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12 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
Inmensa Judy en un duelo de titanes
Judy Garland: la grandiosa voz, la excepcional gran actriz que murió a los 47 años en uno de sus múltiples excesos de somníferos con alcohol; cinco matrimonios, tres hijos, y un talento fuera de serie para todos los géneros dentro del musical, la comedia o este drama descarnado donde se ocupa de interpretar a una mujer madura de vuelta de muchos fracasos, como ella misma, que gozaba de un éxito enorme pero se sentía la más perdedora.

Burt Lancaster resuelve con holgura la fortaleza y claridad de su difícil personaje. Gena Rowlands tiene una colaboración magnífica. John Cassavetes dirige a disgusto porque el productor le impone unas reglas de juego que no acepta, reniega de esta película muy convencional si se tienen en cuenta las rarezas que él dirige, pero a mí me gustan sus rarezas y también esta, que además me gusta mucho, nunca deja de emocionarme ver a Garland tan desprotegida, a seis años de su muerte, dando la impresión de que en cualquier momento va a romperse, va a olvidar la letra, va a equivocar la escena, su propio nombre... perfectamente unida al doliente personaje que interpreta.

Creo que después de esta película hizo una más, en UK con Dirk Bogarde, se tituló algo así como Amarga es la gloria, precisamente la historia trágica de una cantante de éxito que por el alcohol pierde a marido e hijo con una sensacional escena final de recuperación de último minuto cantando ante un público entregado. Como toda América se entregó al asistir a su entierro, multitudinario, espectacular.

Pero aquí todo es intimista. En Ángeles sin paraíso (Título original creo que es: Un niño espera) sólo canturrea un poco como una pobre maestra a quien le urge reconstruir su vida.
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31 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Aprendiendo a educar
Esta película ha sido de momento con la que más he llorado en mi vida, claro que yo soy de lágrima fácil. Es muy humana pero realista, supongo que por eso no es plato de buen gusto para todos los públicos, sobre todo para los que no quieren ver la parte más “oculta” del mundo en que vivimos.
Judy Garland está radiante y Burt Lancaster no se queda atrás. Interpretan él al director de un centro para deficientes y ella a una mujer madura soltera con una vida que no le satisface y que busca una actividad que la llene como ser humano, dando un sentido a su existencia y por eso comienza a trabajar en el centro de discapacitados.
El argumento gira en torno a un niño llamado Reuben que según nos cuentan roza la normalidad, pero no es como los demás y justo está ahí lo más triste del film, porque te hacen ver que el niño es bastante consciente de lo que le está pasando, de que está en un limbo entre lo que se considera normal y lo que se ve como deficiente y es rechazado por los otros niños (escena del partido). Te da mucha pena ver que los padres no vienen a verle, siendo un gran consuelo que Jean Hansen (Judy Garland) le trata como si fuera una segunda madre. Sin embargo el director hace ver a Jean que eso es contraproducente según su experiencia.
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16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¿Cómo tratar a un niño especial?
Enfermera y pianista, pero sin experiencia alguna en la educación de niños, y menos aún de niños especiales, Jean Hansen se arriesga a solicitar empleo en el instituto Crawthorne… y para su suerte, el Dr. Clark decide contratarla. En silencio, pero con clara inconformidad, la mujer ya madura comienza a darse cuenta de que la base formativa del director-psiquiatra se centra en la norma y en la disciplina, entendida ésta como el ejercicio riguroso de la norma. Por su parte, el Dr. Clark comienza a notar que, entre Jean y un chico recién llegado llamado Reuben, se está dando una relación demasiado estrecha, marcada por el paternalismo y la sobreprotección, claramente diferenciable de su relación con los demás muchachos.

Estas actitudes producirán un necesario choque, pero abrirán un espacio de discusión en los métodos formativos de la institución. ¿Cómo se debe tratar a un niño especial? Es la pregunta que comienza a surgir en la cabeza de los empleados, más cuando aquel espacio es de los primeros que se ocupan profesionalmente de aquellas insuficiencias por mucho tiempo ignoradas y peor tratadas. Y a ésto se suma que el pequeño Reuben, en palabras del Dr. Clark: “Es uno de nuestros más espectaculares fracasos”.

