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23 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
SOBRE LA VENERACIÓN Y EL RESPETO AL MAESTRO EN JAPÓN
Desde el principio Kurosawa nos muestra que el profesor protagonista de la historia es un tipo dichoso que transmite dicha y sentido del humor, algo muy sobresaliente y que calaba hondo en un tiempo en el cual en Japón todo era severidad, seriedad disciplinaria y visión deprimente de la vida (los japoneses acababan de perder la II Guerra Mundial y recibido el inmenso golpe de dos bombas atómicas sobre sus cabezas). De ahí quizás que este docente fue considerado por su alumnos como "oro puro", le guardasen una veneración auténtica y mantuviesen con él la tradición continua de velar por su bienestar, visitarle y celebrar de vez en cuando a su lado. Sin duda era un hombre que les había dejado huella en el corazón, como todo maestro amable y simpático la deja en sus alumnos, máxime si como es el caso de este profesor además tenía un sentido de humor tan notorio que estar a su vera era pasar momentos seguros de divertimento, alegría y vitalismo. Recuerdo en Sevilla, a un profesor muy parecido, su nombre era MIGUEL OLIVER ROMÁN, que nos daba clases universitarias de Teología en el CET, y le querÍamos mucho por ser así también, siempre condecendiente, cariñoso, con sentido del humor y muy comprensivo con los alumnos. Eso nunca se olvida y perdura por siempre en lo mejor de la memoria.

Es una película bastante pesada por su ritmo lento, pero si usted ha sido discente que ha amado a un maestro o maestra, entonces a usted le gustará esta pausada obra que nos retrotrae al clásico valor de honrar y venerar al maestro aquél que nos ha transmitido conocimientos y algo más: humanidad —como es también el caso del docente del libro de Edmundo de Amicis, CORAZÓN, clásico de la literatura sobre el respeto y la consideración entre el alumnado y su mentor—, en donde la figura del docente que te trató afectuosamente, que no te desanimó sino todo lo contrario, que te dio ánimos y que encima te hizo reír, no se puede olvidar nunca.

El papel de la esposa del profesor, siempre a su lado, humilde, callada, sumisa, atendiéndole, velando por él como sostén y basamiento, es estupendamente realizado por la famosa actriz Kyoto Kagawa, quien nos muestra como ese hombre tan querido y tenido en cuenta por sus alumnos, sin ella no sería ni la mitad de lo que es; importancia que ella no reclama ni nadie le reconoce, ni siquiera su esposo, el juicioso maestro.

Filme magistral que logra ser toda una referencia del valor de honrar, no ya al padre y a la madre como dicta el 4º mandamiento del Decálogo de Moisés, sino de HONRAR AL MAESTRO como manda el sentido común de todos los pueblos de la Tierra desde tiempos inmemoriales.

Fej Delvahe
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32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Adiós Maestro
Kurosawa se despidió del cine para siempre con esta contemplativa y cotidiana obra. El profesor Hyakken Uchida es venerado por sus alumnos en todas las generaciones en las que ha impartido clases. El maestro Uchida, al igual que el maestro Kurosawa se despide de sus alumnos de forma emotiva.

"Madadayo" es como el reflejo en la pantalla de la despedida del propio director. Kurosawa nos decía que no estaba listo para abandonar, pero que se acercaba su hora. ¿Estás listo para irte al otro mundo? Los ex alumnos de Uchida cuidan y se preocupan del bienestar del profesor hasta límites insospechados y celebran con el maestro su cumpleaños, incluso décadas después de haber salido de la escuela. El profesor dejó huella en todos y ellos intentan compensarlo a su modo.

Hay un par de escenas formidables. Yo me quedo con la cena que reúne a todos los ex alumnos. Son unos 10 minutos brillantes, llenos de emoción y nostalgia en los que todos celebran que la hora del profesor todavía no ha llegado. Kurosawa no se despidió con su mejor obra, pero nos dejó para siempre el recuerdo de una filmografía insuperable.
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20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
MADADAYO KUROSAWA, MADADAYO
Se despidió Kurosawa con esta película que parece un homenaje a Ozu. El tema, la forma de tratarlo y los personajes son propios del director de Buenos días. Esta película parece un reflejo de la realidad, ya que el tema es la relación del profesor con sus alumnos (siendo el profesor Kurosawa y nosotros los alumnos). Es una de las películas más bellas y cautivadoras del maestro japonés, cuidando cada detalle hasta la extenuación. La relación entre los alumnos y el profesor es digna de elogio, la forma en la que esta tratada, como si fuera un matrimonio. Sus alegrías, momentos de fiesta, momentos trágicos, etc. El conjunto de la película parece un poema hecho bajo los árboles viendo un atardecer de sol, porque es preciosa en su totalidad.

