197 Críticas de los usuarios

Las comparaciones son odiosas, lo sé, pero cuando uno tiene la oportunidad de ver en una misma semana dos pelis con temáticas tan similares, cotejarlas entre sí constituye -posiblemente- un ejercicio cinéfilo del todo inevitable. Así pues, permitidme decir que mientras “Ladrones” me ha parecido la típica fantasmada de acción yankee con un entramado argumental rudimentario y pueril visto una y mil veces, “Ciudad de ladrones” me ha constatado -por de pronto- dos cosas: que Ben Affleck es mucho mejor cineasta que actor y que, tratándose de su segunda exitosa experiencia como cineasta, las probabilidades de convertirse en el futuro sucesor de Clint Eastwood cada vez son más elevadas.

Quizás exagere, de acuerdo, pero hacía ya un tiempecillo que no me encontraba en cartelera con un trabajo así. Con una peli rodada a la antigua usanza: sin prisa pero sin pausa. Con una peli bien contada, bien narrada y bien ejecutada. Con una peli en la que amor y conflicto ético se entremezclan con una trepidante trama policíaca y en la que el persistente aroma a cine negro y thriller setentero contentará -por lo menos- a todos los que, como yo, seguimos echando de menos en el cine actual la indeleble impronta del cine clásico.

En fin, que -como comentaba anteriormente- las comparaciones siempre suelen ser odiosas. Pero lo que está claro es que, visto lo que se cuece en el cine actual, en el país de los ciegos el tuerto es el rey. Aprovéchalo, Ben. Aprovéchalo.

Pasado con nota el bautismo de fuego (Gone, Baby Gone), el limitado actor Ben Affleck se confirma definitivamente como un cineasta de varios kilates, capaz de mirar al pasado para dar forma a su cine sin olvidarse de que los códigos en pleno siglo XXI no son los mismos que en el siglo pasado. Pese a todo, es fácil encontrar en su "The Town" ecos al cine de Michael Mann (Heat), al nervio de la cámara de Kathryn Bigelow (Point Break) o a la planificación y el uso de la música de los thrillers de Christopher Nolan (El caballero oscuro).

"The Town" es aún con todo una película cuyo valor no le será reconocido hasta que pasen unos años y se haga un pequeño repaso a lo que dio de sí 2010, un trabajo artesanal que empieza con un atraco adrenalítico y tremendamente bien dirigido (Affleck ha aprendido a mover la cámara de forma furiosa, sin señas de divismo pero con suficiente entereza como para perdurar), a lo que siguen dos subtramas. Una de ellas, la amorosa, es claramente la que peor funciona no tanto por lo sencilla que es su tesis (chico malo con secreto 'se lleva el trabajo a casa, y la tensión se pone a flor de piel cuando hay ecos de verdad que podrían derribar el muro sentimental), sino por la poca química entre los actores (Affleck, limitado pero funciona, y Hall, que tampoco se luce, aunque lo intenta). La segunda subtrama es el drama criminal y la investigación por parte de la policía de los robos que están ocasionándose en Charlestown, a cargo de Affleck y su troupé.

El problema de "The Town" no está en lo, digamos, técnico: bien dirigida (las secuencias de acción son espectaculares, todas ellas, sin excepción), interpretada notablemente por los secundarios, que sacan las castañas del fuego a los protagonistas (genial Jon Hamm como policía, y un más que bueno Renner como 'malote' del grupo de Affleck), con un uso de la música y una banda sonora bien seleccionada. El problema está en el corazón, en lo que va dentro: la subtrama amorosa se encasquilla un poco y por ser demasiado tradicional sólo funciona a medias, derivando en un semi-happy ending que no molesta pero que tampoco apasiona. La reflexión final (llamémoslo 'moraleja', mejor), de sencilla, tampoco es del todo satisfactoria.

(sigue abajo, sin ningún tipo de destripe sobre el argumento)

“Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se sienten bestias.” (Miguel de Cervantes)

Seré breve... pues me encuentro ante un tipo de cine que, aunque muy común en los últimos años, no lo he podido apreciar apenas: ya que contiene una sobriedad que siempre me ha dado bastante "repelús"; siempre he pensado que el cine nos debe ayudar a evadirnos del mundo real y no acercarnos a él... pero contando a "Gran Torino" y la presente, puede que haya encontrado un par de buenas excepciones.

