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46 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
3
El soberbio cacareo coralino del gallo
Íbamos bien. Hasta casi la mitad la historia, tenía interés, los personajes eran buenos, había bellas palabras y estupendos contrastes, lo apolíneo y lo dionisíaco se batían en duelo, Thomas Wolfe nos tenía cogidos del cuello, nos arrastraba con su fuerza huracanada y su yo torrencial. Estábamos gozando moderadamente, si cabe tal contradicción timorata y aberrante.
Difícil me sería delimitar el momento preciso en el que se jodió el invento. Me gustaría echarle todas las culpas a la petarda de la Kidman (hubo un tiempo en que fue, y a veces todavía es o puede ser, más maja), a su personaje insufrible y lastimoso, grotesca representación de imposible asunción. Pero tampoco, ella es solo la chispa que enciende el pandemónium resultante, ese engendro repleto de sermones a contrapelo, lloreras sin cuento, dramones a flor de piel y grandes luminarias de las letras convertidas en fantoches lamentables (Fitzgerald y Hemingway a cada cual más reducido a un arquetipo simple, facilón y penoso), como títeres descabezados.
Diría, centrándome un poco más, que la cosa se tuerce cuando se pasa de la literatura a la histeria, o de los libros al psicodrama familiar, o del proceso de creación a la amistad más grande que el mundo; del arte a la homilía. Lo que apuntaba a recreación feliz de una relación fructífera y conflictiva se nos viene encima como fórmula narrativa esquemática y simplona con un contenido moral digno de una catequesis. Pero no nos adelantemos demasiado todavía, antes deberíamos desmenuzar algunas cuestiones un tanto más simpáticas. Por ejemplo:
- La escritura a cuatro manos. El escritor crea el boceto y posteriormente lo poda y desbroza en compañía del editor que es a su vez el que dirige la orquesta formada por estos dos individuos tan extraños y dispares.
- El yo del autor como un monstruoso animal que arrasa con todo, ahíto de egoísmo y desmadre.
- El peligro, o el acierto, según se mire, de convertir la escritura en un inmenso y feliz juego en el que las palabras solo remitan a sí mismas y no cuenten nada, millones de sílabas danzando en torno a una música enloquecida, autorreferencial y delirante.
- La bohemia frente al orden. El quizás necesario cierto desequilibrio del autor debe ser constreñido, domeñado o compensado en alguna medida para que su obra no sea completamente ilegible, nada más que puro desahogo narcisista e incomunicable.
Y ahora veamos también sus numerosos defectos:
- La innecesaria utilización de los elementos familiares como adornos engorrosos que trivializan, enfangan y atontan la narración. Tal y como están planteados, no aportan nada. Nicole es un estrambote. Laura apenas son tres o cuatro miradas. O las explicas bien o no las pones. No vale con recurrir al tópico de la queja y la muy cansina y socorrida letanía de siempre me dejas sola por tu trabajo, querido maridito o amante mío al que tanto quiero y deseo y que poco me lo agradece el puñetero con lo que yo lo valgo y le doy, ay, ay, ay.
- La correción política y la moralina apolillada. La película no se abre en torno a preguntas y ambigüedades, al contrario, se cierra y empequeñece cuando se dedica a impostar lecciones morales y soflamas clericales.
- Se tiende a la caricatura de museo de cera, al exceso, el meneo, el mareo y el memuero, no me lo creo, a la brocha gorda y la poca sutileza.
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26 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
NI SIQUIERA ROZA LA ESENCIA DE UNA BUENA NARRACIÓN.
Demasiada floritura verbal, complejidad narrativa en diálogos que superan a un espectador ávido de algo con mayor sustancia, la necesidad de esa interiorización de las personalidades de las que aquí se hablan, y de las cuales lo desconocemos casi todo.

El Editor de Libros, carece de alma, o la que muestra no llega. Es un relato vacío, sin compromiso, desnortado, confuso y con evidente falta de profundidad dramática. La he valorado con un cuatro por el intento de acercarnos a un biopic que de haberse resuelto de otra manera, hubiese podido integrarnos de verdad en ella.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El editor que cambió la literatura americana
El Editor de Libros se basa en el libro de 1978, Max Perkins: Editor de Genius por A. Scott Berg, y cuenta la historia de la simbiótica relación entre el editor Max Perkins (Colin Firth) y el excéntrico novelista Thomas Wolfe (Jude Law). Se puede afirmar con total rotundidad que Perkins (1884-1947) cambió la literatura americana más que cualquier otro editor y fue un héroe desconocido durante décadas que se preocupó por sus escritores más allá de la fama y del dinero. Trabajando en Nueva York para Scribners, fue el responsable de descubrir y dar forma la obra de genios literarios de la envergadura de F. Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, y en 1929 cuando conoció en su despacho a un Wolfe desilusionado e incrédulo tras haber sido rechazado en todas las editoriales visitadas, y después de leer sus extensos manuscritos, pensó que había encontrado a un nuevo talento al que pulir.

