arrow

83 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Huirás del pasado, pero te seguirá como tu sombra.
“Raíces profundas”, la legendaria y espléndida versión realizada por el aplaudido director George Stevens (poseedor de dos estatuillas) de la novela de Jack Schaefer “Shane”, consiguió seis nominaciones al Oscar, convirtiéndola en un clásico del cine norteamericano. George Stevens juntamente con la magnífica fotografía de Loyal Griggs y la espléndida música de Victor Young (que obtuvo el único Oscar, que se llevó a la película) consiguieron que la misma se convirtiera en mítica.

Hay que destacar el trabajo soberbio de todos los actores, desde un Alan Ladd (que realizó el mejor trabajo que se le puede recordar), Van Heflyn, Jean Arthur (en su última actuación en el cine), Jack Palance, el entonces joven Brandon De Wilde, Emile Meyer, Ben Johnson, etc.

La historia lleva a un hombre desconocido y sin hogar, a salir en defensa de una familia de granjeros que viven aterrorizados por el cacique de la zona y por un pistolero contratado por el. Aparte de los hermosos paisajes naturales, del excelente tema musical, hay escenas magistrales, que hacen que la película sea un film que no debe perderse ningún cinéfilo.

Western emblemático, perfecto en su faceta de retratar al héroe solitario y mítico, a los ojos de un niño. “Shane” es también una historia de crecimiento, con un niño que representa el puente de entendimiento entre una sociedad violenta como la que exponen los ganaderos y la más pacífica y democrática, representada por los granjeros.

Hay muchos westerns en la historia del cine, muchos de ellos son legendarios, los de Ford son verdadera poesía visual unida a maestría argumental… pero “Shane” sigue siendo especial y uno de los mejores.
[Leer más +]
103 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Corre a casa junto a tu madre. Dile que ya no hay más revólveres en el valle.
Es en la primera secuencia, donde Alan Ladd llega a casa de los Starrett, cuando rápidamente se da cuenta de que son gente honrada, buena gente que quieren vivir creando un espacio propio que les dará víveres suficientes como para crecer. Shane quiere formar parte de eso y dejar de lado su pasado de pistolero justiciero. Por esa razón ayudará a Joe Starrett (el padre de familia) a rebanar ese tronco que muerto yace allí como símbolo de las dificultades que uno tiene al venir de fuera para crearse un sitio, sin que el poso que dejan los odios de los hombres que antes han estado allí vuelva a aparecer. El tronco, pese a que les cuesta el trabajo de prácticamente un día, sale de la tierra y en ese mismo instante se da el pistoletazo de salida hacia la esperanza. Una esperanza truncada por los hermanos Ryker, que atemorizan a todos los convecinos de esas tierras para que las abandonen, ya que, afirman que les pertenecen por ser ellos los que de algún modo acabaron con los indios autóctonos que habitaban esas tierras. Starrett, como es lógico en cualquier hombre de a pie, responde a Ryker que esa no es una razón precisamente para estar orgulloso y sentirse amo de ese territorio, cosa que ya acaba de ahondar en la yaga del Ryker jefe. Éste, contratará a un pistolero temible como Jack Wilson y comenzará a hacer uso de las armas con los habitantes de esas tierras, matando de “forma justa” para la ley al pobre e inconsciente vecino Torrey. Esa será la gota que colmará la paciencia de Shane, y muy a su pesar volverá a ponerse el traje de pistolero. La sangre volverá a correr, y sus esperanzas de poder adoptar el papel de un hombre pacífico y “no profundo”, como las raíces de árbol, se verán truncadas. Eso sí, sin más revólveres en el valle.

Lo realmente bello de todo esto es como Shane se introduce en el seno de la familia Starrett. La grandiosidad que para él supone llegar, en parte, a formar parte, valga la redundancia, de una familia. Es más, ver cómo se ha ganado al pequeño Joey, cómo se ha ganado parte del corazón de Marian y la amistad de Joe padre. Y sobretodo poder llegar a observar cómo alguien ajeno a la familia puede formar parte de ella siendo capaz de salir, de llegar a tener ese tacto que sólo los grandes son capaces de tener para salir, para abandonar la casa, la guarida, en los momentos en los que indiscutiblemente Joey y Marian demuestran amar a Shane casi como a un semi-dios, dejando a un lado el incondicional esfuerzo que Joe padre está haciendo por mantener unidos a los vecinos, y en consecuencia a la familia.
Cinematográficamente hablando me parece que esas escenas en las que Shane abandona la casa dándose cuenta de que ha sobrepasado el límite de “la norma” familiar convirtiéndose en incómodo para su conciencia el sentimiento hacia su persona (como padre-amigo en el caso de Joey y como hombre en el caso de Marian) son de una fuerza pocas veces vista en la historia del cine. Por no hablar del final, claro.
[Leer más +]
89 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Western dramático, de lucha de los débiles contra el abuso de los fuertes y de exaltación de la libertad y la solidaridad
Producida y dirigida por George Stevens, se basa en la novela "Shane" (1949), de Jack Schaefer. Se rodó en Big Bear Lake e Inverson Ranch (California), Grand Teton National Park y Jackson Hole (Wyoming) y en los estudios Paramount (Hollywood). Nominada a 6 Oscar, ganó 1 (fotografía color). Obtuvo otro premio y otras 3 nominaciones.