El respeto que todo el mundo tiene al profesor es un reflejo de la sociedad nipona de aquella época, que a pesar del momento histórico en el que se encontraban, sabían guardar las formas y admirar a quien tienen que hacerlo. El maestro, con su irónico sentido del humor, nos gana enseguida y le cogemos de la mano para que nos guíe por ese Japón deprimido de posguerra. En la filmografía de Kurosawa tiene obras épicas espectaculares y dramas íntimos y personales, y esta película que nos ocupa la podríamos agrupar en estas ultimas. Dicen que no es su mejor película pero ¿Cuál es su mejor y peor película? Ran, Los siete samuráis, Yojimbo, Sanjuro, etc. Filmografía espectacular.

Pero lo que sentí con Madadayo no lo sentí con ninguna de estas porque esta última tiene el toque especial que te hace el saber que estas ante tu última película. Cada año deberíamos juntarnos y celebrar el día de su nacimiento, como en la película, ya que si este señor no hubiera existido el cine nunca sería lo que es hoy en día. Ciñéndonos a la película, la relación entre el maestro y su mujer desprende ternura, desprende años de fidelidad, complicidad y sufrimiento conjunto. Una relación recreada de forma brillante con esos planos generales de ambos en el salón que parecen no decir mucho pero de repente una mirada de la mujer transforma el cuadro en una estampa conyugal de postal.

Hecha sin artificios y sin grandes manifestaciones de grandeza, la película alcanza su clímax en la reunión entre alumnos y profesor y en ese cántico que ha quedado para la historia, en el que la respuesta del profesor era Madadayo (todavía no). Perfecto resumen fílmico que hace justicia a la carrera del más grande director oriental y uno de los 3 grandes de toda la historia del cine.
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El fin del dios japones : AKIRA KUROSAWA: MADADAYO.
El último filme de un genio, una gran película, yo diría que se despide a lo "grande".
Disfrute todo el tiempo esta película y con ella me di cuenta; de lo cuanto amo a este gran director.
Buenas actuaciones, excelente guión, fotografía y dirección perfecta.
Las mejores partes son: La fiesta que hacen los alumnos en el salon (el color, las canciones )y la perdida del gato (sentimiento puro).
Un final conmovedor, un final a lo Kurosawa.
No tengo más palabras, solo lágrimas en los ojos.

Akira, estarás por siempre presente!!!
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10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
CELEBRACIÓN AL MAESTRO
La última película del gran Kurosawa es un canto de humanidad, sensibilidad y sencillez bajo los efectos de una edad senil. Ausentes están los rigurosos samuráis y las marciales marchas; la fuerza de las masas y los castillos inexpugnables. Es raro, encontrar dentro del hermetismo nipón fundamentado en un ceremonial estoico, rasgos basados en el buen humor, el chiste, la risa, el lamento y tantas emociones fundamentales. Increíble, el proceso de regresión infantil del “maestro” por la pérdida de su mascota el cuál lo equipara a un simple mortal desnudado en su fragilidad. La celebración festiva y el encuentro con los amigos constituyen el centro de ésta película piadosa sobre un maestro admirado por sus discípulos y convertido en héroe civil. Mérito éste dentro de un tiempo en el Japón bajo el síndrome militar y la guerra. Kurosawa, el estoico. Kurosawa, el hedonista. Kurosawa, el humanista. En realidad, el hombre de su tiempo que le habló al mundo a través de valores universales tomando en cuenta los códigos de su propio mundo.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
LA VIDA Y LA MUERTE
Desde Eurípides a Shakespeare, de Tolstoi a Faulkner, de Miguel Ángel a Rodin, de Caravaggio a Picasso, de Mozart a Ligeti, la vida y la muerte son, sin duda, las dos grandes preocupaciones creativas de una inmensa mayoría de artistas universales. Quizás Kurosawa nunca fue un artista consciente de haber alcanzado, a través de su vigorosa labor plástica, tal categoría. El maestro de 83 años intuía que era su obra de despedida, un adiós emocionado y testamentario, un compendio destilado de las constantes de su estilo, desde 1943.

