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282 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
LA SABIDURÍA DE ALFRED HITCHCOCK
Con esta magnífica película, el inolvidable Alfred Hitchcock demostró al mundo por qué era un maestro en el séptimo arte y es que "Psicosis" es desde todos los puntos de vista, una sólida referencia para la historia del cine y una de sus más espléndidas joyas.
La historia está sabiamente dirigida desde todos sus ángulos y está llena de suspense y de intriga, al más puro estilo Hitchcock. Algunas de sus escenas son ya legendarias y pocas películas han calado tanto en las pantallas de todo el mundo como ésta. Es algo irrepetible.
Por más que pasen los años, "Psicosis" no pierde vigencia y es todo un manual de lo que debería ser una gran película. La habilidad del director por ejemplo, para introducir el factor del miedo en el espectador sin tener que recurrir al recurso fácil del susto inesperado, es algo que deberían aprender muchos directores actuales.
Me extrañaría mucho que hubiera todavía personas que no hubiesen visto esta película, si no es por motivos de edad claro está y ya con eso, queda todo dicho. Aunque para finalizar, me gustaría destacar las geniales interpretaciones de sus dos protagonistas, Janet Leigh y sobre todo Anthony Perkins.
En definitiva, una maravilla desde el comienzo hasta el final.
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211 de 247 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Mi psicosis con el cine clásico.
Sí, le he puesto solo un 7 y no es que esté mal de la cabeza (guiño). Pero antes de darle al NO te invito a que leas mis argumentos, aunque sea un poco largo, pero querrás saber por qué no me he rendido ante tal obra magna.

He de decir que no disfruto con el cine clásico por cuestiones generacionales. Se podría decir que pertenezco a la Generación Ni-Ni (por edad digo). No vi juntos a los Beatles, no vi el 12-1 a Malta y cuando cayó el muro de Berlín iba en pañal.

He visto pelis algunas clásicas porque lo considero casi cultura general (Casablanca, Ciudadano Kane, El Apartamento, La Ventana Indiscreta, 12 Hombres sin Piedad...) y sólo disfruté con esta última. Con el resto solo pude reconocer que en la época debieron ser un pelotazo pero para mí quedaron obsoletas. Supongo que los que sois mayores que yo sentiréis lástima por mí, por no saber apreciar este cine. Seguramente lo mismo me pasará a mí cuando le enseñe a mi hijo Pulp Fiction o El Club de la Lucha.

Un problema que tengo con el cine clásico son las actuaciones. Me meto a leer críticas de cualquier peli anterior a los 60 y en casi todas se alaban las interpretaciones. A mí no me transmiten nada. Salvo que haya un personaje especialmente carismático (como Perkins en esta cinta o Lemmon en El Apartamento) me parece estar viendo una obra de instituto, se nota que se está actuando en lugar de convertirse en el personaje. No me muestran cercanía ni realismo. Todos los detectives y galanes miran igual, todos los perdedores sonríen igual y todas las rubias gritan igual cuando van a morir. ¿Que pasa, que antiguamente pestañear o gesticular era de mala educación?

Otro punto: salvo excepciones como la de Psicosis que es genial, las BSO me parecen bonitas pero absolutamente intercambiables. Para mí la música es muy importante en un film y parecen todas hechas por el mismo. Repito hay excepciones como Morricone, que muestran otra personalidad, pero por lo general no me estimulan las filarmónicas tocando lo mismo.

No pretendo decir que el cine clásico está sobrevalorado. Pero sí digo que no por ser en blanco y negro ya es mejor que una de los 90's.

Por eso pido:
- A los generaciones anteriores a la mía, que sepan aceptar que los chavales como yo no tenemos la misma perspectiva que vosotros. Amamos el cine tanto como vosotros, pero nuestros Bergmans, Wilders o Kurosawas son ahora Nolan, Fincher o Tarantino. No sintáis pena por nosotros, estamos bien de verdad. Siempre nos quedará Woody Allen como nexo generacional.
- A los de mi quinta y generaciones venideras, no os sintáis obligados a ponerle 10 a todo lo clásico, sólo si de verdad creéis que lo merece. Votad como os salga de ahí sin miedo. Se puede amar el cine y no ponerle un 10 a Psicosis.

En el spoiler comento la película y sigo argumentando mi siete.
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478 de 841 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El terror de Hitchcock
Es uno de los films más emblemáticos de Hitchcock. Escrito por Joseph Stefano, se basa en la novela "Psycho" (1959), de Robert Bloch, que se inspira en los crímeres de un asesino en serie de Wisconsin. Se rueda en exteriores de LA y de Arizona y en los Universal Studios, con un ajustado presupuesto de 800 mil dólares. El rodaje comienza el 11-XI-1959 y concluye el 1-II-1960. Nominado a 4 Oscar (dirección, fotografía, dirección artística y actriz de reparto), gana un Globo de oro (actriz de reparto, Janet Leigh). Producido por Hitchcock pra la Paramount, se estrena el 16-VI-1960 (EEUU).

