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18 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Die Päderastie, der Pfarrer und die Öpfer
Esta crítica va dirigida a la persona que me planteó la explicación del porqué de esta película u otras similares, junto con una reflexión formal sobre mis motivaciones a la hora de verla y recomendarla. Va por ti, Jaroshlav, camarada.

Carta a un posible iluminado:

Primera bombilla: Si hablamos de gustos, yo no puedo hacer nada para generarte ilusión sobre el tema, si, en general, te produce repulsión. Me parece interesante que un pederasta cuente su vida, sus aficiones, sus depravaciones y que se le note cierto brillito en los ojos cuando reconoce que lo que le gustan son los niños, lo dice tal cual.
Segunda bombilla: También me resulta curioso que contraponga sus experiencias con las de sus víctimas para mantener el nivel de odio y repugnancia del espectador en un nivel adecuado. Porque si no lo hiciese así la directora, posiblemente llegaríamos a desarrollar un proceso de empatía con el cura pederasta, emoción que sería aborrecible, lógicamente, pero que no deja de ser un sentimiento muy normal, al conocer a una víctima y su consiguiente humanización.
Tercera bombilla: El motivo para ver esta película es evidente en mi caso. Todo lo que tenga que ver con la profundización de mi conocimiento sobre la condición humana me interesa, a ti seguro que te pasará algo similar, aunque para ello tenga que ver, leer o conocer, simplemente, la vida y obra de seres humanos despreciables como es la del caso de esta película.
Se me han acabado las bombillas, te saco una vela para las conclusiones, así todo se vuelve más solemne: Se producen documentales como este por la misma razón que se ruedan películas sobre asesinos múltiples, obsesos sexuales, corruptelas gubernamentales, para abreviar: la mugre de la sociedad. Se ruedan por morbo, que siempre he pensado que es el primo pobre del interés, pero igual de respetable, porque la cuestión es conocer el mundo en que vivimos y muchas veces hay que meterse en el fango para aprender el camino más corto que nos lleva a la salida.
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46 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sobrecogedor
Excelente documental que se centra en los abusos que sufrieron 4 niños, que ahora son mayores, por un mismo sacerdote.
El montaje de este documental hace que te enganche durante las dos horas que dura. Además tiene testimonios tanto del proceso judicial, del mismo acusado, como de los obispos que lo defendían.
Me ha impresionado mucho, como los padres de los niños que sufrieron los abusos sexuales, son capaces de contar muy decentemente los hechos desde que conocen al párroco, hasta que se producen los abusos, en donde se derrumban. Son unos testimonios desgarradores.
Además está el testimonio del sacerdote pedófilo, el cual es sobrecogedora la normalidad con que cuenta los hechos.

Este documental no va a dejar indiferente a nadie.
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27 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Ya era hora de ver algo así
Ya era hora de que pudiésemos ver algo tan sincero y valiente. Ya era hora de que nos pudiésemos cuestionar a la Iglesia y su conjunto de miembros como lo que son: Una auténtica e incuestionable mafia sin escrúpulos.
Creo que todo el mundo que tiene una fe totalmente ciega e inquebrantable debería ver este documental para darse cuenta del peligro que corre y del tipo de Institución a la que está prestando su apoyo.
Jesucristo nunca dijo nada sobre abusar, mentir, manipular y tener falta absoluta de compasión y de falta total de lógica.
La Iglesia queda aquí presentada como una organización criminal, encubridora y totalmente oscura.
Solo espero que el actual Papa sea el Papa negro del que tanto se ha hablado y que suponga el fin de la Iglesia.
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13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Con la iglesia hemos topado
Polémico documental que cuenta el historial delictivo del cura Oliver O’Grady: su confesión de abusos sexuales sobre 25 niños, la negación de los hechos pese a documentos e investigaciones que no admitían evidentes y que pese a conocerlo sus superiores se dedicaban a pasarlo a parroquias cercanas, continuando así una espiral de abusos. Obviamente el documental de Amy Berg está conducido emocionalmente para sumergirnos en sus devastadores testimonios.

