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46 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
6
El problema de la criptonita
El mayor problema será que la película ni sorprende, ni lo pretende. Y digo que es un problema porque si pretende ir de thriller y ves predecible la trama, le cascas un suspenso y la pones a parir. Pero, ¿qué pasa cuando no quiere esconde sorpresas pero tiene los cimientos del thriller? Pues lo dicho, tenemos un problema. No sé por dónde cogerla. Falta garra en este guión que queda deslavazado a la media hora y los partidos no acaban hasta que pita el arbitro (o se encienden las luces). De todas formas, nunca pierde el interés y por ahí, queda un resquicio a la esperanza.

Es la primera vez que me creo a Noriega (Diego). Y lo hago saber porque hasta yo estaba sorprendido. Será por eso de las canas que le ponen le dan algo de seriedad, digo yo. Personaje frío, con tantos lugares comunes como se pueda imaginar, pero el chico lo coge con soltura y se echa a la espalda casi toda la responsabilidad de la película. Son las actuaciones lo más destacable de una película, que exceptuando al personaje protagonista, deja a los secundarios como meros esbozos de acompañamiento.

La lástima es que no se quisiera indagar en el aspecto psicológico humano que a priori es lo más interesante que había sobre la mesa. En lugar de ello, Oscar Santos expone la “debilidad” que acompaña a todo don, y la usa para buscar la emoción en el espectador. Queda pues, una película sin sello autoral, que no desentona en su conjunto al no ser que te pongas tiquismiquis y con encomiable sentido del ritmo.
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56 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cine del bueno
No entiendo el desprecio crítico que ha vivido esta película. No es que pida su aprecio por ser ópera prima, lo pido porque es de las pocas películas que te ata a la butaca desde su lanzamiento hasta su desenlace.
Te ata a base de golpes. A base de inundarte con su óptica visual, con sus planos arrebatadores, con sus conflictos superpuestos, con su renovado lenguaje matemático. Puede que algunos de sus golpes tengan que ver con el carácter sobrenatural de la trama, admito que esos son golpes más o menos fáciles. Puede que otros sean efectos especiales sin máscaras ni tecnología, puedo admitir también su no extrema dificultad. Pero provengan de unos o de otros, lo importante es que arrebatan, que elevan la trama a miles de puntos en lo que ninguno carece de atractivo.
Como en el buen cine, cada escena tiene entidad en sí misma. Tiene un prólogo, tiene un nudo y tiene un desenlace. A nivel argumental y a nivel metafórico. Como en el buen cine, cada personaje tiene una personalidad, tiene una evolución. A nivel físico y a nivel psicológico. Como en el buen cine, cada personaje tiene un actor, tiene carisma. A nivel presencia y a nivel interacción.
Sumando ese guión y esos actores, aparece una realización que hace que cada escena brille sobre sí misma sin cegar a las demás. Es tan potente el uso de la cámara, es tan sobresaliente la fotografía que logra reinventar lugares tan conocidos como la clínica de La Paz o un parking carne de grisura. Y en la suma de la historia con la dirección y con la interpretación, se llega a una atmósfera, a un clímax donde lo sobrenatural deviene natural, donde lo irreal se cuela en el espacio de lo real hasta llegar a ser indistinguibles.
Donde el mal y el bien se encuentran para hacer una aleación, para llegar a hacer el bien ajeno practicando el mal propio, para realizar el mal encontrando el bien.
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39 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Medicina reactiva y maleficio preventivo
La primera incursión de Óskar Santos en el largometraje no es una película redonda pero interesa, y constituye una meditación más que superficial acerca de la fragilidad humana, conjurando para ello conceptos eternos, tales como el sufrimiento, la desesperación, la resignación, la compasión, la empatía, la curación, la muerte, los seres queridos…

El realismo mágico al que recurre la película no dulcifica el imponente respeto que suele provocarnos el conocimiento por experiencia o referencia de la vida de un hospital, donde se juega un partido permanente entre enfermos y allegados, por un lado, y sanadores y cuidadores, por otro, con "la parca" de árbitro.

Al final, la vida pende de una borrosa mancha en una radiografía, de una determinada cifra en un análisis de sangre o de una inesperada, confirmada o temida constatación en la mesa de un quirófano que conducen a la salida por la puerta del hospital –que siempre es grande en esas ocasiones– para no volver, al abono a una cama hospitalaria o a la fatídica y monótona línea recta del monitor.

