17 Críticas de los usuarios
Críticas de los usuarios:
Infravalorada o poco promocionada.
1 de marzo de 2010
Corbucci no le llegaría a la suela de los zapatos a Leone, pero bajo mi opinión es el segundo mejor realizador de Spaguetti Western y con esta peli demuestra que a lo mejor escala por la rodilla y se le agarra a la cintura. Utiliza algunos de sus ingredientes y le sale una película bastante notable. Los personajes principales para mí están magníficos, el duelo final uno de los más espectaculares que se han visto, y todo ello aderezado con una banda sonora del genio Morricone (que sí, tal vez sea inferior a otras que tenga) pero aún así yo no puedo dejar de escucharla.
Me sorprende bastante el hecho de que a día de hoy que escribo esta reseña, muy pocos hayan dejado constancia de su visionado con un voto aquí en Filmaffinity. Una peli que desafortunadamente parece haber pasado desapercibida, cuando no son pocas sus virtudes.
Una peli disfrutable y altamente recomendable.
Me sorprende bastante el hecho de que a día de hoy que escribo esta reseña, muy pocos hayan dejado constancia de su visionado con un voto aquí en Filmaffinity. Una peli que desafortunadamente parece haber pasado desapercibida, cuando no son pocas sus virtudes.
Una peli disfrutable y altamente recomendable.
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32 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
L'Arena
11 de febrero de 2015
L’Arena
Siempre he dicho que existen tres tipos de SW: los de Leone, los buenos y los malos. “Salario para matar”, obviamente, es de los buenos. De los buenos, buenos. De los que suelen entrar en cualquier top-10 del mencionado subgénero sin despeinarse siquiera. Algo que no deja de tener bastante mérito tratándose de una familia —la del SW— con más de 500 miembros y encabezada por cinco pelis (los eurowesterns de Leone) cuyo liderazgo pocos se atreverían a discutir.
Dicho esto, concretar tal vez que cuando afirmo que “Salario para matar” es buena, buena lo digo, sin lugar a dudas, por varias razones. Primero, porque cumple a rajatabla y más que satisfactoriamente con las premisas básicas de cualquier SW que se precie. Premisas que todo adepto al eurowestern conoce a la perfección y que no pienso repetir una vez más. Y segundo —y fundamentalmente— porque la peli de Corbucci tiene una secuencia extraordinaria. Maravillosa. Sublime. Una secuencia que hubiera podido firmar el mismísimo Leone y que Corbucci, como alumno aventajado del romano, resuelve con incuestionable pericia y talento. Me estoy refiriendo, naturalmente, a la secuencia del duelo final en la plaza de toros a la que prefiero denominar como “l’arena”. Una denominación, a mi juicio, mucho más épica y memorable.
Añadir, tan sólo, que si la secuencia de “l’arena”, por sí sola, ya merece el visionado completo de esta peli también lo merece, obviamente, la partitura del maestro Ennio Morricone. Una pieza que, como no podía ser de otra forma, lleva por título “L’Arena” y que constituye, como no, el tema central de una de las mejores bandas sonoras del Spaghetti- Western.
Siempre he dicho que existen tres tipos de SW: los de Leone, los buenos y los malos. “Salario para matar”, obviamente, es de los buenos. De los buenos, buenos. De los que suelen entrar en cualquier top-10 del mencionado subgénero sin despeinarse siquiera. Algo que no deja de tener bastante mérito tratándose de una familia —la del SW— con más de 500 miembros y encabezada por cinco pelis (los eurowesterns de Leone) cuyo liderazgo pocos se atreverían a discutir.
Dicho esto, concretar tal vez que cuando afirmo que “Salario para matar” es buena, buena lo digo, sin lugar a dudas, por varias razones. Primero, porque cumple a rajatabla y más que satisfactoriamente con las premisas básicas de cualquier SW que se precie. Premisas que todo adepto al eurowestern conoce a la perfección y que no pienso repetir una vez más. Y segundo —y fundamentalmente— porque la peli de Corbucci tiene una secuencia extraordinaria. Maravillosa. Sublime. Una secuencia que hubiera podido firmar el mismísimo Leone y que Corbucci, como alumno aventajado del romano, resuelve con incuestionable pericia y talento. Me estoy refiriendo, naturalmente, a la secuencia del duelo final en la plaza de toros a la que prefiero denominar como “l’arena”. Una denominación, a mi juicio, mucho más épica y memorable.
Añadir, tan sólo, que si la secuencia de “l’arena”, por sí sola, ya merece el visionado completo de esta peli también lo merece, obviamente, la partitura del maestro Ennio Morricone. Una pieza que, como no podía ser de otra forma, lleva por título “L’Arena” y que constituye, como no, el tema central de una de las mejores bandas sonoras del Spaghetti- Western.
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22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso personaje el de Jack Palance
24 de noviembre de 2013
Sergei Kowalski (Franco Nero), mejor conocido por el Polaco, es un cínico y descarado mercenario que alquila sus servicios al mejor postor. Este es contratado para proteger el trasporte de una valiosa carga de plata.
Paco Román (Tony Musante) es una mezcla de bandido y líder revolucionario mexicano que también contrata al Polaco, para que le enseñe el manejo y uso de un arma de alto poder, ¡entre otras cosas más!
Ahora un vil y sanguinario pistolero, apodado Ricitos (Jack Palance) y el ejército del gobierno mexicano tienen una deuda personal que quieren saldar con la sociedad de Polaco y Paco, pero la cosa no será tan fácil.
"Il mercenario" (1968) es parte de una trilogía dedicada a México por el director Sergio Corbucci (1926-1990), conocida como el "Zapata-western", la completa "Vamos a matar, compañeros" (1970) y "Che c'entriamo noi con la rivoluzione?" (1972).
El film llama la atención por el impactante personaje de Jack Palance, un inescrupuloso y sanguinario asesino con pinta de homosexual. ¡En una época que estaban los homofóbicos dominando los medios!
Jack Palance (1919-2006) fue un actor ganador del Óscar y del "Golden Globe", fue célebre por sus personajes de villanos, tipos rudos o psicópatas.
Recibió tres nominaciones al Oscar como actor de reparto, por el psicológico drama "Sudden Fear" (1952) con Joan Crawford, el célebre western "Shane" (1953) con Alan Ladd y con el satírico western "City Slickers" (1991) finalmente gano la preciada estatuilla.
Dentro del género del "spaghetti western" hizo su debut en "Il mercenario" (1968) y "Vamos a matar, compañeros" (1970) ambos con Franco Nero, luego vinieron "Si può fare... amigo" (1972) con Bud Spencer, "Tedeum" (1972), "Blu Gang e vissero per sempre felici e ammazzati" (1973), "Il richiamo del lupo" (1975) y "Diamante Lobo" (1976) con Lee Van Cleef.
Paco Román (Tony Musante) es una mezcla de bandido y líder revolucionario mexicano que también contrata al Polaco, para que le enseñe el manejo y uso de un arma de alto poder, ¡entre otras cosas más!
Ahora un vil y sanguinario pistolero, apodado Ricitos (Jack Palance) y el ejército del gobierno mexicano tienen una deuda personal que quieren saldar con la sociedad de Polaco y Paco, pero la cosa no será tan fácil.
