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8 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
5
Mi encuentro con la modelo
''Taillandier es un conocido pintor de más de sesenta años. Sin embargo, a pesar de su éxito, decide dejar de pintar. Presa de la depresión, se va de casa sin dar una explicación a su familia y empieza a viajar. Durante su periplo conoce a una adolescente, Marylou, a la que su madre ha rechazado y que se siente perdida. La joven y el hombre que no puede más deciden pasar un tiempo juntos. Acaban viviendo como padre e hija en la paz y tranquilidad de una casa alquilada, ayudándose mutuamente, hasta que sus vidas vuelven a cobrar sentido.'' Sin tocarle una sola a la sinopsis. No se necesita una memoria de elefante para juntar los cuatro cables y que salte la chispa. El déjà vu no es producto de la mente: efectivamente la propuesta recuerda a horrores a la última película con la que Fernando Trueba confirmó, por enésima vez, que despierta tantos aplausos como abucheos; tantas señales de aprobación como bostezos.

En 'El artista y la modelo', el cascarrabias de Jean Rochefort, a pesar de haber gozado con la carne de Claudia Cardinale (en pasado muy pretérito) renunciaba directamente al mundo (por pura falta de inspiración y por puro agotamiento) hasta que se cruzaba en su aburrida y amargada existencia una indomable jovencita respondona que, sin quererlo ella y sin quererlo él (esto último está todavía por ver) se convertía en su musa; su salvación. Moviendo los hilos estaba un director veterano cuya esencia era fácilmente reconocible en sus dos sujetos de estudio, quienes al fin y al cabo no eran tan diferentes el uno del otro como cabía esperar en un principio. Ahora, ni medio año después, otro cineasta del grupo de incombustibles entra en escena para presentarnos otra extraña pareja (compuesta por dos marginados, uno por voluntad propia, el otro por imposición) obligada a interactuar en un escenario por casi idéntico.

El artista de ahora también anda peleado con la vida. Sus hijos, sus nietos y su mujer (sobre todo ésta última) se han convertido en un lastre que cada día que pasa lo ahoga más y más. La basura que digiere a través de la -adictiva- televisión nubla su actividad cerebral y cada individuo del pueblecito en el que vive parece que ha decidido, definitivamente, ponerle las cosas aún más feas. Todo posible estímulo se ha convertido en veneno... y lo mismo le ha pasado a él. Ha mutado en una especie de ser malhumorado, recluido en sí mismo y, por supuesto, nocivo para todo ser vivo que se halle en su área de influencia. Única escapatoria: el aislamiento, a la espera de que tanto hastío; tanto asco se termine, al menos, de forma rápida e indolora. Pero el maldito final, por mucho que espere en el sofá, no se decide a llegar. Forzando mucho, puede aplicarse el principio universal de ''es gracioso si no me pasa a mí''.

A la mierda todo. A la mierda su casa, su familia (sobre todo su familia), su estudio y su obra. El artista se jubila. De todo. Cuelga los pinceles y los buenos modales y pone rumbo al horizonte... hasta donde aguante el coche. Por suerte, o no, durante la primera parada técnica para repostar se topa de bruces con una muchacha que carece justo de lo que él va sobrado: experiencia en la asquerosa obligación de vivir. Y así las cosas. A pesar de que el blanco y negro desaparezca de la pantalla, el planteamiento de Becker es mucho más esquemático (y por ende, simplón) que el de Trueba. Básicamente porqué en su cupo de pretensiones no encontramos ninguna de excesiva altura. No es vértigo, que conste.

