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128 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
"No sé si empecé a beber porque mi mujer me dejó, o si mi mujer me dejó porque empecé a beber"
Aplastantemente dura película sobre la decisión de un hombre de morir bebiendo. Es la historia de un hombre que, de alguna manera, acabó enganchado al alcohol de tal forma, que ha entrado en un camino sin retorno y ha elegido la manera en la que va a morir. El alcohol es su vida, su musa, su dolor y su condena.
Él decide dejarlo todo y marcharse a Las Vegas para vivir al límite hasta que su cuerpo no lo soporte más. Allí, conoce a Sera, una chica que se dedica a la prostitución. Es una chica dulce y amable, que no puede evitar sentir lástima por el protagonista y acaba enamorándose de él, acompañándole en su tristísimo descenso hacia los infiernos y la muerte.
La oscuridad y el tenebrismo de la fotografía en los muchos planos nocturnos, los duros y oníricos delirios etílicos del protagonista, la castigada vida cotidiana de la prostituta, que tiene que soportar los malos tratos y las humillaciones a que la someten sus clientes, la conmovedora y penosa relación sin esperanzas que se establece entre los dos, el infructuoso intento de ella por sacarlo del abismo... Mientras él acepta la compañía de ella sin darle falsas esperanzas y ella decide permanecer a su lado pese a todo... Toda la trama es mucho más trágica de lo que se pueda describir con palabras.
Es la historia, en definitiva, de dos desheredados, dos despojos de la sociedad que encuentran consuelo mutuo en su desamparo y que asumen con entereza las consecuencias de las decisiones que han tomado en sus vidas. Es la extraña y frágil dignidad de dos ángeles caídos, dos personas sepultadas en el infierno por propia voluntad o por las circunstancias.
Provoca muchos sentimientos encontrados, una gran confusión dentro de nosotros los espectadores (que vaya si los provoca, nuestra conciencia no para de trabajar), y mucha amargura. Sobre todo amargura.
Toda la historia es contada en flashback a terceras personas (y a los espectadores) por Sera.
Sólo para verla con el estado de ánimo adecuado y dispuesto para soportar mucho dolor y mucha incomodidad.
Puede que muchos de ustedes no soporten su crudeza, y no es de extrañar. A mí me dejó hecha polvo.
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196 de 227 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Mirada de ángel
Séptimo largometraje del realizador británico Mike Figgis (“Miss Julie”, 1999), rodado en EEUU, es su obra más acreditada. El guión, del propio Figgis, adapta la novela “Leaving Las Vegas” (1990), de John O’Brien, única del autor y de carácter autobiográfico. Se rueda en escenarios reales de California (L.A., Burbank, Santa Mónica...), Nevada (Las Vegas) y Canadá (Halifax) y en estudio, con un presupuesto ajustado de 4 M USD. Nominado a 4 Oscar, gana uno (actor, Nicolas Cage). Producido por Lila Cazés para Lumière Pictures e Initial Productions, se proyecta por primera vez en público el 15-IX-1995 (Toronto Film Festival).

La acción dramática tiene lugar en Hollywood y Las Vegas, a lo largo de unas semanas, en 1995. Benjamin “Ben” Sanderson, guionista, pierde el trabajo a causa de su adicción al alcohol. Recibe la noticia de su despido sin sorpresas y sin hostilidad. Se traslada a Las Vegas decidido a beber sin freno hasta morir. Elige la ciudad de Las Vegas porque en ella los bares permanecen abiertos las 24 horas del día. Allí conoce a Sera (Shue), una joven y atractiva muchacha, que trabaja como prostituta. Él es un hombre desesperado, solitario, sin familia y con deseos de que su vida acabe en poco tiempo. Ella es dulce, amable, sensual, sensible y comprensiva.

El film suma drama, alcoholismo, prostitución y romance. Superpone dos historias dramáticas, la de Ben y la de Sera. Ben se halla inmerso en un proceso acelerado de autodestrucción, del que no quiere salir ni por la vía del suicidio rápido, ni por la de someterse a un tratamiento de desintoxicación y deshabituación. Sera, proviene de una amarga experiencia sadomasoquista. Su chulo, Yuri (Sands), un inmigrante letón, desaparece súbitamente. El film explora el mundo del alcoholismo en su fase más avanzada. Muestra los niveles de autodestrucción y degradación a los que puede llegar una persona, arrastrada por la adicción al alcohol. El retrato que compone, con delirios, desvaríos etílicos y alucinaciones, es impresionante y conmovedor. La descripción es seca, cortante y despiadadamente realista. No hay hipérboles, ni artificios. Las escenas que se muestran hielan el alma. Las elipsis y la suavización de las imágenes las acompañan son las justas para evitar irritación y rechazo.

