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20 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Un sencillo postre
Teresa de Pelegrí apareció en la televisión el otro día y habló sobre esta película. Después de verla, saqué en claro que la había hecho con mucho cariño, además que con el interés extra que aportan las mujeres. No obstante, se puede apreciar que tampoco tiene un guion extraordinario, el caso es que con poco puede hacerse una película agradable sin más. Me hago a la idea de que es como cuando te pones a cocinar y cuentas tan sólo con la mitad de elementos, el caso es que te apañas y al final te sale un plato aceptable, en su punto.

El guion es por tanto muy elemental, muy básico. Aún así, los actores tienen su oportunidad para acertar con el debido ambiente que requiere la película. El tema es sencillo, no hay que tirar de un ningún hilo recordatorio para seguirlo. Pronto adviertes que no habrá giros sorpresivos pero vas viendo que, al menos, el ritmo tampoco variará a peor.

Por tanto, tampoco cae en picado hacia un final desastroso. La historia transcurre a raíz de ese encuentro algo extraño: expulsado en pelotas a la calle y ella que pasaba por allí en aquel momento. No interferirá ningún otro elemento extraño al asunto, e irá alargándose en el tiempo con el clásico anexo: “6 meses después”. Ella merece que todo en la vida le salga bien. De él no opino, yo como Rock Hudson en Pijama para dos: “Mis padres me enseñaron que para hablar mal de alguien, es mejor no decir nada”, pero su actuación se ajusta perfectamente a la labor de la Leonor Watling.

El tema es el consabido: No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. El amor… El amor es como una caja de palomitas en el cine, dice él, mientras tienes todo va bien, pero cuando tocas el fondo, cuando te percatas que no hay más que cartón, las echas en falta. En definitiva, este amor en su punto está en su punto; mantiene un agradable tono paisajístico, como si fueras en tren mirando los campos por la ventanilla. Y al final, ya llegando al destino, despiertas de ese duerme vela y hasta te sube el ánimo.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Tú, yo y la comida
Amor en su punto es dos películas en una.
La primera, la del romance entre Oliver y Bibiana, es una cinta deliciosa, romántica, muy simpática y llena de momentos de pura magia cinematográfica, como el del restaurante a oscuras (secuencia tremendamente original) o cada uno de los momentos que comparten los protagonistas, incluyendo su muy divertido primer encuentro. Es un modelo de buena comedia romántica, la que no necesita ser cursi ni simplona para agradar y resultar bonita. Se beneficia además del excelente trabajo de un Richard Coyle tremendamente natural y encantador y una Leonor Watling que da una patada donde más duele a muchas de las actrices que han intentado ser protagonistas de comedias románticas, principalmente porque es mil veces mejor actriz y tiene mucha más naturalidad. Se agradece también esa normalidad en sus diálogos, ese algo tan del día a día que hace muy creíble el romance.
La otra película es la que empieza una vez Bibiana hace una sorprendente proposición a Oliver mientras están en casa de los padres de él. Ahí es donde la comedia de Teresa de Pelegrí y Dominic Harari empieza a patinar y a caer a plomo en su interés y ritmo. Es ahí, cuando el foco deja de estar en la pareja principal, donde el guión pierde comba y se pierde casi sin remedio en un mar de situaciones no muy divertidas (la película tampoco es el culmen de la carcajada, todo sea dicho) y poco interesantes para el espectador.
Menos mal que el epílogo, absolutamente maravilloso y tierno a la par que original y nada tópico, devuelve a Amor en su punto la magia de que había gozado en su primer acto. Más que recomendable.