Más que el recurrente tema de abusos que ha cometido la Iglesia Católica a lo largo de toda su historia (como cualquier religión, secta o culto masivo) la parte más espinosa narra el viaje de dos de las víctimas al Vaticano para entregar una carta al Papa. Creo que no hace falta que les cuente más. También sorprende la inmunidad judicial que le fue concedida al Papa por el ejecutivo de Bush. Aunque en el 2008 el Papa pidió perdón a las víctimas de abusos sexuales. Al menos, esta vez, no han tardado 500 años como sucedió con las víctimas de la Inquisición.

Efectivamente, esperemos que alguien nos libre del mal y que no se hagan ni justifiquen actos con falsas apologías y rencores. Las cosas son, simple y llanamente, lo que son.
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11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Me hace reflexionar...
... pero no como le gustaría.

El documental parte de los testimonios de personas que confiaron en la Iglesia (pobres ignorantes, claro) pero que fueron defraudados porque en sus vidas se toparon con un pederasta que abusó de ellos. En un torpe salto mortal, termina concluyéndonos que la religión es un sinentido arcaico y que Dios no existe, y recoge salivando los testimonios de familias destrozadas; munición de primera calidad para atacar a la institución católica. Entre tanto, nos menciona innumerables casos de abusos sexuales dentro de la Iglesia Católica, cientos de miles desde los años cincuenta.

Pero para mí la verdadera reflexión no es esta, pobre y masticada, que nos ofrece un documental con evidentes fines políticos. La verdadera reflexión versa sobre lo que le ha servido a la Iglesia - precisamente desde la fecha que nos dan como referencia - "abrirse" a otras confesiones, "modernizarse" y "adaptarse". Mientras en su seno se han ido colando elementos perniciosos gracias a una doctrina cada vez más laxa, esos que desde fuera piden la tan clamada modernidad dedican sus esfuerzos a dinamitarla apoyándose en este "avance". Es el caso de Amy Berg, que ha dedicado su talento a documentar los casos de abusos sexuales de sacerdotes y no los de rabinos, pese a quedarle el tema mucho más cerca. A todo aquel que practique eso de pensar por su cuenta, y no trague sin más lo que le dan masticado, no le sorprenderá que Amy jamás vaya a bendecirnos con un documental semejante.

Por lo que leo, muchos han escogido la opción de tragar. Quizá estén más cerca de la Iglesia de lo que les gustaría después de todo. No sé si me satura más la ingente cantidad de productos anticristianos o que la gente siga aceptando la incoherente tesis de una Iglesia poderosa a la que sale gratis atacar. Me temo que necesitaremos más documentales para saberlo. Ánimo.
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Realidad católica
Terror? Pavor? Incredulidad? Rabia?.........son sentimientos que te pueden aflorar al mirar la secuencia en la que la cámara observa el paseo por una de las calles de alguna ciudad de su nativa Irlanda al ex sacerdote y pedófilo convicto Oliver O’Grady, deportado en el 2001, a la edad de 61 años, después de cumplir una condena de siete años en una prisión estatal por violar a un par de hermanos. Es esta una secuencia en la que se aúnan todos los sentimientos, sensaciones que este impecable documental, escrito y dirigido por Amy Berg , va esparciendo a lo largo de su metraje.

Amy Berg que logró convencer a O’Grady, tras varias entrevistas telefónicas , a que hablara ante las cámaras, se sirve de esta espeluznante declaración para relatar los hechos que transcurrieron desde 1976 a 1993 en los que O’Grady abusó y violó a centenares de niños (su víctima más joven fue de 9 meses) aprovechándose de su posición de clérigo, y como la iglesia católica intentó esconder todos estos actos para que no se convirtieran en un escándalo, mostrando, sin tapujos, el increíble despotismo con que los superiores de O’Grady trataron todo el asunto. Pone los pelos de punta.

