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21 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
El clasicismo del musical.
Podríamos hablar de dos grandes épocas en el musical americano. Una primera, que correspondería, básicamente, a los años 30, con las películas de Busby Berkeley y las míticas de Fred Astaire y Ginger Rogers. Y una segunda, que, según los críticos, se iniciaría en puridad con "Un día en Nueva York".
Esta segunda época, la del musical integrado (los números musicales sirven para hacer avanzar la trama, insertándose armónicamente en ésta), culmina, a nuestro juicio, con "Cantando bajo la lluvia" y "Melodías de Broadway 1955", que representan la cima del clasicismo.
Pero, si "Cantando bajo la lluvia" representa ese momento eufórico y optimista que se alcanza cuando se llega a la cumbre de la montaña tras el duro esfuerzo, "Melodías de Broadway 1955", reflejando también un estado alegre y festivo, muestra, sin embargo la nostalgia y la melancolía de saber que en la cumbre no se puede permanecer mucho tiempo, y que pronto habrá que descender de nuevo. "Cantando bajo la lluvia" mira, pues, con satisfacción a la cuesta que se ha subido. "Melodías de Broadway 1955" mira a la rampa que queda por bajar.
Por eso, "Melodías de Broadway 1955" nos parece el mejor musical de la historia. Porque sabe combinar la alegría propia del género con cierta sensación de tristeza. Nunca se podrá repetir un momento como ése, con un Fred Astaire eterno, como siempre, con una Cyd Charisse en pleno esplendor de su arte y belleza, y con esos secundarios geniales (mención especial para Jack Buchanan y, por supuesto, para nuestro querido Óscar Levant).
Y también es un gran musical porque las canciones y los números musicales son inolvidables. Imposible es no recordar la euforia de "That´s entertainment" o "A shine on your shoes", el romanticismo maravilloso de "Dancing in the dark", la clase y la suavidad de "I have to change my plans", la divertidísima parodia que representa "The girl hunt" o esa tristeza y melancolía que traslucen "By myself" y el "That´s entertainment" que cierra la película, por poner algunos ejemplos.
Dijo Gene Kelly que no era posible encontrar un sólo autor en los musicales. Por supuesto. Todos los que participaron en esta película tienen parte en su resultado. Haremos una mención especial a Vincente Minnelli, que demuestra, a nuestro entender, que fue el mejor director de musicales. Gracias, pues, Vincente, Cyd, Fred, Jack, Óscar y Nanette (Fabray), entre otros, porque, gracias a películas como ésta, la vida tiene un poco más de sentido.
Cantan los protagonistas en el segundo número de "That´s entertainment" que el adiós trae las lágrimas. Y es verdad. Pero no menos cierto es que podemos enjugar esas lágrimas en cualquier momento, porque "Melodías de Broadway 1955" siempre nos estará esperando para compartir un rato agradable con aquellos amigos que, allá por 1953, se reunieron para que hoy, cincuenta años después, volvamos nosotros a disfrutar con ellos.
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54 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Obra maestra
En un momento en que el musical ya no es lo que era, viene muy bien recordar que hubo un tiempo en que el género fue el rey y que se producían muchos más musicales que de ningún otro género especialmente en el períodoque oscila entre 1935 y 1950.
Este película, obra maestra del musical, cuenta con la presencia de la inagotable fuente de recursos e inspiración en movimiento que fue Fred Astaire y la impagable presencia de una Cyd Charisse en el esplendor de su belleza y talento. En ella, se encuentran algunos de los números más recordados del musical norteamericano: "Shine on my shoes", "That's entertainment", "Dancing in the park", "Louisiana Hayride" y el último que es un delicioso y magistral homenaje al cine negro.
El guión es soberbio. Y las interpretaciones memorables. Todo con el esmero y el lujo de una producción MGM de 1955. ¡Qué elegancia! !Qué glamour! !Qué sentido del humor! !Qué maravilla! ¡Éso es el verdadero espectáculo!
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31 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
LA CUMBRE DEL GÉNERO MUSICAL
Obra maestra se su director Vincente Minnelli y del género musical, "Melodías de Broadway 1955" o The Band Wagon" alcanza la perfección formal y estilística representando magistralmente la cúspide del género, junto a otro clásico por antonomasia, el maravilloso "Cantando bajo la lluvia" de Gene Kelly y Stanley Donen rodado el año anterior.

La música de Arthur Schwartz, el guion de Batty Comden y Adolph Green, un elenco actoral en estado de gracia, un coreógrafo de excepción como Michael Kidd y la inspirada dirección de Minnelli, son las claves para convertir este viejo espectáculo de Broadway en una de las cumbres del cine musical clásico.

