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154 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
Por última vez
Luis García Berlanga y Rafael Azcona eran los mejores cuando debían eludir la censura y en esta comedia negra, para mí la mejor película española de la historia, logran su cima, junto al guionista Ennio Flaiano y el operador Tonino Delli Colli, italianos como la coproducción. El embajador de España en Roma declaró, tras intentar prohibir su exhibición, "La película me parece uno de los más impresionantes libelos que jamás se hayan hecho contra España; un panfleto político increíble, no contra el régimen, sino contra toda una sociedad. Es una inacabable crítica caricaturesca de la vida española." Tenía toda la razón. Lo mejor es tratar esta tragedia desde una óptica cómica, que si no, la experiencia puede ser tremenda. Nunca olvidaré el último plano inhumano de "Pascual Duarte", pero ésta la recuerdo fotograma por fotograma. Porque sin ser tan explícita, es mucho más terrible.
Los personajes son un viejo verdugo del régimen, su hija casadera y la “víctima” de ambos, un empleado de pompas fúnebres destinado a heredar el puesto de su futuro suegro. Un hombre normal y corriente, que tiene un trabajo con el que gana poco dinero. Ya casado espera no tener que ejercer nunca su profesión. Pero ese momento llega.
Imprescindible alegato contra la pena de muerte, con un Nino Manfredi (tan buen actor que logra no parecer italiano) acobardado, y un Pepe Isbert (tan genial que vuelve querible a su nefasto personaje) que engrandecen una película que mejora con el tiempo, junto a un gran reparto en el que asoman grandes actores.

-"Amadeo: Me hacen reír los que dicen que el garrote es inhumano. ¿Qué es mejor, la guillotina? ¿Usted cree que se puede enterrar a un hombre hecho pedazos?
-José Luis: No. Yo no entiendo de eso.
-Amadeo: Y que me dice de los americanos. La silla eléctrica son miles de voltios. Los deja negros, abrasados. ¡A ver dónde está la humanidad de la silla!
-Jose Luis: Yo creo que la gente debe morir en su cama ¿no?
-Amadeo: Naturalmente, pero si existe la pena de muerte, alguien tiene que aplicarla."

Excelente comedia llena de un personal humor negro y un duro alegato contra la pena de muerte. La historia de cómo obligan a Jose Luis a hacer lo que no quiere, casarse, tener un hijo y convertirse en verdugo, con el acicate de que mejorará su vida por lo bien que guisa Carmen y disfrutará del piso que ha conseguido don Amadeo. Es una mirada entre divertida y asqueada, certificando cómo los convencionalismos absurdos nos obligan a actuar de modo "normal".
El verdugo no es sólo una de las películas más importantes de la historia del cine español. Es también una de las más duras y siniestras, porque Berlanga y Azcona reducen la pena de muerte a un triste oficio. La sencillez con que está planificada y la versatilidad de matices que ofrece el gran Pepe Isbert otorga credibilidad al drama: en definitiva, matar a alguien en nombre del Estado es también un trabajo como otro cualquiera. Obra de dos genios.
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274 de 293 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
“La muerte no me preocupa. Mi muerte no será mía. Será de mi familia, a quién dejaré el muy considerable estorbo de un cadáver” (Rafael Azcona)
Tímida, casi inadvertidamente, se nos ha escabullido Rafa Azcona. Sin flashes, ni cámaras ni estériles panegíricos. Sin pompa ni cháchara. Como él mismo dispuso. Incinerado en la más estricta intimidad. El genial y prolífico guionista español deja como legado un puñado de obras maestras de visión onerosa e impostergable. ¿Qué mejor homenaje para este humilde talento que ver, revisar y recomendar su obra a todo aquel que la desconozca?. Y aunque es difícil elegir, yo me quedo con “El verdugo”.