La acción principal tiene lugar, en 1959/60, en un apartado motel de carretera situado a 15 millas al Este de Fairville, entre Phoenix (Arizona) y LA (California). El realizador sustituye su equipo de rodaje habitual de cine por el de sus filmaciones para la televisión. Quería que la película tuviera la apariencia de una producción barata. El terminar el rodaje pensó en hacer un motaje de 60 minutos para la TV. Con esta obra Hitchcock pasa del suspense al terror, que concibe de una manera innovadora. Hasta entonces las películas de terror se habían basado en personajes sobrenaturales (vampiros, brujas, monstruos, insectos malignos).

El film sustituye los recursos tradicionales del terror por un personaje humano, Norman Bates (Anthony Perkins), que regenta un motel de 12 habitaciones, aislado a causa del desvío de la vía principal construido 10 años antes. El film implanta el subgénero del thriller psicológico. La atmósfera es densa, opresiva, agobiante y, sobre todo, terrorífica, gracias al despliege de la extraordinaria imaginación de Hitchcock. Construye con habilidad el perfil psicológico de los personajes, en especial de Norman Bates y Marion Crane (Janet Leigh). Bates es de carácter débil, tiene problemas psicológicos, vive dominado por la madre y hace trabajos de taxidermista. Son escenas memorables la de la ducha, la huida de Marion de Phenix, la conversación de Marion y Norman sobre taxidermia y ornitología, la de amor en la cama. Da paso a numerosas imitaciones y "remakes", como "Psycho III" (1986), que dirige Perkins, y "Psycho" (1998), de Gust Van Sant

La música, de Bernard Herrmann ("Vértigo", 1958), consta de 40 cortes, de los que destacan "Preludio", "Tormenta", "Asesinato" y "Final". Se usan sólo instrumentos de cuerda y los contrastes se obtienen por combinación de graves profundos y agudos muy altos. La fotografía, de John L. Russell ("Macbeth", Welles, 1948), en B/N, ofrece numerosos primeros planos, en ocasiones extremos (ojo, desagüe, manos sobre toalla), luces contrastadas, notables movimientos de aproximación de cámara y composiciones de excelente dibujo. Es sobresalinte la interpretación de Janet Leigh y acertada la de Anthony Perkins. Ambas se dan bien acompañadas de las de Vera Miles (Lila Crane), John Gavin (Sam Loomis), John McIntire (sheriff Al Chambers) y Martin Balsan (detective Milton Arbogast).
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143 de 181 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La cosa echó a andar
¿Qué es lo que hace que una película no sea buena ni mala... sino sólo otra cosa?

¿Cómo se logra que en una obra desaparezca el autor... engullido por la voracidad insaciable de su creación?

¿Qué es lo que provoca la fascinación en el arte? ¿Acaso es la belleza..., la perfección?


Dime, Hitch... ¿De dónde viene ese "algo más" que tienen las imágenes de "Psicosis"?
¿Por qué... no se pueden COPIAR?
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175 de 263 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El amigo Norman Bates
ATMÓSFERA

Reconozco haber estado equivocado durante años con este film. Normalmente mi percepción antigua del cine con independencia de la edad con que viera el producto, no varía demasiado décadas después. No es que uno reafirme sus opiniones y ello me parezca desacertado, es que lo normal en mi caso, es que no cambien ni con el tiempo ni con un segundo visionado. Psicosis ha sido una de las excepciones, de lo cual por cierto, me alegro mucho. Con Casablanca en cambio, sería imposible.

-Me di cuenta en esta ocasión, de como la magnífica banda sonora induce al desasosiego del sistema nervioso central.
-Me di cuenta en esta ocasión, de que Janet Leigh estaba buenísima encajada dentro de sujetadores blancos y negros.
-Me di cuenta en esta ocasión, de la currada composición de los planos y de los acertados primeros que nos brinda Hitchcock.
-Me di cuenta en esta ocasión, de que la portentosa fotografía jugaba con la luz de una manera que no había visto nunca. Y me quedé flipado.
-Me di cuenta en esta ocasión, de que a Anthony Perkins le sería muy difícil en el futuro encontrar otro papel.
-Me di cuenta en esta ocasión, del preciso modo con el que Hitchcock causaba desazón: el fajo de billetes, el policía, el vendedor, la ducha, la casa, el agujero en la pared, el detective...
-Me di cuenta en esta ocasión, de que me había equivocado al puntuarla con un tres.


