65 Críticas de los usuarios

Este es sin duda un ejemplo paradigmático de como coger una gran film y destrozarlo de tal manera que te dan ganas de matar a los responsables de tamaña desfachatez.

Quizás el título más propiado para esta producción hubiera sido Martha violada analmente y sin vaselina, porque eso es exactamente lo que vemos en la pantalla, una violación de la sensibilidad que destilaba el film original. Aquí queda sustiuido por una ñoñez de mercadillo, escenitas románticonas que no vienen a cuento y la misma capacidad de implicar emocionalmente al espectador que una cámara frigorífica.

Eso sí, pongamoslé de fondo una bonitas arias operísticas para demostrar que tambien los americanos saben ser chic y con gusto europeo. La lastima es que esas arias están mas oidas que el Ave Maria de Bisbal y más que calidez destilan aburrimiento por no saber buscar otras.

Todo ello aderezado con una Zeta-Jones gélida y fuera de lugar, un Aaron Eckhart ostiable con su sonrisa perenne sonrisa profident y la Miss Sunshine que será muy mona ella pero de registros anda algo escasa.

En definitiva, si hicieramos un símil culinario "Deliciosa Martha" seria un restaurante con 5 estrellas Michelin mientras que "Sin Reservas" no pasaría de McDonald's de centro comercial. Vergonzante.

Lo mejor: Que los platos que aparecen tienen buena pinta.
Lo peor: Que se siga la moda de hacer remakes vacuos, absurdos y malos.

Útil para pasar el rato, sin mayores sobresaltos, predecible y sin demasiadas (por decir ni una sorpresa).
Si bien no es extremadamente "cebollenta" no evita los sentimentalismo y los cliches.
La originalidad no es su fuerte. Simplemente cumple con lo mínimo, una película con la que te puedes topar en el cable en una tarde aburrida y no te aburre, al menos no del todo.

Para quien no lo sepa esto es un remake de una película europea verdaderamente buena que la precede llamada "deliciosa Marta", el film americano de Hicks es prácticamente un calco de la anterior, que lo único que tiene de bueno es dar a conocer la historia original.
También resulta preocupante la escasez de ideas del cine americano que sigue recurriendo al europeo para sacar las mejores historias e ideas de nuestro continente para luego invadirnos con su cine, aunque esta cinta se deja ver, me quedo con la original, que ya he visto dos veces y no me cansaré de ver algun dia de nuevo.
Por lo demás quien no conozca la original, le animo por si tiene alguna oportunidad que las compare y que dictamine posteriormente.

Sabía que no tenía que haberla visto. Después de enamorarme locamente de "Deliciosa Martha" se me ocurre ver este refrito infame que, pese a copiar el guión, los planos y hasta los gestos de los actores como una calcomanía, carece por completo del encanto, la naturalidad y sobre todo la sensualidad del original.

Ni existe aquí la química fantástica entre los protagonistas, ni los actores les llegan a la punta de la alpargata, ni mucho menos se respira el mismo ambiente cálido, sencillo y elegante. El fino erotismo de la primera versión aquí se convierte en tonterismo puro y repugnante baboseo pasado de glucosa al más puro estilo Hollywood. Sólo faltaba en el papel principal Sandra Bullock.

Lo único bueno, que tal vez, sólo tal vez, alguna gente que vea esta película y sepa que es un remake de otra europea, se decida a verla también. Lógicamente ni "Deliciosa Martha" tuvo la misma promoción ni tendrá la misma repercusión que cualquier bodrio americano como éste, así que si esto sirve para hacerle un poco de marketing, bienvenido sea. Aparte de eso, más floja que un muelle guita.

Malísimo remake de la encantadora "Deliciosa Martha". Imposible de aguantar si has visto la original, pasable si no es el caso. Lo que la otra tiene de humana y natural, esta lo tiene de artificial y tópica. Recomendable ver la original.

Está claro que es romántica, pero una comedia... por favor. Es un drama romántico. El que los personajes hagan una guerra de almohadas no la convierte en comedia.
Como todo drama, es triste. Y como romántica, es muy empalagosa. Por lo demás previsible, es claro que si en el cartel hay dos personajes y es romántica... estalle el amor entre los dos. Pero todo es forzado, incluida la llegada del otro "chef" protagonista. Y no nos olvidemos de la niña, que como siempre, hace de reactivo.
Es una película bastante floja.

