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304 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
Talento
Steve McQueen dejó su nombre con tinta imborrable en la historia de los grandes debuts de la historia del cine son su notable "Hunger" y con "Shame" no hace nada más que confirmar lo que ya sabíamos: que por sus venas no hay sangre, sino celuloide. Tras contarnos la historia de Bobby Sands y uno de los dramas carcelarios más fascinantes que se han rodado, ahora lo que hace es hablarnos de Brandon, un adicto al sexo que vive la vida que le da la gana hasta que un factor externo -la aparición de su hermana, Sissy- hace que las cosas comiencen a cambiar.

La "vergüenza" a la que alude su título original no deja de ser el punto de partida porque lo que nos cuenta McQueen es un viaje de ida -y no vuelta- hacia los infiernos. Michael Fassbender interpreta al protagonista con tanta convicción como lo hiciera en "Hunger" y consige arrastrarnos. Primero le envidiamos por ser un playboy que se liga a cualquiera que le venga en gana y poco a poco vamos frustrándonos a medida que el círculo se estrecha, llegando a costar respirar. Su interpretación es superlativa (merecidísimo premio en Venecia) pero no es el único: lo que hace Carey Mulligan es impresionante. Se desvive para dar vida a su personaje, gesticula, se mueve y habla como si estuviese poseída por el alma de éste, no interpreta; vive. Hay un momento concreto en el que canta una canción ("New York, New York"), la cámara se queda en un plano fijo durante casi toda la actuación y es imposible no enamorarse de ese bello rostro y esa voz, imperfecta pero extrañamente melancólica. Tampoco le faltan escenas dramáticas (como en "Hunger", aquí hay una conversación clave que hace evolucionar todo lo demás) pero es que en general "Shame" es una película superlativa que se encuentra, como pasaba con "Hunger", entre lo mejor que se ha hecho en su año (vamos, en 2011).

No quiero olvidarme de mencionar la soberbia dirección de Steve McQueen, que se luce en todos y cada uno de los segundos del filme. Emplea todo tipo de técnicas para transmitirnos lo que siente su personaje y abundan los planos secuencia, los juegos de montaje en paralelo, la elección de la música en ciertos momentos para complementar a la imagen; un soberbio trabajo de fotografía completa el "pack" que se llama "Shame" y cuya única "vergüenza" sería que no fuese disfrutada completamente por tener algún momento subido de tono que pueda impedir, a según quién, que detrás de cada imagen hay un mensaje, una idea, un objetivo. Junto a "Tree of Life" y a fecha de hoy, es la mejor película del año. Imposible de obviar.
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292 de 341 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Cuando el sexo duele.
En la primera película de Steve McQueen, Hunger, el cuerpo del actor Michael Fassbender se convertía en estremecedor protagonista de una historia que golpeaba sobre la conciencia del espectador de manera brutal. En la segunda película del director, Shame, vuelve a ser el cuerpo del mismo actor el que se adueña de la pantalla, de forma completamente distinta que en la anterior ocasión, pero con efectos igualemente devastadores sobre unos espectadores que tal vez puedan encontrar algún matiz en el personaje en el que reflejarse de forma profundamente desasosegante.
El protagonista de Shame es Brandon, aparentemente un triunfador absoluto. Treintañero, con una presencia física imponente, un trabajo de éxito, un lujoso apartamento en Nueva York, y una vida sexual incesante. Al principio el personaje deslumbra, pero pronto veremos como detrás de esa fachada lo único que hay es un profundo vacío. El sexo en la vida de Brandon es una válvula de escape, una forma de camuflar la imposibilidad de entablar una sola relación con un mínimo de profundidad. En cambio todo parece funcionar para él. Todo cambia el día en que su hermana aparece en su vida de nuevo. Inestable, confundida y muy sola, la presencia Sissy perturba a su hermano hasta el punto de hacerle sentir incómodo con su vida. A partir de ese momento su obsesión compulsiva por el sexo en todas sus formas, se convierte para él en algo que tiene que ocultar, algo que a los ojos de los demás le provoca verguenza. Cuando, en un momento de la historia, ve que es incapaz de dar el siguiente paso con una chica que le gusta pero que le éxige algo más, su caida en picado resulta ya inevitable.
Steve McQueen, además de excelente director tambíen notable guionista, se acerca a la descorazonadora historia de forma envolvente, mágnetica y más que sugerente. Sus potentes y cuidadas imágenes atrapan al espectador de tal forma que resulta imposible salirse de la historia por más que nos gustaría hacerlo en más de una ocasión ante la incomodidad provocada por la crudeza de lo que se está viendo. McQueen juega con el montaje en varias secuencias de forma absolutamente brillante consiguiendo momentos de cine prodigiosos poco habituales en una película de estas características, más preocupadas por el fondo que por la forma. Y aunque aquí la forma es poderosa, lo que verdaderamente da consistencia a Shame es el fondo.
(sigue sin spoiler)
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213 de 241 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
FOTOGRAFIANDO OXÍGENO
A la hora de criticar un film como el que nos ocupa, bien podría haber dos enfoques: a) El de aquellos que defenderán el film por su valentía, su dureza, su falta de concesiones y su marchamo de auteur, ajeno a las modas audiovisuales actuales o b) el del espectador corriente que sale de la sala insatisfecho por lo que ha visto: un largo de ritmo moroso que parece no contar gran cosa.

