arrow

48 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Un vestido inapropiado puede marcarte la vida.
Quizá sea demasiado fácil calificar a Bette Davis como una de las mejores malas que ha dado el cine. Esta es una de las películas en la que se forja la leyenda. Y digo fácil porque el personaje es bastante más complejo, con tantos matices que hacen aún mayor al mito.

Ambientada en los años previos a la Guerra de Secesión americana, guarda ciertos paralelismos con "Lo que el viento se llevó". Tanto Julie como Escarlata son mujeres de aguda personalidad que marcan el devenir del resto de los personajes. Tanto Preston como Rhett ponen el punto de racionalidad advirtiendo de la progresía y modernidad del Norte sin dejar de ser caballeros sureños. Unos y otros ven sus vidas convulsionadas por acontecimientos externos: una guerra y una epidemia. Injustamente el devenir de los O'hara restó luz a "Jezabel".

Retrata magníficamente la sociedad, moral y costumbres sureñas. Ese arcaico pero encantador sentido del honor y el pretendido inmovilismo de las clases nobles hacia la modernidad o el abolicionismo se abren ante nosotros como un libro.

Julie es caprichosa, con orgullo sin límites, sensible, detallista, provocadora, inteligente, irónica y manipuladora, cóctel que deriva en una inmadurez perenne. Desea ser el centro de atención del mundo que le rodea y no se priva del escándalo para conseguir sus propósitos. Disfruta llevando las situaciones al límite con la misma intensidad con la que quiere echar el freno cuando ya nada se puede hacer. Y todo sin despeinarse lo borda en menos de 100 minutos doña Bette. Chapeau. El resto del reparto está correcto y un jovencísimo Henry Fonda le da bien la réplica.


De mala nada, esta señora es de lo mejor.
[Leer más +]
73 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Intenso melodrama de amor, celos, venganza y redención
Producción en b/n de la Warner, dirigida por William Wyler, primera de tres colaboraciones de éste con B. Davis. Se rodó en Inverson Ranch, Louisiana y Warner Studios (Burbank), con un presupuesto holgado de 1 M dólares. Se estrenó el 10-III-1938.

La acción tiene lugar a lo largo de 1852/53 en Nueva Orleans y en una plantación próxima. Narra la historia de Julie Marsden (Bette Davis), joven, posesiva, carpichosa, temperamental y dominante, que se enamora de Preston Dillard (Henry Fonda), norteño, banquero de fría personalidad. Las exigencias y los desaires de Julie hacen que Preston marche a NY, de donde regresa casado. Julie, airada, urde una venganza que se ve interrumpida por el azote de la peste amarilla.

La película traza un retrato muy cuidado de la sociedad de Nueva Orleans de mediados del XIX, caracterizada por la afición al lujo, el apego a las tradiciones, el arraigo de modales afrancesados, la enemistad por los norteños, desaliñados e ignorantes ("creen que un "terrier" es un perro de color tierra"). El clima sureño se advierte por las magnolias, la colonia de esclavos de la plantación y los prejuicios pro-esclavistas. Aporta un excelente retrato de personajes, como Julie, Preston, Buck, tia Belle y otros. El arco dramático se apoya en las exigencias caprichosas e inoportunas de Julie a Preston, los desaires que le dedica coqueteando con Buck, la humillación que le impone asistiendo al baile de gala vestida de rojo contra las normas sociales, la marcha de Preston y la incertidumbre en la que se ve envuelta. Sigue una larga sucesión de incidencias dramáticas que la enfrentan con la familia y consigo misma, mientras se extiende la peste amarilla en la zona. Amor, despecho, orgullo, pasión, celos y deseos de venganza, son los sentimientos que informan un relato denso, complejo y absorbente. Son escenas destacadas la presentación de Amy a Julie, la retirada de las parejas de baile como manifestación del rechazo de Julie y de su atuendo y la escena final.

La música, de Max Steiner, subraya los momentos emotivos con canciones polifónicas de fondo (espera de Preston), un vals que evoca rechazo (baile de debutantes), un fragmento de Chopin y trazos de marcha fúnebre (conducción enfermos al Lazareto). Sincronizada ajustadamente con la acción, le valió a Steiner el encargo de la banda musical de "Lo que el viento se llevó" (1939). La fotografía luce planos largos, primeros planos emotivos, barridos descriptivos, toques expresionistas y algunos fuera de campo (los dos duelistas). Se beneficia de un magnífico vestuario y de decorados excelentes. El guión construye un relato rico en detalles, denso e intenso. La interpretación de B. Davis, sobresaliente, le valió su segundo Oscar. La dirección crea una obra de gran dramatismo.

