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4 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
La Wells Fargo te envió a Diablo
La corrupción se ha instalado en el pueblo y el nuevo sheriff lo tiene difícil para combatirla. Audie Murphy es al papel lo que a su físico, un joven demasiado tierno para tanto buitre. Y el primero es Dan Duryea, frío asesino pendenciero que no hace más que soltar risotadas por la calle. El mal está muy bien instalado pero el mal se puede resquebrajar por cualquier parte si se corroe, porque el mal también se corroe, por ejemplo con un punto de amistad.

Se puede seguir el camino de la venganza con interés gracias a una buena trama que gana y no pierde. No faltan los disparos, el salón y las emboscadas. Igual que tampoco faltan los momentos íntimos con la sobrina del colega, hay tiempo para todo.

Puede parecer una más del Oeste de estas industriales envasadas en cadena, y lo es. Es una más, y te puede gustar. Con Dan Duryea, y Jack Elam también. Sí, una más de gente de gatillo fácil.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
“Mantente alejado de (y del) Diablo”
Solo en apariencia, Santiago, California, es un pueblo tranquilo. El abogado, Tom Meredith, está comprometido con Laurie, la noble sobrina del sheriff Kenyon… y entre, aquel y éste, parecen tenerlo todo bajo control hasta que al pueblo llega, Clay O’Mara, un hombre de juvenil apariencia resueltamente dispuesto a descubrir quién o quiénes asesinaron a su padre y hermano para robarles el ganado.

Lo que se recreará aquí, se parece a muchos otros lugares del continente americano (y del mundo entero), donde, los encargados de aplicar la ley son aquellos que viven fuera de la ley cometiendo toda suerte de atropellos. Como en estos lugares, también el sheriff y el abogado de aquel pueblo en la frontera, lucen dispuestos a deshacerse de todo aquel que pretenda entorpecer sus fechorías… pero, O’Mara, va a demostrar que es un hueso duro de roer.

La historia, escrita por George Zuckerman, con muy frescos y regocijantes diálogos de D.D. Beauchamp (basados en una historia de Ellis Marcus), se preserva real, actual y palpitante como la vida. Esto, no solo asegura una larga permanencia al filme, sino que nos pone ante un espejo que, penosamente da cuenta de lo poco que, como humanidad, hemos aprendido… pues, la cizaña y las rosas siguen floreciendo por igual.

El director, Jesse Hibbs -más calificado que algunos otros con más fama-, nos asegura un western bastante dinámico, con personajes que tienen vida propia y con los que logramos empatizar o rechazar, según el caso; y, además, con una efectividad narrativa que se la quisieran muchos westerns. Las escenas de acción son impecables; la puesta en escena bastante correcta… y un conjunto de eficaces actores, se encargará de dar fuerza y verosimilitud a esta valiosa historia.

La relación entre O’Mara (un, Audie Murphy, perfectamente afinado) y Whitey Kincade (Dan Duryea, más simpático que nunca) resulta inolvidable, y por igual, la complicidad entre el abogado y el sheriff, ofrecerá una resistencia de marcado impacto.

Dos guapas chicas, Susan Cabot (Laurie) y Abbe Lane (la cantante Kate) aportarán la cuota femenina que ansía despertar… y con sus encantos harán más llevadera la gris cotidianidad de unos años que, tristemente, se parecen a estos años.

No es por nada que las cosas suceden muy cerca de ese lugar en el oeste llamado Diablo… así que, mantente alejado de (y del) Diablo y permite que la luz entre en tu vida para que, así, puedas ser feliz.

