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"Drag Me To Hell" es un soplo de aire fresco a un trillado ya género de terror actual, de la mano de uno de los astros del fantástico, Sam Raimi. Partiendo un guión escrito con su hermano en los tiempos de "Army Of Darkness", desde el primer fotograma uno parece darse cuenta de que Raimi ya estaba un poco asqueado de tanto Spiderman (y eso que su hasta ahora trilogía es un acierto no sólo como adaptación sino también como enfoque de la misma) y buscaba una vuelta a sus orígenes, a los tiempos en los que se lo pasaba en grande poniendo a su amigo Bruce Campbell en apuros luchando contra demonios de otra dimensión.

Aquí el planteamiento no es muy diferente al de su (fantástica, cachonda, genial, divertida, gamberra) trilogía "Evil Dead". Una empleada de banca, interpretada formidablemente por Alison Lohman, cae en la maldición de una extraña mujer a la que le deniega un aumento de su crédito. A partir de entonces, Raimi se pone manos a la obra y ofrece un auténtico festín de autoparodia, humor macabro y unos juegos de cámara que mucho recuerdan a su cámara kamikaze de sus primeros títulos. Mención especial merece Lorna Raver, que hace que su Mrs. Ganush ya sea todo un icono, realizando una interpretación excelente de una personaje que por méritos propios es el epicentro del film. Excepcional este personaje (puramente Raiminiano) que aterroriza y hace reir a partes iguales.

Raimi se auto homenajea constamentemente. Consigue, como ocurrió en su "The Evil Dead II" hacer una película de terror que muy inteligentemente combina terror (cachondo, eso sí) con un soplo de gamberrismo y sentido de la diversión que muy pocos saben plasmar. Y encima, nos deleita contando con muchos de sus colegas de fechorías, como Robert Tapert a la producción, Bob Murawsky al montaje y Peter Deming de director de fotografía (hubiese estado muy bien haber rescatado a Joe Loduca para la música, aunque Christopher Young hace un score fabuloso).

También cabe mencionar, que a los fans del director nos congratuló sobremanera ver que su coche "1973 Oldsmobile Delta 88", que muchos sabrán que aparece en todas sus películas (excepto en "The Quick and the Dead" por motivos obvios), hace en "Drag Me To Hell" una aparición más meritoria que en sus últimas películas, ya que es protagonista de una escena clave (escena que tiene un "gag" Raiminiano 100 por 100). Y otro par de curiosidades: nuestro querido Bruce "Ash" Campbell no pudo hacer una pequeña aparición en el film debido a que estaba liado con otro rodaje, y en los créditos finales podemos escuchar una pieza de Lalo Schifrin que fue deshechada para "The Exorcist".

En definitiva, Raimi ofrece una muestra de como hacer cine de género diferente, no dejando a un lado su peculiar forma de afrontar las películas de terror y mostrando que aún tiene el talento suficiente con el que encandiló a los fans del fantástico en los años 80.

Hacía tiempo que no veía a una actriz maltratada de ese modo en pantalla y que, además, resultase tan creíble como lo resulta Lohman en "Arrástrame al infierno". Zarandeada, golpeada y empapada, de vez en cuando, de sangre, ojos y demás casquería, la actriz estadounidense ofrece un recital de descaro y, con tremenda eficacia, se sobrepone tanto a las situaciones en las que su personaje debe adquirir un tono más macarra, como a aquellas donde el gesto asustadizo debe hacerle ver que se cierne sobre ella.

Raimi, acompañando en la dirección, actúa del mismo modo. Pese a no haberse prodigado durante los últimos años en el género que le vio nacer (sólo se podría contar la intentona que fue "Premonición"), el creador de la mítica trilogía "Evil Dead" demuestra que, no sólo está en plena forma, sino además, es capaz de confabular un espectáculo que adquiera un tono más formal en el que, sin embargo, se vayan colando esos pequeños tintes humorísticos y de lo más gamberros que hicieron disfrutar a toda una generación y que aquí no se ven dilapidados por la intención del director de ofrecer un producto más "serio" (según palabras del propio Raimi). Es una gran noticia, pues, que no sólo 20 años después de concluir la saga que dejó montones de adeptos el norteamericano siga manejándose con total soltura y entereza, sino también que sepa, a partir de una historia ya conocida, otorgarle un cauce adecuado y convertirla en una exhibición de lo más cachonda sin restarle un ápice de las virtudes que le hicieron dar el salto definitivo.