El film estudia de modo sucinto pero efectivo el mundo de la prostitución femenina. Es de gran interés la descripción del universo que la rodea, hecho de perversiones, abusos, maltratos y agresiones. La prostituta suele ser una mujer que ha tenido escasas oportunidades de educación y formación y que se ha visto obligada a ejercer una profesión degradante por coacciones, violencia o tráfico de personas. Resulta patético que haya usuarios de servicios de prostitución que pretendan justificar sus agresiones a mujeres indefensas bajo el delirante pretexto de castigar la mala conducta de éstas.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
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95 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Have you ever had the feeling that the world is gone and left you behind?
¿Alguna vez has sentido que el mundo avanza y te deja atrás?

Modesta producción, con su fotografía cutre, sus defectos de montaje, sus fallos de sonido (en ocasiones la música disminuye a 33 revoluciones), pero pese a tanto desatino técnico... una de las pocas películas que he ido a ver 2 veces al cine. (La segunda fue para quitarme el mal recuerdo de la versión doblada, que era espantosa)

Enamorarse es evitable, pero a veces nos empeñamos en que nos toca enamorarnos, y buscamos una víctima, y cuando la encontranos estamos dispuestos a darlo todo por ella, tanta es la fuerza de nuestra proyección del amor...
Dos personas sin esperanza de encontrar a alguien a quien querer o alguien que les quiera se encuentran mutuamente, y se genera un vínculo tan fuerte que cada uno axifia al otro:
- Voy a salir a trabajar, dice ella.
- Voy a matarme bebiendo, dice él.
Ambos lo aceptan... se aferran... se resignan... por que és lo único que han conseguido tener... es lo que hay.

Este es uno de los escasísimos casos en que el guión supera con creces a la novela, autobiografía de John O'Brian, que escribió los dos y se pegó un tiro antes de que la película viese la luz.

Adoro esta cinta, pese a ser demoledora, deprimente y cruel. Y pese al abominable Nicolas Cage (que no es que esté mal, es solo que no le soporto)
Y adoro a Elisabeth Shue, que hasta este momento no había pasado de chica florero de comedietas ochenteras y aquí pone los pelos de punta. Sinceramente creo que su papel es mucho más complejo que el de Cage y por desgracia mucho menos llamativo (el Oscar fue a parar al abominable)
Y adoro la Banda Sonora, compuesta por Mike Figgis (que no es otra cosa que un músico de jazz metido a director de cine en sus ratos libres) Y adoro la voz de Sting, suave y melancólica cantando la estrofa de Angel Eyes, que da título a esta crítica.
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67 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Leaving every day
Para los que creen que perder no es un fracaso, para los que encuentran la vida oscura y triste pero hermosa, para los que pasan sus días con la mirada perdida en el ayer, olvidándose del mañana, para aquellos que creen que el dinero sólo es papel y números, para todos los que jamás cambiaron una sonrisa por un grito, para los que creen que duermen duendes en los neones de una ciudad, para quién cree que la vida dura y vale lo que dura y vale amar a alguien, para el que dijo que el amor es un sentimiento terrible y desolador que destruye a la persona hasta hacerla de papel, a sólo un paso de volar en el viento o de caer sobre el suelo bajo la lluvia y que luego de decirlo no dejó de enamorarse, para todos los que valoran el tiempo y lo saben infinito pero corto, para aquellos que le dieron la vuelta a sus pasos cuando ya veían el abismo, para los que viven en él, incapaces de salir o, simplemente, convencidos de quedarse, para el que piensa que el arte es más que un momento de alegría o diversión y que, a veces, puede envolver la vida de un sentido desconocido, para los que sienten lástima por los que sufren y por si mismos pero siguen adelante, para todo aquel que se haya sentido alguna vez en paz después de tender su mano para ayudar a alguien, para el sabio que piensa y mira a sus ojos sin dejar las sombras a un lado, para él que sueña con una casa una mujer y un hijo y para él que no también. Para todos ellos, para ti y para mi Leaving las Vegas.
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75 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
HOMBRE Y MUJER CAÍDOS, ALIVIÁNDOSE UNO AL OTRO SU SOLEDAD DEGENERATIVA
Que un hombre se sienta atraído por un ángel no es extraño, pero que un ángel se sienta atraído por un hombre, es maravillosamente divino. Y esto es lo que ocurre en esta historia dirigida por Mike Figgis. Ambos seres necesitan redimirse uno con el otro.

