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23 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Deliciosa
Una recomendación de una persona en la que confío mucho me llevo a ver esta película. Al acabar no podía dejar de pensar que acababa de ver una obra de arte. El reparto es simplemente perfecto. La historia es desgarradora y a la vez tremendamente bella. Todas las tragedias humanas girando en torno a un pequeño y sencillo prado. El peso de la historia en un argumento sublime. El papel de unos y de otros. Los que pudieron y los que no. Los que lucharon de una manera y los que prefirieron probar suerte de otra. Una isla, unas gentes, una época increiblemente dura, una identidad moral y cultural rendidas ante una necesidad humana, etc.
El gran cine irlandés ante uno de sus momentos cúspides.
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41 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La ley de la Tierra
“El prado” pertenece a ese género de películas que uno desconoce que existe y que cuando las visiona se queda extasiado por tener conciencia de que ha descubierto algo valioso, algo que otros muchos ignoran. “El prado” es una película enorme, de un poder visual que en muchas de sus imágenes resulta apabullante. El prado, centro de esta película, simboliza, todo el devenir, todo el sufrimiento, toda la dedicación y esfuerzo de una familia muy humilde por sobrevivir al hambre. El perderlo puede suponer perderse ellos mismos, perder la razón por la que uno ha vivido, perder aquello donde ha quedado empapada el alma a lo largo de tantos años de penalidades. El dinero no lo debería de poder comprar todo y por eso mismo, la rebeldía, la violencia, la fuerza, algunas veces no sólo son entendibles, sino necesarias. Película que reúne a grandiosos actores. Un Richard Harris soberbio, quizás en su mejor papel, a mi modesto entender. William Hurt, aquel que hacia de Calígula en la serie Yo Claudio, ofrece una actuación fantástica, de lo que aquí se denominaría “El tonto del pueblo”, Sean Bean lleva con soltura su papel de hijo atormentado y mediatizado por un padre de personalidad aplastante y autoritaria y completa el cuadro un Tom Berenguer que no desentona de los anteriores. El cine irlandés es peculiar, o quizás uno debería decir “sus personajes” y seguramente por eso uno encuentra muchas similitudes con otros títulos. Tipos tozudos, autoritarios y dignos…
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31 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La herencia de la tierra.
“Hay una ley más fuerte que todas las demás: la ley de la tierra”. Esta frase resume toda la película. Con los dedos de una mano podríamos contar las películas en las que se realiza un acercamiento a la trágica Irlanda tan lúcido y certero como el que presenciamos en “El prado”, un filme intenso y durísimo que a pocos dejará indiferentes, a muchos impresionados, a casi todos, a buen seguro, con la sensación de que se trata de un trabajo fabulosamente hecho.

Perfectamente ambientada, la película trata sobre la pertenencia a la tierra, sobre el afán de conservación de la misma para su perduración en las generaciones venideras, sentimiento perpetuo del hombre desde hace miles de años, antes incluso de que la propiedad del campo encontrase organización y distribución entre sus cultivadores, pues el hombre siempre sintió afecto por la tierra de sus mayores.

Sheridan aglutina con buena mano un conjunto de elementos, todos bien empleados, para conformar una historia oscura y demoledora; sabe valerse inteligentemente de la belleza austera y sobrecogedora del paisaje irlandés para regalarnos encuadres de una exquisitez visual indudable; aprovecha la grandeza interpretativa de Richard Harris para centrarse en su personaje, resaltar su fuerza dramática y, así, convertirlo en el mayor atractivo (por méritos propios) del filme.

Pero no sólo Harris sobresale, pues la actuación de John Hurt es de las que no se olvidan, dándole a su personaje (que nos puede recordar, al igual que la película en general, a la magnífica “La hija de Ryan” de D. Lean) un realismo y una exactitud inusuales. El resto está a mi modesto entender bastante por debajo, salvo un personaje escondido: la esposa de Harris, esa mujer silenciosa, sufridora y apenada, a la que se le debería haber dado algo más de importancia.