Lo mejor: Watling, Coyle y su ejemplar romance.
Lo peor: El bache una vez el foco abandona a la pareja principal.
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Una historia aburrida....
Un guión poco interesante para todos los personajes de la cinta. Una deshilvanada historia, donde ninguno de los elementos logra posicionarse de forma principal, -salvo el guiso del padre del protagonista- que se torna en el elemento al que los sentimientos paterno-filiales afloran al final de la cinta, ni los problemas familiares de entendimiento del protagonista con sus padres, ni la historia de amor entre los dos principales actores, que aunque realizan un buen trabajo, no logran animar la película, que carece de interés y aburre al espectador. Desde luego la visión "ecológica" sobre alimentación y modos de vida desde un punto de vista tan básico y casi infantil no complementa en absoluto la historia, que en los puntos donde intenta ser más divertida, cae irremediablemente en el total ridículo.
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11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Todo ya visto... salvo el vegetarianismo
Si alguien espera una comedia realmente divertida y/o imaginativa, lo mejor será que no opte por "Amor en su punto", donde el humor brilla por su ausencia. Ésta es una película a ratos agradable, otros extremadamente vulgar y, en general, poco novedosa con un guión poco sorprendente (y a menudo exagerado) y un reparto que no parece esforzarse demasiado (Richard Coyle y Leonor Watling están bien, a secas, y entre los secundarios sólo destaca Ger Ryan, emotiva y creíble como la madre del protagonista pese a que tanto su papel como el del padre estén ya tan vistos).

La gran novedad de este film es su trato del vegetarianismo, convertido en tema central del film, tanto por su relación con los personajes como por su impacto en la trama. Por desgracia, se recurre a los tópicos de siempre, según los cuales la dieta vegetariana consiste en quedarse siempre con hambre, devorar verduras frías y tofu, fumar, ir a la India y formar grupos radicales. En realidad, no queda claro si el tema se trata para reírse de él o para defenderlo, pero lo cierto es que es de agradecer que una simple comedia romántica se centre en un tema nada desarrollado (de hecho, no puedo pensar ahora mismo en film alguno que tenga el vegetarianismo como tema central) e interesante. Del mismo modo, la defensa de los animales está tratada con el debido respeto, contrastando la visión anticuada de él con la visión liberal de ella.

Al margen de ello, todo está visto: típico comedia romántica con enredos y desenredos donde la comida juega un gran papel. No obstante, al contrario que otros films "alimenticios" varias escenas de éste dan más ganas de vomitar que de comer, lo cual es sin duda paradógico. La alemana "Deliciosa Marta" y su remake estadounidense "Sin reservas" aportan placeres mucho mayores para este tipo de film. No obstante, por su inclusión del interesante tema del vegetarianismo e invitar a debatir sobre el mismo, se trata de una película que, si bien no es en absoluto destacable, tampoco es por completo innecesaria.

En cuanto a humor, sólo me reí en una ocasión, con un chiste tonto que cuenta la protagonista: "¿Cuál es la diferencia entre un tomate y una patata? Que ambos son rojos. Salvo la patata". Imaginad la poca gracia del resto.

Juan Roures # La estación del fotograma perdido
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
En el limbo del género
Hay películas que reciben buenas críticas ante incluso de su estreno, lo que conlleva un buen boca-oreja y que el público se acerque a las salas para comprobar la calidad del producto; otras películas reciben malas críticas por parte de los expertos, lo que da lugar a división de opiniones y a que a mucha gente le pique la curiosidad y también vaya a verla. ¿Pero dónde quedan las películas que pasan inadvertidas en ambos sentidos?.

Ese limbo al que van a parar es, probablemente, el lugar más odiado por productoras y distribuidores, y es justo el lugar en el que se encuentra “Amor en su punto”. No parece que sea una estrategia perseguida, pero su apuesta por construir una historia sencilla y sin complicaciones tiene el peligro de no destacar en nada, y si eso es la tónica de toda la película, tiene poco que ganar.

La verdad es que poco malo se puede decir de una película que no arriesga, y que lo que hace es académico y rutinario hasta perderse en su propio aburrimiento. Ni la historia ni los personajes están muy definidos, y podrían ser situaciones cualquiera en roles cualquiera. Una falta de personalidad responsabilidad de su tándem de directores y de unos guionistas que no exprimen ninguno de los mimbres que tienen entre manos. La naturalidad de Watling es de lo poco que destaca en esta película, y no tiene fuerza suficiente para que todo rote a su alrededor. Mejor no hablar de la actuación de Coyle, que no se sabe bien si intenta parecer ingenuo o si simplemente lo es, en un papel en el que intenta interpretar a un galán (¿?).

