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24 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
Cumbre del cine de gangsters
Tom Powers (James Cagney) y su amigo Matt Doyle trabajan para un mafioso local, Putty Nose. Cuando van a cometer un robo les descubre la policía y Putty les deja tirados, Tom jura venganza. En poco tiempo consigue cierta fama y empieza a trabajar en el negocio de la cerveza, será el ascenso a la cumbre. Pero, todo lo que sube, baja.

Película que junto con "Hampa dorada" y "Scarface" marcan los códigos del género, aunque en ese momento fuera cine social, pues era la realidad del país. Utiliza una narración cortante y dura, como el propio Cagney, y no da las causas por las que los personajes actúan. Obligado por la censura, no podia mostrar los asesinatos, utiliza el fuera de campo de forma magistral, impacta más que si lo vieramos. Además contiene uno de los finales mas duros de las historia del cine.
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44 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sucumbo ante la cuidada planificación, ágil discurrir, estudiada violencia y... James Cagney
Parte del relato "Beer and blood" de John Bright y Kubec Glasman, dos de los co-autores del guión, en donde se narra la vida de varios gansters de Chicago. Fue nominada a mejor guión original y constituyó un éxito de taquilla.

Es una de las grandes películas de gangsters, junto a "Scarface" y "Hampa dorada", que preceden al período de cine negro "clásico". Comparte con ellas varios elementos, fundamentalmente la carrera de ascenso y caída del protagonista. Abarca desde 1909, donde Wellman presenta a un Tom muy joven ya delinquiendo, hasta la depresión de 1929, aproximadamente.
Comienza con unos originales títulos de crédito, en los que va apareciendo el actor junto a su nombre. Le sigue un fabuloso plano-secuencia y y en muy poco tiempo los personajes quedan presentados.
Más allá de aspectos técnicos, la peli es muy entretenida, es concisa, con una narración muy fluída. La estrella absoluta es James Cagney, con una actuación brillante, muy gestual, omnipresente.
¿Elementos negativos? Quizá la ambientación es algo austera en algunos escenarios, como los night-clubs. Otro sería la misoginia de Cagney, especialmente la escena de la bofetada y el pomelo, políticamente incorrecto y que acarreó protestas de grupos feministas.

Posee momentos muy recordados: el famoso pomelo restregado en la cara de Mae Clark (Kitty), el del piano, el del caballo o cuando entra en vigor la Ley Seca, con el pueblo abasteciénose de alcohol de cualquier manera.
Se dice que William A. Wellman le prometió a Zanuck (encargado de la producción de la Warner de 1931 a 1933, antes de fundar la Fox), hacer la película más dura hasta la fecha si el elegido finalmente era él, y parece ser que así fue.
En un principio Cagney iba a hacer otro papel, el de Edward Woods, pero el director, entusiasmado con los registros de Cagney, intercambió los papeles de manera que éste obtuvo un gran éxito y alcanzó el estrellato.

El final forma ya parte de la historia del cine. Absolutamente genial e impactante.
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27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¡Cagney eres Dios!
Posiblemente "El enemigo público" ha envejecido mal, pero sin duda fue un precedente y un ejemplo para el resto de películas de cine negro y género policiaco. Aparte de su grandioso final, "El enemigo público" destaca por la inmensa interpretación de James Cagney.

Cagney interpreta a un hombre que desde muy joven a crecido con la delincuencia como bandera, y poco a poco sube puestos como gángster, hasta convertirse en uno de los más importantes y temidos.

Tal vez, William A. Wellman hizo una película llena de moralinas y que no ha envejecido todo lo bien que le hubiera gustado, pero aún así conserva su encantador color azabache. Es un gran film del género con un inconmensurable Cagney y un final inmejorable.
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35 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
CERVEZA Y SANGRE
La película está basada en la historia escrita por dos farmacéuticos de Chicago, Kubec Glasmon y John Bright, titulada Beer and Blood (Cerveza y sangre). Y el título, como el algodón, no engaña. La cosa va de cerveza ( y licores en general) y sangre, mucha sangre.

Claro que, a diferencia de estos tiempos tan "avanzados" en los que vivimos, las películas de aquellos tiempos no se "regodeaban" mostrando el vital fluido rojo. Ni siquiera lo hacían en el equivalente tono gris del cine de la época. Y yo soy de los que, sin espantarme, agradezco el detalle. Bastante es saber que un indefenso caballo pase a mejor vida (¿tienen los caballos mejores vidas?) por el único delito (¿cometen delitos los caballos?) de haber causado involuntariamente (y no sigo preguntando) un accidente mortal a un gángster de renombre. Y por seguir con esta línea argumental, recordemos El Padrino...

