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52 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Mi vida privada
Tercer largometraje de Gus Van Sant (Kentucky, EEUU, 1952), que para muchos es su trabajo más acreditado. El guión, del propio Van Sant, se inspira libremente en la adaptación al cine que realizó Orson Welles de la obra de teatro “Henri IV”, de Shakespeare (“Campanadas a medianoche”, 1965); en la novela “City of Night” (1963), de John Rechy; y en los hermanos Mike y Scott Parker, de Portland. Se rueda en escenarios reales de Portland (Oregón), Oregón, Seattle (Washington), Idaho y Roma (Italia), con un presupuesto estimado de 2,5 M USD. Gana la copa Volpi (mejor actor, River Phoenix) del Festival de Venecia. Producido por Laurie Parker para New Line Cinema, se estrena en septiembre de 1991 (Fest. Venecia).

La acción dramática tiene lugar en las calles, carreteras, varios edificios abandonados y el campo abierto de Portland, Idaho, Seattle y Roma, en 1991. Mike Waters (Phoenix) y Scott Favor (Reeves) son dos chaperos de Portland, menores de 21 años, que forman parte de una ruidosa familia de marginados que se dedican a los hurtos, las estafas y la prostitución juvenil. La lidera Bob Pigeon (Richert), un personaje con carisma, de mediana edad, que hace las funciones de mentor y chulo de los chicos. Mike, que lleva más de tres años en la calle, es tímido, cariñoso y soñador. Nacido y criado en Idaho, es homosexual y padece frecuentes crisis de narcolepsia, asociadas a situaciones de tensión, estrés, desánimo o añoranza de la madre, Sharon Waters, que le abandonó cuando era un niño. Scott, heterosexual, es hijo de una familia acomodada de Portland. Ha abandonado la casa de los padres por rebeldía, inconformismo y para molestar y humillar al padre, dominante, rico, superficial, autoritario, parapléjico y alcalde de la ciudad. Mike y Scott se hacen amigos y amantes.

El film suma drama, homosexualidad, prostitución y romance. Compone un retrato rudo y descarnado del mundo de los jóvenes chaperos, que trabajan en la prostitución (con hombres y mujeres), consumen drogas duras, roban y estafan, arrastran complejos traumas personales y habitan el submundo degradado y corrupto de las ciudades americanas medias y grandes. Son víctimas de estigmatización, marginación y exclusión social. La cinta habla de manera explícita y directa de la indigencia, la explotación sexual de jóvenes y la prostitución juvenil que se dan en las ciudades norteamericanas y en las del Primer Mundo en general. Se expresa con sinceridad y libertad, buscando formas experimentales e innovadoras de expresión y dejando de lado en la medida de lo posible las formas convencionales. Aborda sin rodeos temas tabú, como el sexo oral, la felación, el incesto, las manías de algunos clientes de sexo pagado, besos entre hombres, etc.
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76 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
¡Que Tengas un Buen Día!
No había visto mucho de Gus Van Sant. Solo aquella maravillosa “Elephant”. Ese viaje maldito a través de los diferentes puntos de vista de muchachos (De mi edad) a los cuales ya les sabemos su suerte. Había escuchado muy poco de My Own Private Idaho … ni siquiera sabía quien era River Phoenix. Después de que vi esta película, todas estas cosas cambiaron.

La historia nos cuenta sobre Mike, un hombre joven que sobrevive en las calles de Portland. El, se prostituye. Pero Mike es narcoleptico, y solo tiene un vago recuerdo de su madre. Por otro lado está Scott, hijo del alcalde de Portland. El también se prostituye y espera la muerte de su padre para heredar una gran fortuna. Un día, Mike le propone a Scott a que le acompañe a buscar a su hermano, para empezar a buscar a su madre. El viaje comienza, por una carretera que tal vez, no tenga fin…

Esta road movie no es un cuento – aunque lo parezca, solo toca estos temas para desarrollar los verdaderos temas principales – sobre la prostitución, sobre la homosexualidad o simplemente sobre sexo. Este es un cuento sobre el amor, la vida y el hogar en un lugar caótico que hasta algunas veces parece no tener sentido. Y aunque parezca un poco repetitiva, rutinaria o hasta predecible… es porque la realidad así lo es (Así mismo lo dijo Buñuel una vez sobre su Ángel Exterminador).