Bueno, un película inocente, con una típica historia de chico-conoce-a-chica que no convence en ningún momento porque le falta contenido, desarrollo e interés en muchos tramos. No ofrece nada nuevo a un género plagado de películas olvidables como ésta que pasan por las salas sin revuelo de ningún tipo.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Guía para comer y amar
Comedia romántico-culinaria localizada en Dublín, sobre la relación sentimental entre un periodista gastronómico y una española que nada tienen en común.
Más insulsa que otra cosa, sólo cabe destacar su reivindicación del vegetarianismo, pues cae prácticamente en todos los estereotipos del género e incluso la mezcla cultural planteada arroja momentos de vergüenza ajena. Aunque se deja ver, supone un paso atrás por parte de sus creadores respecto a su ópera prima, “Seres queridos”.



“Eso es el amor: nos damos cuenta de que estaba allí cuando ya no queda.”
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Lo que hay que hacer para comer todos los días
Y hablando de comida, este potaje hispano-irlandés o irlando-español, qué mal suena, es una insípida comedia romántica, que ni siquiera el talento y la gracia natural de Leonor Watling puede sacar a flote. Advierto que este género, el de la comedia romántica, está más o menos en crisis porque su esquema es demasiado conservador para los tiempos que corren. De hecho, ahora que lo pienso, el adjetivo de "romántica" no viene porque haya romance sino porque pertenece al romanticismo, en un sentido lato. Por ejemplo, en su concepto del amor o en la idea de la media naranja, que por lo que se ve aquí, es una expresión española.

Es cierto que siempre se ha adulterado el concepto o ha habido variantes de dudoso gusto pero en los últimos años lo normal es deconstruir el género básicamente sustituyendo lo romántico por lo ordinario, lo cotidiano, el sexo fácil y sobre todo, por una concepción de las relaciones de pareja que le da la vuelta a los esquemas tradicionales, viaje en el que casi siempre ellas quedan como unas arrastradas, aquí sólo como chiflada, y ellos como unos sinvergüenzas. El resultado no sólo es feo por estética, no ejemplar en sus personajes y progre culturalmente, sino nada creíble, artificioso y me atrevería a decir que antinatural.
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Amor a 3/4
El envoltorio que rodea la cinta no se termina de entender.

La película sobrevive, de tópico en tópico, sin ofrecer nada realmente interesante, nada que te haga engancharte realmente, o conectar con los dos protagonistas.

Las interpretaciones salvan (un poco) este paupérrimo conjunto de escenas inconexas y aburridos tópicos.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Extraño la comedia clásica
Voy a empezar sentirme como un inadaptado social.
Y es que echo en falta esas comedias clásicas, con amores memorables y diálogos que no insultan a la inteligencia.
Y me sucede sobre todo cuando veo pelis como esta: tan "políticamente correctas", con "grandes ideales", pero de índole vegetariana, con mujeres que hablan de sexo como si fueran hombres, con ese rollo de "nos atraemos, luego nos acostamos", con mujeres que plantean el irse a vivir juntos como si fuera el no da más de su entrega, pero que después se extrañan y se toman a la tremenda que el gachó de turno haya sucumbido una sola vez a los encantos de otras faldas,..
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5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Ablandarse es un placer.
La segunda película del día terminó de redondear la tercera jornada en la Sección Oficial y, aunque reconozcamos que Amor en su punto (The Food Guide to Love), de Dominic Harari y Teresa de Pelegri, se nos antoje un film en exceso convencional para ser programado en el apartado más importante del certamen, también es cierto que la dignidad global del producto justifica su presencia en Málaga, incluso, por encima de otras propuestas. Fiel al consabido esquema imperante en la comedia romántica tradicional, ya sabéis: el clásico ‘chico conoce a chica/chico pierde a chica/chico recupera a chica’, Amor en su punto no deja de ser una cinta de bonita factura y agradable desarrollo que, aunque previsible, también es muy disfrutable. La comedia romántica es un género en el que resulta difícil, casi imposible, innovar y desmarcarse y, con tremendo hándicap en su contra, la película sabe cómo mantener el tipo sin decaer en los topicazos del mismo.