El tema principal de la película consiste en cómo, con la ayuda de Perkins, Wolfe fue capaz de reducir sus novelas de miles de páginas a una longitud razonable, convirtiéndose así en poco tiempo en un afamado y reconocido novelista. El proceso de cómo esto sucedió proporciona las escenas más entretenidas y originales de la película sobre todo en las que Perkins está agobiando a Wolfe para cortar y simplificar sus recargadas novelas de efectos literarios y en la tensa lucha que mantienen para crear un libro legible y comercial que no sea excesivamente largo y así reducir costes, ni demasiado descriptivo para hacer más amena la lectura, de esta manera lo que comienza como un hermoso párrafo elaboradamente escrito se reduce finalmente a unas pocas frases.

Sin embargo, el resto del relato da una sensación de déjà vu, de haberlo visto antes en otros muchos biopics, con personajes demasiado estereotipados donde el protagonista es una estrella en pleno ascenso, demasiado egocéntrico que termina dando de lado a todas las personas que le ayudaron en sus inicios.

Es bastante irónico que cerca de la conclusión de la película, aparece una visita de Wolfe convertido en una estrella y figura mediática de su época (Hasta el punto que Sinclair Lewis le citó en su discurso al recibir el Premio Nobel) a un casi olvidado F. Scott Fitzgerald en su casa de Hollywood al cuidado de su enferma mujer Zelda, y sin embargo, hoy en día Fitzgerald es considerado como uno de los autores americanos más importantes por no decir el mejor de la primera mitad del siglo veinte, a pesar de que William Faulkner, tras la muerte de Wolfe dijo que se había ido el mejor escritor de su generación.

Lo más destacado de la película es su magnífico reparto repleto de actores consagrados. Colin Firth interpreta de forma muy contenida a Maxwell Perkins, un individuo reservado y discreto cuya vida está completamente dedicada a la edición de libros. Jude Law en el papel del arrogante y talentoso escritor sureño Thomas Wolfe con una interpretación excesivamente histriónica. Guy Pearce aparece en algunas escenas como F. Scott Fitzgerald en sus años de decadencia, y Dominic West con una breve aparición en la que apenas se puede valorar sus registros como Ernest Hemingway. En cuanto a los papeles femeninos, no son muy bien tratados en este film, Laura Linney tiene el ingrato papel de ser la esposa de Perkins con la que tiene cinco hijas, sufriendo largo tiempo por la devoción de su marido a trabajar en los libros de Tom en detrimento de su familia, mientras que Nicole Kidman interpreta a una desequilibrada diseñadora, Aline Bernstein, una mujer casada que mantiene una tóxica relación sentimental con Wolfe, y extrañamente celosa por todo el tiempo que pasa su amante con Maxwell.

Todas mis críticas en:
http://timejust.es/author/barriodelensanchegmail-com/
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20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
¡Despide a tu editor!
O0O0O0


Una buena película sin faltas de ortografía pero de un sólo párrafo. No hay frase que exprese mejor lo que este film produce a cualquier cinéfilo amante de la literatura.

El torrente de emociones y el fluir de expresividad de los actores va acrecentándose de manera caótica con el trascurrir de la historia, lo que debería sentirse como un placentero viaje a través del río, acaba por convertirse en el sin sentido de unos rápidos surrealistas, donde el agua va a contracorriente.
La puesta en escena de Jude Law puede parecer sobreactuada pero lo cierto es que, si la obra dejara tiempo a la reflexión, de manera más natural y los momentos sentimentales no fueran tan explosivos, su actuación sería justificada. De igual modo sucede con el resto de actores, sus actuaciones aunque no sobresalientes, encajarían correctamente con la expresividad de Jude Law, siempre y cuando la historia fuera contada de manera sutil.
La dirección no hace mas que incrementar el abrumador efecto de no poder discernir entre el mundo interno de los personajes, los diálogos y sus emociones.

Cual texto exento de signos de puntuación. Si la película fuera un libro, mi único consejo al escritor sería ¡Despide a tu editor!



SSSSSS¡¡
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14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Pasión por las letras pero no por el cine.
El cine que repasa la vida de personalidades del mundo del arte suele tener un acabado impecable y una ambientación certera, y en su mayoría resultan productos ordinarios incapaces de trasgredir sus formas para conocer las genialidades de sus personajes, tal es el caso de la ópera prima de Michael Gandage.