La acción tiene lugar en un valle de Wyoming, en la década de 1870-80, a lo largo de varias semanas. Narra la historia de Shane (Alan Ladd), un pistolero de pasado tormentoso y oscuro, que ha decidido llevar una vida pacífica en un lugar retirado. A su paso por Jackson Hole (Wyoming) se detiene a beber agua en la granja de Joe Starret (Van Heflin), donde es testigo del propósito del ganadero Rufus Ryker (Emile Meyer) de echar del lugar a Starret y a los otros campesinos, para convertir todo el valle en tierra de pastos para el ganado. Shane, enamorado secretamente de Marian (Jean Arthur), esposa de Joe, decide defender a los campesinos amenazados.

La película muestra la lucha que enfrentó a ganaderos y agricultores de granjas agrícolas de riego y cultivo intensivo. Los ganaderos se sentían incómodos ante la pérdida de terrenos para pastos y la reducción del agua disponible para el ganado. La ausencia de servidores de la ley ("no hay un sheriff en 100 millas a la redonda") impide la prevención y represión de conductas violentas. Por otro lado, la película glosa el ocaso de la época de los pistoleros a sueldo y de los aventureros dedicados al robo y asesinato, introduciendo la figura del pistolero que defiende a los débiles frente a los poderosos. Shane es un pistolero enigmático, que acrecienta su secreto a lo largo del relato. ¿Por qué viste primorosamente? ¿Por qué, enamorado de Marian, no la corteja y se va? ¿Por qué exhibe una apariencia de debilidad que envalentona a sus enemigos? ¿Qué heridas lleva marcadas en el alma? Eastwood dedicó a la obra un homenaje en "El jinete pálido" (1985).

La música, grabada en sonido estereofónico, se basa en un tema central en torno al cual crea variaciones que evocan nostalgia, melancolía, incerdidumbre y heroismo. Añade canciones tradicionales como "Abide With Me". La fotografía, rodada en "Vistavisión", confiere grandeza al relato. Combina planos breves y planos de mayor duración, al objeto de alterar el ritmo visual y enriquecer la narración. Ofrece escenas fuera de campo. El guión desarrolla una historia con varios niveles de lectura: lucha de granjeros y agricultores, triángulo amoroso, personalidad oscura del protagonista. Usa el diálogo en mayor medida que otros westerns. La interpretación de Ladd es sobria, acertada e intrigante. Jean Arthur se despide del cine con una intervención más que correcta. Jack Palance borda, casi sin palabras, el papel de malo temible y cruel. La dirección construye una obra que se erige en canto a la libertad y la solidaridad.

Western clásico y memorable, poblado de personajes arquetípicos inolvidables.
[Leer más +]
56 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Profundos recuerdos
Si me preguntaran por el primer western que recuerdo haber visto desde que tengo uso de razón me resultaría prácticamente imposible concretar un título. Como mucho me atrevería a conjeturar si ese primigenio descubrimiento se podría haber producido entre los siete y los diez años bajo los efectos de “La diligencia”, “Solo ante el peligro”, “Rio Bravo” o la peli que nos ocupa en estos momentos. En cualquier caso siempre he querido pensar que fue el western de Stevens, en efecto, el responsable de mi iniciación al género.

“Raíces profundas” me conduce, además, a revivir la profunda y sincera amistad que aquellos lejanos años me acercó a Jeremías, un niño tan peculiar y atípico como su propio nombre. Jeremías, o Jerry, no era un niño del todo corriente. Acérrimo seguidor del Real Madrid, Elvis Presley y el Comandante Jacques Cousteau a partes iguales, mi amiguete también era un verdadero cinéfilo en ciernes. ¿Su película? “Raíces profundas”, claro.