La historia de un profesor jubilado y de las relaciones privilegiadas que éste mantiene con sus antiguos discípulos, entregados por entero a rendirle tributo de agradecimiento, de amor y de solidaridad, en los postreros días de su vida, está contada de tal manera que parece fluir sin esfuerzo, el cineasta se toma su tiempo, totalmente diferente al nuestro, pues la filosofía oriental es ajena a nuestra ajetreada vida occidental. Los hechos son sencillos directos; las imágenes son transparentes, clásicas, la dramaturgia apenas se deja sentir; la luz del cine y de la vida entran a raudales por cada uno de los encuadres.

Es curioso cómo ellos valoran la educación que es la base de la sabiduría y el conocimiento, mientras nuestra sociedad no respeta al profesor que es denostado, cuando no es agredido por algún padre descerebrado, restándole autoridad y menoscabando la docencia. Sin embargo estos japoneses se reunían en el cumpleaños del profesor para comer, jugar y disfrutar como cuando eran jóvenes, siempre desde el respeto y la gratitud. Probablemente le sobren algunos minutos, a esta obra de reconsideración y serenidad otoñal. La complejidad del film nace del interior de sus planos, impregnados de una mirada serena, lúcida y armoniosa que se extiende por la pantalla en silencio, sin recurrir al subrayado de ningún tipo.

Una luminosidad no exenta de cálida poesía interior invade las imágenes, que esconde bajo la apariencia de la sencillez la emoción humanista que destila por todos sus fotogramas. Esta “Madadayo” que podría traducirse como “Todavía no”, es lo que el profesor responde a su alumnos cuando ellos durante los cumpleaños le preguntan al anciano: “¿está usted listo para morir?”, y él contesta de forma jocosa: “Madadayo”. Ésta fue su última película, Kurosawa falleció el 6 de Septiembre de 1998 a causa de una apoplejía.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Aburrida (4.7)
Si hay dos directores que me gustan esos son Chaplin y Kurosawa, pero tengo el defecto (o la virtud) de no ser incondicional de nadie.

Esperaba mucho más de esta película, pero se queda en dos insoportables horas y cuarto de reflexión sobre la propia vida de Kurosawa, reflejando sus inquietudes en un profesor al que pretende dibujar como entrañable y liberal pero que sólo me pareció un borrachuzo inverosímil. Los actores que hacen de antiguos alumnos no pueden ser peores, fuerzan las carcajadas al máximo, parece que les hubieran inyectado unas cuantas dosis de botox en la cara y les hubiera hecho reacción.
Esta historia pedía otro estilo, como puede ser el de Ozu en "Cuentos de Tokyo".

Sólo me hizo gracia el tocineta ése que se pone a recitar las paradas de cercanías en su panegírico hacia el profesor.
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20 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Lo siento maestro
Kurosawa ya era octogenario cuando realizó su último largometraje, quedaban atrás sus mejores títulos y no tenía que demostrar nada. Por eso, igual que en sus "Sueños" se detecta aquí una especie de pasotismo, como si le diera igual ya lo que iban a decir o pensar, hizo lo que quiso, sin dejarse nada en el tintero. Por eso aquí, en "Madadayo", no le importa usar más de media hora (concretamente 32 minutos) buscando un gato. Habrán muchos que llegarán aquí por el respeto a una filmografía espectacular. Y tras más de dos horas de venerable profesor en cada minuto lo más contenido que se me ocurre decir es que mejor hubiera sido no decidir ver la última película de Kurosawa. Es muy prescindible.

