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62 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Ai corrida
En 1990, durante mi breve permanencia en el cine-club Fritz Lang de la UAB, tuve ocasión de visionar en pantalla grande -como mandan los cánones- algún que otro ‘film de culto’ y algún que otro film de autor.

Por aquellos entonces, la cúpula directiva de mi cine-club tenía muy claro que el prestigio gafapastil de la entidad dependía, en gran parte, de la abstrusa y sesuda reputación de su programación cinematográfica. Aún así, mis colegas cinéfilo-culturetas eran asimismo conscientes de que si querían evitar que el patio de butacas del auditorio acabara pareciendo el desierto de los Monegros al final de cada sesión debían programar de vez en cuando -como mal menor- pelis con cierto gancho (sexual, por supuesto) para conseguir una buena respuesta por parte del disoluto y sicalíptico público universitario.

Con dicho objetivo, pues, decidimos programar un buen día “El imperio de los sentidos”, de Nagisa Oshima. Un film que, indudablemente, encajaba a la perfección con nuestros maquiavélicos propósitos. Por un lado, la peli de Oshima destilaba un tufillo gafapasta que echaba p’atrás y, por otro, sabíamos a ciencia cierta que la pareja protagonista se pasaba la peli follando a destajo. Un dato que nos aseguraba, a priori, un pleno absoluto. Y aunque el título de la peli en castellano ya era de por sí suficientemente explícito decidimos arriesgarnos a imprimir los carteles publicitarios con el título original: “Ai no corrida”. Un título cuya poderosa semántica (“corrida”) podía inducir a pensar, paradójicamente, en un gatillazo (“no corrida”) de escándalo. Algo que, os lo aseguro, no se produce en esta peli.

Polvetes al margen, lo cierto es que -sorprendentemente- la peli de Oshima acabó por gustarme mucho más de lo que me esperaba. Quizás porque -si bien puede considerarse, en efecto, como un producto con un sensible resabio gafapasta- “El imperio de los sentidos” es, en realidad, una peli cuyo discurso metafórico es lo suficientemente meridiano como para que cualquier proletario de la cinefilia como yo no corra el peligro de quedarse a dos velas. No resulta complicado, pues, deslizarse cómodamente en ese delirante estudio freudiano sobre los irrefrenables impulsos del Eros (amor) y el Thanatos (muerte) que protagonizan la sirvienta-prostituta Sada (Eiko Matsuda) y su amo Kichi (Tatsuya Fuji). Dos amantes cuya autodestructiva maratón sexual culmina en uno de los desenlaces (tranquilos, no destripo nada) más espeluznantes y orgásmicos que recuerdo haber visto jamás en una gran pantalla.
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73 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Sobrevalorada
Comprendo que observar la manera tan gráfica en que una japonesa se mete un cacahuete en la boca casi todo el tiempo, pueda otorgar aire de clásico a una película filmada en el 76. Y también que en Cannes se dieran 13 pases para verla. O más bien para ver como medio copulaban dos extraños seres. Porque El imperio de los sentidos aparte de molestar por su monotonía no ofrece, en cuanto al erótismo se refiere, nada especial, y menos treinta años después.

Técnicamente es penosa. Nagisa Matsuda no consigue adecuar la luz a sus propósitos. La creación de una atmósfera tenue, minimalista, con diferentes tonalidades que nos transmitiésen algo... qué va... cero. Los planos son repetitivos y terminan agotando al espectador. Podría haberse realizado algo mejor. Creo yo.

El cuatro es por las dos actuaciones y cómo bien se dice en la sinopsis, por la seriedad con que se muestra el sexo explícito. Lo mejor del film. Bizarra? Yo soy más bizarro cuando me pongo.
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76 de 124 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
De porno nada.
Lo peor que le ha pasado a esta pelicula es que se la confundiera con una pelicula porno. Por que, a mi entender, no lo es, ya que las escenas de sexo no están puestas ahí para excitar al espectador sino para contarnos una historia ( que yo no voy a entrar en si es de amor o de qué ) quizás extrema, pero con sentido. Y precisamente la escena que le da todo el sentido a la historia y que explica el desenlace final es una en la que no se dice una sola palabra (tal vez por ello pasa desapercibida ) y es en la que se ve al protagonista, despues de salir de la peluqueria, caminando por la calle, absorto en sus pensamientos y totalmente ajeno al ambiente que le rodea: recordemos, estamos en 1936 y en el Japón se vive una euforia nacionalista y militarista y no es dificil imaginar lo que se le está pasando por la cabeza en esos momentos y que podría ser algo así como "para ir a morir estupidamente y en medio de los sufrimientos y privaciones propios de la guerra prefiero acabar gozando".
En resumen, que tal vez no sea una obra maestra, pero para mi sí es una buena pelicula y , desde luego, de porno nada.
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36 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Para mí es una obra geni (t) al
...porque pese a que en ocasiones, por ejemplo al ir caminando por la calle y observar a la gente, a uno le cuesta imaginar que todos nosotros provenimos de ese acto geni (t) al, lo cierto es que es así; hasta nuestros propios padres lo han hecho, alguna vez...