Uno de mis mejores amigos es cocinero, sí, cocinero cocinero, ha trabajado en muy buenos hoteles, restaurantes de postín y ha sido ya jefe de cocina. Me río mucho con él. Tiene centenares anécdotas graciosas de los fogones y ese punto característico del gremio que sin embargo no encuentro en esta sacarina llamada “Sin reservas”. Claro es posible que el ambiente que yo conozco no se tan chic como el de la señora Douglas y el señor Eckhart, pero independientemente de los tenedores y clientela que tenga el restaurante casi todos los cocineros tienen algo en común: Tienen los dedos como pollas de grandes. Los inevitables cortes con los cuchillos, las quemaduras del aceite, el agua, el frío y el calor que allí se sufre y mil cosas más hacen que la dilatación de sus extremidades sean evidentes.

Por eso cuando veo a dos actores que tienen chacha en casa, con manos de pianista que intentan parecer avezados cocineros me da la risa.

Quizás podría ser perdonable, el cine es un arte donde hay que hacer la vista gorda a muchas cosas, cosa que no pasa con la arquitectura o la escritura. Si un edificio se cae es que no está bien y si hay una falta de ortografía es que hay un error. Con el cine no, podemos poner a una pija un mandil y decir que es un chef, y tragamos.

Pero eso no es lo peor, lo infumable es la previsibilidad de todas y cada una de las secuencias que van a venir. Carente de originalidad y con una historia de amor pensada para “ellas” se consume tan rápido como se olvida.

No se puede pretender vendernos un producto de alta cocina cuando realmente te están ofreciendo una mera hamburguesa. Y eso es lo que es esta película.

Por cierto el director ugandés –no, no es negro- Scott Hicks, ha pasado en diez años de dirigir “Shine” a esto. No, si al final no va a ser tan malo ser pobre, hay que ver que de idiotas acaban los ricos.

No me esperaba una buena película, de hecho a pesar de gustarme bastante Aaron Eckhart como actor tenía mis dudas sin embargo me animé y fui a verla. Una comedia romántica muy típica pero al mismo tiempo muy bien realizada con un elenco correcto cada uno muy bien en su papel

Catherine Zeta-Jones no suele gustarme, su actuación me parece bastante plana pero hay papeles que simplemente le vienen como anillo al dedo y éste es el caso; Kate es un personaje muy acorde a ella y lo interpreta muy correctamente. La niña Abigail es un derroche de ternura y talento que realmente te conmueve

Aaron Eckhart encantador y natural como siempre y Patricia Clarkson a pesar de no aparecer mucho muy bien en su papel y destacando con su elegante presencia en escena

Mención aparte la bellísima ambiantación musical de Philip Glass profundizando los momentos dramáticos y amenizando los momentos alegres de manera siempre sencilla pero que se hace notar por su sensibilidad y su manera de exaltar la trama con sus preciosas melodías sin que apenas lo notes

Me gustó tanto Deliciosa Martha, que no he podido resistir la tentación de ver la versión Americana, y lástima, no hacia falta. Es una copia auténtica de una película deliciosa. Aunque lo copien prácticamente todo, situaciones, planos, las comidas, por copiar, creo que hasta los diálogos copian. Si es que hay alguien quiere verla, por favor si no ha visto la versión original, que no vea esta.
Los actores tampoco están creíbles. La única que me ha gustado es la niña. La actriz de Deliciosa Martha transmitía la soledad, la imposibilidad de comunicarse. Aquí, Caterina” La Zeta” , que hay que reconocer que es guapísima, pero queda muy, muy lejos de la actriz del original. Para que hablar de comparaciones entre inconmensurable Sergio Castellitto y Aaron Eckhart, este de una sosez extrema y encima no es ni guapo.
Por favor amigos míos, absteneros de ver COMO UNA COPIA ES DESTROZADA por el marketing americano.

Últimamente abundan las películas en las que a un actor (más o menos conocido) que está acostumbrado a vivir solo le encasquetan un crío que transforma su vida con hilarantes consecuencias. Las excusas pueden ser de lo más diverso (muerte de padres, el hijo que no se sabía que existía, un niño que aparece abandonado...) y, aunque los comienzos de la convivencia son complicados, cuanto más antipático o manazas es el protagonista, mejor nos lo pasamos todos viendo como su vida cambia y todos acaban felices.

Le ha pasado a Vim Dissel, a Steve Martin, últimamente a The Rock y ahora le pasa a Catherine Z. Jones (mucho más guapa que los anteriores, donde va a parar). Porque, aunque la vendan como una historia de amor entre fogones, en el fondo "Sin reservas" no es más que la historia de siempre (igual que son cocineros podrían ser pescadores, profesores o pensionistas). Más digna y con connotaciones más dramáticas de lo habitual, más trabajada, mejores actores, mejores interpretaciones, más lacrimógena... En fin, lo mismo pero mejor.