[continúo spoiler sin desvelar partes del argumento]
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21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Film de culto
La mejor actuación de Richard Harris. Un guión perfecto al puro estilo de tragedia griega, ambientación impecable (fijaos en la iluminación de algunas escenas, parecen cuadros del Renacimiento flamenco)...en fin, toda una sorpresa. Tendréis que buscar bien en vuestro videoclub para encontrarla, pero merece la pena.
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24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Grandioso Richard Harris
Me gustan la películas de Jim Sheridan. Sus últimas dos películas no me gustan tanto pero películas como "The boxer" o "En el nombre del padre" son de mis películas favoritas de los 90. Para su segunda película como director Sheridan no conto con su actor fetiche, el estupendo Daniel Day-Lewis, pero aún así conto con un gran reparto en la que su actor principal hace una soberbia interpretación.

Y es que Richard Harris parte la pana en su papel. Este actor, ya fallecido, está increiblemente soberbio en su papel. Interpreta a un tío cuyo prado (no es suyo pero como si lo fuera) lo lleva cuidando él y toda su familia desde siempre y no se lo va arrebatar nada ni nadie. La dueña lo quiere vender y él no duda en quererlo comprar aunque no lo va a tener fácil. Su interpretación tiene mucha fuerza, es una interpretación con mucha rabia. Sean Bean hace de hijo de este. Está correcto. Va de menos a más y es de mitad hacía el final cuando se empieza a encontrar a gusto con su papel. Y Tom Berenger como el yanki que quiere el prado también hace un buen papel. Alejado un poco de papeles de tipo duro que suele interpretar, Berenguer lo hace bien. Y Brenda Fricker y el casi siempre sensacional John Hurt cumplen con sus papeles respectivamente.

Técnicamente cumple con una gran fotografía y una más que aceptable BSO. Una película con momentos preciosos en estos apartados. No es que destaque en nada más pero si lo suficiente para no desentonar en otras cosas técnicas y en las que el director, por fortuna, no falla y cumple.

Pero en lo que destaca aparte de la gran interpretación de Harris es en su guión escrito por el propio director adaptando una novela. Muy sencillo y muy claro. Escrito con sobriedad y fuerza, una historia en general dura y con un final que deja sin habla. Bien plasmado en el film y con momentos de gran dureza y de una tensión entre los personajes bastante palpable.