Beer and Blood recrea, de forma ligera, la vida de un gángster de aquellos tiempos Earl "Hymie" Weiss, lider de la época de la Prohibición quien fue uno de los rivales más destacados de Al Capone y que, como no podía ser de otro modo, murió "prematuramente" a la edad de 29 años. James Cagney da vida al personaje de forma tan magistral que consiguió con este film su primer gran éxito de su carrera y un encasillamiento casi de por vida en este tipo de papeles. Solo recordaré, por haberlas visto últimamente, Ángeles con caras sucias, Los violentos años 20 y Al rojo vivo, pero si han habido gángster cinematográficos por excelencia, Cagney ha sido uno.

La película también documenta perfectamente una época, la de la prohibición del alcohol y consigue que nos imaginemos paseando por la ciudad de Chicago en las horas previas al inicio de la nueva ley, viendo el descontrol, el desenfreno y el acaparamiento de existencias etílicas. E, igualmente, es un exponente de la actuación de las bandas organizadas, de las guerras entre ellas, de la coacción, de la extorsión y en definitiva de la violencia.

En el terreno cinematográfico, gran interpretación de Cagney, desbordante sensualidad de Jean Harlow, actriz cuyo erotismo superaba, a mi juicio, su belleza, inolvidables escenas (la expresión de Tom bajo la lluvia o la secuencia del pomelo, entre otras) y un final... (para no contarlo), inolvidable.
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23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
CAGNEY, PEQUEÑO PERO MATÓN
En 1930, fue Edgard G. Robinson con HAMPA DORADA; en 1932, Paul Muni con SCARFACE; y, en 1931, en medio de ambos, James Cagney con EL ENEMIGO PÚBLICO. En las tres películas se contaba esencialmente, con diversas variantes, la misma historia: la de el ascenso a lo más alto y la caída, en medio de sucesivos baños de sangre, de un gangster brutal y despiadado. Las tres pretendían ser crónicas sociales de la dramática realidad que en aquel momento vivían los Estados Unidos, es decir el apogeo de la Ley Seca y el gangsterismo, y las tres hacían, en su introducción, un llamamiento a la sociedad para que pusiera fin a esa lacra (cosa que, obviamente y por desgracia, nunca se logró del todo, y sigue sin lograrse, ochenta años después, ni allí ni en ninguna parte).

Las tres películas eran tremendamente violentas para la época, y de hecho supusieron el nacimiento del género del cine de gangsters y un antecedente de lo que luego se pasaría a llamar cine negro, y a sus tres protagonistas les valió el fulgurante salto al estrellato. Con motivo porque cada uno de ellos supo componer un personaje inolvidable, que rivalizaba con los otros en carisma y brutalidad, y que ascendieron a la categoría de mitos del cine. Pero mientras que Muni se cansó pronto de hacer de gangster y rentabilizó su éxito comenzando una provechosa carrera de personajes variopintos y memorables, Robinson y Cagney, a los que muy pronto se uniría Humphrey Bogart, realizarían en los años y décadas siguientes un buen número de variantes corregidas y aumentadas de los soberbios antihéroes por ellos creados, convirtiéndose de hecho en los gangsters más célebres de la Historia del cine, sin que por ello debamos olvidar la larga galería de sus otros personajes, muchos de ellos más recomendables pero no por ello menos vigorosos que los fuera de la ley que les dieron la fama.

James Cagney, que comenzó su carrera como bailarín y cantante, creó en efecto y paradójicamente un fuera de la ley inolvidable: de baja estatura, pero robusto, socarrón y rebosante de energía y de mala uva; su carrera criminal comenzó con el joven Tom Powers de esta pelicula y acabó apoteósicamente, veinte años después, con el inolvidable Cody Jarret de AL ROJO VIVO, el más glorioso psicópata criminal del viejo 7º Arte.

