44 Críticas de los usuarios

Los seres humanos estamos cargados de miedos, tanto conscientes como inconscientes: el miedo a la muerte, al dolor, a no valerte por ti mismo, a la incertidumbre, a lo desconocido,...etc. Pero a mí particularmente siempre me ha parecido más aterrador el miedo a la locura. Y supongo que por eso esta película me ha gustado y a mucha gente no. Porque "Proof" (el título en español es muy engañoso) va de esto precisamente.

Contrariamente a lo que la gente cree, son los matemáticos y no los poetas los que están más expuestos a la locura. Supongo que como dice mi tocayo Chesterton será porque "El loco no es aquel que ha perdido la razón. El loco es el hombre que ha perdido todo menos la razón."

Y este es el miedo que atenaza al personaje de Gwyneth Paltrow, que está espléndida. Su padre es un antiguo genio matemático que ha perdido la chaveta, y ella, que sabe que ha heredado su genialidad, tiene pavor a que le suceda lo mismo. Le da igual el reconocimiento social y otros oropeles, sólo espera que no le suceda lo mismo que a su padre, y teme que ya esté cruzando ese umbral. Debe ser horrible esa sensación. Porque una vez ya loco supongo que uno ya no tiene esa impotencia e igual es feliz y todo, no se sabe, pero cruzar esa puerta debe ser tremendo, se cruza sólo, y con la incomprensión de todo el mundo, hasta de los más cercanos.

La historia está contada sin grandes dramatismos y es de agradecer, aunque si Peter Travers de "Rolling Stone" dice que es mucho peor que la obra de teatro sólo digo que estoy deseando que esa obra llegue aquí.

La actuación de Gwyneth Paltrow como ya he dicho es memorable. La de Hopkins es correctita, y la de Hope Davis muy buena. Jake Gyllenhaaal cumple su papel del personaje que es una intermitente tabla de salvación para la protagonista, ya que ella espera ser salvada por lo contrario de lo que se excede, por la sinrazón, o sea la poesía, el amor... ya que como también dice Chesterton: "La poesía es sabia porque flota liviana sobre un mar infinito; la razón, al intentar cruzar ese mar, lo hace finito [...] El poeta no pide más que meter la cabeza en el cielo. El lógico, en cambio, se empeña en meterse el cielo en la cabeza. Y es entonces cuando la cabeza estalla"

Recomendable para matemáticos, ajedrecistas, informáticos y todo aquel que sobrevalore la inteligencia pura y dura.

Realización de John Madden ("Shakespeare In Love", 1998). Se basa en la obra de teatro "Proof" (2000), de David Auburn, ganadora del Pulitzer. Se rodó en exteriores de Chicago (Universidad, iglesia Rockefeller) y Londres y en los Elstree Film and Television Studios (RU), durante 8 semanas a partir del 6-X-2003, con un presupuesto de 20 M dólares. Nominada a un Globo de oro (actriz) y al León de oro de Venecia, ganó un Georges Delerne (música). Se estrenó el 30-IX-2005.

La acción tiene lugar en Chicago en torno a 2002/03, a lo largo de varias semanas. Narra la historia de Catherine (Gwyneth Paltrow), que acaba de cumplir 27 años, matemática aventajada, que decidió dedicarse plenamente a su padre (Anthony Hopkins), matemático eminente, enfermo de esquizofrenia. Tras más de 3 años de dedicación al padre, sufre una fatiga psicológica profunda, con depresión y dudas sobre su propia cordura.

La película explora el mundo complejo y oscuro del estrés que padecen las personas que asumen el cuidado domiciliario de familiares enfermos mentales. El relato se centra en Catherine, joven, inteligente y bien dotada para las ciencias exactas. Tras años de plena dedicación al padre enfermo, se encuentra deprimida, descuida con frecuencia los trabajos de investigación que realiza en casa, se siente insegura del entorno y se recluye en la casa, presa de dudas sobre su propio equilibrio mental. Incrementa la presión sobre su ánimo la actitud de Claire (Hope Davis), convencida de que ha heredado la enfermedad del padre. Se añade la decisión de ésta de vender la casa, el refugio de Catherine, y de llevarla a Nueva York, donde la cuidará como ella cuidó al padre. La tensión psicológica de Catherine aumenta aún más cuando ni Hal (Jake Gyllenhaal) ni Claire admiten que ella es la autora de un trabajo, que atribuyen al padre. El relato sitúa a los personajes por encima de la trama y Catherine protagoniza un más que interesante, elegante y desolador drama psicológico, de tintes clásicos. Es admirable el duelo entre la lucidez de Catherine y el pragmatismo interesado, intrusivo y de escasas luces de Claire.