Por ejemplo, sus directores, con la lección bien aprendida, saben imprimir el ritmo adecuado a su criatura, otorgándole las suficientes dosis de romanticismo, edulcorado sí, pero sin empalagar. Incluso logran apelar a la emoción en un inusitado momento, imprevisto y novedoso en este tipo de películas, que a este servidor le reblandeció de manera inesperada. Y cuenta, para terminar con los aciertos, con las interpretaciones de una pareja protagonista que se logran compenetrar en perfecta sintonía, él (Richard Coyle) componiendo con notable apostura de galán un difícil rol por su manifiesta condición de antipático; y ella (Leonor Watling) tirando de su indudable encanto personal para resultar en todo momento absolutamente arrebatadora en su brillante frescura.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Más un entremés que un plato fuerte
En cierto modo, “Amor en su punto” se aprovecha del tirón de esos talent-shows de cocina que se han puesto de moda desde hace algunos años que han elevado la necesidad vital de alimentarnos casi a la categoría de arte. Hace veinte años, donde en TV te enseñaban a hacer la comida tradicional de la abuela, una película (o, en general, un programa) que hablara de comida en los términos mitad místicos, mitad científicos que se emplean ahora mismo, sería considerada un insulto snob. Pero las cosas cambian, los gustos también y las modas van y vienen. Y ahora que parece que todo el mundo sabe de reducciones, sifones y costrificaciones, es normal buscar la forma de integrarlos en las tramas.

Así que tenemos una peculiar comedia de fusión romántico-gastronómica en la que los habituales tópicos amorosos, emplatados con contextos culinarios y aliñados con conversaciones y escenas que orbitan en torno a conceptos alimentarios, alcanzan un plus de interés como para resultar apetitosos y despertar ciertas ganas de catarlos. Luego saben a lo mismo de siempre, quizá con alguna especie de moda (cilantro, algas o lo que sea), pero bueno, no están del todo mal y matan el gusanillo.

En lo cinematográfico, la película discurre con poca brillantez pero sí cierta competencia. Ni muy bien, ni muy mal, pero avanza. Con esa agradable naturalidad que rehuye carcajadas y vergüenzas ajenas, pero con una irregularidad que alterna momentos que captan la atención con otros de puro relleno. El contraste en los miembros del casting es cuestionable, pero yo creo que acierta al colocar a actores españoles (Watling y García Millán) para matizar con su humor contenido el habitual desparrame gestual en el que se fundamenta la comedia irlandesa. Y como Dublín no es una ubicación que veamos (en España) en muchas películas, “Amor en su punto” también tiene ese punto de interés al acercarnos al modo de vida irlandés.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Al fin pasamos un buen rato...
Curiosamente, esta primera incursión en el terreno no español por parte de los directores (y guionistas) Teresa Pelegrí y Dominic Harari da como resultado el que probablemente sea su mejor trabajo hasta la fecha. Tal vez sea por el cambio de aires, tal vez sea debido a una inesperada evolución creativa, Amor en su punto desprende simpatía y carece de la mayoría de tópicos y moralejas facilonas propios de la comedia romántica contemporánea; especialmente propia del cine español. Y es que, más interesados en la definición de sus personajes que en las situaciones cómicas, los directores describen eficazmente carácter y personalidad de los protagonistas de su relato, así como también una creíble evolución por su parte que no alberga lección ética alguna. Al mismo tiempo, las secuencias cómicas no representan ninguna gran novedad, pero tampoco resultan ofensivas en ningún sentindo y contribuyen notablemente en dinamizar el avance de los acontecimientos. Gracias a todo ello, Pelegrí y Harari logran un competente producto cómico ligero y divertido, que rechaza el romanticismo convencional dejando un muy buen sabor de boca en su conclusión.