La película, al contrario que las otras, refleja muy bien lo que fue la Ley Seca y el negocio clandestino del alcohol (que luego volvería a narrarse, ya con perspectiva histórica y no como crónica de la actualidad, en la maravillosa LOS VIOLENTOS AÑOS VEINTE, de nuevo con un memorable Cagney rebosando la pantalla), está muy bien ambientada, cuenta con muy buen ritmo y tiene muchas escenas inolvidables.
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15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Consumir preferentemente antes del...
"El enemigo público" es la prueba de que algunas películas no sobreviven al paso del tiempo. Al igual que la anterior película de William A. Wellman ("Alas"), vista hoy, "El enemigo público" resulta demasiado obvia, infantil y aburrida. Esto no es un ataque al cine clásico, pues yo soy el primero en disfrutar de genialidades como "El hombre tranquilo", "Ladrón de bicicletas", "El séptimo sello", "El apartamento" o "Remordimientos". Pero los años no tratan igual de bien a todas las películas.

Sin embargo hay que reconocer que es un clarísimo antecedente de "El padrino", con quien comparte no sólo temática, sino también algunos puntos del argumento. Pero si la maravillosa obra maestra de Coppola no ha envejecido ni un ápice, "El enemigo público" sólo se la puedo recomendar a los incondicionales del cine clásico de gangsters. Porque personalmente, no me entusiasman esas películas clásicas sobre el alzamiento y la caida de un (anti)heroe americano, interpretado esta vez por un sobreactuado James Cagney.
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38 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El principio
Cuando estaba viendo ésta excelente película, me venían a la mente otras películas de mafiosos realizadas después de ésta. No cabe duda de su influencia en posteriores películas sobre mafiosos que sueñan con que el mundo sea suyo, por ejemplo la pareja Tom Powers y Matt Doyle, me recordaba a los amigos Tony Montana y Many Ribera del Precio del poder y que casualidad, los nombres de los cuatro empiezan igual. Cuando veía la escena del caballo, me vino a la mente el pobre caballo del El Padrino.
Excelente interpretación de James Cagney, que creó escuela con su porte de mafioso chulo, pendenciero y vengativo.
Y para terminar me quedo con la escena final, ésta película ya la ví hace muchos años y lo unico que recordaba de ella era de esa escena, sobrecogedora y ahora que la he vuelto a ver, la verdad es que sobrecoge y es una de las escenas míticas del séptimo arte.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EL ROSTRO DE CAGNEY
William A. Wellman, cineasta que triunfaría en la primera edición de la Gala de los öscar con "Alas" (Wings, 1927) rodó éste tenso largometraje cuyo guión original partía del libro "Beer and Blood" (Cerveza y Sangre), escrito por Kubec Glasman y John Bright con Harvey Thew en el script definitivo. El argumento gira entorno a dos mequetrefes de las calles de Chicago que irán ascendiendo en el mundo del hampa; Tom Power (James Cagney) y Matt Doyle (Edward Woods) que, una vez adultos traicionarán a su poco escrupuloso jefe, Patty Nose (Murray Kinnell) y flirtearán con el más ambicioso Nails Nathan (Leslie Fenton) convirtiéndose en auténticos gángsters.

Por exigencias de la Warner Brothers (y debido al turbulento período en que se rodó la película) los nombres de los protagonistas se cambiaron debidamente ya que "El Enemigo Público" está basada en hechos reales e inspirada en la vida de los gángsters Dean O´Bannon y Jimmie Weiss. Su sangre irlandesa sería derramada por Al Capone con el intento de hacerse con el control de la zona norte de la ciudad de Chicago.