La trama mira en el ombligo de la creación y montaje de estos espectáculos teatrales, optando por una defensa del show, del "entertainment", en toda su pureza, sin necesidad de artificios culturalistas o intelectuales, representados en el film por la impostada representación de Fausto que la compañía pretende estrenar, para terminar presentando un espectáculo de variedades de mayor sencillez pero cuajado de ese sentido del espectáculo tan brillantemente definido en la inspirada composición "That's Entertainment" que interpreta la compañía en el número final del filme.

Toda la película transpira la alegría de vivir característica del género, pero, en esta ocasión, teñida de un punto de tristeza o nostalgia, quizá consciente de que, alcanzada la cumbre, es irreversible iniciar el descenso.

Minelli enlaza la acción, casi sin que nos apercibamos, con los números musicales, haciendo avanzar la trama y definiendo de forma sublime los sentimientos o estados de ánimo de sus personajes.

Fred Astaire, casi interpretándose a si mismo, está magistral entonando el nostálgico "By Myself" mientras se aleja por el andén de la estación, consciente de una realidad que le ignora porque sus días de gloria pertenecen al pasado, aparece desbordante de vitalidad y entusiasmo junto a Leroy Daniels en el dinámico número “A Shine On Your Shoes” y es la elegancia personificada cuando comparte plano con Jach Buchanan para interpretar el distinguido “I Guess I’ll Have To Change My Plan”.

Pero donde brilla especialmente en escenas inolvidables que forman parte de la historia del cine, es junto a una bellísima Cyd Charisse en la mágica escena en que pasean por Central Park a luz de la luna, entrelazando sus manos y bailando con los compases de “Dancing in the Dark” o parodiando el mundo de la novela negra de Micky Spillane en el espectacular número coreográfico “The Girl Hunt”.

Como los buenos musicales clásicos “The Band Wagon” tiene la virtud de saber transmitir hoy, como lo hizo ayer, sentimientos de alegría, fuerza y ganas de vivir, mediante un sortilegio cuyo ritual solo conocen los magos como Minellli, o los propios Kelly y Astaire, un sortilegio que hace que el espectador se sienta capaz de bailar sobre las nubes con Cyd Charisse o que se sienta feliz junto a este bailarín cincuentón que, pasada su etapa de gloria, descubre que la esencia de su felicidad reside en actuar cada día junto a su troupe, al lado de la mujer que ama.

“That’s Entertainment”!
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20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Bailando en la obscuridad
Excelente musical dirigido por Vincente Minelli, conocedor del género, a partir de un guión de Betty Comden y Adolph Green. En la obra se funden las canciones, la coreografía y el baile con la historia que narra la película, de tal manera que ésta es la que da unidad y explica los sucesivos números musicales. El lenguaje cinematográfico asimila el musical, lo incorpora a su estructura narrativa y resulta una película con personalidad propia, con una unidad bien definida, que utiliza los números musicales para explicar los sentimientos de los personajes, su alegría de vivir, sus deseos y ambiciones. Son memorables las actuaciones de Fred Astaire en los números de música, baile y voz titulados "By Myself", "A Shine On Your Shoes" y, junto con la deslumbrante Cyd Chasisse, se supera en los titulados "Girl Hunt" y "Dancing In The Dark". La mano de Minelli da a la obra un toque de lujo, una áurea brillante y un contenido que aúna admirablemente espectáculo y entretenimiento. Las canciones se deben a Howard Dietz y Arthur Schwartz. Estrenada en 1953, es algo posterior al musical norteamericano más deslumbrante de los años 50 del siglo pasado "Cantando bajo la lluvia", de Gene Kelly. Junto a éste "The Band Wagon" se sitúa en una posición destacada por su calidad, equilibrio entre forma y fondo, coherencia narrativa y brillantez visual. Adviértase el paralelismo entre el título de la película de Kelly y el de la canción estrella de la de Minelli, que serviría de punto de referencia a Lars von Trier en el año 2000.
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23 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Esto es entretenimiento
Esta película me encanta por sus múltiples vericuetos y resonancias. Algunos la sitúan junto a Cantando bajo la lluvia, como paradigma de un cierto cine que funciona como centro aglutinador de todo el historial de este género.

Es decir, este Fred Astaire puede reconocerse como un prototipo ideal del bailarín-cantante-actor que finalmente depone su ego ante el descubrimiento del verdadero amor y el verdadero compañerismo. Su lenguaje corporal es único, es etéreo, es insondable.

