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36 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
La carreta inmortal
Aunque lamentablemente es difícil de visionar, sobretodo en su versión íntegra y restaurada, se trata en mi opinión de una de las más grandes obras del cine mudo —o, para ser más exactos del cine a secas—, comparable a "La pasión de Juana de Arco", "El acorazado Potemkin" o "El último".
Es, sin embargo, bastante más antigua que las otras que he citado, lo que le confiere si cabe más mérito a sus hallazgos expresivos. Entre ellos se encuentra, naturalmente, la visualización del carro mortal que atraviesa la noche y el mar en mágica sobreimpresión, creando imágenes emblemáticas que por sí mismas explican y definen, mejor que cualquier tratado, qué es el cine.
Pero más allá de la terrible belleza de esta secuencia inmortal, la película se alza como un todo a partir de un espléndido y muy complejo guión —que parte del problema del alcoholismo para desembocar en un sobrecogedor cuento moral—, unas interpretaciones siempre mesuradas y una puesta en escena limpia, rítmica y elegante secundada, como se ha dicho, por una genial fotografía donde los frecuentes trucajes nunca resultan gratuitos.
Como complemento, o para quien no pueda verla, tiene un gran interés "Creadores de imágenes", uno de los últimos trabajos exclusivamente para la televisión de Bergman, donde aparecen como personajes el propio Victor Sjöstrom, la autora de la novela original Selma Lagerlöf, y se proyectan precisamente fragmentos de "La carreta fantasma".
En fin, la sombra de Bergman en el cine sueco es tan —justamente— alargada, que a Sjöstrom se le suele recordar únicamente como el intérprete de "Fresas salvajes", pero no debería caer en el olvido su inmenso talento como director, parejo al de su coetáneo y también reivindicable Mauritz Stiller, autor de otra gran obra maestra como "El tesoro de Arne", donde destaca una procesión fúnebre sobre el hielo, que el mismísimo Eisenstein recreó en "Iván el Terrible".
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114 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una de las películas con las que el cine se hizo mayor.
75/04(03/04/08) Un éxito mundial en su estreno, cimentó la fama de su director, guionista y actor sueco, tuvo una gran influencia artística en muchos directores y productores. Fué la primera cinta que representó en mundo espiritual como un limbo entre el cielo y la tierra. Realizada en una serie de dobles exposiciones sencillas y meticulosamente organizada, exigieron mucho tiempo, el director, su fotógrafo y un experto de laboratorio crearon la ilusión tridimensional de un mundo fantasmal que nunca se había visto en el cine. También muy importante fué la narración vista a través de una serie de flasbacks, incluso unos flasbacks dentro de otros, que elevararon este duro relato de pobreza y degradacción a la excelencia poética. El oscuro destino de los personajes principales, que casi llega a su conclusión lógica si no fuese por un final melodramático, nunca deja de impresionar. Recomendable para todos los amantes del Cine con mayúscula. Fuerza y honor!!!
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54 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una película que no es de este mundo
Misticismo. Epifanía.
Cine en estado puro.

Antes de que Bergman presentara a su hombre-condón como la muerte en ‘El séptimo sello’.
Antes de que Jack Torrance aplicara el filo de su hacha sobre la puerta del baño del hotel Overlook.
Antes de que ‘Ciudadano Kane’ pasara a la historia del séptimo arte como el coloso narrativo de los flashbacks impagables.
Antes que todo eso, Victor Sjöström: ‘Körkarlen’.

Así podría dar comienzo una crítica altiva y pomposa de ‘La carreta fantasma’ (no sin razón). En su lugar, he preferido una especie de crónica sobre cómo yo viví esta película anoche.

[SPOILERS A PARTIR DE AQUÍ]

… A decir verdad, me esperaba un trabajo notable del que ir paladeando detalles, pero sin ánimo de empatizar, sin ánimo de estrechar distancias emocionales. En muchas películas de cine mudo pasa que el alejamiento cultural entre el espectador de las primeras décadas del siglo XX y nosotros -los sujetos posmodernos-, de tan inmenso, no nos permite conectar con el cine de por entonces, tan acostumbrado a emplear motivos argumentales muy básicos, cuando no patrióticos, propagandísticos o explícitamente ideológicos.

