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540 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
CINE
Acabo de regalarle a mis sentidos una serie de momentos difíciles de olvidar; acabo de ver “El secreto de sus ojos” y es una película total. Casi que no me sale poner un comentario, me resulta incalificable como me dejó esta película: si ya vieron de Campanella “El hijo de la novia” o “Luna de Avellaneda”, simplemente olvídense, esta cinta va por rumbos distintos, es mas densa y profunda en lo que plantea; por momentos los diálogos, por momentos el guión, por momentos los gestos, por momentos escenas de una belleza visual increíble, por momentos, me hundí en la butaca sin ser consciente de nada a mi alrededor, mas que la pantalla y el audio. Es un fuerte drama, es divertida, tiene un suspenso inquietante, tiene un marcado entorno político de la época, definitivamente hace pensar y sentir en fuertes dosis. Lo mejor de Campanella, por lejos, un Darin para el Oscar, una película que me sale definirla en una sola palabra: CINE
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514 de 597 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
HACIENDO JUSTICIA
Finalmente, El secreto de tus ojos se ha quedado fuera del palmarés de San Sebastián. Deseando estoy de ver las películas que el jurado ha decidido galardonar en detrimento de ésta, porque tienen que ser excepcionales, excelsas, únicas…. o eso, o lo del jurado ha sido un fallo garrafal, cosa ésta bastante común en la historia del festival.

Yo, personalmente, no me lo creo. No creo que se haya presentado a concurso una película mejor que ésta, mejor dirigida, interpretada o escrita que ésta. No me lo creo, porque existen pocas películas mejor dirigidas, interpretadas y escritas que ésta. Alguna existe, pero pocas.

Campanella hace un apabullante retrato de lo cotidiano. Invita al espectador a presenciar momentos de la vida de sus personajes, que aunque, como público, sólo conozcamos desde hace unos minutos, nos bastan para sentirnos completamente dentro, cómplices de esos momentos. Nos son conocidos y están retratados de tal manera, que te olvidas de que estás en una película y penetras directamente en la piel de los personajes. Y es tal la complicidad entre todos los actores, que el realizador consigue que se contagie al espectador, de tal manera que si los personajes se entienden entre ellos sin necesidad de hablarse, el espectador comparte a su vez esa complicidad y también los entiende, sin necesidad de que sus sentimientos se plasmen en un diálogo. Aunque, cuando los diálogos fluyen lo hacen cual literatura de la buena, no se ahorra en narrativa ni en poesía. No sobra nada ni mucho menos falta. El guión es una filigrana tan bien compuesta, tan trabajada y redonda, que permite al espectador emocionarse, divertirse, reírse y olvidarse de todo lo demás. ESTO ES CINE. No siempre pasa.

El secreto de tus ojos es un policial, es una historia de amor de las buenas, es, por momentos, una comedia, es, en conjunto, una obra redonda y maravillosa.

La interpretación de Darín y Villamil está por encima de cualquier calificativo. Esta pareja no actúa, vive y consigue que el espectador viva con ellos. El resto de los actores también lo consiguen, sólo que tienen menos peso y menos metraje.

Y Campanella, por fin, se deshace de lo que, para mí, era su mayor defecto, la sensiblería, y cuenta una historia emotiva y emocional carente de ñoñería y artificios. Consigue, pues, aparentar una fluida sencillez en lo que, sin duda, ha sido un trabajo minucioso, una obra de ingeniería.

¡Qué guión! ¡Qué actores! ¡Qué película, señores! Que nadie se la pierda.
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416 de 448 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Palabras que recogí del suelo al salir de la sala
El azúcar diluyéndose en mi vaso de té con limón... en suspense brotando de la mirada y la investigación.

Una vieja Olivetti que escribe sin la "A"... temor a la vida, al tiempo, al amor.

El secreto que oculta su mirada... la certeza de que las pasiones nunca cambian.

Recuerdos de recuerdos... inventado el pasado, recordando el presente y viviendo el futuro.