Esta es una obra que nunca envejecerá, y aunque hay muchos que la aman, también hay muchos que la odian, precisamente porque retoma temas que en este momento –a pesar de ya más de diez años de su estreno – todavía son participes de prejuicio. Pero a pesar de que haya gente que no la aprecie por su verdadera belleza, es una película que se mantendrá en la memoria de muchas personas. De personas que aprecian este trabajo sobre el amor y la soledad (Además de una de las actuaciones más sorprendentes que he visto en mi vida, River Phoenix es fantástico. Además que también, esta película es una de sus mas reconocidas). Una obra sobre aquel camino interminable que todos debemos recorrer.
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84 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Inside my head
Tenía muchas ganas de ver esta película. Había leído algunas reseñas y críticas bastante elogiosas, y la verdad, cuando por fin tuve la oportunidad de alquilarla, no lo dude por un solo momento. Pues bien, al finalizar de ver el filme, no sabía muy bien en que pensar. No es que la película fuera mala, al contrario, es sólo que la imaginaba distinta. Algunas escenas tenían una innegable fuerza, pero otras no me terminaron de convencer. Saqué la película, la empaqué en su cajetilla y la devolví al día siguiente.

Han pasado tres días desde entonces. Involuntariamente, he pensado mucho en la película. Siento que aquellas imágenes han ocupado lentamente algunos recovecos de mi memoria. No puedo olvidar la escena de la fogata, la tristeza, compasión y ternura que me provoca el personaje de River Phoenix, el profundo desagrado y fastidio que me causa Scott, la desolación y el vacío de aquellos jóvenes que conversan en una cafetería sobre sus aventuras sexuales. Afirmar que es una historia sobre la búsqueda de un lugar en el mundo sería un imperdonable cliché, pero siento que no se puede decir menos de estos personajes, de sus luchas cotidianas, de la forma en que conciben la vida y la cruda realidad que deben afrontar. No es una película perfecta, genera expectativas que al menos en mí caso, no se cumplieron inicialmente, pero aún así, al igual que ocurre con muchas manifestaciones artísticas y humanas, va creciendo con el tiempo, con la reflexión. Y cuando esto ocurre no hay más remedio que dejarse llevar por la corriente, olvidar aquellos pasajes inconsistentes y descubrir la profunda desolación y belleza de este desconcertante filme. Mi nombre es Nelson, muchas gracias por haber leído mi crítica.
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57 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Arribismo clasicista
Nunca me ha gustado en exceso el cine de Gus Van Sant, y esta pese a ser en mi modesta opinión una de sus películas más interesante y logradas tiene como casi todas ese aire farragoso, inconcreto y underground que impide que su loables intenciones se traduzcan en realidades tangibles.
Su retrato de personajes y situaciones se apoya en el arquetipo de los actores que los interpretan y la realización esta mucho más pendiente de la forma que de el fondo con lo que unas sensación de frustración se apodera del espectador ante esa mezcla de poesía psicoanalítica, reivindicación filogay, mixtura de grandes temasy provocación que solo es capaz de funcionar a medio gas.
Pese a todo esta es una cinta recomendable, con algunos aciertos innegables, una reivindicación desde el lado oscuro de personajes outsiders y un sentido nihilista de la existencia que sin duda conforman lo mejor del conjunto.
Sin embargo cuando los ecos shakesperianos invaden la pantalla todo lo anterior se derrumba, y no logra alcanzar el vuelo quedándose en tierra de nadie y demostrando que el maridaje entre las dos líneas maestras de la obra no encaja. Una pena por que sobre el papel la propuesta resultaba fascinante. Aunque bueno siempre nos quedará ese espléndido personaje de River Phoenix como chapero narcoléptico y la vena exhibicionista y arribista de Keanu Reeves, algo a lo que el director si que le saca un muy buen partido.
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46 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
La distante intimidad de Van Sant
Entiendo que sea una película de culto, repleta de adoración por parte de la crítica mundial y objeto de fascinación de sus feligreses. Sin embargo, lo siento. No me gusta ‘Mi Idaho privado’.