… Comienza la película (Importante: la versión que yo tuve la suerte de ver fue la restaurada y reeditada, mejorando por mucho la calidad de la imagen y permitiendo apreciar infinidad de detalles que de lo contrario se perderían, sustituyendo el blanco y negro puro por varias capas de color (fundamentalmente sepia y azul) e incorporando una 'banda sonora' atmosférica mediante la que la película comunica mucho más). Las primeras escenas me resultan elegantes, y agradezco la parsimonia con la que se van sucediendo los hechos (muy distinta del ritmo frenético a que algunas producciones célebres de cine mudo nos tienen acostumbrados). Los planos de los borrachos, absolutamente excepcionales, introducen el cromatismo azulado y fantasmal que esta versión aplica a los exteriores frente al sepia de los interiores.
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34 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Las eternas tribulaciones del cine sueco
Basada en la leyenda sueca de la carreta de la Muerte que recoge las almas de los muertos y que en vísperas del Año Nuevo recorre las calles en busca de cochero, hay, al margen de su atractivo argumento inicial, cosas que sorprenden en esta película: los elementales pero eficacísimos efectos visuales, la sencilla y elocuente imaginería de la muerte o la seriedad con que se aborda el género fantástico…, pero sobre todo es interesantísimo comprobar cómo ya en los años 20 el cine sueco, en las manos de Victor Sjöström, está imbuido de unas obsesiones trascendentes que le confieren un hondo transfondo espiritual, en un camino que continuarán Dreyer y Bergman.
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33 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El Cochero de la Muerte
El director-actor sueco al que yo conocía por su intervención en “Fresas salvajes” de Bergman, contribuyó en la década de los veinte al cine pionero de quienes forjaban los primeros compases de un arte en gestación.
Técnicamente, su largometraje que desarrolla un relato de la galardonada con el Premio Nobel, Selma Lagerlöf, es sólido y muy destacable. La nitidez de la vieja fotografía sorprende agradablemente, tratada con matices de color de un modo semejante a como lo había hecho Robert Wiene en “El gabinete del doctor Caligari”. Emplea tonos azules para los gélidos exteriores y terrosos para los interiores. Y los efectos especiales son dignos de elogio, en las figuras semitransparentes de ultratumba.
Los actores interpretan con una naturalidad poco afectada, sin recurrir a la exageración. Sjöström, por lo menos en lo que yo he percibido en este caso, no se adscribió al expresionismo que se ponía en boga en Alemania. Sus escenarios son realistas, los personajes no están excesivamente maquillados, los gestos no se salen de los parámetros corrientes. Pero se consigue una ambientación difusamente fantasmagórica en esos planos nocturnos cargados de sufrimiento y amenaza, y en el relato de un borracho que habla sobre el Cochero de la Muerte. Crítica social, leyenda, mito y religión cohabitan en este cuento moralista sobre el bien y el mal
Y aquí viene el pero. La narración me recuerda a una edificante lección del catecismo carente de gracia. Es como impartir una clase de moralidad o religión sin chispa. David Holm se vuelve tan malvado y plano en su maldad y descreimiento que pierde interés. La monja Edit del Ejército de Salvación es tan sumamente buena e ingenua que acaba cayendo mal. El resto del reparto tampoco tiene demasiada miga, salvándose únicamente la esposa de Holm, cuyo rostro consigue transmitir lo que los otros no logran. Otro que también resulta atrayente es el conductor del carro, silueta atemporal y misteriosa con su guadaña y la carga de almas que recoge cuando acaban de desprenderse del cuerpo en el momento de morir.
Interesante la idea del cochero que es reemplazado cada Nochevieja por otro. La última persona que muere cada año es la que debe empuñar las riendas del carro durante el año siguiente y realizar la ingrata tarea de llevarse los espíritus al otro mundo. Interesante idea, sí, pero con un desarrollo poco arrebatador.
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32 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
DONDE SE DETIENE NUESTRA SENSIBILIDAD
Uno no espera que comentando films del año 21 (a no mucho tardar habrá que precisarlo bien: 1921) se puedan provocar pasiones desatadas, audiencias record y fenómenos mediáticos de masas. No. Hasta ahí llego. ¿Que pretendo entonces con mi paleontología cinematográfica? Pues, tan solo recordar que el cine no nació en el siglo XXI. y que cuando aquellos chalados con sus locos cacharros colgados al hombro o en primitivos soportes, imaginaban historias y las filmaban, el ordenador no era ni siquiera una sospecha y no habían más discos duros que los que lanzaba el Discóbolo de Mirón. No pretendo emigraciones masivas del cine de ahora al cine de antes. Lo que el viento se llevó, se lo llevó y bien llevado está, pero lo mismo que nuestra sensibilidad se detiene todavía ante un alfarero que juega con el barro y produce maravillas o un orfebre que sopla y de su aliento nace la magia del vidrio, esta es una llamada a detenerse ante una de las obras mayores de la creación cinematográfica: La carreta fantasma.

La carreta fantasma es la transposición al celuloide de una leyenda popular europea que afirma que quien muere justo antes de la última campanada de la última noche del año está condenado a servir a la muerte y ser el conductor de la carreta mortuoria. Este es el punto de partida de la obra de Victor Sjöström, recordado por ser el protagonista de Fresas Salvajes, la excelente película de Bergman. De nuevo la muerte entremezclada en el cine sueco como en El séptimo sello, tal vez como secuela de esa Europa oscura que no terminaba de soltar el lastre de sus terrores medievales. Sin embargo, en La carreta fantasma, Sjöström encuentra entre las innegables negruras del tema, luces de esperanza redentoras lo cual beneficia al film en cuanto a aceptación popular pero que le resta, en mi opinión, integridad argumental.

Con todo y ello estamos ante una obra excelente, con escenas de manual de la historia del cine. La carreta sobre las aguas o el destrozo del abrigo son instantes de absoluto impacto para nuestra sensibilidad amante del cine. Instantes a veces mágicos, muchas veces duros y siempre ajustados a una historia que se nos cuenta de manera magistral e innovadora para la época, mediante flashbacks tan imbricados en el guión que, desconociendo a veces si estamos en el pasado o en el presente, en todo momento la historia se manifiesta clara y meridiana. Y es que el talento como el cine no nació con Tarantino. Y si traigo a colación su nombre aquí, es porque considero que tiene talento y mucho... No saquen conclusiones equivocadas
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20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Obra maestra
Es una obra maestra. Nada más el hecho de que el propio Dreyer bebiera de su cine lo dice todo. Tiene todo que justifique su maestría: maravillosos planos, esas transparencias propias del cine sueco de entonces, la dramatización de los personajes, la fotografía exquisita, esos flash-backs fantásticos y tan bien hilados...No me extraña que fuera un referente para tantos directores, incluso para Kubrick con el plano de Nicholson atravesando la puerta. Las escenas en la habitación de María, ¿no recuerda a la trilogía maravillosa del director danés? esa sobriedad del atrezzo...Y dejo para el final uno de los aspectos que más me han llamado la atención: la música está sobresaliente, hasta el punto de que quiero esa BSO, tan acorde a los momentos de la película. En fin, una película que merece todos los honores de obra maestra.
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14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
ÚLTIMA LLAMADA PARA UN MUERTO
Magnífica obra de un Victor Sjöstrom a quien hasta el momento presente solo conocía en su faceta de intérprete, y que logra en este filme un acertado retrato de las debilidades humanas, así como del poder milagroso (nunca mejor dicho) de la redención.