Película de almas en pena, necesitadas de la compañia y comprensión, sintiendo la soledad de la muerte en vida y hudiéndose en el fracaso de sus existencias-purgatorio.

Fej Delvahe
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40 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
¿Quién vive en la piña debajo del mar?
Antes de que nadie me acuse de tener el corazón de piedra y de ser insensible al dolor ajeno o, peor aún, de ser una recatada monjita que no tolera palabras gruesas y escenas subidas de tono, debo aclarar una cosa: me encantan el sufrimiento, las putas, los tacos y el alcohol. Que no le haya puesto a esta peli más que un aprobadito raspado no tiene nada que ver con ello. Qué va. Es más, si de mí dependiera, no habría aquí una sola puta sino varias, de diversas edades, colores y nacionalidades. Si con una sola puta guapa, rubia y bien alimentada se habla de almas heridas, de descenso a los infiernos de la soledad, etcétera, imaginaos qué estupendo efecto dramático se habría logrado con un coro de cortesanas multiétnicas, mal alimentadas, magulladas y enfermas, como las que nuestros más respetables vecinos compran cada noche en esa esquina cercana hacia la que preferimos no mirar. Elisabeth Shue, en cambio, vive en un apartamento con piscina y cocina americana, come arroz integral y, por si fuera poco, acaba entrando en el dorado paraíso de los autónomos. Maldita burguesa, ya me diréis si eso es sufrir.

En cuanto a procacidades, las hay, pero no las suficientes, y siempre acompañadas de su respectivo antídoto en forma de babas y arrumacos de tortolito. Sí, ahí está la puta explicando cómo el semen de uno de sus clientes le corría por la cara y el pelo, desgarradora experiencia donde las haya, de no ser porque la puta la remata con un calamitoso “te quiero, cariñito mío” con sintetizadores de fondo. Y así, un puñado de veces. Estoy exagerando, claro, pero ya me entendéis. A Figgis le da miedo que la puta hable y se comporte todo el rato como una puta y opta por disfrazarla de vez en cuando de Doris Day. Una catástrofe, vaya, ñoña y guarra a partes iguales. Resulta curioso, además, que haya quien se escandalice por cosas tan naturales como coitos, felaciones y pajas y no por lo mal rodadas que están, con aburridos planos frontales en los que, o mucho me engaña la vista o lo que le chupa la Shue a Cage es el ombligo, o pacatas escenas de sexo en ropa interior que hacen de “Pijama para dos” el culmen del hardcore extremo.

Alcohol lo hay en abundancia, es cierto, y de todos los tipos imaginables. Hay, además, un escritor borracho, figura folklórica donde las haya, que sirve para legitimar cualquier parida del guión porque, ya se sabe, “in vino veritas”, y más si quien suelta la frase se gana la vida tecleando y uniendo palabras, algo que, por lo visto, le reviste a uno del don de la lucidez extrema. Lo terrible del caso es que Figgis, no contento con repetir la jugada del sintetizador, apuesta por subrayar los mohínes y aspavientos de Cage con una interminable retahíla de canciones de Sting a cual más flácida y deprimente. Y, dios mío, a cámara lenta. ¿Cómo no va a beber el hombre? Ni el mismísimo Bob Esponja resistiría el dolor de semejante tortura. Y eso, con botellas de por medio, sí sería un auténtico drama, huelga decir por qué.
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68 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Todo sobre tí mismo
¿Eres una solitaria? Te iré a buscar al cruce de la gasolinera, cuando empiece a caer la torpe, la parda, la tarde. Trae ginebra.

