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140 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
Para seguir creyendo en los genios
El día que dejé de creer en los superhéroes fue el día que comencé a creer en los genios. Seguramente a la salida del cine...

Genios que llevan la adrenalina en la sangre y se la inyectan a las palabras, dotandolas así de una honestidad que emociona hasta los huesos.

Esa es la sensación de puro gozo que te deja esta película. Con un reparto en estado de gracia y con Javier Cámara (un actor para dar de comer aparte). Domina la comedia y la tragedia como nadie. Básicamente porque consigue hacer creíble todo lo que sale por su boca. Todo en él es creíble. Pasa de 'Los amantes pasajeros' a 'Ayer no termina nunca' como si tal cosa. Y ahora vuelve a cambiar de registro mantenindo el nivel y la credibilidad de siempre. Un actor descomunal.

Genios como David Trueba, quien otorga el protagonismo total a la palabra y a los actores. Historias aparentemente sencillas formadas con personajes de carne y hueso.

Un cine que, afortunadamente sigue existiendo... Aquel que va de frente, sin trucos ni pretensiones. Un cine que habla desde la honestidad. Una honestidad que emociona. Una película para seguir creyendo en los genios.
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169 de 204 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El quinto Beatle
"Vivir es fácil con los ojos cerrados" es una película amable, en busca y captura de la sonrisa cómplice y la emoción más básica. Tristemente tiene un problema es que si bien la parte cómica funciona en gran medida, no tanto porque la construcción de los gags sea particularmente notable como por la franqueza con la que los aborda, todo lo que deviene en la historia 'emocional' por así decirlo, se cae. Trueba no es precisamente un maestro de la mezcla de tonos y el trazo grueso le impide llegar más alto de lo que podría si sólo hubiera centrado la trama en la anécdota que da pie a ella: un profesor de inglés que decide desplazarse a Almería para conocer a John Lennon.

En su lugar, encontramos una road movie en la que la carretera no es más que una excusa para que el vehículo conduzca en dirección hacia el interior de sus personajes. Por un lado tenemos a Javier Cámara, en uno de esos papeles que sólo él puede llevar a cabo, y por otro a dos chavales jóvenes como son Natalia de Molina, bastante bien en su espacio, y Francesc Colomer, el rostro de 'Pa negre', aquí con un personaje totalmente endeble. Música, momentos de drama y despertar sexual, por parte de los jóvenes claro está, mucha nostalgia y olor a naftalina. No es "Vivir es fácil..." una mala película en global pero sí en una de sus partes individuales. Si, como digo, hubiera optado sólo por la comedia y midiera mejor el drama (que además aprovecha la situación de la época para hacer un eco a la situación actual de España, de forma muy básica) podríamos hablar de un trabajo de más altura. Se puede ver tal cual está, pero no es nada del otro mundo.
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103 de 145 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Una sociedad que despertó
“Vivir es fácil con los ojos cerrados” rezuma lirismo en su viaje a una España felizmente pasada.

Relajadamente, transmite la agradable melancolía con la que se recuerdan las buenas personas, la perplejidad adolescente, la comida compartida, una melodía y el impulso rebelde por crecer libremente.

Situada en los campos de Níjar a los que cantó Juan Goytisolo, la acción fluye ligera alrededor de la figura de un hombre tan generoso como feúcho, tan anodino como saleroso, tan acomodado como capaz de discernir la injusticia. Machadiano y amante de la lectura de Antonio Machado. Un maestro desparejado que refleja en sí mismo una era henchida de bonhomía. Al tiempo que conformista, cándida y temerosa.

David Trueba dirige esta su sexta película, recuperando su primoroso interés por la edad del porvenir. Aquella que mostró en su ópera prima «La buena vida», su mejor cine hasta la fecha, y a la que por fin supera.

Junto al personaje central, dos niños que dejan de serlo. Encorsetados entre normas sociales, numerosos hermanos y progenitores de guía violenta. Y cuyo despertar anuncia el de toda una sociedad.

Como protagonista, la elección sabia de Javier Cámara, tan capaz de encarnar ingenio y placidez sumisa, penas y alegrías, en un solo personaje repleto de matices. Que representa la salvación a través de la cultura y el aprendizaje. Que existía otro mundo posible. Y que llegó.

Entre los secundarios, Ramón Fontseré recrea una suerte de marinero anclado en tierra. Un entrañable progenitor, vitalista y abnegado, capaz de la mayor entrega.

De fondo, la belleza del mar de Almería. Y sobresaliendo, una fantástica banda sonora interpretada por Pat Metheny. De la que brota un himno surgido de la nostalgia de ser un niño que sintió John Lennon en plena crisis preludio de su gran paso adelante. Tras el cual vendrían, otro tipo de armonías, letras más personales y surrealistas: «Strawberry fields forever». Unos Beatles admirados como símbolo del progreso que superaba la moral anterior.

David Trueba ha incluido vivencias experimentadas en carne propia u hechos observados muy de cerca. Sólo así puede lograrse tal cariño por los personajes, tal fidelidad a una realidad nunca maniquea.