El médico, el hechicero, el chamán tendrán siempre ese plus de trascendencia, ese poder sobre los enfermos que les otorga el ansia de curación, que nace con fuerza cuando uno no tiene más remedio que conceder su verdadero valor a la salud perdida. Por una carencia congénita, el ser humano no suele valorar lo que tiene hasta que lo pierde. Lo que es aplicable a los seres queridos. La película da cuenta con precisión de ese momento en el que se manifiesta la tragedia agazapada, en el que la persona que formaba parte de nuestro paisaje vital se diluye para siempre. Es entonces cuando el médico, el hechicero, el chamán recuperan su naturaleza humana y pasan a ser unos ciudadanos corrientes más.

Eduardo Noriega, muy bien caracterizado para poder ser el padre de una joven que alcanza en la película la mayoría de edad, compone un personaje con muchos matices, desde el apasionamiento a la gelidez en el trato con los demás. Belén Rueda da un recital en un papel inicialmente atractivo, aunque insuficientemente desarrollado en el guión. Clara Lago interpreta, pese a su juventud, en estado de gracia a una adolescente cuya frescura, ingenuidad y espontaneidad son una verdadera delicia y un regalo para el espectador, obligado a sumergirse en la crudeza, dureza y presteza de la medicina hospitalaria.

Buenas interpretaciones y escenas de gran realismo. A la película le falta espíritu, chispa y duende pero le sobra oficio, a pesar de la bisoñez de su director.