"Arrástrame al infierno" supone, de este modo, un anexo tan inteligente como bien cuadrado del filón abierto por Raimi en la década de los 80 que, visto en el panorama de terror actual, resulta un ejercicio refrescante e hilarante en el cual, ni las ya conocidas maldiciones (tema tan mánido), ni la duda que podía sembrar una nueva generación de actores que no parece ofrecer las garantías que ofrecían antaño los Campbell, Russell, Lee Curtis y demás (y que, por suerte, sólo queda en eso: duda), ni las exigencias del mainstream, han podido con una película que termina resultando la resurrección de un genio terroríficamente bueno, terroríficamente vivo, tras tanto tiempo.

Nuestra dosis de terrores veraniegos queda garantizada gracias a "Drag me to hell", una pequeña gran película que supone la confirmación de la actriz Alison Lohman como estrella imparable y, por supuesto, la vuelta a los orígenes del director Sam Raimi.
Rebienvenido sea.

Es este un film desprejuiciado, cargado de escenas impactantes y palomiteras. Una propuesta que consigue entablar un dinámico juego con el espectador, gracias a un vaivén constante entre tensión-diversión.

Ya desde los primeros minutos, el divertido guión escrito por Sam & Ivan Raimi consigue captar nuestra atención. Ojo, la historia de posesiones que nos ofrecen no es nada del otro mundo, pero lo que sí es encomiable es la forma en que está contada. Y es que, al film hay que reconocerle un enorme afán por entretener, de tal forma que siempre haya espectación por descubrir que nueva ocurrencia o salvajada veremos en la pantalla. Entretenídisimos noventa minutos de metraje que mantienen a la audiencia en sorpresa constante.

Un nuevo clásico del terror ha nacido en 2009, este revival ochentero contiene un sinfín de escenas macabras, golpes de efecto, sustos por doquier ... y todo ello aderezado con un sútil y bien recibido humor presente en toda la historia. Una terrorífica diversión que está a punto de poseernos.

Lo mejor: La escena en el cementerio.
Lo peor: Los altísimos efectos de sonido con los que se acompaña cada susto.

Salgo del cine con la sensación de haber estado hora y media pasándomelo como un niño con zapatos nuevos. Sam sabe como nadie mezclar el terror con el humor más gamberro y cerdo que puede verse en la gran pantalla. La clave está en el factor sorpresa, algo que el director estadounidense controla como nadie. Nunca se sabe por donde puede tirar la mente enferma y brillante de Raimi, que en "Arrástrame al infierno" vuelve al tono y la mesura presupuestaria de sus conocidos films de culto de los ochenta después de unas dignas entregas del hombre araña de la Marvel.

La película nos cuenta la historia de una mujer en la que recae una infernal maldición y que hará que pase tres días, digamos, algo ajetreados. Un argumento sencillo que hace suya aquella desgastada frase de “cine sin pretensiones” que tanto se utiliza para productos comerciales de poca emoción y nula gracia.
"Cine sin pretensiones" quiere decir que su argumento no busca profundizar en el alma humana sino simplemente hacerte pasar un rato ameno, que no tiene nada que ver con que te lo den todo mascado y no haya que pensar para verla, ni mucho menos. Si no me hace pensar seguramente será porque estoy dormido, soñando con otra cosa. Con orejitas, la prota, por ejemplo. Que delicia de muchacha.

Una dignísima obra del cine más personal de Sam Raimi.

Amantes del cine de terror, escuchad atentamente. Si estáis dispuestos a retroceder en el tiempo y a asistir a una auténtica resurrección de la mítica década de los ochenta, ésta es vuestra oportunidad. El gran Raimi, autor del mejor film de terror ochentero -“Evil Dead”-, renace cuál ave fénix y, aparcando momentáneamente sus lucrativos proyectos murcielagueros, nos ofrece con “Drag me to hell” una dignísima propuesta que, sin lugar a dudas, os satisfará a espuertas.

Bizarra, terrorífica, macabra y divertida, la peli de Raimi destaca por su inconfundible aroma a serie B y, fundamentalmente, por su efectividad. Ciertamente su argumento no es nada del otro mundo, pero todos y cada uno de los engranajes del cine de terror más convencional y digestible (pulso narrativo, tensión, ‘sustos’, música, acción, casquería y giro final) se encuentran impecablemente ejecutados y pertinentemente administrados.