La verdad es que nadie como él supo plasmar tan fielmente aquella grotesca y tragicómica España de los 40 y de los 50. Esa escalofriante España repleta de curas, militares y beatas. De repeinados funcionarios con angosto bigotito y terroríficas gafas de sol. De grises hombrecillos con pantalones de tiro alto y boina calada. Pero lo mejor de todo es que el bueno de Rafa siempre supo impregnar sus historias, aquellas de las que nunca quiso alardear, de un toque muy especial. Un toque ingenioso, cáustico y amargo al mismo tiempo que colaboró en sacar al cine español de ese infame marasmo en el que se encontraba perpétuamente inmerso. El inconfundible toque Azcona.

Allá donde estés, un abrazo, camarada.
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141 de 170 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Un verdugo muy nuestro.
Han pasado más de cuarenta años desde que el genial (y golfo) Berlanga filmara este peliculón. Mirando hacia atrás uno se pregunta cómo pudo realizar una película como esta en esa época; quizá la respuesta es que no se podía filmar una película tan negra como en esos tiempos tan grises. Y lo hace desde una ligereza aparente, con una frescura tan grande que tienes la impresión de que lo que nos muestra existe no porque lo invente, sino porque estaba. Hace historia y una historia negra, negrísima, casi hasta la crueldad, llevada de la mano de unos personajes que muestran todas sus miserias, pero su inmensa humanidad, en el viaje de un personaje al que el Estado empuja a ser verdugo. El nasal Pepe Isbert está como siempre: GENIAL, aportando esa naturalidad congénita a un hombre que si te lo cruzarás hoy por la calle, le partirías la cara, pero que en la película lo único que logras es partirte de risa por la genialidad de sus diálogos, imágenes; Emma Penella a la misma altura, con una carnalidad sorprendente; y Nino Manfredi compone ese personaje que es todo bondad, pero que no va poder seguir con esas herramientas si lo que quiere es vivir. En resumen: Azcona y Berlanga hacen la quizá sea la mejor comedia española de todos los tiempos y el mayor alegato contra la pena de muerte que se haya filmado (esto último sin discusión).
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89 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Impresionante
No sólo es una de las mejores películas españolas que he visto, sino una de las mejores comedias a nivel mundial.

Esta película no tiene nada que envidiar al neorrealismo italiano (e.g. "El ladrón de bicicletas" ) ni a la comedia "rural" de, por ejemplo, el "Amarcord" de Fellini. Repleta de gags memorables, cuenta la historia de un viejo verdugo de pueblo (sorprendentemente interpretado por José Isbert) hacia el que la gente siente rechazo y morbo. Nino Manfredi, que no se deja comer por Isbert, está tan soberbio como éste, llenando a su personaje de inseguridades.

Pero si hay algo realmente magistral, académico, en esta obra es el guión. En un tono de comedia aparentemente inofensiva, Azcona y Berlanga realizan un alegato brutal en contra de la pena de muerte, planteando el drama desde el lado del ejecutor. Y es que en la película, el verdugo lo pasa peor que el ejecutado (memorable la escena en la que el verdugo se desmaya y el condenado va por su propio pie al matadero). Y, además, a lo largo de la película se suceden los gags (muchas veces a cargo de cameos) totalmente hilarantes y atemporales; para nada recuerdan al humor rancio que imperaría en el cine español.

Pues eso, una obra maestraza del copón que nunca envejecerá, y la cual no puede disgustar a nadie.
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80 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El club de los Cinéfilos Asesinos
Esta es una confesión que el lector juzgará sorprendente. La he mantenido durante años en secreto y si me he decidido a sacarla a la luz ahora no ha sido por arrepentimiento de lo que en ella se cuenta, ni tampoco por proteger la identidad de los que intervienen en los hechos – de cuyos nombres, no obstante, sólo se dará la inicial- sino por otras razones que hoy, estoy convencido, no se valorarán en su medida.

Todo empezó el primero de Mayo de 1980. Nos habíamos reunido, como todas las entradas de mes, para jugar al burro en el cuarto de M…, que, dicho sea de paso, era quien nos proveía de láminas para poder aprobar dibujo. B…, que nos proveía de cerveza del almacén de su padre, había traído el periódico de su casa. Pero fue G…, que era quien nos proveía a través de su hermana de conocimientos femeninos (en el sentido menos bíblico de la palabra), fue G…, digo, el que lo comentó:

- Ha muerto Alfred Hitchcock…

Guardamos silencio indiferente.