Jeremías y yo fuimos uña y carne durante ocho años, pero jamás consiguió inculcarme su desatada pasión merengue ni su impagable entusiasmo por la oceanografía. Afortunadamente solo contribuyó a fortalecer mi devoción por Elvis y mi vocación cinéfila. El destino y diferentes formas de ver la vida acabaron por distanciarnos, pero siempre evocaré con cariño aquellas largas tardes de verano en las que los juegos infantiles cedían cada vez más terreno a esas interminables conversaciones mediante las que Jerry y yo fuimos madurando a ritmo de blues.

Cada vez que se me aparece Shane y su pelliza de flecos, alejándose a caballo, lentamente, mientras Joey vocifera su nombre, la niñez retorna a mi con insolente desparpajo. Y el bueno de Jeremías sigue ahí. Sonriéndome. Con la insobornable complicidad que siempre unió a dos almas gemelas.
[Leer más +]
54 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Hipocresía
El western es un gran invento hollywoodiano. Consiste en coger un drama, una comedia una tragedia o lo que apetezca y ubicarlo en un tiempo y un espacio con una iconografía muy precisa en la que convergen, llevados al límite, los valores fundamentales de nuestra sociedad occidental y su código ético. Los que tenemos más de treinta y cinco años creemos que nos educaron en las escuelas cristianas del final del franquismo y de la transición, pero en realidad fueron los westerns los que nos proporcionaron nuestro código de valores. Sí, es cierto, exagero un rato. ¿O no tanto?

Es solo una teoría.

En esta ocasión, tenemos un drama. La historia es sencilla, podría ubicarse en nuestros días, y tener por protagonista a un drogadicto, o a un corruptor de menores, o a un político corrupto. El efecto no sería el mismo. La transparencia y la solidez de los estereotipos en las películas del oeste, su caracter mítico, añejo, les convierte en símbolos reconocibles, exentos de matices. Sus actos son predecibles, los de los buenos y los de los malos. Son cartas de un poker descubierto. Hoy eso puede parecer catastrófico, posiblemente por eso el western sea hoy un genero pasado de moda. Ese código de valores hoy está en crisis, y con él, aquellos personajes que lo encarnaron.

Simplicidad y transparencia. Esas eran las claves del western. No hacía falta más cuando el honor, la dignidad, la decencia, la lealtad, el orgullo, etc. eran todavía palabras creíbles, que no provocaban la risa. Hoy nos mola más el sarcasmo, preferimos la parodia, pero solo como tapadera, porque en el fondo, los grandes valores, los héroes, son lo que nos sigue emocionando. Solo que hay que dar un gran rodeo para llegar a ellos, hay que disfrazarlos.

"Shane" hace un recorrido inverso al que vemos en las películas actuales. Es una película simple y transparente. Las cartas con las que juega están a la vista. Utiliza toda la iconografía del género. Un jinete solitario que llega por la pradera. Un conflicto entre ganaderos y agricultores. Un pueblo. Un saloon. Los malos y los buenos. Y Shane, el hombre que no puede huir de su pasado, de su naturaleza. En este caso no es un corruptor de menores, sino un pistolero, un asesino a sueldo. Debajo de esa simplicidad, de esa iconografía trillada, está el drama. El de los parias, el de los antisistema, el de los que no encajan. El retrato de una sociedad compleja y racista que se vale de lo más rastrero para eliminar lo podrido que hay en ella, para mantener sus valores de decencia y dignidad.

El cine de hoy utiliza el drama para alcanzar los viejos valores.
El western se valía de los viejos valores para alcanzar el drama.

¿En cuál de los dos está la hipocresía?
[Leer más +]
33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¿Winnie The Pooh en el Oeste? Pues sí, y es magnífica
Nunca había visto "Shane". Alan Ladd me echaba mucho para atrás. Temía que me estropease lo que mucha gente considera uno de los mejores westerns de siempre.

¿Y lo estropea? Pues no, a pesar de que no pega ni con cola como rudo llanero solitario que va a parar a pacífica granja familiar. Más que un pistolero parece la mascota que la familia le han traído al niño. Si hay momentos en que no sabes si Jean Arthur va a dar un chuche al crío o a Shane, por ese aspecto tan achuchable que tiene Ladd.

Encima la película es previsible y llena de tópicos. Pero es una maravilla. Qué colores, qué paisajes, qué música, ¡qué todo lo demás!