He pasado un buen rato con ella. Y he tenido el placer de ver una interpretación bastante buena de Richard Harris, es que el tío realmente se lució con este papel. Una buena película, bien dirigida, bien escrita y bien interpretada.
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17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Shakespeare in Ireland
Llevaba ya algún tiempo buscando esta película. Ayer, dando una vuelta por el centro, la encontré. Y aseguro que fueron unos casi 10 euros muy bien invertidos.
"The field" es una historia costumbrista de la Irlanda profunda, un drama rural con unos personajes maravillosamente caracterizados. Después de echar un vistazo al resto de las críticas igual parece redundante destacar el trabajo de sir Richard Harris, pero resulta que todas las alabanzas se quedan cortas. Harris hace, probablemente, la mejor interpretación de su carrera, dando vida a un personaje lleno de matices. El resto del reparto no se queda atrás... Hurt, Bean, Berenger...todos están a la altura de esta gran (y desconocida) obra.
Sheridan demostró más adelante que es un gran cineasta con "En el nombre del padre", pero ya a finales de los 80 empezó a dar muestra que el cine irlandés tiene un gran valedor.
Recomiendo fervientemente a todos los aficionados al buen cine que descubran esta pequeña joya, una historia con altas dosis de dramatismo, pero también unas gotas de ternura. Dejénse llevar por sus paisajes (que fotografía...), su música y sus tradiciones. Entonces se darán cuenta que el cine, aparte de entretener, nos muestra vida en su interior. Y a eso, queridos amigos, yo lo llamo Arte.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
no se puede catalogar más que de MARAVILLOSA, GENIAL
si uno presume un poco de eso que llaman "cinéfilo" no puedes dejar de ver ésta película. Tanto el argumento, como la dirección... en fin todo es maravilloso. Como casi todas las películas irlandesas, tiene algo de mágico. En fin, lo peor es que es dificilísimo de conseguir. Un saludo a todos.
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Inolvidable Richard Harris
Recuerdo que ví esta película en cable en una de esas noches de sopor en las que uno no espera nada ( años 90') , y acabé emocionado con este gran drama del maestro Sheridan. Ascéptica, dura como roca irlandesa, un film que queda en la memoria , sobre todo por la extraordinaria actuación de Richard Harris, un genial actor que nunca tuvo el merecido reconocimiento en Hollywood. No se lo pierdan, es una lección de actuación, solo se me ocurre compararlo con alguna de las actuaciones del gran Klaus kynski en las películas de Herzog.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
gran película
Cuando en una película se dan los siguientes factores, a saber:
- Un actor dramático (Richard Harris) que se luce inundando la pantalla, que llega, que deja huella, en resumen un papel estelar más propio de los grandes monstruos sagrados de las tablas del teatro que del celuloide.
- Una ambientación de la Irlanda rural cuidada hasta el último detalle, una película de época, entendiendo por época todo aquello que no es actual.
- Un guión muy aceptable con planteamiento, nudo y desenlace, sin que el espectador sepa o prevea cual es la siguiente escena.
- Unos personajes muy variados y cada cual en su sitio, el americano, el cura, el hijo, la viuda, la casada "muda", el tonto de la comuna, los gitanos, en fin toda una amalgama de personalidades muy bien interpretadas y bien puestas en escena.
- Unas acertadísimas reflexiones sobre la ley de la tierra, sobre las sagas familiares, sobre la ambición, sobre el papel del clero, sobre el ultranacionalismo bien o mal entendido, pero que está ahí.
- Unas recreaciones del paisaje irlandés sencillamente impresionantes, una delicia para los amantes de la fotografía.
- Un "tempo" de la película que, sencillamente, funciona.
Pues bien, cuando todo esto se da en una sola película ¿qué más podemos decir de ella?.
Recomiendo a los que la hayan visto que la revisen, y aquellos que aún no lo hayan hecho que la consigan como buenamente puedan y que se recreen ante esta obra digna, de buen cine europeo.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Con la emoción de una primera vez
Hace bastantes años, más de veinte, me senté en un cine (probablemente el día del espectador) delante de una película que sentí en las entrañas y recordé durante años.
He tenido la oportunidad de repetir la experiencia. INOLVIDABLE.
Acerca de la fuerza, el coraje, la familia, la lucha, la ceguera, la obsesión, el destino ... se desarrolla una historia demoledora, en la que se desdibuja la línea entre el bien y el mal, el futuro y el pasado, entre el alma y las cosas, ... una historia irlandesa de esas que nunca acaban bien.
Recordatorios del drama de la hambruna y diáspora irlandesa, de la postura de la iglesia en los años difíciles, ... sin política pero con la misma fuerza que otros trabajos de Sheridan sobre la historia de Irlanda.
Técnicamente la película no es perfecta, pero Richard Harris ... no tengo palabras para describir lo que consigue en este trabajo, simplemente GRANDE.
Mi más entusiasta recomendación para todos vosotros.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La tierra de Irlanda.
30/30(31/01/18) Notable film irlandés de Jim Sheridan, dirigida y escrita por él, adaptando la obra teatral homónima de John B. Keane de 1965, una sensacional oda a la Verde Eryn, a las raíces de las gentes rurales, a su comunión cuasi-sagrada con la tierra, gente dura, con sus aristas, virtudes, imperfecciones, manías, religiosidad, paganismo, muy humanos. Una infravalorada cinta magníficamente ambientada en los años 30, se huele la humedad, la gelidez, el feísmo, teniendo como punta de lanza a un majestuoso Richard Harris de protagonista un Titán entre titanes que arrolla con su poderosa personalidad, epítome de la fuerte y a la vez frágil Irlanda. Un relato donde se dan cita la obsesión enfermiza por la tierra, el costumbrismo, asesinato de animales, trabajo duro, suicidios, subastas, venganza, crímenes, turba, racismo, sermones incendiarios, sentimientos de culpa, ataques de locura, y sobre todo la Ley de la Tierra, un cóctel fogoso que desprende dramatismo y emoción, envolviéndote en una historia que te cala por los muchos matices que desprende.

