26 Críticas de los usuarios

Muy buena ha tenido que ser la cosecha este año en el cine francés, o muy mal debe andar la retentiva de los votantes, para haber relegado injustamente “El hijo de Jean” a tan solo dos nominaciones en los Césars: mejor actor principal (Pierre Deladonchamps) y mejor actor de reparto (Gabriel Arcand). Puede que el cupo de coproducción con Canadá ya fuera cubierto con “Sólo el fin del mundo”, de Xavier Dolan y vieran excesivo nominar a otra película más, teniendo títulos propios de sobra. A saber.

El caso es que “El hijo de Jean”, dirigida con acierto por Philippe Lioret y, cuya adaptación al guión corre bajo su responsabilidad junto a Natalie Carter, es un ejemplo de cine bien estructurado. Tanto su ritmo como sus diálogos son creíbles, evitan situaciones melodramáticas subidas de tono y su interés no decae en ningún momento. Es la base necesaria para que un film funcione y “El hijo de Jean” la tiene.

No sé si habrá muchos espectadores a los que la película les deje huella, pero sin duda, cuanto menos, es un cine de indudable calidad, un cine que hace falta que prodigue más títulos como este y que parece que pasará desapercibido por la cartelera, aún a pesar de contar con buenas referencias. Es la “típica” película buena que si se visiona deja buen sabor de boca, aunque hayan muchos a los que ni les suene o no les atraiga, corriendo el riesgo de dejarla escapar.

La labor de montaje, sonido o sobre todo la de Flemming Nordkrog a la banda sonora está más conseguida que el trabajo de Philippe Guilbert a la fotografía, que no es que falle, en absoluto, pero su iluminación en los exteriores nocturnos en el campo, a veces, deja que desear, cosa que no le ocurre en los exteriores urbanos. Eso si nos ponemos muy puntillosos para señalar algún punto negativo, pero insistimos, que técnicamente o en su faceta artística no hay ningún borrón.

El apartado de los actores también es reseñable. Hasta los niños pequeños que aparecen o los que tienen papeles fugaces, como los dependientes, hacen un buen trabajo. Nada chirría, quizás no ya por una buena elección en el casting sino por una buena dirección.

Así da gusto ir al cine. Y no debe ser una apreciación subjetiva. Hacía tiempo que al finalizar la proyección, y eso que había casi media sala llena, los espectadores, aunque no prestaban atención a los créditos finales, ninguno se levantó, y comentaban los hechos que habían presenciado, compartiendo la conclusión con el que el film había cerrado.

Quizás lo que más me ha gustado de “El hijo de Jean” es su naturalidad. Los acontecimientos se van sucediendo sin la necesidad de intentar sorprender al espectador, pero con la ventaja de interesarle. No hay “suspense”, pero sí curiosidad por saber cómo se va a desarrollar, tanto lo que se nos propone como la reacción de sus personajes con lo que es fácil identificarse y cuyas reacciones son lógicas y humanas en todo momento. Todo ello hace, al menos para mí, que estemos ante un film apreciable y por supuesto muy digno.

Si algo ofrece este film es comprensión. Comprensión del protagonista hacia un pasado que siempre desconoció, y apertura hacia lo que cambia esa situación para otorgarle la oportunidad de conocer de donde viene y conocerse a sí mismo.
Mas allá de las excelentes interpretaciones que pueblan la película, el mérito se esconde en un milimétrico guión que nos va adentrando en los sentimientos del protagonista y en la investigación en su interior que le permite ver la verdad.
En tono quizá no de comedia, pero desde luego nunca como drama, la película está estupendamente rodada y se deja ver con interés.

En el mundo tranquilo, casi monótono, de Mathieu, joven parisino, padre y separado que trabaja en el consejo de administración de una multinacional que vende pienso para animales de compañía, aunque su verdadera vocación es la novela negra; una llamada desde el Canadá va a significar un antes y un después en su vida. Al parecer su padre, del que lo desconoce todo, por ser una aventura pasajera según su madre ya muerta, acaba de fallecer dejando para él un paquete. Curioso, decide viajar y encontrarse con el hombre que le ha hecho la llamada, empeñado en contactar con dos hermanos cuya existencia acaba de conocer.

