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107 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Tierna, dura, y crítica
Aparentemente, esperaba un remake del "Vente a Alemania, Pepe!", donde el Benito de "Manos a la obra" y el golfo de "Los Serrano" harían de las suyas por tierras Europeas en tiempos de Franco.
No obstante, la vi en una noche de aburrimiento y me encontré sin duda con una de las mejores películas del cine español de los últimos años. Tierna, emotiva, y a la vez dura, hace una crítica de la mentalidad española que todavía perdura: el "como en España no se vive en ningún sitio". Cualquiera que haya visitado países del norte de Europa y sienta que España todavía pertenece en parte al tercer mundo (al menos socialmente), se sentirá identificado con las experiencias y vivencias de los protagonistas.
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84 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¿Por qué pensamos que la felicidad debe estar tan cerca?
Veo la película y siento el dolor y la tristeza de volver a una España retrograda y hermética a la cultura exterior que todavía pervive en nuestros tiempos, ¿quién no ha oído frases hoy día como: “para qué viajar al extranjero si en España hay tantas cosas por ver”, “como en España no se vive en ningún sitio”?

El personaje de Carlos Iglesias evoluciona para ver más allá de su pasado cultural, para comprender que en España no se vive tan feliz como nos queremos hacer creer y que tenemos tantas cosas que aprender que solo se aprenden conociendo a los demás.

No dejo de sentir una gran pena por el protagonista, por volver de aquello de lo que huyó, representado socialmente por su mujer.

Siento lo mismo como cuando contemplé “Mediterraneo”, ¿si encontramos nuestro lugar en el mundo por qué debemos abandonarlo por hacer lo aparentemente correcto?

Para todos nosotros, hay que ser valiente en esta vida y cumplir con nuestros sueños por que si no terminamos cumpliendo los sueños de los demás.
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77 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Dedicado a ellos. A todos ellos.
Es una pena que se hayan confirmado mis temores de que esta película, tal y como ya había leído antes de ir a verla, se haya visto perjudicada por un exceso de melindre con tufo a familia Alcántara, sin el cual el experimento seguramente habría salido mucho mejor parado.
Pero, aparte de eso, he de reconocerle el innegable mérito de haber sido la primera película española en abordar un tema que a mí personalmente me toca de lleno, pues yo soy hija de esa oleada de emigrantes a Suiza (de hecho, nací allí). Por descontado, no pude evitar llevar a mis padres a verla nada más supe de su estreno, y cual no fue mi sorpresa al comprobar que, a los pocos minutos de visionado, ya estaban los dos llorando como magdalenas. Con independencia de los múltiples recuerdos que, sin duda, debieron despertarse al ver sus vivencias reflejadas en la pantalla (por lo visto bastante fidedignamente), supongo que era la primera vez que alguien les hacía sentirse merecedores de un homenaje por ese su particular periplo vital -que, dicho sea de paso, tanto contribuyó a oxigenar el viciado aire que por entonces se respiraba al sur de los Pirineos.
En todo caso, me alegro por ellos. Como dice la peli, por "todos ellos".
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60 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Emotiva
Confieso que cuando la semana pasada un buen amigo mío me propuso ir a ver esta película, sentí cierto desinterés. Vaya por delante que el cine español me gusta, aunque reconozco que hay ciertos bodrios que mejor ni comentarlos, pero finalmente acepte dispuesto a acompañar a mi amigo. Y lo que vi fue una historia tan real y tan emotiva, que no pude menos que emocionarme, (yo soy bastante sentimental), al reconocer en ella la historia de mis padres, emigrantes tambien, sin un futuro claro, con una vida dificilísima, (quizá más que la nuestra hoy día), lejos de los seres queridos, en un país donde nadie te conoce y eres un extranjero, y justo cuando decides volver a tu madre patria, ves con tristeza que toda la miseria que allí dejaste vuelve a resurgir otra vez de las cenizas, esta vez con un futuro aún más incierto que te hace el replantearte el volver allí.
Muy buenas interpretaciones de los actores, (Carlos Iglesias consigue por fin despegarse de su papel del ñapas Benito), bonita música, bonitos paisajes y muy bonita y entrañable historia, para una muy buena película de nuestro cine.
Dedicado a ellos, a todos ellos... Papá, mamá... Os quiero..
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33 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Con encanto
'Un franco, 14 pesetas' aparenta ser la típica película española encarnada en la época del franquismo narrando la historia de un país de la posguerra y de cómo va surgiendo todo poco a poco. Pero no, esta película es distinta: tierna, emotiva, melancólica y hasta un poco graciosa.