Si Vd. prefiere la reflexión y el autoanálisis a la evasión, ésta puede ser su película.
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33 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Debate moral
El mal ajeno se inicia con un interesante planteamiento: Diego es un médico que asiste a pacientes en su mayoría terminales en la unidad del dolor de un hospital.
Su actitud ante el este dolor parece ser clara. Frente al joven residente que se sorprende y padece de primera mano los sufrimientos de cada caso, Diego permanece frío, impasible. Desempeña su trabajo con eficacia pero no se deja afectar por los padecimientos de los enfermos.
Esta premisa nos sitúa en un debate ético muy interesante: ¿Hasta dónde debemos alterarnos por el sufrimiento, el mal ajeno? ¿Ese distanciamiento, necesario para desempeñar la profesión de Diego con equilibrio conlleva una deshumanización, automatización de la persona hasta el punto de no verse conmovido ni siquiera por las alegrías de sus pacientes?
Son muchos los caminos por los que podría desarrollarse una historia con tal premisa.
Sin embargo, el espectador, que en principio cree asistir a un drama cargado de problemas sociales y preguntas morales, descubre no muy avanzado el metraje, que El mal ajeno pronto comienza a moverse por derroteros de tintes fantásticos.
Si bien en un principio estos elementos parecen restarle todo el interés a la profundidad de la trama, hacia el final del film los hilos se irán uniendo y la confrontación moral entre el bien personal y el bien común resurgirá con más fuerza.
A pesar de todo, la fusión de géneros le hace un flaco favor al conjunto y el resultado es un largometraje original pero a ratos tramposo donde no se llega a encontrar en ningún momento el punto de realismo de un drama social ni el de verosimilitud de un buen argumento fantástico.
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33 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Pretensiones absurdas
Empieza bastante bien, con un cierto ritmo y escenas impactantes. Poco a poco la historia decae a medida que se va complicando y la pretendida emoción o interés que el director intenta transmitir se queda en agua de borrajas y no hay nada más decepcionante para todos, realizadores y público. El mensaje resulta un tanto absurdo, incoherente y sin consistencia. El Noriega pone la cara y una expresividad bastante monótona. La Belén juega un papel también sin consistencia suficiente y el guión va acumulando historias explosivas y de sufrimiento pero que no acaban de llegar al expectador, abuso de primeros planos con idéntica composición y momentos almibarados con una música "ad hoc". Todo ello nos recuerda alguna peli americana de la tele, con escenas tan típicas con pacientes al borde de palmar, los esfuerzos típicos por salvarlos, etc. todo como ya muy visto. Los personajes no acaban de interesar pues los diálogos tampoco ayudan. Una película para olvidar, que quizás no se merece ni el 5.
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37 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Intriga constante y verosímil
El mal ajeno propone una mezcla de géneros que hacen de soporte a un guión y una historia sumamente interesantes.
Tiene como punto fuerte un montaje que sintetiza de muy buena manera una trama algo compleja y larga, con muchas incógnitas que serán develadas, a mi entender, en los momentos justos como para que el público se mantenga sentado y el tiempo se pierda inconscientemente. El personaje principal (Diego) se encuentra muy bien construido, interpretado y sus transformaciones son correctamente acentuadas según lo necesita la narración. Los personajes de soporte cumplen su labor, aunque hay que decir que una de las figuras del cine español como es Belén Rueda fue algo desaprovechada con un personaje al que le faltó protagonismo y fuerza en la historia.
Desde el punto de vista de los códigos cinematográficos utilizados, se puede decir que es un film naturalista que, si bien suele jugar con el desenfoque del fondo, el resto de las técnicas utilizadas son siempre funcionales al relato (aún teniendo en cuenta que se trata de una historia que alude a lo sobrenatural). Al filmarse casi enteramente en interiores, el uso de la iluminación toma protagonismo en algunas escenas, aunque por lo general tiene un acompañamiento discreto. La musicalización también cumple un rol de acompañamiento al devenir dramático, aunque se destaca por la participación de la Orquesta Sinfónica de Euskadi.
Es una muy buena película, que empata inmediatamente con el público por su descripción de lo cotidiano y porque narra una historia de una forma que puede ser creíble. Es atractiva desde el primer minuto por su personaje principal, y porque su desarrollo se inicia con vehemencia y luego suele mantener el ritmo, sin la necesidad de disparos, explosiones o efectos especiales, sólo sobre la base de un buen guión. Deja en claro rápidamente a donde quiere ir con su título, “El mal ajeno”, mostrándonos en pocos minutos de cinta de qué se trata, y advirtiéndonos que hará valer la fuerza de esas tres palabras. Se resguarda en la intriga constante y, lo mejor, no deja ningún cabo suelto sobre el final.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Drama médico con toques sobrenaturales
Con tan buen reparto y con el aval de Amenábar, El mal ajeno indudablemente atrae. Se nos presenta como un drama ambientado en el mundo de la medicina, con personajes bastante terrenales a pesar de que en sus vidas se cuele, levemente, lo sobrenatural.
He de decir que este debut de Oskar Santos me desconcertó en sus primeros compases. La historia plantea varios ramales y tarda un poco en decidirse por donde quiere transitar. Los personajes son bastante creíbles y las actuaciones son bastante solventes. Noriega, a pesar de tener una pose un poco pétrea, cumple; Belén Rueda, con un personaje poco agradecido, sale airosa; Angie Cepeda me gustó por el halo misterioso de su personaje; el resto de secundarios también tienen sus buenos momentos, en especial Cristina Plazas, Marcel Borrás y el gran José Ángel Egido.
Por otra parte, también es de agradecer que El mal ajeno no tenga prisa a la hora de desarrollar el drama de los personajes. Cierto es, como he dicho, que balbucea un poco al principio, pero cuando encuentra su camino, su pulso es firme y te absorbe como pocas. Su mayor mérito, pienso yo, es el equilibrio perfecto que encuentra entre el drama emocional de los protagonistas y el toque sobrenatural que lo rodea todo. La ajustada conjunción de ambos polos es una de las claves del éxito final. A eso le sumaría un poderío visual poco común en debutantes.
No es perfectamente redonda, y puede exasperar a algunos impacientes, pero El mal ajeno es una buena opción para los amantes de los misterios bien asentados en la realidad. A las críticas que la asocian con Shyamalan no les falta razón. La recomiendo, porque siempre es de agradecer la posibilidad de ver cómo el cine español amplía sus horizontes.
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9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La escala del dolor
Probablemente el mayor obstáculo al que se enfrenta esta película son las expectativas despertadas por la publicidad antes de su estreno, y sobre todo por venir avalada como producción de Alejandro Amenábar. Es por esto que tras verla uno puede sufrir la correspondiente decepción si no estaba preparado para ello. Mucho ruido para no demasiadas nueces. No obstante, habría que intentar juzgarla sin esa perspectiva, para así apreciar que no deja de ser un trabajo entretenido de un guionista de cierto éxito y un director novel en su primer largometraje.