Ahora, y dejando a un lado la ironía, ¿se podrá alguna vez, en el futuro, mostrar el acto sexual dentro de una película cualquiera, igual que se muestra la sangre saliendo de una herida o la mejilla del rostro de un hombre mientras se afeita la barba?

Es decir, ¿si una película muestra de manera explicita escenas de sexo se la debe considerar pornográfica en sentido despéctivo? Y al decir que este film es porno, ¿significa que se lo puede equiparar por ejemplo a las pelis en las que trabajan Nacho Vidal o Katsumi?

Estas cuestiones me las he planteado después de releer algunas de las críticas de este en mi opinión incomprendido experimento que realizó Nagisa Oshima, y por el que incluso fue llevado a juicio en Japón. En el juicio Oshima pidió que le definieran la palabra "obsceno", y al hacerlo al parecer puso en un aprieto a quienes le juzgaban, pues se demostró que lo obsceno es algo muy subjetivo que no se puede definir claramente y que depende en gran medida de la mirada de cada sujeto.
Por suerte se trataba de una coproducción con Francia y Oshima había podido librarse de una hipotética confiscación del metraje por parte de las autoridades japonesas al enviar los rollos a Europa. Yo personalmente me alegro.

Una gran película centrada en los encuentros sexuales de dos amantes y la pasión irreprimible que se apodera de ellos, y que merece un visionado más atento y una reflexión más profunda. En realidad estudia la pasión y las obsesiones humanas de manera muy sensible y valiente.
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34 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Conmoción en Japón.
Puede que lo que salve la obra más reconocida de Nagisa Oshima es que sea un hecho real en el Japón de la década de los años 30. Normal que en aquellos tiempos y en una cultura históricamente tan “moral” como la nipona, esta película tuviese un impacto tan grande como el que tuvo unido a una controversia que aún perdura. De hecho, a pesar de exhibirse y comercializarse, hoy en día, la censura sigue presente en el país del Sol naciente.

Ante la evidencia de las escenas sexuales tremendamente explícitas, pues El imperio de los sentidos va más allá de lo erótico, no tildaría sus escenas más duras de pornográficas por un simple matiz: las relaciones sexuales que se muestran en las películas X tratan de excitar al espectador, mientras que Oshima compone sus escenas a modo de narración para mostrar la desenfrenada relación entre la pareja protagonista. Dicha relación basa su razón de ser en el sexo en medio de una espiral de autodestrucción donde nadie puede ni quiere poner fin. A pesar de todo, si el guión se preocupó en acercarse fielmente a las personalidades de los protagonistas, Sada Abe tenía un serio problema emocional mucho más allá del sexo y, su amante, no sé muy bien en qué punto situarlo entre la cordura y la fantasía, pero que al hombre le iba la marcha aún sabiendo de sus consecuencias, no me cabe la menor duda.

Las escenas se repiten constantemente a lo largo del film sin aportar nada nuevo y cayendo en una monotonía de la que es difícil escapar. Quizás la historia en sí misma no pedía verse reflejada en una película, pero si había que hacerla no me la imagino de otra manera. Pero curiosamente tampoco se hace tediosa o aburrida a pesar de tener los ingredientes idóneos para ello.