La música se apoya en una partitura de Stephen Warbeck, que ofrece variaciones sobre un tema principal intimista e inquietante. Añade un cuarteto de cuerdas de Mozart y canciones como "I'll Never Be", "Il chocha loca" y otras. La fotografía ofrece planos secuencia muy emotivos, encuadres de detalle (pack de café), primeros planos psicológicos, flasbacks explicativos, imágenes que sugieren sentimientos (escena TV, estantería vacía), contraluces, luces doradas de ambiente y claroscuros suavemente contrastados. El guión aporta unos diálogos excelentes y personajes bien definidos. La interpretación de Paltrow es sobresaliente. A su lado brillan Hopkins, Gyllenhaal y Hope Davis. La dirección crea una obra que suma, con acierto, misterio, intriga y drama.

Interesante relato sobre un tema poco tratado, el estrés psicológico, perfilado con habilidad y emoción.

Un drama sobrio y clásico, adaptación de una obra de teatro sobre la hija de un famoso matemático ya anciano con esquizofrenia, que tras dejar de lado su propia vida cuanto tiene que cuidar a su padre, se obsesiona por si ha heredado su genialidad y su enfermedad. Descansa toda su fuerza en su trío protagonista. Gwyneth Paltrow en su mejor actuación tras haber ganado aquel lejanísimo Oscar, Anthony Hopkins en un papel corto pero jugoso, y un Jake Gyllenhaal haciendo de empollón y tan guapo como siempre, en su tercera película del mismo año que Jarhead y Brokeback.

No logra conseguir el suspense que pretende por defectos del guión, aunque está escrito por el propio autor de la obra (el teatro funciona de otra forma). Los flash-backs no están bien encajados y pueden confundir al espectador. Todo eso, además del excesivo tono teatral (se desaprovechan las posibilidades que ofrece el cine), impiden que sea la gran película que podría haber sido. Aún así, la recomiendo para aquellos que les gusten los dramas teatrales y/o el mundo de las matemáticas. La música y la fotografía son preciosas, pero te hacen pensar que la obra de teatro tiene que estar mucho mejor.

Finalmente, también le perjudica el desafortunado título español para ese "Proof", que podrían haber traducido perfectamente por "Demostración", que se ajusta mucho más a la película.

La película parte de un atractivo planteamiento en el que la mezcla de genio y locura, que tan buenos argumentos ha dado en la historia del cine, se une a una relación paterno-filial muy especial basada en una común pasión por las matemáticas. Paltrow está estupenda, muy convincente, hace una interpretación bastante contenida, teniendo en cuenta que interpreta a un personaje muy desquiciado, que está continuamente al borde del estallido emocional. Y Hopkins, que ya casi es un especialista en papeles de individuo de dudosa cordura, lo borda. El resto del reparto está bien, correcto, Hope Davis consigue que llegues a aborrecerla, pero vamos, sólo los dos protagonistas principales levantan la película.

Coincido con alguien que ha señalado por ahí del despropósito del título en español. La peli se llama Proof, en castellano "la demostración", que es exactamente el trasfondo de la historia. A veces no entiendo por qué los traductores se empeñan en semejantes sinsentidos.

Le he puesto un 6 porque no llega a apasionar, pero creo que es una peli interesante de ver, sobre todo para los amantes de las matemáticas y del espíritu científico en general. También la recomiendo para los que gusten del cine intimista y de fuertes tensiones emocionales. Tiene momentos muy teatrales, sobre todo los diálogos entre las dos hermanas.

Lo peor, ese joven profesor de matemáticas superguapísimo, cachas, deportista y batería de un grupo de rock. Un personaje imposible, por más que Gyllenhaal hace el pobre lo que puede para hacerlo creíble. No conozco ni he conocido jamás a un profe de matemáticas ni a ningún científico que responda a esas características. No cuela.

Ahora mismo tengo sólo 15 años, pero entiendo todas las críticas y opiniones.
Increíble interpretación de la mentalidad de un hombre muy viejo, y de la desesperación de otras personas por él.
Realmente una película muy bonita e interesante, sobretodo para alguien a quien le apasionan las matemáticas y los números, como yo, ya que todo gira, un poco o bastante, alrededor de las ciencias matemáticas.

