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15 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Capra sin Capra
Quien al ver la película no se haya fijado bien en los títulos de crédito, quizás pensará erroneamente que lo que está viendo es una película de Frank Capra, y no es así, aunque no creo que a Capra le hubiera importado la confusión, porque seguramente, con gusto la hubiera firmado.

La verdad es que el mundo de hoy en día nos hace cada vez menos inocentes y más sofisticados, pero creo que a todos nos queda un corazoncito donde quepan Capra y films como este que buscan la ternura, el corazón y los buenos sentimientos sin más.

Pd: El que no se enternezca al ver a "Boliche", que vaya al cardiólogo porque se ha quedado sin corazón.
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22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EL PADRE FLANAGAN
Claro, los realistas, pesimistas, derrotistas y demás -istas de carácter negativo pondrán el grito en el cielo y exclamarán: "¡Esto es imposible!", "¡qué película tan ñoña!", "¡eran otros tiempos!"... Sí, eran otros tiempos, más duros y difíciles y, mira por donde, todos sus argumentos se les vienen abajo porque resulta que el padre Flanagan existió, como existió su "Ciudad de los muchachos" y como siempre existirán personas maravillosas tocadas por la mano de Dios cuya máxima preocupación sea la de ayudar a los más desfavorecidos de una manera absolutamente desinteresada.
Norman Taurog, que era un director listo, sólo necesitó darle un buen ritmo a la historia y comprender que nadie había mejor que el gran Spencer Tracy, con todo su carisma y bonhomía, para interpretar al bueno del padre Flanagan. Con sencillez, con naturalidad. Repitiendo constantemente aquello de: "ningún muchacho puede considerarse malo". Y cuanto más lo dice más nos damos cuenta de que quizás tenga algo de razón y que son los padres, los educadores y los condicionantes sociales y económicos que rodean al chiquillo, los verdaderos culpables de de que fracase esa "forja de hombres". Ya lo decía Pitágoras: "Educa bien a los niños y no será necesario castigar a los hombres".
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17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Con los Brazos Abiertos (1938) (10.0)
Maravillosa y entrañable película, que nos muestra la labor inmensa del padre Flanagan por recuperar la calidad de vida de los jóvenes y su educación moral. El papel del periodismo, la iglesia y el gobierno como destructor o constructor de vidas y proyectos. Gran dirección, musicalización, actuaciones, fotografía y un guión inmenso. Toda una lección de vida de tolerancia con otras razas y religiones, la unión como base para lograr metas, respeto y disciplina. Whitey y Pee Wee corriendo fuera de la ciudad, nos hacen conmover y llorar, realizando una de las más bellas escenas del cine, nos roban el corazón para siempre.
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15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Entrañable Spencer
El gran actor Spencer Tracy transmitía bondad, compañerismo, comprensión… todos ellos adjetivos de que personalmente lo identificaban como un hombre entrañable y bonachón. En esta obra se pueden apreciar esas cualidades. Bonita película donde la preocupación por los demás, la educación y los valores humanos cuentan.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
“¡No existe un sólo muchacho auténticamente malo!”
En varias ciudades del mundo existen, ahora, instituciones para niños llamadas, La Ciudad de los Muchachos (Boys Town). Este nombre se originó, en 1917, cuando el sacerdote, Edward J. Flanagan (1886-1948), tras haber fundado en Omaha, Nebraska, EE.UU., una casa para niños sin hogar donde apenas cabían unos cuantos, sus aspiraciones crecieron, y con deudas y la ayuda de grandes amigos, consiguió trasladarse a un buen terreno de 80 hectáreas con capacidad para 500 jóvenes, llamada, entonces, Boys Town.

Nacido en Irlanda, y emigrado a los Estados Unidos de Norteamérica a la edad de 18 años, el cura Flanagan, tuvo desde muy temprano la sensata idea de que no bastan las oraciones, pues, se necesita una actitud pragmática para poder resolver los graves problemas sociales que aquejan a cualquier sociedad; y fue la presencia de un amigo entre rejas, la que lo haría caer en cuenta que, la delincuencia juvenil tiene su origen en un ambiente social plagado de carencias de todo orden.