El castigo como la absoluta "Nada"... sensaciones que hablan, palabras que callan.

Un asesinato, dos amores, tres protagonistas... buenas sensaciones, mejor resolución, gran película.

Que lo clásico y lo moderno se fusionen, que Campanella recoja su aplausos, se los merece.
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332 de 415 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Peliculones como este, 1 de cada 100 estrenos...
Camino de Nassica (UGC Getafe), a ver la ineludible cita que produce el estreno de un filme de Campanella, tengo una sensación de miedo, intento mentalizarme de que quizá no sea para tanto, como preparándome para una nueva decepción. Este año me he llevado algún mosqueo por ir con las expectativas demasiado altas.

Evidentemente 2 horas después supe (bueno, lo supe ya a la media hora de metraje) que no iba a ser el caso.
El Secreto de sus Ojos (quizá sea cierto que no era el mejor título posible) es un PELICULÓN con mayúsculas, de esas pelis con aroma a clásico instantáneo, que rozan la perfección, de las que sales del cine con ganas de hablar durante un largo rato sobre ella.
No describo el argumento porque se puede leer en cualquier web, además, me gustan las críticas que transmiten las sensaciones y sentimientos que produce una película, no las que se limitan a resumir la trama...

Una gozada ver esta obra tan bien contada, con una narración paralela muy natural, que no chirría nada y alternando con mano maestra la trama criminal y amorosa.
Muchas escenas son memorables y ya adelantan que el final va a ser un clímax impresionante.
Los actores todos de diez, evidentemente destaca Darín, que es un genio absoluto. Villamil tiene mucho encanto aunque queda un poco eclipsada por los secundarios masculinos, unos sobresalientes Rago y Francella.

Desconozco como será de buena la novela en la que esta basada (de Sacheri, también guionista de la peli) pero es muy probable que el maestro J.J. la haya mejorado.

Se merece un 10 como un castillo porque filmes como este nos llegan muy de cuando en cuando, y porque es, con mucho, la mejor película del 2009 (post-Oscar me refiero).
Solo me viene a la cabeza “Up” como posible rival para tal afirmación. Curioso que sean dos películas tan distintas...

Como veis me gusta extenderme, por eso últimamente, por pereza, solo critico las pelis que verdaderamente se me quedan grabadas. Esta es una de ellas.
Grande Campanella, Grande Darín!!!!!

Posdata: Lo de San Sebastián lamentable, esperemos que los Oscar, o al menos los Goya se acuerden de esta obra maestra y de Don Ricardo Darín en particular.
Aunque no creo que esto de los premios quite el sueño a ninguno de los dos mencionados.
**Tomasotti**
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207 de 230 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Lo sé
Quería ver la película por Campanella, por Darín (el GRAN Darín), porque había oído de grandes críticas. No sabía nada más. Entonces empezó la película y a los cinco minutos ya me impresinaba. Luego acabó, y tuve claro que había visto una obra maestra.
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174 de 195 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
EL CINE MAS EMOCIONANTE POSIBLE
Desde ya, mi película favorita de todos los tiempos, "El secreto de sus ojos" se me desvela como un batiburrillo de emociones incesante de dos horas, y eso, amigos de Master card, si que no tiene precio.
Adaptando una novela de Sacheri, récord en ventas allende los mares, la película gira alrededor de dos ejes conectados que reflexionan sobre cosas tan grandes como el Amor, así con mayúsculas, la pasión, la venganza y la justicia de manera absolutamente brillante y deslumbrante.
Nada sobra en la cinta. Nada falta. Y nada queda sin sujetar.
"El secreto de sus ojos" pasa sin ningún tipo de complejo ni miramiento del momento desternillante a la más pura de las emociones dejando al espectador sin resuello, feliz, que no complacido, y sobresaltado. Los actores, en absoluto estado de gracia dan una lección de interpretación pura, de esa que sale de las entrañas y duele al espectador imbuído por completo ya no en la trama, sino en la subtrama, en el trasfondo... En serio, no recuerdo haber experimentado sensaciones iguales jamás, y mira que he tragado cine de todo tipo. Soledad Villamil, de infarto, habla más con los ojos que con la boca, milagro foniatra donde los haya, y Pablo Rago encarna uno de esos personajes que merecen, sin duda alguna, pasar a los anales de la Historia del Cine, de ese cine que se deja querer casi sin planteárselo, de ese cine que cada vez abunda menos.
Y ahora, horas después de haberla visto, de haberla disfrutado, sé que tiene momentos, secuencias, instantes que nunca voy a olvidar.
Para muestra un botón. Un abotonamiento mas bien:
- Una máquina de escribir que no teclea las aes en palabras tan sustanciales como el verbo Amar.
- Una secuencia, arranque-acercamiento al estadio de fútbol, de lo mejor que se ha rodado jamás.
- Unos ojos que demuestran amor puro, sin el lastre que supone lo obligado y cotidiano.
- La sencillez de lo cómico y lo cruel.
- Dos historias de amor en paralelo, marcadas por la pasión interrumpida, una sin solución y la otra quién sabe.
- El final más romántico, emocionante, CLÁSICO y alentador que recuerdo...
- El paso de la risa al llanto tan bien planeado, dirigido.
- Dos horas de goce y satisfacción absoluta. Brillante.
Nunca he sido fan de Campanella, desde su debut con "El niño que gritó puta", y tampoco de su trilogía improvisada de lágrima fácil que ahora me veo obligado, obligadísimo a revisar, pero su estreno en el cine negro me parece lo más fresco, amable, profundo y perfecto de los últimos años. Una obra maestra de visión necesaria. Obligatoria.