La película, fascinante y embriagadora, es un melodrama clásico, que consagró a Davis como estrella de primera magnitud.
[Leer más +]
58 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Ni contigo ni sin ti
William Wyler, uno de los gigantes de la meca de Hollywood, se subió al carro de esas obras clásicas que inmortalizaron a estrellas cuyo brillo nunca se apagaría, ni siquiera cuando ya habían entrado en declive.
“Jezabel” fue uno de esos clásicos que lanzaron al estrellato a actrices de la talla de Bette Davis, proporcionándole un Óscar a la mejor interpretación femenina de 1938. Mucho ha llovido ya, pero por aquel entonces una joven Bette se labraba una de las carreras que más interés han despertado en el mundo de la farándula. Aquella mujer que sin ser muy guapa poseía fiereza y pasión en la mirada, en esos ojos enormes y algo prominentes que destilaban una inteligencia y una vitalidad imparables, a los que se sumaba un poso de perenne tristeza.
Los ojos más hechiceros del cine.
Lo cierto es que Bette llena cada rincón de la pantalla en este melodrama que sin su presencia habría sido insulso e insustancial para mí. Incluso el casi desapercibido Henry Fonda permanece a la sombra, oscurecido por el resplandor de su leonina y temperamental partenaire.
Sin duda, era un drama ideal para ella en su papel de una mujer sureña indómita y de carácter difícil. En una sociedad anquilosada y trabada en férreos códigos de etiqueta, Julie se muestra rebelde e inconformista. Hace todo lo posible por llevar la contraria y desafiar las normas del decoro, que le resultan insufribles. Su conducta caprichosa, orugullosa y testaruda trata de encubrir su inseguridad y sus verdaderos sentimientos… Hasta que estira tanto la cuerda que ésta se rompe y Julie pierde al hombre de su vida.
Lo más interesante es observar cómo una joven atractiva, que tiene todo lo que podría desear, se empeña en llevarlo todo al límite y causar dolores de cabeza a quienes la quieren, desafiando constantemente las normas más elementales de la prudencia… Y todo porque no conoce otro modo de mostrar su miedo y que necesita sentirse segura del amor de quienes consiguen ganarse su respeto.
En el entorno del Nueva Orleáns de mediados del siglo XIX, cuando Estados Unidos se iba acercando a las puertas de la Guerra de Secesión, y mientras el Sur aún conservaba su orgullo de territorio que basaba su economía en las plantaciones de algodón y en la mano de obra gratuita de los esclavos, una joven independiente, voluntariosa y tozuda muerde el polvo al comprobar que no se puede jugar con las personas. Mientras Nueva Orleáns es azotada por una terrible epidemia de fiebre amarilla que desata el caos y el pánico, Julie se desenvuelve con más pena que gloria en su ambiente privilegiado y aristocrático, aprendiendo duras lecciones de madurez.
Banda sonora del archiconocido Max Steiner (“Lo que el viento se llevó”), hermosa fotografía, cuidado vestuario, meticulosa ambientación y una siempre llamativa Bette Davis para un drama romántico cuya aura se ha ido engrandeciendo con el tiempo.
[Leer más +]
39 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Las niñas ya no quieren ser princesas...
He visto hoy en las noticias que van a cambiar los cuentos infantiles para que no sean sexistas (quieren decir machistas) y las niñas del mañana no sueñen con ser princesas que sueñan con príncipes azules que vengan a rescatarlas de madrastras, brujas, maldiciones o torres aburridísimas... No sé cómo lo harán. A lo mejor ahora serán mujeres autosuficientes, independientes, liberadas de toda servidumbre masculina y pueden aspirar a ser primeras ministras de países muy-muy-muy lejanos, empresarias de las minas de diamantes de los enanitos, diseñadoras de trajes de tules para princesas de gales ocupadas, o reinas madres solteras... Cualquier sabe. Pero a mi ya me ha pillado vieja para dormirme con otros cuentos que los tradicionales. Porque yo nunca quise ser princesa de cuento. Yo quería ser Jezabel, una princesa de cine... Una princesa muy original, es verdad, pero tan venida a más que llega a reina. Es la más. No sé si la peli la hicieron para que las "niñas" como yo, vieran a ese arquetipo de mujer deslumbradora y soñaran con ser así. Ay! que no se me enfade la ministra, que esto no es sexismo, machismo ni feminismo... son sueños, ilusiones, como quien dice: cine. Jezabel es caprichosa, claro; y se hace la tontita, o se mete en carajales donde no sabe cómo va a salir. Pero no porque sea bobita, sino porque le apetece. Por jugar. Por divertirse. Por salir del aburrimiento o de la rutina donde todos y todas están instalados, cada uno en su papel. No, ella se escribe el cuento, el guión o lo que sea, y si hay que sufrir, se sufre... pero porque ella quiere. Porque Jezabel no se cae, no: ella se tira...