El guión, bien trenzado, nos irá descubriendo aspectos que, al igual que al protagonista, nos resultarán al principio extraños para terminar siendo emotivos.
El hallazgo de una familia que ha resultado invisible durante más de treinta años, no puede dejar a nadie indiferente y, sobre todo, cuando las soledades te cercan es el momento de caer en el vaivén de las cosas que pudieron haber sido y no fueron; y es la hora también de intentar la búsqueda del tiempo perdido.

El realizador francés, sin grandes alardes, redondea una historia que sorprende al espectador en el último tramo; y nos habla de la importancia de las relaciones familiares y de la necesidad del cariño y los abrazos en un mundo cada día más gélido.

La destreza de la dosificación de la información conduce al espectador a centrarse en la aparente verdad, dejando al director como demiurgo de las necesidades del espectador, para, de soslayo, introducir la verdadera cuestión de lo que es importante: vivir. Una bellísima historia, que esconde el amor de fondo, siempre bien llevado y un guion que nos deja sin complejos a la hora de expresar las necesidades de buscar lo que queremos o lo que de verdad necesitamos. La reflexión, intensa, de los anhelos de lo que no tuvimos, la búsqueda de lo que creemos necesitar está íntimamente relacionado con la descripción de los personajes, las palabras los definen, los diálogos los acompañan, y las interpretaciones los elevan, una mezcla de una buena dirección actoral y un guion bien estructurado. La búsqueda por parte del director de la cercanía del personaje plasmado en una estudiada elección de los planos se completa con el firme pero delicado movimiento de una cámara fútil y hetérea, con una cadencia en puntos musical.

Esta película tiene un planteamiento estructurado en dos partes, que funcionan a modo de dos historias que conectan con un sentido grandilocuente.
Por un lado tenemos el inicio con un Mathieu que ha crecido toda su vida anhelando la figura paterna que nunca conoció. Una llamada hace que se marche a Canadá al funeral de su padre. Ese al que nunca llego a conocer y que fue creando en su imaginación a base de conjeturas. En el aeropuerto lo recibe Pierre, un amigo intimo de su padre que le entrega un cuadro millonario que este dejo para el. El desconocido insiste en que no era necesario que viajara a Canadá para el funeral pero Mathieu decide quedarse unos días y conocer a sus dos hermanos.
Lo que empieza como un viaje lleno de entusiasmo se convierte en un descubrimiento atroz; al comprobar que el legado que su padre ha dejado para el no es mas que una familia detestable. Sus hermanos nunca supieron de su existencia y viven su duelo buscando el cuerpo de su padre muerto con el único objetivo de obtener un certificado de defunción que les permita llenarse los bolsillos de dinero. Uno de ellos es aficionado a la bebida, hosco y violento. Se comunica por medio de la agresividad. El otro es egoista, interesado y materialista.

Película dirigida por Philippe Lioret basada en la novela Si este libro me pudiera acercar a ti de Jean-Paul Dubois. La realización es excelente y emotiva en el ritmo de velamiento de los orígenes del protagonista y el desvelamiento paulatino de la verdadera paternidad, no sin antes crear la obligada confusión narrativa entre la necesidad de pertenencia y los riesgos de que lo que se encuentre no sea del agrado de la fantasía del personaje. El tema del niño abandonado en busca de sus orígenes y la estructura narrativa del desvelamiento de la identidad es recurrente en la literatura universal. Siempre es efectivo para conmover al lector o el espectador. José y sus hermanos, la Odisea, los Edipos de Sófocles, la Orestiada de Esquilo, marcan la estructura clásica que nunca se ha modificado. ¿Por qué? Para Rof Carballo todos los seres humanos nacemos como niños abandonados. Nacemos sin terminar abandonados por la naturaleza, de modo que la fantasía de la orfandad está generalizada; necesitamos incorporar cultura y ambiente para asentar una identidad aceptada y gratificante. Estamos en busca del padre deseado y perdido. Este proceso se realiza entre un caos amenazante de posibilidades de elección que el sujeto idealiza y una melancólica serenidad fruto de la insuficiencia de las decisiones tomadas que conduce a una madura aceptación de la responsabilidad. Melanie Klein describía estos estados como posiciones: esquizoparanoide y depresiva respectivamente. Sin embargo es ilusorio que el niño abandonado pudiera resistir sin perecer irremisiblemente, necesita encontrar quien le tutele, el niño abandonado siempre es un niño adoptado y reconocido. El film escenifica cumplidamente todas estas etapas que hablan directamente a lo más recóndito del corazón del espectador.

