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10 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
¡QUÉ DUROS SON LOS INICIOS DE QUIENES SE DEDICAN A LA AGRICULTURA!
Sam Tucker (Zachary Scott) es un obrero del algodón en EE.UU. que trabaja para una gran compañía algodonera, está casado con Nora (la bellísima Betty Field), con dos hijos pequeños, una niña y un niño, además de estar a cargo de su anciana abuela. Con prospectiva de mejorar en la vida compra un pequeño terrero junto a un río, que incluye una casa de madera vieja y casi en ruina, deseando empezar como agricultor por cuenta propia y jefe de sí mismo. A este nuevo lugar y hogar se traslada con toda su familia y desde su llegada ha de luchar con enormes dificultades, empezando por un vecino agricultor de terrenos colindantes quien le recibe de manera muy desagradable y poco amistosa, además del hambre que todos ellos tienen que pasan sin apenas tener qué llevarse a la boca mientras Sam y su esposa Nora preparan la tierra para sembrarla y que ésta dé su primera cosecha y ganancias.

En definitiva una película que describe lo durísima que es la vida y el oficio de agricultor, donde se nos muestra como además esta gente depende en gran parte de la suerte o como se presenten anualmente los elementos atmosféricos, pues unas lluvias fuertes puede acabar en una sola noche con una temporada de siembra cuando ésta quizás promete mayor rentabilidad.

El filme tiene su encanto y también su sabiduría: por ejemplo, mientras esta familia de agricultores espera su primera cosecha el cabeza de la misma sólo puede conseguir carne de pequeños animales que caza, en consecuencia los niños pronto enferman de fiebres que en la zona llaman de "fiebre de primavera"; pero cuando la madre lleva al médico del pueblo más cercano a su hijito menor gravemente enfermo, el galeno le dice que él poco puede hacer recetándole medicinas de farmacia, que lo que tienen que darle a comer al pequeño son verduras y leche, que con esos alimentos sanará rápido. Efectivamente, hoy en día sabemos que es así, máxime cuando se trata de niños, sobre todo comer habitualmente verduras es el mejor basamento para mantener el organismo con fuertes defensas internas y en un rítmico equilibrio de salud a lo largo y ancho de los años que nos toquen vivir.

Para finalizar decir, que de todos los actores participantes en esta película la más sobresaliente y destacada es la veterana actriz Beulah Bondi, que borda aquí su papel de abuela protestona, quejica y capaz de generar momentos de sonrisa en medio de una constante historia de dureza y obstáculos existenciales. Ella ya era una actriz secundaria famosa, la primera nominada a un Oscar de Hollywood, que había participado en películas tan importantes como "Qué bello es vivir" (Frank Capra, USA 1946), donde hizo el papel de "Mrs. Bailey".

Fej Delvahe
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21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Memorias de familia
Tercer largometraje de los cinco que Jean Renoir realiza en EEUU. El guión, del propio Renoir, desarrolla la adaptación escrita por Hugo Butler de la novela “Hold Autumn in Your Hand” (1941), de George Sessions Perry. El guión contiene algunas intervenciones de dos reconocidos escritores del sur de EEUU, William Faulkner y Nunnally Johnson, no acreditados. Se rueda con un bajo presupuesto en escenarios naturales y en pleno campo, salvo breves tomas filmadas en los platós de General Service Studios (Hollywood). Es nominado a 3 Oscar (director, música y sonido). Producido por David Loew y Robert Hakim para United Artists, se estrena el 30-IV-1945 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en la localidad algodonera de San Pedro (Texas), próxima al río San Joaquín, a lo largo de un año (1938 o 1939) de la Gran Depresión. El jornalero Sam Tucker (Scott), su esposa Nana (Field) y sus hijos Daisy y Jotty (Gilpin), conviven con la abuela paterna de Sam (Bondi) y el hermano del padre, el tío Pete (Burns). Tras el fallecimiento de éste, deciden alquilar una finca de 27 Ha. para trabajar por cuenta propia y cultivar sus propias cosechas. Sam es inteligente, consciente, resuelto y bondadoso. Nana es sufrida, laboriosa y cariñosa. La abuela es gruñona.