Bueno, creo que en la película hay muchas otras lecturas interesantes: la agonía del estilo de vida del sur, con la esclavitud, el sistema de valores rígido y férreo de una sociedad dividida en clases de las que no es posible salir; códigos morales y éticos conservadores para defender esa sociedad que no desea ser removida a despecho de los nuevos tiempos y de la evolución vital... Es verdad, hay muchas cosas de las que hablar, pero yo sigo viendo a Bette Davis, la reina del cine, interpretando a la princesa del Sur, el eterno femenino de lo misterioso, desquiciante, mudable y seductor... Ah! y esa colección de "recortables", como nos gustaba de pequeñas: Bette metida en el miriñaque, saliendo del vestido soso de uniforme de señorita; Bette con el vestido rojo, el escote "palabra de honor que no te miento" y el colgante, estilo siglo XX, de antes de la Guerra de Secesión... Pero yo me quedo con esa mujer preciosa a su manera, llegando con su caballo medio salvaje, como ella, entrando en su casa, dando una patada al vestido y recogiéndolo al aire con la fusta... ¡Dios, qué glamour, qué personalidad y qué fuego! No me extraña que el pobre Henry Fonda estuviera acojonadillo... ¿Ve usted, señora ministra, cómo nada es cómo parece...?
[Leer más +]
37 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Peliculón
Uno de los grandes peliculones sureños clásicos, al estilo de "Lo que el viento se llevó", pero esta vez llevado a otro plano. No se puede amar más, ni ser más ambicioso ni caprichoso...ni tampoco más brillante que la Davis. Uno de los grandes papeles de su carrera es el de esta película "Jezabel", en un duelo con Henry Fonda de amor y de celos que parece durar todo el metraje. Ella representa todo lo oscuro en él. Digamos que en este caso ella es la "mala, malísima" y el "el bueno", o ¿es al revés? Ese es encanto. Muy buena.
[Leer más +]
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
"Estoy pensando en una mujer llamada Jezebel, que hacía el mal ante la vista de Dios"...
Jezebel
1938
William Wyler

Luego de no haber conseguido el papel de Scarlett O’Hara en “Lo que el viento se llevo” de la MGM, Warner prepara para Bette Davis su propia versión del sur en la guerra civil. El resultado es un ejemplo del auge de la calidad del sistema de estudio en Hollywood, y en donde cada departamento se luce al máximo.

En 1852, Julie (Davis) es hija de la alta sociedad bien vestida de Nueva Orleáns y está comprometida con Preston Dillard (Fonda) un banquero especialmente liberal. Julie también lo es, y está preparada para romper las reglas sociales de la Norteamérica victoriana de la época. El fuerte temperamento de ambos finalmente terminará la relación y Preston se marchará al norte. Cuando regresa un año más tarde, Julie sigue enamorada, pero Preston ya se ha casado.

La anticuada historia es típica para dar pie a un film de la época y aunque fue ideada como un vehículo para Bette Davis, la película tiene fuerza propia gracias a la dirección de Wyler. Como en las películas que hará en el futuro, Wyler no impone un estilo personal; él se aferra a su idea de que la forma de relatar y construir un film lo dicta la historia y los personajes. De este modo todas sus películas; Jezebel, Los Mejores Años de Nuestras Vidas, La Señora Miniver, Ben-Hur y tantas otras, son filmes únicos, tienen fuerza propia, son mundos absolutamente distintos, con sus propias filosofías y reglas.

El guión, que fue terminado y revisado por un joven John Huston antes de comenzar como director, deja ver el talento de éste; los personajes no son buenos o malos, son complejos y precisamente sus imperfecciones son las que crean las situaciones dramáticas de la historia.

La figura de Henry Fonda le da peso a su personaje y Bette Davis (quien hará lo mejor de su carrera en Eva al Desnudo y ¿Qué fue de Baby Jane? aunque no ganó el Oscar por ninguna de éstas) simplemente hace lo suyo en un papel que está hecho a su medida; ella es la mujer de fuego y temperamento que logra lo que quiere y a su vez envenena a los demás. También se destaca la presencia de Fay Bainter (quien ganó el oscar por su papel) y Donald Crisp, ganador del oscar por Que verde era mi valle de Ford y director en el período mudo (codirigió El Navegante de Keaton).

En el aspecto técnico, lo más destacable es la fotografía de Ernest Haller (Lo que el viento se llevó). Entre las grandes tomas están el travelling del comienzo, la toma del duelo con el humo de los disparos a ambos lados de la imagen y la toma que sigue al carruaje cuando Fonda llega a la plantación Halcyon después de un año de ausencia. También la musica de Max Steiner (King Kong, Lo que el viento se llevó, Casablanca y muchísimas otras) complementa las situaciones, en especial el pequeño golpe de piano que se oye cuando Fonda mata a un mosquito al salir al patio; una pequeña nota que predice el desastre.