Con un planteamiento muy inteligente y realista, Berg logra transmitir la sensación que el caso de O’Grady es solo uno de los miles de casos que acontecen, casi diariamente, en el globo terráqueo, y es ahí donde el documental consigue que al espectador se le pongan los pelos de punta al pensar que obispos, cardenales e incluso el mismísimo papa de Roma Benedicto XVI pueden llegar a ignorar, silenciar tan deliberadamente acusaciones de abusos de menores por parte de sacerdotes católicos………hasta tal punto que, como en el documental se delata, el caso del ex sacerdote O’Grady sigue abierto y lo verdaderos culpables libres.

Es éste un documental que no deja indiferente, a no ser que tengas horchata en las venas. Nominada al oscar por mejor Documental en el 2007, expone, sin duda, una de las realidades más terroríficas que envuelven el halo de la iglesia católica. Alguno le acusará de tener deslizes sensacionalistas, es cierto, pero es imposible no poner el grito al cielo al escuchar con que impúdica frialdad O’Grady confiesa cúanto le excitan los niños en un parque repleto de ellos.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Los demonios de la religión
Y me hago/os hago una pregunta muy sencilla: ¿hasta cuando la impunidad de la iglesia católica?. Pero esta pregunta se hace extensiva a todas las religiones que asolan el planeta. ¿Hasta cuando la crueldad de pseudofilosofías que destruyen vidas y libertades básicas?.

Desde que el hombre tuvo uso de razón utilizó el arma más potente que pueda aplastar a la humanidad, y esa no es otra que su fe en algo superior, en un ídolo ficticio que pueda resolver los temores y dudas que nos resquebrajan, y fué esa creencia la que propició que otros sacaran provecho de esos temores para inventar las temidas religiones, es decir, sectas encubiertas con la única intención de aprovecharse de los "temerosos de dios". Y así nos va.

En cuanto al documental, es tan aleccionador como cruel. Una vez más queda archidemostrado que la "corporación" es más importante que las vidas humanas. Hagamos piña, cerremos filas y miremos para otro lado, mientras tanto, cientos de miles de personas sufren en forma de, entre otras, violencia sexual, la hipocresía e indiferencia de millones de fanáticos religiosos y de sus "hachedeelegepe" líderes espirituales.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Diario de un monstruo
Escalofriante y perturbador documental estadounidense sobre el sacerdote Oliver O’Grady, uno de los mayores pederastas que ha conocido la Iglesia Católica y que hoy vive libre de toda responsabiliadd penal en su Irlanda natal tras ser deportado de los USA. Lo más estremecedor son las declaraciones que el propio O’Grady hace frente a la cámara, hablando sobre los abusos que cometió (incluido un bebé de nueve meses) con la indiferencia propia de un psicópata. Pero no menos estremecedor, por lo indignante, fue como la jerarquía católica norteamericana se las apañó para ocultar sus fechorías en California trasladándole de diócesis en diócesis pese a ser conocedores del mostruo al que amparaban. Denunciar tamaña aberración es uno de los principales propósitos de éste valiente documental que te deja mal cuerpo por la envergadura de la corrupción descrita.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Por fin la verdad a la luz
Espléndida película documental que de una manera dinámica, seria y realista descubre al espectador y al mundo la, probablemente, realidad más negra de la iglesia católica. Imprescindible verla para estar actualizado tanto de los propios abusos sexuales por parte del clero como de las causas del encubrimiento sistemático de la iglesia como institución, además de las propias implicaciones personales de altos cargos del clero incluido el propio Papa Benedicto XVI cuando era cardenal. Sólo un dato: En EEUU solamente han habido más de 100.000 denuncias a sacerdotes por abuso sexual a menores.
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El Terror
La Iglesia Católica sigue haciendo silencio y tomando votos de hipocresía frente a un repulsivo delito reincidente: el abuso sexual de menores.

Esta película rompe ese maldito silencio. Nos habla, nos grita con franqueza acerca de un crimen histórico que tiene proporciones monumentales.

Pero esta obra no sería tan grande si solo fuera reclamo y denuncia, justa indignación e incendiario combate. Este documental es, también, un espantoso testimonio de lo devastador que puede ser el accionar de un hombre.