Desde el primer momento que pisan Suiza los protagonistas, te metes en la película y ya hasta que acaba se te pasa volando. Una gran interpretación de Carlos Iglesias y Javier Gutiérrez que con su tono "tipical-spanish" en un entorno que no les corresponde hacen de momentos de la película una maravilla.

Además de sorprendido me llevo una buena imagen en conjunto de la película.
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28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Un ejemplo de como debería ser el cine español
Esta película ha conseguido que por primera vez en mi vida me sienta orgullosa del cine español; y es que, reconozcámoslo, de cada mil películas que se realizan en nuestro país solo encontramos una joya como esta, del resto la mayoría ni siquiera llega a la categoría de basura (Torrente, El equipo Ja...) Resulta injustísimo que sólo se llevara un Goya, lo que nos demuestra que algunos críticos no reconocerían una buena película aunque esta les mordiera.

"Un Franco,14 pesetas" es un claro ejemplo de como se hace buen cine, y de cómo debería hacerse en España. Y lo más curioso es que no tiene un gran presupuesto, ni actores reconocidísimos y premiados... Pero con su falta de pretensiones y sus buenas intenciones consigue algo muy importante, meternos en la historia y hacer que los personajes nos resulten cercanos y creíbles; y eso amigos, ya es mucho.
Desde el principio de la historia, con Marcos y Martín viajando a Suíza para encontrar un buen trabajo y huír de la pobreza que se vivía en los años sesenta en nuestro país, pasando por sus primeras impresiones, el trato que reciben como inmigrantes, la "morriña" que sienten o las dificultades y alegrías que pasan, hasta ese fantástico final, este relato sobre la emigración consigue encandilarnos con una aguda mezcla de crudeza y ternura.

Como detalle curioso: El propio Carlos Iglesias explicó que tuvo que rechazar alguna subvención para hacer la película porque le exigían cambiar el guión y mostrar que el emigrante lo había sido por motivos políticos. Él, por supuesto, rechazó esta posibilidad.
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20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¿ Y cuánto valdría un euro ?
Yo que he trabajado en un país extranjero, en muchas imágenes de esta película...me he visto reflejado, en especial en aquellas donde no se entienden con los nativos de la zona.

Carlos Iglesias ha sabido reflejar en su gran trabajo, un problema social que se vivió de forma dramática en la década de los 60-70, donde trabajar estaba muy difícil en España y mucho más cuando las pocas empresas que daban seguridad, comenzaban a cerrar sus puertas y a enviar a padres de familia a sus casas sin un pan que llevarse a la boca. No es una comedia, pero si una gran historia envuelta en clave de humor, algo normal si sus protagonistas principales son dos cómicos del talento de Carlos Iglesias ( Benitooooooooooo ) y Javier Gutiérrez ( el Chatungui de Los Serranos). De sus vivencias disfrutaremos en primera persona de esa nueva experiencia, donde todo será un reto, pasar la aduana sin permiso de trabajo, no hablar la lengua de allí, tener el dinero limitado...¡¡¡ qué movida !!!!