Lo cierto es que yo equidisto, pero no puedo sino ponerme de parte de la opción B. Cierto es que los largos planos y la casi escasez de montaje a menudo ayudan, pero en ciertas escenas se vuelven una rémora. La película es elegante, pero su dureza resulta más epidérmica que real, amén de tener un tufillo a morality tale importante.

Por otro lado, las hechuras de "Shame" gritan pidiendo estatuillas: la tremendista BSO, que a menudo está acompañada con música clásica (eh, hace falta un toque de qualité), cierto exhibicionismo narrativo y un modo de contar lo que ocurre más narrativo que dramático acaban por descompensar la pieza.
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271 de 415 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¡La vergüenza es no tenerla tan larga como Michael Fassbender!
[Advertencia al espectador: esta es la típica película integrada en ese cine de autor de planos largos, miradas y diálogos profundos destinada a un público sesudo, cinéfilo, de gafas de pasta gruesa, de pose o no pose y, en definitiva, que huye del cine comercial. Si la ve porque salen desnudos y piensa que es plan “Instinto Básico” con el pitorro de Michael Fassbender en vez del potorro de Sharon Stone está equivocado. No vaya luego llorando en cada esquina diciendo que le han engañado, que es muy lenta, pretendidamente esnob y que se la han clavado… ¡y no Fassbender! Además, ¡los pajilleros también merecen cine de arte y ensayo!]


“Shame” se articula sobre una secuencia de montaje cuyo motor transcurre en el interior de un vagón de metro. Ambas secuencias se pliegan en su inicio y final, como un par de bolsas escrotales, ejerciendo una lectura de una adicción sexual dejando al espectador (y sociedad) la sanación (por electroshock-coital) del enfermo. Freud definiría ese metro como un gran falo penetrando un túnel-vagina con paradas durante una eternidad-cíclica-clitoriana y con Fassbender atrapado en el mismo… ¡No hay salida! O «Esto no es una salida» como (re)marcaba Patrick Bateman al final de “American Psycho”. Realmente entre Brandon y Patrick las conexiones son palpables en ese vacío existencial y su incapacidad de compromiso sentimental con las mujeres. También los tortuosos entresijos de la soledad y la incapacidad de comunicación y diálogo con el mundo parecen temas coppolianos que han causado dolor y orgasmos a partes iguales al respetable.

El filme de Steve McQueen funciona mediante un planteamiento de (de)construcción del individuo al ser sacudido por un fuerte cambio a modo de giro. En el caso de Brandon, su hermana inestable y problemática (el pene de Fassbender se ha convertido en protagonista secundario de “Shame” pero el potorro con rodal de Carey Mulligan hace méritos) llega a su mundo para desestabilizarlo… pero para generar también el único vínculo humano que le queda en su vida. El propio autor señala a las dos películas que ha parido desde su talento como bisagras sobre la libertad del individuo: en “Hunger” con la privación de la libertad se utilizaba el cuerpo como arma política para generarla, mientras que en “Shame” el individuo independiente, moderno y con plena libertad sexual crea en su propio cuerpo una prisión de la que no puede escapar.

Hay muy buen cine en “Shame” como en la secuencia que incluye la interpretación de Mulligan de New York, New York en largos planos, donde establece esa conexión directa con su hermano en la ficción. McQueen demuestra ser un director muy inteligente y no cae en el cliché: cualquier otro hubiera incluido el hit de Las Supremas de Móstoles, ‘Eres Un Enfermo’. Lo que no entiendo para nada es el título de la película… ¿Shame? ¿Vergüenza? ¿Vergüenza de qué? La vergüenza (y SHAME) sería tener un micro-pene y tener que hacer un desnudo frontal
Esa sí que sería LA VERGÜENZA.
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186 de 248 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Shame, provocación y brillantez interpretativa.
El film comienza presentándonos a Brandon, un ejecutivo soltero que vive en Nueva York y el cual es evidente que tiene una obsesión con el sexo: contrata prostitutas, consume porno y aprovecha cada ocasión que tiene para masturbarse. Todo este mundo en el que vive se verá alterado por la llegada de su hermana, que se tiene que quedar a vivir con él.

Esta es una película de personaje, ya que lo que vamos a ir viendo es la evolución de Brandon, cómo esa obsesión le lleva a la infelicidad. Me pareció un personaje muy interesante, muy original y bien trabajado.