Está excepcionalmente dirigida por un tío que, con todo mi respeto ( "aún no he visto "Adíos pequeña, adiós" ) me parecía más blando que la mantequilla Soria... :

Tiene un pulso increíblemente firme ( sobre todo en las escenas de atracos ), momentos de suspense tan sutiles como efectivos ( aunque no muy numerosos desgraciadamente ), actuaciones espléndidas ( muy realistas para mi gusto... pero el talento debe ser reconocido ) y con ( por fin ) escasos giros argumentales que no toman por gilipollas al espectador... y excepcional ambientación. Es prácticamente imposible reprocharle nada...

Y si os aburrís con el texto anterior sencillamente quedáos con esta frase que lo resume:

No es ni de coña el cine que me gusta (...) pero es tan cojonuda que no hay narices a ponerle menos nota.

a más ver

H

La cosa empieza bien, la peli tiene ritmo, es interesante, está bien rodada e interpretada (mención especial para Jeremy Renner, un actor como la copa de un pino, realmente inquietante, me recuerda mucho a su majestad Benicio del Toro), pero hete aquí que en el último tercio todo se derrumba como un castillo de naipes, y es que a los tres guionistas se les va la pinza de una manera incomprensible. Y es que- paso al spoiler-

Si con “Adiós, pequeña, adiós” (2007) algunos justificaron que los malos actores (por Affleck, al que personalmente no considero mal actor, sino simplemente desafortunado en la elección de sus papeles) podían llegar a ser buenos directores (debido al grato resultado de su ópera prima), en “The Town: Ciudad de ladrones” nos encontramos con que el 'patito' feo se convierte en guapo y ofrece un resultado notable por ambas caras de la moneda. Dirigiendo, lleva a cabo un trabajo maduro, alejado de artificios y recursos comerciales, consiguiendo como resultado una película seria, vibrante, veraz y muy entretenida. Actuando, logra dar vida a un personaje que le viene como anillo al dedo, habiendo sabido muy bien escoger la idiosincrasia del mismo por lo acertado que resulta ver a Ben Affleck en la piel de un tipo obligado a llevar un tipo de vida al margen de la ley, pero siempre sin renunciar a sus principios morales y emocionales. Y es que el citado actor está hecho un sentimental. Y a partir del éxito que presupongo obtendrá esta película -que reafirmará la calidad de Affleck tras la cámara-, un verdadero artista.

Terminado el apartado de elogios hacia el director y principal protagonista de esta historia, me adentro pues a resumir el argumento que da vida a la misma, nacido de la novela de Chuck Hogan. La trama guarda una relación muy estrecha con lo urbano, estando ambientada esta cinta en Charlestown (Boston), un barrio en el que vive el grueso del elenco protagonista y en el que su sentido va más allá del geográfico, convirtiéndose la vida de barrio en toda una filosofía que marca el ritmo del compás de este filme, pauta que ya siguió el director en su primera película. En ese barrio se encuentra una peligrosa banda organizada de atracadores de bancos y furgones blindados, que opera con efectividad y demuestra una gran profesionalidad en sus trabajos. Comandada por Doug MacRay (Ben Affleck, que hoy puede cerrar la boca a muchos de sus detractores gracias su buen papel), sus integrantes más destacados son James Coughlin (¿quién mejor que Jeremy Renner para interpretar a un impetuoso y rabioso delincuente?) y el orondo Albert 'Gloansy' Magloan (Slaine). Con todos estos ingredientes, la acción está servida: Doug MacRay se siente atraído por una preciosa ¡directora de un banco!, Claire Keesey (Rebecca Hall), lo que puede dar lugar a tensiones internas en la banda. Mientras tanto, en el otro bando, los agentes federales Adam Frawley (Jon Hamm) y Dino Ciampa (Titus Welliver, que repite colaboración con Affleck) intentarán desvelar quienes son los autores de los atracos y así poder intentar poner fin a las actividades de la banda.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)

Arranca fuerte: un atraco a un banco a mano armada con rehén. Unos pasos que caminan desnudos con venda en cara y terror en el alma. Minutos antes nos habían mostrado que en la ciudad donde se desarrolla la acción se han cometido más robos a bancos y furgones que en el resto del mundo. Así es “The Town (Ciudad de ladrones)”: ojos sellados y pasos hacía la oscuridad y el abismo.