"Il mercenario" (1968) es parte de una trilogía dedicada a México por el director Sergio Corbucci (1926-1990), conocida como el "Zapata-western", la completa "Vamos a matar, compañeros" (1970) y "Che c'entriamo noi con la rivoluzione?" (1972).
El film llama la atención por el impactante personaje de Jack Palance, un inescrupuloso y sanguinario asesino con pinta de homosexual. ¡En una época que estaban los homofóbicos dominando los medios!
Jack Palance (1919-2006) fue un actor ganador del Óscar y del "Golden Globe", fue célebre por sus personajes de villanos, tipos rudos o psicópatas.
Recibió tres nominaciones al Oscar como actor de reparto, por el psicológico drama "Sudden Fear" (1952) con Joan Crawford, el célebre western "Shane" (1953) con Alan Ladd y con el satírico western "City Slickers" (1991) finalmente gano la preciada estatuilla.
Dentro del género del "spaghetti western" hizo su debut en "Il mercenario" (1968) y "Vamos a matar, compañeros" (1970) ambos con Franco Nero, luego vinieron "Si può fare... amigo" (1972) con Bud Spencer, "Tedeum" (1972), "Blu Gang e vissero per sempre felici e ammazzati" (1973), "Il richiamo del lupo" (1975) y "Diamante Lobo" (1976) con Lee Van Cleef.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran spaghetti
5 de noviembre de 2015
Lo primero que se me ocurre anotar es mi asombro por la gran cantidad de muertes que se producen durante la película, y no lo digo como crítica, es un apunte objetivo que en lo personal me parece un acierto. La cantidad de asesinatos que hay es inmensa, como tiene que ser si se mezcla revolución popular con las actividades delictivas propias del que busca su propio lucro. De entre los personajes destaca más ese polaco de ojos azules que poco tiene que envidiar al endiosado Eastwood, capaz de subir el precio de sus honorarios en mitad de una escaramuza. Hay mucha ironía e inevitable comedia en "Salario para matar", pero me niego a colocar este título entre lo que viene a ser lo normal en este subgénero, que sería el amplio espacio que ocupa el cine mediocre. No, definitivamente, esta película es una gran excepción y me atrevo a decir que produce tanto entretenimiento como los títulos de Leone.
Mención especial merece todo lo que tiene que ver con las escenas del tiroteo en la plaza de toros, tras un inmenso flashback que se come toda la película. Ahí tenemos a Palance nada menos, pero también llegamos habiendo conocido ya al gran Mustante, que nos ha dado mucho entretenimiento por tierras almerienses. Podrá criticarse la imagen que se da del pueblo mexicano, y lo entiendo, pero esto es cine, qué le vamos a hacer, y la peli no es perfecta ni mucho menos...
Mención especial merece todo lo que tiene que ver con las escenas del tiroteo en la plaza de toros, tras un inmenso flashback que se come toda la película. Ahí tenemos a Palance nada menos, pero también llegamos habiendo conocido ya al gran Mustante, que nos ha dado mucho entretenimiento por tierras almerienses. Podrá criticarse la imagen que se da del pueblo mexicano, y lo entiendo, pero esto es cine, qué le vamos a hacer, y la peli no es perfecta ni mucho menos...
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mercenario.
5 de agosto de 2015
Buen spaghetti western.
Varios son los motivos por los que me siento contrariado con la película. Por un lado contiene con una trama y una sucesión de escenas que le confieren un ritmo endiablado. Esa sucesión contrasta con algunas que se resuelven de manera aceptable con otras precipitadas, algo toscas. El segundo motivo es que contiene una escena sublime en una plaza de toros con un duelo final muy característico del género y que Leone sublimó. En este caso no llega a su maestría pero se le acerca. Por contra su posterior resolución, que resuelve la trama es de las peores de la película.
Pero lo realmente contrariado que me siento viene por motivos extra cinematográficos. Mi ignorancia en el género me ha hecho recordar que la había visto cuando renegaba de las películas que alquilaba mi padre en VHS. El culo de Jack Palance me lo ha hecho recordar y la susodicha escena de la plaza de toros me lo ha confirmado. Había borrado totalmente la película de mi memoria cinéfila.
Para más inri, su título original "Il mercenario" ha sido una de las bandas sonoras que más he escuchado del maestro Morricone y siempre la he asociado a otra película, una con Belmondo. Intolerable. Si fuera japo me hacía el hara kiri.
Varios son los motivos por los que me siento contrariado con la película. Por un lado contiene con una trama y una sucesión de escenas que le confieren un ritmo endiablado. Esa sucesión contrasta con algunas que se resuelven de manera aceptable con otras precipitadas, algo toscas. El segundo motivo es que contiene una escena sublime en una plaza de toros con un duelo final muy característico del género y que Leone sublimó. En este caso no llega a su maestría pero se le acerca. Por contra su posterior resolución, que resuelve la trama es de las peores de la película.
Pero lo realmente contrariado que me siento viene por motivos extra cinematográficos. Mi ignorancia en el género me ha hecho recordar que la había visto cuando renegaba de las películas que alquilaba mi padre en VHS. El culo de Jack Palance me lo ha hecho recordar y la susodicha escena de la plaza de toros me lo ha confirmado. Había borrado totalmente la película de mi memoria cinéfila.
Para más inri, su título original "Il mercenario" ha sido una de las bandas sonoras que más he escuchado del maestro Morricone y siempre la he asociado a otra película, una con Belmondo. Intolerable. Si fuera japo me hacía el hara kiri.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Sigue soñando… pero con los ojos abiertos”
22 de febrero de 2018
Iniciada la década de 1920, el escritor alemán Bertolt Brecht, comenzó a frecuentar a Berlín donde se vinculó enseguida al entorno literario y teatral de la ciudad. Dos años más tarde, contraería nupcias con la actriz y soprano Marianne Zoff y obtendría algunos roles en unas cuantas obras del teatro alemán. Sería allí donde, pocos años después, se iniciaría como dramaturgo en el Deutsches Theater que, por entonces, dirigía Max Reinhardt… y sería también por esos días que, “El Capital” de Karl Marx y los artistas socialistas de Berlín, transformarían para siempre su manera de interpretar el mundo.
Con este pensamiento abiertamente crítico con la sociedad de su época, surge entonces “Die Dreigroschenoper” (entre nosotros: “La Ópera de los Tres Centavos”, 1928), donde recrea a la sociedad capitalista como un nido de desadaptados, excluidos y oportunistas. Y, antes de que llegaran sus celebradas obras, “La Vida de Galileo”, “Madre Coraje y sus hijos”, “Terror y Miseria del Tercer Reich” y otras tantas, Brecht escribió una corta, pero, muy significativa obra a la que tituló, “Die Ausnahme und die Regel” (La Excepción y la Regla), la cual se estrenó en 1930, y desde entonces, ha sido llevada a escena en incontadas ocasiones y en los más diversos paisajes.
Se trata aquí de un comerciante (capitalista) que, compitiendo por una concesión para explotar petróleo, se sirve de un guía (clase media) y de un cargador (proletariado), pretendiendo llegar él primero tras una larga y penosa marcha -incluido un desierto- donde el vencedor se quedará con la licencia. Firme y conmovedor alegato contra los más comunes tópicos de la sociedad que padecemos, “La Excepción y la Regla” interesó también al calificado guionista Franco Solinas, quien, con la colaboración de Giorgio Arlorio, decidió adaptarla con la esperanza de que la dirigiera el celebrado director Gillo Pontecorvo… pero, puestos los derechos del guion en manos del productor, Alberto Grimaldi, a éste se le ocurrió hacer algo más comercial, y así, surgió la idea de convertir la historia en un ‘western a la europea’, con ambientación en la revolución mexicana, y serían Luciano Vincenzoni, el director Sergio Corbucci y otros escritores, los que se ocuparían de semejante labor.