Michael Fassbender nos permite con su interpretación meternos dentro del personaje y vivir la película a través de él. Me pareció una interpretación brillante, fuera de lo común. Él apenas habla, pero con una simple mirada sabemos perfectamente lo que está pensando. Con un gesto o una expresión nos trasmite lo que siente. Como he dicho el personaje se va transformando, y te das cuenta de esa transformación no tanto por sus actos sino por su expresión. Lo comprendes, lo entiendes. Es sensacional. Pocas veces había sido capaz de sacar tanto de un simple gesto. Me impresionó la interpretación de Fassbender en los primeros planos. Es perfecta, sutil, exacta... ni sobreactúa ni se queda corto. Y creedme que en muchas escenas podría haberlo sido.

Se dice que esta película es muy provocadora, porque muestra muchas escenas de sexo, y algunas bastante explícitas. Bueno, sí, se podría decir que hay bastantes más que en una película normal, pero no me parecieron tantas. Y lo más importante, absolutamente todas me parecieron imprescindibles. Todas aportan algo, todas te dicen algo de ese personaje que vive atrapado en ese mundo, y que está evolucionando. El problema que veo es que el público aún no está preparado para esas escenas. La gente se revolvía en sus asientos, tosía, murmuraba, se reía... estaba claro que estaban incómodos. Creo que hay que ser un poco más maduro para enfrentarse a esta película, y para darse cuenta de que cada relación que se nos muestra es totalmente diferente, en la que está pasando algo nuevo que va a afectar al personaje.

Para acabar me gustaría lanzar una reflexión sobre por qué esta película no está nominada a los Oscars. Michael Fassbender se merece para mí todos los premios por su insuperable interpretación en "Shame". Esto me hace pensar en el puritanismo que todavía existe en EE.UU. (y no sólo allí...), puritanismo que hace que sean incapaces de mirar a través de esas escenas y reconocer una interpretación brillante y compleja.

Hay que ser atrevido, superar todos esos tabús que se nos han impuesto a lo largo de la historia, y ser capaces de meternos dentro de ese personaje atormentado. Sólo así seremos capaces de apreciar y comprender esta película.

Te invito a visitar mi blog: http://ventana-alvacio.blogspot.com
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68 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
LA METO PERO... NO ME COMPROMETO
Una vez más me paso la tarde del domingo encerrado en una sala de cine y preguntándome por qué los directores disfrutan tanto sermoneando al personal. O es que solamente a mí, por lo que he podido leer, me da la sensación de que todo este film destila un tufillo a moralina de lo más insufrible.
Por otra parte vuelvo a comprobar que no hay nada mejor que no contar nada para crear personajes llenos de misterio que nadan en la más absoluta ambigüedad y donde, por narices, nos debemos creer lo desgraciados y atormentados que aparecen en pantalla.
¿Que nuestro protagonista padece una terrible adicción al sexo? Sí, y ya le gustaría a más de uno que su vida sexual tuviera algo del ajetreo del que disfruta Brandon Sullivan.
¿Qué esa adicción le produce una terrible frustración y vacío? Si el director lo dice, pero yo, como espectador, no termino de ver la relación entre una cosa y otra.
¿Qué existe una posible relación incestuosa entre los hermanos? Es muy fácil basar la tensión en una simple insinuación, así como me resulta de lo más infantil jugar a que el espectador tarde casi veinte minutos en descubrir que esa mujer que persigue a Brandon sea en realidad su hermana.
Por no hablar del excesivo e innecesario momento New York, New York, que tan poco aporta al desarrollo del drama.
Eso sí, si de crear momentos de gran cine se trata nada mejor que sofisticados diseños de interior, buena fotografía y... música de Bach.
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171 de 284 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
o====8 (Truanca) 8====o
Son diversos los calificativos que han precedido al film de Steve McQueen. Algunos van desde los que opinan que es una obra maestra hasta los más retrógrados que opinan que es demasiado ostentosa. Motivos no les faltan a ambos, pero si verdaderamente vivimos en una sociedad en la que alardeamos de libertades y derechos, ¿por qué se han puesto tantos tapujos con “Shame”? ¿Por qué tanta polémica por ver a un actor desnudo? ¿Por qué ha causado tanta repercusión ver a Michael Fassbender (“Un método peligroso“, 2011) desnudo mientras actrices como Rooney Mara se han desnudado mostrándolo absolutamente todo y no ha habido tal repercusión? No es justo. Y ante hechos así, el único juez que será capaz de dictar si Fassbender ha hecho una de las mejores interpretaciones de su carrera hasta el momento, es el propio tiempo.

Yo no he dudado ni siquiera previamente antes de ver el film, que la interpretación de Fassbender va mas allá de un par de escenas de desnudos integrales, pues con posterioridad lo he visto interpretando roles semejantes en los que también ha aparecido desnudo (véase “Hunger”, 2008). Creo que hasta el momento, jamás he visto a un actor tan expuesto a una interpretación en la que se rehúsa la utilización de extras para la filmación de las escenas de sexo, siendo el propio Fassbender quien las hace. Realmente, hay que tener un gran poder de interpretación y una inmensa capacidad mental para poder desligarte del personaje que interpreta este hombre.