La película narra la historia del editor de libros Max Perkins (Colin Firth), editor responsable de los hoy textos clásicos de escritores como Ernest Hemingway (Dominic West), Francis Scott Fitzgerald (Guy Pearce) y de Thomas Wolfe (Jude Law), obsesivo y brillante capaz de detectar el talento de los escritores como pocos.

El eje de la película se centra en la relación de Perkins con el también obsesivo Wolfe, la relación de éste con su esposa (Nicole Kidman) y la manera en que trabajaban juntos para condensar los kilométricos textos de Wolfe y volverlos un éxito de ventas.

Como ya se mencionaba, la ambientación de la época y sus detalles en que se sucedían los hechos están muy logrados, destacándose el trabajo en el diseño visual y algunas correctas actuaciones, no así el contexto social de la época (La Gran Depresión), el cual apenas se menciona)

Pero el relato no consigue ahondar en la vida y motivaciones de los personajes principales, de los que apenas se esbozan ciertas características, donde Law compone a un Wolfe poco carismático, e incluso se toma un tiempo también totalmente desaprovechado para mostrar algo de Fitzgerald y Hemingway que no suma al resultado final de la película.

Así el exceso de corrección narrativa y un guión más enfocado en explotar sentimentalismos y lugares comunes dan como resultado un filme ordinario, olvidable y carente de pasión.


http://tantocine.com/pasion-por-las-letras-de-michael-grandage/
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un seis raspado...
Todo es correcto, nada es notable. No es poca cosa hoy en día, pero podían haber sacado más fruto de la historia y de la pareja protagonista. Buenas interpretaciones de un reparto muy bueno, pero todos en papeles que realizan en su "zona de seguridad"; me quedo con el Scott Fitzgerald de Guy Pearce, corto en extensión pero lleno de matices y sensibilidad. Quizá el excesivo Wolfe cope de egoísmo e individualidad la película y la haga un pelín fría, muy británica.
En fin, este Genius de Grandage es aceptable pero podría habernos enamorado, porque las historias de los personajes que aparecen son extraordinarios en un momento de la Historia del s.XX apasionante.
PD. Otro punto a su favor es su no excesivo metraje.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Del arte de editar genialidades
Cada vez me decanto más hacia las películas devaluadas por los progrecríticos cuando éstos basan su nota en que se trata de un cine ‘antiguo’ o ‘convencional’, porque la experiencia me está llevando al convencimiento de que sus calificativos significan para ellos que el director les ha hecho pensar más que esporádicamente y, por si poco faltara, les ha cargado de deberes para su vuelta a casa. Ah, y dejándoles prácticamente en ayunas de efectos especiales, trepidante acción o informática!

Estupenda película, pues, muy bien realizada -aprovechando los acentos teatrales del director- con una cómplice banda sonora, fantástica fotografía, muy bien montada, encantadoramente ambientada, gran diseño visual, muy armónica en su ritmo y con una fabulosa interpretación de Colin Firth.

Quizás Jude Law sobreactúe un tanto o simplemente sea que el gran escritor Thomas Wolfe era personalmente insoportable, algo, por otra parte, frecuente entre los sobresalientes.

Especialmente recomendada para amantes tanto de la literatura y del mundo editorial como de sus conflicitivas interrelaciones, también en torno a la creatividad y su genialidad a la hora de compatibilizar intereses y criterios con el fin común de lograr el éxito.

Me ha impactado especialmente la apuestas del director por su espléndida, profunda y académica forma de concebir el cine, dando prioridad, en este caso, a que el espectador penetre en el intimismo de un editor enamorado del talento de sus escritores y dispuesto a entregar su vida por conseguir que el lector pueda tener en sus manos el texto que de mejor modo resalte y transmita el ingenio que él descubre.

Cine también didáctico que contribuye a incrementar el interés por la literatura y su proceso de elaboración.

Una magnífica película con las clásica hechuras que tanto añoramos [8 sobre 10]

https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2016/12/10/el-editor-de-libros-genius-2016-de-michael-grandage

EQM
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La importancia del editor en el mundo de la literatura
El novelista se lleva la gloria y el reconocimiento, pero detrás del éxito hay horas de trabajo y mediación entre editor y autor. Y eso es lo que reivindica la película. Para ello elige a uno de los editores más famosos de la historia: Max Pekins, quien fue el hombre detrás de genios como Hemingway, Fitzgerald y sobre todo Wolfe, que es el escritor que ha elegido el biopic para reflejar las relaciones entre editor y escritor.
Si bien Fitzgerald aparece en tres escenas dado vida por el actor Guy Pierce, y Dominic West en otra, dando vida a Hemingway, todo gira en torno al trío que forman un majestuoso Colin Firth como Max Perkins, Guy Pearce como Tom Wolfe, al que se le ve un poco pasado de frenada, o quizá sea que el escritor era realmente así de gilipollas, y la amante despechada de este, a la que da vida Kidman.