El chico narcoléptico, atormentando por un pasado lleno de azotes, rabia y frustración, no tenía más remedio que entrar en la bolsa de la marginación social. El guaperas ricachón, en cambio, lo hizo por gusto. De un modo u otro, la unión y posterior contraposición entre los dos protagonistas, unos acertados Keanu Reeves y River Phoenix, me parece fría, distante. Si hay historia de amor, no la siento por ningún lado.

No capto el sentimentalismo en esta historia, tampoco la reflexión. Van Sant no consigue despertar mi empatía hacia esos muchachos, náufragos del sistema que viven al margen de la sociedad. El poderío visual nadie se lo cuestionará, pese a que esté puesto al servicio de la nada. O el bueno de Gus se ha pasado de rosca, o yo soy demasiado sencillo y simple para este tipo de propuestas. En cualquier caso, fallida.
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50 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Película de culto con narcolepsia asegurada.
Lo malo de las películas de culto es que la inmensa mayoría son un puto coñazo. En resumen, ésta es la historia de dos chaperos de distinta procedencia, "Chapero rico, chapero pobre". El chapero rico (Keaunu Reeves) es superpijo que te cagas. El chapero pobre (River Phoenix) es un tirado, y encima narcoléptico, esto es, que se duerme en todas partes. Os cuento la peli:

Los chaperos van a hacerle un apaño a una señora... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos se juntan con otros chaperos en un bar... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos se van de viaje en una moto... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos se pelean con otros chaperos... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos visitan a un tío en una caravana... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos se juran amistad eterna... y el narcoléptico se duerme.

Los chaperos se pillan una cogorza... y el narcoléptico se duerme.

A todo esto hay un tío gordo y bastante asqueroso chillando todo el rato. Quién es. Por qué chilla. Cómo se puede ir tan guarro por la vida. Ah, ni idea. Pero es un personaje fundamental para lo que quiere Gus Van Sant, que es hacer una auténtica y genuina película de culto y ascender a los cielos de los directores de culto. Y ya está, prueba superada! Tenemos peli de culto y narcolepsia asegurada.
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47 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Vidas paralelas
Crítica completa en: sistemadevalores.blogspot.com

"Mi Idaho Privado" tiene muchas virtudes, y muy buenas: una fotografía inolvidable, una historia bellísima, una dirección magistral... Sin embargo, hay alguien que destaca sobre todo lo demás, y ese es River Phoenix. Phoenix se mete literalmente en el papel de un joven desgraciado, huérfano y pobre pero, sobre todo, sensible. Un chico enamorado de su amigo; un joven que se gana la vida prostituyéndose; un chaval que busca desesperadamente a su madre; un niño... El personaje que interpreta River Phoenix es simplemente eso, un joven desorientado y falto de amor, un ser frágil en busca de afecto, un niño que no ha crecido, detenido en el tiempo esperando la vuelta de su madre. Y ese es el encanto de este film, cuyas virtudes quedan ensombrecidas por un personaje que traspasa la ficción. Sí, la historia es muy bonita, pero nada sería sin River Phoenix. Nada...

En realidad, la película tiene vida propia más allá de las individualidades. Sin embargo, sólo me queda en el pensamiento y en el corazón esa interpretación, la genialidad de alguien inolvidable cuya vida y obra van más allá de los cánones de una industria superficial, patética. Escenas como aquella en la que Phoenix muestra sus sentimientos y su amor, que nunca se verá correspondido, sólo pueden ser propias de una obra maestra y de un actor que nunca morirá. River Phoenix realiza posiblemente en esta película el papel de su vida, de su corta vida. Sin embargo, jamás fue correspondido ni admirado como un mito al igual que los malogrados Heath Ledger o James Dean. ¿Por qué? Simplemente, quizás nadie encajó que aquel prometedor actor llevara una existencia tan poco "adecuada". Sólo Hollywood lo sabe...

