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69 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
¿QUIEN ME HA ROBADO 114 MINUTOS DEL MES DE ABRIL?
Leo algún comentario acerca de las "sobrevaloraciones, mal llamadas obras maestras" y no puedo dejar de preguntarme, si una película me gusta y además le gusta a mucha mas gente ¿la estoy sobrevalorando?, Es decir, la coincidencia en los gustos ¿Es sobrevaloración?. Una película que te engancha al sillón durante hora y media o dos horas en los que apenas parpadeas ni miras el reloj ¿es una película sobrevalorada?. El hecho de que sea de Cukor ¿nos sorbe el entendimiento a muchos y nos predispone a la sobrevaloración?...

Un poco de seriedad. Hay películas buenas y muy buenas y su bondad no solo se mide en las perfecciones cinematográfico-tecnológicas, qué fallos tienen y haberlos háilos. Su excelencia se mide en su capacidad para seducirnos, casi abducirnos y hacer desaparecer de nuestra vida noventa o ciento veinte minutos hasta poder decir como Sabina "¿Quien me ha robado el mes de Abril?" "¿Quién me ha robado del mes de Abril, 114 minutos?".

Dicho esto, les recomiendo que la vean. Enciendan las lámparas de gas. Sientan como la llama se debilita al tiempo que el sonido de unos pasos se engrandece. Dense un paseo turístico por Thornton Square. Si. El número 9, como el preso. Tal vez tengan suerte y puedan atisbar desde la casa de enfrente a sus misteriosos inquilinos. Deléitense con sus excepcionales interpretaciones. Puedo decirles que desconocía el Oscar otorgado a Ingrid Bergman. Cuando lo leí supe que hay ocasiones en que se impone la justicia. Con todo lo que ustedes quieran acerca de los oscuros motivos de los Oscar. Pero la actriz sueca se lo merecía. Charles Boyer, igualmente excelente, está eclipsado por la diva. Cotten está magnífico. Dame May Whitty quien un año después protagonizaría otro film cargadito de presuntas enfermedades mentales, My name is Julia Ross, ofrece un buen trabajo como la típica vecina entrometida y no olvidarse de Ángela Lansbury en su primer trabajo para la pantalla grande y que, desde la frivolidad, parece estar tomando notas para lo que sería su gran éxito, Se ha escrito un crimen.

Finalizo con Cukor. Cukor no es el Cukor reconocible en Historias de Filadelfia o La costilla de Adán, pero si es el Cukor que sabe sacar los mejores registros de sus actrices. El suspense, el interés y la intriga parecen más propios del orondo don Alfredo lo cual es un punto a favor del londinense y punto y medio a favor del estadounidense.
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72 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Thriller psicológico.
“Luz que agoniza”, es un excelente film de George Cukor, en el que nos demuestra su versativilidad cinematográfica, no tan solo en la dirección de actrices, sino también en saber adaptar a la gran pantalla todo un clásico del thriller psicológico, basado en la obra teatral de Gaslight, escrita por Patrick Hamilton.

Su saber hacer se nota en toda la cinta, desde la dirección de actores hasta en todos los mínimos detalles de la decoración (soberbios en todos los aspectos). Mención aparte merece el enorme trabajo de una hermosísima Ingrid Berman, superior en su papel de mujer maltratada y postergada por su esposo con el único empeño de conseguir que ella misma llegue a considerarse con sus facultades perturbadas. Asimismo no podemos olvidar el papel de Charles Boyer (sus miradas, gestos, cambios de humor, la forma como trata a su esposa y como llega a dominar su voluntad), el papel de Joseph Cotten, en ésta cinta aunque su papel no tiene la relevancia de sus compañeros, cumple a la perfección. No podemos entrar a juzgar que director la hubiera tratado mejor, porqué tal hecho no sucedió, no existe, todo lo que se diga son puras conjeturas.