Hablar de lo mejor y lo peor sería redundante. Todo y nada. Con eso basta.
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133 de 157 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El tema sigue siendo el amor
Entrar en el rigor que demanda el cine y la literatura negra, parece servirle al experimentado narrador de historias cotidianas Juan José Campanella, para controlar sus habituales desbordes sentimentales y minimizarlos a certeros chispazos de humor que alternan momentos de intenso dramatismo con risas como válvula de escape.
Su última película entrecruza el relato policial con una historia romántica, donde Darín interpreta a un funcionario judicial (Benjamin Espósito), quien a punto de jubilarse se empeña en escribir una novela sobre un caso criminal ocurrido en su jurisdicción laboral, veinticinco años atrás: el asesinato impune de una joven inocente. Con enorme solidez narrativa, la historia va y vuelve a través de un cuarto de siglo: la novela que pretende escribir el protagonista conduce a la turbulenta Argentina de mediados de los setenta, con su carga de violencia fuera de control.
Eludiendo los lugares comunes sobre el tema y los encasillamientos ideológicos, la trama entrelaza los dilemas éticos en torno de la justicia y el castigo, al amor y el desgaste del tiempo.
La mirada al pasado trae al presente no sólo la violencia de un crimen injusto y la incoherencia de que su perpetrador no fuera castigado, sino también una profunda historia de amor entre el personaje central y su compañera de trabajo en el juzgado (Soledad Villamil), a quien éste ha amado idealizadamente y en silencio durante años. Pero no se habla solamente de ese amor nunca consumado sino también del amor interrumpido entre el viudo Morales (Pablo Rago) y la joven victima (Carla Vazquez) y su persistencia en el tiempo, luchando contra el olvido.
Sustentado en un guión excelente, una destacada fotografía, montaje y dirección de arte, "El secreto..." conforma una de las mejores películas del cine argentino del último tiempo aunando solidez artística y complacencia de público.
Uno de sus puntos más fuertes son las notables actuaciones en roles inolvidables. Con respecto a los desenlaces, Campanela tiene la necesidad de que sus películas
conduzcan hacia un final feliz. Así el protagonista Benjamin Exposito recorre un
itinerario que van literalmente del temor al amor (del "Temo" al "Te Amo"). Porque
debajo de tanta negrura, el tema sigue siendo ese eterno sentimiento. Y su concreción, el gran desafio pendiente en el poco tiempo que aún queda.
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124 de 166 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¿Es usted Benjamín Esposito?
“El secreto de sus ojos”, excelente película del cineasta argentino Juan José Campanella, basada en la novela de Eduardo Sacheri. Con un guion muy bien estructurado por ambos, Campanella nos relata una historia situada a finales de la última etapa de la Argentina Peronista. Una historia de amor demasiado alargada en el tiempo, y entrelazada con toda la trama judicial que conlleva el morboso asesinato con violación incluida de una bellísima mujer casada, y la telaraña de corrupción sumergida en los estamentos judiciales argentinos. Durante el visionado de la película nos encontraremos con unos bellos instantes de amor contenidos, con enormes dudas de conciencia y con esa sincera amistad entre dos compañeros tan distintos como fieles. Con unos actores fundamentales en sus papeles, magníficos Ricardo Darín y Soledad Villamil, y un soberbio Guillermo Francella en ese papel perfecto del amigo fiel.