Sin pretensión alguna de que tuviera parecido físico con el cura Flanagan (ni siquiera usó los anteojos que éste usaba), Spencer Tracy consigue, eso sí, recrear a un personaje carismático, de sólido carácter, y con suficiente fuerza emocional para desenvolverse con eficacia entre los pequeños. Un segundo premio Oscar (el primero lo recibió por, “Captains Courageous”), compensaría un esfuerzo que fue muy bien acogido por el público y que no tardaría en motivar una segunda parte de la historia.

Mickey Rooney, como el rebelde y desadaptado, Whitey Marsh, “el único chico al que –dirá Flanagan- no he sido capaz de llegarle al corazón”, y en especial, Bobs Watson como Pee Wee, complementan muy bien a, Tracy, bordando un par de ejemplares juveniles que consiguen dejar huella en nuestros corazones. La historia nos da suficientes razones para comprenderlos… para conocerlos… y para llegar a quererlos contra todos sus devaneos. Pero, me quedaría corto si no mencionase a, Henry Hull, quien, como el filántropo Dave Morris, nos merece el más simbólico abrazo.

Se le abona a este grato filme del director, Norman Taurog, esa capacidad de permitirnos llegar al corazón de los chicos, mostrándolos en sus virtudes y falencias; en sus potenciales y debilidades, y sobre todo, en esa capacidad de responder al afecto y a la responsabilidad que alguien, un día, demuestra hacia ellos.

Eddie Flanagan, construye una ciudadela ejemplar, sin vallas de ningún tipo que impidan que un chico pueda irse cuando quiera hacerlo; delega en los muchachos gran parte de la autoridad de la institución, nombrando un alcalde cada año y entregándoles diversos cargos administrativos; y entre otras cosas -aunque hace parte de la iglesia católica-, garantiza la libertad de cultos y fomenta la oración espontánea. Esto lo convierte en un hombre abierto que, como es de esperarse, cosechará unos cuantos detractores, entre ellos, el director del principal periódico de la ciudad, empeñado en demostrarle que, cualquier interés en los delincuentes juveniles, es “pura basura sentimental”.

Pero, por fortuna, Eddie Flanagan es un hombre de ideas claras: “El mejor método de reforma social es la redención de la juventud inadaptada” y la piedra angular de su pensamiento es bien precisa: “No existe, en realidad, un solo muchacho auténticamente malo”... y gracias a este sentir y a sus denodados esfuerzos, muchos jóvenes en riesgo de perdición, son ahora personas muy dignas y productivas en la sociedad americana.

Título para Latinoamérica: CON LOS BRAZOS ABIERTOS
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
QUE BONITA, QUE ENTRAÑABLE, QUE... IRREAL
El padre Flanagan, uno de los papeles más recordados de la carrera del maravilloso Spencer Tracy, y también una de sus películas más memorables. Un film cargado de mensajes morales y valores humanos que te hace creer que en el fondo, la gente puede ser buena. Sin embargo, de entre todas las películas de corte moralista en las que intervino Spencer Tracy, esta no llega a ser brillante y no alcanza la maestría de otras obras como la maravillosa “Capitanes intrépidos”.

Se podría decir que la película es buena a secas, pero su guión y tratamiento de personajes tienen unas dosis de inocencia, bondad y amor al prójimo tan sumamente altas, que el dramatismo que debería haber tenido esta película basada en un hecho real, se convierte en una utopía humanista, una irrealidad cargada de buenas intenciones. Me explicaré mejor; la película va precisamente de eso, sí, pero los problemas y situaciones difíciles por las que el padre Flanagan tiene que pasar hasta poder crear ese sitio idílico donde poder educar a los niños y jóvenes sin hogar debieron ser enormes y eso no aparece bien reflejado en la película. Todo se soluciona y lleva a cabo demasiado rápida y fácilmente; basándose en una sucesión automática de problemas y soluciones instantáneas, con lo que al cuarto de hora de metraje el espectador ya intuye que todo va a tener arreglo, lo que quita una gran carga emocional a la película, a la vez que impide ver la costosa labor que el padre Flanagan realizó realmente.