Arrebujaos, pues, en la butaca o en el sofá y disponeos a disfrutar como niños pequeños. El panorama actual no está para desaprovechar oportunidades como ésta.

Eso sí, las palomitas y la coca-cola corren por cuenta vuestra.

Cuando era pequeña me sentaba con mi hermana todos los martes a ver "Alucine" en la 2. Luego emitieron "Noche de lobos" y ahí que nos tragábamos las dos todas las pelis de terror posibles de la época... Cuando Freddy Krueger estaba en todo su esplendor, dos crías de 6 y 9 años ya se habían convertido en fans indiscutibles del cine de este género.

Hoy, con 25 años, es muy difícil que una peli de miedo pueda asustarme... De hecho yo soy de las que se encierra en casa sola, apaga todas las luces y se prepara valiente para sufrir... La decepción de los últimos años, salvo algunas excepciones que supongo que habrá pero ahora no recuerdo, me hizo no esperar demasiado de esta película -sobre todo después de leer el título-.

Me equivoqué! No es que temblara en el sofá mientras la veía, pero algún que otro salto pegué. La vi en V.O.S y -aunque yo no sé mucho de cine y nunca he entendido muy bien si un actor es bueno o malo- creo que la Lohman lo borda. El papel de Justin Long es menos creíble... no por nada, si no porque este actor tiene 31 años y el pobre parece que tiene 14... y claro... oirle coger el teléfono y decir "Dr..." me resultó bastante raro.

En cuanto a la historia... fantástica o no, está estupendamente desarrollada... Un terror casi gore, casi cómico, pero que no me dejó respirar ni un segundo... Es curioso que si lees la sinopsis ya sepas de qué va la película... quiero decir que lo que ésta cuenta, sucede en las primeras escenas... y yo, mientras la estaba viendo subestimé y pensé "bueno, ya ha pasado eso, ¿y ahora qué va a contar?" Y vaya si cuenta!!

No me enrrollo más para explicar el título de mi crítica... Cuando la peli estaba de lo más interesante, la paré un momento para ir al servicio... La casa estaba a oscuras, yo no me quitaba la última escena de la cabeza y estaba deseando volver al sofá... Entonces mi madre, que me oyó, me reprochó el estar tan tarde levantada con un grito que me estampó contra la pared del baño del susto, hacía tiempo que no me asustaba tanto!! Ya ya os digo... no suelo ser asustadiza, sólo me imaginé por un momento a la buena señora de la película dándome las buenas noches.

Vedla.

¡Por Belcebú! Sam se ha reencarnado en el Raimi de la serie B con estilo y nos ha regalado puro entretenimiento casposo que nos retrotrae a los gloriosos tiempos de joyazas de la sangre y el cachondeo como "El caballero del diablo" o "Jóvenes y brujas". Con la excusa de una vil maldición gitana (se echaba de menos este macguffin, desechado por la serie A por facilón y hortera), tenemos a Alison Lohmann amenazada por los jugueteos infernales de una criatura del averno que por supuesto quiere su alma. Toneladas de diversión, de sangre, de carcajadas, de escenarios macabros, tópicos de serie B maravillosamente reinventados para encarar el nuevo milenio con la fehaciente demostración de que hay cadáveres que por más que los maten nunca mueren del todo: "Arrástrame al infierno" es una especie en peligro de extinción, una película que por pudor ya no se fabrica. Pero entonces, nos encontramos de bruces en el cine con esta gozada en pantalla grande y su total carencia de prejuicios a la hora de apañar un material mil veces explotado y comúnmente despreciado por la serie A, nos promete un reencuentro genial con una forma de diversión tan fresca como si acabara de salir de una tumba abierta...

Genial regreso de Raimi a sus orígenes. Me gustó más que la trilogía de El ejército de las tinieblas.

Tremendamente sobrevalorada, sin dudas que la crítica especializada le perdona todos sus baches porque este proyecto está firmado por el apellido Raimi y porque entienden que el director establece una oferta semejante al tipo de cine que realizaba antes de rodar tanques cinematográficos.