Y ya no es por esa estupidez del gato. Se sabe que la particular ética japonesa basada en deberes y deudas puede llevar a lo que vemos en esta película, que un grupo de alumnos lo hagan todo por el bienestar de su antiguo profesor. Esa no es la cuestión, lo decisivo aquí es que es verdaderamente aburrida y que su preciosa fotografía en color es insuficiente. Hay quien opina con mucha razón que un tema como el de esta película merecía una mirada como la de Ozu. Otra cosa que queda clara es que lo del alcohol y los japoneses es una barbaridad. Pero siento que es triste despedirse así, con una película muy inferior a lo que queda detrás. No es que sea una más pasable, no, es que es demasiado inferior.
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9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El sentimiento a flor de piel
Pélicula emotiva y con una dosis alta de sentimiento y majestuosidad. Nada mas se podia esperar del maestro Kurosawa. Es el encuentro perfecto entre la desgracia y la esperanza de los hombres, entre las costumbres del vivir diario y la fantasia, entre la vida y la muerte.
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8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El canto de cisne de Akira Kurosawa.
270/14(17/11/17) El maestro Akira Kurosawa realizó a sus 83 años su canto del cisne para el cine, su carta de despedida con su trigésima película, en lo que parece una obra con bastantes auto-referencias, con bastantes efluvios al cine de otro nipón como Yasujiro Ozu, utilizando a un maestro real de universidad para auto-homenajearse, o el cómo quizás le gustaría que tras su muerte (ocurrió cinco años después) le gustaría ser recordado, con cariño. Incluso la cinta arranca prácticamente el año en que AK comenzó a dirigir, en 1943. La filmografía kurasawiana e abarca 50 años en los que ha regado los cines de clásicos imperecederos como “Rashomon”, “Vivir”, “Los Siete Samuráis”, “Yojimbo”, “El Infierno del odio”, “Barbarroja”, elevando al cineasta nipón a los altares del Olimpo del Séptimo Arte, donde solo residen unos poco Elegidos. Pero esta su testamento en modo film no se encuentra entre sus mejores obras, ni siquiera en el segundo escalón, pues me resulta una obra bienintencionada, de carácter humanista, con claras influencias a “Vivir”, pero ni de lejos tiene su emoción e intensidad narrativa. Quedando un trabajo personal, intimista, afectuoso, pero a la vez sentimentaloide, artificioso, lineal, falto de picos, monocorde, con un protagonista de personalidad plana (que no es lo mismo que mal interpretado), del que nada sabremos, nada de su pasado, de su ideología, de su pensamiento, más allá de sus gracietas que de un modo cansino le ríen sus discípulos (cual coro de risas enlatadas de sit-com), por mucho que se sea escritor no sabremos sobre que escribe, no sabremos porque no tiene hijos, no sabremos si tiene familia, con lo que empatizar con él es difícil, resultando todo un tanto maniqueo, forzado a que por que lo dicta el guión, los alumnos lo adoran, pero aparte de la anécdota del Madadayo no hay recuerdos de las clases, de una vaguedad y superficialidad el libreto que solo es maximizada por una duración desmedida, dos horas y cuarto para un relato que se hace pesado por una arritmia galopante, sucesión de viñetas cosidas de modo simplista, orgánicamente coja, con tramos que se alargan sin sentido (todo lo referente al gato), otros que son esbozos, donde los secundarios que son los que deben dar solidez son meros figurantes que se desviven sin más por el anciano, pero tampoco sabremos nada de ellos, nada de dilemas morales, de su familia, de sus percances durante la guerra, todo de una parquedad-lastre, lo siento pero seguro peco de arrogancia, pero el Emperador va desnudo, me refiero a todos los que alaban esta película, seguro lo hacen cual fan que adora lo mucho que el genial director nos ha dado, pero por ello no se puede ser condescendiente y alabar sin más todo lo que hizo. Un ejercicio de nostalgia fallido, pero ojo, perdonable a alguien que nos hizo disfrutar tanto y que aún lo hace con la revisión de su fantástica galería de Obras Maestras.

Nos habla de temas como la gratitud al mentor, el amor a la buena gente, el altruismo, la solidaridad, el respeto a los mayores. La historia principal de la película se basa en la vida de un académico y escritor japonés Hyakken Uchida (1889-1971), alter ego de AK, comienza con él renunciando como profesor de alemán, en el período inmediatamente anterior al fin de la Segunda Guerra Mundial, y entonces comenzará una relación de amistad fuerte con un grupo de exalumnos, los que AK seguramente quisiera fuéramos el espectador que lo ha seguido por cinco décadas. Este amor fraternal se ve reflejado sobre todo en las fiestas de cumpleaños que los ex organizan para su profesor, en las que hay un mantra que da nombre al film, los pupilos gritan “Madakkai (está ya!)”, expresión de si todo ha acabado, en la universidad se tomaba sobre si la clase había finalizado, pero que en las fiestas de cumpleaños se toma como una referencia a si le queda poco en este mundo, el profesor responde a grito el título de la cinta, “Madadayo (Todavía no!)”, expresión en la universidad referida a que la clase aún le quedaba, y en el cumpleaños a que aún le quedaba cuerda para rato.