Las relaciones amorosas son cada vez más frecuentes en el cine actual y será por cosa de la globalización pero se están proponiendo sacar proporcionalmente el mismo número de genitales masculinos que de genitales femeninos en pantalla, cosa que años atrás era impensable. Pero aquí, El imperio de los sentidos rompió todos los moldes por fecha de realización como por ser la película “normal” que más muestra de todas las que he visto. Y sin saber muy bien por qué, no considero la película como una gran obra del mejor cine de calidad, pero tampoco es una mala película. En este sentido (y yo el primero) pecamos de cerrados, es decir, existen millones de películas que sus protagonistas reflejan diferentes desordenes mentales en forma de asesinos en serie, psicópatas, gente con doble personalidad y demás, pero aquí el desorden mental es canalizado a través del sexo y su director se propuso no ahorrarse detalle alguno.

Su mayor virtud es que desde el principio se prevé algo oscuro y la película va dejando pistas a lo largo de todo el metraje resaltando los últimos 10-15 minutos como los mejores del film.
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19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
SEXO, AMOR, HUMANIDAD, ADAM Y EVA EN UN PEQUEÑO PARAÍSO DE JAPÓN
Es una película sensacional, preciosa, sexual, amorosa, enfocada en la necesidad del hombre por la mujer y la mujer por el hombre, por acoplar sus cuerpos una y otra vez cuando hay enamoramiento intenso, "luna de miel" o locura de no poder estar uno sin el contacto continuo del otro; piel con piel, porque se pertenecen desde los más misteriosos orígenes de la genética inteligente, y de esta manera es como se siente el cielo en la tierra y además de esta manera es como muchos seres humanos somos invitados a formar parte de la Historia.

Dado que soy hombre, es por la parte femenina por la que he sentido atracción; esta mujer tiene una belleza, una estética y una blancura japónesa (de amarillos nada) que verdaderamente son un logro y un atractivo poderosísimo a lo largo y ancho de la cinta.

Una película que es poesía corporal, sexual, pasional hasta el extremo, biología básica, arte nudista femenino-masculino que apreciarán sobre todo quienes no temen ni les da asco la gran necesidad de una mujer por un hombre y viceversa, de abrazarse desnudos y jugar sexualmente a lo que sus hormonas, células y microcosmos internos les piden, les ordenan o les empujan.

Fej Delvahe
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53 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
El imperio de los coñazos
Quizá yo tenga la sensibilidad de una patata, pero no le he visto a esta película nada bohemio, no sé por qué tiene esa fama.

Como película erótica es mala. Es cierto que tiene imágenes muy explícitas, pero quizá serían más cachondas si fuera una fotonovela, porque en vídeo son un "hola y adiós" que te deja como cuando cortan una película en medio de una conversación para meter anuncios. Unas escenas pasan muy rápido y luego se recrea mucho en otras que no tienen interés. Por otra parte el ambiente es un anticlímax permanente. Yo he flipado con algunos momentos.

Parece que esperaba ver una peli porno, pero no es cierto. Esperaba ver una "bohemiada" con tintes eróticos. Si por lo menos hubiera sido porno ya hubiera sido algo.

El argumento no es nada del otro mundo y el desarrollo es muy aburrido.
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26 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Amar es matar.
Interesante película que de haberse producido de este lado del hemisferio, sin duda hubiera tenido harto más reconocimiento.
Es una película erótica, no pornográfica; quien afirma que esta obra pertenece a este género tiene la cabeza cuadrada y nunca en su vida contempló una película lenta o una porno. En ningún momento Nagisa Oshima busca exitar al espectador, quizá se excede en lo que muestra, pero seamos realistas, ¿hay algo extraño o algo que no hayamos visto nunca en este film?
Las escenas de sexo tienen la intención de mostrar como poco a poco, el deseo, los celos, la locura, la pasión, la lujuría, la soledad fueron destrozando a los dos protagonistas. Ambos se auto-destruyen con su relación enfermiza y su adicción al placer.
Una película para ver sólo y bien despierto, el final es escalofriante ( nadie puede después recriminarme que no lo advertí).
Amar es matar.
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14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cine de medianoche.
Los vejestorios (desde el cariño ojo, que yo soy del 70, jeje) de FA sabrán de qué va mi título de esta crítica. Hubo un tiempo en la programación de tve que echaban películas como ésta (sí chavalines de FA, en el año 1985 había más libertad que ahora en tve. Qué os creiais, ¿que un programa subversivo y malote es el que se dicen muchos tacos?).

