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18 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
ÁGUILA DE GUERRA, NUBE BLANCA Y EL TENIENTE HASER
Western más que digno, de notable construcción, desarrollo e interés, donde hay confrontaciones de indios y de soldados del Ejécito azul de los EE.UU.; amores desbocados entre un teniente recién salido de West Point (Troy Donahue) y nada más y nada menos que la esposa del oficial que lo recibe al mando de su Destacamento de destino en el Oeste, (interpretada por la bellísima Suzanne Pleshette, quien acababa de triunfar tan solo una año antes haciendo el papel de maestra en el misterioso film de suspense, "los pajaros", de Alfred Hitchcock, USA 1963); y no sólo esto, el film Raoul Walsh tiene además una visión honorífica y reivindicativa para los indios norteamericanos que colaboraron en la pacificación del Oeste Norteamericano, e incluso escenas tan peculiares como la degradación, expulsión y marca a hierro ardiendo en la propia piel de un soldado estadounidense desertor, o también el bofetón indisciplinado del teniente protagonista contra un oficial superior, en pleno rostro, por comportarse éste como un impresentable racista que, después de un acuerdo de paz, venía a humillar y tratar a los pieles rojas rendidos sin la honra que se merecían.

Así pues una película atractiva que nos hace pasar más de una hora entretenidos e interesados en todo lo que narra.

Fej Delvahe
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34 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El Fuerte más lejano
Último film del realizador Raoul Walsh (1887-1980). El guión, de John Twist, desarrolla la adaptació escrita por Richard Fielder y Albert Baich de la novela “A Distant Trompet” (1960), de Paul Horgan. Se rueda en escenarios naturales de Arizona (Painted Desert) y Nuevo Méjico (Red Rock State Park) y en los platós de Warner Studios (Burbank, CA). Producido por William H. Wright (“Colorado Jim”, Mann, 1952) para la Warner, se estrena el 27-V-1964 (NYC).

La acción dramática tiene lugar en 1883 en el Fuerte Delivery (territorio de Arizona), próximo a la frontera mejicana, y en Sierra Madre (Méjico). Es el destacamento militar más avanzado dentro del territorio de Arizona, todavía no constituido en estado. El teniente Matthew “Matt” Hazard (Donahue), recién graduado en West Point, es destinado al fuerte, donde conoce a Kitty (Pleshette), casada con el teniente Mainwarring (Reynolds). Matt es enérgico y valiente. Cree en la disciplina militar y en el entrenamiento permanente de la tropa. No tiene prejuicios raciales y detesta las actitudes xenófobas.

El film suma guerra, drama, romance y western. Águila de Guerra es el único jefe indio que no ha pactado la paz. Se mantiene a cubierto en las montañas de Sierra Madre, desde donde ordena continuas acciones de hostigamiento contra el ejército. El relato alterna secuencias de acción y de emoción. El ritmo es fluido e intenso. Al realizador le interesa el análisis psicológico de los personajes, a través del que descubre sus ambiciones, deseos y la motivación de sus conductas.

Los personajes protagonistas son idealistas y sienten escaso apego por los intereses materiales. Les importa la buena reputación, los reconocimientos y los honores. Son personajes normales, con sus limitaciones y contradicciones. Son correosos, pero les falta capacidad de previsión. Aceptan el riesgo, pero en ocasiones se extralimitan y cometen temeridades inconvenientes. Mayoritariamente son generosos y carecen de prejuicios raciales. Las mujeres son fuertes e inteligentes como los hombres. Tienen fuerza psicológica y moral.
Son autónomas y nada remilgadas.