Hyakken Uchida se retiró de enseñar literatura alemana en la edad madura para escribir a tiempo completo. Entre sus mejores obras hay una colección de ensayos titulada Nora, MyLost Cat. El académico es jugado por Tatsuo Matsumura. Madadayo es también título de colección de ensayos publicados póstumamente por Uchida, que forma, junto con sus otras obras autobiográficas, el material de fondo para el guión de la película. La representación de Uchida en la película podría interpretarse como una metáfora del Japón de los períodos Meiji, Taishō y Shōwa temprano, tratando de hacer frente al mundo rápidamente cambiante del período Shōwa posterior.

Es complicado empatizar con el cariño desbordado de los ex alumnos hacia su profesor pues la única clase a la que asistimos resulta superficial, solo lo vemos despedirse para decir que se dedicará a escribir libros, solo vemos que tiene sentido del humor, pero nada más, con su adiós un alumno, único le hace una loa con lo que el resto de la clase se pone en pie en modo tributo. A partir de aquí asistiremos a un sinfín de muestras adulaciones desmedidas de tres o cuatro ex pupilos suyos, set-pieces deslavazadas, cosidas por varias celebraciones-comilonas-borracheras del cumpleaños del profesor, un culto a la personalidad que parece sostenido por un dogma de fe, pues no se ve reciprocidad, no se ve gran inteligencia en el maestro, no es que sea un conversador profundo, no se ve que él haga algo por los que le quieren, más bien ellos se convierten en sus vasallos (le hacen una casa, compran un solar para no construyan en frente suya y le tapen el sol [¿?], organizan batidas para buscar su gato, le instauran banquetes-cumpleaños,…).
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
"Quién corre por dos liebres, quizá no cace ninguna"
En su despedida como director, el maestro Kurosawa dirige una película donde se muestran lazos inquebrantables de amistad, respeto y gratitud, un profesor años después de su retiro, es constantemente visitado por sus antiguos estudiantes, los que a su vez, cada año en su aniversario le celebran la fiesta Mahda-kai.

En términos generales se tiene una película cargada de sentimentalismo y de buenas intenciones, un film lleno de confraternidad y de humor, mucho gracias a la graciosa personalidad del profesor, que es a su vez un hombre muy sensible. Vive acompañado de su esposa, totalmente abnegada a él.

La película es buena, agradable y entretenida, no es una gran producción ni un clásico como los que forjó Kurosawa a lo largo de su carrera, un film, que evidentemente se asemeja a sus últimos trabajos cargados de una profunda reflexión existencial. Pero sin duda alguna es un buen producto.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
La injusticia de ser el más gande
Hablemos en general...

Akira Kurosawa hizo Madadayo con más de 80 años a sus espaldas, siendo, para muchos, entre los que me incluyo, el más grande de todos, y para la crítica especializada, de los más grandes. Jamás he visto una película mala de Akira Kurosawa, y a día de hoy me falta 4 por ver. Esta es la que menos me ha gustado, la única que no me parece como mínimo, buena. Sus primeros films, co la guerra encima, o reciente, ya mostraban que Akira Kurosawa estaba destinado, si luchaba por ello, a ser un auténtico genio. Eran películas pequeñas, con gran belleza plástica y mucho sentimiento. Con Madadayo me sucede como con el profesor, que como todos, fue niño, como pocos, se convirtió en un gran hombre, pero con la edad comenzó como con todas las personas, su regresión a la infancia. Con Madadayo, Akira Kurosawa termina como empezó, en punto más inmaduro, aunque nadie le puede quitar su belleza plástica, que más quisiera casi cualquier director en su pleno apogeo.

Hablemos de la película...

Lenta, plomiza, con toques de humor que no me llegan, con una historia sensible que si llego a comprender. Que sea lenta no me molesta en absoluto, ya que así es el cine oriental y el cine de Kurosawa, pero se me hizo muy plomiza, alternando escenas que me gustaron, al ser más breves, con otras larguísimas impropias del gran maestro. Sus toques de humor no son tan inteligentes como pretende entonces se queda ahí a medio hacer, medio crudo. La historia, si es bonita, el agradecimiento de los alumnos hacia un profesor que les enseñó cosas que no aprendieron en sus hogares, en una época tumultuosa, y estos en eterno agradecimiento, cuidan de él como si de su padre se tratase, transmitiéndolo a sus generaciones, en este aspecto, chapeau, en su línea. El problema es que las actuaciones no me convencen en absoluto y no sostienen las larguísimas escenas. Creo que Kurosawa resumió en parte su vida, como ya hizo en Sueños, pero siendo infinitamente inferior.