Centrándome ahora más en los personajes, diré esto: si los niños huérfanos e indigentes de la película son como se les retrata, entonces ¿cómo serán los niños bien educados, con un hogar y familia? ¡Por lo menos deben estar en proceso de ser canonizados y tener una calle con su nombre! Si la película ya estaba bastante maquillada, encima nos presentan a unos niños perfectos, de buen comportamiento, educados, devotos y eternamente agradecidos. Realmente, con niños así, la misión del padre Flanagan se convierte en un poco innecesaria. Esos niños debieron de causarle mil quebraderos de cabeza, y resulta que todos tienen un comportamiento ejemplar. ¡Es que es imposible de creérselo! Ni siquiera acaba de convencer Mickey Rooney en su sobreactuado papel de chico malote e indisciplinado. ¡Ah! Otra cosa: ¿Es que no existían niñas huerfanas?

En conclusión, una película bonita, entrañable, pero poco creíble por el tratamiento excesivamente bondadoso, irreal y utópico que se les da a los personajes, y más hoy en día tal y como está el mundo, resulta totalmente inviable.

LO MEJOR:
- Spencer Tracy.
- Es sencillamente bonita, muy bonita.

LO PEOR
- Solución de problemas demasiado fácil e instantaneamente.
- Tratamiento excesivamente bondadoso, irreal y utópico que se les da a los personajes, convirtiendo el film en un producto demasiado amable.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
NOTABLE CLÁSICO
Drama social juvenil con toques de cine negro y un tono a lo Capra, donde los poderosos, la policía y hasta los delincuentes peligrosos atesoran, en el fondo, bondad.

Quizás aborde el tema con algo de simpleza y sea, a veces, moralizadora y muy sentimental (esta última cualidad a mí sí me agrada), pero nunca carga las tintas --hubiese sido lo más fácil-- en la religión.