Thomas Wolfe, entonces aspirante a escritor, aparece en el vida del editor de Scribner con el original de su primera gran novela: "El ángel que nos mira" tras el éxito de su primera novela, Perkins ayudará a dar forma a su siguiente obra más ambiciosa: "Del tiempo y el río"

Sin decepcionarme del todo, la verdad es que yo esperaba algo más, sobretodo por el potente reparto. La producción está muy bien ambientada, recreando bien el ambiente del periodo de Entreguerras. Aunque me sobran tantos momentos de Perkins leyendo en voz alta fragmentos de las novelas de Wolfe y me faltan más momentos íntimos de su vida con su familia numerosa.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Me gustaría coger al personaje de Jude Law y hacerle comer sus 8000 páginas de novela
Y es que odias a su personaje nada más verlo... pedante, pesado, aburrido... Nunca he leído a Thomas Wolfe, pero gracias a esta película creo poder afirmar que nunca lo leeré, que cosa más cursi, repipi y plasta... Cada renglón sublime que recrean con voces en off o no, es como una patada en el escroto.
Con esto quiero decir, que todo en esta película es grandilocuente, como suele ocurrir en las películas anglosajonas que hablan de cosas literarias. Planea sobre la cursilería y la grandilocuencia, y en el camino se olvida que a este sujeto no lo conoce ya casi nadie, y no lo lee nadie.
Fitzherald o Hemingway, aún tienen cierta resonancia, especialmente el segundo... pero Wolfe... Lo siento mucho pero no tiene ninguna relevancia entre el publico general actual... ¿y haces una peli sobre él? ¡¡¡Pues deja de explotar la grandeza popular que ya no tiene y construye una historia que nos haga verla!!!
Y eso es lo que pasa, no se molestan en que comprendamos, veamos, sintamos una historia, sino que dan imágenes para que nosotros las rellenemos de esa grandeza, que se le supone, pero que en realidad nadie recuerda. El resultado es una historia agujereada y vacía que te deja completamente indiferente.
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Gente de letras, gente de ideas
Un merecido tributo al mundo de las letras y sus destacados protagonistas en la América de la Depresión con tres de sus grandes y reconocidos escritores, promovidos y catapultados desde una editorial dirigida por Max Perkins al que se le rinde homenaje biográfico (un sobrio y convincente trabajo de Colin Firth). Hombre amante de su labor, descubridor de talentos, conocedor del gusto de sus lectores o clientes, ponderado pero con un gran instinto literario e ínfulas de psicología. Una cinta interesante para amantes del cine clásico e inquietudes por la naturaleza humana. Hubo un tiempo en que los lectores se hacían preguntas y buscaban respuestas en la lectura y el conocimiento de nuevas ideas. el film transmite la pasión de unos hombres por su trabajo, la literatura.

Destaca la ambición irrefrenable por escribir del principiante, la pasión por la aventura del triunfador y el miedo al fracaso del escritor en crisis de ideas, a través de las experiencias de tres de sus genios: Tom Wolfe (Jude Law, algo histriónico), Ernst Hemingay (Dominic West) y Scott Fitzgerald (Guy Pierce). El hecho de que no haya tenido repercusión pese a su magistral casting (incluyendo a Nicole Kidman y Laura Linney), buena ambientación, excelente música de jazz, además de un sólido argumento, se debe principalmente a que es una película anacrónica para los tiempos que corren. Como las máquinas de escribir y las mecanógrafas que reproducían los manuscritos originales, en realidad recrea un mundo que ha desaparecido como el estilo estético del cine que lo ilustra.

Todos sabemos cómo es el cine de hoy en día, mucha acción brutal, efectos especiales despampanantes, superhéroes infalibles y explosiones a granel. Historias contadas con urgencia y ritmo franético, montaje sincopado, todo con una estética de videoclip impactante y sobre todo, mucho ruido. Todo lo demás es despreciado generalmente como cine lento, pedante, antiguo, aburrido o decadente, no hay tiempo para pensar, tienes que sentir las vibraciones, la adrenalina y la euforia.