La cinta ya te atrapa desde su prólogo turbador con dos tipos arrastrando a un carro con un burro muerto que lanzan desde un acantilado a un lago. El relato tiene su corazón en el retrato de personalidad de “Bull” McCabe, simboliza la Irlanda que ha sufrido por mantenerse en pie, la que ha aguantado todas las desdichas posibles, la que no ha emigrado, la que ha hecho de un trozo de peñascos estériles un prado verde trayendo con canastos de mimbre algas del mar recorriendo millas de campo a través, para convertirlas en turba, un tipo tallado a fuego con la pesadumbre de su trabajo, lo que ha visto hacer generaciones de su familia y ahora debe pasar el testigo a su hijo Tadgh, tipo que ama a su prado como parte de sí mismo, no entiende la vida sin ese trozo de tierra que él ha hecho brillar. “Bull” es un tipo de apariencia duro, grande, se mueve con suficiencia, cuando habla sentencia, nadie le da lecciones, él las da, lleva en sus huesos demasiado dolor como para que nadie le diga lo que hacer o no, su fortaleza deja entrever las grietas de un pasado familiar que solo se apercibe en pequeñas dosis, se nos habla de un hijo muerto años atrás, su espíritu sobrevuela a “Bull” y lo dota de melancolía y sentimientos de culpa que intenta expiar con el hijo que le queda. Está casado desde hace décadas con Maggie (gran Brenda Fricker), con la que hace 18 años que no se hablan ni mantienen relaciones, a pesar de vivir bajo el mismo techo de la cabaña (vivienda que recuerda a “Blanca Mañana” de “El hombre tranquilo”), no entra a la Iglesia desde hace lustros (la Iglesia no quiso enterrar a su hijo en sagrado), el catolicismo como cómplice del poder es expuesta cuando se pone del lado del “extranjero”, “Bull” da un rapapolvo impresionante al párroco (vibrante Sean McGinley) cuando tras cerrar la iglesia, “Bull” le recuerda que lo mismo hicieron en la época de hambruna, y ningún cura murió por falta de comida. La llegada del “extranjero” Peter (correcto Tom Berenger) del hijo de emigrantes representa para “Bull” lo peor, la gente que renuncio a su tierra, que abandonó en el peor momento (cuando la hambruna) su tierra y ahora viene a usurparla. Esto se puede ver como un claro reflejo del salvaje capitalismo en alegoría de lo “nuevo” que arrasa con lo “viejo”, el que no da valor al pasado.
El irlandés Richard Harris encarna a este bastión impenetrable de modo Antológico, con gran barba blanca, con sombrero, con abrigo que le da aspecto de coloso, con un rostro ajado por el tormento de los años, es una fuerza de la naturaleza, un volcán en erupción soltando lava, un portento dominador, despótico, tiránico, mordaz, inflexible, pero entre toda esa coraza deja entrever sus inseguridades, el actor se mimetiza en este hombre desbordando la pantalla, su gestualidad, modo de moverse, convicción en lo que hace, determinismo, un One Man Show por el que le nominaron al Oscar, perdiendo ante Jeremy Irons por su rol en “El misterio Von Bülow”.