PD. Amigo Tomine, ya tienes pues, un libro (M. Curtiz en la Casa Blanca) que podrías comenzar a escribir. jeje. Un saludo.
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113 de 159 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Siete días
Ocurre con los genios, su talento excepcional tiende a desparramarse y pequeños fragmentos aislados de su obra se convierten en verdaderos tratados artísticos, adquieren un significado propio más allá de la obra que los contiene y, lo más importante, encierran en ellos la esencia del artista.

Ocurre con las estrellas de Van Gogh.

Ocurre con el verso “En Viena bailaré contigo con un disfraz que tenga cabeza de río” de Lorca.

Ocurre con “La leona herida” en el arte sumerio.

Ocurre con la escena de la ducha de “Psicosis”. Una escena que es un icono, no ya del cine de Hitchcock en particular, sino del cine en general. Se rodó durante siete días y no llega a los tres minutos de metraje. Hubo que realizar más de setenta posiciones de cámara distintas para obtener cuarenta y cinco segundos de pura angustia, los que corresponden al asesinato.

Sin embargo, lo destacable de esta escena es que evidencia lo esencial en el cine de Hitchcock: su capacidad comunicativa, su obsesión por interactuar con el público y jugar con sus emociones. Y esto es algo que no se debe perder nunca de vista cuando nos referimos al arte, captar la atención es el fin mismo de una obra artística, lo que, en definitiva, le da sentido. Y viendo esa escena, una y otra vez, es imposible no pensar que durante esos siete días de trabajo, lo único que tenía en mente Hitchcock era al espectador.
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54 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La perversa mente del viejo Hitch
¿La mejor? ¿La más popular? ¿La más aterradora?. Rios de tinta se han vertido acerca de esta irrefutable obra maestra. Personalmente alcanza, junto a “Vertigo”, la cúspide del ideario cinematográfico del viejo Hitch. Un auténtico alud de propuestas, recursos y resoluciones perversas con las que cualquier aspirante a cinéfilo como un servidor retozará inevitablemente como un lechón en el barro durante todo su metraje sin dejar de jadear ni un solo instante. De angustia, por supuesto.

Me gustan todas, absolutamente todas las pelis de Hitchcock, pero “Psycho” posee además ese plus que la hace merecedora de mis 10 estrellas y que la convierte en uno de los mejores films de la historia del cine. Absolutamente incapaz de vislumbrar sus carencias o puntos débiles, y antes de cantar superficialmente las virtudes esenciales de la peli en cuestión, me gustaría puntualizar que “Psycho” es, a mi entender, una peli integral, global, redonda. Es más, me atrevería a afirmar incluso que la obra de Hitchcock no es tan sólo una película. Es cine. Suena a perogrullada, lo sé, pero con ello quiero subrayar que cuando una película trasciende su propia historia y pasa a formar parte de la imagineria colectiva de aquello que denominamos cine ya no hablamos de un trabajo bien hecho. Hablamos de arte.

No sé si me explico. La música de Bernard Herrmann, la fotografía de John L. Russell, las interpretaciones de Anthony Perkins y Janeth Leigh potencian con extraordinario vigor el conjunto, pero lo que verdaderamente consigue imbuir ese halo siniestro y mítico a la vez es la perversa y envenenada mente del viejo maestro. Nadie como él para mortificarnos y acongojarnos con puro y simple celuloide.
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61 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La pesadilla según Hitchcock
Hitchcock observa 'House by the railroad' de Edward Hopper. La pintura le inspira una historia de terror. Entonces, supone un contexto para el cuadro: una pesadilla. Y la traslada al Cine.

...

Empieza como intriga romántica.

Rápidamente, toma el camino del cine negro.

Parece acercarse al voyeurismo ilusorio de 'La ventana indiscreta'.

Y, entonces, aparece el horror. En una ducha, en plena e íntima desnudez. La escena, rodada a ráfagas, estalla desde una inquieta calma. Se revela como una metralleta de planos; embestidas de un animal acorralado que tiene el terror al alcance de su brazo.

El terror no se presenta como núcleo de la trama, sino que surge como obstáculo imprevisto. ¿Acaso Janet Leigh pudo prever qué cariz iba a tomar su aventura? ¿Pudo intuir el horror? No, y el espectador tampoco debería anticipar nada. Así, el terror queda expuesto como una infiltración en la conciencia, sin preaviso externo.

...

Hitchcock construye un espacio, hace arquitectura. La carretera de llegada, como enlace con el mundo civilizado. El motel como báscula entre la salvación y la muerte. La mansión como territorio maligno, como tenebre incógnita. Un mal sueño en tres niveles.