Pese a su equívoco título, La verdad oculta no se trata de un thriller psicológico, sino de un drama familiar que, como ya hicieron El indomable Will Hunting y Una mente maravillosa, vuelve a poner el acento en el problema de los superdotados con problemas emocionales y en la desdibujada línea que separa la genialidad de la locura, además de explorar la cuestión de la presión psicológica que soportan las personas que asumen el cuidado domiciliario de familiares que padecen enfermedades mentales. Basada en la pieza teatral “Proof”, con la que David Auburn consiguió el Pulitzer, y dirigida por John Madden, realizador de la oscarizada Shakespeare in love, la película fundamenta su calidad en un elenco en estado de gracia, en unos diálogos naturales y reflexivos, y en una estructura narrativa que, a partir de varios flashbacks explicativos, consigue captar la atención del espectador de forma notable.

El problema de hacer la crítica de una película un año después de haberla visto es que, necesariamente, pierdes detalles, olvidas ideas que te cruzaron por la mente al visionarla; la ventaja, es que todo toma su adecuada perspectiva, y las películas buenas, o las que te marcan, sobreviven en tu memoria al paso del tiempo.

Esta cinta nada en el proceloso, inmenso mar que engloba a todos aquellos filmes que, punto arriba, punto abajo, rozan el aprobado. La sensación general, doce meses después, es de no tener ganas de volverla a ver, de mirar el reloj varias veces a ver cuándo terminaba. Es una película que, en ningún momento, intenta camuflar su origen teatral, lo cual no es bueno ni malo, siempre que el tema sea interesante o se la sepa dotar de la suficiente energía, que no es el caso.

Los actores, en líneas generales, pasables, si bien la impresión que guardo es de un Hopkins ligeramente sobreactuado, como viene siendo habitual en él, últimamente.

En fin, una muestra más de que Madden es un director poco interesante, muy sobrevalorado y que no ha sabido encauzar su carrera tras su temprano éxito.

No se como sería la obra teatral para haber recibido tantos premios. la película no va a pasar a la historia. La historia de una chica que cree haber heredado no solo el talento, sino también la locura de su padre recién muerto. Esto podía haber dado pie a un drama intenso y complejo, y en ambos adjetivos la historia se queda un tanto corta. Al final el drama se reduce a descubrir el misterio sobre un cuaderno, olvidándose de lo más importante, que es el drama personal de la protagonista.
John Madden y Gwyneth Paltrow ya trabajaron juntos en la espléndida Shakespeare enamorado. Aquí el director no esta a la altura de aquella ocasión, aunque cumple con oficio. Ella en cambio está fantástica, como no había vuelto a estar desde entonces (y eso que no es santo de mi devoción). Los mejores momentos de la película son suyos.
El resto del reparto cumple con eficacia, pero tengo que decir que Anthony Hopkins resulta cada vez mas cargante (y ya lleva mucho tiempo siéndolo).

La matematica nos dice que si, pero en el cine eso es otro cantar.

Lo que primero hay que resaltar es lo helado que te quedas cuando ves lo de "based on the play.." al menos a mi me suelen dar panico estas cintas, ya que tienden al sopor mas absoluto. Sin embargo y siendo sincero, Proof, se deja ver y no solo eso, te mantiene en cierta alerta durante todo el metraje, enganchado sobre todo por el gran papel de la Paltrow, que hace que la película no se desmorone, debido sobre todo a un guion bastante torpe.

En definitiva su mejor valoración es que no hace falta ser un matemático loco, para poder disfrutar de la película.

Una interesante película que nos descubre todo un mundo ajeno a la gran mayoría de nosotros, el de las mentes prodigiosas. En la película dentro de este mundo hay otro en el que se narra muy acertadamente la locura de aquellos que quieren ver aún más allá, y esto además es potenciado por la ayuda de una hija que hereda la capacidad mental de su progenitor, y la preocupación de que no sólo haya heredado esa capacidad.
Esta relacion se entrelaza además con otros aspectos que hacen que el film sea más profundo, y al estar bastante bien dirigido hace que resulte una película muy completa para mi gusto.
Las actuaciones están todas muy bien, son papeles para lucirse y los tres actores protagoistas lo hacen, sobre todo Gwyneth Paltrow, que borda un papel bastante díficil de interpretar con una gran carga emotiva, y un Anthony Hopkins muy convincente y bien metido en su personaje.