El film desarrolla un drama rural y familiar, que suma realismo y humor, de acuerdo con las constantes de Renoir. El realismo sirve para construir un emotivo retrato de la pobreza y precariedad de recursos de los arrendatarios, aparceros y pequeños propietarios de tierras de cultivo en los años de la Gran Depresión. Se ven sometidos a las inclemencias del tiempo, la escasez de alimentos y abrigo, pérdidas de cosechas a causa de tempestades e inundaciones, la insolidaridad de los vecinos, precios bajos de venta a los mayoristas y elevados costes de las materias primas y bienes intermedios (productos fitosanitarios, extinción de plagas...), jornadas prolongadas de trabajo desde el alba hasta el anochecer, tareas que requieren esfuerzo físico, enfermedades específicas, como la pelagra, enfermedad de primavera o escorbuto, que afecta a Jotty, y otras calamidades. Compone un retrato veraz y entrañable, de trazos cálidos, cargados de sentido humanista y de interés por el ser humano.

El humor, abundante y festivo, se apoya en lances de la acción y, sobre todo, en personajes caricaturescos, como los de Beulah Bondi (la abuela) y Norman Lloyd, o ariscos y malhumorados, como los del vecino Devers (Naish) y su sobrino Finlay (Lloyd). Explica cómo se reflejan en las tareas agrícolas las estaciones del año, con una etapa invernal sin rendimientos, que se ha de dedicar a la pesca y a la caza, en espera de los primeros frutos de la primavera. Las penurias del invierno se ejemplifican con la pesca del barbo (pez comestible de río poco estimado) y la caza de la zarigüeya (pequeño marsupial propio del Continente americano).
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16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
EL VALOR DE LA TIERRA
Jean Renoir, en su etapa americana, filma esta deliciosa película acerca de las vicisitudes de una trabajadora familia y su humilde plantación de algodón. Renoir crea unos personajes entrañables que se manejan en un entorno hostil con una increíble delicadeza y una fe inquebrantable. Conmovedoras escenas( la niña feliz con su abrigo nuevo, Nona llorando desesperada aferrada a la tierra ) deberían hacernos sonrojar por no valorar las cosas que tenemos.
Renoir nos ofrece un canto a la vida, y como no, a la naturaleza; la tierra, el sol, los animales y, por supuesto, al río. Su río, un actor más en la mayoría de sus películas. Todo ello fotografíado en un maravilloso blanco y negro. Correcta dirección de actores con excelentes interpretaciones de Betty Field (Nona) y Beulah Bondi (abuela).
En definitiva, una película noble y serena.
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Los filmes deudores de otros también pueden ser notables
Vaya por delante el decir que El hombre del sur es una excelente película, para mi gusto junto a "El río" (1950) quizás la mejor de Jean Renoir (soy de esa minoritaría raza de cinéfilos que "La gran ilusión" no les parece una gran película). Entonces ¿por qué despotricar contra esta joya que para muchos es toda una Obra Maestra? pues no es fácil de explicar, y de hecho no creo que consiga explicarlo, pero por intentarlo…

Con este film me pasó lo mismo que al ver "[Rec]" (Jaume Balagueró, 2007), que tras verla pensé "que maravilla de película, que peliculón, que film tan estupendo, como he disfrutado y que bien me lo ha hecho pasar, pero, ay, que pena tan grande que sea del año 2007".

Y ¿por qué da pena que sea de eso año? pues porque ya existían "El proyecto de las brujas de Blair" (Daniel Myrick, 1999), "28 días después" (Danny Boyle, 2002) y "La comunidad" (Alex de la Iglesia, 2000), y la existencia previa de estas tres películas (sin ser ninguna de ellas ninguna maravilla, sea dicho de paso) convierten a "[Rec]" en un film de originalidad cero, previsible al 100% y con unos golpes de efectos y argumentales tan manidos que anulan totalmente la capacidad de sorprender, eso sí, vuelvo a insistir que es una película impecable y magistralmente dirigida, que consigue de manera asombrosa su objetivo: asustar al espectador.

Y muchos se preguntarán, ¿y este hereje cinéfilo se atreve a comparar "[Rec]" con "El hombre del sur?", no, no, en absoluto, por Dios, pero si se la compara con "Las uvas de la ira" (John Ford, 1940) entonces ¿dónde queda la originalidad tanto cinematográfica como argumentalmente de "El hombre del sur"? cualquier gran escena de la película ya estaba contada magistralmente en la Obra Maestra de Ford, eso no quita por supuesto que la obra de Renoir contenga magníficos momentos de un lirismo intenso, belleza, aciertos argumentales, actores estupendos y una dirección soberbia, pero al cesar lo que es del cesar, y ya sea subconsciente o intencionadamente el film es deudor (y mucho) de las grandiosas uvas de la ira fordiana.