"El mal ajeno" parte de un guión de Daniel Sánchez Arévalo, a quien a pesar de su reconocimiento por ideas como la de "Azul oscuro casi negro" o la más reciente "Gordos", aquí quizás se le nota la influencia de haber participado como escritor de varios episodios de la serie de televisión "Hospital Central". Así el argumento mimetiza un algo de serial hospitalario que lastra el resultado, a pesar de tener su mejor aliciente en el aspecto fantástico de la trama y la inclusión de cierta intriga en los personajes. Es una pena el corto rendimiento final cuando por su naturaleza de mezclar lo cotidiano con lo sobrenatural podría haberse explotado la idea, dándole tal vez un aire literario semejante a las fantasías de Borges o Cortázar más que a una película de Shyamalan, que lo habría hecho más original y alejado de motivos ya un tanto vistos.

Óskar Santos, quien cosechase algunos premios como realizador de cortometraje, no se desenvuelve mal en la dirección. Sin alardes pero correcto, planificando bien las escenas y sosteniendo un guión en sus momentos más flojos gracias también a interpretaciones como las de Eduardo Noriega, Belén Rueda o José Ángel Ejido. Trío a los que la película se les queda pequeña dada la entrega con que parecen afrontarla, pero no pudiendo decirse lo mismo de otra parte del reparto un tanto más floja.

Nos encontramos pues ante una mezcla de drama, fantasía y thriller que nos deja algún que otro momento de intensidad pero de modo un tanto irregular, no dejando de ser una propuesta interesante siempre y cuando a priori no se espere demasiado de ella. Un ensayo sobre el dolor, tanto físico como del alma, que habla mediante lo extraordinario en cierto modo de la resurrección, de cuando el mal ajeno se convierte en propio, y sobre todo del sacrificio. ¿Cuánto te duele a ti la vida en una escala de 0 a 10?
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9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Le falta algo.
Para ser una película española, no está mal. Le falta algo de trama y enlazar los diálogos. Se puede ver, pero no esperéis que sea una obra maestra, pues todavía le queda mucho.
Por lo menos, no es la típica españolada con desnudos y sexo todo el rato.
Eduardo Noriega, hace un buen papel. Belén Rueda, es creíble en el papel corto que la dan, pero podían haberla dado más escenas.
Se pasa rápida, sobre todo al principio, luego cuando ya coges el hilo y te vas enterando de lo que pasa, resulta un poco lenta. En definitiva, una película del montón.
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8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Mamá; medicina como que... NO
A pesar de su ridiculez en algunos momentos de la cinta, tiene su dosis de intriga y situaciones de enganche. Un médico en constante tensión ve como su papel de tener dominados todos los aspectos y momentos en su profesión van desvaneciendo de forma radical, no encontrando explicación lógica a lo que acontece.
Noriega nos muestra su cara más dramaturga sin haber aprendido aún a llorar frente a la cámara.
Mención especial a su banda sonora con alguna que otra pincelada del fantástico Amenabar.

Reconozco mi más que revestida nota para una cinta de un tranquilo domingo frígido.
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6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Una peli española que mola bastante
Un film español que hace recordar a las peliculas americanas...

La idea original de la historia es muy interesante... y el final te engancha.

No te esperas al pricipio de la película de lo que va... luego es un poco lenta en la trama central, y en el final está todo lo interesante que te mantiene en vilo....

Pero sigo diciendo que las pelis españolas les queda mucho para mostrar una calidad que puedan competir con otras de otros países..
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6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
EL MAL AJENO ... NUNCA PEOR DICHO !!
"El mal ajeno", la ópera prima de Óskar Santos, me temo que no pasará a la historia del cine por méritos propios, sino más bien por el elenco de personalidades con pedigrí cinematográfico que han tratado de arroparla: desde Alejandro Amenábar (coproductor y amigo de facultad de Óskar), hasta Belén Rueda (que se ofreció a trabajar en la primera película de Óskar cuando se conocieron en Mar Adentro), pasando por Daniel Sánchez Arévalo (el guionista de 'Gordos', que esta vez ha dejado el guión 'en los huesos'). Demasiado cirujano para un paciente que finalmente perece en quirófano víctima de su propia enfermedad: el MAL AJENO.

Y es que aunque realmente no hay muchas cosas dignas de mención especial, sería injusto olvidarse de algunas de ellas: la brillante pero efímera aparición de Belén Rueda (que día a día se confirma como una de nuestras grandes actrices), la también destacada intervención de Clara Lago (tiene una química especial en la pantalla), la fotografía de Josu Inchaustegui (de lo mejorcito) y la música de Fernando Velázquez, de la que se abusa para sacudir al espectador cual 'desfibrilador acústico' (encubriendo los silencios y patinazos emocionales de la trama).