Una nueva era de un incierto futuro se ha consolidado, donde todo es desechable y provisional, vivimos en casas más grandes pero con familias muy pequeñas, más comodidades pero menos tiempo, más oportunidades pero menos sentido común, más conocimientos pero menos juicio, tenemos más medicinas pero menos salud, nos enfadamos rápidamente, reímos muy poco, vemos demasiada televisión, cometemos faltas de ortografía porque no leemos, ocupados con las redes sociales apenas reflexionamos, hemos ampliado nuestras posesiones pero hemos reducido nuestros valores, hablamos demasiado, amamos muy poco y mentimos con demasiada frecuencia, tenemos mucha información pero poca comunicación, viajamos mucho pero nos cuesta saludar al vecino.

Por todo ello voy a recomendar esta historia de amistad, donde se impone el talento a la zafiedad, la tolerancia a la intransigencia, se trata de una película humanista, porque de humanos es errar y de sabios es rectificar. Nunca has que tener miedo a pedir perdón, al contrario de sentirte humillado demuestra tu valor.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Amistad y literatura
Una película elegante. Una difícil y apasionante relación entre un extraordinario editor, descubridor de grandes talentos, Max Perkins y un también extraordinario escritor que necesita que alguien entienda lo que hay en juego en su escritura.
Jud Law nos muestra un excesivo y por momentos insoportable Tom Wolff. No sé si realmente habrá sido asi ese personaje en la vida real, pero que importa, si en su corta vida dió y nos dejó muestras de un gran talento. "El angel que nos mira" es, sin lugar a dudas, una de las obras maestras del siglo XX- Imposible olvidar que cuando a Faulkner le preguntaron quién le parecía que era la mayor figura literaria del siglo el nombró a Tom Wolff y luego él.
Colin Firth muestra su gusto por "le mot just" aunque lo diga en espléndido british. Nicole Kidman en un difícil personaje lo borda nuevamente, igual que Laura Linney, Guy Pearce que nos acerca a un espléndido Scott Fitzgerald y Dominic West en el siempre ampuloso Hemingway está espléndido.
Esta es una película literaria que gustará que amen el talento.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El editor de libros por Cine de Patio
Más que la vida del editor protagonista, esta película nos narra su "movida" y estrecha relación con el escritor Thomas Wolfe, interpretado de forma apasionada por Jude Law junto a un siempre impertérrito Colin Firth.

Completan el reparto Kidman en un papel menor, y otros actores conocidos, todos con alguna que otra escena destacada, pero eclipsados por la química de una pareja principal que es el mayor reclamo de esta película funcional, interesante por lo que cuenta, aunque se pueda hacer pesada en el modo de hacerlo. Una aproximación correcta y agradable a una verídica historia literaria.

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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
LA SOMBRA DEL AUTOR
Debut en la dirección cinematográfica de un prestigioso director de escena británico, con el principal atractivo de su reparto estelar y centrada en la relación que se estableció entre el escritor Thomas Wolfe y Max Perkins, su editor y auténtico valedor, descubridor asimismo de otras figuras esenciales de la literatura norteamericana de comienzos de siglo.