Estos temas centrales son desarrollados a través de la historia de David Holms, un hombre débil, autodestructivo y despreciable que, cuando encuentra la muerte (de forma igualmente patética), está lejos de suponer que entonces se inicia para él una última posibilidad, una postrera llamada para su salvación y la de otros. La sorprendente imbricación de estos argumentos -reforzados por constantes prevenciones morales acerca de los vicios y enfermedades- con el elemento fantástico que constituye la carreta fantasma, cabe atribuírselo a la autora de la novela (que fue un encargo del gobierno sueco, precisamente para prevenir las infecciones y contagios), pero su soberbia plasmación en imágenes es responsabilidad de Sjöstrom y su equipo, que logran conformar un peculiar ambiente de ensoñación dentro de lo real.

Seguramente a algunos espectadores pueda resultarles pesada o extraña esa mezcla, especialmente cuando se reiteran los mensajes más moralistas, o cuando se insiste en subrayar los peligros del alcohol y el "mal camino", pero más allá de estos aspectos (cuya existencia tiene que ver con la fidelidad a la obra original) y de las creencias particulares de cada uno, el mensaje esperanzado que anida en la película resulta emocionante y hermoso, pues como se dice en un momento de una película mucho más reciente "la esperanza es algo bueno, quizás lo mejor de todo, y las cosas buenas no mueren", afirmación que en el presente caso se ajusta perfectamente a lo que sucede en el filme.

No añadiré mucho más acerca de cuestiones formales, pues otros usuarios ya han señalado perfectamente la excelencia de sus trucajes, decorados (para los que se reprodujo, en estudio, el cementerio y la iglesia de la ciudad real en la que transcurre la historia), fotografía, o efectos especiales. Todo ello está diseñado y pensado al pleno servicio de lo narrado, y de ahí que resulte tan brillante, del mismo modo que el guión adaptado y las interpretaciones, bastante más contenidas de lo que suele ser habitual en el cine mudo, y francamente emocionantes. Acaba en spoiler.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cuento moralista
Un cuento navideño moralista del tipo "¿que pasaría si...'" Como el cuento del espíritu de las navidades pasadas que nos enseña a...

Todo esto mezclado con la tétrica de una muerte presente en todo el film.

Contado de manera magistral con saltos en el tiempo atrás y adelante y con historias dentro de historias. En este sentido el desarrollo de la trama, no tiene nada que envidiarle a Origen de Nolan o Reservoig Dogs de Tarantino. Muy bien contada de forma entendible y clara.

Perfecto acompañamiento musical, donde el violin va de la mano de la estridente muerte, el piano para las escenas más tranquilas y trompeta para algunas con toque cómico. Todo bien sincronizado y acorde con cada momento.

Es obligatorio mencionar los efectos visuales, te dejan enganchados a la pantalla aunque ya hayas visto Matrix o Star Wars. Sobre todo si piensas en el cómo se hizo.

Aunque el que lea esta crítica, en parte ya le gusta, animo a todo el mundo a que vea estas películas sin prejuicios hacia lo mudo e insonoro; los argumentos, historias, interpretaciones y demás factores hacen que sea CINE CINE.