Considero que la psicopatía (o perversión) es la condición psicológica más perjudicial de todos. Un cuadro clínico de difícil identificación que podría definirse como un trastorno gravísimo de la esfera afectiva. Sólo ver las declaraciones de este sacerdote abusador y sonriente y el insidioso juego que juega con sus víctimas pone la piel de gallina, agota hasta la nausea y se torna difícil de soportar. El juego que juega es la autogratificación a expensas de niños inocentes.

Este documental es un acabado testimonio psicológico acerca de los alcances de la maldad humana, de lo indefendible y absurdo que a veces nos habita, un fresco sobre la angustiante cercanía de lo sórdido. Una película sobre monstruos reales y las grandes casas que los cobijan.
Esas que tienen sordas las ventanas y ciegas todas sus cruces.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
LIBRANOS DE DIOS
Valentía, objetividad, osadía y (in)justicia es lo que desprende este magnífico documental
sobre los casos de pederastas en la iglesia católica personificado sobre un cura de origen
irlandés pero extendido sobre todo a la cúpula de los gobernantes de la iglesia, tan culpables o más que el propio protagonista. Cuesta creer la absoluta ignorancia y el desprecio a las victimas que han sufrido los abusos a las cuales no se les permite siquiera entrar en la casa de Dios (Vaticano) para poder ser recibidos por algún representante de la iglesia para ser minimamente consoladas. Estremecedor la angustia y el dolor de algunos familiares de las víctimas. Desde el día que visioné el film mi fe en los hombres de negro (curas, obispos) y sobre todo en el hombre de blanco (Papa de Roma) cayó en el olvido. No se la pierdan.


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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Aterradora
Hace tiempo vi este documental que me impacto bastante en su momento. Narra como los curas pederastas son protegidos por altos cargos. El testimonio de las víctimas de esos abusos es aterradora. Y lo mas increible es que cuentan con el testimonio de un cura.El director nos situa en un concepto de maldad enclesiática. El cual puede molestar a los mas radicales. Pero la historia no debería ni puede manipularse.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Documental interesante pero muy largo
Este documental candidato al Oscar 2006 trata el tema del escándalo de los abusos sexuales a niños por parte de sacerdotes católicos en Estados Unidos, el principal motivo para verlo es que aparece el testimonio de uno de los sacerdotes pederastas acusado con más abusos.

El documental no deja de ser interesante, tal vez esté algo alejado de la gente normal por el punto de vista norteamericano y católico, y al final resulta demasiado largo.

