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11 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
Un pequeño clásico de la ciencia-ficción
Tras este título, que a muchos nos trae resonancias de la edad de oro del Pop español, encontramos un filme italiano de los sesenta que adaptaba un relato corto de Robert Sheckley (afamado especialista en CF). Y lo hacía en manos de Elio Petri. Un competente cineasta transalpino, bastante especializado en filmes de temática social y también tramas policiales.

Lo cierto es que algo de eso hay aquí. Pero en realidad, lo que se nos plantea es una trama típicamente futurista, con la "caza del hombre" como deporte institucionalizado y avalado por las autoridades, sin rehuír (como toda historia de CF humanista que se precie) todo un trasfondo de crítica social al papel de los medios de comunicación y de la indiferencia ante el crimen y la violencia.

Por cierto, que el guión de la adaptación lo firma alguien tan fiable como Tonino Guerra, un auténtico peso pesado. Y, por si fuera poco, dos rostros en los papeles protagonistas tan reconocibles y carismáticos, como los de Marcello Mastroianni, Elsa Martinelli y Ursula Andress.

Con todo este buen material de partida, la cosa podía dar mucho de sí. Pero lo cierto es que, vista a día de hoy, "La décima víctima", más que un thriller ultraviolento repleto de dramatismo, casi se nos antoja como un thriller cómico "de época". Obviamente, con "de época" no me refiero al habitual significado que se le otorga al término, esto es, ambientado en siglos remotos, con todo lo que supone de vestimentas, escenarios, etc. Aquí la época son los años 60, del reciente siglo XX.


Unos años 60 que, para bien o para mal (en este caso, para muy mal) lo llenan absolutamente todo. Desde una banda sonora auténticamente desquiciante, por lo omnipresente que se halla a lo largo de toda la película (en ocasiones molestando los propios diálogos de los personajes), pasando por una narración estética y formalmente pasadísima de rosca (casi deja en pañales, en cuanto a su "estridencia", obras como "Arabesco" o "Charada", por citar otro par de filmes netamente "poppies").

Total, que lo que podía ser una obra interesante y que plantease cuestiones que, por otro lado, más tarde retomarían con suerte dispar, otros cineastas y autores (la muerte como espectáculo televisivo, la caza del hombre como deporte...) aquí Elio Petri lo convierte en una suerte de vídeoclip kitsch que ni siquiera tiene la gracia de los Bond más "yeyés".

Ya no es por el hecho de revestir la narración de un tono pseudo-cómico, que al fin y al cabo, es un punto de vista tan válido como cualquier otro. Sino, sobretodo porque a la media hora la película ya ha dejado de interesar, al desvirtuar totalmente el aspecto de fondo, para abordar cuestiones más típicas de las comedietas de enredo tan en boga por aquel entonces.
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29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Malvados Zaroff.
La Decima Vittima (La Décima Víctima, 1965) se une a la corriente de filmes realizados por cineastas con visión de autor, que en la década de los años sesenta decidieron transformar la ciencia ficción. Recurrieron a este género para en muchas ocasiones realizar una crítica a la sociedad contemporánea y no como un simple entretenimiento. La Décima Víctima puede pues, compararse perfectamente con Alphaville (Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution, 1965) realizada en el mismo año por el cineasta francés de la Nouvelle Vague, Jean Luc Godard o Farenheit 451 (Farenheit 451, 1966) del también francés François Truffaut. La Décima Víctima está basada en una obra de Robert Sheckley, autor especializado en la ciencia ficción.

La Décima víctima emplea un argumento similar al del díptico que ha sido recientemente estrenado y que ha dirigido James deMonaco, con The Purge (The Purge: La Noche de las bestias 2013) y The Purge: Anarchy (Anarchy: La Noche de las Bestias, 2014). En un futuro no demasiado especificado, el asesinato está legalizado en todo el mundo. Existe una especie de deporte llamado la gran caza en la que uno se apunta libremente. Sí uno lo hace, se convierte aleatoriamente en cazador o víctima y debe asesinar o sobrevivir al asesino con el que ha sido emparentado. La película nos presenta a nuestros dos protagonistas, interpretados por Ursula Andress y Marcello Mastroianni, que precisamente son escogidos para que se liquiden entre ellos.

