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9 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Correcto drama de heroismo y soledad, suspense y catástrofes naturales
Realizada por Mervyn LeRoy, adapta al cine la novela homónima (1960) de Max Cott. Se rodó en Lahaina y Maui (Haití) y Fallbrook (California). Fue nominada al Golden Laurel al mejor actor de acción/aventuras. Producida por Fred Kohlmar, se estrnó el 18-X-1961.

La acción tiene lugar en Talúa, isla volcánica del Pacífico Sur, a 700 km. de Tahití, de soberanía francesa, habitada por unas 200 personas y regida por un gobernador. Narra la historia del padre Doonan (Spencer Tracy), sacerdote católico, que lleva trabajando en el lugar 16 años. Tiempo atrás montó una leprosería para niños con la enfermedad de Hansen, situada en un enclave montañoso alejado de la ciudad. La población de la isla rechazó la construcción del centro y, como protesta, dejó de asistir a la misa de los domingos. En hidroavión llegan a la isla tres penados, camino de Tahití, el norteamericano Harry (Sinatra), el francés Marcel y el isleño Charlie. Junto a ellos llega el padre Perreau (Kerwin Matheus), sustituto de Doonan, jubilado por edad.

Spencer Tracy encarna la figura de un sacerdote católico, luchador y generoso, al que la comunidad dio la espalda hace unos diez años, cuando construyó en la isla una leprosería para niños enfermos. Desolado, perdió la fe y cayó en el alcoholismo. Pese a todo, mantuvo su lucha por el mantenimiento del centro. Ante la inminencia de una posible catástrofe natural, requiere de nuevo la ayuda de los isleños, que le dejan de nuevo en la estacada. Con argumentos desesperados consigue la colaboración de los 3 penados, con los que intenta el rescate de los niños y su traslado a pie al puerto. Se crea entonces un clima de tensión creciente, alimentado por la fatiga de los menores, las dificultades que se interponen en el camino, la pérdida de Marcel y el plazo inexorable de tiempo que concluye con la marea alta de las 4 de la tarde.

La música corresponde a una partitura original con fragmentos de violín, percusión, saxo y coros imponentes de voces. La fotografía es luminosa y colorista. Aprovecha la belleza de un paisaje natural, hecho de tranquilas aguas transparentes y de acantilados vertiginosos. Los efectos visuales, abundantes, muestran la eficacia efectistas de los recursos más artesanales que técnicos disponibles en los primeros 60. El guión elabora un relato bien construído, que se enmarca en la corriente de las producciones americanas de cine católico, que proliferaron a partir de los 40, con obras como "La canción de Bernadette" (1943), "Yo confieso" (1952), "Historia de una monja" (1959), "Los lirios del valle" (1963), "El cardenal" (1963) y otras. La interpretación de Spencer Tracy es excelente y meritoria la de Sinatra, que le valió la nominación a un premio. La dirección crea una obra que se sitúa entre las que propiciaron el auge del cine de catástrofes, como "Terremoto" y "El coloso en llamas" (1974).

Película de tensión y suspense, heroismo y soledad, enfermedad y delincuencia, bien narrada. Es entretenida e interesante.
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17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El padre Doonan
Mervyn Leroy construye una de las películas precursoras del que más tarde seria llamado "cine de catástrofes". Pero esta película es muy diferentes a las otras ("Coloso en llamas", "Terremoto", "El enjambre"). Va un poco más alla de un simple volcán en erupción, y no tiene demasiados efectos especiales. Aquí más bien se centra en la figura del padre Doonan (Spencer Tracy), que sin duda es el principal foco de atención. Después están los tres presos muy poco convencionales, liderados por un Sinatra venido a menos.

No es ni mucho menos una película que vaya a sorprendernos, junto al atractivo paisaje lo más interesante que veo es el personaje del padre Doonan, que lo interpreta el grandísimo Spencer Tracy y como siempre da un recital de como se debe actuar.