¿Qué hay tras las ventanas de la casa?

Alejada del epicentro de la acción, pero presente, desde las alturas. Cazadora que caza sin moverse de su lugar. Una bestia agazapada, en estado de latencia. Amenaza el ánimo; no deja reposar al ojo que observa.

...

La cámara, en la escena de Arbogast. Se nos muestra en un plano cenital, inesperado, chirriante, inédito. Preserva la identidad de la asesina; y deja al espectador a total merced del impacto de la imagen.

...

El éxito de 'Psicosis', en mi opinión, se basa en la forma que tiene Hitchcock de emplazar el terror en un pequeño microcosmos particular; en un limbo enfermo habitado por hijo y ¿madre? Crea un retorcido escenario, y deja que una presencia ajena, Janet Leigh, se infiltre en él. Y no hay asideros; nos adentramos junto a ella.

Gracias.
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49 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La película nunca vista
“Psicosis” es la única película que no se ve. Me explico: A todas las películas asistimos más o menos pasivos a nuestro papel de voyeur; aquí no. Desde que los fabulosos títulos de crédito de S. Bass abren este prodigio hasta su irónico final, A. Hitchcock nos dirige. Ya desde la primera secuencia, en esa intromisión impúdica con la pareja de amantes clandestinos que dejan de comer para follar, el maestro nos llevapor una serie de estados, totalmente contradictorios algunos de ellos; eso sí, sin soltarnos. Es quizá, la película que tiene más presente al público (y eso que para él la formulación de un film era un triángulo entre el autor, la película y el público); y quizá por eso, su mayor éxito.
La película está llena de momento imborrables. Desde esa huida de Marion en la noche lluviosa que nos deja con el corazón en un puño (maravillosa la tensión del policía), creyendo nosotros encontrar la serenidad en el motel; hasta las conversaciones que sostiene sobre la taxidermia, o como no: la famosa bomba de relojería que es la escena de la ducha. De todo este conjunto, yo me quedo con tres secuencias: la primera el cierre de la escena de la ducha con la llegada de Norman limpiando, como buen hijo, todas las pruebas del crimen y que da un giro en nuestra visión de la película; la segunda, una secuencia inteligentísima que es la primera vez que nos presenta a la madre, tras saber en la secuencia anterior que está muerta, el genio de esta secuencia es jugar con nosotros al despiste mediante una conversación del todo insustancial pero a la que no podemos dejar de prestar atención mientras la cámara, sirviéndose de ese disfraz sonoro, realiza un movimiento de grúa que nos permitirá “ver” a la madre; la última: el hundimiento del coche de Marion, cuando con todas tus fuerzas deseas que se hunda pese a que se ha cometido un asesinato. Muestras todas ellas de ese “dirigir” al público que está presente en toda la película (cuenta la leyenda que hicieron una prueba a Hitchcock, y este sabía en qué momento se encontraba la película escuchando los gritos de los espectadores de diversas partes del mundo).
El reparto es espectacular, sobresaliendo sin lugar a dudas A. Perkins, cuya carrera quedará marcada por este personaje, con esa mezcla de inocencia y timidez que lo hace libre de toda sospecha (magnífico, irónico y terrorífico su monólogo final). Otro tanto para J. Leigh (que a partir de esa película nunca más se pudo duchar sin temores), en un papel sorprendente, pues con esta película el maestro rompía el tabú de que la estrella, se quedara o no con el chico, estuviera hasta el último rollo. Pero, aparte del reparto, todos los elementos presentes en una película alcanzan aquí la perfección. ¿Qué podemos decir de la magnífica banda sonora de B. Herrmann? ¿Quién la escucha y puede permanecer tranquilo? O su soberbia fotografía en b/n (es cierto: el color le sienta mal a esta película).
“Psicosis” es la obra maestra del cine del s. XX.
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49 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
NO ME EXTRAÑA QUE NADIE LA HAYA OLVIDADO
En 1960 se estrena "psicosis" de Alfred Hitchcock. 32 años después nací yo, y a pesar del tiempo que ha pasado es una película que cuando la vi por primera vez hace poco más de 3 meses me dejó sorprendido, porque es tan original y tiene tanto interés y tanta imaginación que aunque la película tenga medio siglo seguirá resultando novedosa para el que la vea aunque no le guste.
Existen muchas películas modernas que yo las veo y me producen tanta indiferencia una vez vistas....
Así que, por favor, ved esta película, tengáis la edad que tengáis...
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36 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
""Psicosis"" no se ve, se vive.
Esta obra de Alfred Hitchcock, no es únicamente una de sus mejores obras, sino que es una de las obras más importantes y pieza clave del puzle que representa el séptimo arte. E seguramente donde el realizador nos da la clase más magistral de cómo se debe llevar a cabo un thriller, mostrando en qué momentos debe mostrarse intenso, tranquilo o intrigante. Hitchcock coge sus ingredientes y los mete en su punto. Todos están sabiamente escogidos y seleccionados e incorporados de forma exacta e irremplazable en “Psicosis” demostrando porque estamos ante una de las obras cumbre del género del suspense.