Excelente la fotografía en toda la cinta y particularmente durante la filmación en el Estadio de Futbol, sobre la búsqueda del sospechoso y su persecución a través de los túneles, hasta su captura en el campo de juego. Unos perfectos flashbacks, al igual que el maquillaje y la ambientación, ayudarán al espectador a pasar esos veinticinco años que dura la historia. Se hace difícil definir el estilo de la película, ya que en ella encontramos tanto thriller como drama. La estética está muy bien lograda con unos planos maravillosos donde tienen como protagonistas a los ojos, como si fueran ellos los únicos y verdaderos protagonistas.

Al final este tipo de cine negro (entre thriller y drama) en el que está situada la película, puede entenderse, como todo el proceso de maduración de un idealista que confiando totalmente en la justicia, la realidad le enseñará que la verdad, es otra muy distinta. De ese hombre ya no tan joven, que podrá encontrar el final de su libro, y asimismo encontrar la fuerza para hablarle de amor a la mujer que siempre ha querido.
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80 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
SIN TECLAS SUELTAS
En la máquina de escribir de El secreto de sus ojos está suelta la tecla de la “A”, pero esa letra es precisamente la que abre y cierra la historia de amor de un guión magistral sin cabos sueltos. La elegancia, la inteligencia y la gracia de un “toque Lubitsch” según mi amigo y compañero de cineclub Juan Carlos.

Me gustó mucho en 2009, y en 2012 la puntué por aquí, de memoria, con un “9”. La he vuelto a ver en mayo de 2013 y he comprendido que no necesito más perspectiva histórica para saber que ya es un clásico para mí y que le voy a poner un “10”. Hay películas que envejecen regular, otras que pierden un poco de sustancia o de aroma, pero las que son buenas… no dejan de ganar cuando las vuelves a ver.

Nada de culebrón sentimentaloide, sino todo lo contrario: Campanella se permite la chulería de simular el melodrama edulcorado y cursi (manos que se tocan a través de los cristales del vagón después de correr por el andén del tren…) porque sabe perfectamente que su narración cinematográfica irá mucho más allá…

Compadezco un poco a los que no disfrutan de El secreto de sus ojos. Le critican sus fallos de maquillaje (las dos barbas de Espósito, las arrugas del envejecido Morales…), el escaso realismo de alguna situación judicial, policial o administrativa… u otras pelotudeces similares ¡cómo si tuvieran que ser rigurosamente realistas y veraces todas las situaciones de Perdición, de Vértigo, de Casablanca, de El apartamento, de El padrino! Tiene que ser muy triste plantarse en el cine con el espíritu de un registrador de la propiedad. Qué importa lo inverosímil de hallar una aguja en un pajar futbolístico si el plano secuencia de 5 minutos, entrando y saliendo del estadio del Atlético Huracán… es prodigioso.

