6 Críticas de los usuarios

Schlesinger convierte magistralmente los créditos iniciales en un editorial: mientras los nombres pasan superpuestos, vemos cómo un empleado subido a una escalera va cambiando por partes el cartel de una gran valla publicitaria. La imagen de unos niños africanos deformados por la desnutrición y un rótulo pidiendo ayuda para el Tercer Mundo van siendo sustituidos por el gigantesco rostro de Julie Christie, muy ligero, blanco y sonriente, anunciando la publicación, en una revista femenina, de las memorias de la modelo y pseudoactriz Diana Scott, un símbolo social.
En un par de minutos ha quedado indicado radicalmente el sentido de la obra: que las modelos fotográficas pasen a convertirse en modelos sociales para la mujer obedece a criticables intereses de mercadotecnia, y a no menos criticables ambiciones de escalada social.
Julie Christie encarna a la joven Diana Scott, casada con un marido a quien valora en poco. Su vida cambiará al ser entrevistada casualmente por un periodista de la BBC (Dick Bogarde) en un reportaje callejero. Al verse en pantalla, a Diana se le dispara la ambición de llegar lejos y alto; a toda costa, según se irá evidenciando en el relato de la accidentada ascensión.
La cámara aprovecha a fondo la fotogenia de la actriz, que llena la película: está en todas las escenas. Su interpretación fue premiada con un Oscar, como el guión y el vestuario. Son destacables también los intensos trabajos de Dick Bogarde y Laurence Harvey.
Perteneciente a la cosecha inglesa de Schlesinger, más experimental y comprometida que la estadounidense, "Darling" está en la inconformista línea del Free Cinema. Una cámara ágil da continuo dinamismo a las escenas. La fotografía, en trabajado blanco y negro, consigue un aire vanguardista para secuencias como la de la fiesta semiorgiástica en París, la exposición de cuadros, las encuestas callejeras, o la anciana cantando en Picadilly una canción napolitana.
A causa de su elegante calidad, la película parece menos crítica y corrosiva de lo que realmente es.
(Participa también Vilallonga, haciendo de aristócrata, sin despeinarse.)

Tercer largometraje del realizador británico John Schlesinger (“Cowboy de medianoche”, 1969). El guión, de Frederic Raphael, desarrolla un argumento de J. Schlesinger, Joseph Janni y Frederic Raphael. Se rueda en escenarios reales de Inglaterra (Londres, Bristol, Brentford, Berkshire, aeropuerto de Heathrow...), Francia (París) e Italia (Florencia y Capri) y en los platós de Shepperton Studios (Shepperton, Inglaterra). Nominado a 5 Oscar, gana 3 (actriz, vestuario y guión original) y un Globo de oro (película extranjera). Producido por Joseph Janni para Joseph Janni Productions, Vic Films y Appia Films, se proyecta por primera vez en público en julio de 1965 (Festival de Moscú).

La acción dramática tiene lugar en 1964, en Londres, París, Roma, Capri y la campiña italiana. Diana Scott (Christie) es una hermosa joven, de 20 años, natural de Sussex, que en Londres trabaja como modelo fotográfica y actriz de cortos publicitarios. De apariencia fría y de espíritu libre, desea llegar a lo más alto en el mundo de la fama, el dinero y la posición social. Casada con Tony Bridges (Bowen), se relaciona con Robert Gold (Bogarde), periodista de la televisión; Miles Brand (Harvey), hombre de negocios con influencias en la industria de la moda y los círculos de la “jet set”; Malcolm (Curram), fotógrafo gay; Cesare della Romita (Vilallonga), un noble italiano, viudo, padre de 7 hijos; y con muchos famosos, bohemios y libertinos de la alta sociedad londinense. Es guapa, inteligente, fotogénica, encantadora y ambiciosa. Le gusta la aventura y busca la felicidad plena.

El film suma drama, romance y crítica social. Elabora una parábola sobre el mito de la felicidad. Con el estilo realista y crítico del “Free Cinema”, presenta un retrato de la sociedad de los famosos en el Londres de los 60. La narración, hecha en flashback y a cargo de la protagonista, se desarrolla de modo distante, objetivo y frío, propio del cine que se impone en aquellas fechas. Explora las transformaciones que en los primeros 60 afectan a la moral, y a los usos y costumbres sociales. Frente a la moral tradicional, plagada de prohibiciones y tabús, las nuevas concepciones asumen como normales, razonables y lícitos temas demonizados hasta entonces, como el aborto, el divorcio, el abandono del hogar por la mujer, la infidelidad conyugal, la homosexualidad y la promiscuidad.

Ofrece escenas abocetadas, pero suficientemente claras, de sexo oral, sexo múltiple, sexo interracial, bisexualidad (camarero del bar), sexo gay, etc. Presenta a Malcolm (Curram) como homosexual que no se siente traumatizado por el hecho de serlo y que vive su orientación sexual con naturalidad. Él y Diana mantienen una amistad sincera, como corresponde a personas corrientes. Usa un atrevimiento y una desenvoltura inusuales hasta entonces en el tratamiento de viejos tabús carentes de fundamento, marcando un precedente en cine que sirve de ejemplo a obras posteriores.