De Brecht, quedan tan escasas huellas que hasta se desvaneció de los créditos; el ‘americano’ es, finalmente, un mercenario polaco (quien no mueve un dedo si no hay dinero de por medio) al que los mexicanos peyorativamente siguen llamando “gringo”; el cooli (cargador) se convierte ahora en un rebelde mexicano que contrata al mercenario por su destreza y recursividad a costa de que éste abuse de su generosidad. Y el guía ya no va más, y se transforma en una chica revolucionaria que les acompaña en sus andanzas… y de pronto en algún otro lugar.
Pero, contra todo, y aunque puestos a elegir hubiésemos preferido la idea inicial con Pontecorvo en el timón y con un fuerte aire a Bertolt Brecht - ¡su obra es imprescindible! –, tengo que decir que la película termina siendo muy entretenida, sobre todo, porque las actuaciones de Tony Musante, Franco Nero y Jack Palance (en ese orden) resultan más que divertidas. Aunque sin ningún aroma a tierra mexicana, la fotografía, no obstante, luce bastante satisfactoria, y ni qué decir que la banda sonora de Ennio Morricone está casi a la altura de las que hizo con Leone… ¡Ah! y si me ponen a escoger entre esta historia y las de la trilogía del dólar, me quedo con ésta sin pensarlo dos veces.
Título para Latinoamérica: PISTOLERO PROFESIONAL
Con este pensamiento abiertamente crítico con la sociedad de su época, surge entonces “Die Dreigroschenoper” (entre nosotros: “La Ópera de los Tres Centavos”, 1928), donde recrea a la sociedad capitalista como un nido de desadaptados, excluidos y oportunistas. Y, antes de que llegaran sus celebradas obras, “La Vida de Galileo”, “Madre Coraje y sus hijos”, “Terror y Miseria del Tercer Reich” y otras tantas, Brecht escribió una corta, pero, muy significativa obra a la que tituló, “Die Ausnahme und die Regel” (La Excepción y la Regla), la cual se estrenó en 1930, y desde entonces, ha sido llevada a escena en incontadas ocasiones y en los más diversos paisajes.
Se trata aquí de un comerciante (capitalista) que, compitiendo por una concesión para explotar petróleo, se sirve de un guía (clase media) y de un cargador (proletariado), pretendiendo llegar él primero tras una larga y penosa marcha -incluido un desierto- donde el vencedor se quedará con la licencia. Firme y conmovedor alegato contra los más comunes tópicos de la sociedad que padecemos, “La Excepción y la Regla” interesó también al calificado guionista Franco Solinas, quien, con la colaboración de Giorgio Arlorio, decidió adaptarla con la esperanza de que la dirigiera el celebrado director Gillo Pontecorvo… pero, puestos los derechos del guion en manos del productor, Alberto Grimaldi, a éste se le ocurrió hacer algo más comercial, y así, surgió la idea de convertir la historia en un ‘western a la europea’, con ambientación en la revolución mexicana, y serían Luciano Vincenzoni, el director Sergio Corbucci y otros escritores, los que se ocuparían de semejante labor.
De Brecht, quedan tan escasas huellas que hasta se desvaneció de los créditos; el ‘americano’ es, finalmente, un mercenario polaco (quien no mueve un dedo si no hay dinero de por medio) al que los mexicanos peyorativamente siguen llamando “gringo”; el cooli (cargador) se convierte ahora en un rebelde mexicano que contrata al mercenario por su destreza y recursividad a costa de que éste abuse de su generosidad. Y el guía ya no va más, y se transforma en una chica revolucionaria que les acompaña en sus andanzas… y de pronto en algún otro lugar.
Pero, contra todo, y aunque puestos a elegir hubiésemos preferido la idea inicial con Pontecorvo en el timón y con un fuerte aire a Bertolt Brecht - ¡su obra es imprescindible! –, tengo que decir que la película termina siendo muy entretenida, sobre todo, porque las actuaciones de Tony Musante, Franco Nero y Jack Palance (en ese orden) resultan más que divertidas. Aunque sin ningún aroma a tierra mexicana, la fotografía, no obstante, luce bastante satisfactoria, y ni qué decir que la banda sonora de Ennio Morricone está casi a la altura de las que hizo con Leone… ¡Ah! y si me ponen a escoger entre esta historia y las de la trilogía del dólar, me quedo con ésta sin pensarlo dos veces.
Título para Latinoamérica: PISTOLERO PROFESIONAL
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Polaco y Pancho.
21 de mayo de 2021
172/32(20/05/21) Entretenido spagueti western (que como todo que se precie está rodado en España: Madrid, Cuenca; Guadalara; y como no, la Icónica Almería) dirigido por Sergio Corbucci, con guión propio junto a Luciano Vincenzoni (“El Bueno, el Feo y el Malo”), Sergio Spina, Adriano Bolzoni (“Por un puñado de dólares”), sobre una historia Franco Solinas (“La Batalla de Árgel”), y Giorgio Alorio (“Ogro”), sobre una historia donde se unen un mercenario (encarnado por un excelente Franco Nero en un rol que bien pudo copiar Clint Eastwood para su clásico personaje estoico, que por ejemplo, en medio de una batalla negocia al alza sus honorarios, teniendo que cobrar en el momento), y un aspirante chusco a líder revolucionario (buen Tony Musante), para combatir contra el poder mexicano establecido, en especie de guerrillas, teniendo de antagonistas a un defensor del establishment embestido por el español Eduardo Fajardo, y un arribista amanerado “Ricitos (gran Jack Palance, se nota divirtiéndose con un rol de villano elegante, siempre trajeado, y con una flor en la solapa que dará mucho juego en el duelo. Personaje llamado Curly, que no sé si por casualidad es el mismo nombre que el del vaquero moderno que 23 años después le hizo ganar un Oscar por “Cowboys de ciudad”).
Sergei Kowalski (Nero), un mercenario polaco renegado que se escondió en México durante la revolución, es contratado por el dueño de la mina Alfonso García (Eduardo Fajardo) para pasar de contrabando su plata a través de la frontera hacia Texas antes de que sea incautada o robada. Pero cuando Kowalski conoce a Paco Roman (Tony Musante), un afable campesino que lidera un grupo de revolucionarios, se le ofrece una tarifa mayor para ayudar a los hombres como asesor militar y así se fugó con la plata. En medio de todo esto aparece el oportunista sádico (aunque religioso, siempre se presina ante sus víctimas), Ricitos (Jack Palance).