Esta Cyd Charisse puede aceptarse como el maniquí vivo, trascendente, de todo sujeto de experimentación alegórica. Un símbolo, un objeto de deseo, una figura de humo que se entrega a todos los disfraces y a todas las poses, permaneciendo siempre fiel a su eje.

No hay minutos de relleno en esta maravillosa muestra de un cine hoy imposible. Imposible de realizar, tal vez, imposible de apreciar, casi imposible de disfrutar por la mayoría de los buscadores de tesoros perdidos.

Si el cine marca la muerte de la Civilización del Ojo, según dice Ignacio Gómez de Liaño, entonces esta película designa, dentro de esa gran muerte, la pequeña muerte o el pequeño desmayo de cierta sensibilidad extraña que atesoran acaso los niños, los locos, los pintores de paisajes mentales.

Un cine de belleza sin por qué, sin pretensiones ni prejuicios visibles, se nos muestra en esta película viva como muy pocas.
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18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Sin complejos
He vuelto a ver esta película que tenía olvidada desde mi niñez y me ha decepcionado e incluso irritado en algún momento. La razón es que flota en el aire un terrible complejo de inferioridad en toda la cinta. El error es contraponer el teatro "serio" con la revista o el musical. No es necesario mofarse de uno de los más grandes dramaturgos y poetas de todos los tiempos, Goethe, para reivindicar el entretenimiento sin pretensiones. Creo que hay que tener sentido del humor pero éste no es el caso, hay una burla sin gracia de "Fausto" y de Shakespeare, presentándolos como deprimentes, decadentes y "muy aburridos" cuando no grotescos. Creo que el espectáculo sin pretensiones puede ser tan bueno como el más "trascendente" y no hay que reivindicarlo porque, lo que revela el subconsciente con esta premisa, es que tienes un complejo de inculto o de cateto.
Ciñéndome a la película, no funciona como comedia romántica porque, ni tiene ingenio ni la elección de los actores es la adecuada (Astaire está ya mayor para resultar creíble) pero sí que tiene unos buenos números musicales ( al principio en la estación, el del limpiabotas y el inolvidable "That's entertainment"). El giro final de la película y sus números finales, aunque estén bien filmados, creo que bajan el nivel de la primera parte de la misma ya que encima es muy pretencioso: esto es lo que le gusta al público y soy YO el que se lo va a dar, en una especie de apoteosis de la vulgaridad que cristalizaría en su hija, Liza, como la más hortera de todos los tiempos.
Sinceramente, está a años luz de "Cantando bajo la lluvia" que trasmitía una alegría de vivir y una vitalidad artificial y maravillosa. Todo un clásico y sin ningún tipo de complejo.
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18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
THAT´S ENTERTAINMENT
El “Musical Americano”, es sin duda, el género cinematográfico que mejor ha envejecido, siempre permitió experimentar estéticamente nuevas formas de expresión artística, gracias a una absoluta libertad creadora. Ha sido siempre una explosión de entusiasmo, una forma de transmitirnos la alegría de vivir. “The Band Wagon” es uno de los mejores musicales de Minnelli, su cromatismo visual jugando con el color, terreno donde el genio del cineasta brillaba de manera incontestable. Es el baile y la danza como expresión dramática, a partir de un respeto absoluto por la coreografía, la elegancia y la armonía. La magia del espectáculo con una exquisitez visual de la puesta en escena. Un clamoroso y decidido homenaje al mundo del teatro musical con canciones fascinantes que forman parte de la memoria colectiva, por ejemplo: el título que encabeza mi reseña.

El estupendo guión pertenece a Betty Comden y Adolph Green (autores de “Cantando bajo la lluvia”). Es la historia de un director teatral demasiado ambicioso, cuyo musical sobre el tema de Fausto se convierte en un fracaso, seguramente por ser demasiado pretencioso y aburrido, para remediarlo la compañía monta una tradicional pero no menos atractiva revista de variedades. Por tanto, se trata de un retorno a la infancia del género, al “back stage” musical, cuando las tramas giraban en torno a la preparación de un espectáculo teatral. Alternando intrigas sentimentales entre bastidores con rutilantes calidoscopios musicales llenos de glamur, en un efusivo elogio a la fantasía.