La interpretación es mas que buena en especial de Sjöström, me encanta como expresa ese momento... (sigue en spoiler)
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14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
CINE CON ALMA
Una de sus últimas películas suecas, dicen que no la mejor de ellas, alcanzó una gran aceptación internacional que le sirvió para dar el salto al cine Norteamericano, donde no fue capaz de mantener su nivel y acabó regresando a Suecia dedicándose a su faceta actoral hasta el final de sus días. Considerada un clásico del cine mudo, tres son los aspectos a resaltar en este melodrama moral al estilo de "Cuento de Navidad" de Dickens, de la premio Nobel Selma Lagerlof, habitual inspiradora no solo de Sjöström sino también de su compatriota Stiller. El primero es la acertada utilización de la técnica del flash-back para conducir la narración y la doble imagen como recurso técnico para los personajes del más allá. Dichos recursos técnicos parece que tuvieron gran acogida entre los profesionales del momento. La cuidada dirección de actores, a los que le concede el tiempo que necesitan para expresar lo que sienten, alejados de exageraciones teatrales, en las que destaca como actor el propio director y por último abrir la puerta a las posibilidades del cine fantástico y de terror, aunque este no lo sea. Una gran fotografía y ambientes muy cuidados terminan por hacer que "La carreta...", aún después de 93 años se siga con interés, por encima de su moralina superficial y sus protagonistas nos arrastren a compartir con ellos sus cruces existenciales.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Körkarlen
Para empezar a hablar de Körkarlen hay que contar la historia que relata: Edit (Astrid Holm) una joven víctima de la tuberculosis, en su lecho de muerte, el último día del año, pide que llamen a David Holme (interpretado por el propio Sjöström) antes de que ella muera. “¿Pero quién cojones es David Holme?” es la pregunta inmediata que uno se hace como espectador y desde ese momento ya se es presa del misterio y la incómoda inquietud. Aunque la petición resulta absurda para quienes la reciben, siendo el deseo de una moribunda salen a buscar al sujeto en cuestión y, por supuesto, el condenado vago no aparece por ningún lado. Esta es la mamuschka mayor de la película; así es, esta es una narración en cajas chinas en una producción de 1921. “¿Pero qué diablos es esto que estoy viendo?” es el pensamiento que se vuelve dominante desde aquí. Una segunda historia: tres hombres con apariencia de indigentes están en el cementerio embriagándose para celebrar el fin del año. Uno de ellos resulta ser David Holme, quien les cuenta a los otros dos la historia (otra caja china) de un viejo que conoció años atrás, también un 31 de diciembre, quien le relató una terrible leyenda: la última persona en morir cada año es condenado a adquirir la maldita tarea de manejar la carroza de la muerte por un año humano, equivalente a un larguísimo periodo de martirio en el mundo de los muertos, relevando a su predecesor, y dedicarse a cobrar las almas de los pecadores. Ese hombre, presa del destino trágico, murió el año anterior, justo el último día del año.
Cuando por fin llegan a buscar a David Holme para que vaya a cumplir el último deseo de esa mujer moribunda, este se niega para seguir bebiendo, porque es básicamente un desgraciado borracho y psicópata. Sus compañeros de juerga, indignados, se lían a golpes con Holme, quitándole la vida en el último minuto del año. Por supuesto, aquí aparece entonces aquel mismo compañero que le contara la terrible leyenda de la carroza de la muerte y le anuncia que él deberá tomar su lugar en tan triste tarea. Y aquí viene una muñeca rusa más, cuando, como una negra y sórdida relectura del fantasma de Carroll, ese cobrador de almas le muestra a Holme cómo se degradó su vida por culpa del alcohol y cómo arruinó la vida de todos los que, a pesar de ser un patán indeseable, lo amaban. Hasta ahí cuento para no arruinarle a nadie las sorpresas del final. “¿Pero qué condenada genialidad es esta?” es ahora el pensamiento que impera al ver la película.
Bueno, esto por sí mismo no implica nada más que un interesante esquema narrativo sumamente curioso para su época, por supuesto, sin embargo, en esta película ese sistema de cajas chinas permite un flujo narrativo que se mece como la marea llevando al espectador por una aventura emocional que arranca ya en un pico de intriga del que uno no puede soltarse. Se termina entonces inevitablemente atrapado en ese laberinto de historias porque, además, todas son fascinantes y presentan unos personajes tremendamente complejos y sórdidos, empezando, cómo no, con el de David Holme, quien tiene detalles tan dicientes y memorables como aquel de arrancar los remiendos que le hiciera la buena de Edit en sus desgarradas ropas de indigente, solo por el placer de la humillación y el desprecio más deshumanizados.
A nivel visual, los recursos están impecablemente utilizados. Obviamente son limitados; a fin de cuentas estamos empezando los años veinte, el cine es aún un arte que gatea, e incluso los procesos de su arte materna, la fotografía, son todavía muy jóvenes, pero eso no detiene de manera alguna a Sjöström, quien recurre a la doble exposición para generar el efecto de lo fantasmagórico. Un recurso que nos podría parecer ridículo en estos tiempos en que el digital permite la creación de mundos fantásticos, pero que resulta natural al ojo, hasta el punto de que me atrevería a decir lo siguiente: si su director hiciera esta película hoy, utilizando las mismas técnicas visuales, se vería perfecta y no extrañaría al ojo.
Aparte de esto que es lo más obvio, la película hace uso de una composición pictórica fluida y expresiva que además se alimenta de unos negros y grises llenos de riqueza que hacen casi sentir texturas de oleo seco.
Sumémosle a esto el hecho de que los actores, apoderándose de esos personajes tan complejos, hacen de las suyas y lo dejan a uno boquiabierto, especialmente los dos protagonistas.
Sjöström es un hechicero que consigue anclar los ojos a la pantalla incluso en planos larguísimos y que lleva al espectador a su mundo oscuro y tenebroso con una facilidad pasmosa. Crea de esta manera la que posiblemente sea una de las mejores, si no la mejor, película de misterio y temática sobrenatural que haya yo tenido el placer de ver.
Todo en esta película está al servicio de una gran capacidad de moción de las pasiones y de impacto al alma que genera experiencias hiperestésicas constantes. La experiencia de verla es incluso agotadora y hacerlo en soledad, como yo lo hice, se torna horriblemente frustrante, hasta el punto de querer salir por la ventana a gritarle al mundo que esto existe y debe ser visto.
Qué inútil e incompleto se siente uno cuando descubre que lleva toda su vida sin conocer algo tan grandioso. Pero qué invaluable es la sensación de descubrir algo sensacional; ese placer solo se vive una vez con obras como esta y ya solo queda invitar a otros a que lo experimenten también.
Körkarlen es una de esas películas por las que un cinéfilo pierde la cabeza. La experiencia que se vive con ella es esa que todos los amantes del cine buscamos cada día y que nos motiva a salir de la cama. Y la promesa de volver a ese paraíso perdido que implica descubrir semejante joya, es lo que hace que jamás podamos parar de ver más y más y más cine.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Crítica de La carreta fantasma por Cinemagavia
*La carreta fantasma’: de la página a la pantalla

Aunque su nombre no nos resulte familiar, Selma Lagerlöf es una escritora de una enorme relevancia literaria. Su producción coincidió con los comienzos del cine y nada menos que ocho de sus obras fueron adaptadas a la pantalla, entre las que destaca “La carreta fantasma”. En este breve relato la autora se aleja de la corriente realista del momento para, partiendo del motivo folklórico del conductor del carro de la muerte, hacer una crítica social sobre la pobreza, la violencia y el alcoholismo, del que su propio padre fue víctima.