No aporta nada nuevo, pero se pasa un rato agradable.

A la hora de opinar sobre el remake de una película que no he visto me da un poco de apuro, porque no se puede tener una opinión completa si no se ha visto la original. No puedes saber si es igual, si ha sido mejorada o si lo ha empeorado. En los tiempos que corren en los que abundan los remakes hay dos opciones: o se pone uno al día viendo las dos películas y las compara o bien analiza al remake por sí sólo. Eso sí, teniendo siempre presente que el mérito no es del todo suyo.
Aunque a decir verdad, si uno lo piensa poco ya resulta verdaderamente original. La mayoría de las películas son secuelas o adaptaciones de libros, cómics, series, obras teatrales... En este caso de otras películas.

Mejor no entrar en el espinoso tema de la utilidad de los remakes, toca hablar de uno en concreto: "Sin reservas", remake de "Deliciosa Martha". La película cuenta la historia de una chef reputada un poco borde que tiene que afrontar un cambio en su vida por una tragedia familiar (no quiero destapar el pastel, aunque si ya han visto el trailer ya se sabrán la película entera). Una recuperada Catherine Zeta Jones interpreta este personaje, que ya llevaba un tiempo sin hacer nada en el cine, y como suele ser habitual en ella actúa realmente bien. Aaron Eckhart y Abigail "Sunshine" Breslin la secundan de forma notable.

A decir verdad, "Sin reservas" es técnicamente irreprochable. La fotografía saca buen partido de los paisajes urbanos de Nueva York. Cuenta con una buena banda sonora a cargo de Philip Glass, y como ya he dicho las actuaciones son buenas. Es una película que combina drama y comedia pero de forma sutil, puede que no te rías a carcajadas pero es de las que fácilmente te dibujan una sonrisa en la cara. Y con tanto plato refinado en la pantalla te entran unas ganas de comer...

Sin embargo, ese buen sabor que da mientras la estás degustando se pierde cuando ha acabado la película. Mientras la ves es muy disfrutable pero pasado un rato te das cuenta de que tampoco ha sido para tanto.

Para finalizar con una metáfora culinaria, "Sin reservas" es como la comida rápida: te sientas, la saboreas y a otra cosa. Sin el sentimiento de culpa, eso sí.

La película es una versión USA de una película muy recomendable, en el fondo no deja de ser una historia que ya se ha contado en muchas otras ocasiones con mayor o menor fortuna, la mujer perfeccionista, que vive por y para su trabajo, dotada de un gran talento, hermosa, fría, aterrada de relacionarse con otros para evitar sufrir y un día su vida da un giro total cuando muere su hermana y tiene que cuidar de su sobrina. Por supuesto, tendremos música (opera), platos deliciosos y algo de pasta con tomate, una niña sufriendo, una cocinera con psicoanálista y un cocinero que es demasiado encantador para ser real....moraleja de la historia, no hay nada que no se arregle con un plato de tortitas.
Consejo: comprar palomitas para verla o premiarse con una buena cena después, abre el apetito.

Remake norteamericano de la cinta alemana "Deliciosa Marta" (Mostly Martha, 2001). Esto es una copia integra que va casi al 100% repitiendo palmo a palmo, plano a plano todo lo de la pelicula europea, copia dialogos, moviemirntos de cámara, vestuario, peinados, hasta qué punto se puede plagiar algo, no remake, plagio total.
¿Por qué? ¿Para qué?, La razón principal sería decir que la peli alemana-italiana apenas se vió, ni en europa, ni en America, ni de sudamérica, ni de ninguna parte del muno y esta que no es ni la mitad de buena, no se puede copiar todo, se verá en todo el mundo mundial, en cine, después en DVD y finalmente se verá en TV. Millones y millones de espectadores. Por esa razón me cogen a la Zeta-Jones y a Aaron Eckhart, saben que con ellos llenarán el cine, lo que menos importa es si hubo otra antes igual y que no vendió ni para los gastos.
De todas maneras la historia es lo suficiente buena como para que la disfrute sólo el público minoritario que vió la deliciosa Marta, así la difusión será mayoritaria, ya que a la vez que van esos actorazos de lujo, que nunca superan a sus predecesores, serán apoyados por una gran campaña publicitaria.
Peor fue lo de Scorsese que encima le dieron 4 Oscars.
Que la disfruten, pues en cierto modo vale la pena; pero si pueden busquen y vean Delicosa Marta.

He de reconocer que fui a ver Sin Reservas con muchas reservas. En mi caso, que se diga "comedia romántica" ya es suficiente para hacerme salir pitando ante la tortura que se avecina. Suerte que a veces hacemos sacrificios como éste, donde los cinco euros que pagas intentando ocultar tu desagrado a tu novia están bien empleados.