En su segundo largometraje con el director londinense, Fassbender interpreta a Brandon, un hombre de unos treinta y pico años que tiene un trabajo cómodo y de prestigio en Manhattan. Tiene un estupendo apartamento, es guapo, seductor y aparentemente tiene una vida ordenada. Aunque todo ello es una fachada en la que se oculta un hombre adicto al sexo que bucea a cualquier hora por páginas pornográficas de internet y que se masturba tanto en su casa como en la oficina. Sin tener ni siquiera una relación estable, Brandon es un hombre solitario, atrapado por su adicción en la que se ha creado su propio mundo. La llegada inesperada de Sissy (Carey Mulligan), su hermana, hará tambalear su mundo de seguridad y bienestar.

Una brillante Carey Mulligan (“Driver“, 2011) que también merece ser digna de mención, pues su interpretación también está acompañada de algún que otro desnudo íntegro que curiosamente no ha tenido repercusión alguna. Mulligan da vida a Sissy, la hermana de Brandon, una mujer que parece no tener claro cual va a ser su destino. Una mujer que posee una gran falta de cariño que intenta compensar con su hermano y que este le niega al decirle que es una gran carga y que está hasta las narices de ella.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
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85 de 113 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Ciudad de sombras
Este director (que en principio me llamó la atención por tener el mismo nombre que el mítico protagonista de "Papillon"), nos presenta la espantosa esencia de la soledad más descarnada mediante un tío depresivo y deprimente, un don nadie tan averiado y atascado que es literalmente incapaz de compartir su vida. Tiene un trabajo, un apartamento con bellas vistas de Nueva York. Hasta ahí llega la normalidad. Nada de amigos; su jefe es un simple colega con el que salir de copas y ligoteo. No mantiene relaciones continuadas con nadie. La única forma de sexo que le atrae es la furtiva y absolutamente casual, se gasta un dineral en revistas porno, páginas web de sexo en vivo, se acuesta con mujeres a las que conoce yendo de bares y a las que no vuelve a ver, contrata a prostitutas. Pero cuando intenta intimar con una compañera del trabajo o una mujer con la que tenga tratos fraternales de antemano, por muy atractiva que sea, todo se le va para abajo, la excitación se le esfuma. Está ya tan acostumbrado a ser un zombie de la noche, a sentirse tan sucio, tan ajeno a cualquier tipo de conexión más allá de la exclusivamente física con completos desconocidos, está tan asqueado de sí mismo, experimenta tanto terror a algo tan limpio como amar y ser amado, que no puede dejar entrar a quien amenace con permanecer, con necesitarlo, con quien establecer dependencia. Incluso con su única hermana Sissy marca un límite y es rudo y distante con ella. Sissy, muy vulnerable, cansada de dar tumbos, acude a Brandon por unas migajas de compañía y afecto que él no quiere darle. Se atisba un muy tenebroso pasado familiar, insinuado en el no menos oscuro presente.
Un Nueva York tan desangelado como ese metro pintarrajeado y viciado, cargado de extraños silenciosos y aletargados que vienen y van en un desfile de sombras, como esas calles hostiles que McQueen registra en su objetivo sin pizca de cordialidad, sólo frío y aspereza.
Caza compulsiva de cuerpos, vacíos encuentros sexuales que sugieren bastante más hastío y desesperación vital que sensación de aventura y plenitud, hielo en el corazón de un hombre hundido en las garras del patetismo, un tipo gris que aparta todo vínculo y que rechaza a su propia hermana porque le aterroriza quererla como en el fondo sabe que la quiere.
“Shame” llega a ser terrible por momentos. Es un espejo de la sociedad: el culto desorbitado al ego, a la soledad, a la incomunicación, el bombardeo mediático que vende toda clase de adicciones y evasiones en las que se pica por esa falsa promesa de placer y huida que ofertan.
Si habéis oído hablar de ese Nueva York de almas perdidas y solitarias, aquí está su viva imagen.
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45 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
El pajillero incansable
Ésta es la historia de lo que viene siendo de toda la vida de dios un “salío”, que aunque ahora se le llama “adicto al sexo”, es poco más o menos lo mismo pero en patológico. El problema de este señor es que se pasa buena parte del día pensando en sexo, cascándosela y viendo porno, y de cuando en cuando, entre paja y paja, cae una putilla. Vamos, como el 80% de la población masculina de su edad. La única diferencia notable es que el 20% del tiempo restante no piensa en fútbol.

El tipo se la casca en la ducha, en el baño de la oficina, en la cama… también como el 99% de sus congéneres cuando tiene ocasión. La cuestión es que como el tipo vive solo y no tiene señora ni niños ni perro ni nada pues tiene más ocasión que la mayoría de los caballeros de su edad, que ya quisieran disponer de su tiempo, su dinero y, todo hay que decirlo, sus hechuras. Él no tiene que esperar a que la señora y los niños estén durmiendo para ver guarreridas en su ordenador sino que lo puede hacer cuando quiera sin límite horario.