Sólo veo en River Phoenix a un grandísimo actor que, desgraciadamente, nos dejó muy pronto. Mentira... No es sólo eso lo que veo. También veo a un joven desorientado, falto de amor, frágil, sensible, un niño... ¿Es él en el fondo el protagonista de la historia y no su personaje? No lo sé, pero si no es así sólo puedo rendir pleitesía a uno de los mejores actores que he visto nunca. Su personaje acaba su búsqueda como la empezó, en una carretera "que da la vuelta al mundo" y, como única compañía, sus recuerdos. Su historia es realmente triste, pero afortunadamente no sabemos más de él. Desgraciadamente, de River Phoenix sí que sabemos. ¿Es la misma historia? Posiblemente, aunque espero que ese joven haya encontrado su camino. El actor murió, pero no su personaje. Aunque no sea real, siempre nos confortará imaginarnos otro final para él. No puedo aceptar que un ser así, tan maravilloso y sensible, se vaya, así que en lo más hondo de mi corazón espero que haya encontrado a alguien que realmente le merezca. Pensaréis que esto es sólo cine, no más, que nada de esto ha existido y que es sólo un producto de la imaginación. Ya, realmente es así, pero ¿qué sería de la vida sin sueños? ¿No es esa la magia del cine?
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22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Mi decepción privada
Me apasionan las road movie, esas películas en las que los personajes hacen un viaje (no sólo físico, sino también espiritual) tratando de encontrarse a sí mismos, y terminan aprendiendo algo de la vida, gracias a las experiencias que han vivido durante ese camino y a la persona con la que han viajado. Cuando me senté a ver “Mi Idaho Privado” (considerada por muchos una película de culto) esperaba ver algo así, o por lo menos, en esa línea. Pero por desgracia el film va por otros caminos bastante más difusos y menos interesantes, y de road movie tampoco es que tenga mucho.
Uno de los problemas del film es el como se desvía de la trama principal -la relación entre los dos chicos y la búsqueda de la madre de uno de ellos-, con una narración lenta y torpe, que hace que muchos ratos te preguntes qué es lo que te están contando, con tanto personaje que sobra y tanta situación que no viene al caso. Otro, es la falta de emoción (parece que Gus Van Sant tiene pánico a hacer algo sentimental), que hace que la película a veces resulte fría… Cuando de repente vi la escena de la hoguera, pensé: “¡Por fin!, esto es lo que quería ver” pero después de ese momento, el film volvió a su extraño planteamiento.
Ojo, el mensaje del film no me ha disgustado. Viene a decir (según mi punto de vista) que el camino de la vida es largo y que por desgracia, tenemos que hacerlo solos, pues, precisamente, la gente que más queremos, puede abandonarnos y defraudarnos. Pero nos lo podían haber contado de una manera más cercana y más cálida, y creo que hubiese sido más interesante acabar con un mensaje positivo acerca de la amistad.
Van Sant tiene todos los ingredientes para hacer un peliculón: dos protagonistas atractivos y con química, paisajes bonitos, un montón de temas interesantes a los que podía haber dado mucho más juego: la narcolepsia, la prostitución masculina, la búsqueda de la madre de Mike (Phoenix), la relación entre Scott y Mike…
Sin embargo los desaprovecha completamente, haciendo que la película sea bastante más interesante por su valor histórico (ya que recoge una de las últimas actuaciones del malogrado Phoenix, se atrevió a tratar temas todavía tabú para su época, y a pesar de todo, muchos lo consideran un título clave en el cine de los 90) que por su contenido.
Aprueba porque la idea me parece fabulosa (aunque haya fallado en la práctica), porque tiene algunos momentos buenos (la escena de la hoguera, el testimonio de los chaperos, los planos de esa carretera sin fin…) y sobretodo porque me gusta la pareja protagonista (en especial ese carismático y guapísimo River Phoenix, quién logra una interpretación estupenda, llena de verdad).