Todo se trata de confianza. Ben Affleck quiere ser Clint Eastwood y después de la sorpresa que supuso “Adiós, pequeña adiós” se atreve readaptar el reverso de “Heat” como falsa promesa de su creatividad autoral. Existe cierta predisposición al contemplar casting, recogiendo a Jon Hamm y Jeremy Renner, de las aspiraciones de un cineasta que quiere crecer.

Cuando un criminal se enamora de su rehén e inicia posteriormente una relación con la misma sin que ella sepa su pasado emerge, vía síndrome ciego de Estocolmo, un punto de partida muy interesante. Tono y género, entonces, quedan atados a lo que previamente nos han enseñado. Ese punto de partida que enmarañando la propuesta y se deshila en el momento en el que el comportamiento de la fémina se desequilibra y no se sabe si el amor te hace perder inteligencia o en vez de ayudar se quiere vengar. La cosa es que las acciones que toma Claire Keesey, interpretada por Rebecca Hall, no tienen muchos pies y menos cabeza.

El retrato sobre una banda queda fortalecido en las figuras de Affleck y Renner, cerebro y músculos-gatillo, que a su vez quedan atadas por un pasado compartido y pseudo-familiar. La estirpe, la banda y las leyes del barrio concentradas en la figura de Fergie (Pete Postlethwaite) son temas en los que se remarca el peligro y las ataduras de un negocio en el que no existen bajas voluntarias, salvo por defunción.

Queda la huida y la predisposición poética de abandonar una profesión con dos salidas: la cárcel o la muerte. Los que han estado en la primera sólo desean la segunda. Parece otra de esas leyes que no nos muestran, de esos códigos del barrio que hacen mirar para otro lado a la policía y, tal vez, la investigación federal haya desembocado por una contenida ineficacia previa.
El problema de Affleck es querer hacer una película con hondo cuando apenas tiene profundidad el vaso que pretende reflejar. “The Town (Ciudad de ladrones)” es muy competente en sus secuencias de acción y hay que verla como un thriller más que como un drama, donde queda cojo, y mucho menos fijarse en su farragosa parte romántica. Lo importante aquí es sumergirse en el terror y suspense de no conocer si vendrá agua o un precipicio sin fin.
Pura ley de lírica y física.

Estamos ante una película trepidante, de ritmo diabólico (sus 125 minutos se pasan volando), planificación y factura técnica impecable (la fotografía es digna de premiar), buenas interpretaciones (con un genial Jeremy Renner, en el papel de atracador psicótico sin escrúpulos) y una historia mil veces vista (atracadores y sus códigos de honor perseguidos por policías obsesionados, con historia de amor de por medio) pero que parece nueva.

Lo que se podría haber convertido en gran lastre, es decir, que la historia no la sabemos de antemano (pues en cientos de ocasiones ya lo hemos visto), en mi opinión se convierte en su mejor baza o al menos la que más hay que destacar, pues es realmente difícil (aunque parezca simple) contar algo que a priori sabemos, y sin embargo, mantenernos anclados en la butaca sin pestañear y deseosos de saber qué es lo próximo en ocurrir.

A destacar (por no decir todo), las espectaculares escenas de acción (estupenda persecución y soberbio último atraco), la maestría de Ben Affleck para orquestar todo el espectáculo (si bien su actuación es probable que sea de lo más flojo en la película, la lección de cine clásico detrás de la cámara es de quitarse el sombrero), el elenco de secundarios que llenan de vida la historia y la ciudad de Boston (omnipresente durante todo el metraje).

Tal vez la gran pega de la película, no radique en ella, sino en títulos como Heat de Michael Mann (referente obligado del género desde su estreno) realizada hace ahora 15 años y de la cual (qué duda cabe) se ha inspirado el señor Affleck. Muchos se lo echarán en cara sin apreciar y disfrutar lo que en realidad ofrece esta cinta: entretenimiento (de factura impecable) en estado puro, es decir, cine en estado puro.