El cineasta nos pone en el papel de una mujer que huye de su ciudad durante un fin de semana tras realizar un robo. La joven se refugia en un motel aislado y perdido en la carretera, cuyo acceso no es ni visible ni fácil. Ahí conoce a su excéntrico propietario Norman Bates, cuya presencia es enigmática e inquietante, debido a su imprevisible comportamiento y partículas personalidad. Cuando la mujer se instala, mientras se toma una ducha, es asesinada por una figura desconocida. La hermana de ésta, junto a un detective, volverá al hotel para desentrañar los misterios del inquietante lugar y desenmascarar la identidad del asesino.

La magia de “Psicosis” reside en su desarrollo. Su inicio es tranquilo y pausado, y a medida que su historia transcurre va ganado interés hasta llegar al motel, donde se muestra un lado perturbador e inquietante debido al personaje de Norman Bates, interpretado por Anthony Perkins en un papel inolvidable, mastodóntico. Pocas veces se ha visto en pantalla una labor tan compleja, tortuosa e inquietante en un actor. Su personaje ha pasado por los anales de la historia. Cuando muere la joven en la ducha, la trama va ganando una intensidad inaudita, que se va desarrollando con un ritmo increíble. Hitchcock desarrolla como nadie una intrigante historia que a medida que se van desentrañando todas las dudas, se vuelve cada vez más intenso, intrigante e imprevisible. Y es que es fácil que a uno le suba la tensión ante tanta fuerza, magnetismo e intensidad que desprende su obra. Nos brinda momentos y unas experiencias irrepetibles, con un final no menos antológico gracias a la figura tan penetrante de Perkins, sin él, el film no sería el mismo. Tras ver “Psicosis”, es fácil estar eufórico, no deja indiferente, se vive en ella unas experiencias puras y realistas que van in crescendo con su desarrollo, sin prisa pero sin pausa. Con un nivel de intensidad y de suspense inimaginables. Imposibles de describir, sólo pueden ser vividos, y eso sólo es posible visionando la obra. Deja una marca imborrable, des de su banda sonora, ambientación e interpretación. Si que es cierto que sus cortas escenas de acción han envejecido mal, y no resultan espectaculares, sino poco creíbles y algo tontorronas, pero es un detalle menor que no empañan el producto por su realista experiencia.
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35 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Yo soy aquel envidioso
Y yo envidio a esa persona que aún no ha visto Psicosis.
Porque la primera vez que ves Psicosis es única.

Envidio al que no conoce a Norman Bates ni su motel. Envidio a aquel que sólo conoce la escena de la ducha de oídas. Envidio a aquel que no sabe la maestría con que Hitchcock nos encandila desde el primer minuto. Envidio a aquel al que se le pondrán los pelos de punta con la banda sonora.

(spoiler)


Y por más que la vea, lo seguiré envidiando, la primera vez, es única.
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34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Alfred Hitchcock. Gracias, no hace falta decir nada más.
¿Por qué hay que ver Psicosis de Alfred Hitchcock?