Reflexionar sobre el arte, la vejez, la juventud y, en general, sobre la vida, es sin duda una muy noble ocupación, pero a 'Mi encuentro con Marilou' (título que por supuesto no tiene nada que ver con el original... faltaría más) le mueven intereses más propios de la chavalada de hoy en día, que en realidad es como la que siempre ha existido. Aquí se trata, simplemente (en mayúsculas), de entretenerse, de ignorar el reloj durante la cortísima hora y media de metraje y, a ser posible, de esbozar alguna sonrisa. Sí, es como 'El artista y la modelo' en versión cursi, intrascendente e inconsistente (no en vano, el realizador y co-guionista renuncia por completo tanto a los deberes cómicos como dramáticos, a pesar de ponerlos sobre la mesa)... pero también más ligera, más simpática y, claro, más agradecida.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Un Jean Becker decepcionante alejado de sus buenos inicios, en una historia sin ningún tipo de interés
En su inicio como director Jean Becker, hijo del conocido director, prometía mucho, pero desgraciadamente se ha perdido en sus dos últimas películas.
En este caso la película la podríamos dividir en tres partes, con una central muy amplia y otras dos más cortas. Según van avanzando los minutos la película pierde interés, se transforma en un argumento visto muchas veces y le falta intensidad a los personajes. La primera parte de la película me parece muy interesante, nos plantean unos problemas del protagonista, me interesan y además mezclan bien los aspectos cómicos con los dramáticos. D repente la película entra en esa segunda parte y la película se vuelve plana, ya no me interesa tanto y se convierte en una película muy pesada. Cuando la película parece que vuelve a arrancar en la última parte, esos cambios se hacen totalmente previsibles, innecesarios e incluso hay una escena en donde la protagonista actúa muy mal.
Patrick Chesnais hace una interpretación aceptable, pero su compañera de reparto, pese a su belleza, nunca alcanza el nivel para dar las réplicas al personaje de Taillander, lo que hace perder el interés de lo que nos cuentan.
Ni siquiera la fotografía es buena, pese a estar rodada en una zona de la que se podía haber sacado más provecho.
Ojala recuperemos pronto al Becker de Dejad de quererme y Conversaciones con su jardinero, dejando atrás historias tan sosas y planas como Mis tardes con Margueritte y Mi encuentro con Marylou.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Becker. El cine sencillo como la vida misma.
Siempre es un pequeño placer ver algo del Sr. Becker, esta no es su mejor obra pero es agradable y como es habitual en el reconfortante y dulce.
Podrán decir que si es simple, que si tal o cual, pero es que yo digo que no hay que meterse en complicaciones para hacer buen cine y pasar un buen rato. las interpretaciones en general muy buenas sobre todo la de Chesnais que es sencillamente magistral, la que no llega es Marilou, es una pena. algunas escenas brillantes y la música agradable.
En general eso es lo que envuelve la película, la sencillez.
Pero es que no quiero mas, La vida en sí es así de sencilla, lo único malo es que tenemos la puñetera manía de complicárnosla.
Lo mismo que pasa en el cine.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Menos Jean Becker que otras veces
Una decepción relativa me ha provocado la última película, del, para mí, grandioso Jean Becker, con una historia más que previsible y que emociona mucho menos que historias como "Mis tardes con Margueritte", "Conversaciones con mi jardinero" o "La fortuna de vivir", por citar mis películas favoritas de este autor. Bien es cierto que todas las historias que Becker nos cuenta son sencillas, y ahí radica su grandeza, que esas historias sencillas están repletas y rebosan humanidad, vitalismo, ímpetu... pero en "Mi encuentro con Marilou" se vislumbra quietud, estancamiento... no tienen ese brillo, no irradia esa plenitud vital que sus otras obras sí lo hacen.
Ojalá su siguiente película recupere el halo de las anteriores y no de ésta.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Se disfruta sin más
El director Jean Becker con una narración sencilla, sin grandes aspavientos recrea el conflicto personal de dos personas totalmente diferentes, inicialmente interesante pero no termina del todo en emocionar, un Patrick Chesnais correcto y más rebeldía por parte de la actriz Jeanne Lambert, una historia AFECTUOSA
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Francesa por los cuatro costados
Sí, cine francés, del subtipo que fluye, tranquilamente, contando historias sin más, sin grandes sucesos en las mismas, con personajes sencillos con grandes conflictos interiores. Un cine que busca complacer a espectadores tipo, de los de Eric Rohmer, no sé si me explico. La película es más que correcta, interesa, con grandes interpretaciones y un punto de buenismo que quizás sobra. La historia del viejo cascarrabias que lo tiene todo y no tiene nada y se encuentra con la adolescente, casi niña, rebelde que no tiene nada pero quiere todo.
No es el mejor cine francés, pero es francés del todo y eso ya es una garantía, para mí al menos.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Mi encuentro con Marylou
El encuentro fugaz de dos personas, de edades antagónicas, con tragedias propias en la vida y cuya casualidad les une irremediablemente; una necesidad encubierta y, poco a poco, manifestada que salva a ambos de su propia desgracia. Siguiendo con su habitual forma de rodaje y de dirección, Jean Becker nos muestra una película entrañable, de gran sencillez y humanidad, fácilmente predecible y con poca temática que contar. Bajando un escalón en la oferta de narración -respecto a sus otros trabajos anteriores- es tranquila de observar, corriente de ver y de digestión muy rápida, sin contratiempos o situaciones enigmática que puedan alterar tu, de por sí, inicial y perpetua quietud y serenidad. Y aunque, es su mejor baza -lo ha sido siempre como sello, marca personal la placidez, calma y silencio eventual de sus personajes-, en esta ocasión, resulta temporalmente negativa pues es una bonita historia, cordialmente cercana y querida sin apenas esfuerzo pero, con falta de motivación, de atractivo más allá de la contemplación continuada y repetida, sin sobresaltos ni impresiones que, momentáneamente, te despierten y renueven tu interés. Un exceso de impasibilidad, de inmovilidad actual es tan perjudicial como una posible exageración.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cuando dos desconocidos se cruzan
Una mirada al encuentro entre la vejez y la adolescencia cuya historia puede ser predecible, pero que provoca interés desde principio a fin. Muestra el efecto que provoca el salir de una vida anodina y romper con lo ya vislumbrado descubriendo nuevos horizontes, de cómo el efecto de una depresión puede ser apagado por la aparición de una persona en apuros, indefensa, en alguien que considera que su vida está agotada. Es la historia de dos personas en apuros que logran salir adelante con la presencia del uno y del otro: uno por la necesidad de sentirse útil en su ocaso, la otra por la necesidad de protección en el ámbito familiar.
Una cinta que es un alarde de cine social bien rodado por el veterano Jean Becker (Conversaciones con mi Jardinero) poniendo en colisión el presente y el futuro con efectiva forma, dándole cara a cada facción con el ya consagrado Patrick Chesnais (El Emperador de París) en un adusto rol y la joven y a la par encantadora Jeanne Lambert en su primera incursión a la pantalla grande.
Una película sencilla y previsible, pero que de alguna forma logra calar en el público culpa quizás del carisma del protagonista y del buen hacer del experimentado director francés Jean Becker que logra que no le perdamos la cara durante sus 90 minutos de duración.
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