Desde luego, no estamos ante ninguna obra maestra que reinvente los cánones de la comedia romántica. Pero sí estamos ante una eficaz historieta entretenida y muy bien perfilada, de aquellas que uno hecha en falta cuando no se tiene el día para determinado cine de cierta espesor. Dicho de otro modo, estamos ante una película que, aun reconociendo abiertamente que su único objetivo es entretener, sabe que ello no excusa el obligado esfuerzo de presentar cierta profundidad y coherencia en el carácter de los personajes. En gran parte gracias a la magnífica actuación de los actores Rychard Coyle y Leonor Watling, a lo largo del metraje disfrutamos de una entrañable exhibición de caracteres destinados a colisionar irremediablemente, cada uno con sus razones y ambos con sus virtudes y defectos. Se trata de personajes muy parecidos a los de la vida real, de estos que a ratos caen bien y a ratos caen mal, pero que siempre despiertan cierta identificación que nos permita empatizar con la posición de ambos. Por eso no resulta chocante que las situaciones con que se van encontrando parezcan llegar por causas naturales antes que por una voluntad moralista por parte de los guionistas.

Esta objetividad brinda a los guionistas la posibilidad de tocar de forma desenfadada temas apegados a cierta polémica, tales como el vegetarianismo o este contraste existente entre la cantidad de productos desperdiciados en ciertas recetas culinarias y la falta de alimentos que mata de hambre a medio mundo. Respecto a ello, la película se limita a exponer dos posicionamientos considerablemente opuestos, rechazando siempre el casarse con ninguno de ellos y usándolos únicamente como herramienta para señalar el enfrentamiento que nace entre los dos personajes protagonistas. Pues el film jamás pierde de vista su esencia de comedia romántica, a partir de lo cuál, todo elemento es usado como un medio para obtener un mejor resultado en este trabajo claramente genérico. Y dicha determinación se mantiene firme hasta el desenlace del relato, gracias a lo cual éste resulta convincente y muy bien resuelto; pues afortunadamente carece de cualquier tipo de endulcuramiento y logra este distintivo gusto agridulce tan propio en los desenlaces de la mayoría de las experiencias reales.

http://cinemaspotting.org/2014/05/11/amor-en-su-punto-teresa-pelegri-y-dominic-harari/
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2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Amor en su punto
Cómprate rosas, golosinas, una cocacola, un bocadillo..., lo que sea para entretenerte mientras miras la película porque ésta tiene tantos altibajos, tantos virajes chocantes que no sabes si decir que te ha gustado, que ha estado bien o menudo fraude, menudo potingue acabo de tragarme; porque para ser una película donde se habla tanto de comida y de gusto aromático, de exquisitas delicias culinarias, ésta tiene tan poca gracia y chispa, tan pobre sabor que se olvidaron de codimentarla como era debido, de crear una oferta gastronómica que sólo con su exquisitez olfativa despertara tu insaciable deseo de amor y romance; y, al menos, cuentas con Leonor Watling, un aire fresco y ligero que cubre las escenas magníficamente haciéndole un enorme favor a Richard Coyle siendo el toque digno que vale la pena. Nada más empezar, nada más sentarte a la mesa te das cuenta de que la película escogida no será para tanto, que el restaurante elegido no ha sido el mejor de la ciudad ni el más conveniente para disfrutar de una cena deliciosa pero, bueno, ya está tomada la decisión, vamos a ver qué sale; luego vienen las idas y venidas de platos tanto sosos y torpes como decentes y gustosos, un menú destartalado y flojo que no encuentra una continuidad satisfactoria, escenas tontas, débiles y de poca credibilidad que se intercalan con otras de mayor calado emocional aunque, te consuelas porque sabes que el remate de un gran postre, un delicioso último plato final puede decantar tu opinión hacia babor o estribor, salir con una suplente sonrisa que compense todo el visionado o con cara de incredulidad por un acabado final tan torpe y esquivo como todo lo demás; adivina hacia dónde se decanta la bola, el resultado de la encrucijada! Un argumento que sólo tiene algunas partes motivantes, trozos exiguos cuyo engranaje no rueda como debería no satisface, no contenta la torpeza del propio guión, el tropiezo de un escrito que no queriendo seguir la estela prototipo de una comedia romántica melosa y empalagosa ofrece una fingida madurez que nunca alcanza del todo, pretendida mayoría de edad que no eclosiona pues querer alcanzar las tres estrellas Michelín cuando cuentas con ingredientes poco concluyentes y escasa imaginación para combinarlos es meterte en un berenjenal del que es imposible salir contento. Porque, si como dice el protagonista, el amor es como las palomitas que te compras en el cine que mientras dura la película devoras a tutiplén, a manos grandes y boca llena que no aprecia su sabor ni valora su contenido hasta que tus dedos tocan el fondo del bol y se dan cuenta de que no queda ninguna y entonces extrañas su compañía, lamentas su fin y te das cuenta de lo poco que apreciabas lo rápidamente perdido..., cómprate el tamaño grande y asegúrate de que termine antes la película que la fantástica compañía de unas buenas y pringosas palomitas dulces -o saladas, según sea tu gusto-; por suerte sólo son 87 minutos de largometraje, si te concentras y esfuerzas..., es posible conseguirlo!!!