Sin lugar a dudas también tendremos tiempo para el drama, en especial ver in situ el problema social de esa época y como afectaba a cada uno de los miembros de una familia. Donde lo normal era casarse y quedarse a vivir por años con los suegros, donde solo trabajase el hombre de la casa, ( machismo de la época ) y donde ya no solo comprar una casa era tan difícil como hoy día, sino el simple hecho de tener un trabajo decente.
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19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Agridulce visión de la emigración española
Una película con la que es fácil identificarse, debido a que en España, casi todas las familias tienen algún familiar que emigró fuera de España en busca de una vida mejor. Muy oportuna, precisamente ahora que España se ha convertido en país receptor de emigrantes, para recordarnos lo que éramos hasta hace no tanto.
La película, sin ser gran cosa, tiene la virtud de la honestidad, de ser una película sincera, sin grandes pretensiones, que busca únicamente contar una historia que, no por sobradamente conocida, apenas ha tenido el protagonismo que se merece en el cine español. Centrada en las vivencias personales de sus protagonistas, sin entrar en ninguna valoración política y social.
Para ser la opera prima de Carlos Iglesias como director, en la que cuenta su propia historia como hijo de emigrantes retornado a España a finales de los años 60, queda una película más que correcta y agradable de ver.
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26 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
¡Maravillosa!
Había visto fugazmente un fragmento de esta cinta en televisión hace un tiempo y se me quedó relampagueando en la memoria. Se trataba de la escena del robo en un supermercado. Hoy por fin he podido verla completa y aunque ya no sea el momento de escribir sobre ella me da lo mismo, hasta tal punto me ha entusiasmado.
Está claro que nunca podré ser crítico profesional. Acabo de terminar de ver esta película y me ha faltado poco para llegar a las lágrimas. Luego me he quedado sorprendido al leer las críticas de dos periódicos en esta página, tan tibias que se me ha torcido la boca. En cambio seguro que Almodóvar les parece una joya...
En fin, a cada uno lo suyo. Supongo que para apreciar de verdad lo que acabo de ver también influye el salto generacional. Dudo que nadie que no haya conocido la España mísera y cutre de entonces pueda apreciar de verdad esta historia. Yo, en cambio, recuerdo perfectamente el síndrome de los Pirineos, la extraña depresión en que te veías sumido apenas cruzabas la frontera tras pasar unos días o semanas fuera.
(Por otro lado, tampoco es que el país haya cambiado tanto a pesar de las apariencias. Y, si no, al tiempo...)
A mí esta película en absoluto me parece almibarada como ha dicho algún crítico, sino más bien bastante cruda. Y honesta a más no poder. Me ha hecho venir a la memoria una escena de cuando tenía veinte años y viajaba con unos amigos por Suiza mediante Interrail. Sorprendidos porque nadie controlara los billetes en los autobuses nos miramos unos a otros. Sin pensarlo dos veces intentamos subir sin pagar con cara de "estos suizos son gilipollas". En ese preciso momento una sonriente abuelita nos señaló la máquina expendedora con gesto bondadoso pero sin cortarse un pelo. Fue una lección de civismo que nunca he olvidado.
Y que hoy en medio de una crisis comparable a la del tiempo en que transcurre la historia me parece más actual que nunca.
Y, bueno, para ir terminando, esta película también ha servido para levantarme un poco la moral. Para mí es una demostración de que el cine español cuando cuenta historias de verdad y las cuenta con el corazón no tiene nada que envidiar al de ningún otro país. ¡Qué lástima que tan pocos de nuestros cineastas lo entiendan y que pretendan continuamente colarnos historias abstrusas y sin sangre en las venas! Cuando lo único que necesitan es saber mirar lo que tienen delante de sus narices.
En cuanto a los aspectos técnicos: la interpretación me ha parecido magnífica y el guión también. Aún más teniendo en cuenta los actores de fiesta de fin de curso que tenemos que sufrir a cada momento en la pequeña pantalla y en la grande... La realización también es perfecta en mi opinión, la prueba es que casi ni se nota: la narración discurre con tal fluidez que uno casi ni se entera de que le están contando una historia.
Bellísimo también el colofón final: "Dedicado a ellos y a ellas. A todos" (cito de memoria)
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20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Buen fondo, pero floja la forma
La película trata del choque de culturas que se enfrentaron los emigrantes españoles en la Suiza de los años sesenta: tanto a la ida, como a su regreso. Es obvio que el director es un gran conocedor de este tema y entiendo que la película es en buena parte autobiográfica. El fondo, la intención y el objetivo son muy interesantes. En ellos emergen un montón de situaciones cotidianas que van configurando y conformando este contraste verdaderamente electrizante, sin obviar la dureza del retorno al pais de origen - tanto o mas chocante que la partida - tras sies años de vida europea.
Con todo, la película no acabó de gustarme. Tal vez el número de situaciones y de tópicos tratados son excesivos para ser asimilados en un tiempo tan limitado. Puede que sea un cocktail con demasiados ingredientes, y que al no prescindir de alguno de ellos se distorsiona el gusto de otros más deliciosos. Por otra parte, me pareció algo simplista la comparación de las excelencias de la Suiza limpia y acogedora, con la cutreria de sótano de Madrid. Tal vez falla algo la forma de contar la historia.
No obstante, algunos detalles son muy inteligentes: por ejemplo el comentario sobre lo mal que tratan a los extranjeros en Europa y lo bien que los tratamos en España. Muy futurista.
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14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Madrid es una mierda
A todos los personajes del programa Madrileños por el mundo cuando la periodista les pregunta qué echan de menos de Madrid, todos dicen lo mismo: "las cañitas y el jamoncito"
Pues vaya.
En la peli ocurre lo mismo, parece que para soportar una ciudad como ésta hay que entregarse a la bebida. 4 o 5 cañitas y una siesta para sobrevivir el sábado, y el domingo lo mismo (más el partido del madrí) Los que bebemos vino y somos del atleti no existimos, somos un falso reflejo etéreo.