A través del elogio de lo inútil, de aquello que no es práctico, de la afición exenta de pretensiones, ha construido un cuadro tierno y agridulce. Una obra que, en su sencillez, es absolutamente conmovedora.
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52 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
El nuevo Garci
Cuatro escenas y apenas veinte segundos bastan para comprobar cómo el quinto de los Trueba ha captado muy bien el estilo Garci. Se describe la España franquista (cómo no) y debemos estar en los sesenta. Todo muy cutre, muy sucio, muy de España profunda, pero que, oh milagro, en el cine resulta que refulge. Abrigos de corte perfecto, tweeds ingleses, colores berenjena, cartelería hiperfashion. Esos personajes tan oprimidos por esa España profunda (profundísima) resulta que van ataviados con ropajes de la última colección vintage de Ralph Lauren. Ni una motita de polvo. Ese recoleto coche en el que viajan nuestros tres ángeles, brilla como el sol. Ni la tierra del camino se le pega. Y qué pasarela de modelos la de la protagonista femenina. Oye, que en una maleta le cabe un vestido para cada día. Como el peor Garci, el del alcanfor, el barniz, la pátina y la irrealidad. Todo perfecto, ni una arruga, ni un botón desabrochado, ni un Guardia Civil con mancha en su uniforme... A años luz de lo que debían ser las vidas de esas gentes en esa España que David Trueba no conoció.

En cuanto al popurri de clichés, hay munición de la buena: el padre policía franquista que pega al hijo; la que intenta abortar saltando de una silla; el salido manoseador de jovencitas; el pobre profesor que se calienta la sopa en la plancha; el andalú de recepción al que no le entienden al hablar; los montes con el nombre del Caudillo como decoración; los niños mendigos que piden dinero; y, por supuesto, para no decepcionar a la parroquia, el cura que suelta mandobles... Y en la tele Fraga va Fraga viene. Ovación de la hinchada, con Marías y Millás a la cabeza. Qué España, dirán los propios. Como toca, sí señor.

Menos mal que David Trueba, que no conoció ni vio lo que describe, nos recuerda lo mierdas que eran todos los que habitaban aquella España. Sobre todo los andaluces. Ni uno bueno sale. Salvo los tres ángeles, el Catalán y la madre del muchacho, natural de Gerona, todo lo demás es ganado de tienta. Al larguero, David, casi nos la cuelas. Qué cool lo de el pan con tomate, lástima que lo inventara un aragonés. Y lo de clavarle al Catalán gafitas de pasta no está nada mal. Sutil diría yo. Y esa trompeta. El único ser sensible entre tanto salvajismo dictatorial. Menos sutil el tema de los acentos ¿El acento malagueño de la coprotagonista va y viene por algo o es que le daba la tos? ¿Es normal que el chaval, que se supone es de Madrid, tenga acento de Lérida (hoy Lleida, no se ofenda el respetable)? Ariadna, tan moderna ella con su autodeterminismo de nuevo cuño, hace de madre gerundense, pero parece más bien del mismo Valladolid. ¿Y de la dirección de actores qué? Aparte de la tendencia a la declamación de Jorge Sanz y Ariadna, el acento catalán del chavea madrileño y el amateurismo del resto del plantel, es cargante la retaíla de caidas de ojos, miradas furtivísimas e insinuaciones constantes de ella hacia el pobre Cámara. Joder, no me extraña que el bueno de Javier hasta le pida matrimonio.

Y, para que no falte de nada, como buena película española, una par de buenas... Qué escena más gloriosa la del manubrio. David, baja más la cámara. Muy de Pajares y Esteso. Qué bien estaba la chica. De vergüenza, como todo lo que no tiene que ver con la historia real de este profesor, amante de la música de los Beatles, cuya aventura sí mereció la pena, pero que David, con su obsesión por el sermón caducado y el pellizco de monja, aderezado con el almibar, el polil y el punteo del piano, convierte en un aborto de cine.

Si no fuera por Javier Cámara, que sostiene él solito la película, por lo que quiere contar y no sabe y por la última escena, con Strawberry fields forever sonando, le habría dado un uno.

Bona nit, Good night, buenas noschesss...
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126 de 226 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Efectos secundarios
Cuando una mente lúcida e inquieta como la de David Trueba encuentra una historia como la de este profesor que enseña inglés a sus alumnos con las canciones de los Beatles y que emprende un viaje para conocer a John Lennon, sabe que ha encontrado petróleo y que antes o después saldrá una película.

David Trueba encuentra por tanto una historia sencilla y sobresaliente, un personaje riquísimo que además tiene la “suerte” de conseguir a un Javier Cámara en una gloriosa interpretación. Sin embargo, el resultado final no es satisfactorio por culpa de intentar dar sustancia a los complementos. Son los "efectos secundarios" el lastre de la historia de principio a fin.
Si bien el personaje de Belén es creíble y aceptablemente interpretado, es con el personaje y la familia de Juanjo donde encontramos el tropiezo mayor. Juanjo y su familia no sólo no aportan nada al resultado final sino que adorna a éste con una ristra de tópicos al más puro estilo “Cuéntame” que son previsibles, melosos y por encima de todo innecesarios.