Los encuadres, de gran precisión, muestran una naturaleza magnífica y grandiosa, que contemplan con desplazamientos laterales de cámara y barridos de gran efectividad. Abundan las acotaciones cómicas, que en ocasiones se presentan excesivamente subrayadas (susto del indígena al verse en un espejo mientras juega con él). Walsh no oculta su sentido de la tragedia y su apego a ella. La acción se ve enfrentada a la realidad recurrente de la muerte, que acompaña a la acción como algo natural, diario e inevitable. La atmósfera dramática se apoya en el rigor de la vida de los soldados, los peligros y amenazas que rodean sus desplazamientos, la dureza del alejamiento del hogar, la inhumanidad de algunas sanciones y el acecho permanente de la muerte, que en ocasiones llega asociada a torturas espantosas.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
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24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Un Western imprescindible
Creo personalmente que esta película se sitúa entre las mejores sobre la confrontación entre los indios y el ejército de la Unión. Raoul Walsh hace un explendido trabajo que sería el último de su magnífica carrera como director. Destacaría la inspiradísima música de Max Steiner, que con sus trompetas y ritmo de marcha ambientan casi todo el metraje de esta producción, dando a cada secuencia el ritmo y el tono adecuado, partiendo siempre del tema principal. También es de destacar la fotografía en Cinemascope que realza en todo momento los enormes paisajes y especialmente todas las secuencias de acción, donde Raoul Walsh brilla con su sentido cinematográfico del explendor del western filmado casi todo en exteriores naturales.
La interpretación principal a cargo de Troy Donahue es correcta y la situaría en el mejor trabajo de su corta carrera.
Destacaría un fallo en la realización, y que no concuerda demasiado la magnífica presentación de vestuario, maquillaje y peluquería de las dos protagonistas femeninas, Suzanne Pleshette y Diane McBain, que parecen recién salidas de un instituto de belleza, en un ambiente tan hostil y lejano de la civiización como un fuerte rodeado de indios y de carencias de todo tipo. También la versión española (doblaje) de aquellos años de su estreno tiene unos cuantos fallos de sonido, posiblemente achacables al paso del tiempo en su estado de conservación. Salvo estos discretos fallos califico este film de imprescindible dentro de su género.


José Antonio ZG
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14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
De West Point a Fort Delivery
Despreciar este último western de Raoul Walsh es tan injusto como absurdo, además de desconocer el universo del maestro por las razones que voy a apuntar. Walsh vuelve a utilizar como lo había hecho en “Los implacables” de forma soberbia, las ventajas del color, el formato panorámico y una mirada en la que, junto a la combinación de veteranos y jóvenes actores impuestos por la Warner, irá ligada a propuestas en las que el clasicismo, la ironía y la melancolía por el ocaso del género quedan patentes en sus imágenes. Un sentido del ritmo trepidante, que no desdeña, por supuesto, los apuntes poéticos de romántico lirismo, su desprejuiciada mezcla de humor y épica, una brillante forma de integrar un seco realismo costumbrista con el drama, con la aventura, con la familiaridad de sus héroes novelescos, unos secundarios osados y burlones, haciéndolos creíbles y simpáticos pero también contradictorios y conmovedores. Ese es el arte de Walsh, donde la imagen es poderosa y domina la narrativa como una vivencia personal e intransferible.

Última película en la filmografía del maestro, se dice que la dirigió, pese a su avanzada edad, montado a caballo. Lo cierto es que asistimos a una mirada que combina lo vitalista con lo elegíaco. El film es un compendio de pasado, presente y futuro, a través de la mirada del joven teniente Matthew Hazzard (un inexpresivo Troy Donahue), graduado en West Point, destinado a Fort Delivery, en el desierto de Arizona. Hazzard es un militar bien formado, lleva consigo una nueva mirada en torno al universo indio, desprovista del habitual rechazo, conoce su brutalidad pero entiende sus motivos. Tras las primeras imágenes de su viaje al destacamento, se aprecia la situación que el oficial va a encontrar, sin mayor relevancia que marcar de cerca el protagonismo de los indios, que en su mayoría aceptan su destino en las reservas, salvo Águila de Guerra que desafía al gobierno con su actitud rebelde. Pero el primer deber del teniente es disciplinar a una guarnición desmotivada e inepta que pone en peligro la seguridad del destacamento. De castigar a racistas y desertores, de ahuyentar a un comerciante blanco poco escrupuloso, de golpear a un superior indigno y abyecto, de encontrar carretas y soldados perdidos, de recuperar caballos y de negociar con los indios una paz justa, de rechazar condecoraciones hipócritas.