El tratamiento al idealismo revolucionario resulta superficial, una excusa para desplegar un gran sentido del divertimento, tanto en la acción más vitriólica y sanguinaria (innumerables muertes se producen, que solo compiten coetáneamente con la peckinpahiana “Grupo Salvaje”, aunque aquí la sangre resulta chistosa en lo que canta a kétchup), con escenas de tiroteos, batallas, ametrallamientos (como le gustaban las ametralladoras en el oeste a Corbucci, que se lo digan a Django y su ataúd), masacres, y hasta un duelo homérico en una plaza de toros con claras influencias del maestro del sub género Sergio Leone, todo un prodigio de la edición (por mor de Eusebio Alabiso: por ejemplo trabajó en “El Bueno, el Feo, y el Malo”), de cámara con primero planos extasiantes (por mor del DP Alejandro Ulloa), con el manejo de una campanita para elevar la intensidad, con la música de Morricone (L’Arena) atomizando la secuencia, y con ese fin al maravillosamente expuesto; esto sumado con un humor muy bien entremezclado por la grácil relación entre los dos protagonistas, un entente de interese egoístas, de traiciones y lealtades flexibles que da mucho juego. Ello Corbucci desplegado con gran sentido estético (no siempre arriesgado), jugando con los slows, zooms, angulaciones extrañas, con gran ritmo en las secuencias de acción fruto de un ágil montaje.
Y también muy (pero muy) destacable es la música creada por el genial Ennio Morricone, junto a Bruno Nicolai, aunque no se abe que el tema icónico del film es del primero, el sensacional ‘L’Arena’ que escucho mientras escribo, y que revitalizó Quentin Tarantino en su épica “Kill Bill. Volumen 2”, en la escena del interior del ataúd, con esos silbidos marca de la casa que estremecen en su fuerza dramática, aquí entrelazados al majestuosos duelo en el ruedo taurino, asimismo QT toma el tema ‘Ripresa’ de esta cinta para “Inglorious Bastards”, donde los protagonistas cortan cabelleras. Tarantino también tiró de Corbucci cuando tomó su nombre para su western “Django desencadenado” (donde también aparece Franco Nero en un cuasi-cameo). Esta "Il mercenario" (1968) es parte de una trilogía dedicada a México por el director Sergio Corbucci, conocida como el "Zapata-western", la completa "Vamos a matar, compañeros" (1970) y "Che c'entriamo noi con la rivoluzione?" (1972).
Donde el director adscrito a ideas izquierdistas despliega su vena política combativa desde ese alter ego aspirante a ser un nuevo Pancho Villa, con ese modo de retratar como villanos caricaturizados a los ricos vejando con las comidas a los peones (en realidad no se ven más humillaciones que esta al inicio, después asaltan pueblos, pero no vemos tiranía por parte alguna del estado, simplemente hay que suponerla). Y no podía faltar su ataque a la religión montando un akelarre violento en medio de una fiesta religiosa, partiendo la balacera asesina de una carroza con los rebeldes ataviados de ángeles.
La cinta posee un ritmo trepidante de principio a fin, con algún desmán, con algún atropello a la razón (lo del enfrentamiento a pecho descubierto de un coche cargado de dinamita y con la ametralladora contra varios cañones que no les disparan es ridículo, espectacular visualmente, pero ridículo), con momentos de calma que sirven para desarrollar caracteres, también alternado con algún elemento fallido, como es la inclusión del personaje femenino (Giovanna Ralli como Columba, una bella prostituta revolucionaria), que en principio parece dará más juego de desgaste de triángulo romántico (agradeciéndose nosea una mujer-florero), pero se adhiere ser una Lady Macbeth (o Yoko Ono) plana; Por ponerle algún pero más, está su final, muy tosco y que pedía a gritos ser más valiente y audaz para calar en el espectador (spoiler), resultando acomodaticio.
Sergei Kowalski (Nero), un mercenario polaco renegado que se escondió en México durante la revolución, es contratado por el dueño de la mina Alfonso García (Eduardo Fajardo) para pasar de contrabando su plata a través de la frontera hacia Texas antes de que sea incautada o robada. Pero cuando Kowalski conoce a Paco Roman (Tony Musante), un afable campesino que lidera un grupo de revolucionarios, se le ofrece una tarifa mayor para ayudar a los hombres como asesor militar y así se fugó con la plata. En medio de todo esto aparece el oportunista sádico (aunque religioso, siempre se presina ante sus víctimas), Ricitos (Jack Palance).
El tratamiento al idealismo revolucionario resulta superficial, una excusa para desplegar un gran sentido del divertimento, tanto en la acción más vitriólica y sanguinaria (innumerables muertes se producen, que solo compiten coetáneamente con la peckinpahiana “Grupo Salvaje”, aunque aquí la sangre resulta chistosa en lo que canta a kétchup), con escenas de tiroteos, batallas, ametrallamientos (como le gustaban las ametralladoras en el oeste a Corbucci, que se lo digan a Django y su ataúd), masacres, y hasta un duelo homérico en una plaza de toros con claras influencias del maestro del sub género Sergio Leone, todo un prodigio de la edición (por mor de Eusebio Alabiso: por ejemplo trabajó en “El Bueno, el Feo, y el Malo”), de cámara con primero planos extasiantes (por mor del DP Alejandro Ulloa), con el manejo de una campanita para elevar la intensidad, con la música de Morricone (L’Arena) atomizando la secuencia, y con ese fin al maravillosamente expuesto; esto sumado con un humor muy bien entremezclado por la grácil relación entre los dos protagonistas, un entente de interese egoístas, de traiciones y lealtades flexibles que da mucho juego. Ello Corbucci desplegado con gran sentido estético (no siempre arriesgado), jugando con los slows, zooms, angulaciones extrañas, con gran ritmo en las secuencias de acción fruto de un ágil montaje.
Y también muy (pero muy) destacable es la música creada por el genial Ennio Morricone, junto a Bruno Nicolai, aunque no se abe que el tema icónico del film es del primero, el sensacional ‘L’Arena’ que escucho mientras escribo, y que revitalizó Quentin Tarantino en su épica “Kill Bill. Volumen 2”, en la escena del interior del ataúd, con esos silbidos marca de la casa que estremecen en su fuerza dramática, aquí entrelazados al majestuosos duelo en el ruedo taurino, asimismo QT toma el tema ‘Ripresa’ de esta cinta para “Inglorious Bastards”, donde los protagonistas cortan cabelleras. Tarantino también tiró de Corbucci cuando tomó su nombre para su western “Django desencadenado” (donde también aparece Franco Nero en un cuasi-cameo). Esta "Il mercenario" (1968) es parte de una trilogía dedicada a México por el director Sergio Corbucci, conocida como el "Zapata-western", la completa "Vamos a matar, compañeros" (1970) y "Che c'entriamo noi con la rivoluzione?" (1972).
Donde el director adscrito a ideas izquierdistas despliega su vena política combativa desde ese alter ego aspirante a ser un nuevo Pancho Villa, con ese modo de retratar como villanos caricaturizados a los ricos vejando con las comidas a los peones (en realidad no se ven más humillaciones que esta al inicio, después asaltan pueblos, pero no vemos tiranía por parte alguna del estado, simplemente hay que suponerla). Y no podía faltar su ataque a la religión montando un akelarre violento en medio de una fiesta religiosa, partiendo la balacera asesina de una carroza con los rebeldes ataviados de ángeles.