El productor, Stanley Kramer, parecía interesado en dirigir él mismo este significativo guion de Abby Mann, que, tras su efectivo trabajo juntos en, “Judgment at Nuremberg”, el escritor acababa de ofrecerle. Pero, al final optó por entregarlo al director de la renombrada, “Shadows", John Cassavetes, para que tomara el timón. Como era de esperarse por su trayectoria como realizador, Kramer se permitió ciertas injerencias al serle entregada la película e hizo algunos cortes buscando que primara su tesis de que, lo correcto con los niños especiales, es tenerlos en una institución donde se socialicen con sus iguales y la cual se dedique particularmente a sus problemáticas. Mientras que, Cassavetes, defendía la idea de que, “los niños deben ser aceptados tal como son, pues, su vida tiene un sentido y un significado. La tragedia la creamos nosotros con la manera como interpretamos sus diferencias”. Por lo tanto, se entiende, se trata de acogerlos en sociedad sin aislarlos de manera alguna. Al final, la película logra contener las ideas de ambos, y desde mi punto de vista, creo que las dos proposiciones tienen sus pros y sus contras, y creo que debe ser el niño especial quien determine dónde se siente más cómodo.

Como rara vez ocurre en este cine-escuela, se crea en, <<ÁNGELES SIN PARAÍSO>>, un punto de equilibrio entre los caracteres del director y la instructora, pues al final, quizás comprenderemos que lo justo es tratar a los niños especiales con ciertas normas, pero con amorosa autoridad.

Nos conmueve la frágil condición con que, después de tantas vicisitudes en su vida privada, Judy Garland asume este rol que nos la devuelve satisfactoriamente en su penúltima película. Su rol, como el de Burt Lancaster, resulta con tanta calidez como para que podamos sentir por ellos un especial afecto.

Título para Latinoamérica: <<UN NIÑO ESPERA>>
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
UN NIÑO ESPERA
Una película emocionante, dura, reflexiva, sin trampas, sobre las personas excluidas de la sociedad desde su nacimiento, esas de las que ayer decíamos, entre el desdén y la ignorancia, que tienen retraso o subnormalidad y hoy, al menos con un poco más de respeto, que tienen esta o aquella discapacidad o necesidad educativa especial. Personas que viven internadas en un colegio a espaldas de una sociedad incapaz de comprenderlas y asumir quiénes y cómo son, a expensas de un estado capitalista que duda de la eficacia de su educación y preferiría gastar el dinero en alumnos “excelentes”, en manos de unos educadores que se desviven por ellos porque han encontrado el sentido a su vida, sin importar las expectativas de triunfo, porque la dignidad de esas personas significa mucho más.

Una película producida y montada por Stanley Kramer en perjuicio de su director, el independiente John Cassavetes, que no estaba de acuerdo con el punto de vista sentimental y convencional de Kramer. Sin embargo, su dirección es muy acertada, con planos cortos de emotiva naturalidad, travellings interesantes, ángulos creativos y una estupenda fotografía. Los imaginativos créditos, a base de dibujos de los niños, nos sumergen en lo que será después una descripción seria, objetiva, diversa y cariñosa de las diversas discapacidades que tienen.

El sólido y bien trenzado guion de Abby Mann se centra en la historia que da el sugerente título original a la película (Un niño espera) aunque la manía dobladora de la época pusiera ese otro título en español tan lírico como poco acertado, porque lo que vemos es el mundo inverso, sin ángeles (esos niños no lo son), pero con paraíso (el de las personas que trabajan por ellos). Reuben, magníficamente interpretado por Bruce Ritchie, es abandonado en el colegio por sus moralmente arruinados padres y nunca van a visitarlo, aunque él los espera cada miércoles y vive obsesionado por ellos. El colegio está regido por el duro, tozudo, atormentado y racional Matthew Clark (personaje que asume Burt Lancaster con la brillantez habitual), que no consigue nada con ese niño tan especial pese a su éxito con otros, y que tendrá que aceptar estrategias menos teóricas y más sentimentales como las de la profesora Jean Hansen (Judy Garland), sin experiencia pero buscadora de alguien que la necesite tras una turbia vida fracasada y que comprende enseguida que el niño depende de la figura progenitora, que ella asume contra los criterios del director, más empeñado en conseguir que los niños se ayuden a sí mismos. Todos tienen su parte de razón, su parte de fracaso y también su parte de éxito.