Eso sí, si estás en edad, puedes irte de fiesta desde las 9 hasta las 9, y así pasas durmiendo la mañana del domingo y te puedes saltar la misa.

Pues sí, chicas, el Madrid de la peli es el Madrid actual, básicamente. Menos mal que Isabel Blanco está fantástica y Javier Gutiérrez, el chiquitín, mola un puñao, que si no la peli sería insufrible. Pero, ojo, que es engañosa: ni Madrid es un Infierno ni Suiza un paraíso. Lo que es infernal es la mujer de Benito, por favor, porque el edificio cochambroso resulta entrañable si tienes a la suiza desnuda dentro, y la casita ideal de suiza es el averno con la señora esa dentro. Si es que nos confunden, siempre tratan de confundirnos!!

Total, una película recomendable para debatir y reflexionar. Viva Manoteras, vivan las gallinejas y viva el trasbordo de Diego de León!!
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22 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Sorprendente
Estupenda película. Sencilla y poco pretenciosa (cosa que no abunda mucho ultimamente y menos en las operas primas). Fantasticos los actores. Todos. Aunque yo destaco el trabajo de Javier Gutierrez. Impecable y sorprendente, espero que tenga más papeles en esta línea para seguir demostrando su talento. Muy correctos Nieve de Medina y el propio Carlos, algo que no es fácil cundo tienes además que estar detrás de la cámara. Y aunque es cierto que está un pelín edulcorada, es un gusto verla y dejar que la propia película te lleve. Muy recomendable.
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13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Película españolita recomendable o cuando Benito deja de ser benito
Un franco, 14 pesetas, debut tras la cámara de Carlos Iglesias (Benito, en la famosa serie "Manos a la obra") y primera muestra de que aparte de su papel cómico en dicha serie, puede ser un actor dramático aceptable.

Nos cuenta la historia de Martin y su amigo Marcos (interpretado por Javier Gutiérrez otro actor cómico muy conocido en la tele-parrilla española) que como muchos españoles de 1960 se ven obligados a probar suerte emigrando a otro país, en este caso concreto se elije Suiza. A partir de esta situación nueva en Suiza se va desarrollando la historia. La película se centra en los sentimientos que van surgiendo en Martin y su familia por la añoranza de su tierra, ese drama tan actual en que se encuentran ahora muchos inmigrantes, que están ahora en España y muchos españolitos que están repitiendo la historia casi 50 años después, en este caso no como obreros sino como ingenieros, médicos e investigadores.

Un drama bien logrado que consigue cierta implicación del espectador, siendo desde mi punto de vista uno de los mejores productos nacionales en los últimos años, quizás no el más brillante, pero sin duda entretenido y visible.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Más que interesante debut
Curioso debut en la dirección de Carlos Iglesias, el inolvidable "Pepelu" del programa de Pepe Navarro y el Mítico "Benito" de "Manos a la obra"; con esta cinta que nos recuerda que nosotros también fuimos los "raros" en un país extraño, como él comentaba en la rueda de prensa previa al estreno de la película.