Elio Petri no parece a priori un director especialmente lucido para realizar un tipo de filme así. Lo cierto es que al cineasta italiano se le conoce sobre todo por sus películas de tono social y crítico, como La classe operaia va in paradiso (La Clase obrera va al Paraíso, 1971) o Indagine su un cittadino al di sopra di ogni sospetto (Investigación sobre un ciudadano libre de Sospecha, 1970). No es casualidad que las mejores partes del filme son indiscutiblemente las que se relacionan con este tipo de cine y no cuando Petri se centra en la pura ciencia ficción.

Y es que a más de un espectador le puede sorprender la ambientación tan chocante que realiza el cineasta italiano para describir el futuro. Petri nos presenta un mundo delirante, que en ocasiones se descubre más como una alucinación psicotrópica provocada por drogas de los años sesenta que no por un futuro bien concebido en el guión. La Décima Víctima muestra un apego desmesurado por el blanco, que se transluce tanto en los vestuarios de los personajes (faldas y vestidos demenciales, todos de un pulcro color blanco) como en la arquitectura de la película, que trata de asemejarse a un Estilo Internacional llevado al extremo y unido de la mano con el Minimalismo. Incluso la música de la película resulta demasiado excéntrica, rozando en ocasiones el ridículo.

La película realiza una interesante crítica hacía una sociedad que está totalmente deshumanizada y que ve completamente normal los asesinatos a plena luz del día. De hecho a lo largo de la Película Petri coloca escenas de acción en la que vemos personajes desconocidos pelear y participar en esta cacería humana. Petri describe un mundo que ha perdido cualquier tipo de fe y que simplemente se dedica a seguir sus instintos, algo que lleva a los seres humanos a cometer barbaries extremas. No es casual que nuestro personaje principal, interpretado Marcello Mastroianni, sea un personaje antihéroe total, y que Petri lo defina como prácticamente un mercenario despegado de cualquier afecto.

Igualmente importante es la visión de Petri sobre la publicidad y los medios de comunicación. Temáticamente esto se nos muestra con la propia publicidad que acompaña a los participantes más exitosos de la cacería y que son llamados por empresas publicitarias para que anuncien sus productos mientras asesinan a sangre fría. De hecho la película elaborara con este argumento una secuencia totalmente delirante, digna de un retazo surrealista y que tiene lugar hacía el final de la película.

Un apunte interesante del filme guarda relación con el Mundo del cómic. Y es que nuestros protagonistas no leen libros, sólo Cómics (que aparecen reiteradamente a lo largo del metraje) . No sólo es una conexión que se establece por las semejanzas entre el Mundo del cómic y el filme (incluso estéticamente podemos ver relaciones, pues la Décima Víctima parece un cómic llevado a la gran Pantalla) sino por la propia inmadurez que comparten los personajes del filme, que parecen no haber dejado la adolescencia atrás.

No sólo el Cómic. La película recurre también a otros guiños populares como el mundo del cine. El caso más flagrante es el que encontramos a la franquicia de James Bond, que por aquel entonces era un gran Boom comercial. Ursula Andress fue precisamente la primera (y seguramente la más bella) chica Bond, al aparecer en Dr.No (James Bond contra el Dr.No, 1962) y la película se aprovecha de esta circunstancia. Además, existe una secuencia en la que encontramos una descharrante parodia sobre el personaje típico de las películas de Bond que se encarga de suministrar al personaje principal todo tipo de aparatos tecnológicos.


https://neokunst.wordpress.com/2015/01/14/la-decima-victima-1965/
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Extraño juego de cortejo
Producción italiana de corte futurista que presenta una sociedad en calma y alejada de hechos violentos por la puesta en marcha de un novedoso juego televisado, La gran caza, donde los individuos alternan el papel de cazador y presa para aliviar el estrés y sus frustraciones, dando rienda suelta a sus impulsos más violentos.