“Luz que agoniza” es una película muy bien conseguida y digna de ser vista.
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63 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
LA JOYAS, ESE MARAVILLOSO OBJETO CON VIDA PROPIA QUE SE INTERPONE EN NUESTRO MATRIMONIO
George Cukor, el llamado director de actrices (con permiso de Almodóvar), llevó a la gran pantalla la pieza teatral epónima en su título original en ingés "Gaslight" del novelista, ensayista y dramaturgo alcohólico y marxista de origen británico, Patrick Hamilton, el mismo que años antes creara otra gran obra teatral, "La Soga", y que también posteriormente tendría su réplica en la gran pantalla, esta vez de la mano del maestro del suspense Alfred Hitchcock...

"Luz que agoniza" es una obra maestra sin paliativos, por la hondura de las caracterizaciones, por la brutal y sorprendente puesta en escena sólo a base de decorados preparados para la causa..., por su maestría narrativa y por unas actuaciones realmente apabullantes a cargo de un elenco estelar de primera magnitud...

Para algunos supuso la ruptuta con los prejuicios que durante siglos la mujer había tenido que soportar...la crueldad de un marido sustentador de la unidad familiar, abusador y maltratador físico y psicológico...

Al punto todo ésto, que incluso la expresión "hacer luz de gas" llegó a aceptarse comúnmente como modo de referirse al maltrato psicológico que algunos tipejos inflingen a sus esposas...

Pero "Luz que agoniza" no sólo será recordada por todo ésto, sino que también será celebrada en los años venideros como una de las más esplendorosas actuaciones de su dueto protagonista; por una parte un magnífico Charles Boyer (ese famoso actor francés cuyo marcado acento en esta película, dio a su personaje un cierto toque de elegante y oscura petulancia a lo vampiro de Transilvania, y cuya vida personal estuvo marcada por la tragedia) interpretando el papel del cínico y clasista asesino, melómano y amante de las joyas, de origen humilde como así le gustaba a su creador Patrick Hamilton...

...Gregory Anton o mejor dicho Sergis Sauber(C. Boyer), ese músico de Praga tenía la impresión cada vez que viajaba a Londres de que era una ciudad de contrastes...de contrastes entre la gente que como él era pobre y desraizada y se sentían allí más pobres aún..., y de aquella otra agente que moraba en cálidos hogares, y donde los tulipanes y los narcisos en primavera junto con el sol en las alturas hacía que se sintieran aún más ricos y confortables que en ninguna otra parte del mundo... o por lo menos así lo percibía el sr Anton...

Y luego estaría la gran actriz sueca Ingrid Bergman cuya actuación en esta película le valió un merecidísimo oscar como exponente de la mujer atormentada y seducida por el enigmático lado oscuro y sombrío de ciertos hombres...

La fotografía, INMENSA a cargo de Joseph Ruttenberg...en la música destacar el aria de la locura de "Lucia de Lammermoor" de Donizetti para ambientar así mejor la obra..

Y como anécdota reseñar la fantástica primera aparición de Angela Lansbury en la gran pantalla cumpliendo los 18 en pleno rodaje...