Y no me digan que este engendro sin pies ni cabeza homenajea la serie B, o que tiene algo que ver con la saga Evil Dead, porque es una blasfemia cinéfila.

Por empezar, no tiene la solvencia ni la fuerza suficiente como para entusiasmar desde lo fantasioso, el desarrollo del conflicto abusa de tópicos adocenados dentro del género del horror, el delirio jocoso y repugnante no encaja nunca ya que la cinta tiene todo el aspecto externo de ser un producto sobrio y aplomado, y por si fuera poco el “títere” Justin Long deambula perdido dentro del relato dando vida sin enjundia a un personaje plano y vacuo.

La cinta es inverosímil y volada de principio a fin (choca porque uno no espera un esperpento, sino terror puro), pero además está trazada textualmente en forma tosca y hasta con groserías de principiante.
Parece increíble que este producto convencional y tópico de terror moderno estuviera dirigido por un cineasta experimentado, el cual lograra otrora grandes éxitos, ya que hablamos de un Sam Raimi que dirigió clásicos nostálgicos perennes en efectividad y que supo sacar adelante con maestría grandes películas mainstream.

Bueno, esta floja película pierde ya al principio la sobriedad, se despliega en forma vulgar buscando sobresaltar con subidones de orquesta y sustillos fáciles, y no resulta para nada simpática en su bizarra exageración ni en su alocado despliegue de situaciones. Por ende, digo que Raimi se olvida de cómo se hace cine gamberro.

La propuesta argumental es pueril, el desarrollo de personajes muy limitado, la trampa final es bastante previsible, si es que hay una propuesta cómica paralela la misma no encaja nunca dentro de la onda del filme, lo gamberro dentro del contexto argumental de la cinta no funciona ya que queda demasiado ambiguo al no saber si es intencional o son tosquedades narrativas muy descuidadas las que se esgrimen.

A favor hay que mencionar todo el aspecto estético que recubre a esta propuesta, aquí sí vemos cómo Raimi sabe manejar el “eyes candy” para que el espectador caiga encandilado ante la pirotecnia visual, el desenlace –aunque es previsible- me deja un buen sabor de boca ya que tiene su atractivo, bien por las actrices del filme (tanto la protagonista Alison Lohman como la villana Lorna Raver), y nada más.


Sigo sin contar nada que no deba saberse

¡¡La madre del cordero!!
La que ha liado Raimi... Puede parecer poco si has visto la saga Evil Dead o muchas otras de terror de serie B con gore de casquería fina, pero aquí los logros del tío Sam (el que no lleva sombrero) son otros.

Navegando intermitentemente entre la risa y el susto, la carcajada y el grito de pánico, Sam Raimi confiere a su última película un aura de autoparodia englobando todos aquellos clichés del género que conoce de sobra y les añade una vuelta de tuerca más, algo así como diciendo "si quieres sopa, toma tres tazas".
Así que si se escucha el chirrido de una puerta de metal vieja, lo oirás cinco veces, si quieres vientos misteriosos los tendrás por toda la casa y danzando con toda la cubertería, si te molan los planos super cerrados te los regala paso a paso, hasta que puedas besar a la mosca y hacerle carantoñas. Y nunca queda en duda de si se ha pasado de rosca por gamberro o por puro ofico. Es por ambas. Y todo ello le otorga nueva savia a un género que lo tenían asfixiado en tantas leyes no escritas y tópicos manidos y desgastados.
Y ahí nace el humor, entre el negro y el rojo visceral para no dar respiro alguno al espectador.
Y cuando se junta todo esto en varias escenas se crean los gags que recordarás días y días después de haberla visto, de los cuales no mencionaré ninguno para no destripar lo mejor del film.
Objetos y situaciones aparentemente normales, Raimi las convierte en grandes puntos a favor para su película: botones, tirones de pelo, moscas, grapadoras, pañuelos, cabras...

En definitiva, una gran apuesta tanto si se quiere pasar miedo como reirse y pasar un buen rato, siempre y cuando no te importe reir entre casquería y casquería.

Fantástica combinación entre la calidad técnica, visual y narrativa de Spiderman, y el cine de terror de palomitas, sangriento y escatológico de la saga Evil Dead.

Saimi se ha superado a sí mismo, a vuelto a sus orígenes, aprovechando la experiencia de sus últimas películas de alto presupuesto, consiguiendo un cine fácil, divertido y sangriento, a la vez que de alta calidad visual, especialmente recomendado para los amantes del género...