La cinta posee un ritmo trepidante de principio a fin, con algún desmán, con algún atropello a la razón (lo del enfrentamiento a pecho descubierto de un coche cargado de dinamita y con la ametralladora contra varios cañones que no les disparan es ridículo, espectacular visualmente, pero ridículo), con momentos de calma que sirven para desarrollar caracteres, también alternado con algún elemento fallido, como es la inclusión del personaje femenino (Giovanna Ralli como Columba, una bella prostituta revolucionaria), que en principio parece dará más juego de desgaste de triángulo romántico (agradeciéndose nosea una mujer-florero), pero se adhiere ser una Lady Macbeth (o Yoko Ono) plana; Por ponerle algún pero más, está su final, muy tosco y que pedía a gritos ser más valiente y audaz para calar en el espectador (spoiler), resultando acomodaticio.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spaghettis con tomate
15 de junio de 2019
Salario para matar es un western entretenido. El género del spaghetti western añade un punto de comicidad al western clásico que constituye uno de sus hechos diferenciales básicos. Ignorarlo es no entender el spaghetti. Leone lo dejó claro cuando sentó las bases del subgénero, pero lo hizo con tanta sutileza que sus western pasan por obras mayores sin reparar en ello. ¡Ave César Leone! Corbucci es un alumno aventajado de Leone que, no interesándole (o no teniendo) la sutileza del maestro, cocina los spaghettis sin tratar de disimular la naturaleza de sus ingredientes. Éste Salario para matar es un magnífico ejemplo de ello. Si te gustan los spaghettis no te defraudará. Si le vas buscando tres pies al gato, entonces ya tú verás.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ORILLAS DE RÍO GRANDE
28 de mayo de 2020
La peripecia es ruda, el desarrollo de la historia posee agilidad, la acción exhibe por momentos un dinamismo endiablado y la ambientación, incluyendo la banda sonora, convierte el patio de butacas en un privilegiado mirador sobre ambas orillas de Río Grande.
La solemne e impecable figura de F Nero se erige en baluarte de la historia mientras que J. Palance pone un sempiterno rostro de malo que en esta ocasión queda como un registro muy limitado y con pocos matices.
Entretenida y variopinta película cuyo argumento muestra una excesiva carga maniquea
La solemne e impecable figura de F Nero se erige en baluarte de la historia mientras que J. Palance pone un sempiterno rostro de malo que en esta ocasión queda como un registro muy limitado y con pocos matices.
Entretenida y variopinta película cuyo argumento muestra una excesiva carga maniquea
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores BSOS de los spaghetti, y uno de los mejores spaghetti.
27 de septiembre de 2022
Partiendo de la base de que los mejores spaghetti western son los de Sergio Leone (quizá sólo "Agáchate, maldito" pueda ser superada por alguna de otro director), ahí están las películas de, curiosamente, otros Sergios, como Sollima y Corbucci.
Es el caso de esta "Salario para matar" (Il mercenario), protagonizada por un Franco Nero en sus días de gloria (27 años tenía el rapaz) y bien secundado por Tony Musante o Eduardo Fajardo, y rodada muy en su mayor parte en los extraordinarios paisajes de Almería, y en Madrid, que son empleados incluso más artísticamente que con Leone. A ello ayuda la excelente banda sonora de Morricone y Nicolai, bastante variada, desde el famoso silbido luego empleado por Tarantino en "Kill Bill", a la alegre "marcha" mexicana, los inconfundibles trompetazos y los tonos elegíacos. Si no es la mejor bso de un spaghetti fuera de la "trilogía del dólar" (ese honor le corresponde a "Hasta que llegó su hora") poco le falta, cuando además supera al score de esas pelis, por lo menos las dos primeras, en ocasiones.
Película que da ganas de cabalgar hacia la libertad. "¡¡Sueña, pero sueña despierto!!"
Es el caso de esta "Salario para matar" (Il mercenario), protagonizada por un Franco Nero en sus días de gloria (27 años tenía el rapaz) y bien secundado por Tony Musante o Eduardo Fajardo, y rodada muy en su mayor parte en los extraordinarios paisajes de Almería, y en Madrid, que son empleados incluso más artísticamente que con Leone. A ello ayuda la excelente banda sonora de Morricone y Nicolai, bastante variada, desde el famoso silbido luego empleado por Tarantino en "Kill Bill", a la alegre "marcha" mexicana, los inconfundibles trompetazos y los tonos elegíacos. Si no es la mejor bso de un spaghetti fuera de la "trilogía del dólar" (ese honor le corresponde a "Hasta que llegó su hora") poco le falta, cuando además supera al score de esas pelis, por lo menos las dos primeras, en ocasiones.
Película que da ganas de cabalgar hacia la libertad. "¡¡Sueña, pero sueña despierto!!"
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un polaco en Méjico que en realidad es Almería
27 de abril de 2010
Aunque soy un gran aficionado al "spaguetti-western" (que ahora empieza a reivindicarse e influyó mucho en el cine en general) reconozco que el 90% de sus títulos son muy malos en todos los sentidos. Solo de vez en cuando salieron obras redondas que merecen recordarse y esta es una de ellas, aunque no sé porque la nombran siempre como "izquierdista" cuando ante todo es de cachondeo, no se toma en serio la historia, el mismo prota dice "la revolución es matar a los ricos para robarles" y lo demás le importa un pimiento... y menos aún al otro prota, un genial Franco Nero que sin pagarle antes no mueve un dedo (y que encima es polaco¡¡¡).
Por muchas razones (y no todas cinematográficas) la Revolución Mejicana era un tema de moda en esa época, aunque esta en concreto no recurre a ninguna coartada histórica, ni a Villa ni a Zapata, es una historia simple pero bien contada, con mucho brío, mucha acción y sobre todo mucha guasa. También destaca la música (de Morricone, of course), que por cierto Tarantino (fan a ultranza del cine de serie B de todo tipo y en general de todo lo que sea cine) usó en "Kill Bill 2" y hace poco en "Malditos bastardos".
Si mi Adelita se fuera con otro, la seguiria por tierra y por mar, si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militaaaar...¡¡¡
Por muchas razones (y no todas cinematográficas) la Revolución Mejicana era un tema de moda en esa época, aunque esta en concreto no recurre a ninguna coartada histórica, ni a Villa ni a Zapata, es una historia simple pero bien contada, con mucho brío, mucha acción y sobre todo mucha guasa. También destaca la música (de Morricone, of course), que por cierto Tarantino (fan a ultranza del cine de serie B de todo tipo y en general de todo lo que sea cine) usó en "Kill Bill 2" y hace poco en "Malditos bastardos".
Si mi Adelita se fuera con otro, la seguiria por tierra y por mar, si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militaaaar...¡¡¡
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9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Conoces a Chopin? ¿Ese músico no vivió en Chihuahua?
2 de diciembre de 2019
El título que doy a mi crítica es el diálogo mantenido por el "Polaco" y Paco Román; es uno de los múltiples gags repartidos por el film, y para abrir boca a quien se piense verla, ni siquiera es el mejor, es uno de tantos.
Me ha perecido SOBERBIA película en todos los sentidos.
Hay secuencias que vería una y mil veces: la de la plaza de toros muy en particular, como ya han adelantado todas las críticas anteriores a la mía, destacando esta original presentación del duelo en el modesto coso taurino.
Me ha atrapado desde el principio ese carácter altanero y cínico del "polaco" (Franco Nero), así como el resto del reparto. Tan solo la protagonista femenina me parece algo fría, quizás demasiado hierática e inexpresiva.