6/10
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21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Perdonen que no la haya disfrutado tanto
Durante años he oído muchas cosas de Mi Idaho privado: clásico moderno, conmovedora historia gay, toque muy personal de Van Sant, epitafio de un carismático River Phoenix, etc. En fin, parecían muchos los atractivos de este título, pero hasta ahora no había tenido oportunidad de verla. En fin, por mi nota se puede deducir que o bien la película de Van Sant no ha colmado mis expectativas, o bien el espectador no ha estado a la altura de lo que veía. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Lo poco que puedo decir es que sí que hubo escenas y fragmentos de gran originalidad en Mi Idaho privado, que disfruté plenamente, pero la historia y los personajes en general no me atrajeron en ningún momento y nunca llegué a conectar en lo más mínimo con el mundo que traza nuestro director. Nunca llegué a implicarme en la trama ni encontré valor a lo que se me estaba contando (salvó algún momento esporádico). Todo me parecía caótico, inane y aburrido. El ejercicio de estilo, en este caso, no me parecía suficiente y terminé dando cabezadas en el sofá. Es una lástima, porque me hubiera gustado poder hablar bien de esta película, pero, si soy sincero, no va a quedar nada de ella en mi recuerdo.
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15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Rumbo a ninguna parte
Nubes bañadas por atardeceres se trasladan sin rumbo.
Carreteras infinitas son custodiadas por ellas.
Dos mundos paralelos.
Y dos personajes que abanderan cada uno de estos.
Los desvanecimientos de Mike (River Phoenix) son la clave que une las piezas de un puzle desparramado.
Scott (Keanu Rives) salta de un mundo a otro con ligereza, con soltura, sin mirar atrás.
Ambos dos, conviven con la amistad, la traición, el amor, la locura que provoca la juventud y la que envuelve a los marginados. Se rodean de ladrones y del deseo.
Los dos venden sus cuerpos, pero por distintos motivos.
Mike, se aferra al pasado, le duele, pero lo persigue, como un pez remontando el río. Desesperado busca alcanzar el final de esa carretera, aunque es el principio. Pero su sueño le pierde, lo transporta en la dirección de la veleta. Él despierta y sigue caminando, con naturalidad, como si nada.
Nada tiene sentido, pero Mike cada vez ve todo más claro. A pesar de que son demasiados los silencios que martillean su mente, que separan las piezas.
Scott, camina sin prejuicios, ni ética alguna. Juega a dejarse amar y a poseer, bajo el velo de la seducción. Acompaña a Mike en su búsqueda, o eso creen todos. En realidad, ejecuta un plan. Arrastra a todo aquel que envenena. Veneno extraído del odio que siente hacia su padre. Este se lo demuestra cambiando de mundo. Bailando, riendo y follando con degenerados, con aquellos que, sino fuera por este motivo que lo ciega, ni se dignaría a mirar. Lo hace como si hubiera nacido para ello, está hecho el traje a su medida. Hasta la muerte. Después, simplemente tiene que cambiar de acera.
Hasta entonces remontan juntos el río, como peces que se acompañan, contracorriente y sin miedo al presente.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Título de novela buena, pero película malilla.
Sin sentir mucho interés por el mundillo LGTBI, uno pues, entiende que los tiempos cambian y la gente evoluciona según los intereses y trata de entender que sea como normal estas cosas, por lo menos para no quedar muy mal y todo eso como si tuviera mentalidad pre-franquistas.