Desconocida película que cuenta con un reparto de lujo y con un director del que no había vuelto a escuchar desde que se llevara un Oscar por su película "Shakespeare in love", y es ni más ni menos que John Madden. El director nos trae una película totalmente alejada de su anterior film pero vuelve a contar para ella con su actriz talismán, una Gwyneth Paltrow que se llevaría también con dicha película su primer y único Oscar hasta la fecha como mejor actriz. La rubia ex novia de Brad Pitt estaba en el momento de rodar esta película que nos ocupa embarazada de su hija Apple y es la que lleva el peso del film con un trabajo realmente bueno. La Paltrow siempre ha sido una actriz que me ha gustado aunque desde que decidiera ser madre ya casi no se la ve por las pantallas de cine. Madden se hace cargo de la dirección de esta película que está basada en una obra de teatro de gran éxito escrita por David Auburn, quién se haría cargo también de su adaptación para la gran pantalla. Junto a la Paltrow nos encontramos con un Anthony Hopkins que nunca ha repetido el enorme éxito que obtuviera con su inolvidable Hannibal Lecter pero que siempre está correcto, es un actor elegante que nunca defrauda y acompañando a estos dos grandes actores, un Jake Gyllenhaal en uno de sus papeles de menos envergadura pero levado a cabo igual de bien que siempre y una secundaria Hope Davis, la más desconocida de este cuarteto pero que nos regala una más que correcta interpretación como la hermana mayor de Paltrow. Para los que somos de letras puras, una película que gira en torno a una teoría matemática quizás nos pueda echar para atrás pero tengo que recomendar esta película por tratar también de forma muy elegante las relaciones entre un padre y una hija que comparten una pasión, en este caso las matemáticas y cómo la enfermedad mental del progenitor afecta a la vida de su hija, que lo adora, no todo gira en torno de números y fórmulas. A mí me ha parecido un trabajo muy interesante, perjudicado sin duda por el dado a equívocos y poco adecuado título español.

Todas las escenas de la película están centradas en la ida (o no) de olla de la Paltrow, cada diálogo, cada acción, dista un número exacto de fotogramas al fotograma central: un primer plano de la prota con la mirada no se sabe bien si aquí entre los racionales, o allá, entre los irracionales. De hecho, dividiendo los fotogramas totales de cada uno de estos ciclos por los minutos transcurridos, se obtiene una aceptable aproximación de pi: 3,14159266666...

Por otro lado, paralelo a la trama presente discurre otra en el pasado (típico) y otra, ojo, compleja, en la mente de Anthony Hopkinks, que se muestra dividiendo la pantalla en dos: en una se ven sus acciones reales, y en otra, algo paranoica, sus acciones imaginarias. Así es C, damas y caballeros.

Pero lo ciertamente curioso en la peli es la proporción áurea presente, primero en el formato (en la tele no se aprecia) y segundo, en las frases de los diálogos (doblada no se aprecia), que siguen la trilladísima sucesión de Fibonacci.

Particularmente a mi lo que mas me gusta (porque se acerca más al argumento principal, una demostración sobre números primos) es que todo en la película es par (salvando la unidad, claro), como si Madden quisiese luchar contra la propia naturaleza prima de su película: todos los personajes tienen dos brazos y dos piernas y el número de invitados al funeral es 28 (un número perfecto)

¿No conocías estos datos? Normal, son falsos, y aunque fuesen ciertos la peli seguiría siendo un puto telefilm. Y en la info del TDT dicen: [... la sombra del desequilibrio mental y las dudas constantes son cada vez más fuertes para la protagonista de este thriller...]
Podían poner directamente que se trata de un clásico del cine negro.

Fui a verla porque los 4 actores que salen me encantan pero no con muchas espectativas ya que he leido en varios sitios que no es muy buena. Pero salí del cine pensando que no debo de ser muy entendida en él ya que me pareció una película bonita, sencilla pero que llega al corazón. Las interpretaciones son fantásticas incluso Jake Gyllenhaal está a la altura de los grandes Gwyneth Paltrow (que está increible) y el gran Anthony Hopkins. Destacar tambien la música que acompaña muy bien.

