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38 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
«ES UN HOMBRE MUY BUENO, VIENE DE MUY LEJOS»
Profunda obra acerca de la naturaleza trascendente de lo humano, que juega a moverse entre lo inmanente de este mundo y lo extraterrestre o trascendente que otros seres más evolucionados pudieran enseñarnos desde un lejano espacio exterior.

Originalísimo y reflexivo guión + film de Eliseo Subiela, que una década después, allá por 1995, plagió según bastantes indicios que cualquiera puede comprobar, el escritor Gene Brewer, en su novela de ciencia ficción "K-Pax", libro que el productor Lawrence Gordon llevó a las pantallas en el 2001 con el mismo título, que Charles Leavitt transmutó en guión cinematográfico y que Iain Softley rodó y dirigió, por supuesto con muchísimo mayor éxito de ventas y visionados que la obra original del argentino Subiela, dado que contaba con un presupuesto multiplicadamente mayor y con los poderosos y gigantescos recursos de lo "made in EE.UU."; sin embargo, por más que lo niegen, Gene Brewer, Lawence Gordon o todos los relacionados con este plagio a todas luces, "K-Pax" fue una copia modificada en partes no significativas, un remake plagiado del guión y film original de Eliseo Subiela, que hoy nos ocupa, "Hombre mirando al sudeste (1986).

Película de magnífico guión, esta de Eliseo Subiela, pero con una pésima fotografía, quizás debido a los pocos medios económicos con los que fue hecha en la Argentina de mediados de los años ochenta. Merece la pena verla, meditarla y oír atentamente todos esos diálogos entre el supuesto "loco o extraterrestre" (Hugo Soto) y el psiquiatra ( Lorenzo Quinteros) que lo aprecia y queda impresionado por su valía humana en todos los sentidos.

Preciosa escena la del concierto al aire libre con la Sinfonía n.º 9 Op. 125 en re menor del compositor alemán Ludwig van Beethoven, "El himno a la alegría", que la gente se lanza a bailar por la iniciativa del "loco" de nombre Rantés, quién se atreve a animar los sentimientos de la gente, que él dice no poseer, a mostrarle a los humanos que deben dar rienda suelta a su naturaleza trascendente sin avergonzarse de la gracia y la maravilla de su sentir, siempre y cuando sean sentimientos sanos que no hacen daño a nadie.

Melancólica, pero encantadora película.

Fej Delvahe
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79 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Tratado de Psquiatría nº 2
Eliseo Subiela pertenece al selecto grupo de directores cuyo presidente podría ser Terry Gilliam. No dejan indiferente: o aceptas encantado su mundo o te das de bruces, maldiciéndolo, con él. O es un genio, o un gilipollas engreído. Y suelen seguir, con ciertos matices, su camino pese a todo.

Y pese a notables diferencias idiomáticas, presupuestarias y temáticas, ambos directores coinciden en otro punto. Les encanta esa temblorosa línea entre realidad y ficción, los límites entre la demencia y la cordura.

Hombre mirando al sudeste es la primera película del interesante director argentino venido a menos. El nuevo milenio, por lo menos en lo que respecta a la calidad de su cine, no le sentó nada bien. Pero ya nos había dejado obras importantes. Y esta es una de ellas, que después dio lugar a una novela y una película "made in Hollywood" (sí, K-Pax) sin reconocimiento deudor alguno. Si lo había hecho Visconti, por qué ellos no.

Un hombre llamado Rantés (genial y contenido Hugo Soto) aparece en un psiquiátrico proclamándose extraterreste llegado para estudiar a los humanos. Poco a poco acaba por llamar la atención de uno de los médicos que intenta ayudarle y averiguar su identidad, de la que no existe indicio alguno.

Siguiendo la estela de la prodigiosa Alguien voló sobre el nido del cuco, la película es crítica con las instituciones mentales. Aquí, Rantés es una persona inteligente y perfectamente normal con sólo un síntoma: su afirmación de que no es de este planeta. Tal afirmación se considera suficiente como para intentar "salvarlo" por medios que pongan en peligro su salud: tanto física como mental.

Rodada con escasos medios y actores muy limitados (con la excepción de Soto, que está magnífico), el film mantiene siempre la duda sobre el protagonista, lo que ayuda a mantener el clímax. Subiela parece desear que cada uno saque su conclusión, si no sobre la autenticidad de aquel, sí sobre el contenido del mensaje. ¿Está el género humano loco?