La historia prometía, ya que trata sobre las diferentes caras del dolor vistas desde el lado de las víctimas y desde el lado de los que las rodean. Intuyo que pretendía mostrar los principios de acción y reacción del dolor (‘el mal ajeno’) sobre una materia tan (in)sensible y tan (im)permeable como la humana (digo 'intuyo' porque nunca estuve seguro). El hilo conductor es un médico especialista en el tratamiento del dolor (Eduardo Noriega), que pasa de observador cualificado a víctima.

Pero como en la vida misma, de la teoría a la realidad hay tal abismo que la historia acaba cayendo por su propio peso, enredándose de mala manera en una historia fantástica de poderes sobrenaturales que desvirtúan por completo algo tan pretendidamente serio, conmovedor y verosímil como el dolor. En realidad es una huida hacia adelante, es la incapacidad de afrontar el tema con profundidad y maestría interpretativa. Desde la barrera todavía me pregunto cómo han puesto a Eduardo Noriega frente a un toro de estas proporciones. Eduardo no es un buen actor, no transmite mucho más que un anuncio de colonia o cuchillas de afeitar (aunque hay que reconocer que la barba le favorece), infra-actúa y no se mete en el papel porque se gusta demasiado (pero por fuera, no como el doctor House).

Hacer una crítica de cine a veces sirve para justificar la existencia de algunas películas, sobre todo cuando no se entienden. Yo en realidad salí del cine sin saber qué quería decir ‘El mal ajeno’… pero la verdad es que ya lo voy entendiendo.
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12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
EL TODO NO SE CONSTITUYE POR LAS PARTES
Había leído críticas poco favorables antes de tomar asiento en mi butaca. Aun así mi predisposición era positiva, aunque intuía que no iba a ver una obra maestra.

Las primeras impresiones (5 minutos) no fueron malas, la fotografía era buena, los encuadres interesantes... A la media hora estaba pensando en una reunión de trabajo que tenía al día siguiente: nada parecía encajar, saltos de "raccord" disparatados hacían inverosímiles la relación entre los personajes; los diálogos no se sostenían, o ¿quizá no se lo creían los actores?, no lo sé, la verdad.

Pensé que se trataba de una cuestión de darle tiempo al desarrollo de la trama, antes que salir prematuramente del cine. Pero no, a medida que avanzaba la historia "las partes" no encajaban con "el todo" que se empezaba a configurar.

Llegamos al final, la trama del thriller se cierra comprensiblemente, pero la sensación es que "las partes" no están articuladas suficientemente. El argumento -al que le falta impacto- se comprende, sí, ¿pero qué tiene de interés?...
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10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Porque tan infravalorada?
De acuerdo que no es la mejor película de Noriega, pero la verdad es que es una película entretenida, con una historia interesante, y con un padre que debe tomar una decisión muy dura , la cual no podrá tomar sin ayuda de su mujer, película de intriga y que te atrapa al sillón, a pesar de no ser una gran obra.
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6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
No deja herida
Cuando una película plantea los temas que plantea "El mal ajeno" y lo hace de la manera en que lo hace la película de Óskar Santos, lo mínimo que me espero es que la historia me ronde un par de días en la cabeza. Lamentablemente, no me ocurre tal cosa con este, por demás, interesante filme.

"El mal ajeno" me gusta, me hace entrar, me regala momentos de indudable atmósfera, pero se queda suspendida del borde que separa la buena idea de la aplastante resolución. Intenta funcionar entre lo alegórico y el thriller sobrenatural, sin lograr la excelencia en ninguno de los dos campos y aunque nunca pierde interés, desarrolla su planteamiento con fría corrección, sin lograr esa piedra de toque o ese momento de desgarro que tanta falta le haría para hacerse especial.

No parece tanto fallo del guion como de la dirección y sobre todo de varios fallos de casting. Noriega necesita, como Jose Coronado, un Activia que le alivie de su perpetuo estreñimiento interpretativo y lo de Angie Cepeda es directamente un desastre. Su personaje, encarado por una actriz capaz de suscitar cierto misterio o carisma, hubiera podido cambiar una parte sustancial de la película. No es mala actriz, pero éste no era su papel.