"Shane", un clasicazo western que se hundirá en tu memoria cinematográfica con raíces muy profundas.
[Leer más +]
33 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un asesino (léase Shane) no puede ir contra su destino, pero sí puede orientarlo (8.4)
El western del que procede la figura del enigmático pistolero se ha convertido en un clásico por méritos propios.
Todos los actores están estupendos, aunque físicamente quizás cambiaría a Ladd y a Jean Arthur. El guión es bastante bueno (ver spoiler), y es cierto que entre la mitad y el final hay momentos en que la dirección se estanca un poquito.
En mi opinión, el plano técnico ha envejecido bastante bien. La fotografía es soberbia para la época (los crepúsculos son oscuros de verdad), las peleas a puño descubierto son bastante creíbles y tensas gracias al montaje (es cojonuda la intercalación de los animales alborotados cuando Shane intenta impedir que Joe vaya a la emboscada, o cuando en los prolegómenos del último tiroteo en el bar vemos cómo el perro se levanta y se aleja del mostrador como sabiendo lo que se avecina), la música es más que decente...

Hay westerns que pierden muchísimo cuando observamos que copian (pro no decir calcan) elementos de películas anteriores poco conocidas para el gran público. Ejemplos son "El jinete pálido" (que calca a "Raíces profundas"), "El fuera de la ley" ("Raíces profundas" + "Las aventuras de Jeremías Johnson"), "Por un puñado de dólares" ("Yojimbo"), "Los siete magníficos" ("Los siete samuráis"), etc.
[Leer más +]
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
LA MEJOR EN SU GENERO.
Nunca fui fanática del western, es un género que jamás me gustó. Pero sin la menor duda esta película es maravillosa. En mi país se la conoce con Shane el desconocido, un título mucho más sugestivo que Raíces profundas y me parece que es más justo con el contenido del film. Si lo analizamos con absoluta objetividad se podría encontrar ciertos errores en su fotografía, en las tomas y en las actuaciones, pero seamos sinceros; ¿podemos ser objetivos cuando en la historia encontramos un precioso niño, un hombre hermoso como Ladd y la atracción entre un hombre y una mujer casada? Si si suena trillado y demasiado romántico, pero es imposible no adorar y dejarse hechizar con una película tan clásica y sentimental. Creo que por primera vez los espectadores sentimos que el final es como debe ser, pero que nos hubiera gustado que el amor gane la partida. Otro punto a favor es Jack Palance como el villano, tan joven y atractivo que rompía los moldes de los malos que se habían visto hasta ese momento. Cada vez que la vuelvo a ver me sigo enamorando de Alan Ladd y de una historia distinta para su época.
[Leer más +]
29 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
"¿Hacia donde te diriges?" "Hacia algún lugar donde no haya estado antes"
Excelente y muy entrañable western, que supuso uno de los mejores trabajos del realizador George Stevens, a la vez que auparía al malogrado, (murió accidentalmente de una sobredosis de barbitúricos y alcohol en 1964), Alan Ladd hacia un efímero periodo de gloria cinematográfica.
Inolvidable la relación entre el protagonista y el niño, el también malogrado, (moriría en 1972 en un accidente de tráfico), Brandon De Wilde, así como también inolvidable esa lucha que mantienen los granjeros del lugar hacia ese cruel terrateniente llamado Ruffus Ryker, (Emile Meyer), con el robusto Van Heflin como pilar central de la noble causa.
A destacar también la corta aparición, (en uno de sus primeros papeles en la gran pantalla), de Jack Palance, el considerado uno de los actores más duros del western, junto al gran Edgar Buchanan, o el todavía desconocido Ben Johnson.
32 años después, en 1985, el camaleónico y genial Clint Eastwood quiso rendir un justo homenaje a esta gran obra, y presentó "El jinete pálido", película notable que reuniría muchas de las características de Raíces profundas, pero que no tuvo, ni de lejos la repercusión de esta. Aún así, su visionado se hace muy agradable, y la calidad de la cinta es más que buena.
Para visionar una y otra vez esta genial obra, y toda una oportunidad para que los más jóvenes conozcan la historia del entrañable Shane.
[Leer más +]
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
entrañable
Puede que Alan Ladd necesite un taburete para los primeros planos, ó su ropa no sea como la de Eastwood. Puede que no tenga tanta acción como otras ó los actores sean los más duros (excepto Palance que si lo es), pero Raices Profundas lo tiene todo, amistad, amor, admiración, orgullo, injusticia y justicia. La sigo viendo y sigo teniendo la carne de gallina, el nudo en la garganta, la misma sonrisa embobada que el niño, es la magia del cine. Una película que si no te metes en ella puede parecerte ridícula, pero si dejas a un lado éstas cosas te llega hasta muy dentro. No cambiaba a Ladd por ningún otro, por si acaso no sigue siendo lo mismo. Es la película de mi infancia y cuando la veo de nuevo me lo sigue pareciendo.
[Leer más +]
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Shane vuelve, adios Shane
No es John Ford, ni su caballería, ni sus "Centauros del desierto"; tampoco es Howard Hawks, mi adorado maestro; pero es mi wester favorito.
Con una fotografía en color preciosa, y con todos los ingredientes del wester cinematográfico, es decir, paisajes que expresan la belleza y dureza de esas tierras, granjeros, ganaderos, el malo malote, la comunidad como punto de unión entre las personas, banquetes y bailes que corroboran esa unión, y una historia de amor imposible y no correspondido; y luego está el héroe; ese hombre que huye de su pasado, que intenta rehacer su vida, pero el san Benito que lleva encima es demasiado severo como para deshacerse de el.
Con momentos intensos, dramáticos y un duelo final que nada tiene que envidiar a ninguno de los dos maestros mencionados anteriormente. Y aparte, siempre se me quedará pegada la imagen de nuestro héroe cabalgando solitario por esas montañas, mientras que en el valle suena el eco del niño. Para mi humilde corazón, sencillamente impresionante.
También tengo que añadir, que en mi infancia cuando en la televisión ponían una peli del oeste, era como un día festivo, y a mis 35 años que tengo ahora, el recuerdo de "Raíces Profundas" no se me ha olvidado; (la he vuelto a ver unas cuantas veces más después).