Pero en fin, si ser deudor de otras películas ocasiona otros films también espléndidos, pues entonces bienvenidos sean.

El Despotricador Cinéfilo
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
ATÁNDOSE LOS MACHOS...
Como bien apunta otro compañero (y amigo) de fatigas cinéfilas, la sombra de Las uvas de la ira es demasiado alargada como para pasar desapercibida. Sin embargo en este tipo de películas “hiperrealistas” las sorpresas son pocas y los “milagros en Milán” menos aún. Ni Ford ni Renoir juegan a ser Hans Christian Andersen ni siquiera por un día, por lo que, si las familias campesinas “son felices y comen perdices o zarigüeyas” no se debe a que el país sea multicolor lleno de abejas Mayas sino a que le echan arrestos de verdad, vergüenza torera y eso que ustedes y yo sabemos.

Por ello Ford no desvela el desenlace de la película de Jean Renoir. Se desvela solo. O mejor dicho lo desvela el sentido común de los espectadores que saben que la naturaleza es tan generosa como inclemente. Y que la opción está en recoger velas o cuadrarte diciendo “conmigo no vas a poder”. Luego están las personas, cada una de su padre y de su madre, con sus intereses lícitos e ilícitos, con su violencia larvada o no. Y la supervivencia. Y el egoísmo. Y la crisis que, antes, lo mismo que ahora, cuanto menos culpa tienes más la pagas.

Y es que las películas acerca de aquella gran depresión del 29 son como la crónica de una muerte anunciada y nuestra única duda es saber si habrá moralinas optimistas como las de Capra en La locura del dólar o si se añadirá algún toque cómico o pseudocómico que ayude a la sociedad del tiempo a arrinconar por un rato sus preocupaciones. Del cielo caen tormentas, rayos y truenos pero lo de pennies from heaven ni en el 29 ni ahora. El algodón no engaña, y si está en la plantación y dispuesto para ser recolectado la cosa anda bien. En caso contrario, a atarse los machos…

Dos grandes cineastas, Ford y Renoir. Cine de compromiso. Nada de palomitas. Uvas y algodón en estado puro. La supervivencia en primer plano. Madres coraje al poder. Las abuelas refunfuñonas diezmadas por la dura realidad del frío, del hambre y del escorbuto. Probablemente habrá quien piense que ante este panorama tan desolador, la familia que sufre unida no permanece unida. En la viña del Señor hay uvas de la ira y algodón que no engaña. Es decir, hay de todo, y es seguro que otros cineastas nos mostrarán la otra cara de la moneda. La de la renuncia, la del abandono, la de la muerte, la del odio, la de la venganza, la de Caín mata a Abel por un pozo de agua o por un barbo. Pero aquí no. Entre ángeles y demonios se opta por los primeros. Ángeles sin privilegios y que deben currárselo duro.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
“Trabaja para ti mismo, cultiva tu propia cosecha”
De otoño a otoño, un año en la vida de un joven granjero y su familia, es lo que nos cuenta George Sessions Perry (1910-1956), en su novela “Hold Autumn in your Hand” (1941), con la cual obtuvo el primer National Book Award. Con algunos elementos biográficos que seguramente rememoran a su abuela Mai y a un tío que tuvo en el más alto aprecio, la novela rememora hechos de La Gran Depresión, y muy al estilo de, “Las Uvas de la Ira” de John Steinbeck, recrea la difícil lucha por la que pasaron miles de familias para poder sobrevivir.

Con una afortunada adaptación de, Hugo Butler y Jean Renoir, la novela de Perry fue llevada al cine por el director francés, y en ella se hace una valiente apología del trabajo independiente y de la autonomía cueste lo que cueste, compromiso que asume el protagonista, Samuel Tucker, desde que recibe el mensaje de su agónico tío Pete: “Trabaja para ti mismo, cultiva tu propia cosecha”.

Lástima que no se conservara el título original de la novela, pues, ‘Toma el otoño en tu mano’, alude a sobreponerse a la vejez y a la enfermedad, y también a los fracasos y desgracias, pues, sólo así nos fortalecemos. Tras el otoño y el invierno, llega siempre la primavera, pero, para poder gozarla y disfrutar de la luz del sol, hay que resistir, vencer los obstáculos, y dar siempre lo mejor de nuestra propia esencia. Los más perseverantes suelen ser los llamados a vencer.