Obligada la visión con la pareja de turno, sea la relación más estable que se haya tenido, el rollo de ayer que promete para esta noche, la esposa o la chatina. Porque es una historia de clamor ¡qué amor! Un romanticismo seco y en vaso ancho que te lleva al idealismo descontrolado, a la inspiración del poeta. Sólo se llega allí con los aires de grandeza y cuentan que en Las Vegas siempre hay temporal. Siempre hay amor.
Siempre hay amor en las putas.
Y sentido del humor.
Y dolor.
Dolor ¿no era eso el tan manido Romanticismo? Ocurre que hoy todo se prostituye. ¡Creo que necesito un trago!
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35 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
EL ÚNICO ACTOR CAPAZ DE LO SUBLIME Y DE LO PÉSIMO
Con ustedes, Nicolas Cage. Con el título describo perfectamente su larga carrera, llena de grandes altibajos. Tan pronto te hace el papelón del año como la cagada del siglo. Ese es el sr.Nicolas... Pero pese a todo, uno de mis actores favoritos, y un grande. Con esto ya lo e dicho todo de él. En la película, claro está, hace el papel de su vida, una clase magistral de interpretación al alcanze de pocos, un papel que conmueve de principio a fín y que te encoge el corazón.
Elisabeth Shue lo borda, haciendo también el papel de su vida, y siendo sinceros, el único que vale la pena. Pero aun así, buena actriz y bellísima mujer.
Y la película en sí, una pasada, pero no sería nada de nada sin el duo protagonista, dieron en el clavo a la primera, cosas de la vida.

En fín, una pequeña obra maestra.
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21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un whiskey está bien; dos, es demasiado; tres, ¡No son bastantes!
“No sé si empecé a beber porque me dejó mi esposa, o si ella me dejó porque comencé a beber”. Con esta frase se empieza a exponer la trama del film. La profesión más antigua del mundo y el vicio por excelencia de la raza humana forman parte de la vida de dos personajes con pocas semejanzas, pero que poseen en común algo en lo que uno se escuda y de lo que el otro huye, pero que al final de cuentas es lo que los une: la soledad.

La historia se relata mediante una protagonista confesándose con su terapeuta, tal vez este detalle logra que el espectador asimile la relación entre prostituta y alcohólico como algo sincero, y no se distraiga confabulando con posibles vuelcos de escena en los que la prostituta acabe engañando y robando al alcohólico, situación más fácil de imaginar en la vida real.

Llega un momento en la película en el que uno se pregunta ¿Quién necesita más a quién? Si bien ambos personajes presentan problemas mayúsculos, da la sensación de que “Ben” tiene las cosas más claras, el fin que planeó para su vida es patético y macabro, pero al menos es una decisión personal planificada, mientras tanto “Sera” es un personaje sombrío y desorientado, que posiblemente acabará como “Ben” solo que después de varios años de constante sufrimiento.

Las actuaciones son excelentes, Elisabeth Shue en el papel de su vida, nunca más se la verá en alguna performance sobresaliente, Nicolas Cage tendrá varios aciertos más en su carrera, pero sin lugar a dudas nunca más mostrará su talento histriónico como lo hizo en este film. Y Mike Figgis (el director) conseguirá un éxito que lastimosamente será inédito para su carrera.

Dr.Juventus
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19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Melancólico retrato sobre el amor nacido entre el alcoholismo y la soledad
Bonita y notable película que presenta una dramática historia en la que se cruza el alcoholismo de un insuperable Nicolas Cage, ganador del Oscar al mejor actor ese año por su interpretación, y el amor que surge al conocer a una preciosa prostituta bien representada por Elisabeth Sue.

Completamente superado por el alcohol y tras ser despedido de su trabajo, Ben Sanderson (Cage), abandonado por su mujer e hijo, se deja llevar por su desesperación a cumplir un mortífero propósito, trasladándose a Las Vegas con la intención de beber hasta el final. Allí conoce a Sera (Elisabeth Sue), una prostituta a la que encuentra casualmente. Y entre ambos nace algo más que una amistad, dando lugar al enamoramiento de los dos y pareciendo haber sido dinamitada la idea de suicidio de un Ben que permanece prácticamente todo el día en estado etílico.