- …y la segunda cadena va a poner un ciclo con sus películas.

Nos miramos durante un segundo. Hasta al menos diez años después y, por casualidad, no supimos que los cuatro habíamos tenido exactamente el mismo pensamiento. Pero no adelantemos acontecimientos.

La siguiente escena relevante del relato tiene lugar unos meses más tarde, el primero de Octubre del mismo año, esta vez en el cuarto de B… Esta vez, fui yo quien lo comentó:

- Pasado mañana acaba el ciclo de Hitchcock.

He dicho, “fui yo”, pero se impone el matiz: ya no era el mismo. Ninguno de los cuatro lo era. Esas semanas de gozo indefinible nos habían convertido en otra cosa: nos habían convertido en asesinos.
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54 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El ejecutor de penas
Gran film de Luis García Berlanga. El guión, escrito por Rafael Azcona, Luis G. Berlanga y Ennio Flaiano, desarrolla un argumento original de Berlanga y Azcona, inspirado libremente en un hecho real. Se rueda en escenarios naturales de Madrid y Mallorca y en los platós de los Estudios CEA (Madrid). Nominado al León de oro de Venecia, obtiene el premio Fipresci (Venecia). Producido por Nazario Belmar, como productor ejecutivo, para Naga Films (Madrid) y Zebra Films (Roma), se proyecta en público por primera vez en el Festival de Venecia (septiembre 1963).

La acción dramática tiene lugar en Madrid y Mallorca a lo largo de algo más de un año, en 1962/63. El verdugo de la Audiencia de Madrid, Amadeo (Isbert), viudo, con algo más de 40 años de servicio, alcanza la edad de jubilación forzosa poco después del matrimonio de su hija Carmen (Penella) con el empleado de una funeraria, José Luis Rodríguez (Manfredi). Para no perder los derechos de adjudicación de una vivienda del Instituto de la Vivienda, Amadeo presiona a José Luis para que opte a la plaza de verdugo que él deja vacante. Amadeo es taciturno, solitario, persuasivo, dominante y obstinado. Su hija hace las labores de la casa y es soltera. José Luis es soltero y desea emigrar a Alemania para aprender el oficio de mecánico de coches. Es manejable, ingenuo, idealista y sensible.

El film suma comedia negra y drama. A partir de un excelente guión construye un discurso humorístico, irónico y sarcástico contra de la pena de muerte. Expone, además, la facilidad con la que un ser humano puede perder la libertad de elección y decisión. La narración traspira una acidez especial, acompañada de un tono esperpéntico que delata la huella del tándem Azcona y Berlanga. Los diálogos son brillantes y destilan verismo y naturalidad. Los personajes están bien desarrollados. Elabora una sátira hilarante de la España chocante y extravagante de la época, que se presenta disimulada bajo la apariencia de un agitado humor costumbrista. Contraviniendo el orden natural de las cosas, el verdugo es la víctima.

Muestra con delectación los anacrónicos vehículos mortuorios de la época Da testimonio de la ignorancia y el aislamiento de los intelectuales oficiales: el Sr. Corcuera, “alter ego” de José M. Pemán, poeta ampuloso y cursi, no ha oído hablar nunca de Bergman y Antonioni. Muestra el alto grado de presencia de religiosos y religiosas en la sociedad (oficina de la Vivienda, entierro del difunto, celda del condenado, acompañamiento del reo...).

Muestra un extenso repertorio de extraños uniformes y el exotismo de la vestimenta de los turistas. Presenta asociaciones chocantes (champaña en prisión, baile de gala sobre la cubierta de una barca). Explica cómo la pobreza obliga a hacer por necesidad cosas indeseadas.
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45 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
"Pero que quieres, ¿que sea un asesino?"
Una obra maestra del cine, y no solo del español. Gracias a películas como esta quedará para la posteridad el recuerdo de una España que, de otra forma, estaría demasiado lejana y oscura para las personas que no vivimos aquella etapa de nuestro país. Y es que si algo hace el cine de Berlanga es reflejar las miserias de una España gris, marcada por una guerra civil, por una dictadura y por las consecuencias que ambos acontecimientos conllevaron en nuestro país. Y lo hace con la elegancia y la inteligencia de los mas grandes, gracias a lo cual supo sortear a la censura, lo cual no hace sino dar mas merito a toda su obra, que no puede entenderse sin el trasfondo de aquella. Cine crítico, irónico, cómico, absurdo, pero REAL.