Perdóname John, perdóname Howard, pero Obra Maestra.
[Leer más +]
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La soledad del mito.
Película imprescindible tanto en la historia como en la teoría del western. André Bazin ilustró en ‘Raíces profundas’ (‘Shane’), junto a ‘Sólo ante el peligro’, el concepto de superwestern, entendiendo por éste “...un western que se avergüenza de no ser más que él mismo, e intenta justificar su existencia con un interés suplementario: de orden estético, sociológico, moral, psicológico, político, erótico..., en pocas palabras, por algún valor extrínseco al género y que se supone capaz de enriquecerle.” Superwestern, western clásico, western novelesco que no deben de entenderse tanto desde una perspectiva valorativa sino más bien clasificatoria.

En el western clásico (‘La diligencia’, ‘Río rojo’, ‘Pasión de los fuertes’, Winchester 73’), los personajes se mueven en virtud de pasiones o sentimientos primarios: amor, odio, ambición, venganza o instinto de supervivencia. Sentimientos y pasiones que estructuran historias donde florece la estética de lo épico, de ahí la fuerte resonancia homérica o el sentido de la tragedia que a veces encontramos en muchos de ellos.

¿Qué mueve al atormentado Alan Ladd en ‘ Raíces profundas’? El deseo de no ser, el deseo de desaparecer, de romper con un pasado anterior que imaginamos desde el principio y que él mismo hace explicito al final. Para ello, para dejar de ser, debe convertirse en algo distinto, y ello no puede ser otra cosa que el mito. El mito del justiciero (tan fecundo en westerns posteriores), el del Llanero Solitario (observemos su vestimenta), el del caballero andante.

Así, el mito caballeresco medieval desemboca en el western. El héroe no tiene pasado pues ya se ha desembarazado de él, tampoco tiene futuro (al final lo vemos cabalgar hacia la noche, hacia la nada), tampoco tiene ambición ni deseo sexual (es puro, angelical como Sir Gallahad) y cuando se ve irremisiblemente avocado a la acción lo hace en virtud de un imperativo moral (defender al débil frente al poderoso) cuya lectura ideológica es la defensa de la democracia norteamericana. El propio físico de Alan Ladd apoya o contribuye a deducir esta tesis; me recuerda mucho a James Stewart en ‘El hombre que mató a Liberty Valance’.

‘Raíces profundas’ es tambien un un western crepuscular: anuncia el fin de los forajidos, de las tierras salvajes, del poder de los grandes rancheros, de una época; el inicio del fin de la Frontera.

Una gran película.
[Leer más +]
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
CLÁSICO ENTRE LOS CLÁSICOS
Los primeros planos de “Raíces profundas” utilizan el impresionante paisaje para subordinar la figura humana a un orden natural. Procedente de no importa donde, el solitario Shane (un discreto Alan Ladd) llega a la granja de Joe Starrett (estupendo Van Heflin), enclavada en un valle que es escenario de la tensión entre las nuevas familias de granjeros y los antiguos propietarios de los terrenos, los Ryker, familia de ganaderos que quiere utilizar todos los terrenos como pasto para su ganado. Los ingredientes iniciales son los necesarios para que el artesano (en el mejor sentido de la palabra) George Stevens construya de manera eficiente un relato clásico, con todos los personajes y situaciones familiares del género.