Un viaje por el interior del protagonista; un viaje del urbano París a un Canadá más indómito, en el que se adentran en lugares naturales y humanos aislados y desconfortantes con imágenes que recuerdan a El Resplandor; un viaje de descubrimiento de una nueva familia desconocida. En una película que comienza sencilla y va tomando fuerza e interés hasta la subida del último tercio.

Magníficas las actuaciones de los dos protagonistas: Pierre Deladonchamps y Gabriel Arcand.

Sensible y cambiante drama francés que hurga en las identidades y la necesidad de encajar las piezas del rompecabezas de los orígenes familiares. Las buenas actuaciones de Pierre Deladonchamps y Gabriel Arcand crean un clima cálido y creíble.
El director y coguionista Philippe Lioret ensambla una trama que se va desenvolviendo de a saltos sensibles que se van concatenando a partir que el viaje y sus personajes aportan información a cuentagotas. De allí que devenires de la narrativa se haga cálidamente llevadera e interesante por sus cambios moderados pero no menos sorpresivos.
Con un paso sin galardones por los Premios César, la propuesta de Philippe Lioret se monta en climas repletos de necesidades y búsquedas encajadas con ternura y sin caer en la sensiblería barata. Como un escultor va cincelando los trazos mas gruesos y presenta a cuentagotas los mas finos, consiguiendo que todo tenga un interés metódico y sutil.
Sólo podría cuestionarse como se desencadena con cierta aceleración el final, pero es válido decir que ahí radica el mérito que le imprime un cambio inesperado a la historia, apoyándose en una cómplice y silenciosa empatía de los protagonistas.

Calificación Fanaseriecine: 7 sobre 10

Agradable sorpresa, la que me he llevado con esta película.
A modo de thriller, con una historia de la búsqueda de un padre, el director sabe mantener el interés sin que decaiga.
No te esperas ese final a la trama y ahí radica su mayor acierto, ayudado por unas buenas interpretaciones, dando verosimilitud al relato.

Gran película con intensidad contenida: el perdón, la duda, el remordimiento, la decisión siempre equivocada de escoger entre dos amores, dos mundos, dos vidas... La comprensión de lo que posiblemente no podía haber sido de otra manera. La gratitud por un engaño nunca presentido y solo resuelto en las cómplices miradas.
Vamos, que me ha gustado mucho. Los últimos 15 minutos son preciosos.

Este verano/otoño vi esta película de forma imprevista. Viajaba en Alvia cruzando toda España y teniendo que cambiar de tren por dos veces ida y otras tantas vuelta. Pues bien las dos películas que padecí en el primer tren de ida (pasé olímpicamente de ellas) me hizo reflexionar pensando que RENFE bien podía estirarse un poco y poner pelis con un poquito mas de calidad. En el último tren de vuelta tras el resto de igual mediocridad, me propuse verla fuese como fuese para aliviar tantas horas de tren.
Como habrán adivinado era “El hijo de Jean”. Tras un inicio que vi a regañadientes, encontré un desarrollo que me empezaba a enganchar, nada del otro jueves pero yo empeñado en verla. Cada vez despertaba mas mi interés y acabé viendo una peli que en su estreno pasó desapercibida y que yo recomiendo vivamente.
Voy a revisar la filmografía de Philippe Lioret (reconozco mi ignorancia). Porque el desarrollo, el guión, los diálogos y la forma en que esta película plantea las relaciones humanas y especialmente las familiares, entiendo que son de calidad y el desarrollo muy creíble, mención aparte el final que es impactante.
90 minutos que me aliviaron un largo viaje. Vamos RENFE anímate.
Recomendable.