Una buena película, entretenida, con paisajes atractivos y algunas dosis acertadas de tensión (la escena del puente).
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Cita con Spencer Tracy
Por encima de todo quiero destacar la bondad del cura Tracy, capaz de darlo todo, de sacrificar su vida, por una causa justa en la que lleva trabajando muchísimos años. Es un personaje total, ocupa toda la pantalla y hasta cuando no está, hablan de él. Como ha dicho alguien antes que yo, sobra el cantante amigo de la mafia, su papel lo podría hacer cualquier otro y decir que es pasteloso es quedarse corto. Pese a la terquedad del cura se hace querer, Tracy aprovecha la oportunidad una vez más, había pegado muchos tiros a esas alturas y aquí vuelve a estar a la altura del papel. La historia tiene muchos alicientes, para empezar su rara ubicación, con todo lo que ello supone en cuanto a fotografía, un guión más o menos elaborado y aunque parezcan muchas dos horas no se ha hecho demasiado larga, así que ampliamente recomendable para pasar un buen rato.

En su contra otras cosas, por supuesto, le falta mucho para ser un título grande por culpa del cantante, eso lo primero y ciertamente ya es razón de peso para que agobie bastante. Hay muchas situaciones tan absurdas, una detrás de otra (spoiler), que no diría que es por culpa del guión, es una cuestión de hechos concretos que echan para atrás, mucho para atrás, tanto como para que todo quede reducido, para mí, a un esquelético 5. Prometía mucho, no dejo de recomendarla por eso, pero este diablo a las cuatro no merece más de un cinco. Y menos mal que está ahí Tracy por todos lados...
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Vale la pena (6.5)
El protagonismo absoluto es de Spencer Tracy, directa e indirectamente (cuando no aparece en pantalla, todos hablan de él). Vale la pena verle encarnando a un misionero resabiado que ha perdido la fe.
También son buenos el guión, la dirección, la música y la fotografía.

Fallan los decorados y algunos actores, entre ellos Sinatra.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Padre, la lava quema mi culito...
Un sacerdote cabezón como él sólo y con un carácter más agrio que el vinagre se empeña en construir en la pequeña isla volcánica del pacífico en donde está destinado un hospital para niños leprosos. El miedo de la comunidad de la isla por contraer la enfermedad de los niños le obliga a construirlo en la otra punta de la isla alejado de toda población. Por desgracia, el volcán de la isla empieza a erupcionar y al sacerdote le da un ataque de histeria al ver que nadie quiere arriesgar su vida por atravesar la isla para salvar a los niños del hospital. Finalmente, consigue que tres presos le ayuden en su afán de enfrentarse contra el volcán.

Habría que leer la novela en la que está basada la película para ver si muchas de las escenas efectistas de la película son así por inspiración de su director o por la inspiración del escritor. El tema es que chocan bastantes cosas. Lo primero que llama la atención es el comportamiento de los presos: nos los presentan como unos asesinos muy peligrosos y durante la película se comportan como unos seres cándidos. El hecho de que unos personajes principales te descoloquen tanto hacen que la película patine bastante. Lo segundo que llama la atención es la historia express de amor entre la ciega y el prisionero metida con calzador. Eso es algo que no aporta nada, ralentiza el ritmo y demuestra lo absurdo de esa norma no escrita que dice que en toda buena película tiene que haber una historia de amor. Lo tercero que llama la atención es una pretendida discusión teológica que se queda a medias. Lo cuarto que llama la atención es lo bien pensado que está presentar a los protagonistas a través de los ojos del sustituto del sacerdote.

Por el resto, es una película correctamente rodada que usa unos muy dignos efectos especiales para la época y en donde destaca el contraste entre la extraordinaria interpretación de Spencer Tracy con la sosísima actuación del cantante amigo de la mafia. Personalmente eliminaría el personaje bufón de turno (que obsesión que tienen tantos directores por meternos a alguien diciendo payasadas), y alguna que otra escena sobrante que ralentiza el ritmo.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Expiación
No, no es una película de catástrofes. Es sin duda una historia de expiación; la expiación de un viejo sacerdote que ha perdido la fe, la expiación de tres hombres sin esperanza y sin nada que perder, la expiación de un pueblo que apartó de su lado a sus hijos más necesitados; y debería pagar por su olvido.

No, no era el volcán quien estallaría a las cuatro; era el diablo quien a las cuatro vendría a por sus almas. Y sólo unos pocos hombres y mujeres, por distintas motivaciones, le harían frente.

Un Spencer Tracy ya al final de su carrera vuelve a bordar una vez más su personaje, y Frank Sinatra interpreta la mejor actuación que le recuerdo en el cine. Los efectos especiales resultan correctos, aunque evidentemente se notan demasiado los decorados y las secuencias de exteriores rodadas en estudio (pero hay que tener en cuenta la época, entonces todo esto era muy costoso; y requería mucho esfuerzo y mucha imaginación), pero como ya he dicho éste no es el punto fuerte de la cinta sino que lo es su relato.