Destacar, asimismo, la música de Pedro Aznar, habitual del director (aquí con protagonismo del saxo), y la secuencia del concierto con la 9ª Sinfonía de Beethoven y su efecto en los pacientes del psquiátrico.

Y nuestro deseo de que Rantés sea extraterrestre, por supuesto.
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45 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Hambre, guerras, egoísmo... vs. la música, los olores, los atardeceres... (7.35)
Podría haber sido una obra de arte absoluta si los actores que interpretan al psiquiatra y a "la Santa" hubieran estado más naturales, si el metraje se hubiera acortado algo –se repiten demasiadas veces, sobre todo en los encuentros entre psiquiatra y paciente, preguntas y planteamientos filosóficos que ya habían quedado perfectamente claros– o bien se hubieran variado más las situaciones, y si hubieran dispuesto de un presupuesto mayor para lucirse en el plano técnico. Pero el guión y la dirección me parecieron, en líneas generales, originales, inteligentes y de un lirismo absorbente.

Con respecto al plagio indiscutible de K-Pax: la versión americana opta por el entretenimiento y la comedia suaves, mientras que ésta, la original, es menos autocomplaciente –el psiquiatra lleva una triste vida de divorciado, entre los extraterrestres hay desertores que se dejan seducir por las emociones de nuestro mundo, la conclusión final es desalentadora...–, aunque también ofrece algunos momentos cómicos bastante singulares; aquí en realidad nunca se juega con la ambigüedad –los poderes telequinéticos, el líquido azul que mana de la boca...–. En resumidas cuentas, la propuesta de Subiela es más original (de hecho es la original) y arriesgada, más personal, tanto en estilo como en contenido.
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37 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Las obras de arte no siempre son costosas
Una de las mejores producciones del cine argentino, en mi opinión. El argumento, complejo y conmovedor, es de los que hacen reflexionar (cosa muy loable en estos tiempos de cine ligero y para cuasi-tarados). Sin mayores artificios, ni efectos especiales, ni gastos millonarios, Eliseo Subiela construyó una obra de arte de principio a fin: más de un director debería aprender de tan elocuente ejemplo. Soto y Quinteros, muy sintonizados. La recomiendo.
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37 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La hermandad universal está de camino
La frontera entre la genialidad, el excentricismo, la esquizofrenia del Elegido, la verdad revelada, el interior más humano es algo vago y desconcertante. Tanto como esta película, donde Subiela dibuja, a través de una trama inicial muy simple (un hombre sin pasado ingresa en un manicomio y pone contra las cuerdas la credibilidad de su médico) un camino hacia la duda, la fe en su profesión y el sacrificio por el prójimo. En esta película he disfrutado de unos valores profundos, más relatados que demostrados ya que la verosimilitud no es el punto fuerte de la película aunque "lo creíble" siempre es un adjetivo cuando duerme a la sombra de la ambigüedad del ser humano. Este película es para verla en momentos tranquilos y destilar la humanidad y el contenido de esperanza fraternal que derrocha en la serenidad y en la tensión.
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26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Ojos de Tiburón
No me jodan, cuando Eliseo Subiela hizo esta película no estaba en la Argentina híper inflacionaria, en plena reconstrucción social y psicológica luego de la masacre de los años 70 y mamando una escuela de cine naturalista de planos secuencia largos que mucho buscan decir y nada transmiten cayendo en la tantas veces reiterada “filosofía barata”. No, no, a mi no me lo cuenten, Subiela volaba por una de las lunas de Júpiter o por los anillos de Saturno cuando ideó esta maravillosa historia, pues a quien podía ocurrírsele que en un país devastado económicamente y con un Estado casi ausente en lo que financiación de filmes nacionales se refería (aunque también en todo sentido) hacer una cinta de un extraterrestre que encerrado voluntariamente en un manicomio busca salvar a los más débiles de la humanidad, aquellos que no tienen oportunidad en un sistema neoliberal que comenzaba a mostrar sus hilachas más espinosas y crueles en toda Latinoamérica. Que con sus miradas perdidas y su insensibilidad natural se llama a sí mismo una proyección espacial de lo que realmente es, logra conmovernos hasta erizarnos la piel (la escena del himno a la alegría quedará guardada en la historia de la filmografía) y convencer a un escéptico Dr. Denis, hasta llevarlo a la real certeza de no saber la naturaleza de ese tal Rantés que tenía delante suyo el cual por muchos indicios no pertenecía a este mundo aunque por algunos otros era un ser enfermo, de pasado tenebroso y muy necesitado de afecto y compasión. Con un guion absolutamente descollante, plagado de diálogos de profundidad sociológica (mas que diálogos, monólogos de un congelado poeta de inertes ojos de tiburón interpretado por un sensacionalmente sobrio Hugo Soto), una banda sonora oscura y futurista provista por una de las luminarias de la música nacional como Pedro Aznar, y de la mano de un director que nació en la transgresión y con una impronta propia que lo señalaban como una distinción en un opaco cine argentino, “Hombre mirando al Sudeste” se ubica entre las 10 mejores producciones de este país, solo ensombrecida por una muy pobre dirección de actores que, con excepción del ya mencionado Soto, conformaron interpretaciones tan vacías como cuadradas e infantilmente leídas como las de Lorenzo Quinteros e Inés Vernengo.
El resto, pura magia, pura ciencia-ficción sin un solo efecto especial, pura poesía sin una sola prosa, pura emoción sin una sola lagrima.
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20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
"Hombre mirando al Sudeste". La sociedad enferma en el origen de la victimización secundaria.
¿Por qué quiere curarme? ¿Me puede dar un motivo serio que podamos discutir ahora los dos?