Ni un sólo minuto de descanso nos permite la visualización de este fantástico film, tan agradecido entre la abundante mediocridad presente entre la oferta terrorífica.. Los sustos, a pesar de ser a veces predecibles (por el sonido, o la falta del mismo), sorprenden, te mantienen en vilo toda la película, y no son nada gratuitos: nada de adolescentes desnudas en cabañas de bosque, o asesinos enmascarados que al final son el que "menos esperas"...

Un aplauso para Sam, en mi opinión, ha dado en el clavo, y es justo lo que quería ver..

Sam, yo que pensaba que ya te habías perdido. Que te habías vendido. Que se te había ido la perola hacia la otra dirección. ¿Qué más podría pensar después de lo que hiciste con el simbionte? Si tu supuesto humor me sonrojó de la vergüenza ajena, si me convertiste en un fan locaza porque tu adaptación no fue mala, sino paupérrima o mucho peor.

Pero Sam, me reconcilio contigo. Perdóname por no confiar en ti. Has vuelto a tus orígenes. La comedia de terror es tu género predilecto, y has vuelto a demostrar cómo te desenvuelves ahí. No vemos a Bruce Campbell, es una pena, pero así has demostrado que no es él lo único que da vida a tus pelis.
Es ese estilo tan agresivo, esas secuencias en tensión con rapidísimos planos llenos de zooms. Es la introducción de un humor negro negrísimo durante momentos bastante dramáticos, adquiriendo el filme, de este modo, un nuevo tono. Es ese gore exagerado ocasional, tan escatológicamente gracioso. Es esa historia sencilla a la que le saca muchísimo jugo. Es ese espíritu ochentero, cutre en el sentido bueno. Esa forma que tiene de hacernos ver de que el cine de terror no solo son criaturillas graciosas ni asesinos con máscara. Sí, es todo más profesional y con más presupuesto que en los 80, pero sigue teniendo el espíritu intacto.

Y sí, es cierto que los sustos son efectistas, con subidones de volumen justo tras un silencio. Pero funcionan. No sé cómo, pero funcionan. Y sí, es cierto que ninguno de los personajes llega en carisma a la suela de Bruce Campbell. No serán eternamente recordados. Pero es un paso, cumplen bien en sus papeles, a pesar de que el Justin Long me caiga un poco gordo. Pero eso le viene de fábrica. Y la música de Christopher Young... genial. Simplemente genial.

Cuesta creer que el director de cosas como "Spiderman 3" o "Rápida y mortal" sea también el artífice de "Darkman", la trilogía de "Evil Dead", o esta maravilla. Y es que cuando está inspirado, está realmente inspirado. En sus primeros tiempos de cineasta, lo estuvo, y mucho. Con "Un plan sencillo" y las dos primeras de Spiderman también, aunque fue diferente, sin tanta garra, sobre todo en las del hombre-araña. Y ahora esto. A ver si esta inspiración continúa, y las próximas de Spiderman (y lo demás) siguen por esa línea. Porque esta sucesión de sustos, tensión, gore y humor negro que no da tregua durante la hora y media que dura, solo da buenos presagios de lo que pueda venir a continuación de esa manita.

Sí, esta peli me hace perdonarle temporalmente el montón de escupitajos que lanzó a Venom. Todos merecemos una oportunidad de redimirnos.

Si señor, Sam Raimi necesitaba volver a sus inicios, cuando apenas con veintitrés años consiguió crear una de las joyas del terror de los 80 “The Evil Dead” (Posesión infernal). Poco más tarde nos volvió a sorprender con su Remake “Terroríficamente muertos”, para acabar la trilogía con la estupenda “El ejercito de las tinieblas”. Buenas películas que juntaban el horror con el humor y que hacían presumir que su director iba camino de ser un genio.

Pero fueron pasando los años y todo se quedo en promesa, ya Sam no escribía los guiones junto a su hermano, y empezó a encadenar, salvo excepciones, un petardazo detrás de otro. Desde la pésima “Rápida y Mortal” hasta tocar fondo absolutamente, a mi juicio, con Spiderman 3.

Y yo creo que este último petardo igual ha hecho reflexionar al director, y volver por lo menos durante una película a sus ancestros, lo cual sinceramente agradecemos todos los que en algún momento vimos a este director algo especial.