Una mención especial merece Judy Garland, en la que fue su penúltima película, seis años antes de su muerte. La otrora gran estrella del musical, la Dorothy de El mago de Oz, es aquí una mujer madura, de voz rota, perdida, deseosa de que alguien la quiera, con una interpretación que resta de glamour lo que ofrece de autenticidad.

La película hace pensar, formularse preguntas, debatir, replantearse prejuicios y admirar la labor de los educadores. Y sí, también llorar a poco que se conozca a uno de estos niños de los que nadie espera nada, que tal vez consigan sólo hacer, con suerte y paciencia, un trabajo simple y mecánico.

-Cuando mi hija nació, creí que era la peor tragedia que le podía pasar a un padre, pero ella no sabía que era una tragedia: la tragedia debía estar en nosotros mismos.

¿Qué se puede decir después sino dar las gracias por haber venido?
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Muy buena, pero...
Como digo es una película muy interesante, tanto por el tema como por como es desarrollada. En cambio no es la película que Cassavetes quiso. El estudio con nocturnidad y alevosia mandó a Kramer montarla sin la supervisión del director y esto dió un vuelco, no tanto al fondo si no al objetivo de la película. Como bien cuenta el propio director en Íntimo Cassavetes, él quería una película en el que se viera a los niños jugar, sufrir, dudar, llorar, darles la palabra en definitiva, en cambio el resultado final es una película mucho más volcada en la enfermedad en sí. Después de esto Cassavetes estalló en ira hacia los estudios y sólo al final de su carrera volvió a rodar para Columbia.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Sensibilidad.
Traducida al español como Ángeles sin Paraíso, A Child is Waiting es una de las películas que realizó John Cassavetes a inicio de los años sesenta, concretamente en el 1963. La película es sin duda la demostración de que el director norteamericano gozaba de una sensibilidad poco habitual entre sus compatriotas y compañeros de profesión y de que si había una figura renovadora en Estados Unidos comparable al movimiento que se estaba produciendo allende a los mares, especialmente en Francia con el movimiento de la Nouvelle Vague, era sin duda él. Sin embargo el rodaje de la película no fue el más benevolente y deseable de todos. El director de la película llegó a perder la confianza del guionista Aby Mann, del productor Stanley Kramer e incluso de las dos estrellas del reparto, Judy Garland y Burt Lancaster.

El argumento es sin duda peliagudo y comprometido. Con la colaboración de Aby Mann (aunque tuvieron alguna que otra discusión durante el rodaje), Cassavetes adapta una novela que nos lleva a los lugares más recónditos de la mente humana, como es el tema de la deficiencia mental infantil. Lejos de la sensiblería melodramática con la que muchos hubieran afrontado el tema, Cassavetes lo hace con una gracia y sobre todo, una humanidad, muy poco corrientes en los años sesenta. Pocos directores más como él hubieran sido capaces de tocar una película con un tema tan espinoso y salirse airadamente de él (pese a que los problemas de rodaje que tuvo el director con sus dos estrellas, Judy Garland y Burt Lancaster). El propio Cassavetes es quien decidió que se contará con niños que realmente tenían problemas mentales, y para ello decidió colaborar con el hospital de Pomona. El propio director habló con los padres de los niños así como con ellos, para contar con el grupo para el rodaje. Cassavetes no escatima planos durante el propio film y algunos pueden incluso a decir que la galería de niños es el verdadero protagonista de la película, por delante incluso de las dos estrellas del reparto.

El problema principal es Stanley Kramer. El productor (y director de películas como el Juicio de Núremberg 1961) escogió a Cassavetes como el principal responsable de la película,pero no se contentó con un papel limitado de productor, sino que defendió sus propias aportaciones a la película. De hecho, llegó a manipular la cinta durante la postproducción y manipuló las ideas de Cassavetes en la película. Como consecuencia de esto, el director abandonaría durante largo tiempo el sistema de grandes estudios (la película está producida por la Warner Bros) para poder dirigir películas de menor presupuesto pero con una mayor libertad artística.