Parte de una premisa interesante, con un comienzo prometedor en el que se presenta a los dos personajes protagonistas demostrando su ingenio y destreza a la hora de resultar vencedores del juego, en el que se verán enfrentados como presa y cazador. La película presenta diversas situaciones plagadas de humor e ironía, donde un individuo puede matar a otro delante de un policía sin suponer ningún tipo de delito mientras que puede recibir una multa por dejar mal aparcado el coche dos segundos.

Curioso e irónico relato futurista, con numerosas ideas para desarrollar cuyos responsables optan por apostar por un relato desenfadado, más próximo a la comedia romántica, desaprovechando las posibilidades que ofrecía como película de acción, con ciertas lecturas interesantes. Cuenta con la presencia de dos intérpretes de renombre de la época, como fueron Marcello Mastroianni y Ursula Andress, esta última, explotando sus cualidades físicas al máximo y aumentando su fama de mito erótico, luciendo su figura en todo momento. Resulta interesante e intrigante el hecho de que los protagonistas del juego desconozcan quien es su rival y como van analizando cada uno de los movimientos para logra resultar vencedor del juego.

La banda sonora creada por Piero Piccioni, pegadiza, sensual y juguetona, está en la misma línea del tratamiento que ofrece el director al conjunto de la misma, apostando por un humor desenfadado. Presenta un estilo visual propio y original, ofreciendo una visión estrafalaria del futuro, donde tanto decorados, como vestuario, presentan un toque muy colorido. A pesar del interés que suscita inicialmente, el atractivo se va desvaneciendo a medida que el director opta por dar paso al desarrollo de una comedia romántica carente de unas bases sólidas. Cae en la reiteración de ideas y presenta un descenso del ritmo, llegando, incluso, a lo monótono y aburrido, ya que no llega a ocurrir nada relevante.

La relación de rivalidad y amor que surge entre los dos protagonistas, se resuelve en un desenlace excesivamente desenfadado y endeble. Lo mejor, sin duda, es el extraño enfrentamiento que mantienen, un curioso juego de cortejo.
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Scifi a la italiana
Descubro esta pequeña rareza de ciencia ficción hecha en Italia, sí. Con Marcelo Mastroianni y Ursula Andress.

La idea de partida me parece tremendamente original, podría decirse incluso que la película The Purge se ha basado en ella (lo desconozco). El caso es que la idea de crear un Ministerio de la Caza para que aquellas personas con instintos homicidas canalicen sus tendencias y evitar así la criminalidad y las guerras es una premisa genial.

La película convence sobre todo durante su primera mitad en la cual desarrolla esta idea de cazadores y víctimas que se van alternando por sorteo, centrándose en el de nuestros dos protagonistas. La ambientación es otro de los puntos fuertes, para mí. Pese a que está muy desfasada actualmente tiene un toque retro que le sienta muy bien como p.ej la tecnología en la forma de hacer los sorteos, el mobiliario de los edificios y las casas, etc.

Lo que no termina de convencerme del todo es el final en el que se cambia el tono girando más hacia la comedia y con un desenlace, me atrevería a decir, destartalado y muy a la italiana. Aún así considero que es una película especial, porque la distopía es uno de mis subgéneros favoritos y nunca había visto ninguna película de ciencia ficción italiana...
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
La Champion League de los modernos gladiadores
Elio Petri (Roma, 1929-1982), autor entre otras de Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha y La clase obrera va al paraíso, cambia de género aunque no de interés por el futuro de las sociedades. En La décima víctima imagina, junto a Tonino Guerra, Giorgio Salvioni y Ennio Flaiano; basándose en una historia de Robert Sheckley, una posible diversión televisiva de alcance mundial (los actuales reality show). Una especie de Champion League de supervivientes, capaces de soportar hasta diez intentos de matar o morir, antes de ser inmortalizados por la fama. Estos gladiadores modernos que el poder utilizaría para entretener al populacho y evitar guerras, utilizando este campeonato como válvula de escape de la violencia, podrían llegar a ser víctimas de sus sentimientos, cosa nada recomendable para optar a la victoria...