Hablemos del MAESTRO...

Para mí Akira Kurosawa es muy importante en mi vida, es un MAESTRO, una INSPIRACIÓN, es algo más que un director, pues sin conocerle, me siento unido a lo que hizo. Akira Kurosawa dejó para la historia películas por las que agradezco su mera existencia, habría que besar el suelo por donde pisó, pues nos regaló un legado inigualable de arte, de humanidad, de perfección. Pero yo no creo en DIOS, y creo que sería injusto para Akira Kurosawa darle la categoría de DIOS, por lo que no puedo decir que es perfecto, él estaría orgulloso de que sus fans criticasen sus films, y yo tengo que criticar este. A mí no me molesta que hiciese de su último film una de sus peores obras, pues se despidió haciendo cine, y de no haber muerto, hubiese demostrado su grandeza una vez más con Después de la lluvia. Pero Akira Kurosawa nos caló hondo por su humanismo, por ser humano, y por eso no todos sus films podrían ser obras maestras. Invito a que no se caiga en el fanatismo y por el hecho de ser una película de Akira Kurosawa, se la eleve a los cielos, no es necesario. Nadie en la historia del cine tiene tanta cantidad de obras maestras, escoltadas de buenísimas películas. Esta es la injusticia de ser el más grande, MAESTRO, que haciendo una película como esta, haya personas que te entierren y otras que te quieran hacer perfecto. Yo te agradezco que hayas acabado siendo humano. ETERNAMENTE AGRADECIDO, MAESTRO.
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
ORO PURO
Maravillosa despedida del gran maestro Kurosawa, de obligada visión hoy en día para recuperar la fe en la humanidad en los tiempos que corren. Veneración al maestro, sentimientos a flor de piel y amistad, mucha amistad. Personajes positivos y puros que sirven para recordar que el ser humano puede llegar a ser mucho más que tanto político corrupto y banquero sin escrúpulos. Una oda a la vida. Gracias, maestro.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Te echamos de menos
Película biográfica sobre un profesor que existió de verdad y al que lo querían bastante, a pesar de sus chistes que madre mía, el humor japonés no es lo mío. Eso es algo que no me gustado, todo el tiempo riéndose y yo preguntándome por que, otros si hacían gracia, pero pocos. Pero a Kurosawa le perdono todo, ya que esta fué su última película y además me ha dado la impresión de que con el título hacía referencia a él mismo y a sus últimos momentos. Momentos muy entrañables, con un final hipnótico al igual que en Rapsodia en Agosto.

Aprovecho esta crítica para dar las gracias a Kurosawa por todo su cine y vida. Para mi es el mejor director de la historia del cine y lo dijo objetivamente.
Maada kai. Maadadayooooooo.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El valor de la amistad.
Un apreciado profesor decide dejar su cátedra para dedicarse a escribir. Este es el punto de partida de este film de Kurosawa, que evoca sus grandes dramas, como "El ángel borracho" o, sobre todo, "Vivir".
El nudo de la historia se centra en la emotiva relación entre el profesor y sus ex- alumnos, que no escatiman en esfuerzos, a la hora de ayudar a su viejo amigo, bien sea, para encontrar a su gato Noru, o en tareas más complicadas, como conseguirle un nuevo hogar, tras ser devastado el suyo por la guerra.
Una película menor del maestro Kurosawa, ya en su madurez, pero sin embargo un gran drama, que ensalza la amistad.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La ceremonia del reconocimiento
En la última película de Kurosawa, el profesor Hyakken Uchida decide abandonar su cátedra poco antes del estallido de la segunda guerra mundial. Uchida es un profesor venerado por sus alumnos, pero como dice Joaquin da Silva en su página, no queda muy claro cuál es la razón de esta devoción. En la pantalla se nos presenta a un profesor de chiste fácil e ingenio discutible, cubierto bajo una manta durante las tormentas, al que su mujer define como “un niño que nunca crecerá”. El magisterio de su cátedra queda en un pasado que Kurosawa deja oculto . La película se resiente de una trama en la que apenas hay sitio para algo más que la constante exaltación del reconocimiento de los alumnos a su profesor. No cabe la menor duda de que Uchida es el alter ego de un Kurosawa que se niega a abandonar la vida con vehemencia, y los discípulos son todos los admiradores del director japonés y su colosal obra fílmica. Pero no hay tensión dramática, ni antagonistas reales (un especulador sin escrúpulos en el japón ocupado se cuela un minuto en la trama, pero eso es lo mas parecido a un antagonista que se ve en todo el filme). El largo pasaje de la pérdida del gato, que deja al profesor sumido en una profunda e incomprensible depresión, es el contratiempo más dramático, aunque puede ser sublime o cómico, según cómo se mire.