Sobre el impresionante alegato en contra de la pena de muerte poco se puede añadir a lo dicho en anteriores críticas... Magistral.
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36 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
No recomendable, obligatoria.
Esta película es un básico de nuestro cine, una de esas películas que aunque pueda parecer antigua y desfasada, nunca pasará de moda, ya que es una de las grandes. Se podría decir que es un alegato contra la pena de muerte, pero va más allá, explorando a fondo lo mas hondo de cada uno de los personajes, analizando por tanto muchas más cosas de las que pueda parecer en un principio.

Un acto de valentía por parte del maestro Berlanga, ya que consigue burlar a la mismisima censura, ya que a base de metáforas la critica por todas partes, aportando grandes dosis de humor negro.

La cinta se puede decir que es única, por el motivo de que es una obra que no se puede clasificar en ningún genero, se presenta como comedia, pero detrás hay un gran drama, bañado de humor ácido e inteligente, va contra el sistema, pero sin atacarlo directamente, es arriesgada, valiente, atrevida, divertida, agridulce, es "El Verdugo".

Rafael Azcona, otro maestro, firma el guión que exprimen los protagonistas. Pepe Isbert, un actor que se manifiesta de manera sobrenatural, aportando ternura al personaje más cruel, pero como él dice: <<...alguien lo tiene que hacer...>>, una sensual Emma Penella, con un personaje lleno de ligeros matices que ella aporta excelentemente, admirable el trabajo espontáneo y natural de Jose Luis López Vázquez, junto al resto del reparto, donde destacan también Nino Manfredi, Maria Luisa Ponte y María Isbert.

Esta película no es recomendable, es obligatoria para cualquier amante del buen cine bien hecho.
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29 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
¡No lo haré más! ¿entiende?...
Oculta bajo la máscara de costumbrismo español y unas vacaciones de turismo de sol y playa se encuentra una demoledora, feroz y asombrosamente inteligente embestida contra la pena de muerte, que por desgracia permanece aún a día de hoy en no pocos lugares del mundo. Corrosiva y afilada sátira con muchas secuencias tan divertidas como sobrecogedoras moralmente. Pepe Isbert será recordado por muchos como "el verdugo", y las estupendas réplicas del italiano Nino Manfredi y de Emma Penella siempre quedarán en el recuerdo de todo cinéfilo que se precie.
Trasciende el calificativo de obra maestra, es un icono cultural español.
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27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Cría buena fama...
Cualquiera se pone a hablar mal de esta película... Cine español, de Berlanga y, encima, de ese que llaman "comprometido". En blanco y negro, además. Esquivó la censura, dicen. ¡Y sobre la pena de muerte!

Blah, blah, blah... Todo palabrería para ensalzar una obra que es, sencillamente, correcta. No nos pongamos profundos ni queramos sacar de donde no hay. ¿Se puede saber dónde ve alguien la reflexión, el dilema ético, la profundidad psicológica, la emotividad, el drama, la crítica social, la crítica política? Sí, sí, lo admito: es posible que Berlanga y compañía tuvieran (repito: tuvieran) esa intención, pero ¿lo han sabido plasmar? Tanto es así, que el mensaje final resulta confuso.

El verdugo Amadeo ni es siniestro, ni es malintencionado, ni inquietante ni nada que se le parezca; al contrario, a mi me inspira hasta ternura. Maravillosa interpretación por parte de Pepe Isbert, que merece por sí mismo el seis de mi nota. Ante un personaje tan entrañable, ¿cómo vamos a ponernos serios? ¿Cómo vamos a ponernos dramáticos? La siempre difícil mezcla de comedia y tragedia aquí no llega a cuajar: el intento de humor es por momentos ridículo y el intento dramático queda difuminado hasta la última media hora; y cuando llega, aunque muy bien rodado, no causa el impacto que debiera causar. Y es que comete un gravísimo error: imposible hablar de pena de muerte y no tocar el punto de vista del condenado.