Y como en todo western clásico que se precie, no puede faltar la historia de amor... También encuentra en su nuevo destino la atracción paralela de dos mujeres. Una es la reflexiva y sensual Kitty (Suzanne Pleshette), casada con otro oficial. La otra es su novia Laura (Diane McBain) que se presenta inesperadamente en la guarnición. Una encrucijada a la hora de elegir un modo de vida, al dar paso a los sentimientos, dilucidando entre respetar las convenciones o liberar los sentimientos internos, siempre siguiendo sus instintos y experiencias. Todo ello es la base en la que se sostiene este bello western de paisajes agrestes rojizos y cielos azules por cortesía del operador William H. Clothier, hermosas cabalgadas donde predominan los encuadres panorámicos resaltando la libertad y primitivismo de sus moradores en claro homenaje al pueblo indio, la marcha pegadiza y persistente a toque de corneta de Max Steiner. Las casacas azules polvorientas que denotan lo inhóspito y árido del territorio, 23 años después de filmar la leyenda del General Custer, vuelve a recrear la trayectoria de otro oficial de West Point, esta vez sin el aliento romántico que animaba las andanzas del indisciplinado guerrero, pero con la misma vitalidad de entonces, que sólo un maestro como Walsh sabía mostrar, incluso con actores menos competentes.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Decepcionante despedida
Raoul Walsh, otro maravilloso tuerto irlandés sin cuya brillante y prolífica obra no puede comprenderse la hermosa gran Historia del cine, hizo mutis por el foro con "A Distant Trumpet". Supongo que a sus 75 años y tras una intensa vida a sus espaldas no se sentiría con fuerzas para continuar fabricando magia. Y es cierto que su testamento cinematográfico evidencia alarmantes muestras de agotamiento. Hizo bien en retirarse, pues.
El mayor problema de "Una trompeta lejana" se llama Troy Donahue, apolíneo taco de madera coronado de aúreos cabellos y expresión bovina. Si el bueno de Errol Flynn, héroe arquetípico del cine de Walsh, hubiese abandonado la tumba para ver lo último de su amigo, la blanca dentadura de su hierático protagonista muy probablemente habría estado en riesgo serio. Después se habría metido un par de lingotazos y le habría mostrado a la adúltera lasciva de Suzanne Pleshette lo que es un hombre de verdad.
El propio Walsh patina estrepitosamente cuando trata de ahondar en el estudio de unos personajes que no son más que esbozos difusos, como si esa parte del guión hubiera quedado inacabada. O se hubiera dejado la construcción de los mismos al albur de la improvisación actoral, cosa ciertamente alejada de las aptitudes mostradas por el monolítico elenco. La Kitty Mainwarring interpretada por Suzanne Pleshette cae en una desmedida pasión ilícita con el ortopédico teniente Matt Hazzard del anodino Troy Donahue súbitamente y sin razón aparente- su joven e intrépido marido, interpretado por William Reynolds, no se merece los cuernos, pues parece un mocetón agradable con el que irse a tomar una cerveza, sin lacras aparentes, más allá de cierta displicencia en la llevanza del uniforme-. Diane McBain, que interpreta a la novia del- incomprensiblemente- deseado teniente, no es más que una bruja celosa cuya animadversión, también repentina, hacia la carnal Kitty, sólo puede explicarse desde el odio atávico que ciertas mujeres parecen sentir por todo el resto de integrantes de su propio sexo por el mero hecho de serlo.
Tampoco anda muy fino el guión- firmado por John Twist- a la hora de explicar las decisiones militares de uno y otro bando en este episodio final de las guerras indias, salvo que los pieles rojas sean una banda de retrasados a caballo, aún más estúpidos de lo que muchos otros westerns se han esforzado en mostrárnoslos. Pobrecillos. Nadie con dos dedos de frente y todas esas plumas en la cabeza se dejaría convencer por Troy Donahue de, pongamos por caso, comprar una multipropiedad; y no digamos ya de rendirse y retirarse a la reserva. Aunque, viendo su acierto con el revólver sobre blancos en movimiento y a cientos de metros... No, ni siquiera así.
La película falla también al renunciar a un enfoque, que apenas si apunta muy levemente, al que la situación descrita- posición militar avanzada, en territorio enemigo e insuficientemente defendida- podría haber dado mucho juego; esto es, la atmósfera opresiva y la consiguiente degradación humana a que las condiciones citadas hubieran, muy probablemente, conducido. Pero Walsh no es un psicólogo. Ni lo pretende. Su fuerte es la narración de aventuras. Y en ello, "Una trompeta lejana" no desmerece de anteriores films suyos mucho más logrados. Las escenas de acción, en su mayoría galopadas multitudinarias, se suceden sin desmayo- tanto que se llega incluso a cierta sensación de amontonamiento-, y están rodadas con la pericia acostumbrada. Pero ello es lo mínimo que se le puede exigir a uno de los grandes maestros de todos los tiempos en estas lides, y no corrige, ni mucho menos, el desaguisado que perpetran un reparto equivocado y un guión romo y desganado.
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14 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Reivindicación del honor de los nativos indios.
El gran Raoul Walsh sólo podía despedirse del cine a lo grande, con un western bastante desconocido pero pleno de vigor con marcado carácter reivindicativo de los indios americanos recluidos miserablemente en reservas, como no podía ser menos en el director del parche en el ojo.