OBRA MAESTRA
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61 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Aquel que te debe querer...
Con una trama en la época de finales del siglo XIX, esta película excelentemente ambientada, nos cuenta la obsesión interesada de un pianista por una mujer. El pianista no es otro que Charles Boyer que ha logrado enamorar a Ingrid Bergman y casarse con ella con el viejo cuento de Te querré para siempre, lo que una dulce esposa espera.
Una obra maestra con unas actuaciones de maestros de la escena como son Charles Boyer e Ingrid Bergman.
Charles Boyer, imponente, conjuga sus pautas con un dominio total de la expresión, de cariñoso marido con sonrisa bendita, a despiadado y frío calculador con una mirada medio cerrando los ojos que lanza puñales asesinos. Ingrid Bergman con su delicada figura y su rostro cansado se convierte en el paradigma de la señora desvalida por todos los sitios. Un papel a su medida que Cukor no desaprovecha.
Y ahí está el comisario en la figura de Jospeh Cotten y la aparición de una joven Ángela Lansbury, siendo ambos otro punto imprescindible de esta película. Ellos forman otro eslabón en la trama, una trama intrigante con las argucias del pianista y su espeluznante presión psicológica hacia una inocente.
La situación de la casa, otro aspecto de la trama, nos la explican hasta con un croquis para que no nos despistemos. El clima en las calles de Londres con su densa niebla de rigor, es el esperado, contando con el siempre tranquilizador paseo del bobby y sus saludos a los vecinos. Por último, el caminar del misterioso señor Charles Boyer de noche con su doble vida, desapareciendo en la esquina, son toques de lo que es una película policíaca del más alto nivel, género que Cukor prefirió apartar para dar una lección de interpretación y sentimientos encontrados entre el amor y la ambición.
Nada de aburrida, un vestuario y ambientación de lo más adecuada y espléndida realización. Una de las fijas en la lista de películas que hay que ver.
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36 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La Bergman bien merece este rato
Estamos de acuerdo casi todos que "Luz que agoniza" explica su trama casi desde el principio, lo cual es lo mismo que decir que sus más de sesenta años la han caducado y sólo es apta para los que gustamos de mirar para atrás y puestos a perder el tiempo con mediocridades del s.XXI, preferimos el blanco y negro de tiempos tan lejanos. La intriga está vendida desde el primer minuto gracias a un malo Charles Boyer que sobreactúa, es un tío despreciable, pero lo forzado de sus gestos limitan a su personaje, y para mí ese es un defecto de ahora y de antes, nada tiene que ver con el paso del tiempo. El rodaje de las escenas de interior es lo más acertado, la composición de luces y sombras ofrece su mejor resultado, muchos deberían aprender de esta faceta de Cukor.

Pero principalmente esta crítica es mi homenaje a una Bergman de otro planeta, de aquel tiempo, sí, pero también de otro planeta. Su belleza, su presencia, un gesto, una mirada, un lamento suyo (en esta película muchos), cualquier mínimo movimiento se merece mi atención, con mis pupilas pegadas a mi TV, esperando que me hable a mí, pobre ingenuo, ojalá mandara por ahí al pesado del Boyer, ojalá pudiera salir de la pantalla o dejar yo este mundo material y aburrido y poder tocarla, ojalá hubiera coincidido su tiempo y el mio y no la de la Pretty Woman y la de más allá, a Ingrid Brergman es a quien yo idolatro, a quien amo, desde aquí y para siempre.
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35 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Inmarchitable
Una película como esta debería sonrojar a cualquier director contemporáneo de esos que, directamente, no saben contar una historia. Desgraciadamente decenas y decenas de ellos vagan por esos mundos de Dios cosechando fracasos de taquilla y premios. Ya se sabe que la máxima muchas veces reza: "díme cuántos premios tiene y te diré de qué magnitud es el tostón que vas a ver". Pero en los 40 los Oscars sí eran los Oscars. Y adornan dos a esta cinta.

Me quedo fundamentalmente con las escenas de manipulación psicológica de que es objeto la protagonista. Todas tienen maravillosos matices: la del camafeo, la del cuadro y sobre todo la que se desarrolla en el party al que asiste el matrimonio. Bergman es dignísima merecedora del Oscar, y también me gustó especialmente la pizpireta y jovencísima Ángela Lansbury.

Podría verla en el año 3000 y me seguiría gustando. Eso se llama un clásico.
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26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
CINE, con mayúsculas
Qué es CINE?

CINE es:

1. La magia de esa luz de gas que sube y baja al ritmo de la locura.

2. La cara de Ingrid Bergman perdiendo el juicio poco a poco.

3. La mirada de lujuria de Charles Boyer ante las joyas de la corona.

4. Joseph Cotten salvando a Ingrid Bergman de su locura.

5. La niebla londinense como cómplice de la maldad.

6. Un gran final en un pequeño desván: una loca, un cuchillo, un hombre atado...
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25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Efectivamente, brilla más bien poco
Sabe Dios, perfectamente, que me gusta el cine clásico. Sobre todo, el yankee. Pero eso no significa, ni mucho menos, que esté dispuesto a mear colonia ante cualquier peli en b/n que cuente con más de sesenta años. No, señores, no. Clásicos yankees buenos los hay a puñaos. Pero también los hay mediocres. O sobrevalorados. Como “Gaslight”, por ejemplo. Un film que tiene sus bazas (narración, atmósfera, Ingrid Bergman…) pero que resulta, a mi juicio, escandalosamente previsible. Algo que —si bien puedo tolerar en cualquier dramón de tres al cuarto— me parece un poco frustrante en un thriller psicológico que algunos han llegado a juzgar digno del mismísimo Hitch.