- Porque sin esta película la historia del cine necesitaría muletas para lograr mantenerse en pie.
- Porque el señor Hitchcock luchó contra viento y marea para poder realizar Psicosis a su imagen y semejanza, es decir, tal y como le salió de la mismísima… barriga.
- Porque a los incrédulos, censores, productores y demás personas que no creyeron ni en el proyecto ni en el bueno de Alfred, fue él mismo el que terminó poniéndoles el cojín en las rodillas para que no se las pelaran cuando las hincaron en el suelo.
- Porque hay que verla obligatoriamente y varias veces antes de que te planten el pijama de pino.
- Porque si te encuentras a alguien que no la ha visto le podrás decir sin miedo a ofender: “Pishhh… pavo”.
- Porque Anthony Perkins no hizo un papel así en su puta vida.
- Porque la banda sonora de Bernard Herrmann es una proeza musical que todo lo que aparentemente tiene de simple lo tiene de inquietante y genial.
- Porque es tremenda, brutal, loca, fría, calculadora, psicológica, desequilibrada, atrevida, provocadora, innovadora, enfermiza y cien mil cosas más en la misma línea.
- Porque la escena de la ducha y todo lo que se sucede en los siguientes 10 minutos es perfección cinematográfica. Hitchcock, entre picoteo y picoteo, sabía que aquí se la jugaba y que ésta era “la escena”. “Su” escena. Y la bordó el muy cabrón.
- Porque su predecesora es Con la muerte en los talones y su sucesora Los pájaros. Morralla de la buena, vaya. Esto sin duda le da un valor añadido.
- Porque la historia que se nos cuenta podría ser retorcidamente posible y si Hitch sabía que esto podía llegar a penetrar en los miedos de los espectadores, sin duda jugaría con ellos sin ningún tipo de miramientos.
- Porque sí, cojones. Media hora aquí dando razones innecesarias para que luego haya alguien al que todo esto se la sople. Porque sí… punto.
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29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La dualidad del ser
En mi escala de valoración,"Psicosis" es inferior a otros thrillers de suspense y terror del maestro Hitchcock. Pero no se le puede negar que es uno de los grandes clásicos del terror.
Cuando evocamos imágenes de películas que han marcado a diversas generaciones, invariablemente aparecen algunas de las más famosas, entre las que se cuentan las de ese enigmático Anthony Perkins y una sensual Janet Leigh con las horas contadas. Ese terrible momento de la ducha, en el que se alcanza uno de los clímax más logrados del celuloide, seguirá dando vueltas en la imaginación y en la memoria de todos los que la tenemos en nuestro bagaje cinéfilo y hemos crecido con ella.
Elegante, sugerente, angustiosa e inquietante con ese estilo de suspense que explota una fotografía casi sublime, una música que no invita a la tranquilidad, los ambientes solitarios, misteriosos, rozando lo tétrico, la oscuridad cómplice, los rincones en los que siempre parece acechar alguna sombra vigilante y hostil y, de manera brillante, las angustias y tormentos interiores. Esa Janet Leigh agobiada por el temor, debatiéndose entre la tentación y la culpa. Ese Anthony Perkins ermitaño, anulado por una madre dominante hasta el delirio.
Y ese motel de carretera perdido en la nada, ideal para ocultar siniestros secretos, abanderado por esa casa de la colina que podría ser el compendio de los terrores humanos.
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42 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La mejor del año 60 y la película que me hizo llorar de la risa con El Exorcista
¿Quién se había planteado antes en la historia del cine que la media hora de película fuesen a cargarse a la protagonista? (non-spoiler! es la escena más famosa de todos
los tiempos!).

Sólo Hitchcock porque está por encima del bien y del mal.
No quiero debatir sobre si es o no la mejor película del director inglés, pero desde luego, sí es la mejor Perkins, de Janet Leigh, compañía y, sobre todo la mejor película del año 60: particularmente para mí supera del mismo año a, (aunque comparar géneros sea como mezclar tocino y velocidad, "El Apartamento" de Wilder, nada más y nada menos o a "Los Robinsones de los Mares del Sur", la peli de aventuras por excelencia, al menos la que más recuerdo de mi infancia (en realidad de la tierna infancia de mi padre), muy generoso cuando decidió sentarme a ver Psicosis con unos 10 años, como regalo de fin de curso, por haber aprobado todo en el colegio... La disfruté. Desde aquel día, cada vez que veo "El Exorcista", me parto de risa.

Hay cosas antes no vistas en el cine; explícitas. Las escenas de Janet Leigh y su amante son para la época bastante subidas de tono (me refiero a la época de Doris Day y Rock Hudson compartiendo "Pijama para dos" y durmiendo en camas separadas). Sí es cierto que Hitchcock siempre "coló" contenidos sexuales de manera más o menos subliminal; pero en Psicosis, no se corta y lo hace ya sin censurar lo que el guión exija. Aquí recomiendo escuchar (sin mirar hacia la pantalla) los cinco primeros minutos de "La Soga".

De los intérpretes, siempre he pensado que Janet Leight se había hecho con la escena más célebre del cine (al menos la que llevamos en la retina millones de espectadores) pero su carrera se murió. Jamás volvió a vérsele por el celuloide en algún producto decente. Es como si Hitchcock la hubiese enviado al fondo del pantano para siempre, después de intervenir en Psicosis. Con sus anteriores películas de aventuras junto a Tony Curtis poco puedo decir en su favor (es una chica muy guapa que cumple con su cometido: estar guapa). Aunque en Sed de Mal, vuelve a estar estupenda.

Sin embargo Anthony Perkins, y aquí no estoy de acuerdo con lo que comentais algunos en vuestras críticas, sí quedó tocado por el papel de Norman Bates, tanto que no hay reemplazo posible, pero, oh sorpresa! sí hubo luz para él al final del túnel. A Psicosis le siguieron otras grandes películas (Arde París, La década prodigiosa, El proceso o incluso Asesinato en el Orient Express).

