin que Joe Gillis –que se supone que es un escritor de cine- se postre inmediatamente de rodillas en señal de reverencia.

Wilder pretende que el melodrama pasional sea sórdido y decadente, al estilo de Von Stroheim, y yo siempre pensé que para eso le faltaba sutileza; porque, aunque pueda parecer lo contrario, reflejar patetismo y abyección requiere la mano más delicada, incluso el exceso lo requiere, y en “Sunset Boulevard” Wilder continuamente oscila entre la hipertrofia y ese brillante cinismo de las réplicas que hace que resbalemos por las escenas en vez de meternos en ellas.
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36 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Torrente 0
Sin pudor, sin vergüenza, sin tabúes.
Esta cinta es un conjunto de cameos llevados excelentemente por el gran Billy Wilder, con un trio amoroso, una trama oscura e inquietante y un desenlace esperado.
La ambientación está muy lograda, es la que consigue dar la sensación de esquizofrenia a Gloria Swanson. Su coche, y sobretodo su casa, son el colmo del mal gusto y –sobretodo- del derroche. La caracterización es excelente.
Lo peor de la cinta es que se hace más larga de lo que en realidad es, comienza excelentemente bien, pero llegado un momento, su ritmo baja dramáticamente, y el espectador se aburre.

Buen film, pero Wilder los tiene mucho mejores.
Ps. Ésta, como la mayoría de las películas, pierde mucho en segundas y terceras visualizaciones (cosa normal en el cine común, pero no en el de Wilder).
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29 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Tic, Tac, Tic...
El tiempo pasa para todos y para todo. El es quién ve nacer a las nuevas generaciones una y otra vez, el que las ve morir... él es el que con su discurrir consolida o destruye las nuevas ideas y formas que dichas generaciones traen al mundo. El juez silencioso.

En aquel momento en que el sonido llegó al cine, las películas cambiaron; y cuando el cine cambió también lo hizo la forma de disfrutarlo... y la de venderlo... Fue entonces cuando ya no había tiempo para las viejas estrellas; cuando ya no bastaba con solo ver, cuando también se quería oír... Cuando comenzaba el crepúsculo para los que se negaban a aceptar la situación, y cuando empezó el amanecer de otros nuevos talentos que nacieron junto con esas nuevas formas.

El tiempo nos ve marchar, nos ve llegar, nos ve caer en el olvido, florecer... Pero hay personas que parecen no resignarse nunca ante él, y así les va, desesperándose luchando contra los designios de lo infinito, poniendo su vida y su salud en ello... pregúntenle si no a la altiva Norma Desmond sobre todo esto. O mejor aún, no pregunten nada; observen, escuchen... y sobre todo, disfruten observando su ocaso particular, pues en El Crepúsculo de los Dioses, se cuenta su historia de una forma que toca la maestría.

Porque Sunset Boulevard, que es como se llama originalmente esta referencia, es una película tremenda; una entretenidísima cinta que nos muestra y nos ofrece una oportunidad de conocer la trastienda del mundo del cine en una época en la que el constante cambio era el protagonista.

Con una galería de personajes sin igual (como el del mayordomo o el ya citado de Norma Desmond), y con unos toques cómicos, e incluso de terror, que dan al intenso tono dramático unos matices verdaderamente sublimes, Billy Wilder firmaba y nos dejaba una obra maestra que (paradojas de la vida) dificilmente puede olvidarse con el tiempo.

Un 8´9 de nota. Lo dicho; disfrútenla.
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27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Irrepetible Obra Maestra de un director Irrepetible
El crepúsculo de los dioses es un film rompedor ya que tras el drama personal se aprecia claramente la ácida crítica de Wilder hacía la opulencia de la que se hacía gala en la época de oro de Hollywood.

El director nos introduce sutilmente en la historia de un hombre que huyendo de la justicia se refugia en lo que parece ser un antiguo caserón abandonado. Por error el mayordomo de la casa la hace pasar diciéndole que la señora le espera. Así este joven escritor de guiones acabará cayendo en las garras de una retirada actriz de cine mudo que quedó fuera de la industria (como paso realmente a muchos) por la incapacidad de adaptarse al cine sonoro.