La agradable música compuesta por el propio director de la película, Mike Figgis, generalmente jazz, supone un exquisito acompañamiento en esta cinta tranquila, llena de mensaje, frases memorables y escenas bien filmadas que retratan con acierto el ambiente de un borracho crónico y lo que a sus ojos ha caído del cielo como un ángel, su querida prostituta, compartiendo ambos en común la crudeza de la soledad.
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16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Sobrevaloracion
Película excesivamente sobrevalorada por parte de ciertos segmentos del público, afines al tema tratado, que quieren ver representadas sus vidas en la decadencia de Cage. Todo eso hace que sea un film comunmente puesto por encima de su calidad real. La historia es a la vez tópica y ridícula, con un tratamiento de la misma simplista, en ocasiones infantil. La fotografía es simplona, y algunas escenas resultan de vergüenza ajena (repasar, con objetividad, la famosa donde Cage sale bebiendo dentro de una piscina, que es, paradojicamnte, la preferida de aquellos que adoran esta película) . En resumen, plana, decepcionante y con momentos ridículos.Lo mejor, las dos interpretaciones protagonistas, que salvan por momentos el film.
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34 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
BAJADA A LOS INFIERNOS
Leaving Las Vegas se estrenó en 1995, y resulta asombroso comprobar cómo después de 10 años, la película manifiesta una total vigencia en todos sus aspectos: guión, interpretaciones, puesta en escena, podría decirse incluso que es más actual que en la fecha de su estreno.
Es como un puñetazo en el estómago del espectador esa lucha sin resultados por sacar adelante una relación que está condenada desde sus inicios, a pesar de que cada uno de los protagonistas resulta ser una tabla de náufrago para el otro. Pero Ben quiere bajar a los infiernos, es un viaje sin retorno, y, en el fondo, desea viajar solo. Su adicción es mucho más fuerte que el apoyo y los momentos de felicidad que recibe de Sera. Además, ella le prometió que nunca le pediría que dejara de beber.
Las canciones interpretadas por Sting son a veces el único respiro en estas dos horas en las que la imposibilidad del final feliz se presagia desde los primeros minutos.

El amor no siempre nos salva. A veces, incluso a su pesar, la autodestrucción acaba imponiéndose, como sucede en la reciente Contra la pared. Incorrección política a raudales. No dejéis de volver a verla.
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20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Morir en Las Vegas
Esta película refleja con exactitud gran parte de lo especial de Las Vegas, ciudad del juego y los excesos, de las luces y las sombras. Un oasis perdido en medio del desierto donde hacer un alto en el camino para apostarlo todo al rojo o al negro.
Una Historia dramática, pero con algunos momentos de humor y amor inolvidables.

La película es un gran viaje que se hace mas agradable si cabe, con las maravillosas canciones de Sting (Ángel eyes) , que acompañan a una historia que llega al corazón.
Magnifico Nicolas Cage, como Ben Sanderson, gano el oscar al mejor actor. Elisabeth Shue también sublime interpretando a Sera.
La mejor película de Mike Figgis, y una de mis películas preferidas.

La soledad del ser humano, como no sentirse identificado con los protagonistas y sus dramas personales en la ciudad que nunca duerme.
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17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El Infierno en la Tierra.
Leaving las Vegas (Leaving las Vegas, 1995) es la película más galardonada del cineasta británico Mike Figgis. Gracias a este filme consiguió colocar su nombre en Hollywood, aunque no renuncio a su esencia y en posterioridad seguiría trabajando en los márgenes cinematográficos, buena muestra de ello son filmes como Love Live Long (Love Live Long, 2008) o Suspension of Disbelief (Suspension of Desbelief, 2012) dos filmes que como podemos ver por su título, nunca se estrenaron comercialmente en España.

De hecho, los métodos alternativos de Mike Figgis ya se pueden comprobar en Leaving las Vegas, un filme que en ocasiones puede parecer a ojos del espectador un tanto amateur. No es para menos, pues la película fue rodada con una cámara de 16 milímetros, y el equipo de rodaje no tenía ni licencias ni permisos cuando se trasladó a las mismas Vegas para rodar[1]. Debido a esto, los actores se metieron en más de un lío durante el rodaje.

La película adapta la obra de John O’Brien, quien se suicidó poco tiempo después de que se iniciara el rodaje. De una personada atormentada como este escritor, sale una adaptación atormentada, que tiene en común el mismo eje con la obra literaria: La bajada a los mismos infiernos. La película nos presenta a una pareja que se conoce por azares del destino y que comparten la misma exclusión de la sociedad.

Nicolas Cage interpreta a un alcohólico que decide suicidarse mediante un consumo excesivo de esta bebida. Se encuentra en la fase más destructora de la drogadicción, y en la película lo vemos pasar por diversos deliriums tremens. En el prólogo del filme (que va desde el principio del filme hasta que aparecen los títulos de crédito) observamos que nuestro protagonista parece haber perdido a su familia y su vida se encuentra a la deriva.