La mayor parte del público que verá esta película, ya conoce de una manera u otra la represión que había en los colegios de curas, la televisión en blanco y negro, el nodo, Fraga en bañador y lo transgresor que suponía llevar el pelo largo en los jóvenes de la época. No era necesario contextualizar la historia y la época de The Beatles a través de Juanjo y su familia. Tampoco vamos a demonizar toda la cinta por ello, ya que es una película que resulta agradable, simpática y amable, aunque es imborrable el sabor agridulce que se nos queda al no haber podido conseguir y disfrutar de una obra mayor con esta historia de héroes de carne y hueso y sueños cotidianos.
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42 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Y dormir es muy difícil con los ojos abiertos.
No sabe una en estas ocasiones si sentirse defraudada o aliviada. Te pones a ver una película que ha tenido un montón de premios Goya, vamos, casi todos, y a ti te parece un truño o un semitruño en el mejor de los casos.

En principio es para sentirse defraudada porque con tanto premio se supone que te esperas otra cosa, pero la verdad es que he sentido un poco de alivio al comprobar que una vez más difiero al cien por cien de los académicos españoles que eligen estos premios. Es ya como una tradición: vamos a ver la peli triunfadora de los Goya para reafirmarme en la idea de que esta gente va por un lado y mis gustos van por otro que está en las antípodas. Conste que con los Oscar me pasa tres cuartas de lo mismo.

Pues no, no soy yo mujer de gustos académicos, a la vista de mi disensión total de las decisiones de estos señores. Esta vez al menos no le han dado todos los Goyas a una peli sobre la guerra civil o sobre la posguerra, algo hemos avanzado. Ya vamos por los 70 y esto tiene un puntito más tipo “Cuéntame”.

La cosa va de un señor que es profesor de inglés y quiere conocer a John Lennon. Para ello se embarca en un viaje al sur de la Península para pillar a su ídolo en pleno rodaje en el desierto almeriense y comentarle que sus alumnos aprenden inglés con las letras de las canciones de Los Beatles. Este viaje lo lleva a cabo en un SEAT 850 de la época, color verde lechuga, muy setentero y muy guay, y por el camino va recogiendo a todo bicho viviente que se encuentra haciendo dedo.

Primero se le monta una chica embarazada que se ha escapado de una especie de centro de acogida de preñadas adolescentes y luego recoge al hijo de un policía nacional, que se ha escapado de casa (el hijo) porque su padre quiere obligarlo a cortarse el pelo. Y el profe, que es un plasta de cuidado, les va dando a estos dos una chapa de aquí te espero durante todo el camino, que es directamente para suicidarse o para asesinar al tío y robarle el coche. Un auténtico pestiño con una turboverborrea inasequible al desaliento que simplemente habla y habla sin parar sobre lo divino y sobre lo humano sin importarle un pimiento si sus interlocutores lo escuchan o no.

Por lo visto el señor este tan "entrañable" es totalmente real, de hecho estuvo al lado de David Trueba sentado durante toda la velada de los Goya, ya el hombre bastante cascadito, supongo que rememorando con nostalgia aquel viaje setentero que para él sería lo más de lo más de su vida pero que para mí no deja de ser una batallita superpesada y atrozmente aburrida.

Trueba da un repaso a la España de la época con todos los topicazos de rigor: la incultura, el analfabetismo, la brutalidad de las gentes del Sur, la miseria, los niños mendigos, la suciedad… en fin, lo que ya sabemos pero revestido de un aura de nostalgia, que hay que ver con lo cutre que era todo en aquellos tiempos lo amable que era la gente, lo fácil que era hacer amigos, y enamorarse, y crear afectos de ésos que nunca se olvidan. Qué tiempos aquéllos.

La verdad es que si no llega a ser por mi admirado Javier Cámara, que una vez más consigue mantenerme con su presencia pegada al sofá, creo que no habría podido soportar hasta el final. La muchacha y el niño coprotagonistas me parecieron de un soso y de un pasteloso sin igual y la historia entre ellos tan poco creíble y tan insustancial como ellos mismos. Pero bueno, ahí está Javier para compensar un poco y hacer estos trances algo más llevaderos.
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34 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Vivir con los ojos cerrados, ¿es vivir? O, ¿simplemente morir en vida?
“Vivir con los ojos cerrados”, no es el sueño de un individuo, es el sueño de un país, o parte de él, que se quiere unir al progreso, donde su sociedad evoluciona al ritmo de la música, pero algunos, por desgracia, se mantienen atascados, y para qué esto ocurra, los cambios son necesarios, y para ello, qué mejor que el más simple de los efectos, soñar.

“Road movie”, con tres historias inconexas pero unidas por un mismo lazo, un cambio social, sobre las ruedas del LO - 26026, donde los sentimientos, emociones, placeres y tragedias se amontonan a su paso, dejando a tres individuos a merced del mar social, donde descubrirán con cada ola, mucho más de ellos de lo qué conocían al comenzar.