Aunque técnicamente no se pueda calificar de "obra maestra" (que diría el ínclito Carlos Pumares), yo le pondría un 10 porque me ha gustado de principio a fin, y he disfrutado en todo el film. que es lo que se valora mayormente por aquí. Cuando ya piensas que se acaba la película, tras la secuencia famosa de la plaza de toros, todavía faltaban un par de giros más a la historia, para seguir saboreando la peli unos minutos más, GENIAL.
Y finalmente no le he puesto el 10 porque me hubiera gustado más una participación femenina más activa; aquí más bien la percibo como un objeto al servicio de los protagonistas, y con muy poco papel en la película. Y eso no se lo perdono.
Me ha perecido SOBERBIA película en todos los sentidos.
Hay secuencias que vería una y mil veces: la de la plaza de toros muy en particular, como ya han adelantado todas las críticas anteriores a la mía, destacando esta original presentación del duelo en el modesto coso taurino.
Me ha atrapado desde el principio ese carácter altanero y cínico del "polaco" (Franco Nero), así como el resto del reparto. Tan solo la protagonista femenina me parece algo fría, quizás demasiado hierática e inexpresiva.
Aunque técnicamente no se pueda calificar de "obra maestra" (que diría el ínclito Carlos Pumares), yo le pondría un 10 porque me ha gustado de principio a fin, y he disfrutado en todo el film. que es lo que se valora mayormente por aquí. Cuando ya piensas que se acaba la película, tras la secuencia famosa de la plaza de toros, todavía faltaban un par de giros más a la historia, para seguir saboreando la peli unos minutos más, GENIAL.
Y finalmente no le he puesto el 10 porque me hubiera gustado más una participación femenina más activa; aquí más bien la percibo como un objeto al servicio de los protagonistas, y con muy poco papel en la película. Y eso no se lo perdono.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nero y Palance.
1 de abril de 2023
Una de Corbucci siempre es más o menos igual. Temas 'mexicanos', venganzas, dinero fácil, disparos, mujeres objetos y la fácil identificación de la buena vida como la vida de alcohol, chicas y violencia gratuita. Realmente son siempre iguales. Aunque hizo algún Peplum, básicamente su carrera se desarrollo alrededor de los spaguetti western. Pero en esto era un genio. Temática siempre menos reflexiva que las cintas de Leone, que tienen una profundidad que no alcanza Corbucci.
Él prefiere temáticas ligeras, exposición de las pasiones humanas de forma más frívola, ligera, abiertamente desenfadada.
Un reparto típico: Franco Nero y Jack Palance como protagonistas, una música típica y tópica (del genio Ennio Morricone, acompañado de Bruno Nicolai), un guión resultón, y la estática tan característica de este tipo de cintas hacen una película más que interesante, seguramente muy bien valorada para los fan del género. Me gusta más el Oeste americano, pero hay que ver de todo.
El mismo año de esta película rodó El gran silencio, que me parece mucho mejor película.
Él prefiere temáticas ligeras, exposición de las pasiones humanas de forma más frívola, ligera, abiertamente desenfadada.
Un reparto típico: Franco Nero y Jack Palance como protagonistas, una música típica y tópica (del genio Ennio Morricone, acompañado de Bruno Nicolai), un guión resultón, y la estática tan característica de este tipo de cintas hacen una película más que interesante, seguramente muy bien valorada para los fan del género. Me gusta más el Oeste americano, pero hay que ver de todo.
El mismo año de esta película rodó El gran silencio, que me parece mucho mejor película.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una coproducción hispano-italiana bien dirigida por Sergio Corbucci con acción, tiroteos, humor y alboroto.
17 de febrero de 2024
Un Spaghetti-Paella Western a cargo de Sergio Corbucci, uno de los directores más representativos del género, incluyendo un reparto internacional y con muchos secundarios familiares españoles. Este es un entretenido Zapata/Spaghetti Western ambientado en México durante el enfrentamiento entre Madero y el general Huertas, que incluye a revolucionarios comunistas y malvados bandidos. Un polaco llamado Sergei Kowalski (Franco Nero) es un mercenario, que trabaja al mejor postor. Mientras Paco Román (Tony Musante), que es un peón que trabaja en una mina de plata propiedad de Elías García, se rebela contra su jefe y lo humilla a él y a sus dos hermanos, incluido el coronel Alfonso García (Eduardo Fajardo). Pronto es capturado, pero sus amigos lo salvan del peloton de fusilamiento. Kowalski es ordenado transportar plata a una mina, pero solo encuentra que el rebelde mexicano llamado Paco ha formado una guerrilla y ha tomado el control. Mientras tanto, Kowalski hace un trato con Elias y su hermano para llevar su plata de forma segura al otro lado de la frontera. Sin embargo, Sergei es contratado por Paco y le enseña al líder revolucionario cómo poner en práctica su fervor idealista. Ellos son perseguidos por Curly (Jack Palance), un pistolero gay vestido de blanco. ¡ El destino los unió, la codicia los hizo inseparables, la violencia los hizo compañeros !.
Es un western emocionante con un abrumador y violento enfrentamiento entre los protagonistas: Franco Nero como un mercenario polaco que se contrata al mejor postor y Tony Musante como un revolucionario-bandido sin escrúpulos que tiene ciertos ribetes patrióticos y sus enemigos Jack Palance y Eduardo Fajardo. Debido a que estaba obligado por contrato a proporcionar su voz para la versión en inglés, Franco Nero fue elegido inicialmente como Paco Román. James Coburn fue contratado para el papel del mercenario (que originalmente estaba destinado a ser estadounidense) basándose en su papel en Flint, agente secreto (1966), pero finalmente abandonó el papel debido a desacuerdos sobre quién debía ser: él o Nero, el más resaltado en el cartel publicitario del film. El papel de Coburn fue reescrito en polaco para que Nero pudiera interpretar al personaje con acento. A raíz de su actuación en la película, Franco Nero recomendó a Tony Musante a Giuseppe Patroni Griffi para un papel en Supongamos que una noche, cenando... (1969) que él y Gian Maria Volontè no pudieron aceptar. Franco Nero apareció en esta película como parte de un contrato de dos películas con el productor Alberto Grimaldi, siendo la otra Un lugar tranquilo en el campo (1968). Tony Musante fue elegido como Paco después de que Nero lo viera en El incidente (1967). Aquí Tony Musante, al igual que Tomas Milian, pone muecas, hace tontos gestos, ríe, llora y sobreactúa, pero interpreta espléndidamente. Además, agradable intervención de una belleza italiana como Giovanna Ralli. Y aparecen secundarios habituales del western italiano-español, tales como José Canalejas, Franco Ressell, Raf Baldassarre, Álvaro De Luna, Simón Arriaga, Lorenzo Robledo, Tito García, y por supuesto Eduardo Fajardo, ordinario secundario de los Corbucci films. Lo más destacado de la película es el enterramiento hasta el cuello de Tony Musante al estilo de ¨El Profesional¨ de Franco Nero, tan bien como el enfrentamiento en la plaza de toros y el polaco empuñando una ametralladora y disparando, aunque hay un cierto anacronismo por que ese modelo fue más moderno, de hecho esta es una ametralladora ficticia similar a la que usó en Django (1966): Hotchkiss Mle 1914. La película mezcla violencia, emoción, disparos, comedia con ironía y se mueve rápidamente con mucho alboroto y por eso es bastante divertida. Este film pertenece al numeroso grupo que se ambienta durante la revolución mexicana, llamado ¨Zapata Western¨, como lo son los italianos: ¨ Agachate máldito (Duck you sucker)¨, ¨El profesional¨, ¨Tetepa¨ y los americanos: ¨Grupo salvaje (Wild Bunch) ¨, ¨Villa rides¨, y ¨Los profesionales¨. Hay muchos buenos expertos asistentes y técnicos como el camarógrafo español Alejandro Ulloa que fotografió muchos Spaghettis, quien hace una excelente fotografía de exteriores áridos y montañosos paisajes bajo un sol tenue, tomadas en la Ciudad Encantada de Cuenca y, por supuesto, Almería. El músico Ennio Morricone crea una banda sonora clásica de Spaghetti con un atrapante leitmotiv y bien dirigida por su habitual colaborador Bruno Nicolai.