Iglesias sabe plasmar perfectamente el desasosiego de encontrarse en tierra extraña, y nos lo hace llegar desde el principio, (en algunos momentos la cinta me ha recordado a "Spanglish", más que nada por no entender nada de lo que hablaban...), impresionante el papel de Nieve de Medina, a la que ya recordaba como esposa de Luis Tosar en "Los Lunes al Sol" de Aranoa.

Si bien, y por ponerle alguna pega a la película, el final es un pelín soso, un poco forzado y el guión tiene alguna que otra laguna (salvable, eso si), que se podría haber trabajo un poco más, por cierto, no me ha gustado nada el papel de Javier Gutiérrez, y es que desde "Las aventuras de Pocholo..." a este tío no me lo creo en ningún papel...

En fin, interesante debut, con un tema que por suerte o por desgracia y dada la situación actual en España de llegada de inmigrantes, merece la pena contemplar, más que nada, para ver si nos quitamos la venda de los ojos
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
parece mentira que sea española
el cine español está secuestrado por una banda de mediocres que sólo dejan hacer bodrios sexuales con transfondo político (y lo de transfondo es muy generoso)

ahora ha salido un nuevo cine español que es el de guapitos sin camiseta en películas con lenguaje soez, es que es mu moderno eso de hablar mal........hablar mal en los dos sentidos porque es difícil entender lo que dicen por su malísima dicción.....

pero eso precisamente NO es esta película

esta película es un oásis de genialidad en mitad de la mediocridad sin talento

el tema magnífico, los actores estupendos, la fotografía preciosa, la película es casi perfecta, el casi es porque es muy difícil hacer un 10 en nada, y en cine más

los que conocemos Suiza sabemos que está perfectamente retratada, quizás un poco generosamente, pero eso tiene la explicación de que al menos parte de la producción es de allí y los suizos son muy suyos para admitir críticas o reproches

ojo, que digo que está generosamente tratada porque no saca nada de racismo ni discriminación por parte de los suizos, que estoy seguro que hubo, porque sigue habiendo, así que en esos años supongo que más

el tema de la riqueza, la magnífica posada, las calles tan perfectas, la naturaleza, el verdor, lo cuidado que está todo..........es exactamente así.......parece un cuadro más que un país
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Agradable propuesta
Múltiples son las ocasiones, que un actor televisivo pasa repentinamente a ser un actor cinematográfico, sin embargo, no son tantos los casos en que susodicho actor escoge directamente el camino de la realización. Este es el caso en que nos encontramos con Un franco, catorce pesetas, donde el conocido intérprete Carlos Iglesias se pone tras las cámaras para rodar una historia jugosa e interesante sobre la emigración española durante los años 60 para ir a buscar trabajo fuera de nuestro país.

El relato, nos introduce en las vidas de dos hombres que deciden viajar a Suiza después de ser despedido uno de ellos, buscando una vida mejor y un lugar donde poder rehacerse económicamente, sin embargo, encontrarán mucho más de lo que buscaban en tierras foráneas.

La dirección es realmente apetitosa, pues el realizador mezcla secuencias sugerentes, una banda sonora de lo más agradable y algunos momentos verdaderamente simpáticos, en los que no faltará un toque de humor típico nacional y una visión del tema totalmente satisfactoria. También es acompañada por una fotografía notable, resuelta con esfuerzo, y un ritmo adecuado perfectamente a la historia y situaciones de lo más pintorescas y curiosas.

A ello se le suman unas interpretaciones correctas, en su medida, donde ningún actor destaca por encima de los demás y quizá, encontraríamos la peor parte, en la actuación de Carlos Iglesias, que parece apremiarnos de nuevo con un personaje con tintes un tanto similares a los ya vistos en sus apariciones televisivas.