El director Mervyn LeRoy es un buen narrador de grandes metrajes como ya demostró en “Quo Vadis”, o en “El FBI contra el imperio del crimen”, que independientemente del valor que les otorguemos, hay que reconocer que están bien contadas; y no es fácil cuando se alargan tanto. Y a mi corto entender “El diablo a las cuatro” fue su mejor trabajo. Uno de esos magníficos, esplendidos, soberbios, y aún más adjetivos con los que no quisiera aburrirles que dio a la luz aquel Hollywood que ya jamás volverá; y al que… añoro.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Segundos visionados a veces no sientan bien
Podríamos dividir, así como hace cierta enciclopedia china en el relato "El idioma analítico de John Wilkins" del maravilloso José Luis Borges, las películas en dos categorías: aquellas que cada vez que la ves te gusta más, por ejemplo, "Indiana Jones y el Templo Maldito"; y las que te parecen peor, como por ejemplo, "El diablo a las cuatro". En su defensa diré que esto no indica en todos los casos que las primeras sean mejores que las segundas. En general sí, pero también depende de cómo estén elaboradas. En las que ganan con cada visionado, no importa saber lo que pasa. Diría que se busca la perfección en cada secuencia, éstas se hacen para que las disfrutes. Por eso gustan siempre. En las otras se subordina la trama a la sorpresa y a la intriga, y se busca emocionar con giros dramáticos que descolan al espectador. Lo malo es que si ya sabes lo que va a pasar pierden bastante.

No sé si esta es la explicación para la pequeña decepción que ha supuesto "El diablo a las cuatro" o es que no es tan buena como recordaba cuando la vi hace unos cuantos años. Sea como fuere hay por ahí algunos flecos que afean el producto final. 126 minutos son demasiados para lo que se está contando, incluso hay momentos en los que te se hace algo pesada. Le falta agilidad y le sobran secuencias, especialmente algún que otro personaje, cuya presencia en todo caso debería ser mínima. Por ejemplo, el cura joven que no sé bien que papel juega o "Carnicero" que se pasa de gracioso. También veo fuera de lugar la precipitada historia de amor, el forzadísimo final o un proselitismo católico demasiado evidente. Por lo demás, entretenida cinta de aventuras, con personajes bien definidos, tensión, sensibilidad y un halo religioso que trasciende al mero género de catástrofes.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Pre-cine de catástrofes
Empecé a ver este "El diablo a las cuatro" sin tener idea de su argumento o género, y durante la primera hora (más o menos) no ocurre nada de lo que se explica en la sinopsis: ni volcán, ni rescate, ni nada... solo la adaptación a una isla tropical del nuevo sacerdote, quien se afana en conocer a su predecesor.

Esta parte, y la descripción del personaje de Tracy como el sacerdote derrotado que deja contra su voluntad su trabajo en un hospital que él mismo creó, constituye - de hecho - toda esa primera hora de metraje.

A partir de ahí comienza una entretenida película de aventuras que anticipa el género catastrofista que tanto triunfó en los 70. No falta ni su paso por un puente semi-derruido.

Resulta un producto muy interesante de ver, con una gran interpretación de Spencer Tracy y una correcta de Sinatra.

Aunque la película también tiene sus peros, sobre todo sobre su verosimilitud, que pasaré a detallar en la zona spoiler.

En fin, recomendable, sobre todo para recordar un cine que ya no se hace, con sus efectos especiales (bastante decentes), sus alusiones veladas a todo lo sexual (el piloto del hidroavión que conduce a los protagonistas a la isla donde todo sucede, no necesita coger habitación en el hotel porque "tiene alojamiento" en casa de una isleña...) y sus inevitables ¡arenas movedizas!.