Grandes movimientos tácticos de tropas en combate, tanto del ejército americano como de los indios, infinidad de extras, una sublime fotografía en unos decorados naturales magníficos, una coreografía excelente en los intercambios de acometidas y en las luchas cuerpo a cuerpo, una historia de amor a tres bandas, en definitiva, un western clásico con todas sus letras.

Actores con mucho tirón en aquella época, con las atractivas Suzanne Pleshette Y Diane McBain disputándose el amor del joven teniente recién llegado de West Point, Troy Donahue se reparten los papeles principales, junto con James Gregory como el general respetuoso con los indios.

Una pequeña obra de arte.

Notable 8.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El adiós de Raoul Walsh
Un teniente de la Caballería llega a un fuerte en Arizona para combatir a la única tribu india que no ha pactado la paz. Pese a estar prometido, no podrá evitar enamorarse de la esposa del oficial al mando.

El entonces matrimonio formado por Troy Donahue y Suzanne Pleshette protagonizó la última película del gran Raoul Walsh, un western militar que combinaba inteligentemente acción y melancolía, pero que sufrió un sonoro fracaso comercial debido a su poco convincente guión, impropio del maestro. El tiempo la ha revalorizado, aunque algunos hallazgos visuales y la música de Max Steiner siempre brillaron.