Recordaréis aquel mítico (al menos para mí) programa de cine llamado Cine de medianoche, que empezaba sobre las 00:30, después de haber, supuestamente, acabado la programación. Después de haber puesto el himno de España con aquellas imágenes del Rey. Pues en ese momento, mi hermano y yo hacíamos como que nos íbamos a la cama, al igual que los viejos; para después volvernos a levanta para ver las pelis que daban en esta especie de sesión golfa (esto sí que era una sesión golfa en toda regla, y no la mierda de ahora).

Pues bien, en aquel mítico espacio dieron esta película. Película en la que vi por primera vez una felación en pantalla, y única película en la que vi a una mujer meterse un huevo cocido por su sagrado agujero para expulsarlo después.

No la he vuelto a ver, pero vista desde ahora, la recuerdo como una película estimable, en la que su director le echó cojones para rodar algo que a dia de hoy sigue escandalizando y sigue sin ser comprendida. Y sigue sin ser comprendida por unas escenas de sexo explícito que eclipsan el contenido. Con ese final desgarrador y sin concesiones a ningún atisbo de finales felices ni concesiones "esperables".

Recuerdo el lunes siguiente, en el instituto. Era la comidilla, todos hablando del evento inesperado.

Y nada, que sólo digo, o vuelvo a decir, que manda cojones, que en el año 85 programaran películas hoy dia impensables. Es como si el tiempo contara hacia atrás. Es como si estuvieramos en una época en la que los hijos son los carcas y los padres los progres.



Como curiosidad, voy a poner las películas que recuerdo dieron en aquel Cine de medianoche.

- Cuentos inmorales
- Deliverance
- La gran comilona
- Portero de noche
- Último tango en París
- La bestia

Y estuvo programada Interior de un convento, que por presiones (imagino que con la iglesia toparon) al final no echaron. Y hubo más que ahora tengo en la punta de la lengua, y no me salen. Seguro que algún cuarentón de esta página las recuerda. Que me eche una mano para terminar la lista.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Oshima recoge el testigo de 'Lilith'
La primera vez que la vi no encontré más que sexo. Ya con el tiempo le di otra oportunidad con la que descubrí que había algo más, mucho más…

'El imperio de los sentidos' es seguramente la película que más importancia da al vacio existencial, y que hace de este el tema esencial de la película, además de tratarlo con una densidad, una seriedad y una complejidad incomparables.

Antes de verla hay que saber qué nos espera; ésta no es ninguna película erótica, es una película que mediante los diálogos y situaciones nos habla de lo más profundo del ser humano, de los sentimientos y las emociones de unos personajes muertos en vida, que mediante el sexo sin descanso buscan esconder un vacío que no deja de crecer.

'El imperio de los sentidos' es mucha película, dura y desgarradora, te deja con muy mal cuerpo por esa visión de la vida tan desoladora que muestra.

Obra maestra.
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La consagración del amor loco
Polémica cinta con un guion basado en un suceso real que tuvo lugar en Tokyo en la década de 1930 (convertido en un himno al amor loco y verdadera manifestación de la pasión llevada hasta el último extremo), que sirvió a Oshima para desarrollar una extraña historia de amor salvaje sobre una joven de apetito sexual insaciable llamada Sada (¿Guiño a Sade?).

Tratando el erotismo desde una perspectiva casi mística (que se asemeja mucho menos a una crónica galante que a una especie de holocausto) alcanza un nivel único de intimidad erótica y franqueza física. La elegancia de la puesta en escena (muy ritualizada y de gran sensibilidad intelectual) es un frío contrapunto del frenesí sexual de los amantes. 

Una película transgresora no solo por su estética (por lo que muestra) sino por la reivindicación del goce hasta sus últimas consecuencias (arrebatados los dos protagonistas por la tiranía del placer), provocadora y adelantada a su época y donde se combina el sexo explícito con la reflexión filosófica. 

Escenas sexuales incendiarias y un clímax sobrecogedor violentísimo y, lo que resulta más inquietante, verosímil. El coito alcanza dimensiones trascendentales extraordinarias en este filme que no fue creado para estimular sexualmente sino para reflexionar sobre la dimensión sagrada del sexo, elevada la consecución del goce absoluto a religión del cuerpo.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
¿Qué diferencia tiene con respecto a cualquier peli porno? Que me lo expliquen
En primer lugar, el nombre de por sí parece anunciar una película cuando menos interesante, de ésas que te llegan a rozar alguna fibra sensible. Pero empieza la película y ¡pataplaf! El nombre "El imperio de los sentidos" se queda demasiado, demasiado grande para este mamotreto.