Además, la pelea entre Kramer y Cassavetes iba más allá de la estética. Cassavetes cuenta que la película debía tener como gran protagonista a los niños, y nunca adoptar un tono totalmente melodramático. Cuenta que fue Kramer quien introdujo algunos primeros planos que hacían que el film llegará por unos tonos sentimentales que no eran del agrado del director. Por otra parte las dos personalidades defendían ideas muy diferentes. Cassavetes defendía la completa intolerancia de la sociedad delante de los deficientes mentales, que en el mejor de los casos aparta la mirada con tal de no verlos. Cassavetes defiende muy bien sus ideas y pese a los desarreglos con Kramer podemos ver esta humanitaria visión en diversas secuencias.

Una de ellas es la comparación que hace la película entre la familia afroamericana y la familia del niño principal de la película. Mientras que la familia de Reuben goza de una posición socialmente elevada, la familia del niño afroamericano a penas puede subsistir. Y sin embargo, el trato que tienen ante sus respectivos hijos es totalmente diferente. Si la familia de Reuben da totalmente la espalda a su hijo, considerado como una mancha en su historial que hay que ocultar ante el resto de compañeros de su mismo estatus, en el caso del niño afroamericano ocurre totalmente lo contrario, y lo tratan con todo el amor posible. Sin duda toda una declaración de intenciones que Cassavetes realiza en un momento en que la comunidad negra tenía una gran carga de prejuicios cargando a sus espaldas.

La película utiliza narrativamente dos flashbacks. El primero de ellos nos enseña nada más empezar la película el abandonamiento de Reuben por parte de su familia, y por tanto es significativamente corto. Mientras que el segundo se encuentra a mitad de la película y tiene una duración más amplia. Este segundo flashback se centra en el nacimiento y desarrollo infantil de Reuben y el director se sirve de él para mostrarnos el ingrato trato que la familia tiene sobre su propio hijo.

Las interpretaciones principales de Garland y Lancaster resultan impresionantes. Lancaster interpreta concienzudamente el papel de responsable de la institución educativa, mientras que Garland encarna el papel de una pequeña maestra de música que acaba de unirse a la escuela. Ambos cumplen más que sobradamente con sus papeles.

http://neokunst.wordpress.com/2014/02/08/ciclo-john-cassavetes-angeles-sin-paraiso-a-child-is-waiting/
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6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Necesaria y constructiva
Como se le puede poner un 6 a esta magistral película es inaudito, un tema que hoy en día está mas vigente que nunca. Las instituciones para menores discapacitados y para adultos también, abarca un tema Psicológico de algunos padres con muchas necesidades en conocimientos educativos y desde luego la extraordinaria y puesta en escena del trabajo intachable de cada uno de los actores y actrices que verdaderamente son de admirar. Que nadie se pierda esta joya digna de ver y al mismo tiempo de analizar comportamientos.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Ruben
A child is waiting (Ángeles sin paraíso), es una película dirigida por John Cassavetes en 1963, sobre un guión de Abby Mann, música de Ernest Gold, fotografía de Joseph LaShelle y producida por Stanley Kramer quien mantuvo alguna polémica acción sobre el montaje final de la película en contra de los deseos del director. Pionero del cine independiente y madurado en múltiples medios, Cassavetes siempre sintió atracción hacia temas sociales relacionados con la marginación, la adaptación y la integración emocional entre los cuales el autismo y el síndrome de Down en sus diferentes estadios o variantes mediante la necesaria interacción entre las partes: familiar, educativa y social. En Ángeles sin paraíso el realizador aplica, como solía hacer en su filmografía, la importancia de cierta ampliación emocional de los personajes perfectamente definidos en el guión correspondiente.

El déficit cognitivo en sus diferentes niveles ha de pasar por la adaptación al medio social en el que crecen. La institución que el doctor Matthew Clark (Burt Lancaster) dirige se dedica a la educación de jóvenes con deficiencias sensoriales, motricidad, razonamiento lógico, trastorno de la personalidad, o reconocimiento de la identidad entre otras causas donde la educación especial o diferenciada son aplicadas a este tipo de población en edades de sensible crecimiento mediante intervenciones educativas por medio de la psicología, la ciencia educativa y médica.