A la familia Tucker, los obstáculos les caerán a cántaros, pero, Sam tiene en Nona a una esposa fuerte, y ella va a ser un apoyo irrestricto a sus acciones, y sus hijos… y aún su ‘obstinada y egocéntrica’ abuela, serán un motivo para luchar. La tierra la han tomado en alquiler, pero, pueden sembrarla y, quizás con esfuerzo y compromiso un día sea suya porque el universo cree -aunque con frecuencia se demuestre lo contrario-, que la tierra es para el que la trabaja.

Jean Renoir, consigue momentos memorables y muy bien logrados visualmente, como el de la abuela empeñada en no ingresar a la destartalada casa que ha adquirido su nieto, el cual contrasta con un efectivo plano distante en el que pronto la veremos mojándose, mientras la familia está cómodamente resguardada en el interior tentándola con un aromático café y a la espera de que reflexione. De fuerte impacto, también, aquella escena en la que Sam busca un poco de leche para su hijo enfermo… y excelente el enfrentamiento a golpes entre el mal vecino, Devers, y el nuevo granjero, Tucker, con la pesca gloriosa que se producirá luego.

Empero, considero que la secuencia del enfrentamiento de, Tim y Sam contra el cantinero, fue llevada a condiciones extremas e improcedentes (y extrañamente no genera consecuencia alguna) y la del rescate en la inundación, resultó sin aire y muy débilmente resuelta.

Zachary Scott y Betty Field, logran una creíble pareja, comprometida con su preciada familia y con la libertad; pero, mejor están, J. Carrol Naish, el mezquino Devers; Blanche Yurka, la testaruda abuela, y Norman Lloyd, encarnando al extravagante, Finley. Mención para la exreina y showgirl, Noreen Nash (Becky), quien, con ese aspecto descalzo y desaliñado, luce muy, pero muy atractiva. ¡Cómo es que no estuvo nunca en una película de Tarzán!

<<El HOMBRE DEL SUR>> me recuerda una frase de William Shakespeare: “El trabajo que hacemos complacidos da por descontadas todas las molestias”.

Título para Latinoamérica: El AMOR AL TERRUÑO
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Seguir adelante
" Si trabaja para una empresa grande, tal vez no se haga rico, pero siempre tendrá su sueldo aunque la cosecha sea mala. Pero el pequeño granjero que cultiva sus tierras, si pierde su cosecha, se queda sin nada". Es este diálogo, extraído de esta película, el tema principal de la misma y no otro.

Ambientada en el Sur de los EEUU en plena Depresión, algunos usuarios señalan sus similitudes con " Las uvas de la ira" de Ford en la que sale claramente perdedora. Y bueno, que sale perdedora no lo voy a negar pero que tenga similitudes con ella no, o por lo menos, muy pocas y bastante irrelevantes.
Este es un canto al pequeño autónomo, esos trabajadores que en nuestros días, les ponemos cara en nuestros pequeños agricultores o pequeños ganaderos, sujetos a los vaivenes del mercado. También podríamos ponerles el rostro de nuestros pequeños camioneros, taxistas, fontaneros, pequeños comerciantes etc..., que por propia elección o porque no han tenido más remedio, se lían la manta a la cabeza para tratar de salir adelante y labrarse su propio futuro.
Porque Sam ( Zachary Scott), elige ese camino. Trabaja de jornalero en los campos de algodón pero sueña con un futuro mejor para su familia. ¿ Es malo ambicionar algo mejor?. La mayoría de las veces, se paga un alto precio por ello como en seguida lo comprobará.
Lleno de sueños y valentía, arrendará unas tierras en las que podrá cultivar su propio algodón. Con las manos vacías pero lleno de coraje, se lleva a su familia a unas tierras abandonadas, con una cabaña cochambrosa, obteniendo a crédito la simiente y el abono, las mulas y el arado que necesita para empezar. Mientras, tendrán que comer de lo que cace y pesque, tendrán que pasar frío, mendigar agua y poner en riesgo la salud y la vida de sus hijos. Tendrá que hacer frente a la insolidaridad y la envidia de sus vecinos, a la inclemencia del tiempo y a un sin fin de riesgos más.
" Ven a trabajar a la fábrica", le dice un amigo. Sam no quiere. Ama la tierra, su trabajo y su independencia y aunque tenga que trabajar de sol a sol y por las noches las preocupaciones por sus cultivos no le dejen dormir, no tirará la toalla.
Claro que, para que todo esto sea posible, contar con una esposa que lo apoya en su empresa es vital. Y la abuela, extraordinaria Beulah Bondi, aunque se haya retrotraído a su infancia, sabe, en realidad, lo que su nieto quiere hacer.
Y Sam, mientras encuentre el apoyo de su familia, aunque la vida le noquee varias veces, se levantará y seguirá adelante.
Un canto al pequeño emprendedor.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Drama sureño de principio a fin y con todas las letras
Jean Renoir llega cinco años tarde, una lástima, el espectador que se ponga delante de "El hombre del sur" teniendo sólo un poco presente el drama de la familia de Henry Fonda en "Las uvas de la ira" es contar con un precedente demasiado poderoso. La sombra de Steinbeck y de John Ford es demasiado alargada y por mucho contenido intachable que proponga Renoir, los hechos que aparecen delante de nuestra pantalla no son demasiado originales. La película es buena, posee la grandeza de los buenos melodramas de saber colocar a nuestro protagonista en el centro de un universo a cuyo alrededor todo son inconvenientes. Sólo la perseverancia y las buenas formas hacen que la familia de nuestro protagonista sobreviva, sólo con trabajo e ilusión y pese al enorme peso de las dificultades.