No quiero ser aguafiestas, pero el film es un coñazo. Me cae bien Udo Kier y dicen que Reeves es de buen tipo un 10, pero no puedo decir que esta película tremendamente sobrevalorada y con título muy bonito y literario sea buena. Es un film con escenas llenas de poses sexuales en ocasiones diversas, con actuaciones correctas y con mucha homosexualidad presente. Eso último no está mal, hay que tranquilizar conceptos, normalizarlos, pero queda en algunos momentos demasiado insoportable. Como cuando Kier se lo monta con River y Reeves para pagarles la cena a las que los invita. Su determinación final es triste, es la muestra de la poca validez humana que cuando subes de nivel rechazas a aquellos que te daban antes cobijo y eran tus amigos. Me he aburrido durante su metraje, me es igual que Sant sea amado por tanta gente.

La peli es un tostón y me aburre tanto rollo LGTBI. Tenía que verla, nada más. Pero no repetiré ni harto de vino.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
De un romance sin apenas romance
Viendo una película nunca hábeis tenido la sensación de "esta película está bien pero no me dice nada"? A mí me pasó viendo Mi Idaho privado. Creo que la película tiene buenas cualidades pero sin embargo no me llegó ni conecté.

Viendo esta película creo que Brokeback Mountain hubiese sido una película muy distinta si finalmente la hubiese dirigido Van Sant. Tiene una manera de plantear las relaciones personales muy frío, como que le asusta ser demasiado sentimental. Viendo el planteamiento creo la película podría haber sido más trágica o más turbia, pero lo dicho, no profundiza en el sentimiento romántico y su narración es algo dispersa, le gusta mucho poner escenas que no lleguen necesariamente a alguna parte. Se supone Mi Idaho privado narra una historia de amor, que a mí me transmitió lo mismo que un documental sobre hipopótamos: nada. Exceptuando la "romántica" escena de la hoguera y el momento en el que Mike despierta en los brazos de Scott, no se ve en ningún momento dónde pueden nacer esos sentimientos que guarda Mike. La composición de los personajes (exceptuando el de Mike) no es tópica pero entra en sintonía con la historia y por lo tanto tampoco tienen calado alguno.

La película resulta interesante por ver lo bien que actúa River Phoenix, lo bien que le salen los ataques de narcolepsia (nada que ver con los del argentino en Mouline Rouge, por ejemplo), lo bien que sabe estar ante la cámara y lo bien que proyecta ese aire de joven absolutamente descastado que sabe transmitir cuando la cámara le enfoca la cara, o sea, siempre. Técnicamente está bien filmada y tiene un par de detalles bastante ocurrentes como lo de poner imágenes congeladas en las escenas de sexo, o los chicos de las portadas de las revistas porno-gay que se animan y comienzan a hablar entre ellos o las bellas vistas de los paisajes por dónde pasan los protagonistas, desde el árido páramo de Idaho hasta el amanecer en Roma.

Me ha gustado menos que Elephant o El indomable Will Hunting, y le pondré la misma nota que a Drugstore cowboy, pero opino que es superior a éstas, pero a mí no me ha entusiasmado en exceso.

Un 6.
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18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
"San" Sant
Hasta hoy, he de reconocer mi absoluta predilección -por el dominio del lenguaje cinematográfico, su pulso, su original puesta en escena...- hacia "Requiem por un sueño", de Darren Aronovsky. Pero este hombre, Gus, es un máquina. Capaz de lo mejor (baste este ejemplo) y de lo peor ("Psycho"), de lo correcto y comercial ("El indomable Will Hunting", "Descubriendo a Forrester"...) o de lo incorregible y difícil de diregir ("Elephant")... pero siempre, cono un sello personal fuera de toda duda.
A pesar de las indolencias de un guión poco ortodoxo y de unos actos deslavazados dentro de la coherencia rítmica, "Mi Idaho privado" es especial, sorprendente y única en muchos sentidos... joven a pesar de los años, crueles en lo cinematográfico en multitud de ocasiones, que han pasado por ella. Y encima Reeves está espléndido (¡qué penita que "El pequeño Buda" no siguiera por estos derroteros tan crudos y cayera en las redes del cine comercial como en los brazos de Cupido!)