A más de uno que me lea se le estarán poniendo los dientes largos seguro. Y si ya les cuento que el prenda se permite llevar a la realidad fantasías típicamente masculinas como el famoso trío con dos señoritas complacientes y estupendas, el parqué de más de uno puede temblar. Qué dramón, eh?

El conflicto empieza cuando se le planta en la casa la hermana, Carey Mulligan, y ya le jode el plan. Se acabaron las pajillas a deshoras, el ordenador con fondo de pantalla vistosito y las señoritas de compañía. Toca hacer footing por las noches para desfogar tanta tensión no resuelta. Además, igual que él es un tipo hipersexual, la hermana resulta ser hiperemocional y lo mismo que a él le da por cascársela para superar la angustia vital a la hermana le da por cortarse las venas de vez en cuando. Una parejita interesante, que no?

La hermana además tiene la particularidad de que canta “New York, New York” a velocidad caracolense. Una experiencia interesante aunque sólo apta para gente de probada paciencia. Yo me quedo con la versión Sinatra a velocidad normal, o mismamente con la versión Minnelli, algo más ligerita.

En fin, hay quien dice que ésta es una peli angustiosa, claustrofóbica, abrumadora, agobiante… No sé, para mí ver a Michael Fassbender, que está como un queso curado manchego, haciendo desnudos integrales, de frente, de perfil y de espaldas, luciendo culito y demás atributos, y cascándosela por doquier o bien culeando a bellas señoritas, más que provocarme angustia vital lo que hace es contagiarme el espíritu pajilleril de su personaje. Lo confieso, me pone Fassbender ya vestido, con que desnudo ni te cuento, y en posición claramente procaz y ostensiblemente guarra, me entran soponcios de tos colores.

No soy capaz de ver la angustia por ninguna parte. Cuál es exactamente el mensaje? Pajillearse a diario es signo de estar mal de la perola? Ver mucho porno puede ser perjudicial para la salud? Pagar a profesionales del sexo significa que eres un asocial, un autista o un tarado de tomo y lomo? Está el 90% de los tíos, que en mayor o menor medida practican con regularidad una o varias de estas aficiones, de frenopático? Meloxpliquen.
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100 de 163 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Yo también quiero ser adicto...
Yo también quiero ser adicto
y a todo pasto copular
en toda crítica salgo invicto
con una soltura sin par

Sin guión ni estructura
y a ritmo postmoderno
siempre se me pone dura
porque flirteo con el averno

Vivo en la Gran Manzana
eso es sensacional
pero cuando canta mi hermana
se me duerme el personal

Junto con "Drive" soy "lo más"
incluso me alaba Boyero
y si quiero os entro por detrás
a marcha de bolero

Los popes de esta casa
también caen de cuatro patas
¿Qué és lo que les pasa?
por fiarme me la he tenido que comer con patatas

Por no llorar me río
¿Hasta cuando durará esta moda?
pseudoesteticismo vacío
y modorra ¡toda, toda, toda!.
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112 de 192 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
SOBREPREMIADA Y SOBREVALORADA
Una película sin duda aburrida, sin diálogos que poder degustar y un pobre argumento.
Basada en imágenes mayoritariamente decir que no me transmitieron gran cosa. La película termina y te quedas con la sensación de no haber visto nada.

A su favor la gran actuación del protagonista y poco más.

Por decir que el cine independiente es bueno y entretenido no quiere decir que lo sea y quedes como un dios del cine. Sobre gustos no hay nada escrito; vean la película y opinen.

Para mi una decepción total......sobrevalorada al máximo.
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37 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Un descenso al infierno personal - sin redención
Atrapado en una espiral descendente hacia el centro del vacío personal, intentando llenar con sexo lo que es una vida áspera e ingrata, solitaria y sin querer reconocer la falta de objetivos, trascendencia o dirección.

Pocas veces fondo y forma han estado tan bien orquestados en esta película adulta que refleja como pocas el nihilismo de una sociedad basada en la imagen, en la apariencia - y que detrás de la fachada de corrección y urbanidad esconde la falta de amor, la carencia afectiva que se trata de paliar con sexo desaforado.

Cuando no se quiere reconocer que se necesita ayuda, toda salvación es imposible.

Gracias a la magnífica interpretación de un formidable Michael Fassbender, asistimos a este descenso sin tope ni medida hacia la pérdida de humanidad. ¿Por que busca sexo cuando lo que necesita es amor? Pero el amor compromete, asusta, hiere, tiene un desenlace y un alcance incierto. Y el protagonista tarta de vencer su miedo sin enfrentarse a él, dando rienda suelta a su instinto irreprimible que sólo le dejará aún más roto y derrotado y vacío.

Asistimos - no es grato, no es cómodo, no es fácil - a esta odisa personal de un personaje roto desde la infancia y que no sabe cómo remediar su carencia afectiva sino a través de la embriagación de los sentidos, del embotamiento sexual.

Una de las más grandes y perfectas películas de los últimos años, con una dirección de Steve McQueen que pone los pelos de punta- y no me refiero sólo al vello púbico - y que en ningún momento busca una salida fácil para lo que no hay respuestas sencillas.