En segundo lugar, el guión y los diálogos, que se resumen a lo siguiente: ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ...

En tercer lugar, los personajes:
-La prota es una niñata insoportable, estúpida, asquerosa y cruel, con la olla bastante ida.
-El prota es un tío idiota de cerebro plano que le sigue el juego a la niñata.
-Los demás personajes tampoco parecen estar muy allá de la azotea.

En cuarto lugar, el ritmo de la película:
ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ... ZZZZZZ...

En quinto lugar, añadiré que las actuaciones tampoco es que sean nada del otro mundo. Lo único que se salva en este aspecto son las escenas de sexo, porque obviamente en esas escenas no se puede fingir mucho. La cosa o sale o no sale. Y, de todos modos, para ver escenas de sexo explícito, es preferible ver una porno que esté catalogada como tal, que si de lo que se trata es de ver sexo, las porno cumplen su cometido mucho mejor que ésta que estoy ponderando.

En sexto lugar, me parece mucha cara el darle tanto bombo a esta película y pretender venderla como si fuera una maravilla ultraterrena, "espiritual" y súper-mega profunda, y que encima digan que es el no va más porque se dieron trece pases en el Festival de Cannes. ¡Señores, no nos engañemos! La gente fue a verla porque se veía a gente haciéndolo todo el rato y a veces se veían los genitales y cómo lo hacían. No creo que fueran a verla por la gran "profundidad" y los "hondos sentimientos" que transmite. Pero si hasta el Aznar cantando el "Yesterday" transmite más profundidad y más sentimiento. La peli, excepto las escenitas subidas de tono, te deja más frío que si estuvieras en la Antártida. Lo único que llama la atención es el sexo, y tampoco es que el sexo sea nada del otro jueves.

Por último, concluyo lo siguiente: si van a ver esta película pensando que va a ser algo grandioso, lleno de emociones y sentimientos y de profundidad psicológica aparte del consabido sexo, entonces mejor decántense por cualquier otra cosa. Y si lo que quieren es ver las escenas de sexo, a mi parecer cualquier película pornográfica es mucho mejor en ese aspecto.
Y otra cosa: a mí no me engañan. Esto no es más que una mala peli porno sobrevaloradísima, lo que pasa es que sus realizadores fueron muy listillos y quisieron darle otras pretensiones más elevadas que no posee. Al menos las porno no tratan de adjudicarse más mérito del que tienen, como hace ésta, que no es más que un film de serie B inflado.
Mi consejo: alquilen una porno. Saldrán ganando.
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53 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Posesión
El imperio de los sentidos fue una película envuelta en escándalo y exageraciones que quizás le hayan hecho perder la objetividad del espectador hacia la misma. El productor francés Anatole Dauman a través de su productora Argos films había producido grandes películas así como escándalos sonados con las películas del polaco Walerian Borowczyk y pretendió hacer una reflexión sobre el amor, el deseo, la pasión y la posesión. Quizás este último tema es el más importante para Oshima, el que guió su película hacia ese final profundo y reflexivo sobre la posesión del otro en las relaciones amorosas o pasionales. Entroncado con una sociedad japonesa machista donde las mujeres son posesión del hombre. En toda la película está esa relación de poder.
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12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Sugerencia
Más que una crítica tengo que hacer una sugerencia a todos los usuarios de Fa que tengan un problema de tamaño, como es mi caso, del miembro viril ¡Esta es vuestra película!

Me explico:

El protagonista, japonesete con los ojos achinados, como buen japo que se precie, es un auténtico semental, guapo (¿? Puede…no le distingo, luego no sé), follador, irresistible, y lo mejor de lo mejor, de ahí mi sugerencia ¡Bien dotado!

Pues na chicos, contentaros, pues el pirulí del muchachote la verdad es que es de un nivel tirando a ínfimo, mini pollita que diríamos, que hace que un servidor después del visionado de la película se crea Tarzán.

Imprescindible película porno, y de obligada visión conjunta antes de hacer el amor con una nueva novia, nunca caerás en el ridículo.

¿La peli en si? Pues eso ristra de metidas de mano, mamadillas, sobes, y demás menesteres, que sin desmerecer en belleza no deja de ser porno light japonés.