En “Arrástrame al infierno” Raimi se congratula con sus fans, vuelve el director gamberro y espectacular de sus inicios, con una mezcla de terror y de humor que solo él sabe hacer, pasando en un pispas del susto a la carcajada y haciendo que los 96 minutos se te pasen sin haberte dado ni cuenta.

Guión lleno de sorpresas y con actuaciones bastante logradas, sobre todo el de la gitana, cuyas escenas te llevan casi todas más a la carcajada que al susto, un punto de personaje.

Pues si, Sam necesitaba esta película, y sus seguidores también, esperemos que el genio siga deleitándonos, entre Spiderman y Spiderman, con alguna joyita como esta.

Altamente recomendable para pasar un buen rato.

Decepcionante cinta del señor Raimi, e incomprensión de este humilde servidor sobre las críticas leídas.
Alison Lohman realiza una interpretación más que buena de un papel rodeado de tópicos vergonzantes. La bruja gitana (claro, los gitanos todos llevan uñas negras, ojos de cristal y pañuelos en la cabeza, además todos son santeros con poderes sobrenaturales...), el compañero de oficina "trepa", el novio comprensivo y blandito que todo lo comprende, los padres estrictos, la santera medium que quiere ayudar a la protagonista y que finalmente se sacrificará por ella, y la pobre niña de provincias que desea triunfar en la vida...

Parece mentira que este tipo de planteamientos sigan campando alegremente por las carteleras con la única ayuda de un nombre de director "reputado". Producción alimenticia que intenta vestir una cinta infantiloide y mediocre de película de terror seria.

¿Cómo habrá visto una persona sorda la película?,. Pues sin sobresaltos, claro, ya que el 100% de los "sustos" se basan (como en tantos otros bodrios) en poner el volumen al máximo. Felicitaciones por cierto a Heron City por su sistema de sonido... Sencillamente abrumador...
En este sentido, ni siquiera los sustos llevan "rebaba"... Aviso: El "susto" siempre viene al final del clímax de la música, y siempre en los sitios "de libro". Ninguna vuelta de tuerca al respecto.

Los efectos especiales son cutres - cutrísimos. Lejos de los estándares de calidad habituales.
Al principio aparecen unas sombras de manos que se mueven como intentando dar miedo a un niño, y la infografía del diablo (el consabido carnero) es de lo peor que he visto hace mucho tiempo.

Y los "gags" que ayudan en el arte de confundir al espectador y pretender hacer del producto
algo más redondo, pues son pasables... Hubiera sido preferible explotar mas la vis cómica. El resultado final queda más cerca de ser un "Pesadilla en Elm Street 8" que otra cosa.

Al final, la sensación es de haber perdido una buena oportunidad de ver una buena película de terror... Debería haber elegido "Bruno"...

Lo pone bien clarito: Terror-Thriller.

Dos semanas después y aún no sé si he visto la peor comedia del año, Scoria movie 5, una pésima autoparodia, o a unos productores llorando de impotencia por lo que han parido.

Mezclar de esta forma sustos y risas es digno de lapidación, como poco. La fórmula de cambiar de plano a toda polla destrozando los tímpanos ya es cansina y cargante, pero que acto seguido nos planten esa sarta de chorradas es un puto gatillazo. ¿Qué hago? ¿Me asusto y me parto en menos de dos segundos? ¿Alguien puede acojonarse y descojonarse a la vez sin que se le quede cara de gilipollas? Y en el hipotético caso, ¿Dónde tiene la gracia? Where, where?
¿Me río, me asusto?... Mejor lloro.

En serio, si los cineastas piensan seguir con estas mamonadas para garantizarse su isla filipina y su yate de lujo yo casi que me voy de putas que al menos sé lo que me espera y la diferencia de precio empieza a ser irrelevante.