De nuevo otra película con buena historia pero mal desarrollada. Se dejan algunos cabos sueltos que hacen que resulte una película incabada, y que llega a su fin mucho antes de lo esperado. En mi opinión la "verdad oculta" o el secreto guardado, se nos muestra de sopetón, y de modo que la intriga se resuelve mucho antes de que el espectador cultive su interés hacia ella, y al final, cuando todos esperamos un desenlace esclarecedor, aparecen los títulos de crédito. Por ello creo que el guión es deficiente. Por otro lado considero que hay una utilización excesiva y mal estructurada de los Flash-back, de modo que a menudo confunden al espectador. En cuanto a los actores, bien Paltrow, y bastante gris Hopkins, quizá en un papel poco estimulante para él.

Lenta, muy lenta desde la primera escena, pasando por las escenas eróticas hasta la última. Después de la siesta me puse a verla y casi me duermo otra vez, impresionante.
No le veo profundidad ni emoción ni empatía con ningún personaje. Las escenas se suceden como un encefalograma plano, no he visto nada que haya destacado ni en el guión, ni en la estructura ni en la fotografía, ni en nada de nada, a mi peor enemigo se la pondría como método de tortura.
Soy matemático y me ha producido, a veces, vergüenza ajena, las matemáticas no son x cuadernos con un contenido más secreto que la fórmula de la coca-cola, no son eso, son mucho más sencillas y accesibles, creedme.
No la veas.

Dirigida por John Madden, galardonado previamente con varios Óscar por “Shakespeare in love” y protagonizada precisamente por Gwyneth Paltrow, también protagonista de aquel film, cuenta las dificultades de la joven Catherine para esquivar la larga sombra de su padre, Anthony Hopkins, un brillante matemático, de locura intermitente, que podría haber dejado como legado un descubrimiento teórico fabuloso y a una hija, también matemática, que tiene miedo de que se cumpla eso de que “de tal palo, tal astilla”.

Precisamente, a pesar de que los personajes principales de Proof son matemáticos que protagonizan un drama sobre su trabajo, las matemáticas no aparecen de manera explícita salvo en contadas ocasiones. En este sentido, Proof es otra película donde, una vez más, aparecen unidos trastornos mentales y Matemáticas. Así, resulta bastante significativa esa insistencia en el ”matemático loco”, como ya se pudo comprobar en ocasiones anteriores en películas como Perros de paja, Pi. Fé en el caos, Enigma o Una mente maravillosa, películas que corroboran, prueban o demuestran tal insistencia (de ahí, el título de mi crítica).

Es de destacar que Paltrow está estupenda, muy convincente, hace una interpretación bastante contenida, teniendo en cuenta que interpreta a un personaje muy desquiciado, que está continuamente al borde del estallido emocional. Por otra parte, Hopkins está en su línea, y es que es ya casi es un especialista en papeles de individuo de dudosa cordura. Conviene señalar que el film presenta momentos muy teatrales, sobre todo los diálogos entre las dos hermanas.

Al igual que John F. Nash en Una mente maravillosa, el matemático enfermo es redimido en su sufrimiento por el amor de un ser querido, en este caso su hija. Asimismo, como El indomable Will Hunting, en un momento dado Catherine se enfrenta a un dilema que puede vincular su destino a las Matemáticas.

En conclusión, pienso que es un film interesante de ver, sobre todo para los amantes de las matemáticas y del espíritu científico en general. También la recomiendo para aquellos que les guste el cine intimista y de fuertes tensiones emocionales.

Drama matemático-psicótico que es la adaptación de una obra de teatro del mismo nombre del ganador del premio Pulitzer David Auburn. La película tiene el gancho de sus protagonistas pero se queda en un intento demasiado espeso y redundante como para conectar con el espectador medio. En el fondo es un tostón aunque admito que al final hay un momento emotivo referente a la abnegación filial que evidentemente no puede borrar el resto de lo visto. Por un lado aparece cierta intriga sobre el que ha hecho cierto trabajo académico de enorme importancia, pero tarde y con poca convicción; por el otro hay un drama familiar respecto a la enfermedad mental que tampoco acaba de explotarse.

"Proof" o "La verdad oculta", debería haberse traducido como "La demostración", peca de teatral, pero sobre todo de contar con un argumento demasiado endeble, que no se mejora con el recurso de los flashbacks, no sólo mal insertados sino innecesarios. También es verdad que la película pretende ser seria, trata un tema delicado, aborda la depresión, la genialidad y la locura, que a veces aparecen unidas, el misterio de las matemáticas o las complejas relaciones entre padres e hijos o entre hermanas, explorando la culpa, la responsabilidad o las tensiones acumuladas pero, como digo, nunca llegas a implicarte. Así se entiende que la película apenas recaudara unos 14 millones de dólares.