Como los personajes del film (magníficamente simbiotizados con las dos escenas de salmones de la cinta), Van Sant nada contracorriente.
Como las nubes que, raudas y constantes, se comen el tiempo y el descanso de los protagonistas, Van Sant alimenta el séptimo arte, a veces de manera sublime, como en esta "Mi Idaho privado".
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Sencillamente excelente
Claramente es una película Gus Vant Sant.

Con diálogos bien construidos y una estética acertada, tan lúgubre como la vida de los personajes.

Una road movie en letras mayúsculas, Un viaje en el interior de los pesonajes sobre todo en el de Mike (River Phoenix) que con sus sueños repentinos, debido a su narcolepsia, nos adentra en su pasado más incierto.

Una película imprescindible para cualquier cinéfilo

Jose Eduardo Marrero de Armas
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
The Independent Journey
Gus Van Sant es un director que intercala con pasmosa facilidad el cine típicamente comercial ("El indomable Will Hunting", "Psycho") con otro más afín a sus intereses y que bordea márgenes más independientes ("Drugstore Cowboy", "Elephant", "Last Days"). Podría considerarse un director ecléctico, aunque no siempre convezca con sus propuestas. En este caso consigue una obra triste, profunda, existencialista, conmovedora, humana, en ocasiones críptica... River Phoenix lleva el peso de toda la película, su jovencito inadaptado, solitario y narcoléptico pasará a la posteridad. Destacar los apuntes metafóricos (los salmones saltando a contracorriente), la escena de la caravana y ojo a la presencia de Udo Kier (con escena hilarante incluída). De lo mejor de su director, bien atinada y menos pretenciosa que en otras ocasiones. Van Sant vuelve a la temática gay con la prometedora "Milk", sobre el asesinato de un concejal por parte de su rival político en el San Francisco de los 70.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Título vital para River Phoenix y Keanu Reeves.
Especie de revisión actualizada de "Cowboy de medianoche" de Schlesinger, mediante la cual su joven pareja protagonista (Phoenix y Reeves), a parte de recibir excelentes críticas, alcanzan la fama mundial (pese a no ser el debut cinematográfico de ninguno de ellos). La película viene firmada por el arriesgado director independiente por aquella época Gus Van Sant, y resulta un buen reflejo de los bajos estratos sociales de las grandes ciudades americanas (en este caso Portland) y sus precarios medios de subsistencia.
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Cuando yo me prostituyo son dos mil quinientos y subiendo
Me uno a las opiniones de los que encuentran esta película carente de interés. Imagino que en su momento sería todo un acontecimiento transgresor pero a día de hoy no dice absolutamente nada: ni su supuesto atrevimiento ni su posible faceta romántica, que de existir se antoja demasiado encriptada por un servidor que no tiene pulsiones románticas de carácter homosexual. Las relaciones entre los personajes están trazadas con pinceladas vagas y hay escenas nada creíbles que se ven hasta ridículas, como por ejemplo es el caso de la secuencia del atraco, cuando los cuatro vestidos de rosa, contando con algún arma de fuego, se van corriendo y renuncian a pelear por la propia caja con dinero (esa es otra, un grupo de cuatro rockeros que no tienen ni media hostia se pasean de noche por una explanada con toda la recaudación borrachos como cubas, ni el más tonto del mundo haría eso) que habían robado debido al ataque de dos oponentes (que resultarían ser los protagonistas) armados únicamente con porras, y luego en la que el gordo exagera contando que eran más los que le dejaron sin botín: dicha exageración está remarcada hasta el paroxismo. Tampoco me ha gustado que no se ahonde más en las razones que les empujan a los protagonistas a vivir así: se pueden llegar a sacar bastante más por un servicio que una persona normal en un día de trabajo, sin embargo duermen en tejados de edificios. Se tiene que sobreentender que están muy perdidos y quieren seguir llevando ese estilo de vida porque no conocen otro aunque tengan dinero, el cual seguramente emplean para paliar sus adicciones. No obstante nada de lo anterior nos es concretado.