Creo que es una de las crueldades de Hitchcock como director, me atrevería a decir que lo busca expresamente incluso: conseguir de sus actores el papel de sus vidas y luego... búscate la vida.

Un 9. Le daría un 10 si fuese ese tipo de películas que se dejan ver por segunda vez.
Pero no, Hitchcock es implacable y un poco cabrón así que, una y no más. Psicosis sólo se puede disfrutar una vez.
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40 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Amor de madre
He aquí al Miguel Ángel del cine en su obra más escalofriante y perturbadora (con el permiso de la inigualable "Vértigo") No se puede comentar demasiado de una película que ha trascendido la imágen y se ha convertido en icono. Una autopsia de la mente humana tan bien ejecutada que parece real. Y digo parece porque una vez más el maestro Hitchcock se convirtió en un ilusionista del montaje para provocar al espectador como nunca antes se había hecho.

Ésta bien podría haber sido la película preferida de Sigmund Freud. El director nos sumerge en la psique de los protagonistas, nos envuelve en las sombras que se proyectan en los turbios decorados, nos introduce en el subconsciente a través de la pulsión que provoca la imágen. Todo se sugiere y a la vez todo parece crearse no el la pantalla sino en la conciencia del espectador, un efecto realmente sublime.

"Psicosis" probablemente sea una de las pocas película en la que su escena más conocida no fue creada por el director sino que fue proyectada mentalmente por los espectadores. Me refiero a la archiconocida secuencia de la ducha, donde en ningún segundo se explicita la violencia pero donde se logra que surja la brutalidad a través de uno de los mejores montajes de la historia del cine. Hitchcock nos estaba mostrando los infinitos caminos de la mente para interpretar la realidad. Un laberinto lleno de espejos.

Algo nauseabundo y a la vez extraordinario late bajo esta historia de huídas. Porque todos sus personajes huyen siempre de algo, quizá de una realidad imposible de afrontar. Y todo termina con la victoria de la mente sobre el espíritu, la que quizá sea la mayor tragedia que muestra la película. Una conclusión tan espeluznante que hace preguntarnos una y otra vez quien somos realmente.
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28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Psicosis (1960)
Hasta 1960, el género de terror, prácticamente se había basado en personajes sobrenaturales. Hitchcock, el maestro del suspense, se pasó a este género y lo reinventó con 'Psicosis' –un largometraje inicialmente pensado para estrenar en televisión y aparentemente nacido de una producción de bajo coste–, al sustituir este recurso por el de un humano.

Los nombres de los actores en las secuencias de crédito iniciales, se destrozan por el medio. Es una advertencia de lo que vendrá después: antes de llegar a la mitad del filme, la protagonista principal muere, ante la sorpresa del espectador. Lo que estaba siendo una película parca y austera, se rompe en pedazos en la célebre escena de la ducha.

Un asesinato repleto de nervio, logrado gracias al encuentro de breves planos –como ya hiciera Sergei M. Eisenstein–, y a los múltiples emplazamientos de cámara. La escena, de 45 segundos de duración, formada por 70 perspectivas distintas de flashes expresionistas, es pura expresión visual y sonora.

Es la película donde Hitchcock tiene más presente al espectador y donde más juega con este. Al principio, consigue que nos posicionemos a favor de esa chica que, tras cometer un robo, acaba en una ducha para limpiar su conciencia. Más tarde, pretende que nuestra empatía esté con el psicópata, el experto taxidermista de mente esquizoide.
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22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Mira bien antes de ducharte
Posiblemente si a alguien inexperto en cine le dijeran: dime una escena del cine; lo más seguro es que respondiera: la escena de la ducha de... y a lo mejor no saben ni de qué película es, pero de algo no hay duda, y es que esta película es una de las más míticas de la historia del cine. ¿ O acaso alguna vez duchándonos no hemos mirado fuera a ver si alguien venia ?

Posiblemente, todo aquel que haya visto algo de television, y se dispongaa ver Psicosis, ya sabe lo que va a pasar, como fue mi caso. A pesar de ello, desde que vemos los hipnóticos créditos de Saul Bass, y Hitch nos convierte en voyeurs de una casa cualquiera, para hacernos partícipes de una relación prohibida. Pero en cuanto Marion roba ese maletín, dejamos de ser meros voyeurs y nos convertimos en sus acompañantes. Vamos con ella en el coche y nos sentimos descubiertos por su jefe en el paso de cebra, vamos por la carretera sentados en el asiento del copiloto y sentimos miedo al ver el coche de policia persiguiendonos mientras suena la terrible banda sonora de Herrmann, únicamente de cuerda... y nos regocijamos mientras vemos a Marion imaginándose la conversación de su jefe con el rico comprador.