Sin Reservas es una película que tiene la virtud de no caer en las ñoñerías de siempre. Es más, no creo ni que se pueda clasificar como comedia. Es más bien un drama resultón adornado con algunas virutas de buen humor. Por lo tanto, guión decente.

Tampoco resulta espectacular la soltura del director con la cámara. Es en el sonido donde se ha lucido el equipo técnico. Si a esto añadimos una banda sonora de lujo, la propuesta gana mucho.

Pero no, tampoco es eso lo que me hace decir que Sin Reservas es una buena película. Son sus actores, desde la elegante Catherine Zeta-Jones, pasando por el dicharachero Aaron Eckhart, y llegando a la niña prodigio que es Abigail Breslin. Los tres están que se salen en unos personajes especialmente bien construidos, que son los que verdaderamente hacen que nos creamos la película. La complicidad que se da entre ellos es algo difícil de encontrar en la mayoría de los filmes de hoy día.

Un aplauso para los actores de Sin Reservas.

Vi la película en cuanto me enteré de que era un remake de la sorprendente producción alemana, «Deliciosa Martha», ya que esta me gustó bastante y sentía curiosidad por ver lo que el Gran Imperio Romano del cine era capaz de hacer con ella.
Pues nada del otro mundo.
Cogen la misma historia, añaden una pareja de intérpretes con talento y oficio (Zeta-Jones y Eckhart), una banda sonora made in Phillip Glass que es de lo mejorcito que he oído últimamente y cambian el ritmo de la trama, trocando la profundidad de diálogo que es habitual en el cine europeo por una estética clip que favorece su facilidad de visionado, haciéndola más edible para un público eminentemente norteamericano.
Aquí se plantea una cuestión muy interesante: ¿Realmente tiene mucho que aprender el cine europeo del americano? Porque con esta cinta parece más bien al contrario; parece que hayan venido ellos aquí a aprender de nosotros, y al final les damos una palmadita en la espalda como buenos maestros y decimos: «No está mal, vais mejorando».
He tenido esa sensación desde que vi la tremenda «Tres solteros y un biberón» y después la fatídica «Tres hombres y un bebé».
Ellos quieren nuestra profundidad, necesitan nuestro arte...pero reconozcámoslo; nosotros no sabemos vender nuestro producto como ellos, y cuando un film necesita que la música suba y haya un buen ¡BANG! emocional, los americanos nos dejan en mantilla.
Por cierto, en la versión germana, el cocinero era realmente italiano (Sergio Castellitto), pero en el remake, hacen que Eckhart sea un chef de Miami que aprendió a cocinar en Italia. No me gusta que por elegir a un actor concreto haya que cambiar el guión, pero me gusta la forma de actuar de Eckhart. Desde «Gracias por fumar», tengo grandes esperanzas puestas en él.

Hollywood remakea una vez más un sleeper europeo que tenía su cierta gracia y le sale un producto que no es un churro pero que tampoco merece el Cordon Bleu. Con la excusa argumental de una odiosa y estresada cocinera (correcta Zeta-Jones) cuyas perspectivas vitales cambian gracias a una niña y a un guapo cocinero que le canta arias de ópera como si fuera lo más normal del mundo, "Sin reservas" da exactamente lo que se espera de ella, ni más ni menos, un ratito de digno escapismo con protagonistas guapos, ternura de saldo y amoríos con previsible final. Recomendable para cuando no haya ninguna otra película más interesante en cartelera y cuando se esté pasando por un bajón amoroso y/o anímico.

El aluvión de remakes que mensualmente invade las pantallas de cine desde hace ya años, provoca diversas reacciones. Pero una de ellas es unánime: todo remake es deleznable. Esta regla no escrita, que invita sistemáticamente a atacar toda revisión de una película anterior, no es del todo justa, ya que si bien hay casos en que la nueva versión peque de plagio/comercialidad/falta de ideas, hay otros en los que la nueva película, como cualquiera, puede ser un digno, bien construido entretenimiento.

Sin reservas se ve afectada por ese afán general de atacar al remake. Una película muy querida (Deliciosa Martha), se convierte aquí en un hollywoodiense, lujoso y clásico entretenimiento al servicio de sus estrellas. Pero desdeñar la calidad como comedia romántica y como película en general de Sin reservas es algo tan predecible que se corre el riesgo de no disfrutar de una comedia bien rodada, agradable, inteligente y con un ramillete de actores excepcionales.