Ya sabéis chicos usarla, no caigáis en la tentación de calentar a una muchacha haciendo el ridi poniendo algo de Nacho Vidal: ¡No! ¡Esta es nuestra película!
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53 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El imperio del sexo
Esta película ha envejecido mal. Supongo que en 1976 causaría un gran impacto pero hoy día decepciona si se ve con expectativas de una película pornográfica y mucho más si lo que se busca es una película de autor, profunda y bella. Con todo, no es desdeñable, tiene algunos momentos conseguidos, algunos diálogos excelentes, buenos actores y , sobre todo, muestra muchas posibilidades. Lástima que el director no haya sabido sacarle partido al tema del amor, sexo, pasión, violencia y sadomasoquismo. La música y la fotografía están poco cuidadas y , en general, resulta aburrida y monótona.
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12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Muy sobrevalorada
Muy sobrevalorada cinta, debido a la glorificación que se le concedió en su día. ¿Y por qué llamó tanto la atención? Evidentemente por mostrar un sexo tan explícito. En los 70/80 el sólo hecho de mostrar en cámara un pecho femenino desnudo escandalizaba. Pues imagínense que suponía, por poner un ejemplo, mostrar a un hombre comiendo un huevo "recién puesto".
No es que sea mala, pero tampoco es para que se codee con las película llamadas "Obras maestras".

Yo, para hermosear la película, le hubiese metido un par de escenas de sexo entre féminas. Y es que, como diría Steve Zahn en "Freak talks about sex": "No se me ocurre ninguna película que no pueda mejorarse con una escena de sexo lésbico".
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15 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¡PERDÓN SEÑOR, LE TRAIGO EL SAKE!
El azote de celuloide erótico que invadió las salas en los setenta no solo llevó de cabeza a un público curioso, sinó a unos censores nerviosos (remilgados obsesivos que aprovechaban visionar antes de dar el tijeretazo definitivo y un que “os den” al resto de los mortales y no sin antes haber dado rienda suelta a sus ocultos deseos de “voyeurs” calenturientos) que no perdonaban pero que su agotamiento acabó siendo la cruz de una manufactura que no paraba de producir Emmanuelles y un largo etcétera. Pero el erotismo pasaba a un plano cansino. Por otro lado algunas pocas quedaron relegadas a circuitos de arte y ensayo con las firmas de reconocidos autores como Bernardo Bertolucci (El Último Tango en París) o Pier Paolo Pasolini (la trilogía de la vida y “Salò”) con sus categorizadas piezas de culto en la actualidad al saber equilibrar reflexión y provocación a la vez.

Al film de Oshima no lo encasillaría en ninguno de estos dos grupos mencionados anteriormente. El título original en japonés de “El Imperio de los Sentidos” es “Ai No Corrida” que, a modo de echarse unas risas algunos la mencionan como “No Ai Corrida” (se puede tomar a cachondeo pero de corridas las hay). No se le puede negar que es un film porno a la antigua usanza pero sin llegar a las tomas y primeros planos que Gerald Damiano detalló en “Garganta Profunda”, para citar un ejemplo de que las secuencias de sexo en lo relativo a lo más agresivo e impactante a fin de herir sensibilidades. Sí, ya sé que cualquier comparación puede ser odiosa, pero si la cinta de Damiano ya exhibía la pornografía sin tapujos ni prejuicios, “El Imperio de los Sentidos” muestra el sexo con tal sensibilidad acorde a la historia de amor formulada; Kichi-San (Tatsuya Fuji) y su criada Sada (Eiko Matsuda), antigua prostituta, enloquecen por el placer de restregarse juntos por una habitación a merced de las curiosas miradas de criadas y gheisas, hasta tal punto que la obsesión por la carne y el intercambio de fluidos corporales llega a límites insospechados hasta que sudan y apestan. Y es que la obsesión de Sada por ser objeto de sumisión y deseo por parte de su amado se convierte en el no va más. El romance en su definición pasa a un plano fantasmagórico que sigue prevaleciendo en el aislamiento de la pareja del mundo exterior. Los dos se envuelven aletargados por la felación, la masturbación y el sadomasoquismo (él se deja pegar, ella estrangular, y viceversa. Vamos, la pareja perfecta) como atractiva vía hacia las puertas de una Muerte que debería cerrar el círculo entre tanto edén de deseo.