La verdad es que la idea no era del todo mala pero, bajo mi punto de vista, no funciona a pesar de contar con cuatro escritores, incluído el propio Elio. Y es que en la ciencia-ficción siempre caminamos junto al barranco y cualquier tropezón puede significar un seguro despeñamiento. No ayuda tampoco mucho la presencia de la líderesa estadounidense (Ursula Andress) que, siendo gratificante en lo visual, resulta demasiado frívola para cualquier intento filosófico. Ni tampoco el color de pelo del latin lover por excelencia (Marcello Mastroiani). Aquí sí, el paso del tiempo ha marcado surcos, más que arrugas, en el celuloide y el resultado solo satisfará a los amantes de lo kitsch, lo vintage y lo estrambótico.

En fin, un ejemplo más, habitual en el cine por ser una profesión de riesgo, de como con buenas mimbres, a veces, no se hacen buenos cestos.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Cacería futurista
Cinta peculiar, rara, distinta, una singular distopía sobre una temática muy tratada, cazador y presa. Una estética 'setentera', ordenadores primitivos, ropa fashion, colores chicle, y perspectivas de un futuro que visto lo visto no estaba tan lejano en aquella época. Sobre todo en esa perspectiva de que el mundo es uno y de que los países son construcciones artificiosas que se ven superadas por los intereses de empresas y particulares.
La película tiene algo de incomprensible, de 'abracadabrante', de sátira y, a la vez, parodia, de futuro imperfecto pero con grandes dosis de críticas social.
Tres actores magníficos: un irreconocible Marcello Mastroianni de 'rubio de bote' con el pelo corto y con una frialdad impropia en su estereotipo de latino fogoso y emotivo, una espectacular Ursula Andress en el apogeo máximo de su belleza, y una guapísima Elsa Martinelli son los actores principales.
Es la primera película que veo de este director, hombre muy comprometido política y socialmente.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Decepcionante
La idea original es atractiva y seguramente la novela original debe estar bastante bien, pero a pesar de la buena materia prima y los actores me ha defraudado bastante. El tono tontorrón de comedia ligera, no le sienta bien, aunque tiene algunos gags como el del señor que después de cometer un asesinato, le multan por aparcar mal el coche, es todo muy superficial y muy pop, con un Mastroianni de rubio tintado que parece una caricatura de si mismo más que otra cosa, Ursula Andress por lo menos alegra la vista, la supuesta sátira, no me ha hecho gracia y encima las posibilidades de la historia se desperdician en tonterías y ocurrencias varias, de un director como Elio Petri esperaba algo mejor, la verdad.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Distopía
Nos encontramos tal y como digo en el título ante una distopía.
Ahora estamos mas acostumbrados sobre todo en el cine a dicho género por eso en estos tiempos tal vez esta película sorprendería menos pero de todas formas en esa época es un acercamiento bastante loable a dicho género al menos en cuanto a la idea general se refiere.
Llama la atención ver a Mastroianni rubio, ademas de hecho se le pregunta en la película porque está teñido.
Hay un ambiente tanto en la música como en los vestuarios y en la ambientación bastante pop, sobre todo en lo musical lo cual lastra un poco el film aunque también le da un cierto toque irónico
La justificación del late motiv de la trama es totalmente cínica, irónica y sarcástica.
Al hecho en sí que vertebra la trama lo refuerza la presencia de la televisión como espectáculo de masas dándole un toque mas ténebre y funesto a la vez que también y tal como he dicho antes irónico.
Curiosamente y no creo que sea casualidad hay una referencia a Fellini, creo que se nombra el teatro Fellini, también hay una referencia a los neorrealistas y tampoco creo que sea casualidad, se les nombra como opositores agresivos frente a una especia de digamos...¿secta?, tal vez se nombre a dicha corriente en plan homenaje al igual que también puede serlo la referencia a Fellini si es que es referencia como tal.
Se da una cierta confusión de géneros debido a que hay sobre todo una parte sobre todo al final de comedia que desorienta algo aunque dada la ironía que lleva el film le da un toque de liviandad a lo tenebroso y funesto de la trama.
Para acabar resalto el tiroteo que se da casi al final, parece de western, es digno creo de comentar guste mas ó menos
Saludos
efelson
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Cita en El Templo de Venus
Autor de varios centenares de historias cortas y de numerosos libros de ciencia-ficción, Robert Sheckley (1928-2005), fue nombrado autor emérito por la Science Fiction and Fantasy Writers of America en el año 2001. Conocido por títulos como Inmortality Inc., Dimension of Miracles, Journey Beyond Tomorrow y otros, entre las muchas historias cortas que escribió Sheckley, hubo una sátira titulada originalmente, “Seventh Victim” -publicada primero en la revista Galaxy en 1953-, donde describe a una sociedad distópica en la que, el Estado, crea un Ministerio de la Gran Cacería con la esperanza de luchar “contra el peligro de las guerras de masas”.