Es al llegar al motel Bates cuando se desarrolla la verdadera historia. El lánguido y algo andrógino Norman es un chaval torturado, y está magníficamente interpretado por el grandísimo Tony Perkins. Un personaje del que nunca pudo huir, y que le tuvo encasillado hasta el dia de su muerte, a pesar de que posteriormente trabajo en otras obras maestras, como El proceso, de Welles.

Hitchcock creó una de las cumbres del cine matando a su protagonista a mitad de la película, y dejando que el espectador supiera lo que pasaba, pero dejando a los protagonistas con la intriga. Mantener la tensión constante durante toda la película es algo que únicamente Don Alfredo sabía hacer con tantísima maestría, y va desgranando poco a poco una trama que al final parece rocambolesca e inexplicable, pero que haya su raciocinio en la explicación que da el doctor al final de la película. Una película que creó el tan de moda géneto de los " psycho-killers", y todas estas peliculas tienen una común influencia: Psicosis, Norman Bates...

Sencilla y llanamente, una lección de cine.
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27 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Acuchillando tópicos.
Hipnótica la mirada de Hitchcock. Escenas de un poderío increíble.

Llena de simbolismos, la psicología de los personajes es el tablero fundamental de la función.
Hitchcock inauguro un género. Mato a los tópicos. A las reglas prefabricadas.
Sus escenas han sido convertidas en mitología cinematográfica. En imaginario colectivo. Cada plano es una pequeña obra de buen gusto y calidad.

El final es sublime. Y no me refiero a la resolución de los asesinatos, que también lo es, sino a ese monologo interior que cierra la función.

A esa mosca y a esa sonrisa dilatada. Pequeños detalles.

10/10 Obra Maestra.
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18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Norman Bates y su motel, icono del cine.
La más popular, pero no la más sencilla, de las películas de Alfred Hitchcock está basada en una novela de Robert Bloch, que a su vez se inspiró en los asesinatos de Ed Gain, un perturbado asesino. El escritor defendía la tesis de que tras el aspecto normal, o incluso modélico de un individuo, puede esconderse un monstruo. Hitchcock que quedó fascinado por la novela, encargó a una tercera persona la adquisición de los derechos del libro, para evitar una cifra desorbitada. No obstante hubo que pagar 95,000 $. El propio cineasta produjo la película que fue un acontecimiento sociológico y que causó una íntima satisfacción en el director. Encargó el guión a Joseph Stefano, que por deseo expreso de Hitchcock no pudo ver la película hasta que compró su entrada en el cine.

La idea extendida en su momento, de que “Psicosis” fue un entretenimiento de su autor, casi un telefilm, no se corresponde con su arriesgada estructura dramática, en la que la protagonista es asesinada en mitad de la película, no es ni mucho menos convencional, la cuidada fotografía en blanco y negro de John L. Russell, el modo de filmar la mansión gótica de los Bates, los setenta planos de la secuencia de la ducha y la forma de plantear el conflicto emocional de Marion (una estupenda Janet Leigh), escuchando la voz en off de sus conocidos como si se tratara de su propia conciencia, no sería factible creer que el maestro pretendía hacer un film rutinario.

En realidad los comentarios de Hichcock en los que calificaba la realización de la película como un “agradable entretenimiento” se referían al ambiente distendido en el que se desarrolló el rodaje. Según refiere Janet Leigh en sus memorias, Sir Alfred , tenía la película absolutamente pensada cuando llegaron al rodaje, era suficiente con cumplir sus instrucciones. En sus declaraciones a Truffautt (El cine según Hitchcock) el cineasta afirmó: “Psicisis está destinada a los que aman y sienten el cine, a la gente como usted o como yo”. El cineasta dotó de una importancia más allá de lo habitual a los aspectos técnicos, las tomas, el sonido, la fotografía, creando un auténtico ejercicio de estilo para lograr la reacción del público que en ocasiones llegó a provocar crisis de pánico.

Pero más allá de la anécdota, esta magistral película, plena de aciertos narrativos, ciertamente experimental e innovadora para el año de su realización, constituye un referente cientos de veces imitados en el cine de terror. Desde entonces, ninguna ducha en ninguna película posterior ha estado ya libre de sospecha. La música de Bernard Herrmann, modelo de integración de una banda sonora en el desarrollo de la acción; y el prodigioso montaje de George Tomasini, especialmente brillante (la escena de la ducha, que culmina con la inolvidable asociación entre el desagüe en el que está entrando la sangre de la víctima con la petrificada redondez de su propio ojo abierto), los títulos de crédito de Saul Bass, contribuyen a acreditar el film como la obra de un creador de ilusiones y formas, perfecto conocedor de los miedos y los gustos del público.
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