En este gran musical, apreciamos la genial coreografía del gran Michael Kidd, los temas musicales son de Arthur Schwartz y Howard Dietz. Fred Astaire, en mi opinión, el mejor bailarín de la historia del cine, nos deslumbra con sus actuaciones en una estación de tren, el nostálgico (By My-self), en una sala de juegos (A shine on Your Shoes), la elegancia y el sentimiento en “Central Park” (Dancing in the Dark), la escena más romántica y deliciosa de la película, y en un bar de ambiente cargado (Girl Hunt), una sutil parodia del cine negro. En éstas dos últimas junto a la maravillosa Cyd Charisse, las piernas más bonitas del musical americano.

Con todo ello “The Band Wagon” revela el fulgor del sistema de estudios del que el productor Arthur Freed es su más genuino representante, que gracias al envidiable equipo de artistas que he detallado, constituye el fruto de un trabajo, de una tarea colectiva, poner en marcha un espectáculo de entretenimiento que la película alcanza de manera magistral. El film se erige como una apasionada defensa del espectáculo y de sus gentes, sin pretextos culturalistas ni trascendentales, más que un film prodigioso es el espectáculo por antonomasia.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Un gran musical, una gran familia.
Un ejemplo magistral y mayor dentro del cine americano de cómo hacer una película de género de manera sobresaliente a partir de que se nota que la película funciona como una gran familia en la que cada miembro juega su rol y el otro se le respeta y le admira hasta lograr un resultado memorable.
Festiva, sofisticada, optimista y con una gran actuación de todos los intérpretes en un argumento más complejo de lo que parece, cuenta con canciones de Dietz y Schwartz y números musicales inolvidables como el "Dancing in the dark" o "That´s entertainment".
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10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El mundo es un escenario
Insuperable musical de la era dorada del género, de la mano de dos de los maestros indiscutibles en la materia (director y protagonista). Exponiendo con singular equilibrio conceptual las claves estructurales del musical integrado, desarrolla a la perfección la trama en interacción con los números musicales, todos ellos plenos de elegancia, empaque, glamur y buen gusto. Un musical hecho con esmero y rebosante de talento.

La principal baza para llegar a la excelencia no es otra que el incombustible Fred Astaire, aquí con cincuenta y cuatro años, encarando ya la parte final de su carrera. El film nos muestra a un Astaire maduro pero todavía con pleno dominio de su condición física, y efectuando un alarde de autoparodia realmente encomiable. La película se abre con la imagen de un sombrero de copa, un bastón y unos guantes. No es otro que el sombrero de copa más famoso del mundo, el que luciera el eterno Tony Hunter en los musicales clásicos de los años treinta. Minelli nos empapa del aire crepuscular de la película desde la primera escena, que termina con un toque de humor tan sutil como devastador. El desarrollo de la trama nos muestra a un Tony Hunter como alter ego absoluto del propio Astaire, un hombre que sabiéndose el más grande en esto de cantar, bailar y actuar, se permite una última oportunidad para triunfar. Es entonces cuando asoma el inagotable carisma del Fred Astaire de siempre, llenando la pantalla con su entrañable personalidad.

Pero nada sería este musical sin la acompañante de lujo: la espectacular Cyd Charisse, en su mejor momento, llena la pantalla con una exhibición de derroche físico descomunal. Una criatura sobrehumana en el escenario, se diría que diseñada genéticamente para bailar a la perfección, y de una belleza realmente impresionante. La tejana demuestra estar a la altura no sólo del inmortal Fred Astaire, sino de la exigencia escénica que un director tan riguroso como Minnelli puede imponer. Los secundarios (que no lo son tanto) cumplen con gran solvencia tanto en la función narrativa como aportando colorido y dinamismo con sus propios números musicales, entre los que destaca «Louisiana Hayride», donde Nanette Fabray brilla con luz propia. «Triplets» nos ofrece un momento de comicidad especial, sumamente original. «A Shine on Your Shoes» muestra el mejor momento individual de Fred Astaire, y la recreación final de cine negro, «The Girl Hunt», presenta un número escénico que debe de encontrarse entre los mejores de toda la historia del género. «That’s Entertaintment», en sus dos versiones, nos invita a disfrutar de esa ilusión que sólo es posible a través del cine, donde el mundo entero y la vida de punta a punta son capaces de desdoblarse sobre un escenario.

Párrafo aparte merece el maravilloso paseo en carroza que Tony y Gabrielle comparten por Central Park y el conmovedor y excepcional número que se marcan a continuación, «Dancing in the Dark», de una elegancia natural y un buen gusto absolutos, con una iluminación tenue que resalta la belleza Charisse y los deslizamientos mágicos de Fred. Creo que se trata del momento más álgido de la película, donde además de ofrecernos el arte de la danza en su máxima expresión comienza a cimentarse la estupenda química entre los dos protagonistas.