El público fue lo único que valió la pena (en spoiler)

¡Qué gustazo ver cómo uno de los mejores directores de cine de terror palomitero se auto homenajea con la única pretensión de entretener y demostrar que ahí sigue el espíritu travieso de "Posesión infernal", "Terroríficamente muertos" y "El ejército de las tinieblas"!.
Y qué gusto ver que el resultado, lejos de acabar siendo pedante y ególatra es tán endiabladamente entretenido y eficazmente terrorífico.
Sam Raimi, últimamente ocupado en hacer que Spiderman cobre vida lo más dignamente posible, cosa que no acaba de lograr para todos los gustos, si bien para el mío es una prueba más que superada, regresa a sus obsesiones y a lo que mejor hace, cine de terror informal, con posesiones, maldiciones, espíritus y videntes, y nos regala un estupendo mix de su trilogía y "Premonición", magnífica e incomprendida película aterradora.
Si todo lo anterior no es ya suficiente como para dar ese justificado 10 a la película, diré que incluye imborrables momentos y escenas que oscilan entre el terror y el suspense que no decae en ningún momento y el desternillante humor en el momento menos esperado, muy al estilo Raimi.
Recomendable para fans del director y el género.
Lo mejor: La gitana en cada una de sus apariciones. Más en spoiler.
Lo peor: No va a gustar a todos.

A pesar de que el título y el poster me echasen un poco atrás fui a verla porque las críticas eran aceptables, hablaban de Raimi como si fuese un DIOS: Raimi ha vuelto, Raimi en estado puro, etc.

La película está bien dirigida, buena fotografía, música excelente e interpretaciones aceptables. Sin embargo, no se puede decir lo mismo del guión, que es lo esencial en una película.
El argumento, con cierto tono cómico, en un principio se desarrolla con fluidez. El problema surge cuando las situaciones resultan extramadamente absurdas. Ya no hablamos de humor negro, dichas escenas son propias de cualquier comedia americana (Scary Movie, por ejemplo).
Ya que la película, catalogada como terror, resulta ser de humor, deberían aprovechar ese concepto. Lamentablemente ni eso, las situaciones se repiten constantemente, en casi cada escena paranormal alguien sufre anomalías en su boca. Lo peor de todo es su desenlace, que aún ser predecible, copian de forma deliberada la solución para romper la maldición de otro film conocido.

En definitiva, "Arrástrame al Infierno" es un film que está bien llevado en todos los aspectos excepto en su argumento, el cual oscila entre lo absurdo y lo freak. La lógica del guión, es decir, las reglas que sostienen la credibilidad de la maldición, son ignoradas.

Lo siento pero no logro captar ese espíritu de serie B, ni ese "toque" magistral del que muchos hablan de Sam Raimi. Durante toda la película he mantenido la misma cara, inmutable, sin ningún tipo de sorpresa. No he sentido miedo en ningún momento ni ningún susto (de los cuales muchos forzados, en plan "han pasado 10 min.", toca susto) me ha echo saltar de la butaca. Aunque, eso si tengo que decirlo, he acabado con tortícolis de las muchas veces que me he dicho a mi mismo “no” o “en fin” o “madre mía”

Solo la puedo definir de ridícula: desde la actuación de la protagonista, que no transmite un comino, pasando por la sensación tremendamente forzada con la que suceden los acontecimientos, hasta los efectos especiales (rozando la calidad Dragon ball evolution).
Poniéndose uno quisquilloso también podría meterme con la elección del actor para hacer de novio, que, habiéndolo visto hace "relativamente" poco en La Jungla de Cristal 4 haciendo de chaval, mas bien resulta poco creíble el verlo de profesor de psicología, pero bueno, dejémoslo ahí.

Volviendo a lo anterior, estaría bien el planteamiento de rememorar la serie B si al menos transmitiera "algo" de tensión al espectador, algo de agobio. De hecho, Posesión infernal, con la que muchos la comparáis, le da mil vueltas, sabiendo crear un entorno de angustia para el espectador (sobretodo en la primera mitad), y no esto que parece que me estén vendiendo un episodio de la serie "Pesadillas". Y es que el miedo no se consigue poniendo cada 7 minutos ruidos fuertes, gritos y caras desfiguradas, lo único que se consigue es atosigar al espectador, agotarlo, y prácticamente, cansarle del mismo plan una y otra vez, haciendo que lo único que desee es que se acabe la tortura (no de miedo, sino de aburrimiento).

Un puro bodrio del cual aun no entiendo como le ha calado hondo a mucha gente. Por mucho homenaje a la serie B y todo lo que tu quieras, esta peli es, sigue y seguirá siendo una clara estafa (si has pagado por verla, claro esta). Solo se salva la escena inicial del coche, cuando aun no sabes que el resto de sustos serán de ese "palo".