"The Public Enemy" es todo un referente. Pocos meses después Howard Hawks se ensalzaría con la más apreciada "Scarface; el Terror del Hampa" (1932). Pero el rostro cortado de Paul Muni no superaría al del endiablado y enloquecido James Cagney, cortejado por la ruisueña y la vez que maniqueante mirada de una chica rubia de veinte años llamada Jean Harlow.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Buen trabajo.
Hola, buena interpretación de James, me gusta el ritmo de la película y la fotografía. Me ha llamado la atención el plano tomado de un coche acercándose, desde un hoyo en el suelo. Buenas interpretaciones en general, excepto la de la hermana de James, parece un fantasma vagando a lo largo de la película, ¡la pobre :)!, sobre todo en una escena en la que él está...
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11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
TOMMY BOY
Nada menos que cinco films estrenó Wellman en este 1931 donde la implantación del sonoro se daba la mano con una depresión social galopante. El cine apostó por dos caras, dar al público cuentos de hadas de evasión alejados de la realidad y reflejar lo mal que estaban las calles, el auge de la delincuencia a la que contribuía en buena medida la ley seca y unos anti héroes que se las buscaban a costa de lo que fuera. El código Hays aún no estaba vigente y a pesar de la propia autocensura películas como esta podían ver, afortunadamente, la luz.
El guión basado en el libro "Cerveza y sangre" llamó la atención de Wellman que convenció a Zanuck que en aquel momento llevaba la Warner para que diera luz verde al tercer proyecto en el mismo año sobre un tema de gansterismo y además se lo dejase dirigir. No muy convencido Zanuck aceptó. Wellman siguió "incordiando" e invirtió los papeles de Edward Woods y James Cagney como los amigos de la infancia que hacen carrera en el mudo del hampa. El resultado fue crear un mito del género (Cagney) y prácticamente truncar la carrera de Woods. El pequeño pero matón Cagney esta esplendido en ese manojo de nervios, frustrado por ser el hermano menor, menos apuesto y listo de la familia que adora a su mama y busca el reconocimiento a base la vía "fácil" del gatillo.
Es capaz de ligarse a la primera chica con la que se cruza pero le cuesta encontrar aquella que comprenda que sigue siendo el pequeño, tímido e inestable Tommy: La Harlow, que se lleva los títulos de crédito por su sensual palmito. Personalmente me seduce más la pobre Mae Clark que pasó de novia de Frankensteín a recibir en su rostro un pomelazo histórico. Sin olvidar a la excelente actriz Joan Blondell.
A todos se los merienda Cagney, mamá y hermano incluido hasta en la magistral escena final cual Cid Campeador.
Wellman se emplea a fondo, arranca con originalidad y rotundidad, saca petroleo del movimiento de cámara en los exiguos espacios interiores, se luce con el fuera de campo poniendo la violencia en la imaginación del espectador y aún le queda tiempo para algunos primeros planos de gran fuerza expresiva y el susodicho final que remata la faena con una estocada hasta la bola (pobres toros dicho sea de paso).
Junto con "Little Caesar" y "Scarface" el año siguiente, forman la santísima trinidad de un género inagotable.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
“Un problema que, algún día, tendremos que resolver”
Aunque la historia ha sido ubicada en Chicago, EEUU, con pequeñas variables podría suceder en cualquier lugar del mundo. No obstante que, buena parte de los hechos ocurren en tiempos de La Ley Seca... sus causas y consecuencias no fueron tomadas en cuenta, porque, lo que importa aquí es el proceso criminal en el que se van adentrando dos chicos como tantísimos otros. Y las relaciones familiares que vamos a presenciar... muchos entre nosotros -de aquí, de allí y de más allá-, las han vivido con semejantes características y consecuencias.

Basado en hechos y en personajes reales, a los que sólo ha cambiado nombres y modificado algunos rasgos de personalidad con fines dramáticos, el director William A. Wellman, se propuso realizar la más verosímil radiografía de un terrible fenómeno que, en las primeras décadas del siglo XX, había alcanzado cifras escandalosas en los Estados Unidos de Norteamérica: La delincuencia juvenil. Para hacernos a una idea: En 1920, cada día cerca de cien mil niños deambulaban en las calles de New York. ¿Y qué rumbo tomaban luego sus vidas? En un alto porcentaje, se convertían en delincuentes que luego iban a parar a los correccionales que muy poco corregían, y otro alto porcentaje, se convertían en temibles bandidos y gansteres de la peor calaña.

¿Y cómo empezaba todo esto? Es lo que vamos a ver en “EL ENEMIGO PÚBLICO”, uno de los más notables filmes realizados en la década de 1930, cuando despuntaba con inusitado éxito el Cine Sonoro.

Todo comienza cuando dos chicos, Tom Powers y Matt Doyle -hijos de padres de escaso nivel cultural, habitantes en un barrio carente de oportunidades, y víctimas de cierto maltrato- hacen sus primeras salidas como ladronzuelos, consiguiendo, pronto, quien haga el juego de reducidor y otros menesteres. Y de aquí en adelante, presenciaremos su fugaz pero intenso paso por la vida, donde conocerán la abundancia, el sexo fácil, el crimen, la descomposición familiar… hasta que el destino decida que es hora de jugar su última carta.

Aunque resulta modesta en su puesta en escena, la película nos compensa con una atinada fotografía, y algunos momentos de su historia aún se conservan bastante frescos por su connotada originalidad. Para citar ejemplos: La polémica escena del pomelo que termina en el rostro de Kitty (Mae Clarke); el atentado sirviéndose tácticamente de una volqueta con gravilla; y la escena de cierre por su preciso impacto.