En cuanto al humor, lo tiene en su justa medida, y siempre haciendo gala de una sutileza y una agudeza discursiva que apela al respeto absoluto por la inteligencia del espectador, cosa que se agradece en grado sumo. A destacar, entre las escenas humorísticas, los aspavientos melodramáticos del productor Jeff Cordova mientras intenta vender la «adaptación de Fausto» a los patrocinadores.

Un musical perfecto, paradigma absoluto de una de las épocas doradas del género. Al talento inagotable de Fred Astaire se une el portentoso derroche de una Cyd Charisse irresistible, el rigor artístico de Minnelli, la voluntad y el genio del productor Arthur Freed, la creatividad del coreógrafo Michael Kidd y la precisión de los compositores, Howard Dietz y Arthur Schwartz, y de los guionistas, Betty Comden y Adolph Green. Como en todo gran musical, un extraordinario trabajo de equipo.

Para verla una y mil veces.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Habrá un día que no la vea nadie
Fred Astaire interpreta aquí a un actor que podría ser él mismo. Un personaje en el que la edad se va cobrando sus deudas y ya no es el bailarín de antaño aunque todavía puede dar lecciones. Lo mejor de la película es el entusiasmo que despierta, una alegría innata desde el minuto uno que contagia sin querer con unos personajes que no descansan ni dejan descansar. Cine imperecedero.

Y, bueno, habrá un día en el posiblemente no la vea nadie. Que para recordar este cine tan solo se ponga en algún reportaje de televisión unos segundos de las escenas de baile, como ejemplo de las comedias musicales de su época. Es muy posible. Otra cosa es que el hecho que Fred Astaire ya tuviera una edad en esta película no quiere decir que falle ante una bailarina jovencita y guapísima como Cyd Charisse, ni mucho menos. La coreografía es increíble como uno podrá suponerse, y es el mayor encanto de estas películas. Pero el resto del trabajo no se queda atrás. Estamos ante uno de esos títulos obligados que forman parte del valiosísimo género de la comedia musical, comedias que inmortalizaron actores como Fred Astaire y Gene Kelly, sobre todo.

Por supuesto que hoy día hay muchos bailarines excepcionales, en cualquier modalidad, que serán tan buenos como ellos, pero es difícil que alguno alcance el techo que dejaron en cuestión de popularidad imperecedera. Una plus marca prácticamente imbatible. Por eso, cuando toque, Fred Astarie seguirá saliendo de vez en cuando en la televisión asombrando por su esfuerzo, su trabajo, su simpatía a la hora de actuar y su indiscutible talento para bailar sin casi tocar el suelo. Inmortal Fred.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
AMBROSÍA Y CHAMPAGNE
Espectáculo dentro del espectáculo presentado por V. Minnelli con la delicadeza de una pequeña joya y la elegancia de un gran director que sabe lo que puede exigir a sus intérpretes.
Y, en este caso, desea el lucimiento de un F. Astaire pletórico y dueño, como nadie, de la pantalla.
Valor seguro.

Magnífica película y éxito garantizado.
Trepidante, colorista, poderosa, detallista, rutilante y divertida, la acción no ofrece tregua salvo las pausas en las que el bailarían obsequia con su talento.
Musical sencillo pero también crítico, algo incisivo y de cuidada profundidad que se convierte en exquisito barquillo relleno de ambrosía.
Y acompañado de champagne.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
A Fred Astaire también le sienta muy bien el color.
El género musical de los años 30, 40 y 50, era como el cine de superhéroes de ahora. El vehículo de escapismo y entretenimiento puro más lujoso y desacomplejado. Una ventana hacia un mundo de fantasía repleto de decorados imposibles, música maravillosa y coreografías sublimes. La quinta esencia del Hollywood clásico, un espíritu que se fue perdiendo poco a poco y que terminó por desaparecer definitivamente a finales de los 60 con la irrupción de una nueva generación de directores, mucho más “comprometidos” con la realidad social e influenciados por el cine europeo.

El musical clásico es un género que se mueve entre el sueño y la vigilia, entre la comedia y el lirismo más extremo, entre la realidad y la fantasía. Si se aceptan ciertas reglas del juego y abandonas durante una hora y media toda dosis de cinismo, los musicales clásicos son una auténtica droga de primerísimo nivel, capaz de proporcionarte momentos de verdadera felicidad.