Esta mujer, mucho mayor que el protagonista, tiene graves problemas como iremos viendo a lo largo de la cinta y llama la atención que sea interpretada por Gloria Swanson, que en realidad fue una de las más importantes actrices del cine mudo. También aparecen Erich von Stroheim (director y actor) o el mismo H.B.Warner (cofundador de la Warner Brothers).

A tener en cuenta, amén de la habitual dirección de Wilder, la facilidad para crear tensión en escenas que podrían resultar banales para cualquier otro director, la mordaz crítica al mundo del celuloide, la técnica del narrador omnisciente en primera persona que consigue, al igual que en Perdición (1944), que nos introduzcamos más aún en las acciones y algunas de las secuencias más logradas de la Historia del Cine, como el descenso “triunfal” de la protagonista por la escalera en los últimos minutos de metraje.

Irrepetible.
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25 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El Ocaso
Jamás se ha hecho una crítica a Hollywood como esta, ni tampoco he visto un homenaje al cine mudo y sus personajes tan trágico como en el que se nos muestra en la película. Para recuerdo, y muchos pasan por alto, la escena de la partida de cartas. No parece especialmente importante, pero reconocí a un envejecido Buster Keaton de mirada perdida echando cartas sin mucho entusiasmo, mientras Erich von Stroheim sirve unas copas ( ¡¡¡ Erich von Stroheim!!!) en su papel de mayordomo de una ex diva, que es además el antiguo director de la estrella ( como por otro lado, ocurrió en la realidad en “la reina Kelly” 1929). Y bueno, también tenemos a Gloria Swanson. En sus tiempos, la actriz era lo que para la sociedad de ahora es Leonardo di Caprio. Todos la adoraban y la querían, con unos ojos se clavaban en los corazones de todos( especialmente de los hombres) y que se hicieron famosos y cotizados. Todas las criticas empezaban con un “¡Pero qué mirada! Swanson en estado de gracia, cálida y acogedora en su papel ”. Con la llegada del sonoro, ocurrió lo que ya sabemos, muchas de las grandes estrellas se fueron al olvido colectivo a una rapidez muchas veces solo comparables al ascenso que habían experimentado en su glorioso pasado. Fue el caso de “la Swanson”. En la película esta espléndida, comiéndose la pantalla a bocados. Vale, William Holden en el filme esta de puta madre, si quieren, pero no es más que un piltrafa al lado de Gloria. El guión, es muy bueno, ya se ha dicho, era la primera vez que se hacía algo así. Billy Walder nos regala una de las mejores películas del cine, independientemente de que a uno le guste el filme o no. Y el final...que fría y loca esta Swanson...¡¡PERO QUE MIRADA!!
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25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El crepúsculo de los Dioses
Amarga, árida, desoladora. Son cuantiosos los atributos que podrían definir este drama del magistral e irrepetible director de las mejores películas de la historia del cine: Billy Wilder. Un polifacético especializado en la comedia que nos permite apreciar su ingenio en múltiples e incuestionables obras maestras como en “Con faldas y a lo loco” o “El apartamento”. Un hombre con una capacidad para deslumbrar con otros géneros siendo ”Testigo de Cargo” en la intriga, o los dramas como es en este caso. Es posible que la clave del éxito se encuentre en la ecuación cuya solución se halla en la fusión de un intachable guión, unos actores impolutos y una dirección impecable.

Si nos centramos en el guión, podremos observar la decadencia de una reina caída de su trono, mostrándonos la crueldad de la industria cinematográfica que, de forma despiadada, destruye los sueños de un guionista frustrado, por Montgomery Clift como Joe Gillis; una arrogante diva del cine mudo, por Gloria Swanson como Norma Desmond; y un servicial mayordomo, por Erich von Stroheim como Max; que entrelazados entre si forman un triángulo de amor no correspondido el cual nos deleitan con unas brillantes actuaciones por parte de los tres y complementados por una la alegre y joven Nancy Olsen como Betty Schaefer. Deberíamos hacer reseña de los cameos de grandes glorias del cine como Buster Keaton o el director Cecil B. DeMille que nos ayudan a comprender mejor esta majestuosa cinta, aunque no hay mejor descripción de esta, que la frase con la que contesto Norma al señor Gillis cuando este le espeto: -Usted es Norma Desmond. Salía en las películas mudas. Era usted grande.- Respondiéndole -Soy grande. Son las películas las que se han hecho pequeñas..-.
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18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cuantos hombres se precipitan hacia la luz, no para ver mejor sino para brillar
La otra cara de la moneda del Hollywood de los años dorados. Cruel y desgarrador homenaje al cine mudo, a sus estrellas, que con la llegada del cine sonoro apagaron su luz, condenadas al olvido. No hay mayor crueldad que ser testigo de nuestra decadencia.