Es todo un clásico. Y me sigue gustando. Notable.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Saldar las deudas con ellos
Como veo que la gran mayoría de las críticas que recibe esta película, aún siendo positivas y reconocer su gran valía, se centran mucho en resaltar negativamente el tratamiento excesivamente idealizado y sentimental que se hace de ella, me gustaría ejercer un poco como contrapunto, para señalar todos los aspectos realistas que contiene y que no son pocos.
Me he ido a la Wikipedia sí, para ver de qué iba este cura, el padre Flannagan que existió en la realidad.
Nacido en 1889, este sacerdote siempre se sintió inquieto por las condiciones de vida de los inadaptados sociales. Primero fundó un albergue para parados y excluídos en general ( lo vemos en la película), pero, pronto, comenzó a darse cuenta de que para conseguir una verdadera reforma, debía centrarse en los jóvenes abandonados sin hogar ( es muy significativa la secuencia en la que se entrevista con el reo sentenciado a muerte a quienes sus carceleros conminan a saldar sus deudas con el Estado y éste les replica: " ¿ Dónde estaba el Estado cuando yo tenía 12 años y vivía en la calle?"
El padre Flannagan así debió comprenderlo porque comenzó a soñar con sacar a los chicos de la calle " Hoy se crían sin ley en la calle. Mañana estarán en el corredor de la muerte".
Comenzó pidiendo prestados cien dólares y con cinco niños. El Estado, estaba ausente del proyecto. Tenía suficiente con financiar los infames reformatorios ( cárceles infantiles) creados, no para educar sino para castigar. El hombre, sigue moviendo Roma con Santiago, para conseguir financiación. No es un soñador a secas. Sabe perfectamente qué argumentos utilizar para convencer a los más escépticos. " Cada muchacho que se convierta en un buen ciudadano tiene un valor de 10.000 dólares". Eso el Estado después ya lo aprendió. Sale mucho más barato a la larga educar en la infancia y juventud. Merece la pena invertir en ellos. Aquí no hay nada de idealización, es, también, una cuestión práctica . Una buena jugada supone conseguir ganar para su causa al editor de un importante periódico que, con su apoyo, logrará una importante influencia en la opinión pública que dará alas a su proyecto.
Toda esta parte de la historia es real como la vida misma y aquí no hay nada de utopía.
Luego, la película encadena rápidamente ciertas escenas, y se nos planta en una ciudad de los muchachos ya asentada, que nos impiden ver, es verdad, las enormes dificultades por las que tuvo que pasar ese hombre hasta conseguir cierta estabilidad. Pero yo creo que lo hacen para dejar sitio a la dramatización de la historia y centrarse en el caso particular de un muchacho ( Mickey Rooney), y dar al público cierta idea de su labor, tiñéndola, eso sí, de ciertas dosis de sentimentalismo que, al que tenga un poco de imaginación, no le hace falta nada más para conseguir deducir el terrible sarao en el que se había metido el cura.
Decir también que ese sistema de autogobierno que vemos en la peli, también está sacado de la realidad, aunque parezca mentira, aunque no debió ser tan fácil implantarlo como lo vemos en el film.
Y por último, alabar la totalidad de la película, la real y la ideal, en la que Taurog se maneja magníficamente presentándonos una historia preciosa y muy bien contada.
Spencer Tracy es, cómo no, el padre Flannagan perfecto. Nadie podría haberlo hecho mejor que él y Mickey Rooney, compone al perfecto macarra, junto con todos los demás integrantes del film en una historia muy real que, lo que no es real pues ! imagínenselo en toda su crudeza, coño!.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
New Deal católico
Uno de los grandes éxitos del melodrama social católico de la Metro, es este superexitoso “biopic” del pundonoroso padre Flanahan –Edward J. Flanahan (1886-1948)-, que fue creando refugios para jóvenes abandonados tratando de evitar su caída en la delincuencia.

Más que católico, es un cine abiertamente rooseveltiano, trufado de buenos sentimientos, apología indisimulada y algo demagógica de las virtudes del New Deal, con referencias directas al presidente que aparece casi como un santo laico. Unos ocasionales excesos de sentimental ñoñería, junto a unas insoportables dosis de sentimentalismo religioso bastante caduco ensombrecen ligeramente el valor de la película. Sin embargo, ello no nos impide reconocer la permanente valía de ese clásico del cine, con memorables escenas como la desternillante campaña electoral del pícaro Rooney, todo un compendio de la demagogia política, tan moderno y actual.

La narración modélica, dirigida por un excelente artesano como Norman Taurog, defensor de un cine acomodado y familiar – lo que no excluye grandes películas como la que nos ocupa- sabe reflejar con viveza y humor los desvelos de este espíritu enérgico y bondadoso, para lo cual cuenta con la soberana actuación de Spencer Tracy, que se llevó de calle el Oscar al mejor actor –aun cuando cuenta con trabajos mejores- y la irresistible prestación de Mickey Rooney como el pequeño macarra Withey Marsh.

La película fue tan exitosa que conoció una segunda parte con los mismos protagonistas. A pesar de ciertas pegas que se le puedan poner, una película realmente buena.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
No se de por vencido Padre.
Forja de hombres la vi por primera vez hace más de 40 años, un lunes por la noche rodeado de los otros componentes de mi familia, cosa impensable hoy día. Las tecnologías y la forma de vivir actual, separa a la familia y si no, mirad a vuestro alrededor mientras miráis una película.