Wellman, se muestra muy efectivo en la edición y prefirió que su filme resultase de un austero metraje antes que dejar pasar el más mínimo punto muerto. Esto, nos asegura una fuerte dinámica narrativa y el filme pasa en un santiamén, tras dejar el regalo de un seguro entretenimiento, y al tiempo, una aleccionadora historia que nos reclama de nuevo la urgencia de unos Estados Presentes, y a nivel familiar, la relevancia de dar afecto y cubrir las necesidades de primer nivel.

James Cagney, tan posicionado en su rol de gánster que, tras haber empezado el rodaje como el segundo a bordo, dejó tan convencido a Wellman que éste optó por invertir los papeles, habiendo quedado Edward Woods con el de Matt Doyle. Junto a ellos, el posteriormente director, Leslie Fenton como 'Nails' Nathan, el matón sin escrúpulos que les dará el definitivo impulso durante La Ley Seca; y Jean Harlow, la rubia platino, muy bien caracterizada como Gwen, la típica mujer que, también en aquellos tiempos, carecía de toda moral.

Una frase para recordar:
“Sin cerebro ni corazón, (el dinero) es lo único que te queda… y lo vas a necesitar”.

Título para Latinoamérica: “ENEMIGO PÚBLICO”
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
LA DIFÍCIL FACILIDAD
Estupenda. Otra de esas películas americanas que se ven solas. La puedes ver con treinta y ocho y medio de fiebre o con resaca, no pasa nada, te vas a enterar de todo sin esfuerzo. Porque sencillamente, y esto es lo admirable, cada escena y cada forma de plano elegido enmarcan perfectamente la acción a desarrollar. Y a esto yo lo llamo hacer del espectador el principal protagonista.

Miro el año de su estreno y me parece sorprendente. En muchas otras de esos años y bastante posteriores veo un poso de ortopedia viejuna que para nada aparece aquí. El ritmo podría ser del mejor cine actual, los actores son tan expresivos como los mejores de ahora, no hay moralina barata y pelotera y el final sigue siendo tremendo a día de hoy.

En definitiva un placer. Cine americano de maestría artesana, del que se puede seguir aprendiendo.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
LA ESCUELA DEL THRILLER
A comienzo de los años 30 Hollywood había dado el salto definitivo y desde sus estudios se catapultaba al cine hasta unas esferas impensables.
Y el cine a la industria.
O viceversa.

Esta película de W.A. Wellman es un buen ejemplo. Parte de un argumento excepcional que cristaliza en un film tenso y lleno de acción. Es verdad que ciertas deficiencias en el ritmo determinan a veces fallos la cohesión y en la coherencia narrativa y ello trae como consecuencia que la acción suceda un poco atropellada.

Pero se trata de una gran película que sirvió para abrir camino a muchas otras.

Aprender a hacer buen thriller requiere un tiempo y un rodaje.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Gánsters, hampa, violencia.... y James Cargney
El enemigo público de Willian A. Wellman, es un drama de cine negro e intriga basada en hechos reales. Dirigida con un ritmo trepidante, es osada y temeraria por el tema tan delicado que trata en un momento en el que estaba tan arraigado, y es innovadora y asombrosa, con un resultado extraordinario, irresistible e implacable, con imágenes que pasaron a la historia.
La fotografía en blanco y negro, utiliza con gran ingenio los claroscuros, y resalta el lujo y la ostentación, en que vivían aquellos personajes. La música, es usada en contadas ocasiones, con orquestas en directo, y tiene sonidos agradables y melódicos, y emotivos en ocasiones. Con algunos efectos visuales competentes y asombrosos para la época, que exaltan la violencia. Y un montaje lineal y cronológico narrativo y clásico, que cuenta la vida del protagonista desde que era un niño, hasta adulto y su ascenso al poder.
El guion, basado en hechos reales, es interesante y atractivo, algo belicoso y violento, argumentado de modo que engancha al espectador desde el principio por ser impetuoso e implacable, lleno de detalles y guiños que pasaron a la posteridad. Con unos movimientos de cámara y planos inteligentes y lúcidos con primeros planos, subjetivos, seguimiento, planos detalle, avanti y retroceso bien elaborados y sorprendentes para la época, realizando un más que digno trabajo técnico.
Las actuaciones, son magníficas y arrolladoras. Con James Cagney auténtico y genuino realizando un gran papel innato, Edward Woods convincente y adecuado en su acompañamiento del principal, y Jean Harlow natural, apropiada y remarcable. Empleando diálogos irónicos y sarcásticos, agudos y agresivos, típicos y característicos de este género. Y unos vestuarios y caracterizaciones sugerentes a cada una de las épocas narradas, y personajes que la forman, estéticamente detalladas y conseguidas.
En conclusión, la considero una de las más grandes obras de cine negro y del género de gánsters. Indeleble e insustituible, y recomendable para todos los seguidores de este tipo de cine, por ser violenta y agresiva, sublime e inmensa en resultado. Y que no dejará a nadie con la sensación de no haber visto, una gran cinta digna de elogio, que sobrevive eficazmente el paso del tiempo.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La primera gran película de gángsters
Lo primero, aclarar que si estuviéramos en los años 30, esta película tendría un 9. Desgraciadamente, ha llovido mucho desde entonces.