Drama de buena factura e interés, basado en los problema que supone tener a cargo a un enfermo mental por parte de familiares, y de sus consecuencias.

El guión, de David Auburn y basado en su propia obra teatral, narra la historia de Catherine (una estupenda Gwyneth Paltrow), una estudiante de matemáticas que se ve obligada a cuidar de su padre, Robert (Anthony Hopkins), un genial y respetado matemático con esquizofrenia. Un día aparece Claire (Hope Davis), la hermana de Catherine, con la pretensión de llevársela a Nueva York para cuidarla, ya que sospecha que ha contraído la misma enfermedad de su padre. Catherine no la cree y se resiste a irse, pues no se siente enferma, pero va descubriendo pruebas que le dicen lo contrario. Hal (Jake Gyllenhaal), un antiguo alumno de su padre, la ayudará a comprender la verdad...

El título (el original, pues la traducción al castellano es bastante desafortunada) resume, en una sola palabra, la esencia misma de la película. Todo el tiempo se intenta buscar demostraciones, tanto matemáticas como vitales, con las que los protagonistas intentan encontrar una verdad escurridiza, una verdad en el límite entre la cordura y la locura. Mientras que los cuadernos matemáticos del padre de Catherine la mantienen en el límite, Hal será el ancla con la que Catherine se aferrará a la esperanza de poner en orden sus recuerdos y vivencias durante el tiempo que estuvo cuidando a su padre.

John Madden dirige de forma elegante y correcta una cinta que recuerda en muchos aspectos a "Una mente maravillosa", pero no consigue la fuerza y la emoción que desprendía el filme de Ron Howard. Los "flashbacks" donde aparecen Catherine y su padre son las de mayor fuerza, sobre todo gracias a la magnífica interpretación de Gwyneth Paltrow y la no menos buena de Anthony Hopkins, aunque sus apariciones son demasiado escasas.

A pesar de las buenas interpretaciones y de la interesante trama, la película no consigue profundizar lo suficiente para que el espectador la considere una obra maestra. Con todo, el filme de Madden se queda en la superficie con una infinidad de elementos que la podrían haber hecho una obra memorable.

Aun así, merece la pena dedicarle sus 99 minutos de duración.

Del estilo de 'Una mente maravillosa' y alguna más del estilo, he de confesar que soy un apasionado del susodicho género donde un colgado, un matemático, una mente fuera de lo normal destaca de forma melodramática en una sociedad que no llega a comprender. Estos personajes, más ficticios que reales, siempre han despertado mi curiosidad, pero en 'Proof', para sorpresa mía, no se centra tanto en los aspectos técnicos del descubrimiento, del detalle, del encaje de un guión preciso y coherente para los más quisquillosos.

Todo lo contrario, se centra en un análisis psicológico de los personajes que aparecen, sus contrastes, sus parecidos, la humanidad y el miedo a la locura de la que todos padecen en cierta medida. Sobre una base bien trillada, se ha creado una película que crea una perspectiva diferente. Así da gusto.

La película arranca de manera bastante interesante, pero a medida que avanza y comienza a desvelar los “secretos” de la trama, digamos que decepciona un poco. Lo que podía haber sido una buena película sobre la soledad, la locura, las relaciones entre familiares, la infelicidad… se convierte en un anodino y melodramático telefilm que, en determinado momento, amenaza con derivar hacia los aburridos folletines sobre superdotados con problemas emocionales (tipo “El Indomable Will Hunting”). No obstante, los guionistas se apiadan de nosotros y dejan a un lado todo ese rollo matemático que tanto miedo nos da a los que somos de letras, para tratar de elaborar complejas relaciones entre los personajes y dotar a la película de un barniz más dramático que enganche a todos aquellos poco avezados a cuestiones científicas. Lamentablemente nada de lo que narra está tratado en profundidad, solo son breves bosquejos apuntados con mayor o menor fortuna sobre el guión, pero que en ningún momento consiguen transmitir casi nada. Lo mejor de todo, si es que se puede sacar algo positivo, las escenas que comparten Gwyneth Paltrow y Anthony Hopkins. Lo peor, lo insustancial y completamente prescindible que resulta la historia.