La historia acaba exactamente donde debe acabar… (ver spoiler)
[Leer más +]
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un melodrama sureño.
¡Ay señorita, señorita sureña! Sí, sabemos en que sitio has nacido y en que momento lo has hecho. Nueva Orleans mediados del XIX…puedo imaginar. Supongo que será por eso, además de por tu educación, que has terminado siendo así: una chica encantadora a primera vista pero que esconde una actitud caprichosa y prepotente. Esto en la mayoría de los aspectos de tu vida no tiene mucha importancia, tu burbuja es grande y tu colchón es cómodo, pero ¿y en el amor? En el amor eso no sirve de nada. Porque es todo lo contrario. Es humildad y es generosidad, y tú de eso no sabes mucho. Sabes de maneras, de cortesías, pero eso es apariencia, algo que no te llevará muy lejos. Y si no mira tu cara antes del “The End”. Hay veces que después de redimirte no queda nada.

¡Ay caballero, caballero sureño! Has visto como funcionan las cosas en el Norte. No vas a traicionar a tu tierra pero creo que ya sabes quien terminará imponiendo las normas en esa incipiente y joven democracia. Normas que tienen en la libertad de todos los hombres, sea cual sea su raza, uno de sus pilares. Es difícil darse cuenta desde dentro (“uncle Cato” resulta entrañable y servicial) pero una vez que lo ves con otra perspectiva...Tu querido Sur ha envejecido mal y ha quedado anquilosado en un conservadurismo y en unas tradiciones que ya en su día resultaban escandalosas. Por lo menos eso también pensaba Abraham, y creo que eso ahora también lo piensas tú. Normal, a mí también me hubiera pasado lo mismo, solo que quizás yo no hubiera vuelto.

¡Ay Mr. Buck, Mr. Buck Cantrell! Usted representa el carácter sureño más recalcitrante, obstinado e incivilizado. No me extrañaría verlo dentro de unos años vestido cual nazareno sevillano. Pero con una cruz ardiendo a sus espaldas. Bueno también puede ser que lo ajusticien en Gettysburg o Fort Hidman. En usted, que es tan dado a los duelos personales, el orden y la jerarquía de un ejército no creo que sean de su agrado. De hecho a ninguno de ustedes, señoritos, parece que les vaya a sentar muy bien. A los hechos posteriores me remito. Pero bueno, hasta que llegue ese momento, para el cual no queda mucho, podrá seguir oteando desde encima de su caballo todo eso que lo mantiene donde está. Aunque sea a cualquier precio. Porque la suya es una ambición que pisotea sin piedad. Y también en el amor. Y es que cuando uno es un manipulador siempre será susceptible de ser manipulado.
[Leer más +]
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Elegancia ante todo
"Jezabel" es uno de eso melodramas clásicos al más puro estilo de William Wyler, que deja una clara huella de su magnetismo, elegancia y solvencia a la hora de rodar una escena (pocos directores supieron mostrar a una actriz bajar una escalinata con esa distinción).

Bette Davis, una de las mujeres más frías y duras en pantalla, consigue una vez más deslumbrarnos con uno de esos papeles de mujer orgullosa, dura en apariencia pero frágil por dentro, y en ocasiones cruel.
Henry Fonda que poco a poco iba despuntando como estrella, aquí no llega a lucirse tanto, y es que teniendo a Bette de compañera a ver quien le roba un plano...

No tengo más que añadir, sólo decir que estamos ante uno de los mejores melodramas de la década de los 30 y que sólo Wyler sabía darle esa gran puesta en escena y dominio de la épica.
[Leer más +]
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
No esperaba menos de ti, Wyler.
William Wyler, un director que tan solo de oír nombrar su nombre me atraen recuerdos de impactantes e increíbles películas, de sublimes melodramas, impactantes intrigas, y sobre todo, irrepetibles sensaciones gracias a su pulso e implacable fuerza con las relaciones humanas, que narra con titánica y absorbente intensidad.

Para su propia desgracia, es un realizador que será absolutamente recordado por su mastodóntico péplum de “Ben-Hur”, pero yo digo señores, que este realizador mostró su increíble talento en el resto de sus obras. Donde su historia romana era rotunda y fuerte en presupuesto, el resto de su obra lo es en su magnánimo contenido, plagado de momentos imprescindibles y únicos.