Lo que menos me seduce de la peli de Cukor, sin embargo, no es eso. Lo que menos me seduce es su rigidez. Su acartonamiento. Su pomposidad. Su impostura. Porque sí, ya sé que “Gaslight” transcurre en la Inglaterra victoriana. Pero hay situaciones que, francamente, no se las traga ni el tato. Empezando por la facilidad con la que Boyer se las mete dobladas a la Bergman, continuando por la absoluta sumisión con la que la desquiciada esposa sigue los (engañosos) dictados de su perverso cónyuge y acabando por la cándida flema con la que Cotten intenta detener, en su primera tentativa, al malo de la peli.

Seis generosísimas estrellitas, pues, para una peli que entretiene y se deja ver pero que —sin ser bazofia clásica— tampoco se merece, para nada, esa exageradísima nota media que campea en su marcador. Ni por esas, vamos.
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41 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Contra crítica
Lo que me ha impulsado a escribir esta crítica es otra que he leído, la firma Hughes20. Me gustaría que comprendiera que esta película tiene exactamente 65 años. En todo este tiempo el cine ha cambiado muchísimo. No olvidemos que en el año 44 tampoco había pasado tanto tiempo desde que se había instaurado el cine sonoro, y las interpretaciones aún se subrayaban mucho con los gestos. De ahí que quizá te extrañen algunas reacciones de los personajes; reacciones, que por otro lado yo opino que ni mucho menos son exageradas.

Te puede muy divertido encontrar faltas en el argumento de las películas,pero,y vuelvo a repetir, la película es del año 44, el cine no estaba el alcance de todo el mundo, el analfabetismo era muy alto y no puedes pretender poner una trama hiper complicada, porque el cine era ante todo un entretenimiento. Hoy, hartos de ver todo tipo de historias, el espectador sí está dispuesto a que le pongan retos, antes, no lo creo.
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20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Angustia hasta el final...
Hay títulos que no fallan y algunos clásicos que nunca te decepcionarán a la hora de hacerte pasar un rato inolvidable y Luz que agoniza es un ejemplo.
Clásico obligatorio y de los mejores que habré visto.
Las interpretaciones son magistrales, no solamente la de Ingrid Bergman, sino la de Charles Boyer donde demuestra unos cambios impresionantes al igual que una riqueza de colores, tonos y miradas, simplemente genial al igual que Bergman, una actriz donde la había visto primeramente en Sonata de Otoño y desde entonces siento admiración por ella y su última película.
Otra época, otro cine y otra manera de actuar, hablamos donde las mujeres son señoritas y el hombre es el amo de la casa con un carácter imponente y dominante y tan bien actuado por Charles Boyer, Ingrid Bergman, genialmente metida en el papel interpreta a una mujer sometida a su marido la cual cree que se está volviendo loca.
Es para mí el primer aspecto a destacar de la película, además de la gran dirección pues sabe crear una angustia sin igual, es verdad que la obra de teatro ya tiene un guión excepcional pero se necesita de un buen director como Cukor para llevarlo a la pantalla tal como aquí lo lleva, con una ambientación fantástica, con esos decorados tan barrocos tirando a grotescos, con esa luz oscura, rodeando a los personajes de ese suspense y misterio que da a la película esa angustia hasta el final, simplemente genialmente dirigida y ambientada.
Para una fabulosa ambientación se necesita también una buena fotografía y una fabulosa banda sonora, y en concreto la música da a la película una intriga característica de las películas de Hitchcock, uno ha sentarse y además ver el valor que la música tiene en esta película.
Mi angustia ha llegado hasta el final esperando ver algún momento en el que Bergman se pueda revelar, levantar el tono y demostrar que no es una señorita, que posee carácter y sabe cuando hay que demostrarlo.
Una obra maestra y un clásico impresionante, sin duda consta dentro de los mejores títulos de la historia de cine y ahora entiendo porque.
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16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El pianista
Melodrama criminal en un Londres victoriano y brumoso de claro matiz negro en el sentido específico de la imagen, donde el encuadre, la iluminación y el ambiente responde a un código genérico “noir” en su espíritu. Y en cine, “espíritu” equivale a decir “puesta en escena”. Cukor no sólo era un director de mujeres y comedias, era también un gran narrador, y lo demuestra con un guión artificioso y algo folletinesco, pero del que sale airoso gracias a un estilo definido y maestría artística que incluye misterio, crimen, demencia, intriga, el desasosiego, la codicia y el maltrato psicológico bajo esa luz de gas, al que alude el título.