Por último me gustaría apuntar que de seguir esta línea (Ben Affleck), es probable que le suceda lo mismo que a Clint Eastwood, que como director es infinitamente mejor (demostrando incluso, ser uno de los mejores de los últimos 30 años en el cine norteamericano).

The Town es una buena (clic, clic) película. Lo mejor, paradójicamente, quizá (glup) esté en la dirección a cargo de Ben Affleck. Imprime (gronf) ritmo y un tono uniforme a la historia, no abusa (buuuuuuuuuuj) de recursos efectistas y además le salen muy bien las escenas (berj, rof, rof) de acción. El reparto es sólido, el guión consistente. Pero sobra (crunch) algo.
Pasa constantemente. Allá donde (cric) haya un grupo de seres (shashhhhh) humanos arrejuntaos, siempre habrá un grupo reducido (cric, cric) que tratará de echarlo todo por tierra. Los rumanos, que en su mayoría (cric, cric, glup) son buena gente, tienen que aguantar metidos en (glup, cric, cric) el mismo saco con los gitanos de los dientes de oro (crunch) que van por ahí como el caballo de Atila. Los del Madrid, que son todos muy (cric, glup) buenos, tienen (crunch) que tragar con que (cric, cric) el amigo CR se harte de tirar veinte veces desde su casa en cada partido. En el caso (glup, arf) de The Town, sobra el (cric) prota. Y en el caso de las salas de cine, los niñatos y demás personajes que se ponen a zampar, a rascarse el culo y a debatir con la parienta como si estuvieran en el salón de su casa.
Dedico la crítica al pedazo de ANIMAL DE BELLOTA que se sentó con sus colegas cerca de mí, que se comió dos paquetes de pipas, tres bolsas de patatas fritas y dos coca colas de medio litro. El título de la crítica va dedicado a ti. Ojalá se te corte el estómago esta noche y te salgan por donde entraron.

La historia de amor siempre es la que sale perdiendo en películas de este estilo; hay muy pocas excepciones. Tienes que meterla, no hay más. Mann también lo hizo en Heat (por mencionar a la prima de Zumosol), pero en Heat, DeNiro manda a la churri al carajo cuando se le complica el asunto. Porque Mann está contando una historia de ladrones de bancos, no de chicos sensibles pero malotes con ganas de formalizarse. En The Town, la churri acaba siendo un escollo a ratos, una imposición que el guión no termina de asimilar. Mucha culpa la tiene Affleck, que está mucho mejor detrás de la cámara que delante, por mucho que mi novia diga lo contrario. No lo hace mal, de verdad, y no recuerdo haberle visto hacerlo mejor que en esta peli pero aun así… no me puedo quitar la sensación de que un Moai de la Isla de Pascua se ha metido a atracar bancos y a seducir jovencitas. Es un personaje que no actúa de acuerdo con lo que se supone que es y que se queda en buenrrollero. Directo a la portada de la Superpop: no traiciona a nadie, es víctima de su entorno… ¡joder, si al único al que manda a la mierda es al poli! O sea, don Perfecto. Tampoco me trago lo de sus motivaciones personales (mira spoiler), que son una fantasmada. El chico malo con un toque sensible. Venga ya. Eso, para una peli de instituto, vale, pero aquí…

"Lo más parecido que puede ofrecer hoy el cine comercial a la majestuosa serie 'The Wire' (...) Puntuación: **** (sobre 5)" (Carlos Marañón: Cinemanía)
BUUUUUUUUUUUUURP!!!

En su debut ‘Gone Baby Gone’, Ben Affleck nos dejó bien claro, que posee talento para contar historias detrás de las cámaras. Un emocionante thriller, en el que la niña de una drogadicta (interpretada por Amy Ryan con una impresionante actuación) es secuestrada en uno de los suburbios más sombríos de Boston.

Es, una vez más, en esta ciudad donde se desarrolla la nueva historia de Affleck, en la que una banda de ladrones se dedica al atraco de camiones y sucursales bancarias; pero con una peculiaridad, van disfrazados. Les pisa los talones un agente de la FBI que es incapaz de atrapar al jefe de la banda (Ben Affleck). Aquí, Affleck, pone en evidencia al sistema policial americano. Doug terminará enamorándose de la manager del banco que atracaron.