Trueba, una vez más, inspira, acerca el cine de calidad a la cartelera, a las televisiones de un país en crisis, donde muchos añoran un pasado cruel desconocido, nos deleita con el sentimiento más poderoso, el de la libertad por vivir, sin miedo a nada, y menos aún al mañana.

Actuaciones, tremendas, sobre todo Cámara, portento natural de la interpretación de este siglo, maneja todos los registros de forma magistral, te alegra e entristece en una misma escena, para enseñarte qué la vida no es de color de rosa.

Música y fotografía, magnificas. Los Beattles por un lado, animando, invitando al nostálgico recuerdo junto a una fotografía cálida, placentera y relajante para mostrar un escenario duro, seco, agreste y sufridor, como es del Desierto de Tabernas de Almería.

Lo mejor film español del 2013, sin lugar a dudas.
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16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
No doy crédito..... o si.
No se ni por donde empezar. ¿Cómo es posible que a estas alturas aún se sigan premiando "cosas" como está? Bueno, si se como es posible, sólo has de ser lo suficientemente progre, aderezar la "cosa" con unas dosis de eso que tanto gusta a aquellos que dirigen las trazas de lo que debe ser el cine en este país. A saber:
1.- Saca un cura en los primeros compases de la pelicula dando una buena mano de hostias a un chaval indefenso mientras el profesor (un progre de la época) mira indignado.
2.- Saca un par de escenas después a otro pobre chaval recibiendo otra mano de hostias, ahora dadas por su padre, un "gris" de la época.
3.- Ahora, enseguida, saca una pobre chica embarazada a la que la sociedad de aquella triste época ha mostrado su rechazo e incomprensión.
4.- Sin peder tiempo coje esos tres personajes, el profesor, el hijo del gris y la chica embarazada, mételos en un coche y llévalos de viaje mostrando lo más rancio de aquella España profunda.
5.- Por el camino no olvides que deben aparecer más detalles que dejen claro lo triste de aquella España. Unas pintadas en la ladera del monte aclamando al dictador, unos guardias civiles con todo el equipo que andan por la carretera buscando autoestopistas para machacarles...... En fin, lo que se te ocurra, nada demasiado trillado.
6.- Cuando termine el viaje lo suyo es que se refleje bien que aquella España daba mucha pena. Sitúa el final en Andalucía y deja claro que allí eran todos analfabetos.
7.- Si quieres bordarlo añade un personaje catalán que sea el contrapunto entre tanto analfabeto. De todo progre es sabido que los catalanes en aquella triste época eran los únicos (o de los pocos) que mantenían un elevado nivel en aquel páramo cultural.
8.- No olvides que estás rodando una peli española, de manera que, aunque tu objetivo son premios por doquier, debes incluir un poco de sexo. Con una pajilla será suficiente.
9.- Por último deja claro que no es lo mismo que un patán analfabeto le de una mano de hostias a un chaval a que un progre haga lo que debe y le joda al patán la huerta de tomates. Un progre hace lo que debe hacer....

Le he dado un tres porque Javier cámara lo hace bien y porque las otras de los Goya eran aún mucho peores.
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21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El Vaiven
Se puede resumir toda la película en un vaivén:

- Un profesor de la época sin un duro, ni para comprar una bombona de butano, pero con pasta para llenar depósitos del coche, invitar a noches de motel, dar limosna a todo dios, etc....
- Una chica embazada de la época, desamparada y triste, pero dueña de la increíble maleta creciente, en el que entran todo tipo de modelos a cual mas despampanante y una bipolaridad digna de estudio, que le hace pasar por todo tipo de estados de animo como si de un curriculum cinematográfico se tratase.
- Un chavalin que se fuga de casa ante la durisima crueldad de un padre gris, (que no le deja dejarse el pelo largo????) aunque luego sea el mas comprensible de la faz de la tierra y con una madre con ojos de cordero degollao que esta preocupada de que su hijo se pire a saber donde pero tampoco mucho.
- Un pueblo de Almeria donde habitan todos los estereotipos posibles de personas de la época, y donde en cuestión de horas se forjan las mayores amistades de la historia de la humanidad.

Si juntamos todo esto nos encontramos ante una película sentimentaloide, sin un sentido claro y con un mensaje un poco difuso, en lo que lo único que destaca un poco es la actuación de Javier Camara y tampoco mucho.

En definitiva una película con mucho "bombo" que se queda en poquito. Le daría un 6 pero me esperaba mas y por eso le bajo la nota.
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18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Plomazo
Estaba tan decidido a ver Nebraska cuando a última hora mi compañera de cine preguntó por qué no veíamos esta película. No me convencía, pero al menos había ganado el Goya.

Conclusión: ¿cómo serán las demás del Goya si esta ha sido la mejor? Lenta, aburrida, con diálogos inanes, sobreactuada, llena de tópicos y lugares comunes, un Javier Cámara insoportable en otro papel de feo de excelente corazón. Creo que me reí dos veces, lo cual no está tan mal, pero a una hora y media de filmación y a 10 euros le pediría algo más.