Lo mejor, algunos momentazos del verdugo Amadeo. También a destacar una Emma Penella que sólo con abrir la boca capta toda tu atención. Es sorprendente que se la tilde de “obra maestra” o como la mejor película española de todos los tiempos. Cuidado con la fama, que no siempre se corresponde con la realidad. Claramente, este es un ejemplo.
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62 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La conciencia del ejecutor
Berlanga es un director que, en su época dorada de las décadas de los sesenta y setenta, estuvo tocado por la gracia. Tan elevado dejó el listón con las soterradas denuncias que lanzó en sus satíricas películas, que hasta la fecha su genialidad permanece en el pedestal del mejor cine español. Porque su cine es universal, atemporal, reflejo no sólo de etapas concretas en la historia de España, sino de ideologías, dilemas, lacras, costumbres y concepciones que se repiten a lo largo de los tiempos y en todas partes.
Sus ataques y osadías disfrazados de un fino y agudo humor costumbrista lograron la proeza de pasar la censura franquista, con lo cual uno de los directores y guionistas españoles por excelencia se reafirmó no sólo como consagrado cineasta, sino como un inteligente crítico social dispuesto a revolver la conciencia colectiva de todas las generaciones presentes y futuras.
Si en "Bienvenido Míster Marshall" había puesto en entredicho la política estadounidense de recuperación europea tras la Segunda Guerra Mundial, y en "Plácido" había sacado los colores a esta sociedad hipócrita e interesada, en "El verdugo" su mandoble se dirige hacia la pena de muerte.
Cuando en un estado existe la pena de muerte, alguien tiene que ser el encargado de ejecutar la sentencia. Y ahí entra el polémico y macabro papel del verdugo.
Berlanga retrata a un verdugo de los que en España, hasta hace unas cuantas décadas, eran los encargados de aplicar a los condenados la pena del garrote vil. Amadeo (Pepe Isbert) ha ejercido su profesión durante cuarenta años. Es un hombre de carne y hueso, corriente, que lleva una vida ordinaria, viudo y con una hija soltera cuyos posibles pretendientes invariablemente salen huyendo ante la peliaguda profesión del suegro en ciernes.
Por otro lado, tenemos a José Luis, enterrador, otra de las profesiones que no suelen generar un gran sex-appeal a quien la ejerce. A través de Amadeo, su hija Carmen y José Luis se enamoran y acaban casándose, y José Luis se verá en un gran dilema: Amadeo se va a jubilar y él tendrá que aceptar la sucesión en el puesto de verdugo, o de lo contrario perderán el piso al que Amadeo optaba por ser funcionario.
Ahí comenzará el gran dilema moral del joven enterrador... Por un lado, el bienestar de su familia; por otro, ser el venidero responsable de las muertes de los reos condenados a la pena capital...
Como siempre, sagaz, ácido, profuso en pulsar las teclas más comprometidas cubriéndolas de una capa de costumbrismo, ironía, un sobresaliente guión (de los mejores que ha dado la industria cinematográfica española), y un mar de fondo que va arrastrando con una corriente más fuerte de lo que aparenta ser desde fuera.
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24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El mendrugo (de pan), ese es el que manda.
Treinta y dos años he tardado en descubrir en primera persona esta estupenda joya del cine patrio. No me duele la espera, quizá en otro momento no hubiera sido lo mismo, aunque lo dudo. La he disfrutado como no disfrutaba una película desde la primera vez que vi el apartamento, y es que, ésta no tiene nada que envidiar al mejor Wilder, y no estoy haciendo comparaciones. Mucho me temo que necesitaré verla al menos un par de veces más para escribir una crítica que le haga mayor justicia.