El argumento se nos muestra a través de tres miradas diferentes. De ellas, la más importante es la del pequeño Joey (excepcional Brandon de Wilde), que ve en el desconocido la encarnación de los sueños en el mundo de la infancia, donde se busca dominar la naturaleza por medios expeditivos, legendarios, y no tanto a base de trabajo. La mente de un niño aún no está sometida por la lógica del esfuerzo y el sacrificio. Así la antítesis entre Joey y su padre, es obvia, pues mientras el adulto se las tiene con el patriarca ganadero, que intenta echarlo por cualquier medio de su parcela, el niño juega con un rifle de madera, pretendiendo cazar un ciervo. Uno busca echar raíces en su hogar, el otro sólo pretende vagar con la imaginación, sin límites.

La mirada del pequeño se congela en el idealizado forastero, mientras que el padre apenas le presta atención y la madre Marian (una convincente Jean Arthur), se asoma con timidez a la ventana, ocultándose acto seguido, quizá temerosa del desconocido. Finalmente la amabilidad del niño y la madre, seducirán al forastero para quedarse una temporada, intuyendo el peligro que acecha a los granjeros ante la opresión del cacique ganadero. En este contexto tiene una aparición lógica la violencia y Stevens enfatiza las consecuencias de la misma, con planos cortos y rápidos en las escenas de pelea, y dando una exagerada sonoridad y aparatosidad a los disparos. Este empleo del sonido, es tremendamente expresivo, como lo son la extraordinaria música de Victor Young y la fascinante fotografía de Loyal Griggs que aprovecha al máximo el enorme potencial de los paisajes, espectacular belleza en los encuadres, incorporando muchas escenas nocturnas, algunas de ellas rodadas con el efecto de “noche americana”.

En cierta ocasión Stevens comentó: “Creo que cada cosa que figura en una película repercute en el espectador, aunque este no sea consciente del impacto que le producen cosas pequeñas y secundarias. Este trabajo dirigido al subconsciente es de gran eficacia, más grande de lo que supone la mayoría de cinéfilos y cineastas”. Un detalle secundario es el vestuario de Shane y el del pistolero Wilson, que les diferencia del resto de habitantes del valle, clara muestra de que son ajenos a esa comunidad. Todo confluye para mostrar a Shane como una especie de ser idealizado, flotando por el valle sin que nada le afecte. Sólo parece poder amenazar esa condición, el pistolero Wilson, alto y delgado, con ropas negras, es la imagen antitética de Shane, quedando simbolizado así el enfrentamiento entre el bien y el mal.
[Leer más +]
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Excelente clásico del western. A destacar los magníficos exteriores.
Me ha sorprendido esta cinta sobretodo por su buena ambientación y por el rodaje de unos exteriores que tienen un peso propio y específico.
Magníficas vistas y paisajes que nos hacen vivir de forma más realista la historia y ayuda a involucrarnos más con los personajes.
Aunque peque, en apariencia, de algo simplista en su concepto (¿y qué viejo western no peca de ésto?), globalmente el resultado se hace disfrutar, creo que, principalmene, por un buen dominio del tempo narrativo. Se va creando progresiva e "in crecendo" cierta tensión, muy bien llevada, que aunque previsible en su resolución no deja que disfrutemos de una película muy entretenida y de agradable visionado.
Uno de los standar del género western por antonomasia.
[Leer más +]
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Imprescindible
Se que Alan Ladd no es un gran actor, ni George Stevens es Ford ni Hawks pero es de esas extrañas circunstancias de la vida que se unen dos polos distintos de la cinematografía y se atraen. Si esta película la interpretase John Wayne no sería la misma ya que no podría dar ese aspecto sereno y de buena persona que tiene Ladd (me hubiese gustado tambien James Stewart), hasta que su expresión y actuaciones con los granjeros y con los extorsionadores cambia radicalmente. Sin duda este actor está en el papel de su vida y no lo desaprovecha, y aunque no parezca un pistolero de postín como hubiera sido Wayne o Cooper, las fases en que se va transformando son de una maestría por su parte incontestable. Los demás actores están muy correctos excepcionando al niño y a Jack Palance que están impresionantes. No olvidar la musica de Victor Young que es inolvidable.
El duelo final es de los más épico y memorable, solo comparable a mi modo de ver con Duelo en alta Sierra de Peckinpah.
[Leer más +]
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Shane!!
Una de las películas más bonitas de todos los tiempos y para mi gusto el mejor western que he visto. Cuenta la historia de un pistolero que acepta trabajar para una familia de colonos que se encuentra amenazada por un poderoso terrateniente que quiere echarlos de sus tierras. Para ello contrata a un peligroso sicario que se enfrentará al pistolero en un emocionante duelo final.