La base en la familia es fundamental. Y la película de Norman Taurog habla precisamente de eso, de unos niños que no han tenido la oportunidad de crecer en un entorno idóneo para convertirse en gente de bien y ejemplares ciudadanos. Por hache o por be, viven en la calle y claro, el delinquir se convierte en la forma más sencilla de llenar el estómago o vestir una prenda. Es ahí donde aparece un revolucionario y moderno sacerdote, el Padre Flanagan, quien a pesar de todas las adversidades y los comentarios descabellados acerca de su idea, consigue montar un refugio para ayudar a esos muchachos descarriados por la vida. La cosa funciona de tal manera, que pronto su proyecto será más ambicioso, mirando a cotas mayores, crear...La ciudad de los muchachos.

Claro está, con tantos chicos, viviremos muchas vivencias, anécdotas, momentos para reír, para enfadarnos y hasta para llorar. Que bien le quedan los papeles de sacerdotes a un experimentado Spencer Tracy, donde con esta actuación, sumaba un oscar más a su palmarés. Cabe recordar como sube de calidad la película desde la aparición del alocado Mickey Rooney, qué pedazo de artista a sus escasos 18 años.

La película no dejará a nadie indiferente.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Una película llena de valores eternos.
Es importante poder ver películas de otra época, porque habrá escenas y actuaciones que han pasado de moda, pero no lo valores, y esta película es una película llena de valores humanos, valores eternos y eso siempre atrapa.

Con un gran actor como fue el gran Spencer Tracy, un actor que emanaba humanidad en sus actuaciones, y eso se trasmite en su papel de Forja de hombres, solamente él podía hacer este papel de esta manera.

Hay algo que me gusto mucho en esta película, se trata de los ideales del personaje, un hombre que sueña por un mundo mejor, en contra de las mentes cerradas de otros, es quizás lo que más me llamó la atención de la película.

La película tiene momentos maravillosos, una película llena de humanidad, con escenas que quizás estén caducadas, pero los valores la hacen una película eterna.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
No existe un sólo niño malo
El título de esta película nos lleva al proceso por el cual se modeliza un niño para convertirlo en un hombre de provecho de esta sociedad. Esa labor que normalmente es realizada por los padres, queda en el aire cuando estos por una u otra razón desaparecen. El principal propósito de esta película es mostrarnos qué pasa cuando esa labor desaparece y como gracias a esa labor se pueden reconducir adolescentes problemáticos a través de los ojos del padre Flanagan.

La ultima confesión de un condenado a muerte lleva al idealista padre Flanagan a crear una ciudad gestionada por adolescentes y niños sin recursos en donde estos podrán adquirir conocimeintos tanto morales como profesionales que les permitan alejarse del mundo del hampa. Dos hechos entorpecerán esa labor; una sociedad que mira a los niños delincuentes como escoria y un joven problemático que hará tambalear los cimientos donde se sustenta la ciudad de los niños.

Tal vez lo más llamativo de esta película, y posiblemente su punto más oscuro, sea su excesivo optimismo. Pensar que un hombre de la noche a la mañana, sin medios económicos y con la opinión pública en contra sea capaz de montar la llamada ciudad de los niños y que una vez dentro los niños se conviertan en un modelo a seguir incluso por muchos mayores es algo riduculamente imposible. Tampoco se entiende muy bien porque los guionistas pusieron en boca de los niños diálogos que sólo un adulto puede expresar.

Por el resto, una muy buena actuación de Spencer Tracy, una actuación sobreactuadísima de Mickey Rooney, y que no se entiende la ausencia de personajes femeninos entre los adolescentes y niños.
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3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Ficción de una historia real
Creo que poca veracidad hay en los hechos. Pero está bien que cogieran una historia real, como la del padre Flanagan para hacer una historia real.

Me refiero que había una necesidad, y de esa necesidad han hecho esta película criticando de una forma indirecta el estado en que se encontraba la juventud de aquella época. Se preguntaban de donde salían los crímenes, porque los políticos se encargaban más de castigar que no remediar. Tal como pasa ahora con la violencia de género, que se gastan más energías en proteger a las mujeres que han padecido violencia de género y nadie está poniendo remedio a educar y ver el porque hay hombres que actúan así. Sería atacar el problema de raíz, no cuando haya pasado. Pues aquí pasa un poco lo mismo. También pone en manifiesto el poder que tiene la prensa. Estos puntos son los que más me gustan de la película.