El ritmo es tremendo, ni un respiro, un genial guión imprime la cadencia perfecta entre escena y escena, dosificando la historia, a cada uno de los personajes, y sus motivos. De un humor sutil y atroz al mismo tiempo, amable y devastador, no acusa el paso del tiempo, se mantiene fresca pese a sus 46 primaveras. De los actores principales y los menos, incluso los cameos, no se puede decir nada, estupendos. Había leído quejas de alguna sobreactuación... en fin, de esto oí hablar a kubrick refiriéndose a James Cagney o Jack Nicholson, estos actores son así, esa es su interpretación, te puede gustar más o menos, pero es su esencia.

Sin haber vivido la época te hace llegar el retrato, las necesidades, la falta de trabajo digno, vivienda, la emigración, la diferencia de clases, el aislamiento con respecto a Europa, me he sentido pueblerino como la primera vez que vi el metro en Madrid (tenía 15 años y soy asturiano, aquí los metros los usamos para medir), he sentido la emoción de mi llegada y estancia aquel primer verano en Menorca. Qué decir del macabro humor con que regatea un tema tan delicado como la pena de muerte, o la sociedad miedosa y arcaica del qué dirán, la doble moral, condición sinequanon del ser humano.

Sólo tiene virtudes. Por ello tú, ávido lector de "Últimas críticas en FilmAffinity", que buscas nuevas películas con que nutrir tu hambre cinéfila y buceas en esta sección a la caza, no tengas ninguna duda, sean unas u otras tus preferencias, no lo dudes, tienes en esta una obra magistral para sentarte a disfrutar.
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21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
No lo volveré hacer....
Hay directores y DIRECTORES, películas y PELÍCULAS, guionistas y GUIONISTAS, actores/actrices y ACTORES/ACTRICES. En esta película se mezcla todo y da una de las mejores películas de todos los tiempos en todos los ámbitos, no sólo el español.

Tratar un tema, siempre de actualidad, como la pena de muerte sin caer en el sentimentalismo, en una época donde la censura iba cortando más rápido que corta un sastre una camisa (es admirable como la sortea), tratar temas como el problema de la vivienda (sí, ya existía), del no acceso a la cultura extranjera y no aprobada por el regimen (memorable la escena en la feria del libro preguntando por Bergman), del sexo pre-matrimonial, del trabajo, de los funcionarios...si es que es actual y real como la vida misma.

Tal y como hacían los verdugos en el Siglo XVII pedían perdón a sus victimas, me imagino al pobre Nino Manfredi acudiendo al patibulo (parece él más el ajusticiado) diciendo a su victima que le perdone, que es su oficio.

Memorable la escena final...que Isbert, que uso de la cámara....

¡Viva Berlanga!
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17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Berlanga sortea la censura
¿ Se podía abordar la cuestión de la pena de muerte durante el franquismo ?. ¿ Es la pena de muerte motivo para una comedia ?. Si Usted responde que no, evidentemente no ha visto ésta obra maestra; Berlanga deshace el nudo gordiano justamente afilando su bisturí sobre las situaciones cómicas que se originan en torno a la figura del verdugo. El guión, perfecto, es de Rafael Azcona ¡ de quién si no ! y la película no hubiera sido posible sin José Isbert. Alguna vez se ha preguntado ¿ quien puede elegir como profesión la de verdugo ?. Esta película tambien tiene la respuesta.
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16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Obra Maestra
Berlanga hace una producto cinematográfico tan bueno que es capaz de colarle a la censura un golazo por la escuadra. Es uno de los mejores alegatos contra la pena de muerte jamás filamdos.
Y José Isbert magistral como siempre.
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16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Muy Decepcionado
No puedo decir que sea del todo mala esta película, lo que pasa es que tenía una gran expectación antes de verla y la esperaba como la gran película española de todos los tiempos, pero no, lo siento, no me gusto del todo, si es comedia no me reí, si es drama no sentí nostalgia alguna, no me dejo nada nuevo como lo han hecho otras películas clásicas, lo único rescatable que en mi humilde opinión de este film fue la grandiosa actuación de José Isbert, simplemente una película pasable.
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36 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La cápsula del tiempo
Cuenta Luis García Berlanga, que tras escuchar el relato según el cual el amigo de un amigo, verdugo para más señas, pasaba peor rato que el reo al que le tocaba ejecutar, visualizó una poderosa imagen que luego plasmó sin cambio alguno en la pantalla, la del enorme vestíbulo blanco. Vio la necesidad de "rellenar" 90 minutos más de historia que justificaran el citado momento, para lo que contrató a Rafael Azcona.