El guión es excelente y expone claramente los razonamientos de los colonos para ocupar las tierras en las que se encuentran. La trama es más profunda de lo que aparenta, me gustó mucho el personaje de Ben Johnson, un joven con ganas de convertirse en matón pero que acaba entendiendo que por ese camino no va a ninguna parte. Jack Palance interpretó uno de los papeles más recordados de su carrera con nominación al Oscar incluida. Un sicario de inquietante presencia que no dudará en liquidar a quien se le ordene y se pase de listo. Por su parte Alan Ladd es un solitario pistolero que parece renegar de su oscuro pasado pero que no tendrá más remedio que intervenir en una situación de abuso como la que se plantea. Un hombre que quiere ser bueno pero al que las circunstancias obligan a reaccionar. Van Helfin es un honrado y trabajador padre de familia que luchará por evitar que le echen de sus tierras. Un hombre inteligente pero que no está preparado para enfrentarse con Palance porque la única manera de encararse con éxito contra un asesino es haber sido como él. Y no me puedo olvidar del magnífico trabajo del malogrado Brandon De Wilde que con su conmovedora actuación también fue nominado al Oscar. El argumento incluye también una bonita historia de amor platónico entre el pistolero, Ladd, y la mujer del colono, Jean Arthur.

En definitiva Raíces profundas es una obra maestra fuera de toda duda que está incluida en el registro americano de filmes por ser considerada "cultural, histórica o estéticamente significativa". Fue nominada a seis oscars, entre ellos el de mejor película, ganando finalmente el de mejor fotografía.
[Leer más +]
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Profundas sensaciones.
Cualquier aficionado al cine sin necesidad de ser demasiado avispado puede detectar ya en los títulos de crédito, aunque no lea los nombres, en las primeras imágenes, en la música que comienza a sonar, que lo que vamos a ver va a ser algo grande. No es fácil de explicar, pero se intuye, se detecta, se sabe. En esta cinta esto se cumple a la perfección, no es que me haya sorprendido, pues ya había tenido la fortuna de verla en más de una ocasión, y también siendo presa de esa maravillosa sensación. Pero en este nuevo pase con el que nos deleitó TV1, lo he vuelto a notar con más contundencia, y he disfrutado de la película, de forma más apasionada y con predisposición al goce. Me ha parecido incluso mejor que otras veces, y sus escenas previsibles, que son unas cuantas, no le restan intensidad ni fuerza, con ese final excepcional, a la altura de las mejores obras, y a la vez, al alcance de muy pocas. Inconmensurable ¿Fueron dos horas frente al televisor o solamente dos minutos?
Salvo Jean Arthur, excelente actriz quizás no demasiado bonita, pero muy atractiva, y con una muy estimable filmografía, y también Víctor Young genial músico de memorables bandas sonoras, el resto del elenco, incluido el director, aun reconociéndolos magníficos, no los catalogo como estrellas, pero aquí ciertamente se ganan ese calificativo. Extraordinarias todas las interpretaciones, metidos en unos personajes genialmente perfilados, destacando la propia Arthur y su marido en la ficción Heflin y por supuesto el niño, Brandon De Wilde. Pocas veces en el cine, en cintas para adultos, un personaje infantil habrá acaparado tanto protagonismo y atención, junto al pistolero plasman un final memorable, intenso, cargado de realismo, emoción, incertidumbre, belleza.
Profunda película mires por donde la mires, desde el apego a la tierra, en ese ya para siempre inolvidable valle, con las nevadas montañas, maravillosamente fotografiado, la lucha del modesto contra el poderoso, lo profundidad del amor platónico, o el deseo, de quien no está autorizado para sentirlo, desear a la mujer de otro o ser deseado por ella, tal vez no se pueda evitar pero tampoco aceptar. Y la imposibilidad de cambiar, de redimirse, de encontrar la paz. Cuando el destino te ha puesto en el camino equivocado, parece misión imposible salir de esa senda. El pistolero altruista, todos se pelean por tenerlo de su parte, pero cuando acaba su trabajo, su compañía resulta incómoda y nadie realmente lo quiere a su lado.
[Leer más +]
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
¿Shane muere?
Shane se va herido mientras Brandon De Wilde le pide que no se vaya. ¿Muere? No muere porque Raíces profundas (pésimo título otorgado vete a saber tu por quien) no puede morir. Es uno de los cinco mejores westerns de la historia (a mi entender) pese a que George Stevens no era Ford (o Hawks) y que Ladd no era Wayne (o Stewart). Es posible que Shane/Ladd no de el pego y que Jean Arthur esté un poco pasadita para el papel, pero el film es muy bello e interesante. El tema, aunque muy típico, es el que abunda en el western, el del tipo con un pasado turbio que llega a una comunidad en la que los buenos son atizados por los malos. Indefectiblemente, el tipo se aliará con los buenos para acabar con los malos, eso sí, con paciencia y aguantando las primeras provocaciones, hasta que se calza el colt y se lía a tiros. La película nos ofrece mucho pero destacaría dos cosas: que Van Heflin es un actorazo como la copa de un pino (ver El tren de las 3 y 10 pero la buena, no el bodrio posterior) y que Jack Palance, en esta ocasión, se gana el título de malo cum laude por excelencia. Imagínate a Palance frente a tí, con esas facciones calavéricas, esa sonrisa demoníaca y esos guantes negros de enterrador. ¿Te lo imaginas? Yo prefiero verlo en Shane, que de imaginármelo me entra mucho, pero que mucho miedo.
[Leer más +]
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Un verdadero clásico
Un western que marcó toda una época, y que incluso mereció mejor suerte a la hora de repartir los premios Oscar, esta película producida y dirigida por George Stevens, se centra más en definir las calidades de sus personajes que en caer en el puro artificio, tiroteos, refriegas y demás, actores para películas y películas para actores, esta hecha a la medida de Alan Ladd, su supuesta sencillez y timidez al inicio, se transforma en aplomo sin misericordia en el desenlace, es evidente que sirvió de inspiración o algo más para Clint Eastwood, para construir sus películas "Infierno para Cobardes" (1972) y "Jinete Pálido" (1985), por otro lado, Jean Arthur, Van Heflin y hasta el pequeño Brandon De Wilde dan credibilidad a la trama, sin olvidar a los "malos" Edgar Buchanan y Jack Palance, muy especial la actuación de Ben Johnson haciendo un papel que demuestra que ante las injusticias cualquiera puede buscar su redención, una de las grandes lecciones que deja la película.
[Leer más +]
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El pistolero más mono a este lado del valle
Con Raíces profundas, George Stevens hizo su única incursión (al menos que yo conozca) en el mundo del western. Y lo hizo de manera más que notable, dando lugar a todo un clásico del género.