Vibrante y entretenida cinta de acción, en la que Affleck toma como fuente de inspiración la película ‘Heat’ de Michael Mann, sin llegarse a comparar con el magistral cara a cara entre Al Pacino y Robert De Niro.

Lo mejor: Jeremy Renner y su dramática relación de amistad con Doug.

Lo peor: Su enmascarada historia de amor, que no seduce.

Tal vez exagere Ben Affleck al retratar un barrio de Charlestown, en la ciudad estadounidense de Boston, donde no parece escapar a la violencia ninguno de sus habitantes. Muestra de este arrepentimiento a la hipérbole es el comentario en los títulos finales en el que aunque reconoce que el lugar tiene la fama merecida por sus numerosos atracos, afirma que la gran mayoría de los que allí viven son por supuesto personas honradas.

Exagerado o no, el contexto es ideal para desarrollar una historia con reminiscencias a las mejores películas del hampa, desde el más clásico "Scarface" de Howard Hawks que comenzara a crear para el cine el mito de una ciudad de delincuentes en la América de los años 30, hasta el más moderno "Atrapado por su pasado" de Brian de Palma, donde se nos habla de la imposibilidad de redención y escapatoria de quien está inmerso en ese mundo, algo sin duda muy aproximado a lo que subyace dentro de "The Town".

El actor renovado como director, que vuelve a demostrar indudable talento de realizador igual que hiciera en la anterior y premiada "Adiós, pequeña adiós", también encabeza esta vez un reparto que sabe valorar a lo que se enfrenta y da bastante de sí a la hora de sacar partido a personajes llenos de fuerza y bien desarrollados: el protagonista Doug hastiado por su destino, la chica Claire -una Rebecca Hall dando sus mejores registros como ya viéramos en "Vicky Cristina Barcelona"- que aparece milagrosamente para iluminarle la vida, la tercera en discordia Krista -expresiva y convincente Blake Lively-, el amigo sin escrúpulos pero con principios James, el policía que sigue implacable la pista, entre otros... Todos conforman a un grupo verdaderamente atrapado por su pasado, introducido en la inercia de la ciudad de las balas, donde sin remisión los polis persiguen a los príncipes del delito.

"Prince of thieves" -príncipe de los ladrones-, novela en la que se basa el guión, ve recogido su espíritu en este trabajo cinematográfico que supera al original con creces, posiblemente por esa labor medida de ajustar las dosis necesarias de acción propia del thriller con un acertado desarrollo de personajes imbuido de cierto drama, que hacen que el atractivo planteamiento de un amor imposible en el que ladrón y rehén se enamoran sin ella saber la verdad, desemboque también en un final distinto tanto al trágico en que suelen abocar las tramas de delincuentes atrapados por su mundo, como al empalagoso "happy end". Una vez más, Affleck mide bien el pulso al argumento que tiene entre manos.

Esta vez mi novia me la dio con queso. Me convenció para ver The Town: Hey "una de ladrones". Como ya no me fío ni de mí mismo, entro en FA y leo críticas. La ponen bien salvo mi alma gemela número uno que sólo le da un 2. ¿Qué sabrá ese sabelotodo al que no le gusta ninguna película?

Descalabro. Me encuentro con una peli de las románticas, pastelonas, almíbar rebozado de azúcar y relleno de miel en la que de vez en cuando hay un atraco sin mayor relevancia.

Ben Affleck, lejos del gran director que la crítica comprada dice, rueda como si fuera un episodio para televisión: mucha cámara en mano, exceso de primeros planos, ambientación y fotografía justita y tomas nerviosas en escenas de acción para crear el efecto de movimiento. Se da el protagonismo absoluto a pesar de ser un actor muy limitado y bloquea interminables minutos en una relación de amor vacía que no tiene nada que ver con la historia de gánsteres de medio pelo.

Una película de robos sólo funciona con el tradicional esquema de preparación del robo, explicación de los pasos a dar y posibles planes alternativos en caso de que algo salga mal, que saldrá. Si no sé anticipan los pasos del atraco, no se crea suspense porque no sabemos si lo que están haciendo es lo que debían hacer o todo lo contrario. Intenta imitar a Heat sin mucho éxito, al desarrollar la vida privada de los criminales y las escenas de acción.