Por primera vez contamos en castellano con una traducción directa desde el sueco a cargo de la Editorial Tésera, que se pondrá a la venta en los próximos días.

Victor Sjöström demostró una singular maestría a la hora de trasladar a imágenes las palabras de Selma Lagerlöf. Los efectos especiales, a cargo de su director de fotografía, Julius Jaenzon, son un hito en la historia del cine. El uso de la superposición para representar las apariciones fantasmagóricas, los flashbacks, la yuxtaposición de fotogramas con finalidad metafórica dotan a esta película de una sofisticación técnica y narrativa impactante para su época. El propio Bergman realizó un telefilm titulado “Creadores de imágenes” (2000) en el que se recrean los conflictos entre Lagerlöf y Sjöström a causa de la adaptación del relato.

*La sombra de la guadaña

Desde el día de su estreno, el 1 de enero de 1921, que coincide con el día en que transcurre la acción, hasta hoy, La carreta fantasma ha marcado una forma de hacer y entender el séptimo arte. La impronta de esta obra cumbre dentro de la Edad de Oro del Cine Sueco se percibe de forma clara en Ingmar Bergman, que cuenta con el propio Victor Sjöström en “Hacia la felicidad” y, especialmente, en la memorable “Fresas salvajes”, donde la emblemática escena onírica rinde un claro homenaje a La carreta fantasma. También la inolvidable forma de representar a la Muerte en “El séptimo sello” es deudora de esta.

Sin embargo, es en “El Resplandor” de Stanley Kubrick y en la icónica escena de Jack Torrance tirando abajo con un hacha la puerta del baño en el que se encuentran aterrados su mujer e hijo, donde encontramos una recreación prácticamente plano a plano de una secuencia similar en La carreta fantasma. La potencia de estas imágenes, grabadas a fuego en la retina de muchos amantes del cine, denotan la modernidad de la obra original.

*Conclusión

La relación entre la literatura y el cine ha sido enriquecedora y fructífera en ambas direcciones durante ya más de un siglo. La carreta fantasma es pionera en traducir palabras al recién nacido lenguaje cinematográfico, utilizando con maestría recursos visuales inauditos hasta el momento para crear una atmósfera sobrenatural y aterradora. Tanto por su tono, como por los temas que trata (violencia de género, epidemias, alcoholismo) y la forma en que lo hace resulta una propuesta audaz, moderna y original y un clásico que merece la pena recuperar.

Escrito por María Zapata Clavería
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El temprano cine escandinavo.
Corren los primeros años de cine y este, a la vez que va enriqueciendo sus recursos, se va afianzando en todo el mundo. Los países escandinavos resultaron ser una buena "cuna" de directores durante esta época, hablamos de figuras míticas como Dreyer, Stiller o Sjostrom del que nos ocupamos a continuación.
Sin duda esta es una de la obras más innovadoras del excelente director sueco. Basada en relato tradicional sueco en torno a la nochevieja. En dónde se supone que la última persona muerta antes de la medianoche será la encargada de dirigir la carreta fantasma todo el año entrante.
Sjostrom muestra una gran técnica, avanzada para la época, a la hora de reconstruir la supuesta carreta fantasmagórica. Sin duda la imagen que todo espectador asocia al film.
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18 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La noche helada, la lluvia, la soledad, la tele y el cinéfilo.
Huyamos de los grandes titulares: "En la lista de las mejores películas de la historia", "Cumbre del fantástico", "Obra genial del cine mudo", "Precursora de tal y tal.." Huyamos, porque aquí no hay que vender nada. La película es buena, pero como hay miles. Sí es admirable que sea precursora de algunas cosas, no solo de efectos especiales, sino también del tratamiento psicológico de la imagen, (esto es, que la imagen diga más de lo que, simplemente, se ve), con que los cineastas nórdicos iban a entrar en el alma para ejemplo de tantos imitadores cercanos o lejanos aún en el tiempo. Quién sabe si Woody Allen, por irnos lejos, jamás hubiera existido sin este primer eslabón sjostromniano. Pero ser precursor de algo no es siempre un valor artístico añadido, al menos no para mí. Otro día hablamos de por qué tengo razón.
Tiene mérito, una película rodada hace casi 100 años con una estructura narrativa tan compleja, con tan logrados ambientes fúnebres, con esas poderorísimas actuaciones naturalistas, mantenidas en quietud por la cámara, nada de los histrionismos habituales del cine mudo, (la actuación del propio Sjöstrom, para las antologías, impresionante). Resulta premonitorio el tratamiento sobrio de cada escena, despojada de atrezzo, de distracciones, de movimiento; resulta abrumador el retrato de la angustia existencial, la desesperación con que todo se baña, por más que haya moralejas dickensianas que ni el realizador se cree... los nórdicos, siempre igual...les falta luz y alegría; pronto Dreyer, Bergman...
Por supuesto, como en todo melodrama desaforado, también hay elementos chirriantes. Para qué entrar con spoiler. Precisamente, en esa vertiente "melodrama desaforado" es donde más peros se pueden poner, no por vieja, sino por desaforada.
Nada que objetar a la vertiente "fantastique", ideal para visionar en solitario en una lúgubre noche de invierno con la lluvia pegando en los cristales y en una buena tele, (porque lo que es en el cine, la llevas clara); y estupenda la vertiente moralista, con un retrato del alcoholismo a la altura de "Días de vino y rosas", pero más sucio, sin esa falsa brillantez en la realización; y otro retrato de la posesión masculina sobre la hembra que nos da pistas de lo antigua que es la lacra de la violencia de género.
Así que, no por tener 100 años es una bisabuela. Se mantiene todo lo joven que un buen cinéfilo, (y solo un buen cinéfilo, huyan los demás), sepa ver, con los ojos adecuados.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Cuento de navidad dickensiano.
Es curioso como culturalmente han pasado al subconsciente colectivo de muchas generaciones grandes clásicos como son “El cuento de navidad” de Dickens, que ha dado lugar a innumerables adaptaciones tanto cinematográficas como teatrales, la película de Capra: “Que bello es vivir” de recurrente reposición año tras año, o algunos cuentos de los Grimm o de Hans Christian Andersen siempre presentes en nuestra memoria. En cambio, no sé si es pobreza cultural o ignorancia mía, han quedado fuera de ese colectivo, en un incomprensible olvido, joyas del séptimo arte tan atractivas como esta película de Sjöström sobre una leyenda sueca (o francesa?? según fuentes) en la que si uno muere durante las campanadas de fin de año, su alma vagará conduciendo la carreta de la muerte recogiendo las almas de los que perezcan durante el año siguiente hasta encontrar a su nuevo sustituto. Historia que sirve para redimir el mal incrustado en el alma del protagonista: David Holm, tal y como lo fueron en su momento: Scrooge, George Bailey... y tantos otros personajes inmortales.