Los diálogos y los silencios sí que tienen que ser creíbles, y lo son. No hace falta repetir que es una combinación perfecta de cine negro, de comedia, de violencia, de acción, de denuncia política, de controversia moral, de drama romántico, de tragedia existencial… que nos emociona, nos hace reír y nos hace pensar. Es imposible dejar de hablar de ella y de comentar con los amigos los diversos matices de sus teclas aparentemente sueltas, esas que nos llevan del nihilismo pesimista al hedonismo redentor.

No será necesario que los teclados de nuestros ordenadores se queden anticuados para que lleguemos a saber que El secreto de sus ojos es ya todo un clásico.
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75 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Crimen y CASTIGO
Desde el Festival de San Sebastián de 2009:

Campanella mezcla en ‘El secreto de sus ojos’ varios géneros (thriller, intriga, drama y sus irrenunciables y gozosos toques de comedia), perfectamente ensamblados y dosificados para ofrecer una película muy estimable que se ha convertido ya en una de las claras candidatas al palmarés final, jurado mediante…

El cineasta argentino, apoyado por sus magníficos actores, -con Ricardo Darín, de nuevo en esta edición, a la cabeza-, ofrece una película que combina admirablemente un notable entretenimiento e innegable calidad artística, destacando especialmente el muy trabajado guión.

Pero por lo verdaderamente quedará en el recuerdo esta película para todo aquel que la vea es por el impresionante final, y con esto no hablo sólo que la sorpresa en sí misma, sino del enorme impacto e impresión que supone darse cuenta de lo que ha pasado en todo ese tiempo...
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83 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El secreto de Campanella
Pueden encontrarse en "El secreto de sus ojos" muchos de los ingredientes que se dan cita en las grandes películas, la mayoría de ellos ejecutados por un Campanella en estado de gracia, mucho más cercano a la fantástica "El hijo de la novia" que a su insuficiente ópera prima. Lo que nos encontramos ante esta nueva obra es un ejercicio de estilo sólido, valiente, que mezcla (y ojo, funciona) el thriller con la comedia, no en la línea de cintas como "Snatch", sino aportando sobriedad en el momento oportuno, también ingenuidad cuando procede, todo ello medido perfectamente por un realizador con tanto oficio como el argentino.

Lo mejor de "El secreto de sus ojos", al margen de su fantástico guión, es el notable trabajo de todo el reparto del film. Darín, que decepcionó con su interpretación en "El baile de Victoria" (posible candidata al Oscar de habla no inglesa en representación de España) da aquí un recital de cómo crear a un personaje a la vez divertido y serio, un papel que se ajusta como un guante a su personalidad y que consigue llenar de vida y hacer palpable. Soledad Villamil también rinde a un nivel alto, siendo la mayor sorpresa Guillermo Francella, en un hilarante rol que se compenetra perfectamente con la personalidad de Darín.

Sobriedad en la dirección, un guión de hierro (aunque, en ocasiones, cae en las reiteraciones tan habituales del género) y un gran reparto conforman la que es la mejor película argentina desde la excepcional "Nueve Reinas". Carece de la frescura de aquella, pues "El secreto de sus ojos" se centra más en un estilo clásico, con pinceladas de cine negro, pero funciona casi siempre a un nivel medio-alto. Un lujo de película y, por ahora, la mejor película presentada a Sección Oficial en el festival de San Sebastián.
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82 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
EL SECRETO DE HACER BUEN CINE
“El secreto de sus ojos” es una de las grandes películas del año. Del cine argentino, desde luego. Del cine. Que la ignoren en festivales es irrelevante.
Sorprende lo bien construida que está. Los saltos en el tiempo, tan naturales, la caracterización de los personajes, creíble siempre, sin los postizos y demás artificios chirriantes tan habituales en otras películas. El movimiento de cámara que busca el estadio de fútbol y después a los personajes; la persecución (a lo Lars von Trier, pero con sentido).
No sorprende, sin embargo, la labor de los actores -ya los conocíamos-, especialmente la del maravilloso Ricardo Darín. Me quedo con la escena en la que Romano se ríe de ellos y les hace ver que no son nada en su ridícula aspiración a la justicia (esa quimera que se pliega ante los intereses del estado). Un primer plano de Darín lo dice todo. En sus ojos está el trabajo de un actor. Está el desprecio con el que mira a Romano y lo ningunea: un miserable con poder que no está a la altura moral de semejantes gigantes de la verdad. En las escuelas de interpretación se explicará en qué consiste interpretar con la mirada, decirlo todo sin decir nada.
La historia es doble, no la desvelaré, pero es un aviso también a los que creen que sólo aman los jóvenes, que todo hay que obtenerlo deprisa y ahora. Hay quien espera un minuto y quien lo hace una vida. Pero lo que más me gusta de la historia de amor es que no se produce aunque se anuncia, que existe sin necesidad de exhibirla. Y también como se trenza con la horrible historia que acompaña a sus protagonistas durante toda su vida.
Es la historia de Argentina. La de sus hombres o mujeres, como Irene y Benjamín: perdedores, pero ganadores tal vez. Luchadores para qué. Pues eso, por la dignidad, que lo es todo.
Nota final: ¿por qué el precio de la entrada es la misma para cualquier película? ¿Cuesta lo mismo un solomillo de novillo (argentino, naturalmente), que un trozo de chóped? Tomen nota.
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65 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Envidio a los que aún no la vieron
De la película solo tengo elogios. Dirección, fotografía, actores, historia, ambientación, etc. No puedo encontrarle ninguna falla.