Así nació una máquina del tiempo capaz de hacer retroceder 50 años en el tiempo a cualquier español. Como si el director valenciano espiara la cotidianidad de unos cualquiera, va recogiendo con nitidez cristalina y amplias dosis de humor la idiosincrasia de una época, con igual tino para el retrato de costumbres, para cazar arquetipos sociales al vuelo, para recubrir de dignidad hasta al personaje más gris y por supuesto para enfrentarse a la cochambre de un régimen acostumbrado a la doble moral y otras oscuridades todavía más dolorosas.

La inteligencia de estos anti-sistema de los años 60 que debían sortear la censura a base de sutilezas o de provocar la carcajada y la reflexión al mismo tiempo deja en mal lugar a los anti-sistema de hoy en día, en permanente deriva ideológica, capaces de defender con la misma pasión un argumento y el contrario. No sé si pensar que el mundo era mucho más simple entonces o que la izquierda es mucho más tonta ahora.
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17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El ocaso de la españa franquista
Mordaz crítica de la españa de los sesenta. Buen ejercicio de profundidad en las necesidades de aquella época y crítica velada de la dictadura, donde un Isbert sensacional, como siempre, se nos presenta como el caudillo dando sus últimas vueltas de tuerca. Sin duda es un clásico de nuestro cine de obligada visión. Muy recomendable.
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Hasta siempre Maestro.
Rafael Azcona ha sido el guionista más talentoso de la historia del cine español, pero, además, es el colmo de la discreción.
R.Azcona no se dejaba ver fácilmente. La primera vez que vi físicamente a R. Azcona, fué después de haber visto unas cuantas veces la vaquilla y bienvenido Mr. Marshall y se me pareció mucho a miliki, el de los payasos. Miliki encarna la popularidad, es un icono de la televisión.
Pero, el colmo de la discreción es morirse un domingo de Resurreción, en medio de la "operación retorno", y con "alarma" de ventiscas de agua y nieve en las carreteras.
Cuando los del telediario parecen anunciar el apocalipsis;- "cargad las baterías del móvil, llenad los depósitos, echad mantas al maletero, ..blablabla".....
..... y si nos queda algo de tiempo hablamos de R. Azcona, que ha muerto a la edad de 81 años, a quien se le ocurre morir hoy, anda que no hay días para morir.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
CÓMO PROTESTAR POR ALGO SIN PONERTE REPELENTE
Año 1963, Franco era el jefe de estado en España por un golpe que dio en los años 30'. Era dictador, y por lo tanto, la pena de muerte era una condena más para según qué personas.
¿Cómo le dices a un dictador que la pena de muerte no está bien? ¿Cómo haces para manifestar que la pena de muerte no conduce a ningún lado?
Y el mérito está en: ¿Cómo haces una película para manifestar que la pena de muerte es algo rechazable y que la censura no prohíba la película?

Solamente las manos de un guionista como Azcona y un director como Berlanga pueden hacer una película en forma de comedia agridulce criticando algo tan deleznable como la pena de muerte casi sin que te des cuenta de que es esa su intención; con una dirección estupenda y un José Isbert que te convence del todo, y que parece que no está actuando de lo realista y campechano que se muestra en la pantalla, ya que sus palabras, sus formas de expresión y sus gestos son los de un señor normal y corriente, con su casa humilde, pero la sátira está en que la profesión de ese señor tan humilde es matar personas al fin y al cabo. Hoy en día no se censura ninguna película, porque España se ha convertido en un país democrático y hay libertad de expresión, y el mérito estaba en eso mismo; en hacer una película y que pudiera proyectarse en cines sin caer en las típicas comedietas españolas de los 60, es decir, cine con mensaje, como "El Verdugo".

Muy buena película y muy necesaria aún hoy en día.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
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