"¡Pero cómo una persona tan superficial puede hacer tanto daño!".

Buena película, todo un acontecimiento en su día, por mor de un argumento donde se radiografía la vida íntima, sexual y vitalista de una bella joven, radiante, súper-atractva para los hombres, pero tremendamente infeliz, vacía en su interior.
Para llenar el hueco que tiene en su corazón flirtea con cuantos hombres interesantes encuentra en su camino, siempre más o menos pudientes, aunque también lo hace con el que llega a ser su verdadero amor, un hombre casado (espléndido Dirk Bogarde (ganador del Bafta al mejor actor británico por su papel)), enamorado de verdad de ella pero que no puede hacerle feliz... porque es imposible. Siempre será la chica una persona infeliz que buscará en los hombres una satisfacción, que ni siquiera es meramente sexual.
Todo ello con un estupendo guión, galardonado con el Oscar de Hollywood en su día y con excelentes interpretaciones, sobresaliendo la absoluta protagonista, una Julie Christie (Óscar a la mejor actriz) deseable, preciosa y atrayente, que pasa por prácticamente todos los estados de ánimo.
Brillante fotografía en blanco y negro y exquisito vestuario, también galardonado con el Óscar.
El filme va de menos a más, es cierto que cuesta un poco entrar en materia, pero una vez aposentados los diversos personajes gracias a los inteligentes diálogos y el interesante desarrollo de los acontecimientos, la película llega a ser en verdad amena y profunda en su interior.
A día de hoy me temo que la cinta esté caída en el olvido, pero en su día fue de gran importancia cinematográfica y socialmente.

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Diana Scott (Julie Christie) es una bella y hermosa modelo de profesión, se casa con un aristócrata italiano y se convierte en una princesa.

Lo que parece sacado de un cuento de hadas, la realidad es otra, una vida desgraciada y vacía sin ningún respeto por sí mismo. Todo ha sido pagado a costa de su felicidad y autoestima.

La película tuvo un presupuesto $535 mil y generó por venta de taquillas la cantidad de $12 millones, más $3,2 millones por la venta de alquiler en los videoclubes, además recibió 24 nominaciones a diferentes premios y/o festivales de cine, de los cuales gano 16 de ellos.

Los gustos y preferencias de Hollywood por las actuaciones de sus estrellas en ocasiones son inexplicables, ejemplo de ello es el de Julie Christie. En el 1965 gano su primer y único Oscar con este film, haciendo un personaje frívolo y sin sentido.

Luego de esto ha sido nominada tres veces más, “McCabe & Mrs. Miller” (1971), “Afterglow” (1997) y “Away from Her’ (2006), con personajes más complejos y difíciles, pero según Hollywood no sido merecedora del premio. ¡Así es Hollywood!

Una voz en off que nos presenta la vida de una mujer que parece haber alcanzado desde una forzada felicidad, distinta a la que hubiera deseado, las cotas de la fama y la popularidad nos lleva a un pasado que, partiendo desde cero, nos hacemos eco de quien se esconde tras esa faceta marcada de ambición, sentido del riesgo y distinción orientada ante el encuentro de otras clases sociales superiores. Su protagonista Diana Scott (Julie Christie) es soñadora virtuosa en su camino hacia el éxito. Después de conocer a Robert Gold (Dirk Bogarde), un periodista casado que va abrirle las llaves a una nueva vida social que la llevará a conocer a un empresario de éxito (Laurence Harvey) o a un conde italiano (José Luis de Vilallonga).

Como en el futuro, el Joe Buck de “Cowboy de Medianoche” (Midnight Cowboy, 1969), Schlesinger nos lleva la senda de un sueño que no es para su protagonista Diana (interpretada por Julie Christie, que volvería a rodar con Schlesinger, “Lejos del Mundanal Ruido” (Far from the Madding Crowd, 1967) en un intento más cruel de retomar un personaje similar al que interpreta Audrey Hepburn en “Desayuno con Diamantes” (Breakfast at Tiffany´s, 1961) de Blake Edwards. Pero aquí el director británico mete el dedo en la llaga radiografiando los cambios en una Inglaterra radicalmente dispuesta a resistirse a unos cambios inevitables.

Esta película explora y describe los vericuetos vitales y profesionales de la ascensión social de una modelo inglesa, encarnada por la bella y fotogénica Julie Christie. Entre la sátira social, la descripción de lugares, situaciones y personajes variopintos, alguna referencia a la homosexualidad y una crítica de la que pocos personajes se salvan, Schlesinger pinta un mundo en el que todo se compra y se vende; un mundo condenado a sí mismo, y condenado a la traición. La "culpa" no es por tanto sólo de la protagonista, sino también del mundo en el que vive.