Sencillamente una obra de arte. Ingrata, desasosegante, hipnótica y turbia. Genial y perdurable.
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36 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Nueva Soledad
Llega a la ciudad que nunca duerme un viajante despistado que no conoce nada del país en el que se encuentra. No obstante, a los pocos minutos de pasear por sus calles se da cuenta de que se hala con toda seguridad en una de las urbes más importantes del planeta. Al llegar a un sitio llamado Times Square, ya no tiene ninguna duda al respecto: está en la capital de la Tierra... quizás del universo. Nueva York, dicen que se lama, y en ella caben todas las maravillas imaginables. Parques gigantescos, rascacielos cuya cumbre tapan las nubes, tiendas que no podrían vaciarse ni en cuatro vidas, luces de neón que dan un colorido inconfundible al asfalto... Es el mejor sitio del mundo, y un lugar ideal para sentirse solo.

Precisamente por sus calles el viajante solitario se cruza con un sudoroso neoyorquino del que no se diría que padece dicho mal. Hace footing a altas horas de la madrugada en una conocida avenida. Salta a la vista que acaba de mantener relaciones sexuales con una chica despampanante... y que seguramente vuelva a tenerlas cuando vuelva a su casa, que sin duda se tratará de un apartamento lujoso con vistas impresionantes sobre la ciudad. Quizás practique estas actividades para descargar tensión tras un arduo día de trabajo en el que se habrán conquistado nuevas metas profesionales, ayudando así a la empresa en la que trabaja a ser un poco más exageradamente poderosa. Cualquiera pensaría lo mismo: ¡Qué poderío!

Pero Steve McQueen (el director, no el actor), no se lo cree, de modo que decide desenfundar su arma más letal (la cámara, por supuesto) y seguirle allá donde vaya. A los pocos minutos de estar con él, llega a la conclusión de que efectivamente, no serían pocos los que harían cola para ponerse en su lugar. Al menos a simple vista, pues a veces la fachada esconde una realidad terrible, y éste es el caso. Brandon Sullivan, exitoso hombre de negocios, cuyo piso está abarrotado de muebles y aparatos carísimos, y cuya cama nunca llega a enfriarse... está solo.

Así, las reuniones de trabajo en las que se mueven millones de dólares, son tan pobres e intrascendentes como el vagabundo que le pide limosna cada mañana cuando sale de casa. Las chicas conquistadas y los elaborados cócteles degustados en las noches locas de fiesta con sus amigotes saben respectivamente a fruta podrida y a ceniza. No valen nada. Del mismo modo, el hecho de que su contestador automático eche humo no significa que pueda decirse lo mismo de su vida social. Todo lo contrario, al haber éste cortado comunicaciones con cualquier ser remotamente querido... hasta que uno de estos, quizás el que más, llame sin previo aviso a la puerta de su piso.
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30 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
¡Carajo! ¡Menudo badajo!
En la secuencia inicial de Shame, que en realidad no es más que un plano fijo, podemos ver a Michael Fassbender tirado en la cama mirando el techo durante un buen rato y sin moverse ni casi pestañear. Échale que se pase un minuto de esa guisa, que se hace eterno. Lo que se denomina un arranque trepidante.

Esta es la típica película, de esas contemplativas, que olvidarías, fácil, transcurrida media hora de haberla visto, salvo por un pequeño detalle (pequeño es, posiblemente, la palabra más inadecuada para usarla aquí) Me refiero, por supuesto, al pollón del Fassbender (perdón, pero no se me ocurre ningún otro término para definir semejante cosa) Cuando el tío, por fin, deja de mirar el techo y se levanta de la cama, se hace un paseíllo directo al baño con tooodas sus shames al aire, y tú, ante tamaña abundancia, te agarras al sillón y te echas para atrás, por puro instinto, no te vaya a pegar aquello en la cara según cimbrea. Ah!, y se pone a mear, algo muy cinematográfico, muy bonito.

Ver esta peli en 3D tiene que ser la polla.

Resulta que el tío sólo piensa con la susodicha, todo el santo día, y la peli entera va de eso. También tiene, este buen señor, una hermana que es como un grano en el culo. La moza no para de hacer pucheros y se canta un “New York, New York” al relentí como para matarla. La petarda en cuestión, como no, es la Mulligan. (¿Qué le veréis…?)

Y poco más o menos, eso es todo. Poco contenido y mucha paja. Lo que yo me pregunto es cómo harían el casting. ¿En qué consistió?....
-Buenos días. Vengo por lo del papel. Aquí tiene mi currículo.
-Déjese de historias… Lo que a mí me interesa saber es si a usted le cabe la chorra en un vaso tubo.
-Pues, nunca lo he probado, pero yo diría que no.
-¿Cómo se llama usted?
- Fassbender.
-Qué nombre tan interesante. ¡Contratado!
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30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
"Cuando en 99 minutos sólo pasa eso,minutos"
Todavía me estoy preguntando si realmente vi SHAME, o por error involuntario, entré en otra sala al leer todos los premios que la acompañaban y todas las ya no magníficas, sino maravillosas críticas que estaba recibiendo.