Los alumnos deciden festejar al profesor cada año con una ceremonia Mahdakai, en la que le preguntan si está listo para morir. Y él responde “Aún, no (Madadayo)”. Kurosawa rueda con maestría las fiestas corales, repletas de personajes, con raccords y continuidad de acciones múltiples cuyo ritmo no decae hasta que el maestro lo decide.

La última ceremonia Mahdakai, la que previsiblemente antecede a su muerte, es todo un testamento generacional del profesor Uchida y del propio Kurosawa como apuntábamos arriba. Las hijas y las nietas de sus alumnos, presentes en una celebración que hasta ese momento era exclusivamente masculina (la película refleja el machismo del país del sol naciente), le agasajan con regalos y dulces en una ceremonia de reconocimiento intergeneracional que parece un tanto excesiva. Aunque es posible que me confunda, porque la historia está basada en las memorias del verdadero profesor Uchida y es posible que el excéntrico profesor marcase de esa forma tan imperecedera los recuerdos de sus alumnos. En esta última fiesta Mahdakai el mensaje del director se hace explícito:



-¡Buscad algo en la vida que seáis capaces de valorar, y cuando lo encontréis, trabajad y esforzaos por ello!
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
El profesor al que se rindió culto hasta la eternidad
Año 1943. La Segunda Guerra Mundial está en su punto más álgido. Los aliados desembarcan en Sicilia y consiguen la capitulación de la Italia de Mussolini. Los rusos liberan a Stalingrado y lanzan una poderosa contraofensiva en el extremo oriente conquistado por los japoneses. En este marco y en la ciudad de Tokio, un profesor encargado de enseñar alemán a un grupo de muchachos –quizás convencido él, y su gobierno, de que los fascistas se adueñarían del mundo y la lengua alemana sería el idioma internacional- anuncia que es hora de retirarse, según lo expresa él, porque quiere dedicarse a escribir –aunque podríamos presumir que recibió órdenes del gobierno.

En la única clase a la que asistimos, lo único que sabemos es que el profesor es un hombre tolerante y con sentido del humor. Y, cuando anuncia su retiro, el alumno Takayama –el único muchacho del que conoceremos su nombre- se expresa de él en términos tan encomiables, que el resto de los estudiantes se pone de pies en expresión de homenaje.

En adelante, el culto a su personalidad, con su plena complacencia, y con celebración en cada cumpleaños por parte de sus exalumnos, llenará buena parte de este filme con el que Akira Kurosawa se despide del cine, como si él mismo -semejante a aquel maestro- se sintiera ya con ganas de sentarse únicamente a escribir.

Demasiados elementos comunes, elogios hasta el cansancio de absoluta sumisión y sin nada notable que explique esta gran valía, pues el profesor, aunque amable y simpático, es apenas un hombre del común, enjaulador de pájaros, capaz de hacernos perder ¡32 minutos de película buscando a un gato! y cuya más brillante idea es una estratagema para “disuadir de manera infalible a los ladrones”, que no funciona ni en su propia casa. Así -como en su también trasnochada “Vivir”-, la veneración que impone Kurosawa a su personaje, resulta tan manida y tan rancia, como la de aquellos santos que a diario se inventa la iglesia de Roma con el calculado propósito de vender más velas y llenar las alcancías.

No sé a quien se le ocurrió la inclusión del siguiente diálogo muy cerca del final, pero fue lo más acertado que se pudo decir en toda la película:

El médico que acaba de atender al profesor, les dice a los exalumnos que no se separan de él:

-No le despierten para qué no siga bebiendo.

-¿Bromea, usted? –Responde alguno- Ahora mismo nos iremos a dormir.