Soberbia adaptación de una obra teatral de Patrick Hamilton, con una ambientación y fotografía prodigiosa, un casting perfecto donde destaca una memorable Ingrid Bergman, hermosa y sensual, ingenuamente enamorada y vilmente acosada por un esposo ladino, premiada merecidamente con el Oscar. “Luz de gas” es una película que te atrapa desde el principio, dominada por una atmósfera opresiva e inquietante, plena de detalles y situaciones dramáticas que van alimentando la tensión progresiva de su trama. La cuidada elaboración de unas relaciones personales entre una joven (Bergman) afectada por un crimen del pasado es perseguida y secuestrada por su siniestro esposo (Boyer) antiguo pianista de oscuro pasado. Al que sólo la intuición y sospecha de un inspector de policía (Cotten) pondrá en peligro los planes del abyecto pianista.

Su mirada inquisitorial, su falaz galantería, sus cambios de humor, sus gestos despóticos, su hipocresía moral, su ambición desmedida y la forma de humillar a su esposa ante las criadas, le confirman como un villano ejemplar, como presumía el maestro Hitchcock: “Cuanto mejor dibujado está el malo, más lograda resulta la trama”, y es que “Gaslight” recuerda mucho a la “Rebeca” y su posterior “Encadenados” del director inglés. Un film que no oculta sus orígenes teatrales pero narrada de forma muy visual, con largas secuencias en un sólo decorado, donde prevalecen los gestos y las miradas. El número 9 de Thorton Square se convierte en una mansión inquietante y tenebrosa lleno de malos recuerdos para nuestra heroína, allí vuelve Paula para vencer sus miedos una vez casada con Gregory tras una idílica luna de miel por Europa.

Finalmente me gustaría destacar la secuencia de la fiesta donde acude el matrimonio invitado por una aristócrata conocida de Paula, un prodigio de puesta en escena: el clima elegante, la distinción calculada, la falsedad de las apariencias, la maquinación del marido al ver la presencia del inspector, el juego de miradas, mientras se interpreta al piano la Balada n.º 1 de Chopin (la misma que utiliza Polanski en “El pianista”, cuando el judío toca ante el oficial alemán), una música delicada y evocadora que ilustra con un toque de glamour poco habitual, cine en estado puro sólo al alcance de los grandes maestros. Una película inolvidable.
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13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Los Exterminadores del Alma
Quizás porque he conocido ya bastantes casos de maltrato psicológico y sé del sufrimiento, la ruina moral y los estados profundamente depresivos en que entran las víctimas de tales situaciones (casi siempre mujeres), es que, ante una película como “LUZ QUE AGONIZA”, siento que deja un reflejo palpable y trascendental, de la más cruel, perversa y atroz forma de violencia que existe en el mundo. Cruel, porque contiene ensañamiento, porque tortura día a día, y porque a veces pasan años antes de que la víctima encuentre una salida a su penosa situación. Perversa, porque el victimario es un ser calculador, con intenciones precisas y con una maldad que no repara en las consecuencias. Y atroz, porque a un ser que era valioso, inteligente y capacitado, lo va desmoronando emocional… psíquica… y físicamente… hasta convertirlo en un ente enfermo y aterrado, incapaz de valerse por si mismo. Una luz que agoniza.