Una historia bien contada que te lleva de la mano desde el comienzo.
La narración se va deslizando a través de las vivencias íntimas de varios personajes que confluyen para originar una biografía llena de claro oscuros que terminan por envolver al espectador haciéndole partícipe de la historia.
Un guión que con facilidad podría haber rozado la monotonía te hace sentir las posibilidades de que la existencia se desarrolle de una forma tranquila y no por ello llena de emociones, compromisos, entrega a los otros.
Una película que cuando la ves te ayuda a considerar que la vida merece la pena siempre, o casi siempre.

Desde el 93 Lioret ( parisino,61 años) viene consolidando una carrera sin prisa pero sin pausa como guionista y director que sin llamar demasiado la atención siempre “rasca” algún que otro premio propio o foráneo. Solo he visionado uno de sus trabajos, quizás el de mayor repercusión internacional: “Welcome” (2009), absolutamente recomendable.

Su última propuesta es un drama paternofilial envuelto en aroma de thriller, una reflexión sobre la identidad y la familia que parece no querer molestar a nadie, casi como si los personajes fueran celosos de que el público de la sala se enterase de sus intimidades, de sus miedos, de sus anhelos, de sus incertidumbres, de sus miserias. Lioret rueda sin subrayados ni estridencias, con respeto, sin juzgar a nada ni a nadie.

En tiempos de familias inestables y desestructuradas los lazos de la sangre aún son capaces de forjar nudos que nos amarren a quienes somos y a lo que queremos ser. La mayoría de la veces esos nudos solo se mantienen por interés o se deshacen egoistamente a la menor ocasión. El personaje principal inicia un viaje de París a Quebec en busca de sus raíces, las respuestas que allí encuentre pondrán en valor sus prioridades y a prueba sus sentimientos.

Con acertadas interpretaciones, un ritmo pausado y suave, la narración, previsible por momentos, se nutre de silencios emotivos que acaban por hacernos cómplices y partícipes de este encuentro.

cineziete.wordpress.com

Mathieu, un hombre en la treintena, comercial de una empresa de alimentos para perros, divorciado, con un hijo de 5 años y residente en París, recibe un día una enigmática llamada de quien dice ser amigo de su padre, que acaba de fallecer, con el objeto de enviarle algo que su progenitor le dejó para él. Picado por la curiosidad Mathieu decide presentarse en Montreal para asistir al entierro y, de paso, conocer a la familia que pudiera tener allí. Al poco de llegar a Canadá se encontrará con que las cosas no son como se había imaginado.

Philippe Lioret adapta a la pantalla la novela 'Si ce livre pouvait me rapprocher de toi', de Jean-Paul Dubois. Historia familiar de contenido principal previsible desde muy al principio del inicio de su desarrollo, cargada de sutiles sentimientos amorosos a tres bandas. Tras la fea realidad de la aparente familia de Mathieu, y desconocida para este, se nos va descubriendo poco a poco el envoltorio que encierra la realidad de esa llamada que, aunque no era el propósito de esta, le ha hecho cruzar el océano Atlántico. Sentimentalismo patente, que no tiene por qué ser peyorativo, pues no llega a ser almibarado; amores que afloran distintos según los siente, y hacia quién, cada uno de los personajes; todo ello marcando una realidad dolorosa y, a la vez, esperanzada.

Dirección efectiva, tenue, como si Lioret tratase de no hacerse notar, dejando que todo lo que se presenta al espectador, aunque se trate de sensaciones fuertes y profundas, vaya fluyendo como las aguas de un río, sin salirse nunca de su cauce.