No obstante, la calidad en muchos aspectos de la película permanece viva. Algunas escenas no han perdido su fuerza y consiguen llegar al corazón, o al estómago (según qué caso). Hace no mucho que ví "Scarface, el terror del hampa" y el protagonista era demasiado exagerado. James Cagney en "El enemigo público" es más creíble y realmente consigue acojonar con la mirada. También cabe destacar la fotografía, unos diálogos bastante aceptables y el atractivo de la historia de la película (debió ser emocionante ser traficante de alcohol en la América de la ley seca, ¿no?).

Lo peor, para mí, algunas de las interpretaciones (no hablo de Cagney), así como la sensación de que se le podría haber sacado bastante más jugo a la historia (la peli es cortita) que además cojea por un par de sitios (ver spoiler).

Aún así, con lo que me gustan las pelis de gángsters, creo haber visto con "El enemigo público" la más antigua del género que me haya gustado realmente. ¡Bastante recomendable!
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Dura realidad
La vi por primera vez el 7 de julio de 2011, y me gustó bastante en su día, pero ahora la valoro mejor.

En su día me sorprendió Jean Harlow, pero ahora la tengo más vista y aunque no hace un papel largo, los momentos que sale ella, pues son grandes. En su momento comenté que ella parecía un travesti, ya que su rosto es muy fuerte y muy peculiar para la "belleza" estandar. La tenían como una musca, como una gran belleza, supongo que sus rasgos tan marcados y su pelo blanco, la hacían atractiva para la época y es que ella como James hacen una muy buena pareja. Mejor que con Louise Brooks que iba a ser la protagonista. Aunque el rostro de Louise es también muy propicio para ese papel, no lo tiene tan marcado como con Jean.

En la versión que se lanzó en España hubo 2 minutos de censura, y es la de cuando se van a tomar medidas para los trajes y el que le toma las medidas es claramente gay y se muestra muy ilusionado de tocar a un hombre fuerte. Será que por ver esas escenas se "iban a convertir" en gays todos los españoles que vieran esa escena... madre mía...

La película tiene una buena crítica. Al principio informan al público que no elogian a los "malos" sino que muestran la verdad, y al final narran que hay que hacer algo para que esto no siga ocurriendo. Y es que, en aquella época, como todo el mundo sabe, fueron años muy "malos" donde había las típicas mafias. Por esa parte me gustó, así que de un 6 le subo 1 punto.

2 de 3 usuarios encontraron mi primera crítica útil.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
James Cagney y el pomelo.
99/19(17/04/20) Afamado film de cine negro que encumbró a James Cagney a nivel de mito gangsteril. Se le nota algo arrugado en una narración muy a salto de mata, liviana, todo acontece por imperativo del guión, no hay sentido orgánico, todo sucede demasiado a prisa, pero sus picos resultan loables. Dirigida por William A. Wellman, con guión escrito por Harvey F. Thew se basa en una novela inédita, “Beer and Blood”, de dos ex periodistas, John Bright y Kubec Glasmon, que habían presenciado algunas de las rivalidades asesinas de Al Capone en Chicago, siendo el protagonista aquí un alter ego del gangster de aquellos tiempos, Earl "Hymie" Weiss. Como suele ser en estos casos se puede ver como un estudio retorcido del Sueño Americano, el lado salvaje del Capitalismo darwinista, y como estamos en la etapa en que aún estaba vigente esta espiral de salvajismo (Ley seca) se quiere hacer ver que el crimen no paga, remarcado por enunciados prólogo y epílogo, queriendo despojar a estas mafias del glamur que muchos veían, en sus lujos derivados del dinero fácil, es por ello que esta moralina me resulta vista hoy día rancia, tratando al espectador de mente parvularia. Lo bueno es la sensacional interpretación de Cagney (para la historia la mitad de pomelo restregado en el rostro de Mae Clarke), el vibrante pulso narrativo del realizador, con algunas escenas manejadas con gran sensibilidad emocional (el asesinato de Puty Noose). Sirviendo además como crónica sobre cómo se veía en ese momento de apogeo de las ‘contraindicaciones’ de la Ley Volstead. "The Public Enemy" es una de las primeras películas modestas en recaudar más de $ 1 millón en taquilla, ello con un presupuesto de $ 151,000 y tardó solo seis días en hacerse.