Y algunas frases que debían considerarse de lo más cool y que tenían que decir los rudos hombres que protagonizaban estas aventuras, como cuando al copiloto del citado hidroavión le piden que vuelve al volcán de marras y él contesta:
- Mi mujer no sabría qué hacer con un cadáver en la cama
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Una emotiva e impactante película de desastres en la que nuestros protagonistas intentan salvar una colonia de un volcán de los Mares del Sur.
Un misionero alcohólico (Spencer Tracy) y tres presos (Frank Sinatra, Bernie Hamilton, Grégoire Aslan) trabajan para salvar una colonia de niños leprosos de una isla del Pacífico amenazada por un volcán en llamas. ¡En la alta tradición de aventuras de "Los cañones de Navarone"!. ¡En la gran tradición de alta aventura de "El puente sobre el río Kwai"!. ¡Saltaron al infierno para salvar parte del cielo!. ¡Fue el padre Perreau quien llegó, y el padre Doonan fue reemplazado!

La película se desarrolla a lo largo de 48 horas de tremendo suspense mientras la naturaleza sufre un implacable alboroto de lava, volcánica explosión y total destrucción. El significado y relevancia del título de esta película es que se dice que sus orígenes literarios derivan de un proverbio que dice: "Es difícil para un hombre ser valiente cuando sabe que se encontrará con el diablo a las cuatro en punto". Además, en la historia de la película, el equipo de aventureros rescatadores sale a salvar a los leprosos en la montaña después de que el volcán haya entrado en erupción y la isla haya sido evacuada. Deben regresar a las 4:00 horas del día siguiente, que es la fecha límite para la salida de la isla de la última goleta. El reparto de calidad apenas compensa la algunas veces irregular trama. En El diablo a las cuatro (1961), Spencer Tracy y Frank Sinatra tienen una batalla real por los honores de actuación en una isla del Pacífico amenazada por una erupción volcánica. Los personajes recuerdan a los de Graham Greene. Spencer Tracy es muy bueno interpretando uno de sus amables papeles habituales, como el sacerdote excéntrico y malhumorado que recluta a tres convictos reacios para que le ayuden a rescatar una colonia de leprosos para niños. Y Frank Sinatra está bastante bien como el prisionero con un corazón de oro que desea su redención a través del amor. Junto a los siempre geniales Tracy y Sinatra, aparecen una serie de simpáticos personajes secundarios que prestan su debido apoyo con sus agradables interpretaciones, tales como: Kerwin Mathews, Jean-Pierre Aumont, Grégoire Aslan, Alexander Scourby, Barbara Luna, Cathy Lewis, Bernie Hamilton y Marcel Dalio.

Muestra una cinematografía colorida del camarógrafo Joseph F. Biroc; la mayor parte de la película se realizó en Hawaii, pero la explosión volcánica se filmó en California. La isla que se ve en la explosión era en realidad una pila de barro paisajístico de 200 pies de largo y 45 pies de alto, llena de explosivos. El volcán de esta película se construyó desde cero en unas tierras de cultivo en las afueras de Fallbrook, California. Cada toma requirió empaquetar cientos de libras de explosivos y una "erupción" cuidadosamente orquestada para ser filmada por el camarógrafo sentado en los patines delanteros de un helicóptero. Una erupción estalló un poco antes y casi acaba con el helicóptero, quemando las cejas del camarógrafo y parte de su cabello. Debido a que las erupciones parecían tan buenas, este volcán sucedáneo proporcionó material de archivo para otras películas, comerciales, etc., durante décadas. Añadiendo una partitura musical emocionante e imaginativa del compositor George Duning. Esta película de catástrofe a gran escala fue dirigida profesionalmente por Mervyn Leroy y tuvo bastante éxito. Mervyn fue un artesano de Hollywood que anteriormente realizó la clásica película de mafiosos: ¨Little Caesar¨ con Edward G. Robinson y además, produjo y dirigió en parte, sin créditos, el clásico del estudio Wizard of Oz (1939). Era un típico cineasta de Hollywood que dirigió muchas películas fastuosas y generalmente exitosas, tales como: ¨Gold Diggers 1933¨, ¨I am a Fugitive from a Chain Gang¨ , ¨Waterloo Bridge¨ , ¨Anthony Adverse¨ , ¨Gypsy¨ , ¨Million Dollar Mermaid, Without Reservations¨ y ¨Little women (Mujercitas)¨ que ganó el Óscar: Oscar 1949 Dirección de Arte/Escenografía, ¨Treinta segundos sobre Tokio¨ y su gran éxito: ¨Quo Vadis¨. La película atraerá a los fans de Sinatra/Tracy y a los entusiastas del género de desastres. Diablo a las 4, calificación: 6,5/10. Bien vale la pena verla.
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