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Un homenaje póstumo acertado
Mi enhorabuena a los productores/directores por la maravillosa idea de reflejar en este film un homenaje póstumo a Paco de Lucia con su obra maestra "Entre dos aguas", que suena durante un minuto aproximadamente. Referente al film es entretenido sin ninguna especificación extraordinaria que reflejar, excepto el maravilloso trabajo de Leonor Watling como actriz principal. Aprobado con un 5 sobre 10. Eduardo
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Amor en su punto
Bueno, aquí estoy yo, de nuevo, para hablar de una comedia romántica. Y nunca, la mezcla de esos dos ingredientes, dejo de ser explosiva. La que hoy nos ocupa atiende al título de "Amor en su punto", nombre que deja pocas dudas en el horizonte. Película hispano-irlandesa que trata sobre... ¿sobre qué trata? Una pareja en la que cada miembro es lo opuesto al otro, la comida como telón de fondo, búsqueda de identidades en el amor y en la vida, y ciertamente poco más. El resto son gags con poca o ninguna gracia y una levísima critica a los estereotipos culturales. Ciertamente "Amor en su punto" me ha parecido una película muy simple, tanto que he intentado rebuscar para ver si había algún doble fondo oculto, y nada. Todo es tan sencillo como el mecanismo de un lápiz. Y, ante eso, poco puedo hacer.
"Amor en su punto" es un pasatiempo que se ve con el piloto automático encendido. No aporta nada. Al final, el esfuerzo de sus dos protagonistas se presupone un esfuerzo inútil ante un producto con tan poco gancho. Lo unico que realmente merece la pena del film, y que a la postre le sube ligeramente la nota final, es su desenlace. Me he alegrado un montón cuando he visto que no optaban por el clásico desenlace facilón de toda comedia romántica que se precie. Aquí el punto y final tiene más aristas que el argumento del film en sí.
Si "Amor en su punto" hubiera sido más proclive a la hora de mostrar lugares famosos de Irlanda y monumentos, podría haber pasado perfectamente por una de esas películas que tanto le gusta hacer últimamente a Woody Allen bajo el título de "Amor en Irlanda" o algo parecido. Afortunadamente (o no) no lo es.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Canciones del matadero
La tercera jornada en la sección oficial del 17 Festival de Cine de Málaga en lo que respecta a largometrajes, la cierra Amor en su punto, una comedia con co-producción española e irlandesa. La película con tintes gastronómicos va fraccionada en franjas en las que su protagonista, Oliver, vive momentos que alteran su vida y su forma de ser. Será Leonor Watling, nuestra guapísima actriz y cantante patria quien trastoque su mundo con un personaje muy interesante que nadará desde la pena de su última pareja a un estado de estabilidad que la llevará al mundo ecológico, a la protesta y a evitar la carne. Bajo este punto, la vida de Oliver dará un giro enorme, pero para comprender a su personaje hay que centrarse en un trauma vivido en su niñez (quien ya de pequeñito escondía las revistas de cocina como quien esconde el porno) con el estofado de salchichas con leche que le hacía su padre, un plato de comida de aspecto no muy apetitoso y que tendrá en su punto un mensaje en forma de metáfora que se transformará en todo un drama que le dará una intensidad especial a la película.