“Jezabel” supone fácilmente el mayor alzamiento y obra cumbre de sus melodramas, donde muchos pecan al equivocarse pensando que se tratan de meras historias románticas, aspecto poco complejo para un director tan exigente como Wyler. Esta vez, y aprovechando de nuevo el enorme talento de la increíble Bette Davis, el director de “La Loba” nos relata con soberana intensidad, una historia de desengaños amorosos donde los celos, la envidia y la venganza son el plato fuerte. Como ya demuestra en otras de sus excelentes obras, Wyler trata de mostrar las maquinaciones y manipulaciones que puede realizar una mujer cuando tiene a los hombres a su merced, capaz de usarlos como peones de un tablero de ajedrez a su merced.

El film nos brinda unas excelentes e intensas interpretaciones de todo su gran y elogioso reparto, donde habría que destacar el papel de Bette Davis, única en su especie, y de un gran Henry Fonda, quien interpreta un papel no muy alejado de los que solía hacer, el de un hombre que representa la nobleza, la bondad y la pureza. Tampoco habría que olvidar los más que reconocibles trabajos de aquellos actores que acompañan a la pareja protagonista, como el hermano de Fonda o su adversario, víctima y presa de las maquinaciones del personaje de Davis.

Es mejor no entrar en demasiados detalles, “Jezabel” es una cinta que todo el mundo debería ver con el mínimo de información posible para quedarse irradiados de su esplendorosa genialidad por su ambientación, su intenso guión y sus implacables actores. La guinda del pastel lo pone su director, que como también demuestra en otras de sus no menos sobresalientes obras, Wyler es único a la hora de retratar intensos melodramas de gran variedad de temas con una envidiable e inusual desenvoltura y comodidad, donde priman los diálogos y una cadena de relaciones humanas irrepetiblemente intensas. El legado de Wyler no podría ser mejor.
[Leer más +]
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Julie tenía una mansión en Luisiana...
Jezabel era como un caballo salvaje, desbocada, vivaz... Vivía bajo el costumbrismo moral de las gentes del sur aunque cuando se arriesga a rebelarse contra la sociedad le sale todo demasiado caro.

Personajes inolvidables con la miseria y la guerra de sucesión de transfondo.

Bette Davis vestida de blanco cantando a los pies de una escalera sencillamente inolvidable.

William Wyler asume la dirección de esta magna obra junto a la descomunal Bette Davis, Óscar incluido por esta película. Ambos realizarían después obras maestras de la talla de "La loba" y "La carta".


No se la pueden perder.
[Leer más +]
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La fierecilla domada
Un demonio vestido de rojo. Así es Jezabel. Mala, egoísta, caprichosa, estúpida, destruye todo lo que toca, causa desolación allá por donde pasa.
Nueva Orleans 1852, la amenaza de la fiebre amarilla, esos mosquitos y esos pantanos, y la que se avecinaba, nueve años después, guerra de secesión.
El abolicionismo industrial norteño contra el tradicionalismo esclavista sureño. "Es una guerra comercial", dice Henry Fonda, un adelantado a su tiempo que ve las cosas materialmente, como gran banquero, restando importancia a la cuestión racial. Han llegado los nuevos tiempos, la tecnología marca el ritmo, la economía es la guía, la esclavitud no como asunto moral, sino como suceso puramente monetario. Los esclavos negros serán libres, más eficaces, más rentables.
Pasión de los fuertes, película de héroes, de titanes y malditos.
De honor, duelos y amores ciegos. De gente buena y otra errada.
Es gran estilo, hermoso, poderoso. William Wyler haciendo un cine ya olvidado, imposible de repetir, por su magnificencia, eficacia, grandeza y belleza. Grandes ideas al servicio de una buena historia. Contada con elegancia, sentido y gracia, con coherencia, al servicio de unos personajes memorables, más grandes que la vida.
Bette Davis es tremenda, el resto la sigue como buenamente puede.
Los esclavos son felices sirviendo a sus amos, representación que tiene algo de claramente degradante, los dueños son educados, respetuosos, buenos, y todo se resuelve entre bailes, reuniones, canciones y matrimonios.
La influencia francesa presente en Nueva Orleans a través de los nombres y ciertas costumbres.
Aquí el amor es a muerte, los duelos a ser posible sin supervivientes, las enfermedades muy contagiosas y peligrosas y las disputas a tumba abierta. No ha lugar al cine/vida mediocre, panfletario, tan triste, el que ahora, ay, casi siempre nos corresponde.
Esta película hoy, por supuesto, sería censurada de cabo a rabo.
[Leer más +]
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
EL MELODRAMA CON MAYÚSCULAS.
Para cualquier amante del cine clásico, “Jezabel” es el paradigma del melodrama en estado puro. Un pasional melodrama sureño que se desarrolla en los prolegómenos de la Guerra de Secesión americana, donde asistimos al caldo de cultivo sociológico de lo que devendrá el conflicto civil entre el norte y el sur del país. Gracias a la astucia del productor Hal B. Wallis, en aquella época director ejecutivo de la Warner y del film, que ya conocía la producción de otro grandioso melodrama sureño como era “Lo que el viento se llevó”, que estaba rodándose y la intuición de que este tipo de cine estaba en pleno auge, como de hecho así sucedió. Basada en una obra teatral de Owen Davis, donde se retrata la sociedad sureña de Nueva Orleans por el año 1852, donde conoceremos a una dama del sur de ánimo provocador, testaruda y caprichosa, Julie Mardsen (Bette Davis) que mantiene una relación tormentosa con el joven banquero Preston Dillard (un apuesto Henry Fonda).