Drama que cobra mucho interés hasta los instantes finales, bien llevado de principio a fin, bien interpretado y bien dirigido. Película consistente y con toques de drama lo suficientemente bueno para hacer buen ejemplo de ello. La búsqueda de un padre no conocido siempre da para hacer un drama pero no en todos lo casos funciona, en este caso si lo hace. Película con dos claras partes diferenciadas, una primera que se hace quizás un poco lenta y una segunda en la que todo va cobrando sentido y sin duda se hace mucho mas amena. Película que por su acertada historia y su forma de llevarla a cabo; recomiendo.

Esta es una de esas películas en las que el guión, quizá porque está basado en una novela buena, fluye con sencillez, verosimilitud y ritmo.
Y a la vez unas actuaciones creíbles, también llenas de fluidez, contenidas, dejando mucho que hablar a los silencios.
La trama en sí es muy sencilla pero tiene un giro inteligente que da una vuelta de tuerca y todo mejora.
Y un final abierto, que deja libre el camino a la imaginación.

Película cuya trama sorprende. Como francesa, se recrea en detalles en la puesta en escena, algunas pueden sobrar o podrían ser más ágiles. Va lentamente desgranando una historia con vericuetos inesperados nada forzados, la historia transcurre de manera muy natural. Bien interpretada. Dicen tanto los silencios y las miradas como las palabras. Protagonista flemático y testarudo en busca de la verdad. Me ha gustado.

Esta es la crítica número veintisiete que estoy haciendo, y es la primera vez que me encuentro sin muchas palabras para escribir. Este film francés ha sido aclamado por varios críticos, al público parece gustarle.
Es una película tipo del cine francés. Con una narrativa lenta, simulando naturalidad. Esto no quiere decir que sea mala o que las características mencionadas sean malas. Lo que si quiere decir que es un tipo de películas que a este crítico no le terminan de interesar. Podrán tildarme de pochoclero, de que sólo me gustan las películas hollywoodenses.
Los noventa y ocho minutos que dura el film se me hicieron eternos, debo reconocer que hasta por momentos me encontraba cuasi durmiendo. Pero repito, no es una mala película. Tiene buenas actuaciones, trata las relaciones humanas. La relación con la familia, con el padre ausente, los hermanos desconocidos, los hijos y nos lleva por el camino del descubrimiento, no solo de estas relaciones, sino del descubrimiento personal.
Mi recomendación: Si te gusta el cine europeo con sentimientos, mirala algún finde en casa.

Encontrar parte de tu familia en la edad adulta te permite entender cosas. Eso es lo que parece transmitir la película. Sin embargo, los personajes -con alguna excepción- tienen una actitud fría, sin mostrar sentimientos que parecen inevitables en este tipo de situaciones. La película se hace un poco lenta y el final es además previsible y no exento de moralina. A destacar la magnífica interpretación de Gabriel Arcand, muy por encima de Deladonchamps

Es una película que te va dando poco a poco. Va creciendo según avanza. El problema de este tipo de cine es que solo se preocupan de contar una historia con unos buenos actores, que lo son todos, pero siempre olvidan todos los demás apartados, la dirección, la fotografía, también ayudan a contar una historia.

Vas viendo la película, crees que va a ir por un lado y va por otro y te sorprende. No me gustan los personajes típicos que usa pero al menos te lo crees.

Los actores están todos muy bien. Lo que pasa es que el protagonista, es demasiado frio. No se por qué le cogen tanto cariño. Es una persona a la que se trataría con educación, pero que ni el transmite cariño ni empatía ni se por qué se lo dan. Es muy frio.

Tiene una fotografía que no aporta nada. Como si no usaran focos.

La dirección, solo se empeña en contar una historia, que sí, es lo que tiene que hacer, pero tiene herramientas que ni se molesta en usar, como si no le importaran y creo son muy importante. No sabe poner la cámara, solo planos generales y primeros planos.

Es una película que me entretiene sí, pero no se cuánto tiempo estará en mi memoria