Pero que no nos engañen. En esta peli, los robos pertenecen al paisaje, lo verdaderamente importante es la vida amorosa de Ben Affleck, que a mí me importa un comino, sobre todo si percibo desde el minuto uno nula química con la chica de turno, que para más inri es una chica del montón que me provoca alteración sanguínea ninguna.

Tras los diez primeros minutos, me di cuenta de que me iba a aburrir horriblemente y por desgracia así fue porque encima duró dos horazas. Se le quitan a uno las ganas de ir al cine si esto es lo mejor que puede ofrecer. El final, no apto para diabéticos.

Aunque sea algo muy prematuro, creo firmemente que Ben Affleck debería dejar de ponerse delante de las cámaras y centrarse en escribir guiones y dirigir. Porque es bueno en ello, y porque llegará un momento en el que enseñar el torso y su rostro hierático no será suficiente. The town es una película de género que bebe de muchas fuentes y que argumentalmente no es original, pero que está construida con una seriedad y un respeto hacia el cine que en estos tiempos debería ser tomada como ejemplo; si a eso le sumamos una atmósfera (el Boston subterráneo) muy bien lograda, un ritmo envidiable y, sobre todo, un elenco de secundarios soberbio, tenemos un caballo ganador. Curiosamente, The town sería una película ya abiertamente memorable si Affleck hubiera elegido otro protagonista, porque él está correcto pero poco más: es dificil decir adonde hubiera llegado esta historia de delincuentes condenados antes de nacer, sabuesos implacables y códigos de honor no escritos con un Pacino en sus buenos tiempos, por poner un ejemplo. En definitiva, muy amena película de robos y relaciones humanas al límite, con factura de cine clásico y que espero que sea el inicio de una exitosa carrera como director para el tío Ben.

Existe una curiosa semejanza entre los derroteros de dos actores de una misma generación que han terminado realizando una carrera con parecidas inquietudes como realizadores. Edward Burns siempre ha sido calificado como un actor con un físico explotable entre varios registros, el de tipo duro que podía servir como partenaire romántico, y que se lanzó a la dirección con la coherencia de una temática en ocho películas que mostró con 'Miércoles de ceniza' las posibilidades de un cine con cierto aroma de thriller íntimo setentero recogido en los límites del gueto irlandés del barrio de Hell’s Kitchen. Por su parte, Ben Affleck, con el que Burns tiene una relativa similitud física y con el que guarda unos registros interpretativos limitados a un físico que pinta muy bien en pantalla pero se agota por simple sosería taciturna, sorprendió a propios y extraños hace tres años cuando adaptó la novela de Dennis Lehane 'Adiós, pequeña adiós' y le salió un perturbador ejercicio de estilo de thriller desolador y con brío narrativo.

Con 'The Town', Affleck dirige y además interpreta (muy a costa nuestra su hermano pequeño Casey, el verdadero actor de la familia, no repite como en 'Adios, pequeña...') una historia de traiciones familiares, asaltos a furgones blindados y cajas blindadas, mafias de raíces irlandesas y relaciones amorosas imposibles o con aroma trágico en el contexto de Charlestown, un barrio de Boston donde se desayuna tanto como se atraca un banco. La capacidad del Affleck director a la hora de narrar es de un vigor considerable, maneja con buen ojo de artesano de la serie B policíaca del Hollywood clásico la elipsis, el regate ante los posibles baches narrativos y la dosificación de diversos elementos como el romance, el dramatismo o el golpe autoritario del retazo de acción sobrio.

Se le puede achacar cierta ligereza en algunos aspectos: la rapidez y la facilidad con la que el romance de su personaje con el interpretado por Rebecca Hall se despliega ante el resto de la historia, o su propia interpretación, pidiendo algún hervor más en su rostro en los momentos más climáticos de la acción, pero la cosa es que Affleck es un director listo que no busca aquello que hizo flaquear la filmografía como realizador de Edward Burns: la pretensión de acercar un cine de género a las cotas de lo artístico y conceptual. Más que nada porque sabe que hay un dueño de ese tipo de cine con el que es difícil empatar: James Gray.

Es cierto que hay apartados donde la película cojea, pero en definitiva son nimiedades que el propio ritmo de la narración no tiene problemas en esquivar. Con 'The Town' Ben Affleck confirma las sospechas: a día de hoy estamos ante un notable contador de historias y seguimos comprobando como se lo meriendan ante las cámaras a las primeras de cambio.