Grandage da rienda suelta sus intérpretes para que le sostengan la función. Algo muy loable, pero para que la cinta llegue a enganchar se requiere de un guión poderoso que no se encuentra en "El editor de libros". La figura del autor atormentado y excéntrico, incapaz de combinar su arte con una vida normal es algo muy manido pero no por ello menos efectivo si la historia acompaña. Hay quizá demasiada disquisición sobre el proceso creativo y poca profundidad en las relaciones más intimas de los personajes con su entorno, como por ejemplo en el tormentoso romance de Wolfe con una mujer que lo ha dejado todo por él (Nicole Kidman) o las dificultades del editor para atender a su vida familiar. Por ahí transitan Scott Fitzgerald o Hemingway, pero sus retratos no pueden alejarse de la imagen tópica de los mismos.
Es de agradecer que una película reivindique la figura de los editores; personajes desconocidos para el gran público pero que han sido esenciales en la historia de la literatura, mucho más de lo que la gente piensa. En ese sentido se trata de un filme peculiar. Pero uno se queda con la sensación que la cosa podría haber dado más de sí. Y si bien Colin Fitrh está como siempre eminente, la histriónica interpretación de Jude Law resulta bastante cargante, quedando la duda de si el personaje en cuestión era así de (perdón) retrasado o se han tomado demasiadas licencias.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El creador de genios
No parece haber despertado demasiado entusiasmo esta opera prima del también actor (esporádico) Michael Grandage. El tema prometía: cómo el editor de Scribner, Max Perkins, convirtió al irreductible Thomas Wolfe en un escritor leído y vendido. Sin dejar de anotar que lanzó también a F. Scott FitzGerald y Ernest Hemingway, entre otros. Se trata de una película intimista, contada en escenas a dos (Perkins con Wolfe, Wolfe con su amante, Perkins con FitzGerald, Perkins con Hemingway, y siempre a vueltas con Wolfe). Lo que narra interesa sobre todo a los letra heridos, en especial a los amantes de estos autores, entre los cuales me cuento. Es la típica pulcra cinta británica que tantos detestan y otros muchos aceptamos con gusto, aun a sabiendas de que no estamos contemplando una obra maestra. Se apoya sobre todo en las interpretaciones: Colin Firth, con el sombrero atornillado a la cabeza todo el rato (por eso tiene tanta importancia el único momento en que se lo quita); Jude Law, que hace tiempo no nos daba alegrías, se entrega y desborda en el papel de Wolfe; Nicole Kidman, hermosa y contenida; Laura Linney, como la sufrida esposa de Perkins, dando una lección de humildad.
Desde luego, no es apta para los amantes de emociones trepidantes; posee su propio ritmo interno y avanza con parsimonia, sin acelerar la velocidad en ningún momento. Tal vez sea pedir demasiado en estos tiempos de usar y tirar, pero a mí, al menos, me deparó una agradable velada.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Una oportunidad perdida para conocer más acerca de los titanes de la literatura de principios del siglo XX
Una cinta biográfica acerca de personajes emblemáticos siempre son bienvenidas, siempre y cuando tengan el tino para plasmar la vida de la celebridad en cuestión. Quizás fue esto lo que motivó al aclamado director de teatro Michael Grandage a basarse en el libro Max Perkins: Editor of Genious del escritor A. Scott Berg para estrenarse en el cine. Así, la película trata acerca de la vida del famoso editor estadounidense que descubrió e impulsó la carrera de escritores como Ernest Hemingway, F. Scott Fitzgerald y Thomas Wolfe. De esta forma, se presenta a un Perkins quien, mientras intenta volver a impulsar la estancada carrera de Scott Fitzgerald después del gran éxito que alcanzó con The Great Gatsby, recibe en su despacho a Thomas Wolfe, un joven escritor cuyo talento es un poco mayor a sus ansias de triunfar. Después del encuentro, editor y escritor iniciarán una entrañable amistad que los llevará a publicar las obras más exitosas de Wolfe. No obstante, el joven no será capaz de lidiar con el éxito, lo que inevitablemente implicará el deterioro de su relación con Perkins. Mientras tanto, el mismísimo Hemingway aparecerá un par de veces para escuchar las tribulaciones del editor, mientras Scott Fitzerald continúa dando tumbos por reencontrarse con la gloria perdida.

Es así como el argumento del filme resulta interesante para aquellos fanáticos de la lectura, sobre todo por las referencias literarias que se realizan en el mismo. Sin embargo, esto no es suficiente para una cinta en la cual los personajes son llevados de forma muy superficial. La relación entre Wolfe y Perkins no se logra plasmar de manera adecuada como aquella entrañable amistad que podría equipararse incluso a una relación padre e hijo. Así, a pesar de que el público ha pasado casi dos horas con ellos, al final termina sin conocer absolutamente nada acerca de los personajes, no se sabe qué los motivaba o en donde radicaba su “genialidad”. De esta forma, la creatividad de los mismos se reduce a su habilidad de lograr disminuir significativamente grandes manuscritos para convertirlos en libros que puedan ser publicados y leídos. Al final uno no sabe si el “genio” a quien se refiere la película es Perkins o el mismo Wolfe. Incluso, el argumento hubiera funcionado mejor si Scott Fizgerald y Hemingway tuvieran mayor protagonismo. No obstante, ambos personajes fueron sacrificados para darle más importancia a Aline Bernstein, sobre quien tampoco se llega a profundizar.

En cuanto a las actuaciones, Colin Firth (The King’s Speech) imprime su estilo característico encarnando a Max Perkins, realizando un trabajo aceptable considerando lo poco que le ayudó el guion. Por otra parte Jude Law (Cold Mountain, Sherlock Holmes) desaprovecha la oportunidad de volver a interpretar un papel protagónico, exagerando al interpretar los vicios y manías de Thomas Wolfe y dejando de lado los caracteres por los cuales fue considerado como un genio de la literatura. Completa el elenco Nicole Kidman (The Hours, Moulin Rouge!”), quien a pesar de sus intentos no logra convencer como la obsesiva y compulsiva Aline Bernstein, una mujer mayor que siente “celos” de la relación entre su novio escritor y el famoso editor.