Eso sí, escarbando un poco, esta obra injustamente olvidada en el acervo popular es muy querida, valorada y citada en los círculos cinematográficos más intelectuales y además con múltiples influencias posteriores en otros tantos grandes cineastas. Está claro que la globalización cultural no siempre llega a todas partes.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Un paso más allá en la narrativa cinematográfica.
Ingmar Bergman adoraba a Victor Sjöström, y si algo admiraba Bergman de la filmografía de Sjöström era su película “La Carreta Fantasma” (Körkarlen, 1921), una de las joyas del cine silente, un film a mitad de camino entre lo fantástico y el naturalismo más desgarrador. Se considera que es la mejor película sueca de su época, un mérito nada desdeñable puesto que Sjöström fue coetáneo de Mauritz Stiller y de Georg af Klercker, otros dos pesos pesados del cine escandinavo. Sjöström dirigió cuarenta y un películas entre 1912 y 1923, por aquel entonces, el “Séptimo Arte” se encontraba en plena expansión en Suecia, sus producciones destacaban por su pulcra captación de los paisajes naturales, por basarse a menudo en obras literarias contemporáneas y por tratar temas como la redención, el destino o la muerte con una exquisita madurez, “La Carreta Fantasma” se enmarca en esta corriente.

Narrativamente es una película de endiablada modernidad, la historia se desarrolla mediante flashbacks muy bien entrelazados, creando un “in crescendo” dramático muy apropiado. Al inicio de la película, el espectador ya conoce las consecuencias provocadas por las malas acciones del protagonista, David Holm, sin ni siquiera atisbar las causas exactas que han conducido a ese punto. La audaz propuesta de Sjöström arranca con el conflicto que se expone plenamente desarrollado y no será hasta pasados unos veinte minutos cuando se comience a verter luz sobre la oscura historia del señor Holm y su complicada relación con el resto de personajes.

Pero Sjöström no era únicamente un creador atrevido y rompedor, sino que también se revela en “La Carreta Fantasma” como un cineasta de un enorme dominio del medio que no teme en recrearse en algunas de las imágenes y escenas que filma. El ritmo de la película es bastante lento, pero no de forma gratuita, sino porque a Sjöström le interesa detenerse en los detalles y gestos que le interesan, darles todo el tiempo necesario para sacar de ellos el máximo provecho posible. Esto funciona también porque el trabajo que hacen los actores es magnífico, especialmente el propio Sjöström como protagonista, que tiene que dar forma a un personaje difícil de interpretar sin caer en los tópicos, un David Holm despreciable al que se hace difícil dotar de humanidad. Sjöström consigue que ese David Holm sea creíble y tenga personalidad propia, de hecho, la forma como éste trata con tanto desprecio al resto de personajes resulta tan auténtica que en ocasiones nos resulta hasta hiriente.

La película fue rodada en mayo de 1920. Frente a la costumbre de la época en Hollywood, Sjöström optó por rodar en localizaciones exteriores, demostrando un gran manejo de la luz. Julius Jaenzon, realizador de contrastada trayectoria en el cine silente sueco, se ocupó de la dirección de fotografía. Sjöström y Jaenzon demuestran un gran dominio de la técnica y del medio cinematográfico, hacen alarde de una gran precisión en el dominio de la doble exposición dejando para los anales de la historia escenas memorables como el penoso viaje de la carreta recogiendo las almas de los muertos o la vaporosa figura del carretero. Por otra parte, sobresalen los encadenados, que incrementan la complejidad del montaje. También resulta interesante el cuidado tratamiento de las luces y la exquisita composición de los planos.