"¡Tres hurras por el capitán y su esposa!"
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Trompetas, tambores ... todo queda ya muy lejano.
Western de indios apaches chiricahuas que se resisten a la vida de la reserva bajo el mando de un valeroso caudillo, Águila de Guerra; de ese micromundo que son los cuarteles plantados en medio de la nada, Fort Delivery en este caso; del mundo castrense con sus filias y sus fobias hacia los indígenas, del lumpen de aprovechados que medran en la frontera, del sentido del deber y del sentido de la justicia que tanta importancia tienen siempre (o tenían al menos) en el género. Sin que falte el inevitable triángulo amoroso que se plantea ante un apuesto teniente recién llegado de West Point, Matt Hazard (Donahue), la bella esposa del jefe del acuartelamiento, Kitty Mainwarring (Pleshette), y su sofisticada novia Laura (McBain).
Todos ellos acompañados de un par de excelentes secundarios como son el general James Gregory (Quint) que, latinajos aparte, muestra un gran respeto hacia sus adversarios en el campo de batalla, y el silencioso soldado rastreador indio Nube Blanca.
Correcto el guion y la dirección, lo mismo que la caracterización psicológica de los personajes o la interpretación en general, aunque discutible la elección de Donahue como protagonista principal. Magistral sin embargo el desarrollo de la aventura en medio de escenarios naturales grandiosos, con espectaculares movimientos de la caballería india y la de los soldados. Reforzado todo ello con una magna partitura musical donde destaca especialmente la trompeta y los metales, tal como ya se anuncia en el título de la cinta. De todas formas, en uno de los diálogos se alude también a la trompeta como transmisora de los chismes amorosos en el interior del fuerte.
Dentro del trato respetuoso dispensado a los indios y a sus presuntos conocimientos militares, llama la atención la torpeza con la que conducen sin excepción sus ataques. Los pobres en sus alocadas cargas van directamente al matadero, para postre los soldados de Matt no fallan un tiro aunque disparen desde la estratosfera. Los combates cuerpo a cuerpo desmerecen también bastante.
Con todo, una buena película extraordinariamente visual, entretenida y bien ambientada. De esas que mecieron nuestra infancia y que difícilmente volveremos a ver en una gran pantalla.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El último brío.
La última película de Walsh, de muy convencional argumento (la sempiterna lucha de la caballería yanqui contra los indios) dónde su ya octogenario autor utiliza la partitura de Max Steiner como motor de la historia.
No es de lo mejor de Walsh, puede resultar una película con tendencia al subrayado y algo plana, pero resulta, a ratos, espectacular y bríosa como las grandes obras de Walsh.
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Una "manera de hacer cine" lejana
En 1964 a los niños había dejado de gustarles ya que los indios fueran tan malos y torpes, se acercaban los 70, la televisión había engullido al scope y encandilado a las familias, y se acercaban los tiempos de la contracultura.Por lo tanto estamos en una manera lejana de hacer cine.
"Una trompeta lejana" está considerado como uno de los grandes westerns, debido más a mi parecer como reconocimiento al último film de un gran cineasta con una larga carrera plagada de exitos, que por sus propios méritos en sí.
Un dinosaurio del cine de estudios, como es Raoul Walsh, que había destacado con grandes obras tanto en el género del western, como de gagnsters, como en el bélico o las aventuras marinas.
La película está rodada en exteriores cosa bastante habitual en él, esta vez el desierto de Arizona vuelve a ser el polvoriento escenario del ejército de casacas azules yankees, ésta vez el 6º de caballería apostado en un fuerte medio derruido '"El fuerte Delivery" en 1883 , situado estratégicamente cerca de la frontera con México. Los apaches chiricauas de Águila de Guerra ( ¿trasunto de Gerónimo?) aprovechan dicha circunstancia para sus ataques y volver a territorio mexicano de Sierra Madre.
La película se basa en un héroe y su evolución militar y sentimental en fuerte. Para empezar el teniente Matthew Hazard (Donahue), que viene de West Point, donde ha sido instruido en valores de justicia y legalidad respecto a los indios y las reservas prometidas por los americanos a través de su profesor James Gregory ( Alexander Quint). Ëste personaje para mí es el verdadero héroe de la historia. Probablemente inspirado en la figura real del general Crock, impulsor de negociaciones de paz entre el gobierno federal y los indios para que llevasen a los indios a las reservas protegidas.
Nuestro teniente Matt, es un rubio hieratico que llega prometido de otra rubia conveniente ,pero cae prendido de los encantos de una bella morena Kitty (Pleshette),que oh problema, está casada con un teniente del fuerte, en las antípodas morales de nuestro protagonista recien llegado (encarnado por Reynolds). Pleshette tuvo ya aparición en la insulsa "Una mujer sin rostro" y el secundario de "Los pájaros".
Matt se hace un hueco con su valentía en el corazón del fuerte, en el de la chica y en el de los propios indios. Como héroe ya crepuscular, aprende las costumbres de los indios e irá por las malas en plan también soy machote (con incursiones militares de castigo y defensa) y por las buenas (influído por su maestro Quint) a hacer un tratado de paz con Águila de Guerra. Su mano derecha será un explorador indio Nube Blanca, un desertor deseoso de la paz.
Escenas grandiosas de caballos en el desierto bajo la música a momentos circense de Steiner que pese a todo lo leído, tampoco a mí modo de ver esta a la altura, me saca de las batallas. Grandes panorámicas, extras y batallas campales de otras épocas.
Lo mejor, me quedo con la nueva visión de la propia inculpación sobre el problema de la conquista, esa mirada crítica que se autotacha de traidores incluso a la palabra dada, en razón del odio suscitado por la creencia en una superioridad racial y de progreso que ha justificado todo tipo de desmanes en el hombre. No obstante hay que verla.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La última de Walsh
Última película del gran Walsh, realmente una buena película. A veces he oido que es el mejor director de cine de todos los tiempos, básicamente porque era capaz de hacer de todo. Oeste, drama, comedia, etc. Me recuerda a esa capacidad dinámica de Wyler, de Fleischer o (en menor medida) de Mann.
Dos horas de una del Oeste de indios, que cada vez, aunque hay cientos noticiables, quedan menos por ver. Me ha parecida una cinta estupenda.
Los actores no especialmente conocidos. Troy Donahue, que no tuvo una carrera brillantísima, y Suzanne Pleshette, que tampoco me suena mucho.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Poderosa decepción
Prometedor, intrigante, emocionante, intenso, salvaje, terrorífico, polvoriento, escalofriante, endeble, deplorable, sucio, contundente, edulcorado, preciosista, patriótico, contundente, previsible, irregular, dinámico, increíble, insostenible, precipitado. chapucero e incongruente western, que intenta lanzar algún tipo de mensaje bien intencionado al resto del mundo sobre la concepción familiar del ejército, dejando en evidencia sus funestos entresijos.
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4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Digno broche final a la carrera de Raoul Walsh
Último trabajo del prolífico Raoul Walsh con un western sobre las andanzas del sexto de caballería en su lucha contra los indios.