A los que aún no la vieron, por favor, NO LEAN NINGUN COMENTARIO. Es fundamental, vayan al cine vírgenes de información.

Desde ya, gran candidata a Oscar a película extranjera.

Y si pueden lean el libro de Sacheri, aunque es bastante distinto a la película. Por supuesto, leanlo después de ir al cine.
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66 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Ensayos sobre la ceguera y la lucidez
Hace un mes que vi El secreto de sus ojos y prosigo dándole vueltas a los últimos cinco minutos. Son de una simpleza tan brillante como estremecedora. Tu columna se arquea un poco, el cuello se gira incrédulo durante un breve instante, y exclamas... ¡¡No puede ser!!

El guión no lo firmó el gran Saramago, pero como si lo hubiese hecho, la verdad. Adapta una novela de Eduardo Sacheri y lo cierto es que Campanella vuelve a dar en el clavo como ya hiciera anteriormente con El hijo de la novia. Retoma la solvencia y el buen arte de Ricardo Darín secundado por una espléndida Soledad Villamil, amén de una buena caterva de secundarios que avalan el "sentimiento" a flor de piel que transpira la historia. Se recrea con los tiempos y los flashbacks funcionan bien. La ambientación oscura y densa convive con una historia de amor contenido, infantil en algunos momentos aunque tan tierna como eterna. Y para mí es el punto fuerte de la trama de este film. El otro, el técnico, es su sobresaliente trabajo con la cámara.

La grandeza de esta película reside en su capacidad para mantener al espectador pegado a la butaca, hacerle pensar y después llegar a emocionarlo de verdad. Hay momentos increíbles, como la secuencia del ascensor, que consiguen ponernos los pelos como escarpias. Si a sus innegables virtudes narrativas le sumamos la enorme química que destilan la pareja protagonista, obtenemos un hermoso film teñido de romanticismo clásico, que se impone a la trama policial paralela y que consigue dejarnos un sabor más dulce que agridulce. En mi opinión, la mejor película que se ha rodado este año. Enorme.
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64 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
* tod*s nos f*lt* *lgun* letr*...
Tan solo por ver el trabajo de la pareja protagonista ya valdría la pena pagar el dinero de la entrada, cosa no muy habitual en estos tiempos…
Pero es que además hay un fantástico guión, una gran ambientación de la época, una maravillosa historia de amor, un inquietante misterio y un retorcido desenlace…
Y por si fuera poco unos fabulosos “secundarios” y un bonito sentido del humor aderezan y le dan el toque final a esta grandísima película.