¿Cuántos casos de estos habrá hoy en el mundo? ¿Cuántas mujeres, niños y ancianos, estarán siendo ultrajados y aniquilados cada día, cada hora, cada segundo… sin que nadie haga nada para protegerlos? Y los organismos gubernamentales manejados, en muchos casos, por individuos moralmente incompetentes, ligeros de ideas y con inclinaciones muy cercanas a los Exterminadores del Alma, tan solo actúan como ejecutores del cobro de venganza y su única ocurrencia es el aumento de penas en cárceles cada vez más estrictas, promoviendo de paso la cadena perpetua (otra forma de eterna tortura psicológica) o la pena de muerte como ilusa solución.

Pero ¡cuán poco se habla de medidas preventivas! Educación para todos y con calidad; una televisión supervisada y formativa; mayores exigencias a la hora de legitimar la conformación de parejas; promover en los medios masivos la información y los recursos de que pueden disponer las víctimas de estos maltratos… y tantas otras cosas que deberían hacerse para asegurar un progreso social que esté basado en el ideal de, evitar una nueva víctima y un nuevo victimario, porque lo demás solo refleja un profundo atraso.

Con algunas variables, “LUZ QUE AGONIZA” es un remake del filme que realizara, en 1940, el inglés Thorold Dickinson, del cual se dice que, con el propósito de evitar comparaciones, la MGM adquirió sus derechos y quemó los negativos… aunque parece ser que algunas copias lograron sobrevivir. En cualquier caso, y consiguiendo dejar de lado estos descarríos de la gran industria, hay que decir que, el director George Cukor, ha logrado una muy buena película, impactante, fuertemente emotiva y de especial trascendencia.

Charles Boyer, consigue una de las más sólidas caracterizaciones de su carrera, dando vida al pianista para quien, el arte es un camuflaje, porque su verdadera pasión es lo pequeño que brilla y reluce. Ingrid Bergman que, como ella misma dijera, “luzco demasiado saludable” -¡cómo negarlo después de verla con ese espectacular vestido con el que va a la fiesta de los Dalroy!-, logra, sin embargo, verse muy verosímil como la niña que sale de la escena del crimen, y magnífica como esa mujer de fuerte apariencia, pero emocionalmente tan frágil como solían ser las mujeres de la era victoriana. Aún hoy, no es raro que, entre personas de fuerte contextura, encontremos personalidades bastante endebles.

Joseph Cotten, luce impecable como el comisario Cameron; Dame May Whitty, con la dulzura y la simpatía de siempre; y Angela Lansbury, hace un auspicioso debut como la doncella Nancy, luego de que, el escritor John Van Druten -autor de los efectivos diálogos-, se la recomendara al director. Y a unas impecables actuaciones, se suma un intachable diseño de producción, un sugerente y correctísimo vestuario, una ambientación (luces, niebla, contraluces, sombras…) altamente eficaz… y de no ser porque sentí que no queda claro el papel que, en la manipulación de Paula, juegan las empleadas de servicio, hubiera podido decir que estábamos ante una obra magistral.

Título para Latinoamérica: “LA LUZ QUE AGONIZA”
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
A la altura de Hitchcock.
Cukor cambia de registro para mostrarnos un thriller a la altura del maestro Hitchcock, es más recuerda y mucho a su aclamada "Rebeca". La gran interpretación del duo protagonista dota a la historia de una tensión dramática que no viene sino en redondear el buen guión de la película. Por otra parte cabe destacar también la buena caracterización y ambientación de un Londres victoriano que aparece tan lúgubre y tenebroso como nunca.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
«Yo no veo ningún cuchillo»
Año 1944. Se dice pronto. Películas así, me reconcilian con el cine llamado clásico. Y con el blanco y negro. George Cukor hace una interesante dirección potenciando los rostros y los escenarios para crear justo el ambiente agónico que requiere la historia.