Ni todo el cine comercial es malo, ni todo el cine independiente es bueno de por sí. Llevar la etiqueta de independiente no nos garantiza que salgamos del cine viendo una gran película, y muchísimo menos estemos obligados a valorarlas como tal.



Por estas razones estoy completamente en contra de los argumentos de muchos presuntos críticos, cuando a priori manifiestan, que el público se escandalizará por ver el cuerpo de un hombre desnudo o practicando sexo........ y les respondería a todos estos que no, que el público ya es mayorcito, que ya salió de las cavernas y está harto de ver desnudos de hombres, mujeres, sexo, sexo explícito, cine erótico, cine porno.......



Cuando una película es mala e intentan justificarse con una falsa transgresion argumentando que el público se va romper las vestiduras porque salga el pene de un hombre, les digo que no, que no les traten como niños, o como personas incultas que no van a saber apreciar el sentido de la película porque se van a quedar con el detalle del pene, les vuelvo a repetir que NO, que este público que hoy en día va a las salas de cine está sobradamente preparado para valorar si una película es buena o mala...... y en lo que menos se van a fijar es si hay o no desnudos, sea de hombre, mujer o de un jilguero.




Otro tema es la cantidad de metraje gastado en silencios absurdos y escenas interminablemente aburridas, por no decir la nula imaginación en los diálogos de los personajes. Entre estas escenas tediosas podemos citar: cuando nos obligan a tragarnos la versión larguísima que hace Carey Mulligan (hermana del protagonista) de "New york, New york" de John Kander y Fred Ebb, y otra cuando Michael Fassbender en una reacción de furia decide correr la "maratòn de New york" y la cámara le sigue, como diálogos completamente predecibles y faltos de lucidez el que mantienen el protagonista y una compañera de trabajo en su primera cita, por no hablar del camarero que entra en escena y se pasa 15 minutos explicándoles el menú del día.



Mi consejo para el director es que la próxima película la haga muda.......



K.
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91 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Mucho vicio.... y poco argumento
Una más. Otra película sobrevalorada por críticos y demás tropa pseudo-cinéfila. Nada más. Nadie podrá sacar conclusiones de esta película carente de argumento y cercana al cine mudo por los pocos diálogos que contiene. Si alguien las saca (las conclusiones) le daré mi enhorabuena. Enhorabuena porque hay que imaginar mucho, darle muchas vueltas a la cabeza o, simplemente, estar muy aburrido para ver más allá en una película que se hace insoportablemente larga y aburrida, donde los silencios y las miradas no dicen nada, las escenas de sexo son menos morbosas que si cualquier mediocre actriz levantase una ceja... y donde el argumento se limita a mostrarnos a un salido que sólo piensa en pajearse en cualquier momento y en cualquier lugar.
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45 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Oscilando en el vacío
La última película del director Steve McQueen, un nombre, cuanto menos sugerente para los cinéfilos, supone un estudio brutal de la caida a los infiernos de un hombre de cuyo pasado conocemos muy poco. Con un profundo estilo visual, acompañado de una estupenda banda sonora, McQueen consigue que logremos atisbar alguna de las motivaciones que llevan al protagonista (un fabuloso Michael Fassbender, premiado en el Festival de Venecia) a actuar de la forma que lo hace. Un tema tan árido y poco sugerente, como puede resultar la adicción sexual, lleva al director a mostrar un universo totalmente deformado, únicamente dulcificado con la presencia de una actriz que tiene mucho todavía que decir frente a la cámara, una espectacular Carey Mulligan que pervivirá en la mente de muchos con una canción que remueve al alma al espectador sin casi proponérselo. La película desgarra, lleva a la reflexión, hipnotiza en cada plano, pero lo más importante, sus imágenes perviven en el recuerdo mucho tiempo después. Esperamos todavía mucho más de este director. Excelente.
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29 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Distinta, diferente, engancha y te la crees.
Pese a su crudeza es una película cercana, Steve McQueen ha importado un realismo desangelado al tratamiento de sus imágenes.
No dejará indiferente al asumir el lado oscuro que todos arrastramos. El sexo es su argumento principal, pero el desarraigo, la falta de compromiso y el brutal aislamiento del protagonista y su entorno, es lo que transmiten de manera feroz tanto el director como Michael Fassbender,todo ello a través de un minimalista pero sólido guión .
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23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Antes de nacer ya estábamos hambrientos
A veces pasa. Lo que se concibió como placer o vía de escape termina siendo un agujero negro del que resulta muy difícil escapar, no importa cuánto patalees ni lo grandes que tenga las tetas ésta o aquella otra, mira mira. No hay nada que mirar. Llevas ciego demasiado tiempo y los ojos no hacen caso a tu cerebro. Estás muerto en el ánimo. Se te olvidó dar de comer al alma y ahora toca pagar los platos rotos, que de los condones se preocupe el que los use. Eres un parásito que no encuentra su sitio, un esclavo sin remedio que agoniza entre espasmos de un orgasmo que no sacia y te condena a repetir, una y otra vez, con la lengua fuera, mientras devoras con ese mirar tuyo de cadáver las caderas y los labios; el perfume de un cruce de piernas en el metro. Te vuelve loco el titubeo de su rostro y te dices que el anillo de su dedo está de adorno. Como un perro desatado la babeas desde lejos hasta perderla entre la gente: vuelves a estar solo en un mundo de constantes empujones y prisas matinales... el jefe te pregunta por la hora y tú contestas que el dentista te entretuvo (te afilaba los colmillos). Un día tras otro y todos saben a lo mismo: AIRE. La vergüenza es que no te falte de nada y adolezcas de todo lo demás, de una vida con que dar sentido a tu trabajo. ¿Para qué ese sueldo si no tienes a nadie? ¿Para qué cubrir instintos básicos si no pasas de ahí? Acaso por inercia. Soberana estupidez la del sexo por el sexo, los pocos lazos que no brotan (porque el roce y el contacto hacen la unión, por muy "modernos" que seamos) ya los suple el más abismal de los vacíos.