Ricardo Darín y Soledad Villamil dan una soberbia clase de cómo se actua solo con los ojos y de cómo se dicen las cosas sin llegar a decirlas…

La trama de la película es muy buena: Un funcionario argentino jubilado quiere dedicarse a escribir y se empeña en desenpolvar un viejo caso archivado que le impresionó profundamente en el pasado.
Al rememorar su vida de entonces y reunirse con antiguos conocidos y compañeros de trabajo para recordar los detalles del caso, volverán a aparecer sus grandes fantasma del pasado y su gran pasión: el secreto amor que le profesaba a su jefa de trabajo.

Son como dos películas en una o, mejor dicho; una muy completa.

Una historia de amor sobre las ocasiones perdidas, sobre las palabras no dichas en su momento que te remuerden la conciencia durante el resto de tu vida, sobre amargas despedidas en la estación y sobre máquinas de escribir a las que les faltan letras…
Una historia sobre grandes pasiones, segundas oportunidades y correcciones a mano en los manuscritos del pasado…

Una historia de terror sobre las injusticias de los poderosos, la impunidad de personas mediocres amparadas por el poder ciego y la tirania burocratica.
Una historia sobre terribles venganzas y obsesivas busquedas de justicia…


Una historia que todos deberian ver porque a todos nos falta alguna letra o tenemos algo de lo que vengarnos…
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63 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Las cosas que nunca hicimos
El cada vez más inspirado Campanella arroja sobre el rostro un bofetón de nostalgia y provoca un estremecimiento interminable en la espina dorsal.
Un paseo desamparado, solitario y esperanzado por las lindes más persistentes de una añoranza que devora, que consume. Porque echar de menos lo que no se hizo, lo que se debió haber hecho, es lo que mata lentamente. Más incluso que lo que sí existió. Pasar los años arrepintiéndose por aquellas palabras no pronunciadas, por las caricias que no se dieron, por aquellos ojos hambrientos que se quedaron en la estación, clamando que todo fuese diferente, es como una tenia que roe las tripas hasta deshacerlas.
“¿Cómo se hace para vivir una vida llena de nada?”
Eso mismo se ha estado preguntando Benjamín Espósito durante veinticinco años. Cómo pudo dejarla escapar, cómo no tuvo pelotas para leer en su mirada suplicante y hacer lo que les pedía el cuerpo, el alma, el corazón.
Eso mismo se ha estado preguntando Benjamín Espósito durante veinticinco años. Cómo uno puede seguir haciendo como que vive, cómo se puede interpretar el papel de la resignación, de la conformidad, cuando se ha perdido la llama más deslumbrante, el sol, la luz y el calor que avivaban el hogar que pudiste haber poseído, o que apenas llegaste a disfrutar.
Cómo se puede avanzar volviendo perpetuamente hacia atrás, hacia un pasado que se niega a marchar y a liberarte. Que más bien te niegas a dejar marchar, porque no deseas liberarte. Porque si permites que se escape, perderás lo poco que te queda de aquello que nunca viviste, o que apenas llegaste a rozar. Porque te agarras con todas tus fuerzas a lo que se te escapó, o a lo que te quitaron.
Volver eternamente, regresar al momento en que aún era posible, en que aún sus ojos te miraban gritando sin voz el secreto para que lo leyeras, y rompiérais los barrotes invisibles que os separaban.
Volver eternamente, regresar al momento en que aún ella te preparaba un té con limón (¿o era con miel?), porque habías tosido durante la noche y ella te cuidaba.
Un drama con mayúsculas, del que vapulea, romanticismo del que toca las nubes sin el menor esfuerzo, con una autenticidad pasmosa, toques de sonrisa algo tristona, algo condescendiente, e intriga sobresaliente en un caso criminal que, junto con sus indecisiones y frustraciones pasadas, forman el núcleo de todos los giros, de todas las revueltas de Benjamín en el vacío de un vórtice que le succiona hacia el fondo.
El Campanella más desgarrador, experto en retorcer las tripas y remover los espíritus, alcanza el Olimpo con una joya del cine que ya está en mi puesto de las mejores de toda la década.
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64 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Cierto, ya no se hace cine como antes
Los ojos de Darín y Villamil buscándose. Un plano en un ascensor que hiela la sangre y se convierte en la metáfora perfecta de la dictadura. La sutileza con la que te obliga a buscar posibles culpables. Una escena de persecuciones que ni Brian de Palma en sus mejores tiempos. Los secundarios enormes propios del gran cine. Cómo mezclar drama, comedia, romance, suspense y cine negro en simbiosis perfecta o poder pasar en sólo cinco minutos de reir a llorar a moderse las uñas como un loco. Un final a-co-jo-nan-te. Campanella en el olimpo y yo sabiendo porqué existe el cine. Cierto, ya no se hace cine como antes.
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61 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Veinte años no son nada.
La película es un paseo por la tristeza y la desilusión (las escenas en la barra de bar son magistrales), con los silencios y las miradas bajas, nos cuenta dos historias entrelazadas que ocurren en el transcursos de 25 años, donde la esperanza sólo se vé reflejada tras una puerta que se cierra y en el simbolismo de una máquina de escribir donde no se puede poner una letra, un buen epílogo para una de las dos historias y para la película misma.