Es también el enfrentamiento entre dos formas antagónicas de entender la vida, que no se dirime en el campo de batalla, sino en una contraposición de caracteres y de costumbres; que podría describirse como una sociedad tradicionalista frente a una sociedad reformista, una sociedad anclada en el pasado frente a una sociedad con ánimo de cambio. Jezabel está dividida en dos partes, que corresponden a dos tiempos, a dos planteamientos y a dos intereses diferentes. La primera transcurre hasta la ruptura de la pareja, con la marcha a Nueva York por un año de Preston. La segunda sucede cuando regresa nuestro protagonista, con una cultura y una mentalidad ajena a la cultura sureña. Preston ha cambiado y comprende el discurso realista del norte. La ciudad de Nueva Orleans asolada por la epidemia de la peste puede entenderse como una metáfora de la descomposición del ideario y las costumbres sureñas.

Es evidente que “Jezabel” es una obra en la que los conflictos individuales son consecuencia de una situación sociopolítica muy concreta, y en la que por lo tanto, cada uno de los personajes adquiere naturaleza de portavoz: de una idea, de una clase social y de una actitud ante la vida. En el trasfondo, era una lucha entre dos tipos de economías totalmente distintas: una industrial-abolicionista (Norte) y otra agraria-esclavista (Sur). Es cierto que Bette Davis tiene una actuación redonda, pero no por ello hay que olvidarse del resto de secundarios. En cuanto Wyler, realiza una puesta en escena transparente en cuanto a los contenidos alegóricos de la obra, gozando de gran protagonismo sus decorados, esa fastuosa escalera, presente siempre en el cine de Wyler como efecto dramático, sin subrayar lo evidente, logrando transmitir un estado de ánimo y una sensación ambiental creíble. En definitiva lo que Wyler y su gran equipo técnico y artístico recrea es una página de la historia de los Estados Unidos que permanece en nuestra memoria para siempre.
[Leer más +]
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Magistral tanto de mala como de buena.
En Jezabel podemos apreciar muy bien que cuando Bette hace de mala ¡es tan mala! y sin embargo cuando hace de buena ¡es tan buena!. Ahí está la estrella por siempre y para siempre.
Melodrama de una mujer sureña, coqueta, fuerte, caprichosa y valiente ,muy valiente.
Merecidísimos Oscars en 1938 a la actriz principal y actriz de reparto.
William Wyler fue una persona cumbre para la carrera de bette Davis. A parte de mantener un idílico romance con la actriz. la dirigió en dos más de sus grandes papeles: La carta y La loba.
[Leer más +]
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Un incontrolable deseo de ser
Magnífica descripción de una sociedad obtusa (segunda mitad del siglo XX). Perfecta recreación de los códigos absurdos que determinaban la hombría. Impecable definición del sentir de los sureños estadounidenses frente a la Guerra de Secesión (la de los conservadores y la de los liberales). Clara -aunque pulida- ilustración de ese rol de exclusiva servidumbre que desempeñaban los negros entre las familias esclavistas, porque queda faltando el deficiente, y en muchos casos, abominable trato que tantas familias les daban. Objetiva precisión de las ventajas comerciales del norte contra el sur... y, sobre todo, ¡una impresionante historia de amor!, con una mujer que sabe querer profundamente, mientras lucha de manera denodada para liberarse de convenciones y atavismos.

La historia, escrita por Clements Ripley, Abem Finkel y John Huston, quienes adaptaron la obra, "Jezebel" (1933) de Owen Davis, transcurre en la New Orleans de 1852. El lugar, es una Plantación donde vive una familia bastante ajustada a las reglas del ya viejo siglo, pero la hija, Julie, decide transgredirlas para vengarse de lo que considera un desaire de su prometido. Esto motivará un rompimiento de la relación y un largo penar se dará en lo sucesivo, mientras, un amor que aún palpita con gran fuerza pugna por reivindicarse cometiendo, cada tanto, una y otra improcedencia. La madre se acuerda, entonces, de Jezabel, la mujer que decía hablar de parte de Dios, pero engañaba a los hombres haciéndoles cometer toda suerte de inmoralidades (Apocalipsis 2:20)

Se avecina la cruenta y definitoria Guerra Civil, y otra calamidad, como la de 1830, se acerca con el viento: ¡La fiebre amarilla! Muchas emociones se jugarán entonces y algunos corazones serán puestos a prueba. Entre ellos, Julie y Amy Bradford, exultarán a la vida con su espíritu de compromiso y su fortaleza femenina al ponerse, frente a frente, ante una decisión que las cambiará para siempre.

