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4 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
Mi padre amado
Dos personas: Padre e hijo que se resisten a morir. La esencia de la elegía puesta en práctica por un maestro de las perfecciones metafísicas-formales. El genio de Podorvikha (ciudad natal) sabe como nadie dominar los sueño, empastar los colores, decir lo máximo con pocas palabras, doblegar a los actores para hacer que cada uno de sus gestos esté en el lugar adecuado, nada sobra, nada falta en una historia conmovedora donde ninguno quiere que su mundo acabe a pesar de ser inevitable. El amor, como bien supremo también muere, el padre y el hijo desde su misticismo, pretenden resistir a las fuerzas de lo humano, la lucha, del todo, solo tiene un fin posible, su propia axfísia. Y es ahí cuando entendemos la frase de que: "El amor de un padre crucifica" y "Un hijo que ama se deja crucificar", el amor puro y espiritual no es capaz por si solo de doblegar al mundo, sólo en los sueños ese tipo de amor se puede hacer realidad, por ello los protagonistas sueñan e intentan atraparse el uno al otro. Por el contrario, en la vida real las fortalezas se derrumban, las cadenas se rompen, los lazos se desatan y los protagonistas intentan no ser victimas de su propia soledad. Película muy bella. De visionado imprescindible, junto con madre e hijo (Mat i syn).
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19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Perplejidad
Así como en "Madre e hijo", igual o más de pausada, de formalmente muy bella, de colores que te atrapan el argumento era lineal, aunque lleno de matices, en "Padre e hijo" no he acabado de entender de qué va el asunto, a pesar de leerme detenidamente las tres sabias críticas que hay aquí.
La frase que se repite de que el amor de padre crucifica y el hijo que ama se deja crucificar es una clara referencia al misterio cristiano de la Cruz, apoyado por algún canto litúrgico que suena. Pero cómo eso se traslada a esta relación padre e hijo no lo acabo de ver.
Sí he notado cierta ambigua sensualidad, que no sé tampoco a qué viene.
Procuraré documentarme mejor sobre esta película, pero desde luego desde el punto de vista de la factura cinematográfica es muy notable.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
EL PADRE: CUERPO OMNIPRESENTE EN LA FORJA DEL ESPÍRITU
Tan prolija como desconcertante; así se arma esta otra joya artística de Alexander Sokurov. Su logrado trascendentalismo, esta vez campea en los subterráneos de una relación filial; la unión de un padre con su hijo, personificada, con vida propia, se alza como conductora y protagonista de esa indagación metafísica que resulta ser el guión. La narración fanstasmal es la fuerza propulsora de la belleza escénica y fotográfica, como en otros films pulidos en preciosismo del megalómano director. Los tonos ocre de la fotografía suman razones para sentirse extasiado con la fuerza estética de la película; con la contemplación de un oficio estético que sublima , que invita a trasegar por unos sentidos al borde de la santificación. Otra cosa son las pulsiones, cuyo laberinto vertiginoso se intenta también tornar sublime. Los lazos afectivos de padre e hijo son tan férreos y cálidos que en múltiples escenas en las que éstos se prodigan una suerte de irrebatible e inmortal amor, llegan a provocar otra suerte de rebatibles sospechas sobre límites morales-sexuales-culturales transgredidos.

"El amor de un padre crucifica y un hijo que ama se deja crucificar"

La pulsiones de estos modelos que el Director talla con cuidado detalle, son innegables, pero dudo mucho que a él le guste esta mirada, porque siempre intenta brindarle existencia independiente y perpetua a las sensaciones. Es un artista apologético y conservador, en esta obra no hay tiempo medible, no hay instituciones a criticar, todos los recorridos de la cámara sólo delatan el sino vaporoso de su majestuosos campos donde la acción queda inhibida por lo absoluto. En Padre e Hijo, ese absoluto es el amor filial, que sin embargo halla sus propias fronteras, más bien las contruye, so pena de contrariar un orden armonioso y eterno, evidenciado en la espiritualidad. Esta es una espiritualidad que pugna con lo animal, es decir con lo perecedero, con lo mortal.

En un extremo intrincado en la mística relación paterno filial, aparece un joven afanoso en su misión personal por hallar sus orígenes; es un hijo sin padre, que al buscarlo por doquier, denota las fátigas anímicas que puede soportar un hombre si en su imaginario no ha existido la figura de un Padre o más aún, si lo que ha se ha experimentado es precisamente la carencia de ese amor etéreo,consagrado, enérgico y entregado.

"Sí, tú tienes un padre.Pero ni siquiera te envidio"
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Estética y metafísicamente sublime, el Sokurov más prometedor.
Para todos aquellos que echan de menos el cine arrebatador de Tarkovsky, la estética más minimalista y los dilemas metafísicos, esta película será un regalo. Está plagada de escenas que se quedan grabadas en la mente horas, días después de haberla visto. Es un cuadro en movimiento, cargado de dilema emocional entre un padre y un hijo que rememoran una y mil veces su vínculo de unión.
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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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