Melodías de Broadway, para el que escribe esta crítica, es uno de los 5 mejores musicales jamás realizados. Una auténtica delicia, llena de números inolvidables: “Shine on my shoes”, “That´s entertainment” o el divertidísimo número de los trillizos. La puesta en escena, los decorados y las coreografías son alucinantes y los toques de humor en algunos momentos funcionan verdaderamente bien.

Acostumbrado a verle en sus películas con Ginger Rogers en riguroso blanco y negro, hay que apuntar que el color no le sentó nada mal al gran Fred. Es una delicia verle bailar, que decir que no se haya dicho ya, pero, además, verle bailar con la gama de colores y los decorados imposibles de “The Band Wagon” es una auténtico deleite para los sentidos. También, por supuesto, hay que resaltar que su partenaire en esta ocasión, Cyd Charise, está absolutamente bellísima y espectacular.

Por cierto, para los fans del Rey del pop, Michael Jackson se inspiró directamente u homenajeó (llámenlo como quieran) un número musical de esta película, para rodar el famoso vídeo de Smooth criminal. En concreto, el número en el que Fred Astaire se convierte en un detective privado que sigue los pasos de una misteriosa mujer.

En resumen, una película maravillosa, llena de momentos icónicos que han pasado a formar parte de la cultura popular e influenciado a grandes artistas. Un 9, 5. Quizás un diez la próxima vez que la vea.

Imprescindible.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
SHOW BUSSINES
Hace uno o dos años en un concurso televisivo de amplia audiencia tres jóvenes entre 20 y 30 años no sabían quienes fueron Fred Astaire y Ginger Rogers. Algo impensable para los de mi generación en la que el cine era y sigue siendo el mejor entretenimiento del mundo (y más cosas por supuesto). Me dieron pena y mucha envidia por lo que les quedaba por descubrir. O no. Puede que ni siquiera les interese. Los tiempos cambian, los cines como los dinosaurios van siendo piezas de museo, pasa la vida y el show debe continuar.

Tony Hunter en los 50 también ha vivido tiempos mejores al igual que el propio Astaire, pero una vez más, como el cine, se resiste a tirar la toalla porque sabe que desde que el chaman, el brujo, el contador de historias existe, el ser humano quedará enganchado a ellas para poder soñar con otra realidad que no es más que las sombras platónicas del mito de la caverna.

!Vaya! parece que el personaje interpretado por Jack Buchanan me ha dejado huella. No es el musical que más me gusta de Minnelli, ni siquiera es mi favorito en general, pero es encantador y sobre todo como proclama su mantra, entretenido. Después de dar un buen repaso al mundo del cine en "Cautivos del mal" con otro tono, ahora le toca al mundo de las tablas con su farándula de cómicos, todo un microcosmos más cercano a las miserias de la vida que no al idealizado y romántico que nos pinta Minnelli con sus colores.

Fred seguro que ganaría a los puntos a Gene como bailarín pero como actor Kelly le saca notable ventaja y eso se nota. La primera parte está empastada, tiene sentido, los número se integran como siempre en el contexto como ya patentó Minnelli desde "Cita en San Luis" en el 44, pero después la sucesión de números de baile encadenados con la excusa del libreto de la función hacen que el asunto se diluya como el propio Fred y más cuando dichos números sin desmerecer no están a la altura de otras películas ni de sus bailarines.

"The Band Wagon" fue una obra estrenada creo que en el 31 por Astaire y su hermana Adele, de la que solo ha quedado el título y un par de números. No funcionó en taquilla, pero forma parte de los clásicos de un género que empezaba a declinar, al menos en ese formato. Produjo el inefable Arthur Freed y Minnelli demostró una vez más que domina el formato. Al director aún le quedaban en la recamara "Brigadoon" (1954) y "Gigi" (1958) pero eso es otra historia.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cuando bailar es un arte
Uno de los mejores musicales de todos los tiempos es sin duda Melodías de Broadway. La historia de un actor acabado que se refugia en el teatro, y protagoniza una obra dirigida por un afamado y excéntrico director de prestigio mientras se enamora de su protagonista femenina.

La pareja Astaire-Charisse ejecuta unos impresionantes números musicales demostrando la buena química entre ellos con coreografías que les permiten mostrar todo su virtuosismo en el arte del baile. Se trata de una película vitalista y llena de color que gustará, a los que todavía no la hayan visto, incluso a los que no les interese el género musical. Toda una obra maestra con canciones inolvidables como la conocida "That´s entertainment".