Jean Hansen (Judy Garland) es un personaje controvertido, representa lo inalcanzable, lo no realizado, el fracaso personal no confesado. En su desesperación por encontrar un lugar útil en su vida cree encontrar la solución realizándose mediante el trabajando en la singular institución que dirige el Dr. Matthew quien tras una breve y escueta entrevista decide darle la oportunidad de habituarse a un entorno educativo del que no tiene experiencia alguna pero sus conocimientos en música podrían ayudarle a encontrar el espacio que busca en base a la reacción positiva de esta población educativa a los estímulos musicales.

Sophie y Ted Widdicombe (Gena Rowlands y Steve Hill) progenitores de Ruben Widdicombe (Bruce Ritchey) recurren a la institución como último recurso para la educación de su hijo con diagnóstico conocido donde alojarlo para conseguir de alguna manera su reinserción social, cosa a la que los padres parecen renunciar por la actitud desilusionada de un matrimonio separado como consecuencia de la situación vivida reflejada en el flashback que nos acerca al progresivo derrumbamiento emocional y anímico de ambos progenitores.

Ante la realidad del hijo en crecimiento los resignados Widdicombe no dudan en buscar apoyo entre los cuales la profesora de música quien atiende preferentemente a Ruben atraída por la solitud en la que se encuentra tras comprobar el distanciamiento familiar saltándose así parte del protocolo educativo de comunicación creando situaciones de tipo afectivo que solo puede cometer la inexperiencia. El desarrollo del guión nos lleva hasta un desenlace deseado, no sin antes pasar por enfrentamientos emocionales únicos entre las diferentes realidades de todos los protagonistas, lo que nos lleva al replanteamiento sobre los afectos familiares supeditado a la necesaria acción de aceptación emocional entre las partes. Gran película educativa para toda la sociedad sin exclusión alguna.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
A child is waiting
El director de una escuela para niños subnormales (Burt Lancaster) choca con la nueva profesora de música (Judy Garland) cuando ésta se involucra personalmente en el caso de un chico a quien sus padres abandonaron allí hace años.
Emotivo melodrama producido por Stanley Kramer y dirigido por John Cassavetes, que supuso el enfrentamiento entre ambos por una cuestión de intenciones. A pesar de ello, se trata de film apreciable, aunque en poco o nada remite al autor de “Sombras”, si no es por la presencia de su esposa (Gena Rowlands) en el reparto. Firma el guión Abby Mann.



“¿Sabe usted que él aún sigue esperándola todos los miércoles por la tarde?”
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Adaptación
Sobria y en la medida de lo posible, objetiva película acerca de la discapacidad y el difícil trance de la adaptación de la familia a un hecho inesperado y del discapacitado a un mundo nuevo. Los actores, los de verdad, están bien, pero los que se salen son los aficionados. Moderna, huye de paternalismos ñoños y de sensiblería cursi. Acertada.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un tierno drama
Estupenda película que nos enseña la realidad de la vida: ¿A quién se debe ayudar realmente, a los niños deficientes mentales o a los adultos para que aprendan a aceptarlos tal y como son? La pregunta queda lanzada...

Excelentes interpretaciones de Burt Lancaster, Judy Garland y Gena Rowlands.
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6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Cruel,emotiva y divertida
Con un comienzo desgarrador, en la que un padre abandona a un hijo, dejándolo engañado en manos de un desconocido. Así se nos presenta ésta historia, que va mostrando los motivos y razones del abandono de ese niño y de otros muchos que estan en el mismo recinto. Se trata de niños discapacitados, que requieren de un tratamiento y cuidado especifico. Se nos presentará a una nueva cuidadora, que tiene la ilusión de hacer algo bueno en la vida y trata de acercarse y hacer felices a los niños. Ella no esta de acuerdo con los métodos empleados por el centro, para el cuidado y atención de los niños. Haciéndonos participes de sus intentos por mejorar la situación, aunque finalmente, llega comprender que hacer algo bueno puede traer consigo algo perjudicial en un futuro. Dura, cruel, emotiva y divertida al mismo tiempo.
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4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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