Y sin embargo, el personaje de Nicolas Cage resulta aún así algo entrañable. Algo de carisma de su antigua vida persiste aún en su figura. No podemos dejar de recordar aquel plano en que Mike Figgis nos muestra la foto de la antigua vida del personaje (sentado con su familia y sonriendo) quemándose como símbolo de la nueva etapa autodestructiva que se abre.

Por otra parte, el personaje que interpreta Elisabeth Sue (quien por cierto, al contrario que su compañero masculino, no ganó el Oscar por su interpretación) nos muestra una cara igual de degradada que la del personaje masculino, pero en su versión femenina. Al igual que el personaje de Nicolas Cage, nuestra protagonista se encuentra en una situación en los márgenes de la sociedad. Resulta ser una prostituta, algo tan odiable para la sociedad en la que se desenvuelve (para muestra la secuencia en la que se insinúa a un hombre casado y este reacciona violentamente) como el alcoholismo que profesa su compañero.

Leaving las Vegas retrata la maravillosa conexión entre dos seres que se ven perdidos en un mar tormentoso. La mejor reivindicación posible que hace el filme es no compadeciéndose de ellos con una falsa resignación, sino mostrándolos tal y como son.

Leaving las Vegas puede leerse también como la inversión de películas comerciales como Pretty Women (Pretty Women, 1990)[2]. En nuestro filme también existe una relación entre un hombre y una prostituta, pero no se establece siguiendo los cánones comerciales y convencionales (y totalmente idealizados). Y aún así, el acercamiento que hace el filme a este sector (oculto) de la sociedad, resulta mucho más realista que cualquier otro filme. No hay una edulcoración en la concepción de los personajes, que son mostrados con todas sus sombras.

La fotografía que firma Declan Quinn resulta perfecta. A Priori puede parecer que el Amateurismo juega en contra del filme, pero lo cierto es que Leaving las Vegas juega con esta baza durante todo el momento. Por un lado la fotografía del filme nos sume en la oscuridad, que se relaciona temáticamente con el mismo proceso de degradación que sufren los dos protagonistas principales. Esto a su vez contrasta con la fotografía de la propia ciudad, Las Vegas, que aparece reproducida en todo su esplendor (decadencia). Luces de Neón y carteles luminosos son la ambientación perfecta de la corrupción moral en la que se encuentran nuestros protagonistas. El Infierno alcanza unas cotas tangibles mediante la fotografía, que se encarga de hacer visible.

[1] Roger Ebert, Las Grandes películas: Volumen 2, Ed. Ma Non Troppo, Barcelona 2005, pp. 218

[2] Kirby Farrell, Post-traumatic Culture: Injury and Interpretation in the Nineties, Ed. John Hopkins university Press, Londres 1998, pp.277

http://neokunst.wordpress.com/2015/01/07/leaving-las-vegas-1998/
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11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
DÍAS DE VINO Y ROSAS
Empezaré diciendo que este film es el mejor trabajo de Elisabeth Shue. Nun a ha interpretado mejor ni ha estado más bella. Cage, por otro lado, mezcla aciertos actorales con sobreactuaciones (de las que tanto ha abusado años después).

¿Y el film? Así asá. Es indudablemente duro y real, pero peca de certos clichés -especialmente en lo que tocante al horrible curro de prostituirse-, deja muchos cabos sueltos y a veces busca con premeditación y alevosía una vena artie esteticista, invadida por la música de Sting y planos de adorno.

Y no es que la cosa esté mal, pero te deja insatisfecho. Está bien, pero es irregular.

Quizá su fama es excesiva...
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19 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Inenarrable interpretación del maltratado Nicolas Cage
Antes de “Ghost Rider” y demás bazofia y antes de cubrirse de tantas capas de botox, había un gran actor que nos dejó esta joya para que sus detractores más amnésicos pudieran deleitarse con una interpretación apoteósica, en la que cualquiera que sea el adjetivo que prefiera utilizarse para describirla, será indecible.

Mike Figgis nos maravilla en el que posiblemente sea el mejor trabajo de su carrera, con una historia de amor tan atípica y hermosa, como cruel y descarnada. Una historia en la que su dúo protagonista consigue elevarla a un nivel superior.

Inmortalizado el pobre diablo Ben Sanderson (Nicolas Cage) en su descenso a los infiernos. “No recuerdo si empecé a beber porque me dejó mi mujer, o si mi mujer me dejó porque empecé a beber”. “En Los Ángeles solía quedarme sin alcohol porque como no miraba el reloj me cerraban la tienda”.