Tiene potente inicio, el poder de las imágenes prodigioso en su exposición de una situación al borde de explotar. Estamos en 1909, vemos el bullicio de las calles de Chicago (estimable labor documental), hay un bar con varios camareros tras la barra llenando cubos de cerveza a mansalva, tras ello pasamos a un carro de caballos cargado de barriles de cerveza, y en un travelling sostenido llegamos a la entrada de un bar, Red Oaks Social Club, donde dos muchachos (Tom Powers y Matt Doyle) salen con dos cubos de cerveza, del que beben. Tras esto elipsis y vemos a los chicos que han cometido un robo del que huyen de la poli en un centro comercial. Tras esto vemos a los amigos juegan frente a la casa Tom, le hacen una trastada a la hermana de Matt, y el padre (es policía) desde el porche le hace a su hijo una seña seria, este entra en la casa en silencio, el padre coge una correa, entran en el dormitorio, el hijo se pone en su regazo y el padre le da una tunda de correazos mientras Tom lo acepta sin llorar. En unos pocos segundos el director nos ha mostrado una sociedad deseosa de alcohol, donde los niños pueden acceder a ella fácilmente y esto les induce a delitos. Además vemos como el protagonista desde su niñez es un tipo duro; Otra elipsis a 1915, vemos que los dos amigos entran en el bar Red Oaks Social Club, donde un tipo, Putty Nose (Murray Kinnell) que les da unos revólveres para atracar un almacén de pieles. Con esto ya sabremos que los niños de pequeños hurtos han evolucionado a ladrones; Saltamos en otra elipsis a 1917, los dos socios de fechorías siguen a lo suyo, esta vez traficando con cigarrillos robados con Paddy Ryan (Robert Emmett O'Connor), en contraposición a su amoralidad está el idealismo del hermano de Tom, Mike Powers (Donald Cook), despidiéndose de la familia tras alistarse en el ejército para combatir en Europa en la Gran Guerra, estableciendo un antagonismo propio bíblico propio de Caín y Abel; Otro salto temporal, estamos 1920, víspera de la entrada en vigor de la Ley Volstead (más conocida como ley Seca). Multitudes de gente acapara botellas de alcohol antes de que llegue la prohibición. Tras esto Paddy Ryan está proponiendo al par de colegas aliarse para el contrabando de alcohol. Con lo que ya está establecida la personalidad y el ambiente en que se moverán los protagonistas.

A partir de aquí entramos en lo que será el grueso del film, el ascenso de dos raterillos a violentos gánsteres, que Wellman muestra con narrativa incisiva: Como estimable es la secuencia del robo en una fábrica de cerveza; Esa escena en que a Tom y Matt en un sastre (caricaturescamente afeminado) les están tomando medidas para unos trajes y Tom da indicaciones para que la cintura sea más holgura, no lo dice, pero es para poder alojar la pistola; Como notable es la vigorosa escena de la cena familiar, con el tonel de cerveza plantado en medio de la mesa siempre en primer plano, con el jolgorio de los comensales con las jarras de alcohol, menos de Mike Powers que tienen un gesto adusto observando el barril como al demonio, hasta que termina por explotar y lanzarlo por los aires; Como potente de sutilidad y poesía desgarradora es el asesinato de un traidor (no lo digo por no spoilear), produciéndose fuera de plano mientras intenta el felón conmover a su ejecutor tocando al piano una melodía de su niñez, pro tras el su ejecutor saca un revólver, la cámara se desvía de allí y oímos dos disparos y el ruido de un cuerpo golpeando las teclas; El ataque final de Tom a los miembros de la banda rival (spoiler); y por supuesto está la escena icónica del film, Tom estrujando la mitad de un pomelo en el rostro de su amante, Kitty (Mae Clarke), para dar por finalizada su relación.