John Hurt como “Bird” es el único capaz de interactuar con brío y energía ante Harris, radiante la electricidad e histrionismo (adecuado al personaje), con un humor caustico, con una imagen mugrienta, excelso en su expresión física siempre nerviosa, excelente; Brenda Fricker en un papel escaso (merecía más) demuestra ser una actriz de raza que en pocas intervenciones deja huella, emitiendo ser una mujer tanto o más dura que su marido; Sean Bean como Tadgh, hijo de “Bull”, se nota cohibido ante el coloso Harris, personaje no bien dibujado en desarrollo apresurado, me falta coherencia orgánica en su evolución a trompicones, hace que parte de la trama cojee; Sean McGinley como el sacerdote da una lección de fuerza vital, siendo su zenit el abrasivo sermón a su parroquia. En el guión su intervención tenía menos peso pero por la fuerza de su encarnación fue ampliado su metraje en pantalla; Tom Berenger resulta algo blandito como Peter “el extranjero”, le falta garra para verse adversario de “Bull”, error de casting. Rol alterado de inglés a descendiente de irlandeses venido de USA; Jenny Conroy como la gitana Katie, simboliza todo lo contrario que “Bull”, es el nomadismo, el ir con el viento, el no atarse a una raíz, el vivir libre de lastres, y a esto se siente atraído Tadgh, ella exhibe jovialidad, cumple sin más.

Un relato sombrío, oscuro, lóbrego que deja indiferente, embestido de complejidad moral, donde cada uno tiene sus razones, y todos pueden estar equivocados. Con un ritmo pétreo y fluido, con diálogos secos, con pequeño goteo de humor sardónico, con picos de una enorme intensidad, con situaciones que ahondan en la unión del espacio donde uno crece con su propio ser… (sigue en spoiler)
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La mirada de Richard Harris
Hace ya unos años que vi esta película por primera vez. Me encantó. Sin embargo, sin saber muy bien el por qué, hoy me ha venido a la cabeza y he sentido la imperiosa necesidad de compartir mi recuerdo contigo.

Bull McCabe, interpretado por Richard Harris, creo que podría ser considerado como el mejor personaje de la historia del cine. No me imagino a otro actor haciéndolo, es como si Harris hubiera nacido para interpretar al testarudo Bull: esa presencia, ese lenguaje corporal, ese rostro, ese temperamento, esa personalidad arrolladora, esas miradas... Una sola mirada de Richard Harris tiene más cine que todos los taquillazos de la última década juntos.

Una historia de un hombre atormentado hecho a sí mismo. Una historia de quien, a pesar de ser consciente que vive en un mundo que ya no controla, se empeña en hacer lo que ha hecho durante toda su vida: estar al mando. Una historia en la que no hay lugar para los buenos y los malos. Una historia abocada a la tragedia desde el mismo comienzo.

El prado, un ejemplo perfecto de lo que es capaz de llegar a conseguir el cine.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
el prado de la discordia.
Esta película tiene mucho de humano, todo ronda por 'el prado', pero cada personaje tiene sus sueños, intereses, emociones, recuerdos. Un padre trabajador que ve como poco a poco su trabajo y el de sus antepasados ha sido en vano, un hijo con ansias de hacer cualquier cosa que no sea lo que designa su padre, un adinerado egoísta que no le importa nada más que si mismo. La muerte de un hijo puede ser algo aturdidor para cualquier persona, incluso nos podría llevar a la locura, la locura de muchas personas.
Este film tiene algo especial y es que la trama se va adueñando de ti con sutileza, sin saltos bruscos, sino pequeños, los personajes cogen forma con el pasar de los minutos, y los acontecimientos, cada vez más traumáticos, se apoderan de nosotros.
El reparto es una de sus cualidades; un Richard Harris desgarrador, duro, competente, trabajador y disciplinado, junto con un Sean Bean miedica, desconcertado por lo que vive, por su padre, por sus sentimientos. Unas interpretaciones casi perfectas. La banda sonora también tiene su importancia, y mucha, pues consigue efectos desconcertantes aveces.
Es una buena película que te enseña que no todo vale para conseguir algo, y que hay que luchar mucho para conseguir algo, pero que aunque se luche mucho, aun con todos tus esfuerzos, muchas veces no se consigue lo que quiere, porque la vida esta llena de imprevistos.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Is é mo talamh ar dtús.
"Lo primero, es mi tierra."