Un joven oficial recién llegado de West Point es asignado para formar a la indisciplinafa tropa de un fuerte en la frontera con México. A pesar de estar prometido con una mujer se enamorará de la esposa de un oficial mientras las escabechinas de los indios son cada vez más graves.

Esta película supuso el intento de convertir a su rubio protagonista en una estrella aprovechando el tirón que tenía entre las adolescentes, sin embargo, el western en los sesenta era un género en decadencia. Después del estreno de El hombre que mató a Liberty Valance poco quedaba por contar hasta que llegó Sergio Leone con sus spaghetti westerns y le insufló algo de aire fresco, después sería Clint Eastwood el que tomaría el relevo con magníficos resultados.

Recuerdo verla de crío en una época en la que tenías que conformarte con lo que emitiera la televisión porque no había otra cosa. Entonces me gustó bastante pero vuelta a ver ahora reconozco que me ha defraudado un poco.

Me acordaba de la estupenda banda sonora del veterano Max Steiner y de las vistosas secuencias de acción en las batallas del ejército contra los indios que son las que su competente director domina con autoridad.

El guion es lo suficientemente inteligente como para no solo mostrar la guerra contra los indios sino también su punto de vista y denunciar los tejemanejes y confabulaciones de los políticos estadounidenses para doblegarlos a base de traiciones y demás tretas.

Respecto a la historia de amor, el bueno de Troy se queda con la que era su pareja en la vida real por aquel entonces.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Último film del maestro Walsh
Digno colofón a uno de los más grandes directores de películas de accion. Un western de caballeria, indios, gran fotografia, una música inolvidable de Max Steiner y casi dos horas de acciön.
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10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Siesta Cercana
Película totalmente de Sábado tarde a las cuatro, para ociosos
haciendo la digestión de las natillas.

Película de la caballería azulona y polvorienta, con mujercitas
guapas y cursis recluídas en el fuerte, esperando a pillar cacho.
No dan miedo los apaches, pero sí las infidelidades.
El argumento, no mejor que un tebeo de Blueberry.