El film cuenta con una gran dirección de actores y sobre todo un guión muy bien estructurado, que te insinúa, te va dando pistas para finalmente estallarte en la cara de una manera implacable, diría que perturbadora, mostrandote la ira, la soledad, el dolor, las miserias y finalmente que la venganza es el motor una buena persona herida y castigada hasta el fin de sus días.

En resumen una película muy recomendable no sólo para los seguidores del cine argentino, sino para los que disfrutan con el buen cine.
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42 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Sí, pero...
Me parece que me toca otra vez sentirme bicho raro. Y no es porque no me haya gustado la película, ni mucho menos, sino porque no me ha gustado tanto como, a tenor de las críticas y opiniones entusiastas que leo y escucho, esperaba, lo que, en cierto modo, es una forma de decepción. “El secreto de sus ojos” es una película sin duda interesante, cuya virtud principal, en mi opinión, radica en la elegancia exquisita y en el preciso pulso narrativo con que se desarrolla y que hacen que uno se sienta como llevado en una balsa aceite por una película que, justo es decirlo, se gana al espectador por sensibilidad y por derecho propio. Pero al margen de eso, la historia en sí tiene varias concesiones inverosímiles que no debieran pasar inadvertidas a cualquier espectador con la suficiente sangre fría como para mantener el sentido crítico en esa hipnótica balsa de aceite a que antes me refería. Si pasa uno por alto esos detalles la película puede resultar espléndida; si no, como fue mi caso, se arrastra un lastre insalvable que impide a la película alcanzar la altura que se esperaba. Y francamente, este tipo de concesiones no suelen importarme en una película de corte sugerente, evocador, lírico o intelectual, porque entiendo que la historia es sólo un pretexto, un vehículo, pero no puedo ignorarlas en una película cuya pretensión no es otra que contar una buena historia.
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61 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una advertencia...
Si tienes la suerte de leer esta crítica la primera y no has visto todavía la película... ¡¡No leas ninguna más!! De hecho no leas ni siquiera lo que sigue de esta porque...

Es una película memorable. Cualquier cosa que te digan de ella te estropeará el momento de vivirlo tú mismo. No se trata de spoilers, sino de las sensaciones que transmite. Solo decirte que acabo de llegar del cine y me he puesto a leer todo lo que he podido sobre esta maravillosa cinta, triste porque ya no puedo verla de nuevo por primera vez. Si el mundo por una vez es justo, Ricardo Darín dentro de cuarenta años será recordado como el Humphrey Bogart del cambio de milenio. Y el secundario (el borracho) es una auténtica maravilla. Y el marido de la muerta. Y Soledad Villamil La película más acojonante que he visto en el cine en muchos años.

Soy sincero: había puesto un nueve, y me iba a poner a escribir el mítico "lo único que falla...", pero me he dado cuenta que no falla nada. 10 al canto.
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47 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
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