De esta forma, a pesar de ofrecer valiosas postales del New York de los años treinta e interesantes alusiones literarias, la película es incapaz de trascender. Así, el público no podrá conocer realmente a los personajes de la trama, razón por la cual Genius es sin duda una oportunidad perdida para aquellos que buscaban referencias profundas sobre los titanes de la literatura estadounidense de principios del siglo XX, o bien para despertar el interés por leer y disfrutar sus excelentes novelas.

Más reseñas en https://wraparty.wordpress.com
Twitter @wraparty
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Tostonazo de cartón piedra que se endurece mucho una vez visto
Una gran ocasión perdida, un auténtico fiasco. Podría haber sido peor, sin embargo, pues podría haber sido una película de Trueba.

La obra, focalizada en la figura del excelente escritor sureño Thomas Wolfe (Jude Law) que marcha a Nueva York para encontrar la fortuna literaria de manos de un destacado empleado de la veterana editorial Charles Scribner&Sons, correctamente interpretado por Colin Firth, gira alrededor de la intensa y psicoanalítica relación que se produce entre ambos.

El film no empieza mal pero conforme va transcurriendo el metraje percibimos su carencia de fuerza y sus defectos, en gran medida de guión. La “búsqueda del padre” en el cine norteamericano contemporáneo, ayuno ya de referencias psicoanalíticas medianamente coherentes, suele ser una llamada a la más profunda somnolencia. Otro precio que hay que pagar por la ignorancia mostrenca de quienes no ven en Freud otra cosa que un varón blanco, peligrosamente patriarcal, que fumaba inmensos puros.

Los elementos de ambientación son de cartón piedra, televisivos, como en muchas producciones que se supone tratan de reproducir entornos históricos “recientes” o, más bien, entornos que ya conocemos por documentales o por cine de la misma época y que son mucho más verosímiles que estas grisáceas y afectadas reproducciones. Cuando la mirada fílmica al pasado de una sociedad adquiere cualidades taxidérmicas en cuanto a las apariencias, o absolutamente impostadas en cuanto a los contenidos, algo grave está pasando. Muchas veces, afortunadamente, es pura incompetencia de aquellos que tienen la fortuna de poder “hacer cosas” en la corrosiva atmósfera del “capitalismo de amigos”.

Y hablamos, con relación al momento histórico en que se desarrolla gran parte de la acción, de una Nueva York en el umbral de la Gran Depresión e inmersa en plena era del jazz. Pero ni así: la escena de la visita al club de jazz es patética y grisácea, digna de los deleznables hipster de ahora. Llegados a este punto ya está todo dicho, se impone abandonar la sala y buscar aire fresco en el exterior para no tener que asistir a escenas involuntariamente caricaturescas; como la de la inserción de Hemingway, hablando solemnemente de la “guerra de España” y fotografiándose con el editor junto un pez espada recién cazado.

El trabajo de los actores, especialmente Jude Law y Nicole Kidman, es profesional pero inútil. De Max Perkins, encarnado por Colin Firth, acabamos hasta las narices. El aroma a naftalina teatral, que tanto daño ha hecho en el cine, va volviendo casi irrespirable el visionado.

Vivimos en una época posliteraria, o quizás más bien sea que los aduladores de la cultura a nivel global están consiguiendo lo que buscaban: cargarse una de las raíces básicas de la vida civilizada occidental. Y hasta nueva orden no hay ya otra vida civilizada que esta, lo demás son canibalismos de uno u otro signo (de minarete, distópico científicos, chusmas jesuitizadas, poscomunismos con capitalismos mafiosos, etc…)
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Ni frio ni calor, más bien aburrimiento.
Últimamente antes de escribir alguna crítica, tengo a bien mirar los antecedentes del director de la cinta. En Este caso Michael Grandage. Su primer largometraje y bien podría ser el último, porque material tenía y actores también así que escusas pocas, pero no lo va a ser, porque tiene otra en marcha.
Creo que en su imaginación la historia se desarrollaba bien, a veces pasa, hay más datos y ritmo en la cabeza del autor que en el resultado en el papel. Sucede cuando das por hecho que los demás śaben algo que por lo visto no crees necesario contextualizar o explicar.
Eso o que simplemente que como director no da la talla, que será lo más seguro.