Bien producida por Alberto Grimaldi -PEA producciones- famoso productor de ¨La trilogía de los dólares¨ filmada por Sergio Leone, junto a la española 'Copercines'. El borrador original del guión fue escrito por Franco Solinas y Giorgio Arlorio, y se inspiró en gran medida en "La excepción y la regla" de Bertolt Brecht. Gillo Pontecorvo era el director previsto. Sin embargo, el guión fue reescrito en gran parte por Luciano Vincenzoni y varios otros, quienes reconcibieron la película como un Spaghetti Western basado en la Revolución Mexicana. Solinas y Arlorio repudiaron el nuevo guión y Pontecorvo dimitió como director, creyendo que no tenía suficiente experiencia con los westerns. En cambio, dirigió Queimada (1969), una película con un concepto similar. Alberto Grimaldi luego contrató a Sergio Corbucci para dirigir debido a su experiencia con Spaghetti Westerns. La dirección de Sergio Corbucci es acertada, realizó varios western italianos clásicos: ¨Django¨, ¨El gran silencio¨, ¨Hellbenders¨, ¨El especialista¨ y los ¨Compañeros¨, este último guarda especial parecido con ¨El mercenario¨ y junto con ¨ ¨Qué estoy haciendo en plena revolución¨ pertenece a la trilogía de Corbucci sobre la revolución mexicana. Calificación: 6,5/10. Buen espagueti western.
Es un western emocionante con un abrumador y violento enfrentamiento entre los protagonistas: Franco Nero como un mercenario polaco que se contrata al mejor postor y Tony Musante como un revolucionario-bandido sin escrúpulos que tiene ciertos ribetes patrióticos y sus enemigos Jack Palance y Eduardo Fajardo. Debido a que estaba obligado por contrato a proporcionar su voz para la versión en inglés, Franco Nero fue elegido inicialmente como Paco Román. James Coburn fue contratado para el papel del mercenario (que originalmente estaba destinado a ser estadounidense) basándose en su papel en Flint, agente secreto (1966), pero finalmente abandonó el papel debido a desacuerdos sobre quién debía ser: él o Nero, el más resaltado en el cartel publicitario del film. El papel de Coburn fue reescrito en polaco para que Nero pudiera interpretar al personaje con acento. A raíz de su actuación en la película, Franco Nero recomendó a Tony Musante a Giuseppe Patroni Griffi para un papel en Supongamos que una noche, cenando... (1969) que él y Gian Maria Volontè no pudieron aceptar. Franco Nero apareció en esta película como parte de un contrato de dos películas con el productor Alberto Grimaldi, siendo la otra Un lugar tranquilo en el campo (1968). Tony Musante fue elegido como Paco después de que Nero lo viera en El incidente (1967). Aquí Tony Musante, al igual que Tomas Milian, pone muecas, hace tontos gestos, ríe, llora y sobreactúa, pero interpreta espléndidamente. Además, agradable intervención de una belleza italiana como Giovanna Ralli. Y aparecen secundarios habituales del western italiano-español, tales como José Canalejas, Franco Ressell, Raf Baldassarre, Álvaro De Luna, Simón Arriaga, Lorenzo Robledo, Tito García, y por supuesto Eduardo Fajardo, ordinario secundario de los Corbucci films. Lo más destacado de la película es el enterramiento hasta el cuello de Tony Musante al estilo de ¨El Profesional¨ de Franco Nero, tan bien como el enfrentamiento en la plaza de toros y el polaco empuñando una ametralladora y disparando, aunque hay un cierto anacronismo por que ese modelo fue más moderno, de hecho esta es una ametralladora ficticia similar a la que usó en Django (1966): Hotchkiss Mle 1914. La película mezcla violencia, emoción, disparos, comedia con ironía y se mueve rápidamente con mucho alboroto y por eso es bastante divertida. Este film pertenece al numeroso grupo que se ambienta durante la revolución mexicana, llamado ¨Zapata Western¨, como lo son los italianos: ¨ Agachate máldito (Duck you sucker)¨, ¨El profesional¨, ¨Tetepa¨ y los americanos: ¨Grupo salvaje (Wild Bunch) ¨, ¨Villa rides¨, y ¨Los profesionales¨. Hay muchos buenos expertos asistentes y técnicos como el camarógrafo español Alejandro Ulloa que fotografió muchos Spaghettis, quien hace una excelente fotografía de exteriores áridos y montañosos paisajes bajo un sol tenue, tomadas en la Ciudad Encantada de Cuenca y, por supuesto, Almería. El músico Ennio Morricone crea una banda sonora clásica de Spaghetti con un atrapante leitmotiv y bien dirigida por su habitual colaborador Bruno Nicolai.
Bien producida por Alberto Grimaldi -PEA producciones- famoso productor de ¨La trilogía de los dólares¨ filmada por Sergio Leone, junto a la española 'Copercines'. El borrador original del guión fue escrito por Franco Solinas y Giorgio Arlorio, y se inspiró en gran medida en "La excepción y la regla" de Bertolt Brecht. Gillo Pontecorvo era el director previsto. Sin embargo, el guión fue reescrito en gran parte por Luciano Vincenzoni y varios otros, quienes reconcibieron la película como un Spaghetti Western basado en la Revolución Mexicana. Solinas y Arlorio repudiaron el nuevo guión y Pontecorvo dimitió como director, creyendo que no tenía suficiente experiencia con los westerns. En cambio, dirigió Queimada (1969), una película con un concepto similar. Alberto Grimaldi luego contrató a Sergio Corbucci para dirigir debido a su experiencia con Spaghetti Westerns. La dirección de Sergio Corbucci es acertada, realizó varios western italianos clásicos: ¨Django¨, ¨El gran silencio¨, ¨Hellbenders¨, ¨El especialista¨ y los ¨Compañeros¨, este último guarda especial parecido con ¨El mercenario¨ y junto con ¨ ¨Qué estoy haciendo en plena revolución¨ pertenece a la trilogía de Corbucci sobre la revolución mexicana. Calificación: 6,5/10. Buen espagueti western.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mujer 'empoderada' que se empoderó de un 'zapatawestern'
22 de febrero de 2024
La primera de la trilogía mexicana de 'zapatawesterns' de Corbucci. Algo atropellada a veces en su ritmo y estructura, a mi juicio, como si pidiera algo más de sosiego. Pero con indudables virtudes que ya aquí se han mencionado, con secuencias memorables, mucho humor e ironía, una excelsa y evocadora banda sonora de Morricone y, sobre todo, una película muy entretenida.