Férreo thriller policiaco filmado con gran oficio y sobriedad por Ben Affleck, cuya pega es que también sale él frente a la cámara como protagonista. Es conocida mi manía por la cara de acelga de este tío, pero reconozco que con sólo dos films a su haber como director, estamos ante uno de los orfebres más interesantes del último Hollywood. Es algo inferior a su genial debut "Adiós, pequeña, adiós", ya que carece de la calidad del texto de Dennis Lehane y todo lo que aquella tenía de imprevisible, se transforma en este relato en un film muy competente que se sigue con sumo interés, pero que peca de una trama demasiado convencional.

Una historia de ladrones de bancos, descendientes de irlandeses, que se preparan para el típico último golpe que les retire mientras son acechados por el FBI; en el que se distinguen dos líneas argumentales diferenciadas. Una es la trama propiamente criminal, que es lo mejor con diferencia, y la otra, la historia romántica entre el personaje principal y una ex rehén que desconoce que su pretendiente fue el tipo que la secuestró. De las tensiones entre estos dos frentes se desarrollará el drama, hasta impactar en una traca final de infarto.

En el apartado actoral, destacan un acertado Jon Hamm (“Mad Men”) como agente perseguidor del FBI y sobre todo Jeremy Renner (“En tierra hostil”) como colega desquiciado del protagonista, que cuando comparten plano con Affleck, no hacen sino poner en evidencia las limitadas capacidades interpretativas de éste. La ambientación gris y sórdida de un Boston carente de esperanza es acertadísima, conformando así un perfecto marco que define el carácter de unos personajes al límite, igualmente repletos de claroscuros.

"The town" evoca irremisiblemente a ese tipo de thriller setentero que elaboraban artesanos como William Friedkin o John Frankenheimer: seco, desencantado, violento, realista y atrapante, del estilo de "French connection" y sucedáneos. Es de agradecer, al menos para mi gusto, que la trama se desarrolle sin artificios y que las escenas de acción estén rodadas con precisión, con cámara nerviosa pero no epiléptica; de manera que, resultando trepidante, sabemos quien huye de quien, quien está disparando a quien y desde dónde, algo inusual hoy día... y es que estoy bastante harto de que la tendencia actual del género sea a base de mareantes montajes postmodernillos que no saben lo que es un trípode.

Espero que estos dos aciertos que lleva Affleck no sean fruto de la casualidad y que estemos frente a un realizador con muchísimo potencial por delante. Sigue así Ben, centrado en tus labores como director, que de verdad se te da muy bien. El séptimo arte lo agradecerá.

Está tan bien realizada que parece que es buena. Sin embargo, sobre un arranque esperanzador y un envolvente desarrollo, en la media hora final ya me doy cuenta que lo que esperaba no aparecerá; no hay personajes atractivos, sólo arquetipos, lugares comunes por todas partes, y un Ben Affleck que dirige bien pero desperdicia mucho, seguramente por haberse metido a protagonizar a un delincuente profesional con trauma de chico bueno. Una interpretación insoportable: siempre con cara de póquer frente a la encantadora sensualidad de Rebecca Hall.

El reparto es óptimo, pero todos cumplen sin ganas; personaes e interpretaciones resultan monocordes, sin matices ni contradicciones en lo que debería ser un vertiginoso entrechocar de pasiones diversas.
Los malos-malísimos-de-la-muerte no son creíbles para nada. Lo que al principio parece novedoso resulta que ha sido visto mil veces con mejores armas y mayores talentos. Un fiasco.

No me extenderé mucho. Absolutamente todo suena a mentira. ¿Cómo se come que la piba quiera al prota? ¡Si le amenazó-robó-secuestró-mintió-utilizó! ¿Y el rollito ese de cremita del hockey a que viene? ¿Y el rollito ese de quiero cambiar? ¿Y el rollito ese de soy de una barriada pero soy más educado que el papa? ¿Y ese rollito de robar millones de dólares como el que tose? ¿Y ese rollito de amigo-gordo-kamikaze-sacrificado (creo que no habla nunca)? ¿Y ese rollito de no huir del lugar del atraco para pasear por entre el FBI, nada más y nada menos? ¿Y, por cierto, todo el rollito ese de madre toxicómana? ¿Y el de padre cabrón encarcelado? ¿Y el de chico atormentado? No sé qué traumas de la infancia tiene el director pero le faltan muchas primaveras para poder hacer algo decente.
PD: Al segundo jefazo del FBI habría que decirle que quite la cara del malo de Lost, que ya acabó hace tiempo.