Llamativo la poca importancia tiene la policía en la historia, pareciera estos mafiosos se mueven a sus anchas sin aparecer la ley ni tan siquiera para sobornarla, y eso que el padre de Tom es poli. Esto me resulta cuando menos extraño; Tiene un ritmo trepidante, algunas escenas a recordar, pero es una película a la que le falta profundidad, todos los personajes son arquetipos que no evolucionan, ninguno, todos son iguales al principio y al final, relato tan lineal como desprovisto de sorpresas… (sigo en spoiler)
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Otro gran clásico supervalorado
De 1931, ni más ni menos, es esta "El enemigo público". Normal que con sólo cuatro años funcionando el sonoro las cosas que no salgan todo lo bien que pudieran. Se ve que a medida que avanza la década se irá avanzando en el arte cinematográfico a grandes pasos porque año tras año se percibe una notoria mejoría. En este sentido, "Lo que el viento se llevó" cerrando la década en 1939 está a años luz. Pese a lo dicho, la película de William A. Wellman no es que está mal hecha, sino que está mal planteada. Me da la sensación que el director no sabe lo que contarnos así que nos ofrece una serie de episodios sobre el auge del delincuente Tom Powers (James Cagney) y su amigo Matt Doyle (Edward Doyle), pero sin apenas conexión. De esta forma el relato es inconexo, confuso y me temo que falto de bastante interés pese al intento de dramatizar a costa de introducir los típicos conflictos familiares.

Reconozco que pese a sus deficiencias, "El enemigo público" ha influido notablemente en el desarrollo del género. La verdad es que encuentro multitud de similitudes con secuencias o ideas de películas posteriores como puede ser "El Padrino", "Camino a la Perdición" y hasta "El Clan de los irlandeses". Claro que las comparaciones son odiosas y concretamente el nivel de intensidad, dramatismo y virtuosismo estético que llega la secuencia "plagiada" de esta última hace palidecer a la del "El enemigo público" (SPOIER).

Quizá uno de los pocos méritos del director esté a la hora de rodarse de unas cuantas actrices algunas de ellas bastante atractivas. Para empezar, Jean Harlow, (cuyo personaje está fuera de lugar, por cierto) que nunca me lo ha parecido especialmente por unas cejas excesivamente finas, aquí no está mal. Joan Blondell, la novia de Tom, tiene su gracia; Mia Marvin, la chica de Paddy Ryan, si no me equivoco tampoco se queda atrás, incluso Rita Flynn la hermana de Matt. Sin embargo, la más guapa creo que es Mae Clarke, Kitty. Atención a cuando le restriega un ¿pomelo? por la cara Tom. Para que aprenda a no ir con tipos tan sinvergüenzas, chulos y despiadados como nuestro protagonista.
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7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Hay una bala para ti
La actuación de James Cagney en el papel del gánster Tom Powers, es sencillamente magistral. Él domina todas las escenas. La película cuenta la vida de Tom Powers, un don nadie, personaje que no tenía miedo a nada ni a nadie, aunque tal vez un poco sí a su madre y a su hermano mayor.
La película que marcó una época en el género de cine de gánsteres pudo ser llevada perfectamente al teatro. Los interiores recrean perfectamente el ambiente de una ciudad americana durante la ley seca, en este caso es Chicago.
James Cagney está bien acompañado por Edward Woods, su compañero de correrías, también a la altura en su papel de lugarteniente de Cagney, y de Jean Harlow y Joan Blondell.
Y como traca final, la película termina con una espectacular escena.
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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Los dos lados de la moneda
Tom Powers (James Cagney) y Matt Doyle (Edward Woods) son dos niños que se dedican a robar cosas menores para un adulto, pero a medida que crecen incrementan las cuantías de sus fechorías y lo peor de todo, asesinan a sangre fría. Tom se convierte en el líder más cruel y despiadado durante la época de la prohibición en Chicago.

El film nos presenta los dos lados de la moneda, dos hermanos a falta de un padre que los discipline y guie en la vida toman caminos contrarios, Tom Powers (James Cagney) escoge hacer dinero fácil, delinquir con la prohibición del alcohol. Su hermano Mike (Donald Cook) escoge el camino más sacrificado, el de la honradez.

Este film consagro a James Cagney como uno de los villanos más convincentes del cine, por su rudeza y crueldad. La película tuvo un presupuesto de $151,000 y recibió dos nominaciones a diferentes premios en festivales de cine, incluyendo una al Oscar por mejor guión.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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