Las estadísticas de los expertos que aparecen en el documental también han sido publicadas en prensa española, siendo los testimonios de acusados y víctimas en este documental sólo una muestra representativa.
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8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
SEÑOR CASTÍGALOS, PORQUÉ SÍ SABEN LO QUE HACEN
Una década antes de que nos sobrecogieran los "curitas" de "El Club" (Pablo Larrain) y se llevara el Oscar a mejor película "Spotlight" (Thomas McCarthy), Amy Berg tuvo la osadía de denunciar en este documental los cientos de miles de abusos pederastas que vienen cometiendo un tanto por ciento más que significativo los ministros de la iglesia católica probablemente desde tiempo inmemorial y como sus dirigentes lo vienen encubriendo sistemáticamente.
Como muestra, Berg utiliza el "botón" del "padre" Oliver O´Grady que en un alarde de cinismo, patológico o no, (él también fue victima de abusos familiares en su infancia) se planta delante de las cámaras para con media sonrisa pedir perdón y a otra cosa mariposa, mientra pasea libremente por Irlanda, uno de los feudos del catolicismo más ortodoxo.
El testimonio de algunas de sus victimas y familiares es sobrecogedor, católicos convencidos que acaban por acudir a Roma para exigir responsabilidades. La curia romana más preocupada de que ningún turista pase a la basílica de San Pedro con pantalón corto o escote indecoroso, les da con las puertas del santo en las narices.
El nuevo Papa Francisco es cierto que ha pedido perdón, pero el daño moral y espiritual cuando no material infligido a las victimas es algo que cada uno de ellos debe superar al menos con la tranquilidad y garantia de que los causantes no volverán a las andadas. Buena parte de la educación de muchos países entre ellos el nuestro está en manos de estos pastores que saben que se juega a la ruleta rusa con nuestros hijos y rezan para que al menos no se encuentre el arma.
Que Dios, Buda, Alá o quien corresponda los lleve a su gloria, cuanto antes.
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8
EL HOMBRE DEL MAZO
Rouco Varela es ese señor con sotana que en pleno siglo XXI no quiere olvidarse ya de falsos ídolos y dejar la extorsión para los Corleone.
Tras dos años de espera por fin se estrena, quiera o no la Conferencia Episcopal Española, uno de los documentales que más nos hablan del horror humano.
Deliver Us from Evil (Líbranos del mal) es una mosca cojonera que no deja indiferente al espectador, un arma muy peligrosa que pone en jaque la apariencia bondadosa de la institución que más daño ha hecho al hombre a lo largo de su historia.
La Iglesia debe morir porque, como decía Nietsche, Dios ha muerto; pero se empeña en seguir velando al difunto sin querer bajarse del burro para seguir sacando las perras de los feligreses más bobos. Digámoslo de una vez, la Iglesia se refugia en la incultura, en la pobreza, en la analfabetización de la plebe, por eso Deliver Us from Evil es tan amenazador, porque desendiosa al sacerdote, lo humaniza, lo hace de carne y hueso, tan falso, tan pervertido y tan cruel como cualquier otro ser humano. Muerto el perro se acabó la rabia.
La sensación de este documental es conseguir que el pederasta hable y ahí es donde nos toca la fibra más sensible, escuchar y ver al monstruo reconocer que no le ponen las mujeres ni tampoco los hombres… “pero que un niño en ropa interior… mmm… ¡eso ya es otra cosa!” indigna y corroe el alma. Sólo por ese momento Deliver us from evil merece la calificación de obra maestra (aunque esté un peldaño por debajo de otros dos documentales sublimes que son aún más hábiles en deshumanizar dignamente al hombre: Capturing the Friedmans de Andrew Jarecki y El asesino de Pedralbes, absoluta maravilla del español Gonzalo Herralde)
Sin embargo por encima de la crítica al enfermo mental en Deliver Us from Evil aplasta la crítica de la corrupción, del silenciamiento de la cúpula católica para poder seguir chupando del bote vaticano. Son estos, los altos cargos - los elegidos como representantes de Dios en la Tierra - más culpables, más monstruos que el propio monstruo; porque incapaces de expulsar al enfermo, de tratarle, de ayudarle, acallan el escándalo y simplemente trasladan al padre Oliver O’Grady de parroquia en parroquia - como si de un endiablado juego “de oca a oca pederasta porque te toca” se tratara - dando nueva carnaza al violador de niños para poder ellos seguir acumulando poder en sus impolutas diócesis.
Que baje Dios y lo vea. Bendita hipocresía: A dios rezando y con el mazo dando.
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7
Documentos impactantes y conclusiones aventuradas
Me parece que documenta de forma incontrovertible determinados casos de abusos sexuales en Estados Unidos y en este sentido está bien hecha. La actitud de algunos jerárcas eclesiásticos que no hicieron lo posible por evitarlos o castigarlos también queda patente. Lo que me parece ya menos apropiado son las opiniones de algunas personas que se vierten al final y que parece que el director hace suyas en el sentido de que la estructura y las enseñanzas de la propia iglesia católica son las que conducen inevitablemente al abuso sexual de menores o personas vulnerables. Esto es ya harina de otro costal y estas aseveraciones me parecen inciertas y fruto de un enorme prejuicio contra una institución como la iglesia católica que puede tener cosas malas, como cualquier otra, pero que no es, ni mucho menos, intrínsicamente perversa como parece que sostiene el film en su parte final.
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4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Indignante
Al fin pude ver este documental y me resultó difícil verlo completo, me sentí mal y lleno de incredulidad e indignación, es sorprendente todo lo que allí muestran.