La película me gustó, me parece que está bien lograda y tiene varios puntos a favor. Lamentablemente no puedo decir que colmó todas mis expectativas ya que antes de verla leí que la mayoría de los críticos o casi todos de los más experimentados le daban su aprobación. Tampoco es que no me haya gustado. Antes de decir los aspectos que no me parecieron muy logrados, voy a mencionar lo bueno. Las caracterizaciones del los personajes que interpretan Ben Afflek y Jeremy Renner son buenas porque conmueven y son originales y claras. Las escenas de acción son espectaculares. El sonido de la película es elegante y conmovedor. Las actuaciones son buenas, sobre todo la de Jeremy Renner. Sobre lo malo debo decir que la película tiene fuerza pero no lo suficiente para decir que será recordada en un largo tiempo y que la caracterización del personaje que interpreta Rebecca Hall no conmueve.

Como ya todos sabemos Ben Affleck, conocido por sus pobres interpretaciones en flojas películas ahora es también conocido por sus buenos guiones y su buen trabajo detrás de las cámaras, y en The Town esto se nota, ya que el guión es bueno y tiene ritmo pero la interpretación de Ben Affleck no varía apenas de sus anteriores.
La película empieza ya con ritmo y tensión con el primer atraco al banco que recuerda por lo menos a mí el prólogo del Caballero Oscuro donde esto salía bastante mejor. En cuanto las escenas de acción estas bien rodadas y provocan en nuestro cuerpo todo aquello que esperamos de una película de acción, tensión, emoción, etc. En cuanto las interpretaciones has que destacar la de Jeremy Renner y también hay que destacar sobre su breves apariciones la magnífica interpretación de Pete Postlethwaite que sin duda se come a Ben Affleck en sus conversaciones.
En cuanto a la parte sentimental directamente no cuaja.
En fin, una buena película al estilo training Day que podría haber sido mejor con una buena elección del protagonista y una historia dramática con mas profundidad.

Después de la fantástica "Gone Baby Gone", Affleck prosigue su camino como director y nos vuelve a deleitar con un film que no hace más que ratificar su enorme talento detrás de las cámaras.

Ambientada en Boston, concretamente en Charlestown, tierra de cultivo para todo tipo de delincuentes, Affleck nos ofrece su mejor interpretación hasta la fecha y junto a sus tres amigos (genial Jeremy Renner) se dedican a atracar todo tipo de bancos y furgones.

Con esta sencilla y, por qué no decirlo, trillada premisa; Affleck nos regala un thriller policíaco de alto voltaje en que se entrelazan una serie de elementos que invitan a la reflexión como la lealtad y la traición, la redención y la condena, la esperanza y la desesperación, y principalmente, tomar consciencia de la dificultad que supone dejar atrás el pasado.

Ok, Affleck.

Como cinta de atracos funciona a todo tren, la fascinación por la gente de los bajos fondos siempre funciona, está muy bien rodada y el personaje de Jeremy Renner tiene mucho carisma. A mi la historia me recuerda vagamente a Heat, eso si con más ritmo y bastante más blandita.
Siendo buena le faltan detalles para ser muy buena. Demasiada simpatía con su protagonista, justifica demasiado sus actos, delinque casi pidiendo perdón y demasiado odioso el agente del FBI que les persigue. La historia de amor es algo inverosímil, aún así necesaria como motor del cambio del protagonista.
Que Affleck es un actor muy limitado lo sabemos todos desde hace tiempo, en cambio como director es bastante decente ofrece cine clásico, sin piruetas visuales, el de toda la vida. En estos tiempos que la pirotecnia es lo que se lleva se echan de menos los narradores de historias, cine de género hecho con gusto y buen hacer. Es de esperar que en el futuro se vaya superando, sus inicios son prometedores desde luego.