Algunos momentos ligeramente interesantes, generalmente cuando el editor recorta la obra, (decir más con menos) poco más.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Pobre Thomas Wolfe
No voy a leer la obra de Thomas Wolfe. Esta es la conclusión que he sacado de esta película pero dudo que fuera el objetivo. Los autores americanos de esta época son sin duda interesantes pero la película se centra en una única idea, la necesidad de contener la verborrea de algunos autores para que el libro sea comercial. Hay muchas otras ideas que flotan en la película como el bloqueo del escritor, la necesidad de los mecenas, la destrucción que rodea a los artistas obsesionados… Pero ninguna de ellas llega a sobrepasar el tedio de las voces en off, los tachones y la histriónica actuación de Jude Law (que no criticaré porque parece que el Sr Wolfe era más o menos así).
Otro punto importante a destacar es que la película se centra en el editor pero no como una figura tridimensional que es capaz de identificar un buen texto, que sabe tratar a los escritores, que tiene gusto literario y que ayuda a mejorar, a pulir la obra. Simplemente parece un fanático de recortar párrafos para ir al grano. Por lo leído en un par de entrevistas y algunas referencias en internet el tal Perkins era un hombre culto que no sólo tenía olfato sino que también era capaz sacar lo mejor de sus autores.
Respecto de los aspectos formales de la película, es correcta, como siempre se abusa de los escenarios digitales sin necesidad y los actores están muy bien. Todos ellos tienen buenas películas a sus espaldas y se nota que saben transmitir su mensaje. Me desagrada Nicole Kidman, pero creo que es un tema personal o quizá que su expresividad ha sufrido las consecuencias de la cirugía estética.
En resumen, es una película de “personas hablando en habitaciones” pero cuya charla sólo te impulsa a evitar los libros de Wolfe salvo como somnífero. Quizá lea alguno para comprobar si mis prejuicios son justificados.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
El descubridor de los grandes escritores de la literatura moderna estadounidense
Tenía muchas ganas de ver esta película ya que me llamaba la atención su trama y, como se plantea desde el punto de vista de una figura siempre desconocida en el mundo de los artistas.
Y es que en esta película se nos presenta la historia de Max Perkins, uno de los editores más importantes de todo Estados Unidos; que fue el encargado de descubrir a autores como F. Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway y Thomas Wolfe. Y toda la historia gira entorno a este último autor y el editor. Como crearon varias obras de gran nivel y con una complejidad increíble debido a la obsesión del autor por hacer descripciones excesivamente largas. Entre ambos tendrán una relación de gran amistad, y de grandes discusiones en la editorial por mantener la obra intacta y por recortar la historia para que sea vendible entre el público.
Como decía tenía muchas ganas de ver esta película porque me atraía mucho la trama; pero ahora que la he visto tengo que reconocer que me ha defraudado más que entusiasmado.
Creo que la historia me resulta bastante aburrida ya que durante prácticamente todo el metraje únicamente se ven situaciones de reducción de párrafos en capítulos, simplemente para crear un libro lo suficientemente bueno como vendible entre el público.
En mi opinión la historia se pierde en estos entresijos de editorial, y hace que resulte todo un poco repetitivo; sin que evolucione la trama. Únicamente se pasa de un libro a otro variando la historia de la nueva obra; pero no cambiando para nada la esencia de lo que se está desarrollando.
Aun así tengo que decir que cuenta con ciertos momentos puntuales que resultan atrayentes e interesantes, pero los mismos no son suficientes para convencer del todo en general.
Lo que sí convence son las fabulosas interpretaciones de cada uno de los actores. Todos ellos con excepción realizan un trabajo fantástico que se encuentran al nivel de lo que se espera de ellos. Nombres como Colin Firth, Jude Law, Nicole Kidman, Laura Linney, Guy Pearce o Dominic West dan lecciones interpretativas regalando unos personajes llenos de matices.
En fin, "El editor de libros" es una película que decepciona más que entusiasma. Es un film que cuenta con buenas actuaciones, un buen trabajo de ambientación y alguna escena puntual que funciona. Pero todo lo demás resulta bastante decepcionante y no consigue enganchar.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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Hey Jude!
Cuando descubro un biopic no puedo evitar verlo. A priori, ésta parece una buena película; actores de reconocido prestigio y un argumento atractivo: la importancia e influencia de los editores en el mundo de la literatura. Todo queda en las apariencias. Al poco de empezar la película aparece Jude Law y a partir de ahí “apaga y vámonos”. Sobreactuado, histriónico y de una incontinente verborrea hace que mi paciencia roce el límite. Aun así, sigo viendo la película, más por inercia y saber cuál es su final que porque me guste. Después de casi dos horas, me encuentro ante un film aburrido (almenos en mi opinión), con una suerte de secundarios desdibujados y cuyo talento queda desperdiciado a merced de una película que va decayendo en interés a lo largo del metraje.
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