Cine español, where are u? Hace tiempo que no siento nada cuando lo hago contigo...
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27 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Hacer cine es difícil (y penoso, agotador y soporífero) con los ojos cerrados
Esta cinta es la sempiterna promesa de una película interesante – hasta buena – ensayando por hacerse un hueco, por abrirse camino – pero fracasa, quedándose en mero aborto fallido y presuntuoso. Cuando se tiene una mirada llena de amargura, tópicos, adocenamiento y cursilería que te tapan la vista y te nublan el entendimiento, el resultado no puede ser sino un triste y manido catálogo de vulgares trivialidades, por bienintencionado que sea el relato o por entrañable que puedan parecer sus atolondrados protagonistas.

Confundir lo novedoso y rompedor de los años sesenta (en Europa, en el mundo) con la naftalina rancia del régimen franquista es no haber salido del patio de casa y pretender hacer discursos solemnes de sociología y humanidad, citando algunos poemas sobados y enunciando alguna grosería chabacana con olor a incienso como si el mundo sólo existiera a través de esta cortedad de miras y parquedad conceptual. No hay peor ciego que el que lleva anteojos ideológicos y resulta penoso que encima pretendan dictar cátedra de una época y un momento que ni conocen si saben apreciar, condenando de antemano a los herejes y encumbrando a los resentidos perdedores.

No hay nada de vida, ni de verdad, ni de ternura, ni de compasión en la mirada del guionista y director y eso se nota y deja al espectador deseando que la película llegue a algún puerto, alcance algo de lo que se propone, pero todo se queda en agua de borrajas y otra oportunidad desaprovechada. No llega a dar pena, pero resulta muy cansado que se gasten dinero en repetir las consabidas consignas que ni entretienen, ni sorprenden, ni conmueven, ni interesan. Totalmente desaprovechada y fallida. Prescindible.
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25 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
CARENTE DE EMOCIÓN, ÑOÑA Y MUY PESADA
Vale. Presentas la historia de un viejuno aún vivo que es profe de inglés y enseña a sus alumnos con canciones de los Beatles, persiguiendo a su héroe, su mito e icono Lennon por la región de Almería y ya te ganas el corazón (patapúmchimpón) de gran parte del auditorio. Creas un personaje como el que aquí BORDA Natalia de Molina y te ganas al menos a parte del masculino, metes al Cámara, que aún no sé por qué, sigue cayendo bien y sumas puntos... Aún así tu peli la ven cuatro gatos, por mucho que escribas columna en EL País...
La peli es un aburridísimo onanismo truebiano donde confluye Cuéntame y casi Sonrisas y Lágrimas.
El resultado es una cinta ñoña, sensiblera y bastante parda.
Es la gran triunfadora de Los Goya.
Pero es que este año en los Goya sólo había dos pelis que merecían el premio a la mejor peli, Caníbal y La herida. Cavestany???Where are U?
No entiendo nada.
Reconozco que el tipo es muy, muy listo y sabe dar a cada uno lo que quiere, pero eso no es sino una dimoplacía selectiva que no muestra las máscaras oscuras de Trueba.
Quítese alguna, y haga por fín esa peli que le apetece hacer independientemente de premios, de taquillas, y seguramente se coma los mocos, pero fijo que es una obra muy, muy, muy grande, porque usted, pequeño Trueba, lo es.
Lo mejor: Natalia, su frescura entre tantísima falsedad.
Lo peor: Cámara, con la pluma almodovariana ahora con ramalazo andaluz. Patético.
Atáquenme, en el fondo me pone,,,
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19 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Retrato luminoso de unos tiempos oscuros
Al cine de David Trueba se le ha acusado en más de una ocasión de costumbrista, 'buenista' e intrascendente. Vivir es fácil con los ojos cerrados no hará cambiar de opinión a los que defienden esa tesis, pero, en palabras del propio director, y como recurso para defender esta estimable película, puede alegarse lo siguiente: '¿quién no ha necesitado cerrar los ojos alguna vez para coger impulso y seguir viviendo?'

Vivir es fácil con los ojos cerrados es una bomba de oxígeno, una revisión alegre de unos tiempos tristes y una road movie positiva en la que el espectador siempre espera que a los personajes, todos con su particular equipaje de penurias y todos entrañables, les salga todo bien. Trueba se aferra a un imposible (que su héroe, un entusiasta profesor de inglés de Albacete, conozca a John Lennon en Almería a mediados de los 60) y acaba facturando una oda a los que enseñan y un retrato de los que antes y ahora no quieren recibir ningún tipo de lección. Todo ello sin discursos fáciles, referencias políticas obvias ni tufillos sectarios de ningún tipo.