Ahora muchos años después de verla por primera vez, no recuerdo si me gustaba tanto Nicolas Cage porque salía en esta película, o esta película me gustaba tanto porque salía Nicolas Cage. ¡Actorazo!

“Leaving Las Vegas”. ¡Hasta el título es perfecto!
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Tengo mucho mérito, he aguantado este tostón hasta el final
Leaving Las Vegas es uno de los mayores rollos que he visto nunca. Lenta y aburrida, excepto un corto intervalo antes del final, en que aparece la ternura de la pareja, y una bonita música que acompaña, pero enseguida otra vez vuelve a decaer. Lo que pasa es que aunque no me guste una película, me quedo a verla hasta el final (excepto las que he intentado ver de Almodóvar; la tortura de esas asquerosidades, tan aclamadas por la crítica, es tan grande, que no puedo soportar llegar hasta el final, abandono a la mitad), por gusto de ver cómo termina.

Y un rato después de verla, he entrado a FilmAffinity a ver las notas que le ponía la gente (estando seguro de que la más alta sería un 3) y leer sus críticas... imagínense cuál sería mi sorpresa, cuando veo unas notas tan altas, que la nombraron la mejor película del año (no la peor), y que, por la mala actuación de Nicolas Cage, le premiaron nada menos que con un Oscar... estoy en estado de shock...
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30 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
El cine con alcohólicos y/o con el jazz como telón de fondo está sobrevaloradísimo
... Y aquí se juntan las dos cosas.

Alcoholismo.

Hace un puñado de años trabajaba cara al público. En aquella ocasión descubrí que bregar con un borracho es de las cosas más coñazos a las que se pueda enfrentar una persona que esté fresca. Cuando él lo está, y tú no, no encuentras divertido lo que él sí.
Es por ello que no se me va la mano puntuando una peli de alcohólicos por el simple hecho de tenerlos en fila, ya que yo el cine lo veo estando más fresco que una rosa. Quiero decir, el hecho de que el protagonista vaya toda la película con una cogorza de campeonato no es motivo suficiente para enzarzarla. Aparte, tiene que ser buena por sí misma. Un claro ejemplo de buen cine de alcohólicos; Días sin huella. Un ejemplo de cine malo; Leaving Las Vegas.


Jazz.

Cuando una peli lleva por banda sonora el Jazz, o derivados, suele salir a relucir aquello de ¡¡magnífica banda sonora!!. Pues mire usted... a mí no me lo parece. El jazz puede que sea estupendo en otro ámbito, pero al cine no le va (a menos que sea la biografía de un músico de aquella calaña). La banda sonora se usa para dar más fuerza a lo que se nos muestra y así conseguir transmitir al cien por cien lo pretendido. Cuando una cinta lleva el horrible jazz por estandarte, te lo meten en todo tipo de escenas, ya sean dramáticas, eróticas o cómicas. A mi eso no me transmite. Lo único que consigue son las ganas de no seguir derramado en mi sofá. Lo siento pero no puedo. No soporto las películas con jazz. Me taladran el cerebro.




Y pobre de mi, compré el periódico dominical contento, viendo que Leaving las Vegas tenía tan buena reputación. Sin pararme a pensar que iba de un tío abrazado a su botella al son del jazz, motivos suficiente para esa engañosa buena reputación. Y yo voy y pico... parezco nuevo.
Leaving Las Vegas me resultó tan espantosa que estoy dispuesto a regalar al dvd al primero que lo solicite*




* gastos de envío corre a tu cuenta si no me caes bien.
* no se admite devoluciones.
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55 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Y nos dieron las diez y las once, las doce, la una, las dos y las tres, y borrachos al anochecer nos encontró la luna
No me gusta "Leaving Las Vegas" por ser una historia sobre el alcoholismo. Esa parte ni siquiera me convence . Nadie que beba al ritmo de Nicolas Cage en esa película podría aguantar vivo cuatro semanas. Tampoco podría mantenerse en pie la mayor parte del tiempo. Ni razonar. Ni acordarse de nada. Ni bailar. Ni conducir. Ni comer. Ni jugar. Y dudo de que pudiera llegar a sentir lo suficiente como para enamorarse. Alguien que se bebe una botella de vodka del tirón y después lo que le echen simplemente no podría ni moverse. Probablemente moriría asfixiado en la primera vomitona porque no sería capaz de volver la cara.