Una de las obras cumbre del cine mudo, un film increíblemente moderno para su época que puso de manifiesto la madurez de la narrativa cinematográfica, que ya se había solidificado con el estilo clásico de Griffith y que autores como Sjöström se atrevieron a llevar un paso más allá, un director que, desgraciadamente, hoy en día ha quedado prácticamente olvidado, pero que merecería ser justamente recordado por lo que realmente fue: uno de los primeros grandes cineastas de la historia.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Pilar del Cine.
Un título capital de la Historia del Cine y, en consecuencia, en la filmografía de uno de los maestros pioneros de este Arte, el sueco Sjöstrom. Basada en una novela de Selma Lagerlöf, parte de una extraordinaria base argumental, absolutamente optimizada a todos los niveles por el director. (aquí, actor principal además).
En Nochevieja, tres borrachos evocan la leyenda según la cual aquel último gran pecador que fallezca antes de terminar el año estará condenado todo el año siguientea conducir la carreta fantasma, cuyo cometido es recoger las almas de los muertos...
Sjöstrom enriquece asombrosamente la narración a través de inauditos "flash backs" y utilizando, pues, diversos tempos narrativos, hasta conducir la historia a un ovillo perfecto y admirable. De no poca osadía temática y con una excelente utilización de los medios fantástico/técnicos de la época, "La carreta fantasma" es una gran reflexión acerca de la Muerte como fin quizás no definitivo, puesto que los actos en Vida son los que pudieran hacer pervivir nuestra alma en el tiempo. Sjöstrom usa la variabilidad cromática como recurso dramático y obtiene una fábula moral asombrosa que abraza el tema/conflicto religioso ejemplar y profundamente (bondad, caridad, redención, pecado...). Dividida en 5 partes, es indiscutible la influencia de este autor en la obra de alguien tan fundamental como Bergman e incluso en coetáneos tan importantes como Dreyer. Imprescindible.

P.D.: "Señor, haz que mi alma madure antes de recogerla". Por cierto, Kubrick copió descaradamente una secuencia (la del hacha) para la sobrevalorada "El resplandor".
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
"Ella quiso volver a plantar en tierra buena, la semilla que había crecido entre espinas"
"Una pobre muchacha del Ejército de Salvación, agonizaba enferma de tuberculosis, de esas tan rápidas y brutales que no se resisten más de un año. Mientras pudo, Edit había continuado sus guardias y cumplido sus deberes; pero cuando le faltaron las fuerzas, fue enviada a un sanatorio."

Así comienza la novela, “Körkarlen” (El Carretero), que, la galardonada escritora sueca, Selma Lagerlöf, publicara en 1912, y así también arranca la película que su compatriota, Victor Sjöström, realizara en 1921, la cual se inspira en una antigua leyenda sueca que habla de que, el hombre que muera el 31 de diciembre antes de que suenen las doce campanadas que anuncian el año nuevo, estará condenado a conducir, durante los siguientes doce meses, la carreta de la muerte y será quien libere las almas de aquellos que fallezcan.

Esta leyenda, será el trasfondo mediante el cual se revisará el pasado de David Holm, el hombre al que la enfermera, Edit, reclama desde su lecho, pero, su familia se muestra recelosa, pues, guarda muy fuertes motivos para no querer verlo.

El filme se convertirá así, en un estudio moral y espiritual (con un fuerte tejido sobrenatural) de la suerte de desgracias que, a la familia y a la sociedad ocasiona un adicto, en este caso, al alcohol. Sjöström, se sirve de magníficas sobreimpresiones y de una muy sobria construcción de imágenes, para recrear su concepto de la muerte y su forma de proceder ante los que abandonan este mundo o están muy cerca de hacerlo. Muy poco que "objetar" a su particular tesis (el convencional aspecto de la muerte y su capacidad de dar oportunidades, pues, son éstas reserva de Dios) y mucho que ganar si se sabe captar el edificante propósito que contiene esta magnífica y aleccionadora historia. El filme reboza arte en cada una de sus imágenes, y es definitivo que, el director sueco tiene aquí una obra maestra.

A su virtuosa labor como director, Victor Sjöström, suma la autoría del emotivo guion, y además, asume el rol protagónico, logrando de, David Holm, un desadaptado que impacta con sus asombrosas y abominables decisiones. Como, Edit, la indeclinable chica que se niega a perder a ese primer huésped que le llega muy adentro, Astrid Holm (actriz a la que luego veríamos en, “Häxan” de Benjamin Cristensen), da la perfecta medida y uno siente que está ante un ser de una calidad humana difícil de emular.

Cada quien define su destino y es responsable de las consecuencias de sus acciones, pero, mientras el amor consiga mantenerse cerca, muchas cosas pueden cambiarse… incluso aquellas que parecen imposibles.

<<LA CARRETA FANTASMA>>, es cine para la eterna memoria.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¡DIOS, DEJA QUE MI ALMA MADURE ANTES DE QUE SEA RECOGIDA!
"La Carreta Fantasma" es una obra maestra del silente escandinavo, dirigida, guionizada y protagonizada por Victor Sjöström. Cuando Sjöström estrenó el film, ya era considerado de uno de los más notables e importantes cineastas de Europa, conviertiendose en un verdadero inspirador para otros genios contemporáneos o posteriores como los alemanes F.W. Murnau y Georg Wilhelm Pabst, el soviético Sergei Eisenstein y los austríacos Erich von Stroheim y Fritz Lang. Y es que en palabras de su compatriota Ingmar Bergman, reconocido discípulo y admirador de Sjöström, su maestro y mentor poseía una capacidad única de desnudar el alma humana en situaciones dramáticamente cotidianas, en donde a menudo el leitmotiv trataba sobre cuestiones como la redención, el destino o la muerte. Ciertamente, es un relato sobrenatural que combina naturalismo salvaje y mensajes moralistas, y la forma en que Sjöström lo retratará lo diferenciará de la enorme mayoría de los films de su época, a través de una coherente y dinámica línea de tiempo narrativa, es decir con flashbacks, paralelismo y perspectiva narrativa, en 5 capítulos. El hecho de que el espectador ya haya similado tan sólo en los primeros 10 minutos de metraje que el protagonista tiene un conflicto ya desarrollado y el director lo invite a saber por qué y cómo llegó a ese estado, constituirá una propuesta innovadora y, particularmente, audaz del director para su tiempo, en que el cine aún seguía las pautas narrativas heredadas de su origen teatral.