Una de las mejores películas del cine irlandés, una auténtica joya. El maestro irlandés Jim Sheridan seguiría haciendo historia en el cine de Eire con su segunda película, "The Field", en la que dejaba claro que es todo un artista a la hora de contar historias.

Ésta vez, nos vamos a un pequeño pueblo irlandés a principios del siglo XX, cuando los ingleses fueron expulsados de Eire y muchos años después de haber pasado la Gran Hambruna Irlandesa que en apenas 4 años mató a millones de personas.

"Bull" McCabe es un hombre de avanzada edad que junto con su hijo, Tadgh, intenta recuperar el prado que ha pertenecido a su familia durante muchas generaciones, y cuando la viuda, poseedora en esos momentos de las tierras, decide ponerlo a la venta, un yankee rico aparece, dispuesto a hacerse con todo el terreno que quiera a cualquier precio para la construcción. Pero el viejo McCabe lo impedirá sea como sea.

Richard Harris hace una interpretación más que memorable, merecida de todo tipo de alabanzas y que bien debería haber recibido algún reconocimiento. Y por supuesto, el inglés John Hurt, como secundario de lujo, también hace una gran papel. La música, típica irlandesa, le va como anillo al dedo cuando contemplamos los preciosos y verdes paisajes, acompañados siempre de una hermosa fotografía. Y la historia, es un pequeño gran relato, que sin muchas pretensiones ni ambiciones, consigue atraparte y guiarte a lo largo de la película. Y, sin dar más detalles, un final mayestático e inolvidable, que nunca jamás podremos olvidar.