Diálogos certeros; una ambientación imponente y muy ajustada al siglo XIX; una brillante banda sonora; y una fotografía esplendorosa, sirven para enmarcar el lucimiento de esa sorprendente y penetrante actriz que fuera Bette Davis. Mención necesaria para el gran conjunto actoral que la acompaña, siendo George Brent (Buck Cantrell), Fay Bainter (Tía Belle), Margaret Lindsay (Amy), y Richard Cromwell como Ted, quienes mejor solventan una historia apasionante e intensa como pocas.

El director, William Wyler, vuelve a dejarnos convencidos de que es uno de los grandes.

Título para Latinoamérica: JEZABEL, LA TEMPESTUOSA
[Leer más +]
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
un gran papel de bette Davis para una película maravillosa
Nos encontramos ante uno de los papeles más emblemáticos de la maravillosa Bette Davis. Una película que nos refleja la vida en el sur antes de la Guerra de Secesión , todo esta cuidado hasta el más mínimo detalle. Una película intensa con un gran reparto , un gran director y un gran compositor: Max Steiner. Hay que recordar que esta película fue como una recompensa de la Warner a su estrella Bette Davis por no obtener el papel de Scarlett O¨hARA y para recompensarle después de un juicio en el que la estrella se enfrentó ante los directivos del estudio por no proporcionarle papeles como se merecía.
[Leer más +]
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un clásico obligatorio de ver por esa actriz que siempre domina.
Una vez mas tiene que ser la mala de la película, sin duda es la mejor para ello con una mirada que le ayudaba mucho, que grande fue Bette Davis.

Un clásico del que nada nuevo se puede decir, títulos obligatorios de tener en una videoteca, no solo por las interpretaciones sino también por la dirección, esta claro que sigue la estructura clásica de la película de esos años, esa manera de actuar, de dirigir, de contar las historias y de sobre todo de las historias que trata.

Una historia de amor donde se mezcla la bondad, amor, y sobre todo el orgullo y la vanidad en un escenario fabulosamente descrito, una sociedad aristocrática, rica contrastando con la sociedad baja y pobre y una esclavitud negra de mediados del siglo XIX.

Para mí no es que sea de las mejores películas de Bette Davis pero hay momentos obligatorios de ver como por ejemplo, la escena del baile o la escena final de la escalera discutiendo con Fonda, momentos buenos de a película, pero lo que mas me ha gustado de la película es el marco donde trata la película, muestra con claridad la diferencia social entre los ricos pobres y criados negros, la esclavitud, aunque esta es tratada es una manera jovial y positiva muy lejos de la realidad que esta parte de la sociedad tenía pero hay que saber que estamos ante una película digamos de otra época, donde los temas son diferentes, las actuaciones son mas teatrales y no interesa mostrar el realismo total de la sociedad pues solo muestra ese realismo de la parte rica.

Un autentico clásico del cine y por eso es obligatoria de ver pero sinceramente no es de esas películas, como es en mi caso que marcan un antes y un después, es una buena película con Bette Davis.
[Leer más +]
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
LA OTRA ESCARLATA
Bette Davis fue una de las muchas actrices que se presentaron al casting para elegir a la Escarlata O'Hara en Lo que el Viento se llevó. Estuvo a punto de conseguirla pero, como todos saben apareció Vivian Leigh y se lo arrebató. Como compensación la Warner le ofreció el papel de Julie Marsden en Jezabel.

Es un personaje que tiene muchos puntos en común con el de Escarlata. Al igual que esta, se trata de una mujer caprichosa y egoista, capaz de cualquier cosa por conseguir lo que quiere.

Cambiando Atlanta por Nueva Orleans y la guerra civil por una epidemia de fiebre amarilla, enseguida se distinguen más paralelismos entre las dos como el papel de Henry Fonda, que recuerda al Ashley Wilkes de Leslie Howard o el de su partenaire habitual, George Brent, con el Reth Buttler de Clark Gable.

Otro punto en común tiene que ver con el vestuario: Si en Lo que el Viento se Llevó juega un papel importante el vestido verde hecho con las cortinas, aquí la trama principal gira a un vestido rojo que, al ser una película en blanco y negro, no podemos apreciar como hubiera sido preciso para el entendimiento de la rabieta de Henry Fonda.