El médico los mira y añade con clara sorna:

-¡Cuídense de no mojar la cama!
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5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sincera y emocionante
Madadayo es una película que revuelve las emociones gracias a unos personajes excelentemente construidos e interpretados y una historia que no necesita de grandes aspavientos para llamar mucho la atención. El maestro Kurosawa cierra con esta película una carrera llena de éxitos y verdaderas joyas del cine. Una vez más, Kurosawa demuestra que, si bien era un maestro en todo lo que tenía que ver con samurais y espadazos, lo mejor de su cine es lo que se aleja más de la acción para acercarse más a los sentimientos de sus personajes.
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8
Nostalgia y amor
Kurosowa firma la despedida del cine y de la vida misma con este drama familiar, cultural y reflexivo. Es un filme sumamente calmo y sereno en donde el director pone sus pensamientos y emociones con respecto a la vida y la muerte, pero desarrolla otros temas de manera impresionante y con una naturalidad pasmosa, entre ellos la vida en familia, la amistad, el honor y la paz en medio de un país asolado por la guerra. Madadayo es de los filmes más sencillos en producción del maestro que con su acostumbrado talento en dirección y narrativa visual nos muestra los últimos años de vida del profesor Uchida, un personaje que bien puede ser su alter ego y que tiene de fondo o parece tener el discurso perfecto y justo de los pensamientos finales de uno de los genios indiscutibles del cine. El filme destaca por la simpleza de sus acciones, como la convivencia con su esposa, el respeto y amor de sus estudiantes y detalles tan minúsculos como el apego a los detalles como el asunto del gato que si bien se alarga demasiado nos muestra de manera perfecta el sentir del director con respecto a la contemplación y amor por la vida. Madadayo es una despedida nostálgica y respetuosa de un genio total del cine, aquellas secuencias donde sus alumnos juegan con el profesor el Mahda-kai-Madadayo llevan al clímax máximo la propuesta, para que al final como solo Kurosawa lo sabe hacer nos dé una bella analogía casi detallada en una reflexión, para morir hay que volver a ser tan inocente como un niño. Madadayo es uno de los filmes más nostálgicos y pacíficos que he visto en mi vida. Gracias Maestro Kurosawa.
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5
Último canto del cisne
Última película de Kurosawa. Un canto al maestro, a la reverencia que se debe sentir por un maestro.
Se me ha hecho muy pesada, me ha costado mucho seguirla. Es demasiado empalagosa, azucarada, almibarada... Tampoco se sabe qué ha hecho en la vida el profesor, o cuál es su obra. Decenas de alumnos rinden tributo durante minutos y minutos de metraje a un profesor de Universidad. Beben, fuman, pero tampoco mantienen unos diálogos profundos o unas relaciones más allá de lo superficial.
Viendo la película me pregunto cómo la hubiera hecho Bergman. Y probablemente hubiera sido muy diferente, más recogida, con relaciones bis a bis, entre dos, no el tipo de relaciones que plantea esta cinta, siempre entre varias personas, sin hablar de nada concreto, simplemente pasando cosas entre ellos.
El episodio de la venta del solar de la casa de al lado de la del profesor sí es una buena muestra práctica de respeto, pero me parece que queda deslavazada en la maraña de consideraciones que se tiene con el profesor. No se sabe si es una crítica a la sociedad 'inmobiliaria' que seguramente en el Japón de aquella época se vería como una amenaza. Que los alumnos compren el solar para que no le quite el sol a la casa del profesor quizá pueda leerse como una alegoría de las dificultades, del desarrollo colectivo de los proyectos, pero su tratamiento es tan simple que no se sabe qué pretende decir.
La consideración del profesor y su mujer con el gato quizá puede verse como un guiño a la paternidad, pero es difícil de apreciar. Su desaparición le hace llorar y su búsqueda se convierte, no sé muy bien cómo decirlo, en
Supongo que cuando has hecho en el cine lo que has hecho te puedes permitir rodar esta cinta y sacarla al mercado. Dudo mucho, sin embargo, que tuviera buena acogida de público o crítica, ni siquiera los más devotos del maestro pueden decir que esta es una gran película. Porque si esta película se considera una obra de arte, supongo que todas las demás de él se encuentran fuera de categoría, "out of order". Comparar esta cinta con sus últimas obras de arte: Ran o Derzu, pues como que no... Para nada además.
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