Porque «Luz que agoniza» demuestra que se pueden hacer las cosas bien cuando se quiere sin importar las épocas. Una casa, dos actores y... ya tenemos la película. Un auténtico thriller psicológico que tiene como víctima a una carismática y bellísima Ingrid Bergman. Hasta yo me enamoro de ella, y más con esos vestidos que luce. Impresionante es poco. Charles Boyer no se queda atrás en el papel de esposo torturador, o maltratador como se diría hoy en día. El retrato que se hace de la relación, ese círculo vicioso en el que entra Paula, es tan verídico que espanta.

Además, también hay destellos de humor a cargo de una entrañable señorita Thwaites y momentos emocionantes con un Joseph Cotten que aparece cual caballero andante para rescatar a la damisela. Me encanta.

Idónea para sufrir y disfrutar, a la par que entretener. Y el final no puede ser otro. ¿Bueno o malo? Tendrás que verla.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
suspense, tensión y una luz que disminuye
Maravillosa película de Geroge Cukor que logra trasladar al espectador a un desesperante clima de tensión que se va incrementando. Destacar las interpretaciones de Charles Boyer, Ingrid Bergman, por la que consigió un Oscar, y por su puesto la de la genial Angela Lansbury que borda su papel de criada soberbia. Es una película de conseguida intensidad que "atrapa" al espectador. Toda una obra maestra.
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13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
REVERENCIA
Es un privilegio poder ver de nuevo las obras cumbres del cine.
Toda la vida comprobando cómo el tiempo se encarga de borrar una a una esas imágenes que nos sedujeron y, de pronto, la posibilidad de traerlas al presente se torna realidad gloriosa.

Cuando la mano de un director mueve los hilos como lo hace Cukor en esta obra no queda más remedio que descubrirse y, si se tercia, hacer una reverencia de admiración.