Es de agradecer, que de vez en cuando se trasladen historias a la pantalla con tal meticulosidad y delicadeza, pues momentos así bien lo merecen, y se puede decir que todo el equipo ha logrado un resultado totalmente satisfactorio, solo lastrado por un final demasiado prolongado. Sin embargo, el resultado final es bueno, véanla.
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13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Cuando fue nuestro turno...
Esta peli fue el debut de Carlos Iglesias, tanto en el guión como en la dirección, con un resultado aceptable: se nota el lastre tanto de la inexperiencia como del hecho de provenir de otro medio como es la televisión. La historia tiene una vocación de ser politicamente correcta, centrándose en la emotividad más que en una visión crítica de un fenómeno socioeconómico tan doloroso como fue la emigración de millones de españoles durante la dictadura franquista.
El director apuesta más por reflejar de una manera un tanto almibarada la situación particular del personaje de Martín y su familia, obligados en 1960 a tener que marcharse a Suiza a ganarse el pan, pero se inclina más bien por una tragicomedia costumbrista, en vez de mostrar un análisis más maduro de ese desarraigo, de esa lucha de clases, del shock psicológico de las personas obligadas a marcharse de un país hermético, arrasado por el tradicionalismo, a otro con una mentalidad completamente distinta. Hay cierta visión onírica del cambio de la España de blanco y negro, de esas familias hacinadas en un sótano con sus abuelos, con unos trabajos en precario, a una Suiza de cuento, donde el verde de los bosques, la belleza de las mujeres y los trabajos pagados como deben ser no reflejan realmente la realidad de lo que era a menudo la situación de los curritos extranjeros en esos países.
La trama discurre agradablemente, se deja ver, ya que se mueve por terrenos poco arriesgados, patinando bastante los actores principales, tanto el prota como Javier Gutiérrez, a los que la pantalla grande se les queda enorme; me gusta alguno de los secundarios, como Isabel Blanco en el papel de Hannah, aunque ese rol de suiza "cazaespañoles" no invite demasiado a pensar en la verosimilitud de la historia.
Formalmente también tiene sus defectillos: una fotografía plana, a cargo de Tote Trenas, en la que se intenta sin disimulo acentuar el contraste entre la gris España y la multicolor Suiza, pero que no va más allá, aparte de un montaje un tanto desatinado, con unas transiciones bruscas entre escenas, y unas elipsis temporales no muy bien resueltas.
En definitiva, un producto decente, sin pretensiones y razonablemente entretenido.
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Ternura y acidez
En España el género del drama suele copar la cartelera con filmes que a nadie interesan y que poco o nada aportan al género. Pasan claramente inadvertidos y al cajón del recuerdo. 'Un franco, 14 pesetas' demuestra que cuando se tiene un buen material disponible, ganas y empeño de hacer un buen trabajo con tema que interese al público y logre hacer justicia sobre lo que se habla, el triunfo puede estar garantizado. El tema sobre la inmigración española a Suiza en los años 60 se encuentra muy bien tratado y de demuestra en la ingenuidad de los personajes y en su desconocimiento del mundo más allá de su barrio madrileño. El filme combina a la perfección el drama y la comedia, con momentos bastante divertidos y que hacen reír y con otros bastante duros de visionar, pero siempre proclamando la fuerza y el espíritu de superación y demostrando que todo puede ser mejor si nos lo proponemos. Una película sin demasiado presupuesto que consigue su objetivo: rendir homenaje al tema que trata y hacerlo de manera satisfactoria con una combinación de géneros e identificables personajes, sin contar con unas pretensiones demasiado elevadas ni tratar en ningún momento de convertirse en una obra maestra.

En lo referente a las interpretaciones, Carlos Iglesias efectúa una buena interpretación alejado de sus personajes televisivos y ejerce los roles de actor, director y guionista. Javier Gutiérrez muestra una buena química con él, y el resto del reparto cumple de manera satisfactoria encontrándose a la altura.

En resumen, una ácida crítica bañada con dosis de ternura que entretiene durante todo el metraje sin aburrir lo más mínimo, con fuerza de enganche y de identificación de los personajes con el espectador y que logran grajearse su simpatía para uno de los mejores dramas españoles de los últimos años.

·LO MEJOR: la combinación de ternura, acidez y crítica. La identificación con los personajes. Rinde su merecido homenaje al tema que trata. La estupenda dirección. El reparto.