Alguien dijo alguna vez "La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano".
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16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La viuda negra
Me ha hecho falta una revisión para reconocerle las virtudes a una cinta que, en su momento, me inspiró muchísimo asco, hasta el punto de que tomé represalias en forma de crítica, que esta vez no rescataré, intentando desmerecer un trabajo, en todo caso, conseguido. Y es que algo de cierto habrá de haber en aquella frase de marras que viene a decir que "si no te deja indiferente, es que la película -o lo que sea- es buena". Yo me negué. Me negué a relajar mi postura cuando la Swanson, con su histriónica y desmedida interpretación, desatada por completo, únicamente me incitaba según pasaban los minutos a apagar el televisor y salir con viento fresco, lejos de sus manías y arrebatos infinitos, lejos de su todopoderosa tela de araña, la cual parecía arrastrar a todos los personajes, incluido a mí, hacia una trampa mortal de la que, intuía, era imposible escapar. Lo de esta mujer en esta cinta en concreto es de órdago. Sencillamente apoteósico.

Luego a uno le da por investigar y se cerciora, con asombro incluso, de que la historia de esta buena señora fuera, efectivamente, aunque con las licencias propias de esto del cine, como la de esa implacable araña de la Desmond. Flor de un día. La historia de una cara bonita sentenciada por el cambio de los gustos y los tiempos. La historia de unos ojos sin fondo aquí relegados a un puñado de fichas que, entre todas, apenas arañan los mil votos. El nivel de curiosidades contenidas en la obra del omnipotente Wilder es bastante reseñable (lean, si no, el resto de críticas publicadas).

Volviendo al presente, esta vez nada pude hacer para disimular las virtudes de un guión y una puesta en escena redondas, con un manejo del tiempo y el espacio, con un nivel de perfección y maestría, con un dominio, en fin, de técnica y calado humano cercanos a lo sobrenatural. Y no es exagerar, pues cada frase es un regalo; cada minuto un pequeño descubrimiento y cada gesto digno de ser admirado. Todo es cadencioso en la obra más mordaz y abrupta del mejor director que ha parido el celuloide, aquí también (como en, por ejemplo, "El gran carnaval") crítico de pluma inclemente pero tremendamente consciente de las debilidades humanas, nada de gratuidad en su análisis de personajes y reacciones, a pesar del tono pesadillesco y su parecido con eso que llaman "gran guiñol". La atmósfera no podría ser más fascinante ni acertada.

En resumen, película de las de ver una y mil veces. Prueba de cómo un primer visionado puede no ser suficiente, pues corremos el riesgo de salir echando pestes y quedarnos, como yo, en la hueca superficie: la Swanson es odiosa, sí, pero nunca un recurso tan arriesgado como ése estuvo tan justificado. Y es que los dioses, o los que se creen tales, son así, fácilmente irritables e irritantes, y esto va por ti, por mí, por ella, por todos, vaya, pues del crepúsculo no escapa nadie y su sombra es, en efecto, intrincada y alargada... cual tela de araña.

PD. La fugaz historia de amor, preciosa.
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13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El furúnculo de los actores
Antes de nada voy a justificarme porque viendo las puntuaciones, si le pongo un 7 me caerán palos por todos lados, jajaja. No le pongo más nota porque el ritmo de la película decae en algunos momentos, el protagonista no transmite y la trama paralela con la correctora no cuela, y hay algunas escenas irrisorias y/o poco creíbles; eso sí, hay una gran dirección, la protagonista da auténtico pavor, la música está muy bien, las escenas sarcásticas están muy logradas, además la historia es interesante, y la escena de la piscina es memorable. A partir de aquí considero que son mucho mejores El apartamento y Primera Plana.