El guion de Vivir es fácil con los ojos cerrados no contiene ningún trazo de brocha gorda, ninguna nota altisonante o ningún desatino: la película fluye con la apacible normalidad de quien esconde una vida de convulsiones a sus espaldas y se levanta con una sonrisa de oreja más o menos impostada cada mañana. Trueba sigue tan francés como siempre y retrata a un ser profundamente ibérico: el protagonista, ese 'profe' que siempre quisimos tener y nunca tuvimos, es ya una de las creaciones más redondas del cine español reciente, tan destacable como la soberbia composición que realiza un cómico y matizado Javier Cámara.

En el Festival de San Sebastián se oyeron 'bravos' muy sentidos: resultado obvio cuando un film toca la fibra sensible sin más truco que creer en las buenas intenciones de la buena gente. Trueba es un sabio, Cámara es el buenazo en ficción por excelencia, y Vivir es fácil con los ojos cerrados es un dulce nada empalagoso. No valen excusas como que la comedia es un género menor o que se parece en tono y estructura a un telefilm de lujo. Dejemos el libro de teoría en clase y aprendamos inglés de la forma menos ortodoxa: cantando la mítica Help con un honroso acento 'spanglish'. Quien ríe sus males espanta, y Vivir es fácil con los ojos cerrados ayuda a sacudir nuestros fantasmas. No importa que entre curva y curva haya pequeñas paradas a lo convencional: viendo la película uno se siente feliz. Y señores: a una obra de arte no se le puede pedir más.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
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16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Kilos y kilos de caspa
Kilos y kilos de caspa chorreando por los cuatro costados de la pantalla. Su pedagogía está al nivel de las fábulas de Esopo. Esta película, y no la crisis económica, justifica plenamente el fin de cualquier tipo de subvenciones al cine español. Como decía Nietzche, hay que ayudar a morir a los moribundos (o algo así). La pregunta que me hago es ¿si está es la ganadora de los Goya, como eran las otras? No le pongo menos nota, porque aun se pueden hacer las cosas peor.
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13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Basada en hechos reales, ¿y?
Muchas veces da igual que veamos ese cartelito que nos dice "basada en hechos reales". Lo que queremos cuando vamos al cine es creernos lo que se nos cuenta, imbricarnos en la historia, sentir a los personajes, dejarnos llevar por ellos, aunque la historia sea de lo más inverosímil. No es este el caso, aire amable bienintencionado con tufo a teleserie. Javier Cámara es el hombre perfecto para ello pero sin alma, un personaje plano. Nos dan lo mismo sus andanzas y las de sus compañeros. Todo resulta simple en el peor sentido, los diálogos con las ocurrencias, sus símbolos, las frases muy pensadas que resultan elementos extraños metidos con calzador. A pesar del calor de Almería se siente frío e indiferencia.
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12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Hablemos de las BUENAS personas
Película optimista, cargada de bondad y de buenos valores. Muy necesaria en los tiempos que corren (habla mucho más de la España actual de lo que podríamos sospechar a priori).

Porqué verla:

- Porque todos añoramos a ese maestro/a de escuela que nos inculcó algún valor positivo, humilde y leal, y que hoy día sigues recordando cuando piensas en la gente que construyó a la persona que eres hoy día;
- Porque gente como Antonio (el profesor de inglés) es y ha sido siempre la que hace que este mundo merezca la pena. Por ser un valiente que parece un cobarde en un mundo de cobardes que se las dan de valientes;
- Porque la película muestra y demuestra que la Música es capaz de hacerte aprender, sentir, amar,... , y porque une diferentes culturas;
- Porque es inteligente (y sano) reírnos de lo patéticos que somos a veces. Y porque el reconocer errores propios y aceptarnos tal y como somos nos hace mejores personas;
- Porque la verdadera Justicia sólo la saben diferenciar aquellos que han sufrido muchas injusticias;
- Porque es un canto a la esperanza. Hoy día sigue habiendo gente hospitalaria que se ofrece a llevarte a un destino, aunque no supieras que tienes uno;
- Porque es una película que se sabe imperfecta y aún así se luce (y se ve) orgullosa. Y no notas en ella ninguna pretensión ni delirios de grandeza;
- Por un inconmensurable Javier Cámara, que da vida a uno de los personajes más entrañables de los últimos años en el panorama cinematográfico estatal actual (no es un personaje fácil, está repleto de matices, y si no me creéis comprobadlo vosotros mismos);
- Por una bellísima, dulce y sensual Natalia de Molina (tiene ángel, estrella emergente);
- Por las playas y paisajes de Almería (Parque Natural de Cabo de Gata/Nijar), y de mi tierra, Tabernas. Porque es un enclave precioso para rodar una película (la localización de "La Fabriquilla", todo un acierto);
- Porque es un largometraje ameno. No es maniqueo y no hace referencias políticas a pesar de saberse en la época en la que ocurren los hechos;
- Por una preciosa banda sonora compuesta por Pat Metheny;
- Porque está bien dirigida, con cariño y se trata de un homenaje a los educadores por vocación (tan maltratados hoy día por este Gobierno corrupto);

Y supongo que me dejo unas cuantas razones más que hacen que está película me haga Sentir, sentir bien en este caso.