Sada y Kichi-San representan unos outsiders del Japón de primera mitad del siglo XX (esa sociedad anticuada y post-feudal tan añorada por Yukio Mishima en las descripciones de la mayoría de sus novelas) en su eterno viaje pasional. Por lo que una vez visionada la película se llega a la conclusión de que se trasta de una de las mejores películas románticas de la Historia del Cine.
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
I Put A Spell On You
Nagisa Oshima nos ofrece otra historia que merece la pena ser contada. Basada en hechos reales, nos presenta la historia de amor entre la prostituta Sada Abe y Kichizo Ishida, propietario de un restaurante en Tokio, en los años 30 del pasado siglo. Cómo se conocen, su curiosa relación y el sorprendente desenlace que ha hecho mundialmente famosa la historia y provocó todo un fenómeno social en Japón.

La película funciona como una magnífica descripción y reflexión acerca del amor posesivo. El director, lejos de ofrecer una mera representación fría y objetiva de los testimonios e informes policiales, elabora una película altamente emocional y explícita en su contenido sexual que, lejos de caer en sensacionalismos, interpreta los acontecimientos ayudando a comprender a los personajes y sus motivaciones.

Pese a las cortapisas y diversos problemas de rodaje sufridos debido a lo polémico de su contenido, la cinta posee una calidad formal más que aceptable, y una excelente interpretación por parte de los actores. Totalmente recomendable.
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Porno light aburrido.
El problema de ver cine es que al final te acabas creyendo las cosas.

A los pocos meses de ver esta película tuve la suerte de liarme con una nipona. En el momento de la verdad, esperaba que me hiciese masajes extraños y felaciones bañadas en aceites exóticos mientras gemía y lloriqueaba al mismo tiempo, pero resultó ser tan rancia como las españolas.
Y qué decir de ellos... ¡no saben hacer bolas de fuego soplándose las manos! Vaya decepción. Me llevé un día a mi colega Kamatari a los pies de la M30 y le pedí que cruzase los 6 carriles de un salto gritando yiahh. El tío no entendía nada. Yo le daba empujoncitos y le decía "venga, salta", pero nada, me miraba asustado, más blanco que amarillo.

A él le pasaba lo mismo. Flipó cuando me vio fallar un lanzamiento de lata a una papelera a dos metros. Se pensaba que éramos todos yongüeines infalibles y encendíamos las cerillas raspando en la barba. Incluso un día que fuimos a echar un pádel, en las duchas dejaba caer la pastilla de jabón a ver si sonaba la flauta. Menudo trucho el jodío.

Es por ello que tomo esta película como ejemplo de lo distorsionado que a veces se ve el mundo cuando se nos dibujan sus tres dimensiones en una pantalla plana, y aunque es casi imposible distinguir lo falso de lo cierto, sí debe mantenerse, al menos, la prudencia. Una película política debiera haber sido la elegida, pero no me ha dado la gana.

Así que nada, si quieres conocer otra forma de entender el sexo, visiona esto, y si consigues permanecer despierto hasta el final (para ello es necesario no tocarse durante el metraje), mete el CD en la caja, pestañea y verás que es como si nada hubiese ocurrido.
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51 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Y hablando de cosas raras....
Había leído en varios sitios de cine algo sobre esta película japonesa y pude verla por fin, sin embargo me he quedado con una extraña sensación, la misma sensación que cuando con unos amigos de la secundaria nos reunimos en casa de uno de ellos y vimos una parodia porno con un título bien gracioso que nos llamó la atención. Nos sentimos decepcionados porque la película se rayó a la mitad y casi se daña el DVD en el que lo veíamos.

Pues me he sentido igual, aunque, en esta ocasión si he visto el film completo, pero he sentido como que está incompleto, no sé como explicarlo, la falta algo, y no me refiero a la duración, que para mí fue casi una tortura. Pero bueno voy a catalogarla:

Aburrida, pues si es, y a ratos produce hasta sueño.
Apasionada, no, no tiene nada de pasión.
Enfermiza, si y mucho.
Artística, no sé, tengo mis dudas, fue una película porno aburrida con pretensiones de transgresora en aquellos conservadores años 70 y hoy en día creo que no ha pasado de ahí. No comprendo porqué le han dado tanta importancia.

No me gustó y estoy empezando a tener más cuidado a la elegir películas, especialmente en el género erótico.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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