Dr. Hackenbush.
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18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Soledades, Locuras Y Reflexiones
Norma Desmond, la gran diva del cine mudo, la estrella que enamoró las pantallas, la actriz que alzó plateas en efervescencia, La Desmond que antaño fuera permamente objetivo de las cámaras ansía su vuelta a los escenarios. Volver a vivir para el amor de un público inexistente creado por el que fuera su embelesado descubridor. Las evidencias no importan, porque no hay más ciego que el que no quiere ver. De esta forma Gloria Swanson se funde con su personaje construyendo una ficción muy veraz en la que el cruel mundo de Hollywood es dibujado con profundo cinismo, verismo e ironía por parte de uno de los grandes directores de aquel entonces, Billy Wilder. Autor de un guión que pareciera haber sido escrito para demostrar que la perfección existe, hilvanando una historia de soledad, locura, fama y amor en la que la visión del patetismo encarnado en el personaje de la Swanson, y el sacrificio de un guionista que se sabe vencido por las circunstancias hace más daño que cualquier otra cosa. La luz de un simple foco puede cegar no solo la vista sino engrandecer egos ya de por si inmensos. Egos de Dioses que, efectivamente, perecieron en un momento en el que el sonido les significó su crepúsculo, su muerte, desaparación y extinción en el siempre cambiante mundo del cine. Mundo de obras maestras, de estrellas fugaces y malas películas, de soledades y locuras, fama y olvido. Hipnotizante, bello y destructor. Tal es su alcance que nunca sé si estaré a su altura, si mis alabanzas y críticas para con él serán lo suficientemente buenas para algo tan grande.
Difícil se me hace escribir tan libremente de películas que personalmente considero tan grandes como el mismo concepto de cine. Deseas que las mejores películas se lleven las mejores palabras, y que las pronunciadas por ti sean las idoneas. Lo intento, lo reflexiono, finalmente lo escribo y al termino del mismo, no sé si el resultado es el deseado. No sé si mis palabras son las que se merecería una obra maestra. ¿Cómo podría saberlo? ¿Cómo podría cerciorarme de que no resulto excesivamente cargante, ni inmensamente cegado por el brillo que siempre desprenden las buenas películas, obligandote a soltar nada más que eternos piropos hacía las obras que más te han llenado el espíritu? Todas cuestiones que sólo uno mismo puede responder. Por otro lado no se qué es lo que me ha hecho experimentar tal cambio de actitud en mis escritos, tal trascendencia y reflexividad en mis críticas, pero tampoco me importa. Si es el cine el causante de que rebose armonía entonces le estaré eternamente agradecido. Es lo que deseo que me otorge, es lo que siempre ansío que me dé. Unos lo encontrarán estupido, les será imposible entender tanta pasión desbordada hacia un mundo que para ellos sólo ofrece entretenimiento, probablemente de manera justificada y no les guardaré rencor, otros seguro me comprenderán, y eso lo agradeceré.

(Continua en Spoiler)
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18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Golpe de efecto del maestro Wilder.
Billy Wilder nos lega uno de los mejores homenajes al mundo del cine con un film negro ambientado en el hollywood de los años 50, que refleja el patetismo de las gloriosas estrellas, que años atrás llenaban de glamour las pantallas, allá por el comienzo del star-system americano, y que ahora se recluyen detrás de vetustas mansiones rememorando viejas glorias.
La película es contada en flash-back y gira en torno a William Holden, guionista en paro, que para subsistir se ve obligado a aprovecharse de la mezcla de patetismo e inocencia de una diva del cine mudo (Norma Desmond) que se resiste a caer en el olvido (cuando la evidencia delata que nadie se acuerda de ella).
Para dar un giro más de tuerca Wilder adjudica el papel de Norma Desmond (tras el rechazo de otras ilustres de la época muda como Lilian Gish o la mismísima Mary Pickford) a Gloria Swanson, conocida actriz de cine mudo, que llevaba tiempo sin representar para la gran pantalla, aunque también es justo decir que la actriz nos deja una interpretación impecable.
A Wilder no le pareció bastante con eso y plagó la película de viejas glorias, para hacer más palpable, aún quiza, ese halo mezcla de nostalgia y tristeza. Figuras como: el considerado director maldito de Hollywood Von Stroheim (en el papel de mayordomo), o Cecil B. DeMille, Buster Keaton o Hedda Hopper (actriz de cine mudo que acabó como precursora allá por los años 40 de la "prensa rosa" tan masificada hoy en día), que hacen cameos representándose a ellos mismos.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
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