La singular historia, atrajo el interés del director Elio Petri, y junto a Tonino Guerra y otros escritores, decidió adaptarla para la que sería su primera y única incursión en el cine de ciencia-ficción. Lo que se plantea, es un juego de niños-grandes donde, “la violencia se legaliza y se normaliza”, inscribiendo personas para que participen de La Gran Cacería, donde cinco veces harán de cazador y otras cinco de víctima, y quien primero elimine a su 10a Víctima (Petri aumenta en tres el número de asesinatos), recibirá como premio un millón de dólares.

La historia tiene toques de parodia, de comedia bufa y de ciencia-ficción poco ostentosa, y aunque tiene momentos bastante simpáticos, luce con muy escasos relieves, por lo que, el alegato contra el armamentismo y la violencia que cunde en la sociedad del siglo XX termina nadando en aguas poco profundas. El mismo Petri parece sentirse un tanto extraño haciendo lo que hace, y ese apunte en el que, “Los Neorrealistas”, sabotean el discurso en la playa de Marcello Poletti, funciona como un búmeran, pues, ya sabemos que haciendo cine social y realista es cuando más cómodo y certero, él, ha podido expresarse.

Para el rol protagónico, se eligió a Marcello Mastroianni, y pudo haber sido intencional usar su propio nombre, pues, también su personaje es una suerte de divo muy apreciado por las mujeres en ese mundo donde él está llamado a ser La Décima Víctima. La cazadora de turno es una chica “americana” llamada Caroline Meredith y no fue afortunado, en este caso, que se eligiera a la suizo-alemana Ursula Andress, para un rol que requería autenticidad, y también un poco más de temple y destreza en su interpretación, pero, se quiso aprovechar el gran éxito que tuvo, tres años atrás, al aparecer en “Dr. No”. Mucho más encantadora luce, Elsa Martinelli, en su pequeño papel de Olga, la amante olvidada que se niega a perder al hombre que ama; y bueno volver a ver a Salvo Randone, en su caricaturesca representación del profesor chatarra.

“LA DÉCIMA VÍCTIMA”, resulta siendo un filme un tanto irregular, pero, es otro intento válido de mostrar como nuestra sociedad parece avanzar cada día de mal a peor… ¡y así no debe ser!
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Deliciosa con letras mayúsculas
Interesante película de ciencia ficción, inteligente y cargada de acción, comedia, romance y erotismo. Aunque es la primera película que haya visto de Elio Petri, estoy seguro que es la más representativa y mejor de toda su filmografía y de lejos. Esta película lo tiene todo, su guion es fabuloso, la fotografía es notable, el acento italiano de sus personajes es delicioso y la química entre los protagonistas, Marcello (Marcello Mastroianni) y Caroline (Ursula Andress), es espectacular.