Su influencia es notable y el propio Michael Jackson viste trajeado como Fred Astaire en su famoso vídeo "Smooth criminal".
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Y el fin de la trilogía
La vi por primera vez el 4 de julio de 2012, que escribí una crítica donde 8 de 17 usuarios les pareció útil, y decía: "Amor imposible. Es una película musical muy bien orquestada. Tiene unos números musicales muy vistosos. Y ya está. Parece una historia donde Fred Astaire se interpreta así mismo, donde se nota que el musical es un género que está muerto en la época dorada de Hollywood donde triunfa las grandes producciones. Sí que parece una especie de remake de "Cantando bajo la lluvia", donde la temática es muy parecida. Lo más increíble de toda la película es la relación de los dos protagonistas... creo que hay una gran diferencia de edad para ser creíble."

Vista de nuevo, más o menos opino lo mismo. No pudo recuperar el presupuesto en taquilla, aunque luego al final, sí que se recuperó teniendo un escaso beneficio.

Sí que parece una historia de Fred, que no tiene papeles en Hollywood y esta película, es un poco eso, dar valor a los veteranos. Pero... tal como se vio, que la película no tuvo mucho éxito, es un poco la respuesta del público, que quizás no quiera este tipo de musicales. Y con esta, se cierra la trilogía de "Melodías de Broadway".

Comentar que el videoclip de Michael Jackson bebe de una escena de esta película, quizás sea coincidencia o quizás sea un pequeño homenaje.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
El mundo de la revista en Broadway
Vincente Minnelli ha sido uno de los grandes directores del mundo del cine, y nos ha regalado auténticas joyas que siguen imperecederas hoy en día.
En esta ocasión, nos encontramos ante un clásico considerado una de las mejores películas de la historia; pero yo debo decir que a mí no me ha convencido mucho. Su historia me parece que se ha quedado bastante anticuada y no consigue enganchar tanto como un espera.
Y no es por la trama, ya que en esencia el hilo conductor es bueno y actualmente se sigue utilizando. Se narra la vida de un actor mayor que ha perdido su época de fama y que en cierto modo ha quedado en el olvido ya que las nuevas generaciones se abren paso. Pero un día alguien le llama para realizar un musical y así unir en un mismo escenario a una vieja estrella con una nueva. Una segunda oportunidad que recibe este actor para volver a acariciar la fama.
Como decía la trama es buena e interesante, y en su momento la historia estaría bien. Pero es verdad que hoy en día el modo en que está desarrollada chirría un poco debido a que se ha quedado un poco antigua.
Esos números de baile característicos de la década de los 40 y 50 hoy en día no convencen, ya que suelen ser coreografías bastante planas y demasiado rítmicas. Además, tampoco convence mucho el que durante media hora se esté viendo únicamente la obra que se representa y encima en voz en off.
No obstante no todo es malo. Estéticamente la película es preciosa, y cuenta con melodías muy buenas. No son muchas, pero algunas siguen resistiendo bien el paso del tiempo.
Con respecto a las actuaciones decir que no decepcionan, pero tampoco son brillantes. Reconozco que Fred Astaire y yo no hacemos muy buenas migas, ya que nunca me ha parecido un gran actor. Sí me ha parecido un fantástico bailarín clásico, pero en lo que se refiere a actuar... la verdad es que siempre le veo en la misma tesitura, y haciendo personajes de caballero galán.
En fin, "Melodías de Broadway" es un clásico que tiene un lugar especial en la historia del cine. La verdad es que resulta interesante de ver pero nada más. En mi opinión el paso de tiempo le está haciendo perder calidad, y eso da como resultado que uno sea testigo de un musical que se está quedando anticuado. No obstante, curioso e interesante de ver.
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7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Brindis al amor
Son muchos los exponentes del musical americano que explican, con gran altura y perennidad, cómo este género clásico fue infinitamente más que cine con algunos interregnos musicales. Se trata de un género que nació y brilló en la edad de oro de Hollywood y fue, con el paso del tiempo, encontrando sus propias particularidades dentro del lenguaje cinematográfico. Sus fuentes son diversas, tal vez la más importante sea el teatro entrelazándose con elementos de la comedia y el espectáculo musical. Fue el que popularizó, en la gran pantalla, ese fantástico sonido sincopado propio del claqué e inmortalizó a figuras como Fred Astaire, Ginger Rogers, Gene Kelly, Leslie Caron, Cyd Charisse, Donald O´Connor, Debbie Reynolds y tantos otros.
Brindis al amor, producido por MGM, es considerado y reconocido como uno de los mejores y uno de los últimos arquetipos del género musical clásico, enarbolando una exquisita y notable fusión de narración cinematográfica y
encanto melódico.
Tony Hunter (Fred Astaire) es un excelso bailarín y actor, frustrado por el olvido de su público. Fruto del reencuentro con viejos amigos recibe la propuesta de participar en una nueva versión teatral de Fausto en
Broadway. El entusiasmo y la alegría de ser su posible vuelta triunfal a los escenarios se desploma rápidamente. Los ensayos fracasan, sobre todo su relación con el productor musical Jeffrey Cordova (Jack Buchanan)
caracterizado por sus aires vanguardistas y especialmente con su co-protagonista, Gabrielle Gerard (Cyd Charisse), una presumida bailarina de ballet. Nada bueno sucederá hasta que Tony emprenda el desafío de ser el
productor de la obra y hacerla a su manera.
Los números musicales, extravagantes y estilizados, satíricos y graciosos, se van acomodando y explicando la trama. El film juega con la posibilidad de encuentro de dos mundos completamente distantes; el movimiento
refinado de la danza clásica (Cyd Charisse) con el desenfado saleroso del tap (Fred Astaire). El resultado es imperdible y es la escena Dancing in the Dark (bailando en la oscuridad). Un pasaje memorable del film y podríamos decir que es un patrimonio del imaginario cinematográfico de todos los tiempos. La cámara de Minnelli se aleja, respetando el encuentro afectuoso y vacilante entre Astaire y Charisse, a través de poderosos planos
generales, logrando lo que el buen cine clásico supo dar: una composición cinematográfica íntima e imperecedera, una asociación armónica entre la cámara, los personajes y la danza.
Faltaba poco tiempo para que el musical le dijera adiós a la comedia y diera paso a la experimentación de otros estilos. Brindis al amor transmite esta inminente transformación a través del universo refinado y nostálgico
de Minnelli. Un musical que cuenta cariñosamente la historia de su género. Allí reside su virtud y también su eternidad.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La gran época de los musicales
Un bailarín en caída libre y sin éxito, decide montar una productora de teatro junto a dos amigos. Los ensayos y el enfrentamiento con la actriz principal no ayudan en el inicio.