El capitán del proyecto es Scott Hicks, lo cual debería ser suficiente para reconocer la profundidad de sus personajes. No hay que olvidar que este realizador es un experto en recavar en los recovecos del alma (Shine, Mientras nieva sobre los Cedros, Corazones en Atlántida), y en Sin reservas vuelve a plantear la vida de una serie de personas distintas sin explotar su dramatismo, y apoyándose en la honestidad de unos actores en estado de gracia.

Así, desde Catherine Zeta Jones, que pocas veces está tan sencilla y por ello tan creíble como aquí, hasta Abigail Breslin, que confirma su precoz talento, y por supuesto maravillosos intérpretes como Aaron Eckhart o Patricia Clarkson, la historia de Sin reservas se localiza en agradables interiores de unas vidas en recomposición, en el placer de la buena cocina y de las nuevas oportunidades, apoyada en un excepcional banda sonora del maestro Phillip Glass, que refuerza las sensibles emociones de sus personajes, y hace emocionarse a un espectador que disfruta, ríe y llora con sus nuevas posibilidades.

Versión americana de una película alemana, el film nos presenta a Catherine Zeta-Jones en el papel de Kate, una chef que dirige una cocina con cierto éxito. Sin embargo su vida se tambalea cuando tras la muerte en accidente de su hermana, debe encargarse de cuidar a su sobrina.

Además entra en su cocina otro chef, el cual parece disputarle el poder en lo que hasta entonces eran sus dominios. El film es una típica historia de comedia romántica con algunas pinceladas dramáticas y al servicio de Catherine Zeta-Jones. Sin embargo, tanto el otro chef, interpretado por Aarón Eackhart, como la sobrinita, Abigail Breslin (la niña de “Pequeña Miss Sunshine”), le roban casi todos los planos, ya que por muy buena figura que tenga, no es suficiente cuando se enfrenta con un buen actor y una niña que enamora a la cámara.

Por otro lado, el film, desaprovecha al resto del reparto relegándolos a la categoría de meros figurantes. A todo esto hay que añadir una historia excesivamente plana y banal que prácticamente no aporta nada al cine en general.

Aún y prometerme que no vería esta película, me acabó picando la curiosidad. Fue un gran error. Siendo su versión original una de mis películas predilectas, por su ritmo, su tono, su sentimentalismo, su toque de humor a manos de su actor protagonista, su música y una larga lista que hicieron que me enamorara de ella; ésta me resultó lo que ya esperaba encontrar, una copia barata y mal hecha de la original.

Le dí una oportunidad por sus actores protagonistas, Catherine-Zeta-Jones i la pequeña Abigail Breslin, las cuales acostumbran a dar un toque especial a sus películas. Pero ni así. Me parece una copia forzada y muy "americanizada" de la natural y preciosa película original. Con una actuación para mi forzada de Aaron Eckhart, encarnando un papel de italiano tan forzado que, el hombre que en la original resulta gracioso y enternecedor, en ésta resulta un pesado y agobiante personaje. Se salva por la actuación de la pequeña Abigail y la deliciosa Catherine.

En resumen, recomiendo prescindir de ella y ver la original, “Deliciosa Marta”, ésa sí, una película preciosa.

Flojita película esta "Sín reservas", y es una pena porque podía haber dado más de sí. En el momento de su estreno, llegué a ver "Deliciosa Martha" y me encantó. Este remake americano no es infumable pero no es creíble, no me creo la historia, no me siento identificada con la protagonista, no hay química entre ellos. Uno de los problemas del film para mí es Catherine Zeta- Jones. No digo que sea mala actriz, pero es fría como un témpano de hielo, y no porque el personaje sea así, que lo es un poco, el problema es que esta actriz nunca me transmite nada. Elegante y guapa es un rato, pero no me llega, es sosa y no transmite. Su pareja es el guapo Aaron Eckhart, un actor que me gusta mucho, me parece más que interesante, que aquí hace lo que puede con su forzado personaje. Está correcto, no creo que el problema sea él, es que no tiene ninguna química con la Sra. Douglas. Desde luego, me apetece más volver a verlo en películas independientes en las que suele estar como pez en el agua, sobre todo con el director Neil Labute. Junto a ellos, la pequeña Abigail Breslin, maravillosa actriz, en la que, sín duda para mí, es su actuación más floja de las que le he visto hasta la fecha. La que me ha parecido realmente espléndida es la pelirroja Patricia Clarkson, me parece una actriz con una personalidad y una presencia en pantalla que me ha encantado. La fotografía y la banda sonora tampoco han estado mal. Yo la recomendaría para ver una tarde de sábado que no tengas absolutamente nada mejor que hacer. Se ve y se olvida fácilmente.