Título para Latinoamérica: LUCHA SIN CUARTEL
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Solo sé que, algunas veces, el diablo va y se pone de tu parte.
A Clay O´Mara ( Audie Murphy), le han destrozado la vida.
Una banda de cuatreros han asesinado a su padre y a su hermano pequeño para robarles la pequeña manada de vacas que poseían y él no estaba allí para protegerles.
Tomará cartas en el asunto con la misma ciega y fría determinación como fe y confianza en la Justicia posee su tierno e ingenuo corazón.
Para ello se enrolará como ayudante del sheriff para poder hacer las averiguaciones pertinentes.
Pero no sabe dónde se ha metido. El sheriff Kennyon y el abogado Tom Meredith, las fuerzas vivas del lugar, están en el ajo. Y lo primero que harán para quitarse a ese mocoso de encima, será dirigir sus sospechas hacia Withey Kincade ( soberbio Dan Duryea), un peligroso pistolero cuya cabeza está puesta a precio.
Vale sí. Es un western menor. Pero, sin embargo, es el western menor más divertido que he visto en mucho tiempo.
Porque Audie Murphy tiene más potra que un quebrado. Y Dan Duryea va a flipar con él lo que hará que se cumpla la máxima de " Más vale caer en gracia que ser gracioso". Y si, primero, éste se preguntará, entre perplejo y divertido: " Pero muchacho, ¿Cómo has podido vivir tantos años?, cuando se encuentre con que le entrega un revolver cargado, luego se irá dando cuenta que el muchacho ya lo había desarmado mucho antes y que la amistad es un seguro de vida tan eficaz como el más rápido revólver.
Jesse Hibbs maneja estupendamente este pequeño western, con muchísimo ritmo y dinamismo. El guion se revela ágil, sencillo, pero sobre el que planea un estupendo sentido del humor, con una historia muy bien contada. Los diálogos son chispeantes y las escenas de acción no tienen desperdicio.
El protagonista es un héroe por accidente que debía ser muerto mil veces y al que, en realidad, todo se le pone en bandeja. Incluso la chica.
El espectador asiste, al igual que Dan Duryea, entre divertido y estupefacto a los diversos lances a los que se enfrenta nuestro protagonista que conquistará al diablo para su causa. No es con el protagonista con quien se identifica el espectador. Es con el diablo. Con un final magnífico además.
A mí me parece que se ha hecho un gran trabajo en este western de serie B. Porque bajo ese aire de funcionalidad que desprende la película, el director no permite que nos distraigamos ni un minuto. Nos engancha la historia y nos engancha la acción. Nos engancha el ritmo y nos engancha el humor. Nos enganchan los actores y nos enganchan los escenarios. Incluso los dos pequeños romances, el principal y el secundario, tienen su enganche. Pero, sobre todo, es la relación que establecen Audie Murphy y Dan Duryea lo que nos engancha. Mientras Murphy lucha con esa determinación y seriedad en la persecución de su objetivo de venganza, nosotros, nos lo pasamos tan bien como se lo pasa el pistolero Kincade en la película. Y eso siempre se agradece.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Entre el Diablo y el Paraíso.
Todo comienza una noche en la "Cantina Feliz" mientras la bella Kate (Lane), entona una canción entre el desinterés de un par de pistoleros y la mirada atenta de su enamorado. Una buena escena para empezar.
Robo de ganado, asesinatos y la llegada de un ingenuo joven que desea conocer lo que ha ocurrido con su familia, Clay O'Mara (Murphy).
Engañosa recepción de los verdaderos responsables de todo, que maliciosamente lo envían con la estrella de ayudante del sheriff a la localidad de Diablo en busca del peligroso Whitey Kincade (Duryea).
Y lo encuentra en "El Paraíso. Vinos y licores". ¿Dónde si no, estando en Diablo? Allí está con Tim Lowery (Elam) y sus secuaces, mientras una mujer canta desgarrada "Noche de ronda". Ya saben "A dónde vas ... que las rondas no son buenas ...", obra del maestro Agustín Lara. Otra gran escena.
Entra O'Mara y los parroquianos le dejan libre el mostrador para situarse todos frente a él. "¿Me da un poco de agua?", pide con modestia. "¿Para beber?" le responde amoscado el cantinero. Y es que "En Diablo los forasteros no hacen preguntas, solo las responden".
Pero no crean que lo que sigue es una de tantas cintas de venganzas. Nada de eso. La relación que se establece enseguida entre el bandido y su captor va a marcar el resto de la película. "Esta es la primera vez que me detienen. -Ya tenemos algo en común, esta es la primera vez que detengo a alguien".
Frases como cuchillos jalonan un magnifico guion y una gran realización que centra su atención en estos dos personajes. Especialmente Kincade, un truhan violento, pendenciero, falto de escrúpulos y sarcástico. "Un risueño transeúnte" como se autodefine. Personaje complejo, diabólico, capaz de lo mejor y de lo peor, pero cuya relación con el angelical O'Mara hace que saque lo mejor de sí mismo. "Ángeles y demonios".
También encontramos un par de romances que se salen algo de lo común. Por lo menos el de la bella Laurie Kenyon (Cabot), una mujer con ideas claras sobre lo que espera de un hombre. Nada de floreros.
Veremos intervenir al Dr. Hyatt una herida de bala con gran pérdida de sangre. Tras la extracción del proyectil recomienda reposo. A falta de médico, en otro balazo se limitarán a aplicar "trapos limpios" y dar a beber una botella de whisky.
Excelente la ambientación y las interpretaciones de todos con un Duryea superior. Ritmo constante sin dar tregua al espectador que en poco más de una hora despacha una gran película que recomendamos.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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