Melodías de Broadway VS Cantando bajo la lluvia.
Durante mucho tiempo fue la eterna pregunta sobre cuál es el mejor musical clásico de la historia de Hollywood.

Durante un tiempo los musicales fueron lo más top del cine.
Considerada obra maestra, Fred Astairese sale en diversos números, para mí, mi favorito es el inicial en la feria “Shine on my shoes” y todo lo que trasmite.

En la película se representan los mejores números musicales y muy famosos, sin ver la película como "That's entertainment" o "Dancing in the park".

El guion genera situaciones donde todos los personajes participan y casan buenas historias, un ejemplo de historia del cine.

En los videos musicales de Michael Jackson para " Smooth Criminal " (1988) y " You Rock My World " (2001), rinde homenaje a la pelicula con una secuencia de baile y pelea de bar similar realizada en un salón. Los bailarines realizan movimientos similares y usan ropa de época.

Lo mejor: Fred Astaire y lo positiva que es en todo momento la historia.
Lo peor: Cine de este tipo ya no se hace.
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10
Una joya auténtica
Una auténtica delicia en todos los sentidos.

Cinematográficamente una película maravillosa, con un colorido maravilloso, una historia preciosa y unos números musicales insuperables.

Ni el paso del tiempo puede quitar un ápice del gozo de verla a día de hoy.

Es muy interesante como muchos de los protagonistas, hacen papeles apropiados a la época que se rodó. Fred Astaire un actor en decadencia. Cys Charise una bailarina de época, Ava Gadner de Ava Gadner.

Pero sobre todo, el encanto que tiene la película es para verla y no parar.

Una joya auténtica
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6
166. THAT´S ENTERTAINMENT
Vista en VOSE

Los musicales nunca fueron santo de mi devoción. Cuando empecé a verlos, se me hacían bola, no los entendían, me aburría y me dormía. Con el tiempo y algo de madurez, he aprendido a comprenderlos y verlos con otros ojos.

En esta película de Minnelli, moderna para la época, llena de color y novedades (escena en el antiguo teatro, zona de juegos), ha aguantado al paso del tiempo con una actualidad asombrosa.

Me llamó la atención la belleza del tren, sobre todo exterior. Me recordó a unos trenes que yo tenía de juguete cuando era chico, allá por los 80.

Es la primera película que veo de Fred Astaire. Me sonaba su nombre, pero no su cara. Su conocimiento y fama estoy seguro que hace que imponga más la peli. Casi de seguido, salieron películas que hablaban de viejas glorias: Eva al desnudo, Candilejas y esta.
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