Si te gusta el buen cine irlandés y no sabías nada sobre este film, no debes dejar pasar ni un minuto más para ver esta película. Una vez la veas, te arrepentirás de no haberlo hecho antes.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El espíritu de la tierra
En la década de los 80 el cine irlandés se suelta las amarras de la doncella de hierro metropolitana, e inicia un cierto renacimiento de su cine independiente con directores de la talla de Jim Sheridan o Neil Jordan, que ponen las bases de una filmogarfía que intenta rescatar valores propios e ideas tradicionales apegadas a su idiosincrasia nacional.
Una de esas grandes obras es El Prado (The Field), donde un casi debutante Jim Sheridan nos narra con pulso solemne y sabio una bellísima historia de amor al terruño, simbolizada en la lucha feroz por un prado cercano al mar entre un campesino del lugar aferrado a la tierra y a sus usanzas ancestrales, y un especulador foráneo que desea adquirirlo en subasta pública.
A destacar prácticamente todo: un poderoso guión redondo y ajustado, unas interpretaciones portentosas e inconmensurables de Richartd Harris y John Hurt, la espléndida fotografía de Jack Conroy alumbanndo las bellísimas localizaciones de la Irlanda profunda, y que hacen del film una auténtica obra maestra de culto. De visioón inexcusable para los que amen Irlanda.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Memorable sorpresa
Una película sin ningún tipo publicidad, de la que nadie habla como de esa gran película que se perdió en el olvido. La vi en el videoclub y fue un flechazo instantáneo. Todo en ella es perfecto: la historia, los personajes, los actores seleccionados, la ambientación, la fotografía, la música... incluso el final.
Muy recomendable. Richard Harris y John Hurt siempre dan la talla, se trate de la película que se trate.
En fin, una demostración de cine 100%
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La tierra para quien la trabaja.
O, al menos, eso dicen. Tambien dice un tango: "La maté porque era mía". Es difícil empatizar con alguno de los litigantes. Con el americano, el que menos; viene en plan ¿Cuanto vale esto contigo en el lote? Vamos, como el que invade Irak, pero pagando. Con la dueña, aun... tiene todo el derecho de hacer con sus tierras lo que quiera (al menos, legalmente) aunque no se vea muy ético. Con Toro... al principio sí; es muy fácil ponerse de su lado, del lado del peón que se ha dejado la vida en un cacho de terruño y entiende (como entendemos nosotros) que lo más justo sería que se lo quedara. Pero conforme avanza el metraje empiezan las dudas, porque entonces la falta de ética le corresponde a él. Sensacional trabajo de Richard Harris en su papel de Moises/Fernando Fernán Gómez/Abuelo de Heidi (*spoiler) así como John Hurt haciendo del "tonto del pueblo" que se quiere hacer el listo pero sigue siendo tonto. Sean Bean tarda en dar la talla, quizá amedrentado por su padre/compañero de reparto.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La ley de la tierra
Una tragedia griega en la Irlanda rural. Eso es lo que es El Prado. Con la misma mezcla de hermosura y turbiedad. Con la misma estructura de los espantosos relatos de Eurípides, sus mismos sentimientos desmedidos, sus mismas enseñanzas.
Jim Sheridan, dando una muestra más de su infinita sensibilidad con los temas irlandeses y sobre todo los temas humanos, filma una oda a la ley de la tierra, a esa fuerza de la naturaleza que se manifiesta a veces a través de algunos hombres y que se resiste a los cambios y la modernidad defendiéndose con garras y dientes. La película es bellísima, pero también triste, dura y terrible, llena de ese aire tan mágico y tan especial que tiene el cine irlandés en su mayoría, y como decíamos antes está llena de una enorme sensibilidad y maestría narrativa. Ahí quedan para el recuerdo la escena de la subasta, el cara a cara entre Peter, Bull y Tadgh, la discusión de padre e hijo por el amor que Tadgh siente por la gitana o toda la secuencia final, uno de esos finales que dejan petrificado y con un nudo en la garganta.
Sin olvidar las fascinantes presencias de Sean Bean, Tom Berenger, Brenda Fricker y John Hurt, es Richard Harris quien da el toque último de calidad a la película. Harris mira de una forma sobrenatural, se crece más y más según avanza la película, e interpreta de forma desgarradora el descenso a los infiernos de un hombre que pierde todo justo en el momento en que consigue lo único que parecía importarle. Es gracias a él que ese personajazo que es Bull McCabe resulta a la vez digno de lástima, terrorífico, amenazante y lleno de esa misma fuerza de su prado, de la tierra irlandesa que impregna toda la obra.
Una película sobrecogedora. Una película para el recuerdo.

Lo mejor: Richard Harris y el halo trágico de la propuesta.
Lo peor: Quizá podría haber sido diez minutos más corta y no le habría pasado nada.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Solo para gente del norte
Si son gallegos, asturianos o (alego ignorancia) de cualquier parte del norte verde de la península entenderán a Bull cuando defiende hasta el asesinato, la locura y la muerte un simple prado. En mi tierra les llamamos "pedreiros" y ciertamente mucha gente ha muerto por decidir que importa mas su inmovilidad que su propia vida. Una magnífica producción, desconocida pero que precisa serlo por cualquier cinéfilo que se precie, Sheridan rara vez nos decepciona y en este caso se supera a si mismo, cruel, triste desde el principio hasta el final pero real, no se pierdan la escena en la rectoría pues "Iré a ver a mis padres allá donde estén sin este prado, ante la ley de los hombres y la de Dios hay una mucho mas importante, la ley de la tierra"
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
CINE (con mayúsculas)
Agradable sorpresa. Hice bien en fiarme más de los usuarios de filmaffinity que de los críticos profesionales, pues entre estos había tantas críticas buenas como malas, cuando a mi parecer (y para la inmensa mayoría de espectadores 'normales') es una gran película.
No me extiendo en otras consideraciones porque ya han sido explicadas por otros comentarios anteriores. Simplemente, recomendar totalmente su visionado para los amantes del cine clásico. Cuando digo clásico no me refiero a cine antiguo, sino a películas con una buena historia y buenas actuaciones.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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