En definitiva, un regalo para la Davis. Si no puedes ser Escarlata, te hacemos una para ti sola.
[Leer más +]
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
William Wyler y Bette Davis en estado puro
Jazabel de William Wyler es un drama romántico basado en la enfermedad y el amor en el siglo XIX. Dirigida con un ritmo tranquilo y con el estilo personal y característico del director al mezclar drama, humor y amor, es una obra sobresaliente que catapultó al director como uno de los mejores, comenzando entonces una carrera fulgurante que hizo de él uno de los directores más aclamados del séptimo arte. Realizada de manera eclipsante tiene un resultado maravilloso que hace de ella uno de los mejores films del director.
La fotografía en blanco y negro es elegante al tener unas imágenes espléndidas que cautivan por estar repleta de detalles alusivos que te transportan in situ. La música es melódica con sonidos agradables y emotivos que agradan al público con mucho encanto, gracias a la mano experta de Max Steiner que da ese toque de música clásica europea. Los planos y movimientos de cámara completan un sobrio trabajo técnico mediante el uso del seguimiento, reconocimiento, subjetivos, avanti, retroceso y detalles que sacan lo mejor del film.
Las actuaciones son deslumbrantes y auténticas. Como protagonistas Bette Davis completa un trabajo inconmensurable en uno de sus mejores papeles por el que ganó el oscar y Henry Fonda está remarcable en una labor repleta de firmeza y personalidad, siendo notables las interpretaciones de George Brent, Margaret Lindsay, Donald Crisp y Fay Bainter entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones distinguidas y sugerentes al siglo XIX que, junto con los ostentosos decorados, te transportan a la época y lugar en cuestión.
El guion, escrito por Abem Finkel, Clements Ripley y John Huston, está basado en la obra de Owen Davis y muestra una historia repleta de pasión y atractivo por una relación que no llega a cuajar por el difícil carácter de ella, provocando gran reacción en el público por ser una trama maravillosa tanto por su desarrollo como por su excelente final. Esto se lleva a cabo con una narrativa clásica e impoluta que con mucha educación, se hace sugestiva al momento en el que transcurre la trama.
Para finalizar, la considero una obra inolvidable y esencial en la filmografía del director y en el séptimo arte, por tener en su interior una historia de amor, celos, lealtad y fidelidad que atrapa al público cinéfilo más exigente, y que además, sobrevive eficazmente al paso del tiempo. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, vestuarios y narrativa que vuelven a Jezabel, uno de esos dramas románticos de época que conquista al público con mucho oficio y corazón.
[Leer más +]
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Metro de medir
Ver de nuevo este tipo de película, gran director, grandes intérpretes, historia bien contada, excelente cámara sirve como metro para medir el cine que vemos hoy. Una película con casi ochenta años y que resiste como sí fuera de hoy. Por eso es un clásico. ¿De cuántas películas que hoy tienen fama se puede predecir lo mismo?
3D, efectos especiales, bien, pero lo que cuentan son las emociones, los sentimientos, el delineamiento de los personajes.
Jezabel es, en todo esto, excepcional.
No sé sí está entre las 100 mejores películas pero hay que verla. No sólo Bette Davis está espléndida, son todos. Como en las buenas películas, los secundarios no lo son.
[Leer más +]
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Vestida para matar...
Bette Davis es probablemente, mi actriz favorita de la historia del cine, por lo menos de la historia de Hollywood. No era especialmente atractiva y quizás por eso, la industria se fue olvidando de ella a medida que se iba acercando a la edad madura. Pero en "Jezabel" está más bella que nunca y su sola presencia inunda la pantalla y eclipsa a todos quienes la rodean... pero eso sí, Henry Fonda está impecable y me fascina la pareja que hacen.

William Wyler plasma la obra homónima escrita en 1933 por Owen Davis Sr. y lo hace con la delicadeza y el gusto por la elegancia propia de este maestro del séptimo arte. Las historias de época se realizaban con más atención al detalle en el Hollywood clásico, que hoy en día. La puesta en escena de esta película es un diez. La trama aparentemente sencilla posee unos personajes y unos diálogos que es imposible que no te enganche desde el comienzo. Ahora bien: si nunca te has humillado por amor, puede que no te produzca nada. No puedo evitar empatizar con "Julie", y eso es trabajo de actriz. Más que merecido su Óscar por este papel.

La cultura de la cancelación tan de moda actualmente, que incordiaron para hacer desaparecer "Lo que el viento se llevó" (Victor Fleming- 1939), por puro berrinche y por moda absurda, debido a la ignorancia tan arraigada que tienen, olvidaron de pedir el entierro de "Jezabel"... claro, como no es un título tan archi mega re contra conocido, se les pasó por alto. Lo que hacen se llama "Censura por anacronismo", espero que al menos lo sepan.

Obra maestra de finales de los años '30. Super recomendable.
[Leer más +]
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver críticas con texto completo
Más información sobre
Fichas más visitadas