Para terminar volveré a lo que planteé en el comienzo: como no se nos ofrece un acercamiento psicológico interesante a ningún personaje (el devenir de los acontecimientos da la impresión de ser caprichoso y aleatorio siendo en todo momento el relato bastante insustancial), te importa un carajo lo que le pueda pasar a cada uno de ellos por lo que te aburres muchísimo y si le pongo un tres en vez de un dos es porque en el funeral del padre del personaje de Reaves me gustó escuchar el sermón fúnebre, que me recordó la manera de la que hay que vivir la vida, esto es hacer la mayor cantidad de obras buenas posible y tratar de no joder a nadie.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
No me ha gustado nada
Me ha resultado demasiado rara la película. Supongo que algunos lo valorarán como algo original pero la verdad, no me ha gustado.
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13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
I could love someone even if I wasn't paid for it
Reconozco que aún estoy en proceso de asimilación con respecto a ese extraño director que es Gus Van Sant. Me inicié con “Elephant”, a la que personalmente no le supe ver la calidad que otros le encuentran (pero bah, ya la revisaré para redimirme). Resignado al peculiar estilo que reconocí en aquélla probé de nuevo con “Milk”, que me gustó mucho más, pero cambiaron de nuevo las tornas ya que no vi en ésta el pedigrí autoral de la primera, sino un producto algo más convencional. Desde entonces no me atreví más que a mirar con desconfianza su desconcertante filmografía hasta que, finalmente, llegó el momento de enfrentarme a esta “My Own Private Idaho”.

Aquí vuelvo a descubrir a un realizador personal, con sello. Indiscutiblemente indie, pero digerible. Me gusta. Su forma de hacer cine, con recursos narrativos y visuales tan propios (destacables las escenas de sexo), no sólo ya no me molesta sino que me convence. Pero sobre todo me convence esa historia de marginados callejeros y nómadas rebeldes, y me conquista ese chucho abandonado tan falto de cariño al que da vida River Phoenix, que además me regala, al calor de una hoguera, la declaración de amor más conmovedora y desconsolada que he visto en mucho tiempo.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Dos amigos
Mi Idaho privado, quizás la película más conocida sobre prostitución masculina después de la célebre Cowboy de medianoche, es una prueba de fuego para el espectador acostumbrado al cine comercial.
Esto sucede principalmente porque no es comercial. En absoluto. Es cine indie puro (¡su director es Gus Van Sant! Para qué decir más) de ritmo lento, frases paladeadas como si fueran las últimas que el mundo fuera a escuchar, ensoñaciones varias, muchos momentos de silencio y una trama que avanza con pesadez y en la que lo que verdaderamente importa es el desarrollo de los personajes y no tanto lo que les pase o les deje de pasar. Como tal funciona a medias. No es execrable, se deja ver, pero tampoco entusiasma, apasiona o dice nada especialmente interesante sobre la juventud o la amistad entre dos hombres dedicados a la prostitución y con una relación de marcado carácter homoerótico pese a no compartir ni siquiera un beso en toda la película.
Por suerte, esos dos hombres están interpretados por Keanu Reeves y River Phoenix, quienes tienen una química estupenda entre ellos. Reeves, un actor que ha ido de más a menos en su carrera y que acumula sus mejores trabajos en los 80-90, refleja a la perfección la dualidad de su personaje, a caballo entre el mundo acomodado de su familia y el atractivo de la vida rebelde que lleva con sus amigos. Phoenix, por su parte, pasea una vez más esa mirada abrasiva que tenía, ese carisma y esa capacidad innata para hacer creíble y cercano cualquier tipo de personaje. Qué pena que nos dejara tan joven. La de personajes increíbles que dejó de regalarnos.

Lo mejor: Keanu Reeves y sobre todo River Phoenix.
Lo peor: Es bastante lenta y plomiza.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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