El resto es bastante sensiblero y muy a llevar el argumento a donde ellos quieren, no lo digo de forma negativa, pero se nota que lo hacen. Me alegro igualmente, esta "manipulación" si eso hizo que en 1938 algo solucionase. Que intuyo que algo haría al ser todo un éxito en taquilla y ganando un par de Oscars.
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2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Fijando el rumbo
La creación de una “Ciudad de los muchachos” supone una labor ingente y realmente admirable, los jóvenes callejeros que deambulan por las calles sin rumbo y abocados al delito encuentran de esta manera una familia común y una alternativa para el día de mañana.

Norman Taurog dirigió con acierto esta película que nos impregna del sentimiento de todos los jóvenes que abandonados y sin cariño consiguen integrarse en un proyecto común sembrando de ilusión su futuro.

Extraordinario el papel de Padre Flanagan de Spancer Tracy, una caracterización llena de ternura y determinación a partes iguales que este genial actor sabe culminar hasta el último fotograma.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Fresca como una lechuga, no pasan los años por ella
Analizamos hoy Forja de hombres, un film con 86 años de antiguedad pero por el que el tiempo parece no pasar. La cinta de Norman Taurog fue acreedora de cinco nominaciones a los Oscars (incluyendo Mejor Película) de los que finalmente solo obtuvo dos, Mejor Actor (Spencer Tracy) y Mejor Guión Original. Al oscarizado protagonista principal le secundó magistralmente el por aquel entonces niño Mickey Rooney, quien comenzaba una carrera cinematográfica plagada de éxitos. Su desparpajo e interpretación ya auguraban esa brillante carrera.

Una curiosidad muy interesante: La película está basada en la historia real del Padre Edward Flanagan, quien murió 10 años después del estreno del film, lo que le convertía así en la primera persona de la historia en la que el actor que interpretaba a una persona viva ganaba un Oscar. Dicho Oscar fue regalado (a regañadientes, eso sí, y asegurándose de que La Academia le entregaría a él una copia) por Spencer Tracy al Padre Flanagan, tras una confusión en la promoción del film por parte de un guionista, quién aseguró a los periodistas que esa era la intención de Tracy (sin consultarlo con el interesado...).

Vamos con el argumento, que tantas y tantas veces se ha repetido en la historia del Cine, tanto con protagonistas curas o monjas como profesores, médicos o misioneros...:

El Padre Edward Flanagan (Spencer Tracy) acompaña a un convicto en sus últimos momentos en el corredor de la muerte. Allí el reo le confiesa que de haber tenido otra infancia, no habría terminado de esa manera. Entre lágrimas le dice que nunca tuvo un amigo y que el reformatorio donde pasó su juventud solo sirvió para convertirlo en un delincuente. A partir de ese momento, el sacerdote dedica toda su vida a acoger niños huérfanos y marginados de las calles de Nebraska. Primero unos cuantos, luego fundaría toda una ciudad... "La ciudad de los muchachos". De entre todos ellos, solo uno parece ser inmune a los métodos del Padre Flanagan: Whitey Marsh (Mickey Rooney).

Las interpretaciones son extraordinarias, el ritmo te mantiene enganchado a la trama en los apenas 90 minutos que dura la historia, y la transmisión de valores humanos, sociales y religiosos son más que evidentes. Muchas de las historias contadas en los años posteriores beben sin duda de la fuente de esta original película por la que -insisto- apenas se nota el paso del tiempo. Si acaso se añora que valores tan importantes de la época como el honor o la honestidad hoy estén en desuso. El valor de la palabra dada o la coherencia entre lo que se cree, se piensa y se hace no viven precisamente sus mejores momentos. Más allá de este diferente contexto social -que no es menor, por cierto- la hiostoria en sí y la manera en la que es contada son completamente contemporáneas.

Algunas de las frases y diálogos que me parece merecen la pena ser destacados son las siguientes:
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