"No hay amor mas sincero que el amor a la comida". Ya lo dijo George Bernard Shaw, y ese es un fiel reflejo del personaje de Richard Coyle al mostrarse un apasionado del mundo gastronómico, saboreando con intensidad y placer cada bocado que se lleva a la boca. Muy interesante y significativa es la escena del restaurante en el que se come a oscuras y los propios camareros llevan gafas infrarrojas para servir y así obtener mayor sentido a la hora de saborear los productos.

La película fue un proyecto que se retrasó en vista de los dos últimos embarazos de Leonor, y aunque los actores no tenían muy claro si el papel era para ellos (el personaje de Leonor fue escrito directamente pensando en ella) finalmente se hicieron con los papeles protagonistas. La cinta está distribuida por Fox y realmente funciona como comedia simpática. Algo brillante es la moraleja final que hace el protagonista al comparar el amor con las palomitas de cine. Probablemente lo mejor de ella sea la sinceridad de sus personajes y el no caer en la pesadez de tópicos del género.

•Lo Mejor: La escena dramática del estofado. Es simpática

•Lo Peor: Se olvida pronto

•Calificación: 5.5/10
Por Dante Martín
@Cinebsonet
www.cinebso.net
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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
destruga
Otra comedia romantíca. Esta película es entretenida se pasa un buen rato pero en algunas escenas pueden resultar vulgares o hasta malas. En cuanto a los actores son actores que no se conocen mucho pero hacen un buen trabajo. El problema de esta película es que tampoco te ries demasiado salvo con el chiste de la patata y el tomate pero por lo demás es puro romanticismo.Teresa de Pelegrí y Dominic Harari han hecho un buen trabajo pero es una película que le falta algo más de comedia . Pero por lo demás no esta mal.
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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Entretenida y simpática
Le he puesto un 8 que no refleja exactamente la calidad de la película, si no más bien que me ha gustado bastante.

No es empalagosa como otras muchas, sobre todo que yo recuerde ahora, Meg Ryan por ejemplo, a la que no aguanto.

Me he reído bastante más de lo que apunta algún comentario precedente.

Bajo la temática gastronómica nos encontramos con una variopinta comedia romántica.
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5
Con los ingredientes justos y necesarios
Agradable y pasajera comedia romántica de coproducción hispano-irlandesa que narra una historia de amor deliciosa y llena de ingredientes jugosos.
Así es como comienza este sutil viaje, una mezcla de cocina y amor todo en uno. Protagonizada por Richard Coyle (Grabbers), en un rol que parece venirle como anillo al dedo y en el que se ve cómodo, y por una muy estupenda y natural Leonor Watling (Los Crímenes de Oxford), la historia se mueve convincente, pero sin sorprender en su desarrollo. Eso sí, logra transmitir encanto, quizás en parte aportado por su pareja protagonista, y un toque de conocimiento culinario la mar de curioso. En esto radica un punto a tener en cuenta, y es que en el guión radica una pequeña crítica a la alimentación sobria que suele haber en los hogares irlandeses: sólo hay que verlo en una de las escenas iniciales con nuestro protagonista en España.
Basada en un guión escrito por los también directores Teresa Pelegri y Dominic Harari (Seres Queridos), la película es un guiño a la cultura culinaria de la isla verde y al choque cultural entre estos encantadores irlandeses y todo lo que viene de fuera, en este caso, España. Un guión que no destaca por su originalidad, pero que deja una primera parte muy precisa pero que según avanza va decayendo un poco por lo antinatural que se va haciendo la trama. A pesar de ese altibajo, cumple con un final más que digno y, en cierto modo, inesperado.
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9
Buena película de relaciones sociales
Buena película de relaciones sociales, y de aprendizajes hacia una persona.

Muy muy recomendable, para establecer vinculos sanos para uno y para los demás ...

Guión, actores y todo lo demás, excelente
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