- Rantés. Si usted no es un chiflado yo tendría que admitir que realmente es un extraterrestre. ¿Sabe lo que eso significaría? Que el chiflado soy yo.

- La naturaleza sólo permite un desarrollo muy lento. Favorece más fácilmente un cambio de especie que un cambio de conciencia. Yo soy más racional que ustedes, respondo racionalmente a los estímulos. Si alguien sufre lo consuelo. Si alguien me pide ayuda se la doy. ¿Por qué, entonces, usted cree que estoy loco? Si alguien me mira lo miro. Si alguien me habla lo escucho. Ustedes se han ido volviendo locos de a poco por no reconocer esos estímulos, simplemente por haber ido ignorándolos. Alguien se muere y ustedes lo dejan morir. Alguien pide ayuda y ustedes miran para otro lado. Alguien tiene hambre y ustedes dilapidan lo que tienen. Alguien se muere de tristeza y ustedes lo encierran para no verlo. Alguien que sistemáticamente adopta esas conductas, que camina entre las víctimas como si no estuvieran, podrá vestirse bien, podrá pagar sus impuestos, ir a misa, pero no me va a negar que está enfermo. Su realidad es espantosa, doctor. ¿Por qué no dejan de una buena vez la hipocresía y buscan la locura de este lado? Y se dejan de perseguir a los tristes, a los pobres de espíritu, a los que no compran porque no quieren, o porque no pueden, toda esa mierda que usted me vendería de muy buena gana; si pudiera, claro.

Dialogo de la película argentina "Hombre mirando al Sudeste". Escrita y dirigida por Eliseo Subiela en 1986, narra la historia de Rantés, un joven que aparece un buen día en una institución psiquiátrica diciendo que es una proyección holográfica mejorada de una inteligencia extraterrestre, y que ha venido a la Tierra a estudiar a los humanos, especialmente a su arma más terrible: la estupidez (entendida como pasividad ante el mal y degeneración de los valores). El Dr. Denis, encargado de los desequilibrados, se debatirá entre lo racional y lo irracional del caso, acuciado por sus propios problemas personales y necesitado de creer en algo.

Tras su visionado surgen preguntas interesantes: ¿quién es el enfermo?, ¿quién es más racional?.

Hace poco tiempo pudimos ver en un programa de televisión sin muchas pretensiones cómo varias familias españolas convivían durante un tiempo con tribus "menos evolucionadas" y, después, algunos miembros de estas tribus venían a ciudades españolas a compartir nuestra vida occidental con estas familias. Fue impresionante cuando uno de estos "salvajes" no podía comprender que en la calle hubiese mendigos: ¿Por qué dejáis que viva así?, "Esto no debería pasar con todo lo que tienen".....