Se imaginan que en un futuro no muy lejano la violencia es legal y que hay un concurso que te permite matar a diez personas, siendo víctima y cazador de manera alternada. El ganador sería considerado un decatleta y acreedor de un millón de dólares. ¿Algo descabellado? No lo creo, ¿cuantos asesinos a sueldo existen hoy en día?, ¿cuantos asesinatos se registran cada hora?, ¿cuantos inocentes mueren por asaltos de cosas tan insignificantes como celulares?

Solo quince personas se han alzado con esta distinción. Caroline en su décimo asesinato, está de cazadora, con el objetivo de derrotar a Marcello, que a su vez está en búsqueda de su séptimo asesinato. Ambos muy astutos verán la manera de matar al otro: la primera verá la forma en hacerlo a lo grande y el segundo no lo hará hasta quedarse completamente seguro porque si se equivoca de persona puede ser encarcelado por treinta años.
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7
Una fábula futurista sobre la violencia y el espectáculo
Hay que partir, en primer lugar, de la dificultad que entraña ver cine italiano de ciencia-ficción. Si además añadimos que "La víctima número diez", que éste es el título de esta película en España, es un film de ciencia-ficción atípico para su época, la extrañeza define cualquier comentario que haga el espectador. Los cambios en el tono, de lo serio al tono cómico del final, se unen con la alegoría crítica sobre el mundo de 1965 -en cuanto a la mercantilización de la sociedad, el cinismo y la mentira reinantes, y la legalización de la violencia y el asesinato en un deporte cruel llamado "la Gran Caza", con el que se canalizan los instintos violentos del ser humano, pero que a la vez es un pretexto para explotar un espectáculo morboso-, todo ello servido con una estética coyuntural, la del "op art", que estiliza la sencillez del blanco y negro, presente en el vestuario femenino, por ejemplo en la ropa de la chica de la secuencia de los títulos de crédito iniciales, y en algún modelo que viste luego Elsa Martinelli, así como en algunos decorados interiores. El "op art" sirve para imaginar la Italia del siglo XXI desde la Italia de 1965.

Si a eso unimos la caracterización de Marcello Mastroianni, teñido de rubio y con unas gafas negras alucinantes, es fácil que el cinéfilo purista descalifique rápidamente este experimento, en el que su director trata de hablar de sus temas favoritos a través de la fábula futurista. La acción incesante lleva a un final desconcertante, pero el resultado es como poco estimulante, aunque esté por debajo de las intenciones.

Por otro lado, algunas cosas que vemos se adelantan a su tiempo, y poseen un carácter premonitorio: la secuencia en la que Mastroianni dirige una ceremonia pseudo-religiosa junto al mar anuncia la espiritualidad "New Age"; la película se ríe de una religiosidad "light" y de los ambientes sofisticados que retrata, viéndolos como decadentes. Todo el seguimiento incesante que las cámaras de TV hacen de Mastroianni y de Andress preludia los "reality shows" tipo "Gran Hermano". En suma, es un film que, por debajo de sus elementos más visibles -la historia de amor entre el cazador y su víctima, la estética coyuntural, la acción incesante, los toques de comedia- estructura, a través de lo visionario de la ciencia-ficción, una mirada muy aguda sobre la sociedad contemporánea, y sobre los males que la aquejan. En este sentido, sigue siendo un film muy actual.

Este largometraje de Elio Petri es muy interesante para el aficionado al cine de ciencia-ficción porque se adelanta a otros films del mismo género que establecen un paralelismo entre violencia y espectáculo, como "Rollerball ¿Un futuro próximo?" (Rollerball, 1975), de Norman Jewison, "Perseguido" (The Running Man, 1987), de Paul Michael Glaser, o también, por supuesto, "Los juegos del hambre" (The Hunger Games, 2012), de Gary Ross, y sus secuelas.
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