Sin tapujos.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Tesis sobre el maltrato psicológico
Pocas películas pueden profundizar tanto sobre este tema como "Luz que agoniza". No he visto la anterior versión inglesa, aunque sí recientemente una adaptación para el teatro. Al revisar de nuevo este trabajo de Cukor, pensé que el director se había inspirado sólo en algunas escenas, diálogos e ideas de la obra homónima de Patrick Hamilton. Sin embargo, aunque se cambien varios nombres, curiosamente ésta es la que respeta más fielmente el original.
La primera media hora se centra en el romance entre los personajes de Paula y Gregory; pero desde el momento en que se trasladan a la antigua casa de su tía y ella comienza a ser objeto de la presión psicológica, el suspense es constante. La intriga de esa "luz de gas" todos la presuponemos, pues ciertamente sabemos quién es el villano de la historia. La pregunta que cabe hacerse entonces es: ¿Por qué, hasta qué punto una persona puede hacer tanto daño mental a otra para lograr sus propósitos? Lamentablemente el tema sigue de actualidad, con la existencia todavía de maridos posesivos, que no dudan en humillar a sus esposas o que pretenden mostrarse superiores siempre a ellas.
Muchos afirman que es inverosímil un argumento como éste. No obstante, para mí lo increíble es que hoy en día podamos seguir viendo casos similares en pleno S. XXI.
Por último, destacar el trío principal de actores. Ingrid Bergman interpreta muy bien su papel de atormentada, pero hay que reconocer que Charles Boyer es un malvado de los que hacen historia en el cine (sus gestos, miradas y comportamiento desquiciarían a cualquiera). Joseph Cotten, como siempre, estupendo (aunque no sé si el personaje de su tía Bessy aparece en el original). Por su parte las criadas también cumplen - quizá canse un poco la sordera de Elizabeth -, especialmente el rol de Nancy, si bien por la época en que se rodó se eche de menos esa faceta más descarada a la que se alude y que en las puestas en escena contemporáneas tiende incluso a la provocación sexual.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Emocionante.
Paula (Ingrid Bergman) es una hermosa y joven mujer sugestionable que se casa, inverosímilmente, con un psicópata seductor y criminal, Gregory Anton (Charles Boyer) cuyos únicos valores morales son las joyas ajenas. Una "remake" americana de un filme inglés del director Thorold Dickinson de 1940 sobre la base de una obra de teatro de los años 30. Otra maravilla del director George Cukor, un maestro del cine, digno de ser imitado en nuestros días: la perfecta estructura del relato en imágenes. la coherencia de los parlamentos del guión, con actuaciones impecables de los protagonistas (Ingrid Bergman, Charles Boyer, Joseph Cotten) y el resto del elenco, en una Londres iluminada con gas, en el siglo XIX, con sus consabidas noches de niebla. Un "thriller" (suspense) en el que uno quisiera avisarle a Laura que no se deje sugestionar de que se vuelve loca o pierde la memoria, pues no es así.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Fascinante película de intriga con la sublime interpretación de Ingrid Bergman
Descomunal la inenarrable interpretación de Ingrid Bergman como una mujer quebradiza, medrosa y neurótica manipulada vilmente por el atildado y soberbio Charles Boyer. En su papel de esposo sibilino y tirano arrastrará a la enfermiza Paula (I.Bergman) a un estado de inestabilidad emocional permanente. Londres, envuelto en un brumoso halo nebuloso, es el escenario perfecto para ambientar una formidable historia de intriga y conjuras. Maravillosa puesta en escena y fantásticos primeros planos de los dos protagonistas principales: Bergman-Boyer. La búsqueda de unas joyas se convierte en la obsesión de un esposo advenedizo y manipulador. Un reparto excelente con la aportación magistral de Dame May Whitty como la vecina locuaz y chismosa de la perturbada Paula. Angela landsbury está sensacional en su rol de doncella despreciable, envidiosa y extremadamente desabrida, especialmente con Paula. En definitiva, un clásico del cine negro con una trama emocionante y unas interpretaciones fuera de lo común.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Ingrid Bergman, 30 años sin ella.
191/14(31/08/12) Notable thriller psicológico de George Cukor con una espléndida Ingrid Bergman, remake de un film inglés realizado 4 años atrás, la MGM quiso comprar todas las copias de esta y destruirlas para que la suya quedará como original. Paula (gran Ingrid Bergman) es una joven e insegura estudiante de canto inglesa que se enamora de un misterioso compositor húngaro, Anton (gran Charles Boyer), se casan y van a vivir a la casa de su tía Alice, una soprano famosa y rica, asesinada años atrás allí, aunque a ella no le agrada esto él la convence, pero lo que parece un feliz matrimonio es en realidad una farsa donde él pretende volverla loca, haciéndola caer en trampas de supuestos olvidos y destruyendo su autoestima, él también por las noches sale y al poco la luz de gas de la vivienda disminuye de intensidad, oyéndose ruidos en la parte superior de la casa. El guión co-escrito por el inglés John Van Druten (sin acreditar escribió para ‘Lo que el viento sellevó’) y el húngaro Reisch Walter (‘El abanico de Widermere’ o ‘Niagara’) adapta una obra teatral de Patrick Hamilton (‘La soga’), posee toques de intriga y tensión inquietantes, la fuerza del relato no está en saber quién es el malo o que busca, eso es previsible, lo excelente es asistir al descenso a la demencia de Paula, el increscendo dramático es asfixiante, te ves atrapado en la angustiosa tela de araña tejida por el pérfido Anton. La puesta en escena resulta excelente, una gran recreación victoriana gracias a uno de los mejores directores de arte del cine, Cedric Gibbons (‘ Ben-Hur’, ‘El Mago de Oz’ o ‘ David Copperfield’), que se torna en claustrofóbica en la siniestra casa, escenario de la mayor parte de la acción, transmitiendo desazón y congoja, por lo que nos es fácil involucrarnos en la historia, ayudado por la magnífica fotografía del ruso Joseph Ruttenberg (‘Furia’, ‘El prisionero de Zenda’ o ‘Julio Cesar’), con unos turbadores tonos expresionistas que emiten una tensión cortante. Ingrid compone un rol impresionante, desarrolla una evolución en su personaje asombrosa, es la viva imagen de la fragilidad, una bella flor al principio, en lo que engañosamente puede parecer un pasteloso relato romántico, y que poco a poco vemos como la Bergman se marchita, asistimos a como su hermosura se va agrietando, un Oscar muy meritorio. (Continua en spoiler sin)
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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