Para pelis sobre el alcohol yo me quedo y siempre me quedaré con "Días de vino y rosas", que eso sí es realismo y horror puro y duro. En cambio aquí todo es tan increíble que no da ni miedo porque sabes que ese tío, con lo que bebe, es imposible que esté vivo. Tal vez ahí a Mike Figgis se le haya ido un poco la mano. Quizás debiera haber sido un poco más comedido en cuanto a las cantidades de alcohol que consume su protagonista para hacerlo humano, real.

No, para mí ésta no es una buena película sobre el alcoholismo. Pero en cambio es una magnífica historia de amor. Amor sin sexo, sin futuro, sin sentido, sin esperanza. Como hay pocas historias de amor en el cine o en la literatura, no digamos ya en la vida.

Hay quien dice que no entiende cómo una mujer espectacular como la protagonista se enamora locamente de un borracho terminal, que no es precisamente un tipo de persona agradable para convivir. Y él avisa, que conste: rompo cosas, no sé dónde estoy, vomito por todas partes... Menudo planazo para elegirlo voluntariamente

Entiendo que nadie lo entienda. Quién en su sano juicio se entregaría voluntariamente a algo así? Es que no hay por ahí nada mejor para esa muchacha? En la película incluso un taxista se lo dice a la chica: "Tú podrías tener al hombre que quisieras". Y puede que sí, que fuera verdad. Pero se da la circunstancia de que a esa muchacha no la quiere nadie, y resulta que la única persona con la que se encuentra que le muestra algo de cariño y de consideración es el borracho Cage.

Y creo que también hace mucho que el tío está tan pallá que ni siquiera puede follársela. Y eso le permite a ella algo que nunca le había pasado: estar con alguien, hablar, abrazarse, sentir calor humano sin temer nada. La realidad es que ante algo así no es tan difícil enamorarse; si hicieran una encuesta por ahí serían bastantes las tías que sencillamente estarían encantadas. La impotencia sexual masculina es una virtud muy minusvalorada pero que muchas mujeres saben apreciar (Lástima que la Viagra lo haya jodido todo).

A este respecto es muy interesante cómo transcurre la historia o no-historia sexual entre nuestros protagonistas. A ella al principio le alivia la falta de sexo; está cansada, hastiada, le gusta que ese hombre la abrace y la desee sin follársela. Pero llega un momento en el que ella necesita sentirlo y sabe que solo puede llegar a él a través del alcohol. Y ahí vemos una de las escenas sexuales más conmovedoras e impactantes de la historia del cine. Ella se rocía de alcohol para que él beba sobre su cuerpo, para que chupe sus pezones, para que la lama, para que se desespere por ella. Es la única manera.

Y aunque solo fuera por esa secuencia yo le daría un 10. Por la cara de ella cuando cree descubrir cómo conseguirlo. Por la reacción de él cuando comprende lo que ella quiere y sabe que lo puede conseguir. Y sobre todo, por el final de esa escena, que no por esperado deja de ser absolutamente aniquilador.
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13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Sobrevalorada y soporífera
Se me hizo aburrida e interminable a pesar de que no es una cinta de un metraje excesivo (1 hora 44'), tan así que sólo la pude visionar en 3 partes. Desde el primer fotograma nos dejan en claro que el personaje de Cage es un alcohólico perdido con un objetivo claro: morir, y esto no cambia en lo más mínimo hasta el final. El desarrollo es plano, no hay climax ni una evolución aunque sea mínima de los personajes. Toda la película es una descripción de la situaciones de la vida cotidiana (por supuesto conflictivas) en las que el borrachín se vé envuelto. Para saber cómo es un borracho y qué problemáticas atraviesa a la hora de desenvolverse en un mundo de "sobrios", no necesitaba ver una película supuestamente de "culto", pues todos conocemos a alguien hundido en la bebida.

La fotografía es interesante y la actuación de Cage, aceptable, sin que a mi entender haya sido digna de un Oscar pues en ocasiones es inverosímil: hay escenas en las que aparece demasiado lúcido para tratarse de un tipo que se ha bebido dos litros de vodka. La banda sonora jazzera, que tiene la intención de otorgarle melancolía y "clase" al relato, no hace más que incrementar el aburrimiento, la monotonía y la falta de ritmo. Convincente Shue en su papel de prostituta harta de la soledad afectiva y de las vejaciones propias de su profesión.

En definitiva, producto sobrevaloradísimo y aburrido como el que más.
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