Quien encuentre moralina en la película será porque se ha visto reflejado. Lo sé, a mí también me escuece, pero la poca experiencia vital que llevo acumulada me ha mandado un par de avisos. La impersonalidad galopante que define nuestro tiempo no nos hace más felices, ni siquiera asépticos pues nadie escapa a su contexto y las burbujas siempre acaban explotando. Lo sabe el niño que juega con jabón y sopla y sopla y sopla. Se acabó el juego. Has pasado una noche más en busca del placer, inmediato, y tanto si es que sí como si no la respuesta es parecida: ¿y bien? Y en tu cabeza un martilleo que no cesa: ¿ahora qué?

A cubrirse las vergüenzas como puedas.

[Ante tanta gratuita desnudez y tanto exceso se nos acabó del todo el asco y nos volvimos lentos; y las putas, y sus besos, dejaron de llenarnos. Quizá nunca lo hicieron]
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22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Soledad
Estando como estamos en pleno siglo XXI la sociedad ha evolucionado (o involucionado) en muchos aspectos y eso es innegable. Escribo esta introducción por citar esa involución, que queda retradada perfectamente en el tiempo en Shame. Steve McQueen, que ya trabajó con Michael Fassbender en Hunger, hace posible esto con una cinta que revuelve, que hurga en tu interior, que muestra demasiado sin decir apenas nada y que te sumerge en un vacío tan desolador que duele.
Algún compañero decía y no le faltaba razón, que no es para todos los públicos. Yo lo reitero. Es una película de difícil digestión, de estudiada fotografía, de poderosas interpretaciones y de sólido argumento.
Por qué es tan buena Shame? porque es una radiografía social brutal. Muestra la soledad y la desesperación en un vehículo de lujo que es Michael Fassbender, en una interpretación sublime, acompañado de Carey Mulligan. Son dos almas solitarias, tristes, vacías. Se tienen el uno al otro pero a la vez no tienen absolutamente nada. Son víctimas de una sociedad deshumanizada, con valores vacíos, y tratan de llenar esos profundos abismos afectivos de forma rápida. Para cuando se han dado cuenta, el vacío vuelve a invadirles. Están espantosamente solos, en un estado continuo de desconexión que sólo eliminan mediante esos momentos de sexo vacío. Es algo terrible.
Resulta una cinta casi imprescindible porque, a pesar de apoyarse en algunos tópicos y hacer uso de ellos para realzar alguna escena, es rabiosamente actual. Todo es extensible a nuestra sociedad. Brandon no es el único atrapado en esa vorágine sexual de vacío existencial. Hay demasiados en esta sociedad. La sociedad de la comunicación. Todos tenemos smartphones, internet, redes sociales, blogs, podemos expresar nuestros desos y opiniones. Pero estamos más solos que nunca a la vez. El personaje de Brandon está completamente perdido, y se abalanza a las fauces de su propio infierno a medida que avanza la película, con unos minutos finales noqueantes.
Por todo ello Shame es excelente, como retrato de un personaje enfermo dentro de una sociedad enferma también. McQueen capta ese sentimiento y lo transmite al espectador sin ínfulas, sin pudor, con sexo explícito, cuerpos desnudos, almas rotas, desesperación y sobre todo, una intensa e inmensa soledad que parece un mar infinito sobre Nueva York.
La irrupción de el personaje de Mulligan en la vida de Brandon provoca que se tambaleen los cimientos. Ella está más sola aún que él, y solo se tienen el uno al otro en realidad. Pero en vez de apoyarse mutuamente, sólo se separan de forma más brutal.
Shame es peligrosa. Es intensa. Los primeros 10 minutos de metraje son excepcionales, no necesita mejor presentación. Puede que alguno de vosotros se vea identificado en algún momento puntual del film. No resultaría extraño. De todos modos, vivimos en la sociedad moderna. La sociedad de la comunicación.

La sociedad de la soledad.
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23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
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