Lo más logrado es quizás la recreación del mundo gélido del hospital, desprovisto de sentimentalismo, tal y como nos lo encontramos cuando tenemos que acudir a urgencias. La atmósfera lo sumerge como en un océano transparente que por desgracia -y aquí encuentro su fallo verdaderamente importante - no permite emerger a la superficie hasta que ya es demasiado tarde. "El mal ajeno" habla de manos que curan y dolores que matan, pero ni las primeras sanan ni los segundos dejan herida.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Apunta ideas pero no remata la jugada.
En los últimos en el cine español han despuntado algunos thrillers de carácter fantástico, que van desde el terror a lo sobrenatural. Con una puesta en escena sofisticada y argumentos que buscan los giros de guión inesperados, estas películas de género han servido para dar un aire nuevo y exitoso a una cinematografía en la que historias así no abundaban. Los otros, El orfanato y Los ojos de Julia, mejores o peores, son películas que han tenido bastante éxito y repercusión. En esa línea se puede inscribir también la película El mal ajeno, debut del director Oskar Santos. Y aunque argumentalmente se distancia bastante de las que he mencionado antes, la película responde a unos criterios artísticos y comerciales bastante similares.
El protagonismo de El mal ajeno recae en un médico joven que trabaja en una unidad para aliviar el dolor a pacientes que viven en circunstancias que, sin esos tratamientos, serían casi insoportables. Un día una de sus pacientes acude al hospital tras un intento de suicidio, acompañada por un hombre que dice ser su marido. Su salud no deja de empeorar sin que nada se puedsa hacer por ella. Hasta que su marido se suicida después de tener un enfrentamiento con el médico. A partir de ese momento la vida del médico cambia por completo.
El mal ajeno es de esas películas de las que no conviene dar ni un solo detalle más sobre su argumento porque lo interesante de la película es ir descubriendo el misterio que va a rodear al doctor a partir de ese momento.
La idea que envuelve el misterio que da lugar a la historia es realmente atractiva, y es más que suficiente para mantener el interés de la película hasta el final. Incluso la forma en que se resuelve está a la altura del planteamiento. Pero hay un problema, y es que esa idea que planteada sobre un papel es francamente poderosa, no mantiene esa capacidad de fascinación en su traslación a la pantalla.
La puesta en escena del director es estilizada y visualmente atractiva, pero tal vez demasiado fría para tratar sobre una historia habla de sensaciones tan profundas. Y desde el guión no terminan de cuajar algunos de los personajes, como el que interpreta Belén Rueda, cuya presencia no termina de fluir dentro de la historia.
Pero tal vez el mayor problema de la película venga, y me fastidia decirlo, de su protagonista. Eduardo Noriega tiene uno de los papeles más interesantes que le han caído en suerte, junto con el de Abre los ojos, y la verdad es que no sabe muy bien que hacer con él. Ya su caracterización, con esas innecesarias canas, chirría un poco, pero además el es incapaz de transmitir el miedo, el desconcierto y finalmente la determinación del personaje. Es habitual decir, injustamente, de él que es blando y sin carácter, pero en esta ocasión sí que se queda a medio gas.
El mal ajeno acaba siendo un película sugestiva pero que no termina de aprovechar las grandes posibilidades de su historia. En cualquier caso hay que seguir la pista a Oskar Santos, su director.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Alabemos a Sánchez Arévalo
Lo digo simplemente porque después de ver la ópera prima de Oskar Santos (innovando la influencia de Amenábar... lo explico luego) he leido en varios "lugares" que es un comienzo más que interesante el de éste realizador.

Yo, siendo muy sincero (y después de cierta tésis sobre el director de la reciente "Ágora"), me que Oskar Santos maneja ciertos aspectos formales en la realización, como Amenábar, innovando en ciertos aspectos, como la rotación del encuadre o la composición fotográfica, pero dentro de ese "formalismo" el cual respeto pero me parece que "enclaustra" la libertad menos formal de una narración más "libre" (propia de Cuarón, Greengrass, Nolan... que no quiere decir en ningún aspecto que no estén planificados, sino que su planificación transmite mayor "libertad" y "espontaneidad"). De ahí que, tras desviarme un poco de lo que quería decir, quiera romper la AUTÉNTICA baza de esta producción: el guión de Sánchez Arévalo.

Alejado de su crítica social pero manteniendo esos momentos de "relajación" gracias al "humor" (por llamarlo así), la escritura del director de "Azuloscurocasinegro" hace creíble lo fantástico, explotando una narración coral alrededor de un único personaje (Noriega es Noriega, cada uno que elija lo que esto significa; yo me quedo en medio), cuya frialdad está justificada, y con un cierre en el último acto que deja 0 posibilidades de que algún elemento no haya sido explicado y/o cerrado.