En definitiva, película que yo catalogaría como "sana", simpática, recomendable para todo el mundo, y en especial, para aquellos que creen que su vida tiene menos sentido por el simple hecho de andarla sin tener un destino claro, que hayan perdido un poco la esperanza y que estén decepcionados con el ser humano en general.

1 Saludo y gracias por leer mi crítica.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Aburrirse es fácil con los ojos abiertos
Recuerdo cuando criticábamos el cine de épocas pasadas, sobre todo cuando era relamido y condescendiente con la moral dominante. Muchas de esas películas, vistas ahora, nos llegan a parecer obras maestras, pues, a pesar de ciertos pagos que estaban obligados a cumplir, lograban personajes creíbles, sacados de la casa de al lado de donde vivíamos... eran verdaderas lecciones de sociología, escamoteadas a la censura, con chistes o situaciones que, de alguna forma, nos avergonzaban, porque nos veíamos retratados en ellas.

No es el caso de esta película que, sin embargo, parece más antigua y estereotipada que aquellas otras.

Bajo un buenismo casposo, personajes insostenibles y situaciones inverosímiles, convergen en un final cantado, previsible e inútil.

Si, al menos, hubiera sido graciosa...
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24 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
La manuela del siglo.
Francesc Colomer se marcha de casa porque su padre, que es un gris de pura cepa ,de aquellos que no dudaría en bañarse en Palomares si el régimen se lo pidiera, le manda cortar el cabello. Bueno, entre medio el personaje también dice que por más cosas, aunque tampoco entendemos que son esos pequeños menesteres. Natalia de Molina por su parte es un personaje que estando embarazada decide emprender un viaje a la aventura a no se sabe muy bien que lugar, y que a la mitad de la película decide masturbar (lo que vulgarmente llamaríamos una manuela) a su compañero de viaje (sí, al joven Colomer, en una de las secuencias sexuales más triste de nuestro cine patrio, cosa que ya es decir mucho además) y otra vez no sabemos muy bien porque. Que las decisiones de los personajes son fácilmente volátiles es un tema bastante evidente en el film, y no hay más que fijarse en el final de la película para que uno se dé cuenta. Como Trueba no sabe muy bien qué hacer con el destino de sus personajes, los deja en suspenso en otro viaje en coche inacabado (¿Pero finalmente qué relación hay entre el personaje de Colomer y el de Natalia?¿ Porqué se apunta a un triángulo amoroso que finalmente no llega a cuajar entre los tres protagonistas?)

Vivir es fácil con los ojos cerrados es el intento frustrado de David Trueba por realizar una road movie española siguiendo los modelos de las mejores películas norteamericanas del género. En medio de este cóctel, cuyo camarero es el siempre eficaz Javier Cámara, se mezclan a mansalva y sin reparo todo tipo de ideas y desgraciadamente también tics y tópicos de nuestro cine. El mayor problema es sin duda el guión de la película, que anda igual de perdido que el profe enrollado que interpreta Javier Cámara en su viaje por encontrar a Mr. Lennon.

La película tiene dos partes bien diferenciadas entre sí. La primera es la que más propiamente se asemeja a una road movie, donde conviven los tres personajes después de que el director los haya presentado inicialmente. Bien, Javier Cámara es sin duda el mejor perfilado, tanto porque tiene el mejor apoyo del guión detrás como por su interpretación, que se sitúa a años luz del resto de miembros del reparto (el goya al mejor actor sí es merecido en este caso). Se trata de un profesor de inglés, que utiliza las canciones de los Beatles para intentar animar a sus alumnos, tanto en cuestiones lingüísticas como motivacionales. Es cierto que el personaje bordea el cliché del profesor progre y enrollado que está por encima de las férreas pautas educativas (más si hablamos del año en el que está ambientada la película) pero sin duda su capacidad de entrabar amistad con los demás, su simpatía y el buen hacer del actor hacen que la evolución del personaje sea la más disfrutable del trío protagonista. Su evolución (por cierto, como nota es quizá el que menos desarrollo tiene a lo largo del film) está ligada a detalles que apunta Trueba y que resultan lo más interesante de la película. La segunda parte de la película tira por el costumbrismo de una España rural prototípica de los años sesenta, aunque con el aire de modernidad que insuflan nuestros protagonistas a la aldea.

Amar a los Beatles como lo hace el personaje de Javier Cámara (basado por cierto en una figura real) no es una mera anécdota, sino que es una metáfora fácil de la España que quiere abrirse a los nuevos vientos de cambio que soplan desde la pérfida Albión así como el mundo occidental al que la España de la dictadura se vio obligada a no inmiscurise. El corte de pelo no deja de ser un detalle bastante obvio y significativo de la juventud rompedora que interpretan los dos protagonistas más jóvenes del film. Trueba propone a estos dos como la esperanza de una España (sin duda hacer una lectura equiparable entre la España de aquel momento y la actual es bastante interesante) que aunque atada aún a las convencionalidades del pasado (como el mundo rural y los campesinos de la aldea que increpan al joven personaje de Colomer) puede aspirar a cambiar, tanto por la savia nueva que introducen como por tratarse de una generación edípica.