Todo esto la coloca muy por encima del género, por supuesto, siendo ademas, de esos filmes, me parece, que deben ganar mucho con un segundo visionado, de esos en los que siempre se pueden encontrar cosas nuevas.
Nacido el guión a partir de lo que primero iba a ser la adaptación de una obra de Bertold Bretch que iba a realizar Pontecorvo, hay una indudable intencionalidad política en la cinta, aunque nunca se haga muy explícita o con subrayados sino más bien de un modo pespunteante. O sea, como debe ser.
Rodada en parajes de Almería o Madrid, pero tambien de Guadalajara o Cuenca, en donde es notoria una secuencia en La Ciudad Encantada (¿quién dijo que el 'spaguetti' no sacaba partido a los paisajes, que eso lo hacía solo el hollywoodiense?) junto a Nero, Musante o Palance, también debe destacarse la presencia de la hermosa Giovanna Ralli.
Y es que uno pediría para ella más líneas de diálogo. Porque cuando irrumpe en el filme, con un personaje de mujer que hoy algunos llamarían "empoderada", lo dota de un tono mucho más interesante.
Todo esto la coloca muy por encima del género, por supuesto, siendo ademas, de esos filmes, me parece, que deben ganar mucho con un segundo visionado, de esos en los que siempre se pueden encontrar cosas nuevas.
Nacido el guión a partir de lo que primero iba a ser la adaptación de una obra de Bertold Bretch que iba a realizar Pontecorvo, hay una indudable intencionalidad política en la cinta, aunque nunca se haga muy explícita o con subrayados sino más bien de un modo pespunteante. O sea, como debe ser.
Rodada en parajes de Almería o Madrid, pero tambien de Guadalajara o Cuenca, en donde es notoria una secuencia en La Ciudad Encantada (¿quién dijo que el 'spaguetti' no sacaba partido a los paisajes, que eso lo hacía solo el hollywoodiense?) junto a Nero, Musante o Palance, también debe destacarse la presencia de la hermosa Giovanna Ralli.
Y es que uno pediría para ella más líneas de diálogo. Porque cuando irrumpe en el filme, con un personaje de mujer que hoy algunos llamarían "empoderada", lo dota de un tono mucho más interesante.
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LOS HEROES DE MESA VERDE
31 de mayo de 2021
Injustamente olvidado filme del prolífico Sergio Corbucci (junto con Sergio Leone y Sergio Solima) uno de los principales referentes del western europeo que supo deleitarnos en aquellas sesiones dobles de los cines de barrio de fines de los `60 y principios de los `70 y que además tanto influyeron en cineastas como Tarantino. Curiosamente unos años después el propio Leone rodó su versión de la historia (o al menos una casi calcada) Los Héroes de Mesa Verde donde James Coburn hace un papel igual al que aquí asume Franco Nero, solo que allí es irlandés y aquí polaco y Rod Steiger asume el papel del bandido mejicano reconvertido en revolucionario que aquí interpreta Tony Musante. Con una excelente fotografía de Alejandro Ulloa y la impresionante banda sonora del maestro Morricone (como no podía ser de otra manera) la película nos deleita con casi dos horas de cabalgatas y tiroteos por la planicie mejicana (aunque en realidad fue rodada en el madrileño Colmenar Viejo) con un Franco Nero rubio que casi parece un clon de Terence Hill y un Tony Musante inspirado aunque chirrie un poco que un mejicano hable español con acento norteamericano. En fin, una pasada
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2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista de nuevo, me he reconciliado con ella
3 de marzo de 2022
"- Das pena.
- Yo no doy pena nunca.
- No te pongas nervioso cuando estes desarmado, si no, darás pena dos veces, vivo y muerto".
Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas pensé esto:
"Aunque algunas críticas digan que es una estimable cinta, donde interpretación y realización son más que dignas, lo cierto es que, aun con algunos buenos detalles, es un puro spaguetti-western. Con todos sus defectos: violencia totalmente gratuita, personajes simplones y amorales...
Sólo destaco la fotografía, y Palance, aunque esto no es de extrañar.
Eso sí, el duelo final entre Palance y Musante es meritorio. Pero el resto... No me gustó mucho que digamos, aunque siempre recordaré la fabulosa música del maestro Morricone, sobre todo el tema principal: "L'arena", que astutamente empleó muchos años más tarde Quentin Tarantino en "Kill Bill 2". Concretamente en la escena en que Uma Thurman trata desesperadamente de salir de la tumba donde le han metido".
Pues bien, viéndola de nuevo, en julio de 2021, compruebo que es la fama de película bien hecha está plenamente justificada.
Me ha parecido muy entretenida, estupendamente dirigida y con estimables y sobre todo muy entusiastas interpretaciones de todo/as lo/as actore/as y actrices.
Técnicamente es una maravilla, con preciosa fotografía a toda pantalla del gran Alejandro Ulloa, un perfecto montaje que le da un brío narrativo al film admirable y una banda sonora soberbia de los maestros Morricone y Bruno Nicolai. Está presente durante todo el film, pero sin cansar, primero a cuenta gotas y luego en su totalidad, la melodía "L'arena" por mí preferida de Morricone.
En definitiva, que me podría extender mucho hablando de este dinámico y muy vivo filme, que me he reconcilidado con él y ahora no puedo explicarme porqué no me hizo gracia la primera vez. Tendía un mal día, supongo.
https://filmsencajatonta.blogspot.com/
- Yo no doy pena nunca.
- No te pongas nervioso cuando estes desarmado, si no, darás pena dos veces, vivo y muerto".
Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas pensé esto:
"Aunque algunas críticas digan que es una estimable cinta, donde interpretación y realización son más que dignas, lo cierto es que, aun con algunos buenos detalles, es un puro spaguetti-western. Con todos sus defectos: violencia totalmente gratuita, personajes simplones y amorales...
Sólo destaco la fotografía, y Palance, aunque esto no es de extrañar.
Eso sí, el duelo final entre Palance y Musante es meritorio. Pero el resto... No me gustó mucho que digamos, aunque siempre recordaré la fabulosa música del maestro Morricone, sobre todo el tema principal: "L'arena", que astutamente empleó muchos años más tarde Quentin Tarantino en "Kill Bill 2". Concretamente en la escena en que Uma Thurman trata desesperadamente de salir de la tumba donde le han metido".
Pues bien, viéndola de nuevo, en julio de 2021, compruebo que es la fama de película bien hecha está plenamente justificada.
Me ha parecido muy entretenida, estupendamente dirigida y con estimables y sobre todo muy entusiastas interpretaciones de todo/as lo/as actore/as y actrices.
Técnicamente es una maravilla, con preciosa fotografía a toda pantalla del gran Alejandro Ulloa, un perfecto montaje que le da un brío narrativo al film admirable y una banda sonora soberbia de los maestros Morricone y Bruno Nicolai. Está presente durante todo el film, pero sin cansar, primero a cuenta gotas y luego en su totalidad, la melodía "L'arena" por mí preferida de Morricone.
En definitiva, que me podría extender mucho hablando de este dinámico y muy vivo filme, que me he reconcilidado con él y ahora no puedo explicarme porqué no me hizo gracia la primera vez. Tendía un mal día, supongo.
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