En mitad del desierto nadie oye la trompeta puesto que todo les
importa un bledo, pero eso si, no tienen ninguna intención de
dejar de hacer el indio, que a fin de cuentas es de lo que se trata.
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3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Un servicio no muy versallesco o Dos gatas y un ratón
Sorprende cómo el protagonista distingue perfectamente, ay Kant, entre la moral pública y/o profesional (estricta, impecable, impoluta) y la más privada o íntima (adúltera, falsaria, canallesca, disoluta, disolvente, inadecuada, indecorosa) sin dudar ni un segundo ni movérsele un músculo de la cara (eso, mucho me temo, viene de serie, erre que erre), lo mismo que la facilidad frivolidad inopinada y alevosa (esto no es precisamente Ana Karenina) con la que ella se echa en los brazos de él a las primeras de cambio después haberle mirado de arriba abajo con algo que diríamos que se parece mucho al deseo más descarado o fiero, a ese mismo andobo, prenda o maromo que nada más verlo llegar creo que es Rosita la que comenta tan impresionada qué menudo hombre, vaya tipazo, me lo como. Así está el patio de revolucionado o cachondo, ardor guerrero, fuego en el cuerpo. Está claro que ya son o eran los años sesenta y Raoul Walsh, en gloria esté, se iba del convento. Si no, no se entienden semejantes pimpantes libertades castrenses.
Bueno, pues todo eso es lo bueno o mejor de la película, el salseo, el zorreo, concretamente el enfrentamiento más o menos breve, sí, qué pena, y desaforado entre ambas para cazar a la sinsorga presa masculina, a falta de pan, migas. Menos el resto, el asunto bélico con los indios malos buenos, el del güisqui cheli para el personal y todas las santas putas para variar, y los de azul y amarillo, la caballería, todo tan tópico y conocido, visto tantas veces, ese trío o conflicto infinitamente repetido.
En su primera parte se disfruta la fotografía, perfecta nítida, los buenos diálogos, la belleza de los actores, yo me quedo con Susana, la cierta retranca y amoralidad, hasta los latinajos, en la segunda te cansan las batallas, los dimes y diretes, las idas y venidas para nada, el ruido y el polvo del camino, las medallas del congreso, los honores, las traiciones, los horrores, todas esas, venga, verga, que se vayan a la, sí, no te reprimas, de una vez dilo, de la vieja escuela tonterías, afrentas, histerias, bellaquerías, intrigas, políticas, niñerías.
Por lo tanto, nos quedamos a medias.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Los tiempos cambian
Dicen que es otoñal. Sí, el western de entonces se nos antoja irreal porque los valores han cambiado. Precisamente el western ha decaído como género porque era la vía, ideal, de contar historias de heroísmo, valor y generosidad frente a los "malos".
La película no es excelente pero cuenta bien la historia de amor y supervivencia en el terreno. Las idas y venidas de las patrullas tienen su peculiar ironía. Otro final más cuotidiano le habría ido mejor.
Para mí la música de Steiner es muy acertada y coprotagonista de la historia. Es muy interesante seguir cómo el mismo motivo musical se acopla en cada momento al carácter de la escena. Eso no está al alcance de aficionados.
Como soy mayor, cada vez me cuesta más revisitar estas películas. Hemos cambiado a mucho peor. Ahora dirán que son realistas.
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5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Hasta el mejor escribano echa un borrón.
No me parece una película para un siete. Tanto los actores como el guión son de calidad mediocre, es una obra totalmente prescindible. Troy Donahue es un palo actuando, nada que ver con otras figuras míticas del género. A casi todos los grandes directores les pasa que tienen por ahí alguna peli horrorosa bien sea por falta de interés en el proyecto, o por falta de medios, o bien porque los estudios les obligan a comerse un marrón o quieren explotar su nombre y los ponen a "dirigir" cuando ya no están en condiciones, etc. La vida es así, pero tampoco hay que sobrevalorar una mediocridad solo porque esté firmada por un grande del cine.
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11 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
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