Como cotilleo: En el año 2001 esta película ha sido impunemente plagiada (con algunas modificaciones en el guión por aquello de la comercialidad) por los norteamericanos en K-Pax
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15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
la locura es tal vez lo mas crecano a lo cuerdo
Como olvidar esta pelicula, poetica, hecha con corazón, Eliseo Subiela es sin duda junto con Meirelles y Lombardi, de los mejores directores de Sudamerica. Un "enfermo mental" que dice ser extraterrestre y con una misión en este mundo, hace dudar al director del instituto acerca de su identidad (espiritu vs. intelecto). Subiela, de los pocos directores que utilizan como narrativa el realismo-mágico, nos regala, como muchas de sus peliculas, una cinta humanista, conmovedora y con un mensaje...estamos a tiempo de enderzar el camino como mundo..un cine sin banderas, ni colores, demuestra que el cine puede llevar un mensaje de paz y amor...muy recomendable..
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11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La variedad de la locura
"Hombre mirando al sudeste" me ha resultado gigante, una película - teniendo en cuenta el presupuesto - muy bien elaborada, con diálogos inteligentes y concretos, ligera lo necesario, conflictiva y de ésas que escasean en el decadente cine masivo de la actualidad. Incluso en el último minuto uno no sabe qué sucederá. Los actores, muy buenos y el guión es para chuparse los dedos.
Es casi perfecta, casi. Pues, como dijo un colega antes, tiene algunas cuestiones repetitivas. Es casi perfecta, no le falta nada, sí le sobra y como dijo Picasso "lo que está de mas no suma, resta".

Es una lástima que sea tan poco conocida (deben ser más los españoles que la conocen que argentinos). Pero la valoración a esta grandiosa película argentina es muy importante para nuestro país.

K-pax, respecto a esta peli, es un plagio, que el sr director de tal no ha reconocido. Claro, uno de esos plagios que no logran profundizar como el original.

MUY recomendable.-
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Una joya de los años 80
A fines de los años 80 fue cuando vi por primera vez esta película de nombre largo y verbo en gerundio. Recuerdo que en aquella época, la cinta causaba gran sensación entre el público, más que nada porque su argumento apelaba a un género poco explorado en la Argentina, como lo es el de la ciencia ficción. La película no me defraudó entonces y tampoco lo hizo ahora, 20 años después.
El doctor Julio Denis (interpretado por un joven Lorenzo Quinteros) es un hombre decepcionado de su vida, de su profesión y del neurosiquiátrico donde trabaja cada día. Una mañana, en medio de su rutina diaria llena de locos y depresivos, conoce a Rantés (Hugo Soto), quien salido de la nada llega para anunciar que viene de otro planeta. ¿Aquello será verdad? Claro que no es la primera respuesta; no debiera serlo porque no hay razonamiento lógico que lleve a sostener semejante idea. Y sin embargo surgirán las dudas.
Años después, Hollywood filmó K-Pax y aquello no fue sino una burda copia de la original, la obra de Subiela.
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9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
El viejo cine Argentino
Ante todo quisiera decir que al menos es interesante la idea en la que se centró la película, no por eso era una idea novedosa para la época. Tuve la sensación de una poesía burda que transitaba caminos muy vistos y además era repetitiva. Quizá ese me parece el peor problema, toda la película esta puesta en una clave poética que si no convence al espectador de entrada le hará "ruido" durante el resto de la historia.

Si la técnica no acompaña, la historia no puede ser contada debidamente. Si el presupuesto fué bajo, no creo que esa sea excusa para tener horrores de continuidad o problemas en la dirección de actores. Me llamaron la atención algunos encuadres y movimientos de camara muy bien logrados, en gral. creo que la fotografía es buena, teniendo en cuenta los equipos con los que se contó.

Más alla de eso, se que es una película importante para el cine argentino y es interesante la idea que transmite. Destacable la escena del himno a la alegría.
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13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Genial
Cuando la ví, allá por el 87 fue cautivadora, inteligente y muy bien contada, manejando la ambiguedad de manera magistral. Grande fue mi sorpresa al ver K-Pax, Spacey esta muy bien...pero, cuento repetido sale podrido.