De esta forma, Sjöström presenta microhistorias paralelas pero absolutamente conectadas: una primera en que la agonizante hermana Edit del Ejército de Salvación, solicita encarecidamente a la hermana María que vaya a buscar a David Holm. La segunda en que el propio David Holm junto a dos amigos se emborracha en un cementerio contando la macabra leyenda de que la muerte tomará como cochero oficial al último en morir en el año. Y una tercera que reúne a estas dos, explicando cómo David Holm termina desgraciando a toda su familia por su vicio alcohólico y por un confuso e inesperado incidente cae muerto siendo el último en fallecer ese año, y por ende condenado a ser el cochero de la muerte por todo el próximo año. El talento de Sjöström para exponer la naturaleza más auténtica y salvaje de la miseria humana, principalmente en la figura de su protagonista, David Holm, borracho déspota que no sólo le da una mala vida a su esposa y dos hijas, sino que se dedica a pervertir a sus amigos en el alcoholismo y a que abandonen a sus familiares por errores a los que él mismo los indujo. Su conducta agresiva, tiránica y perversa, al punto de querer contagiar a sus propias hijas de la tuberculosis que lo afecta y buscar vengarse de su esposa que lo abandonó por miedo, parecen ser motivos suficientes para ser elegido a tomar la responsabilidad de esta horrorosa labor encargada por la muerte como una forma de castigo.

Pero más aún, el objetivo del film es buscar la prácticamente imposible redención para su protagonista. Y no sólo será a través de la figura de Edit, intentando reformarlo desde que lo conoce en los bares de mala muerte, sino también de su antiguo amigo George, protagonista reciente de la leyenda que el propio David cuenta, sobre el cochero de la muerte, amigo al que por cierto él mismo metió en el alcoholismo. George guiará a David en la previa a asumir su desgraciado cargo por un viaje recordatorio y dramático de su irreprochable conducta, en donde buscará el arrepentimiento verdadero y la redención definitiva, para salvar literalmente la vida de su esposa e hijas. Además de su enorme valía en el plano narrativo, hay que señalar que la película destaca también en el plano plástico, en donde Sjöström da cuenta de una brillante presentación y combinación de nuevas técnicas e innovaciones de exquisitez visual. Y será el fotógrafo sueco Julius Jaenzon, quién apostaría por filmar preferentemente en exteriores en donde muestran un notable manejo de luz y sombra y un aprovechamiento destacable de la belleza de la naturaleza, por ejemplo en las escenas en que la carreta transita por el solitario litoral para ingresar al mar y recoger el alma de un pescador ahogado. Un eficiente y asombroso dominio de la técnica de doble exposición con la que regalaron memorables e inmortales escenas en que la figura del cochero y su carreta a caballo realiza su penoso recorrido recogiendo las almas de los muertos.

Las actuaciones son competentes y sólidas, siendo otro de los grandes méritos del film. Comenzando por el trío protagónico conformado por un acertadísimo Víctor Sjöström, quien aparte de dirigir este clásico, personifica al aborrecible David Holm, personaje arrastrado y perdido por el alcoholismo y la odiosidad. Sjöström interpreta con solidez a un personaje complejo, dotándolo de una credibilidad bastante inusual para el cine mudo y dejando entrever que detrás de su miserable conducta hay un hombre que lucha contra sí mismo y sus lamentables errores del pasado. Por su parte, Astrid Holm interpreta correctamente a su contraparte protagónica, Edit la hermana del Ejército de Salvación, que lucha contra su destino en pos de cumplir con la misión que se ha autoimpuesto, al intentar reformar a David y hacerlo regresar con su esposa e hijas. Finalmente, Hilda Borgström, considerada la actriz sueca más importante de la época silente, encarna eficientemente a la sufrida esposa de Holm. En el reparto secundario, encontramos al competente Tore Svennberg, quien interpreta al pendenciero George, amigo de David Holm. Y a la actriz fetiche de Sjöström, Concordia Selander, que interpreta a la madre de Edit.

En definitiva, una de las grandes obras maestras del cine silente, no sólo escandinavo y europeo sino mundial. Un film increíblemente moderno para su época, prueba irrefutable del talento y preponderancia de Víctor Sjöström como pionero cinematográfico tanto en el plano narrativo como en el plástico.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una modernidad de 1921
La Carreta Fantasma es una película moderna. Es paradójico que podamos catalogar así una obra de principios del siglo XX, pero hoy día se producen y distribuyen películas infinitamente más rancias y antiguas, en su peor acepción, que la genialidad de Sjöström. Lo actual puede ser viejo. Lo antiguo puede ser vanguardista.
Su valentía narrativa, comenzando el relato en pleno nudo de la acción. El uso adelantado a su tiempo de la más novedosa tecnología, siempre al servicio de la historia. La intrépida utilización del flashback, mejor dicho, del flashback dentro del flashback, sin que en ningún momento resulte confusa la narración. Interpretaciones sobrias y contenidas...y, además, la presencia de gérmenes y bacilos, de contagios y de irresponsabilidad frente a la enfermedad, que no puede estar más de actualidad.
La Carreta Fantasma se mueve en el finísimo mundo que existe entre lo visible y lo invisible, entre la vida y la muerte, entre el aquí y el allá, y, atravesando décadas, sobreviviendo a guerras y a los avatares de todo un siglo, llega hasta nosotros su poesía, su profundo mensaje moral.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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