Su mensaje optimista es lo que más quisiera destacar, tomando distancia de otros melodramas sin esperanza, la moraleja es que la familia unida jamás será vencida y que para conseguir los objetivos que uno se plantea hay que ser fuerte y voluntarioso. Hay que saber sufrir, estar a punto de perderlo todo y creer en lo que uno anhela. Yo llegué aquí motivado por el nombre de Renoir y reconozco que no está mal, aunque los campesinos no me inspiren más antipatías que quienes se buscan la vida en la ciudad. Nuestro hombre del sur quiere enriquecerse, no se contenta con sobrevivir, quiere obtener la mayor cosecha posible, construir el rancho más grande y posiblemente engordar como todo buen yanki, lo cual, todo en su conjunto, no me parece un buen mensaje. Pero claro, resulta que parte de una mendicidad lamentable, arrastrando un carro prestado, arando tierras que no son suyas y enfrentándose a vecinos muy mal paridos y al siempre aleatorio componente climático. Acaba cayendo bien, así que la película le roba el corazón a cualquiera, con la incansable esposa, la abuela gruñona pero simpática, el amigo fiel... Todo es de suficiente, poco más que eso, interesante y correcta...
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4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
LA LIBERTAD DE LA TIERRA O LA SEGURIDAD DE LA FÁBRICA?
Retrato de una ganadero en tiempos de la Gran Depresión, con su familia, en la que todos luchan por salvar las tierras y sus cosechas en un escenario inédito, con una casa en ruinas, prácticamente, una chabola. Agravada la situación por un vecino irascible y envidioso, la familia entera, excepto la hilarante abuela, respira bondad y perseverancia.
Típica película de las dificultades de trabajar la tierra, con cero medios, sin nada que llevarse a la boca, excepto peces y algo de caza de ave, comida insuficiente para la correcta alimentación, sobre todo de los niños, que se ven acosados por el escorbuto.

Por el contrario, Jean Renoir eleva a los altares la figura del ganadero universal, cuando, teniendo una oferta de trabajo mucho más segura, y más poderosa económicamente hablando, la familia decide continuar con la tierra, aunque ello ponga en peligro la vida de los niños o de la impertinente abuela. Una película para odiar la tierra ,cuando no tienes un seguro por el medio. Un 6,5.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Impecable film social
Impecable film social de Jean Renoir, todo un poeta de las personas trabajadoras y honestas que luchan contra las adversidades, tanto provenientes del ser humano como de la dura tierra.

Está muy bien dirigida y magníficamente interpretada.

Alterna con elegancia el humor con el drama y por medio de no muchos diálogos da una lección de humanidad.

La lucha del ser humano para mejorar en la vida, arriesgándose a dejar la vida fácil pero esclava, sin sueños de ningún tipo, tratando de conseguir una vida mejor, aunque más austera, pero sabiendo que es poseedor de lo que ha ganado con el sudor de su frente.

Muy buena película, que estuvo nominada a tres Óscars, entre ellos el de mejor director, aunque finalmente no consiguiera ninguno.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
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