Mal los gringos plageando, y no entregandole creditos a la versión original.
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12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
y viendo lo terrible de la vida en el planeta
Creo que es una buena película que se queda a tiro de piedra de ser aún mejor, no tanto por lo que en ella falta sino por lo que sobra. Sobra asepsia al comienzo; el desarrollo es algo frío y distante. Sobra metraje, que se extiende en demasía entre reiteraciones que redundan lo ya planteado y la innecesaria repetición de escenarios y situaciones. También sobran algunas escenas que restan suspense al conjunto y enturbian el decurso de la historia.
Bueno, aunque he dicho al comienzo de este comentario (que no crítica) que no faltaba nada, tal vez no sea del todo cierto. Así como en los primeros minutos la distancia es excesiva, en los finales el propio film parece contagiarse de la locura de Rantés y perder objetividad (aunque bien podría haber continuado con la mecánica con la que he comenzado y decir que al film le sobra implicación). En cualquier caso, el final es algo vago y confuso, no por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta, precipitándose y arrojándose al vacío sin dilación, contagiado, como ya he dicho, del espíritu del personaje, en un punto en el que la imparcialidad hubiera sido más útil.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
9 Sinfonía.
Hombre mirando al sudeste (1986) fue la versión original que realizó el director argentino Eliseo Subiela en la década de los ochenta, y que posteriormente fue adaptada en Hollwyood por el director Ian Softley, titulada K-Pax (K-Pax. Un universo aparte, 2001) y con la pareja interpretativa de Kevin Spacey y Jeff Bridges. Sin embargo y como viene siendo habitual, la original supera la copia. Es cierto que la factura norteamericana destaca, especialmente porque hay mucho más presupuesto detrás, pero en realidad su atmósfera fría y aséptica dejaba bastante que desear.

En cambio, Subiela dota a la película de una mayor personalidad. La fotografía corre a cargo de Ricardo de Angelis y es necesario decir que realiza un magnífico trabajo. Gran parte de la película, por no decir casi su totalidad transcurre precisamente en un manicomio. A diferencia de K-Pax, donde el lugar de acción parecía casi una institución modélica (por lo menos en cuanto a su imagen), la propuesta de Hombre mirando al sudeste es totalmente opuesta. La fotografía de Ricardo de Angelis hace hincapié en recrear una ambientación deprimente, estéticamente decadente, donde la ilusión de los pacientes parece desvanecerse entre tan patéticos muros. Lo que en teoría parece un aspecto técnico que va en contra del filme, acaba convirtiéndose en un aspecto por lo menos interesante.

Lorenzo Quinteros interpreta el rol de psiquiatra protagonista. De hecho, el será el narrador de la película, pues Subiela utiliza la voz en off del protagonista para contar la historia que parece ya concluida en sus palabras. Su trabajo le deprime por monotonía y porque su vida profesional es una pura rutina. Hasta que un buen día se le presenta a la consulta el personaje que interpreta Hugo Soto, quien asegura provenir de otro universo. ¿Será eso cierto? Seremos testigos de la evolución de la película, en la que el personaje de Quinteros recupera la ilusión ante la expectación que representa un personaje a todas luces fascinante. Uno de los debates del film será conocer la autenticidad de la naturaleza detrás del supuesto extraterrestre. El escepticismo o la realidad, entre estas dos opciones se balancea la película, aunque también es cierto que a diferencia de la versión americana, K-Pax, parece que Hombre que mira al sudeste si apuesta por la parte más fantasiosa del argumento (¿En cierto momento somos testigos de la demostración de sus poderes telequinéticos?).

Pero más allá de estos debates, la importancia del hombre mirando al sudeste radica en la contraposición entre el personaje de Hugo Soto y la vida práctica pero anodina del personaje de Quinteros. Nuestro Alien es un ser extraordinario, que parece tener unas dotes excepcionales, pero que sin embargo se mantiene aislado en su propia dimensión. Su análisis sobre la sociedad humana, en diálogos que mantiene con su psiquiatra, no sólo se pueden entender en referencia sobre el personaje que interpreta Quinteros, sino que parecen hacer alusión a un aspecto más amplio como la sociedad humana, y por ende el espectador, que se siente aludido ante el discurso de nuestro ser inhumano.

La soledad de Quinteros, la singularidad de nuestro ser excepcional, la deprimente ambientación del manicomio…Hombre mirando al sudeste es una película realmente singular. Muy diferente al resto de la carrera del propio Subiela.