·LO PEOR: falta algo que haga verdaderamente grande el producto.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Siempre. Partir es morir un poco
Fueron justo los años, en que transcurren los hechos de "Un franco, 14 pesetas", cuando mi padre, a cuya memoria dedico esta crónica, escapó hacia Holanda huyendo de las tierras del señorito, de la explotación y la miseria con una maleta semi-vacía de cartón duro. Un florín, de los de entonces, rondaba las diez pesetas (llegaría a situar su cambio cerca de las 80, antes de la llegada del euro), y para un hombre de la montaña y el campo extremeños, la ciudad central de Philips (Eindhoven), se encontraba al final de un largo viaje interplanetario.
Mi padre, como el Martín de Carlos Iglesias, solo buscaba dignidad; para él y, sobre todo para un par de churumbeles (cinco años el mayor) y una "viudita" a los que solo abrazaría, durante un tiempo, dos o tres semanas del año.
Sí, fueron fechas en que la patria se nutrió de turistas y nóminas de los desterrados. Los pobres, como ahora, no eran conscientes de lo importantes que eran ni de como se repartían sus sacrificios los diseñadores de economías y regímenes políticos.

Todo lo que aparece en esta película, más que creíble, es milimétricamente cierto. Doy fe, ya que soy deudor y víctima de aquella ola que vació pueblos; muchos de ellos, por cierto, reciben ahora, a pedradas, a los emigrantes del siglo XXI, que piden lo mismo que nuestros antecesores: pan y rosas.
Es verdad que la mayoría de países europeos recibieron a los nuestros con simpatía, aunque solo fuera por el hecho, nada despreciable, de que iban a desarrollar los trabajos que a ellos ya les resultaban penosos. Pero para los españoles, acostumbrados a las jornadas de sol a sol y a los salarios alimenticios (chusco de pan y escudilla de aceite), aquello era un paraíso laboral.

Curiosamente los "desertores del arado", aprendices de taller, obreros sin cualificación, rebeldes con causa y resistentes de la dictadura, encontraron más allá de nuestras fronteras, salvo excepciones, cualidades desconocidas e inolvidables: la comprensión, e incluso el afecto; mientras sus nietos, "la generación más preparada de la historia", está siendo objeto del abuso, el engaño y el pillaje de los buitres especuladores, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras; aunque hemos de sentirnos ufanos por pertenecer a la crema del nuevo orden globalizado.

Martín, Marcos, Pilar y Pablo éramos quienes ahora miramos atónitos la deshumanización, o nos hemos muerto sin haber conseguido, a pesar de los esfuerzos, un mundo mejor.

El caprichoso destino quiso que el patriarca de mi propia historia, al que dedico estas emocionadas letras, aparezca fotografiado en los créditos finales de la cinta de Carlos Iglesias. Es el joven con gafas oscuras y sombrero que posa, en blanco y negro, al lado de un vehículo de la época; una licencia que se tomaban quienes ni siquiera poseían una bicicleta, para deslumbrar a quienes quedaron en las aldeas rebosantes de cuadrúpedos; allá en recónditos lugares, entre los Pirineos y África.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una lección de humildad y de excelencia
Parece mentira que alguien venido de un programa nocturno que considero más aún que telebasura, haya sido capaz de realizar una ópera prima como esta película en la que se estrena como director y no se si como guionista.
Sin pretensiones, sin alardes ni exageraciones ni cesiones a las tendencias, es de esas películas que ganan cada vez que vuelves a verla, en vez de lo contrario.
La interpertación, el guión, el ritmo, TODO, me maravilló en este film y me sigue pasando, ya que, a veces, vuelvo a verla y a regodearme haciéndolo.
Ya quisieran muchas , muchísmas estrellas consagradas, realizar algo tan completo , tan bien hecho y tan, tan bonito como esta magnífica película.

Las interpertaciones, fantásticas, no se sabe si son mejores las de ellos, o las de ellas, no podría elegir.
Enhorabuena a Carlos Iglesias y al resto de los que han contribuido a hacer esta delicia.
Espero con avidez la siguiente.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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