Shane narra cómo un pistolero llega a una granja e intenta llevar la misma vida que sus ocupantes. Pero estos se ven continuamente hostigados por el terrateniente de turno que quiere echar a éstos y a los demás granjeros para dominar todas las tierras.

La película introduce, de esta manera, el personaje del hombre de oscuro pasado que, a pesar de sus intentos, al final no puede salir de la vida que lleva. El pistolero, al final, ejerce de tal. Y lo asume. Y aunque se sienta cómodo con su nueva situación y la familia le trate como a uno e sus miembros, su pasado le persigue. Posteriormente, hemos visto el mismo perfil en infinidad de ocasiones (quizá antes también), por ejemplo en El Jinete pálido.

El film se encuentra lastrado, en todo momento, por la presencia del bueno de Alan Ladd. Imposible, una vez más, como tipo duro. Verlo llegar a la granja con sus flecos impolutos y el cabello rubio bien peinado te puede chafar la película. Y que decir de sus peleas con tipos que le sacan más de una cabeza y tres cuerpos, o de cómo parte troncos. Y de un pistolero que rehuye el whisky. Por no hablar del face to face con Jack Palance, qué contraste.

A pesar de ello, se trata de un film interesante en el que destaca la admiración que el niño Joey siente por Shane frente a su padre. Se echa de menos, sin embargo, la tensión sexual entre aquél y la mujer de Starrett, que podría haber abierto una nueva puerta a la historia. Pero el buen pulso narrativo de Stevens, director sólido donde los haya, nos lleva de escena a escena sin rodeos, consiguiendo mantenernos atentos en todo momento y sacando todo el jugo a un buen elenco de secundarios (Ben Johnson, Elisah Cook, Jr. ... y la presencia amenazante del gran Jack Palance, por supuesto).
[Leer más +]
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver críticas con texto completo
Más información sobre
Fichas más visitadas