Sin duda hay una escena de calidad excepcional en el Hombre mirando al sudeste. Durante gran parte del metraje hemos asistido a las calidades frías de nuestro protagonista extraterrestre, quien asegura no tener sentimientos. Sin embargo, nuestro psiquiatra le lleva a un concierto de música clásica. En ese momento, la orquestra toca la maravillosa pieza de Beethoveen, la novena sinfonía. Y entonces sucede el milagro, porque lo que en un principio parecía un imposible, que nuestro protagonista despertara emocionalmente, sucede finalmente. Y por si fuera poco, consigue arrastrar consigo a toda la multitud, que le sigue en su baile. Con un montaje en paralelo somos testigos también de la rebelión en el manicomio, cuando todos los pacientes se levantan al son de la música para elevar su canto de liberación. Precisamente esta secuencia se relaciona con el mensaje antes comentado, en el que nuestro “alien” se compadecía de la raza humana por no corregir sus errores y vivir frustrados. Una escena que representa una total oda a la alegría.

Por último hay que destacar la magnífica banda sonora que compone Pedro Aznar. Su inquietante tema principal, que funciona como leimotiv del filme, consigue imprimir aún más si cabe una pátina de siniestro a la película.

http://neokunst.wordpress.com/2014/09/08/hombre-mirando-al-sudeste-1986/
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Impecable
Hace ya casi dos años desde que vi esta película, pero recuerdo perfectamente, la grata impresión que me dejo. Recuero diálogos muy bien logrados, escenas impactantes y sobretodo, asombrarme durante toda la película, que consigue su objetivo a la perfección, hacernos dudar a los espectadores sobre si Gantés es efectivamente de otro planeta como afirma, o si simplemente se lo cree tanto que convence a los demás. Impecable.

En esta película se basaron para hacer "k-pax", que no he visto, pero dudo que sea tan buena, quizás tenga que verla...
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sugerente y curiosa
Una película estimulante, tanto por sus originales diálogos como por la complejidad y sutileza psicológica de los personajes.
Quizás, a lo largo de la cinta, el espectador puede crearse ciertas expectativas que no se ven del todo satisfechas con el desenlace de la trama. Pese a ello, no habrá perdido el tiempo.
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una reflexión más compleja de lo que parece.
Una clara reflexión sobre los límites de la locura y su concepto,su acepatación en nuestra sociedad y la subjetividad que trae consigo el considerar a un "paciente" loco tan solo por escaparse del umbral de lo "normal".
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Cuando los locos somos nosotros
Tenía un vago recuerdo de haberla visto hace unos cuantos años, no sé si completa, y la sensación de que era densa y no muy buena. Nada más alejado de la realidad, o tal vez que el paso del tiempo me haya hecho cambiar, no lo sé.

Es una de las grandes películas argentinas, y desde ya que entra en mi colección de favoritas por el tema que toca, el guión y el mensaje que deja. No sé si vale un diez para otros, ni se me ocurriría fijarme en el presupuesto con que ha sido hecha, pero puedo decir que para mí es un diez.

En su crítica a la hipocresía de la sociedad me hizo recordar a la película "Alguien voló sobre el nido del cuco" (Milos Forman, 1975), donde también nos encontramos con un supuesto loco que deja al descubierto un sistema injusto y demencial. Película que desde ya les recomiendo, y que no dudo les encantará si ésta les ha gustado.

Recomendable si te interesa sondear en el alma humana, si te preguntas por qué las cosas son como son, si te interesa de vez en cuando darle una cachetada al sistema y a lo políticamente correcto.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Ramses o el doctor
Película notable sustentada en un guion muy profundo y en la actuacion soberbia de hugo soto que da a vida a un personaje tan entrañable como incomprendido. Da lugar a muchas reflexiones. Considero que tal vez la fotografía o su duración no sea lo mejor pero no llega ni de casualidad a manchar esta demostracion de fallas que tenemos muchas veces los humanos mostrada con cierta fantasía que logra aumentar su interés en mi opinión. La mejor película de Subiela.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
K-Pax es un plagio de esta película
El guión de "Hombre mirando al sudeste" es de lo más original que se ha escrito en cine en las últimas décadas. Un tipo que llega a un psiquiátrico diciendo ser un extraterrestre y cuyas facultades harán conjeturarse a un experto (aunque insatisfecho) psiquiatra bonaerense. Casi nada.

Por si fuera poco, las interpretaciones son muy buenas, en especial la de Hugo Soto, espectacular, uno se queda perplejo ante lo bien que lleva su personaje, el realismo que le ofrece, pese a que en 1986 no había tanta información científica para haberle hecho aún más auténtico.

Si han visto K-Pax y no han visto esta película argentina, decirles que la primera es un plagio argumental descarado, y no reconocido ni por los autores, ni por la productora, de la segunda, la obra de Eliseo Subiela.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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