Eso sí, la gran pega: BELEN RUEDA.
Estabas bien en "Mar Adentro"; "El Orfanato" hubiera funcionado con o sin ti (es género de terror y asustarse o sentirse "mal" no está dentro del espectro de GRANDES DIFICULTADES INTERPRETATIVAS); pero aquí, que nadie se lleve a engaño, te han dado un papel secundario que no está más que para cerrar cabos de otro secundario. Vamos, que esté en el poster es mera estrategia de marketing, porque está menos tiempo en pantalla que Angie Cepeda (que la mitad de la película no abre un ojo).

Cierto es que, excepto el secundario de Luis Callejo (también porque es el prototipo de actor al que le das Bruce Wayne y con dos líneas le añade vida y media al personaje; da gusto escribir para actores así, puedes escribir "Hola" con la tranquilidad que da saber que con él tras la frase, es más que una frase), el resto de los papeles son el mero artificio lastrados por la necesidad de contar una historia.

Es el gran pero de la película y, por ende, del guión de Sánchez Arévalo. No, no estoy loco, sigo pensando que TODO se sustenta en éste, pero no he dicho que sea perfecto.

Pues nada... un beso... o dos. Depende de quien lo pida
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11 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
EL MALAJE – NO recomendada para hipocondríacos
Esta es una película hospitalaria, lo cual no significa que sea acogedora, si no más bien lo contrario, es decir, que da mal rollo.

Hay gente, no obstante, a la que estas cosas le encantan. Fans de series de esas en las que los adolescentes ingresan con comas etílicos, la cabeza abierta por accidentes de tráfico o, simplemente, porque les ha salido un tumor maligno, y, en cualquier caso, sus familiares lloran a moco tendido por los pasillos de los hospitales. Series de éstas hay un montón, porque están de moda. Y están de moda porque tienen mucha audiencia, cosa que yo no entiendo, pero respeto, claro. Cada uno se entretiene como puede.

Pero además, la peli tiene una trama fantástica (de fantasía, ojo, que fantástico es un término que puede llevar a engaños), la cual está bien desarrollada, pero de un modo algo esaborío.

(Definición de malaje: Persona patosa, que tiene poca gracia)

La mano de Amenábar se nota, básicamente, en dos cosas. Curiosamente, lo mejor y lo peor de la película:
-Por un lado, tenemos a Noriega de protagonista. Amenábar es un buen amigo, y eso es muy bonito. Pero lo mejor que se puede decir de Noriega es que sale guapísimo con barba.
-Por otro, la película cuenta con unos espectaculares efectos de maquillaje. Por aquí circulan todo tipo de heridos, ulcerosos, tullidos, y perjudicados en mayor o menor grado, y no se ha escatimado en medios para caracterizar a los actores. El trabajo de maquillaje es soberbio.

Otro punto negativo de la peli es lo desdibujado del personaje de Belén Rueda.
Y otro positivo es el trabajo del resto de los actores que no son Noriega, destacando a Luis Callejo y Clara Lago.
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8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Clara Lago, ese pedazo de actriz
Película correctísima en todos los aspectos aunque dentro de una modestia que le da un aire de producto para la televisión. Quizá lo que más llama la atención sea eso, que parece un producto más que una obra personal, algo bastante raro en el cine español.

En cualquier caso, uno se queda con la sensación de que las teclas que se querían pulsar en el espectador se han pulsado, aunque haya sido para tocar una melodía bajita bajita.

Mención aparte para Clara Lago, qué tiene el estilo interpretativo más fresco y desenfadado del cine español. La escena de la última conversación con su padre no se podía interpretar de una manera menos ñoña.
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4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Equilibrio más o menos logrado
Peculiar película donde hay una mezcla de géneros que si no se sabe mezclar puede quedar irrisoria. Más o menos lo ha conseguido, aunque carece de ciertos elementos que la hacen cojear.

Los flasbacks marean un poco, pero son necesarios y creo que tendrían que haber sido más explícitos.

Lástima que Belén Rueda salga en un papel secundario, hubiera dado más de si con un papel más amplio.

Eduardo Noruega nunca me gustó demasiado, aquí brilla más que en otros papeles y eso se agradece.
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4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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