Sin embargo este planteamiento resulta bastante simplista. De hecho que Trueba tenga que recurrir a metáforas como la del corte del cabello o la diferenciación tan marcada que realiza el cineasta entre los analfabetos andaluces y los intelectuales catalanes (y esto lo firma un catalán) o si se quiere, entre el mundo rural y el mundo urbano, resta mucha elegancia a la película. El tono de la película resulta demasiado autocomplaciente y en la búsqueda de un buenrollismo acabamos ante un tono impostado que busca una alegría y una sonrisa fácil que sólo se consiguen en momentos puntuales y la mayoría de la mano de Cámara.

http://neokunst.wordpress.com/2014/03/11/vivir-es-facil-con-los-ojos-cerrados/
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Verla no es fácil con los ojos abiertos
Película española donde la presencia de Javier Cámara y su magnífica interpretación y ejecución, salvan "in extremis" a ésta película.
Historia real ambientada en la España de los 60, donde se repiten los tópicos que mil veces hemos visto en películas como esta. A esta pequeña historieta se le incrustan dos jóvenes ficticios que se escapan de sus respectivas vidas, a mi parecer, poco creíbles. Uno, hijo de una familia numerosa, padre policía. Tiene un acento catalán y una voz pubertosa, que mejor hubiera sido esperarse tres añitos para darle un papel así. Disfrazan este hecho diciendo que la madre (Ariadna Gil) es catalana y viven en Madrid. El adolescente no le da la suficiente fuerza al papel que necesita.
Por la otra parte tenemos a la adolescente embarazada malagueña, interpretada por una actriz que en la vida había oído hablar. Lo hace mal, fatal, sin intensidad, amateur, horrible. Me ha dejado a cuadros. A veces le pone acento andaluz, otras no. Lamentable. La hermana de Paco León por ejemplo lo hubiera hecho mucho mejor y le hubiera dado a la película otro cariz.
Luego el director inserta el personaje del camarero catalán con hijo deficiente, no entiendo ninguna de las dos cosas, no entran, y poco pinta de camarero de los 60 tiene este hombre, tiene mas bien pinta de escritor de los 90.
Poco más puedo decir, entretenida, pero típica, no me ha entrado bien. No deja muchas cosas claras, te quedas con dudas en algunas acciones.
Fallida.
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13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Un hombre bastante bueno
Tenemos a un estupendo Javier Cámara en el papel de héroe; profesor inteligente, culto, generoso, con sentido del humor, inocente, sabio, comprensivo, justiciero, humilde, valiente, apasionado, soñador... basta. Parte de Albacete y llega a la mítica Almería sesentera; va en busca del portador de la buena nueva; Lennon es el Dios extranjero, libertario y hippie que traerá a la cazurra y atrasada España los vientos de la libertad y la esperanza. Nuestro caballero andante persigue el santo grial en forma de canciones pop y letras en inglés. En el transcurrir de su cruzada reformadora, en ese viaje épico y luminoso, encontrará a dos jovenzuelos descarriados, dos almas de cántaro (aunque llenos de saberes y cualidades: ella es peluquera, mecánica y más buena que el pan, él es dibujante, camarero en ciernes, rompecorazones en potencia y con un gran corazón) que han sido maltratadas por esa España cafre y Franquista, encarnada en instituciones represoras, padres obtusos, curas brutales, "grises" estúpidos y campesinos ignorantes, contumaces y rudos. Se convertirá en el guía, en la figura tutelar y paternal de las dos víctimas del sistema; les mostrará la otra cara, la otra España posible, la formada por hombres "Machadianos" y "Beatlemaníacos" que tienen raíces pero no temen al futuro. El viaje geográfico se transformará en un viaje temporal y simbólico. Los sesenta como década bisagra; la que conectará la terrible posguerra con la idealizada transición democrática; Antonio sería un hombre del futuro incrustado en una realidad todavía demasiado dolorosa y negra.
La película se salva porque abandona el costumbrismo tópico-rancio, manso y chato del principio (esa comida familiar mientras disfrutan del inmortal baño de Fraga, esas bofetadas, esas miraditas compungidas...) y deriva hacia una fábula teatral y literaria en la que solo importan la agilidad de los diálogos, la elegancia en la dirección y las buenas interpretaciones de Cámara y Natalia de Molina (el chico -Colomer- es demasiado balbuciente y muermo). Se eliminan los excesos sentimentales, los sermones didácticos y las metáforas demasiado obvias, en favor de una narración ligera, sencilla, modesta y muy eficaz. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, pero, en este caso, no importa porque hay talento, buen gusto y delicadeza. Siendo más exigentes se podría decir que el trazo es grueso en la creación de los secundarios (el barman se pasa de bueno y cae en la caricatura) y en alguna situación (el acoso al chico de los garrulos), y aún así se acaban imponiendo las demás virtudes ya señaladas: la inteligencia, coherencia y honestidad del conjunto; se sabe una película pequeña y no imposta la voz para aparentar más.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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