No sé qué decir, aún estoy sorprendido y asqueado, me resultada asqueroso ver a ese individuo contando sus asquerosos crímenes de una forma tan natural y sin nada de vergüenza o arrepentimiento.

Esto es algo que todo el mundo debería ver y aunque es duro y traumatice, es importante verlo por eso mismo, para no ser víctimas de miserables como ese Oliver O'Grady.

Aquí en Venezuela el régimen del colombiano de Maduro permite la violación sexual e incluso el sacrificio humano de niños y adultos, así que ver este documental en estos momentos me resultó tan impactante, a pesar que ya sabía lo que iba a ver.

Aparte de todo lo duro e indignante, este documental me resultó algo repetitivo y lento, pero creo que el fin no era entretener sino denunciar algo tan maligno y repugnante.
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1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Luces y sombras
Describe bien este documental el calvario de las víctimas de abusos sexuales. No hay palabras para explicar lo execrable que es ese delito.
Es una pena, sin embargo, que un claro prejuicio contra la Iglesia Católica lleve a los realizadores a abandonar la imparcialidad que se espera de un reportaje.
El tal Padre O'Grady no sólo está enfermo. Oyéndole hablar, uno tiene la impresión de que es un tipejo de cuidado. Incluso cuando habla de su arrepentimiento, resulta poco creíble. Pues bien, una "oveja negra" de tal calibre te puede tocar en cualquier colectivo. Es más grave que se dé en un sacerdote, pero sería muy injusto tildar de nefasta a la comunidad a la que le ha tocado lidiar con él. Además, un católico bien formado sabe que debe ir a la esencia, es decir, que ojalá todos los sacerdotes sean santos, pero que cuando recibes un sacramento, su eficacia no depende tanto de eso cuanto de la gracia que Dios confiere a través de ello. Hasta el mismo Jesucristo tuvo uno de sus 12 apóstoles que le salió rana...
Cuando entrevistan a padres que tanto han sufrido, todos ellos, comprensible aunque no justificadamente, despotrican contra toda la Iglesia. Da un poco la impresión de que se utiliza su dolor para hacer el máximo daño posible a la institución. Hay, sin embargo, una familia que no ha querido ser interrogada en el documental. Quizá porque tiene claro que las culpas de una "oveja negra" no tienen que ser atribuídas al colectivo al que pertenece.
Me han molestado especialmente las intervenciones de un tal Padre Gavin. Su intención es ciertamente buena a la hora de ayudar a las víctimas, pero es el típico sacerdote (los ha habido muchos en los últimos decenios) que va de progre, enmendando la plana continuamente al Papa y a la doctrina que la Iglesia ha recibido de Jesucristo. Habría que recordar que fueron precisamente esos sacerdotes progres quienes más insisten en que la Iglesia no debería ser autoritaria. Su "pastoralismo" propicióe que llegaran al sacerdocio personas indignas, y que a las "ovejas negras", sin más, se les cambiara de parroquia.
Durante 70 y 80 he visto programas de TV en los que se hablaba de la pedofilia como una legítima forma de amar. Si yo decía por aquel entonces que eso era execrable, me llamaban carca.
Por último, hay muchas afirmaciones tendenciosas. En la última década la Iglesia, aprendiendo de sus errores, ha pedido perdón y ha hecho un gran esfuerzo por purificar el clero. Pues bien, según los realizadores, sería otra artimaña más para irse de rositas. Ya me gustaría que en otros colectivos pusieran el mismo celo por arreglar lo que no va y por hacer justicia.
Por tanto, si alguien de mi familia comete un desliz, querré saber qué ha pasado exactamente, pero no toleraré que, por culpa de un prejuicio, se insulte a toda mi familia. Y me preguntaría: ¿por qué se critican tanto a mi familia? Los críticos tendrían que preguntarse: ¿por qué les tenemos tantas ganas a los de esa familia?
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11 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
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