Cualquiera que admire a Sam Raimi (Spiderman 1, 2 y 3) se quedará decepcionado si ve esta película donde lo único que ofrece es pasar el rato viendo como una chica guapa sufre una desgracia tras otra.

Creo que la intención de esta película ha sido recordar el viejo estilo de nuestro amigo Raimi que tanto gustó cuando realizó Posesión Infernal y que ha intentado revivir de una forma forzada en este film sin éxito.

Quien empieza a ver esta película ya sabe con lo que se va a encontrar. Sabe que no verá grandes efectos especiales ni momentos de terror.

Pero no todo es negativo. Hay varios momentos en los que uno sufre viendo como nuestra chica lucha para que su alma no sea deportada al infierno. Ver las reflexiones que se toman y las opciones que le quedan para librarse de dicho castigo impuesto serán las claves de esta película.

Angustiante, loca, brutal, divertida. Todos ellos adjetivos que definen a la perfección el último trabajo de Sam Raimi. Este es el retorno en mayúsculas de un director que, después del apabullante éxito de taquilla de su trilogía sobre Spider-man, con este film, decide volver a sus raíces, aunque eso sí, sin poder obviar que ya no es un simple joven director ejerciendo de outsider del género de terror de serie B.

Por ello, una de las mayores virtudes que atesora Arrástrame al infierno es su capacidad de equilibrio entre el mainstream puro y duro y un cierto aire de gamberrismo de film de bajo presupuesto. Raimi ofrece una historia de posesiones ciertamente clásica, no hay nada nuevo ni especialmente original en la historia de una chica atormentada por espíritus malignos. Sin embargo es en el tratamiento de la trama donde afloran los mejores golpes de la película, combinando de forma efectiva los ya típicos juegos de sonidos y luces fuera de campo con momentos de violencia tan explícita como grotesca.

Así pues, a primera vista, parece que a pesar de toda la crudeza y su look por momentos circense, nos encontramos ante un producto de terror efectivo pero sin un aporte significativo al género. Nada más lejos de la realidad, precisamente en esta apariencia de divertimento banal encuentro Raimi su mejor baza para diseñar un tratado sobre el comportamiento humano que rezuma mala leche por todos lados.

Como es de lógica este planteamiento no puede ser mostrado como eje principal para no confundir a una audiencia que a priori no es lo que anda buscando. Sin embargo, gracias al excelente trabajo en la puesta en escena y en un retrato psicológico de los personajes articulado más en los detalles que en una observación exhaustiva, no resulta difícil descubrir bajo la capa del gore más cafre una historia que nos está hablando de la bajeza moral del ser humano y de la codicia como eje vertebrador del mundo en que vivimos.

Con una gama de colores que roza el tono pastel se nos sumerge de inmediato en un ambiente casi onírico, de bondad y buenas intenciones. Sin embargo, sin apartarse un ápice de esto mismo, se empiezan adivinar mediante sutiles gestos y frases que nada es lo que parece: Aparece pues la hipocresía, el convencionalismo social, la avaricia, el ansia por trepar en un mundo laboral y social despiadado.(sigue en spoiler)

No entiendo las críticas a esta peli. Me he metido aquí porque pensaba echarme unas risas viendo los comentarios, y resulta que la mayoría son buenos!!! Supongo que a medida que pasen los días, los comentarios negativos superarán a algunos que me han dejado loco. Poner a esta peli como de las mejores de terror de los últimos años, tiene tela...

Esta película es una soberana Mierda. Pero así, con todas las letras.

Soy un aficionado al género de terror, y bueno,ya estoy acostumbrado a que se rian de nosotros, pero es que con esta película, se han pasado. Nunca me he sentido tan culpable de convencer a mis amigos para ver una peli como en esta ocasión. No da miedo, da risa, y los únicos dos sustos que tiene es porque suben el volumen de la peli tan alto, que como es lógico, tu cuerpo, se sobresalta.

Si ves el trailer, bueno, te puede llamar la atención...pero la peli es infumable. Un guión que parece hecho por niños, unos actores y unas actrices que no se creen su papel y escenas más propias de una comedia que de una peli de terror, eso sin contar los múltiples fallos que tiene la peli, que hacen pensar que se ha hecho como pensando "qué más da, si los espectadores son idiotas". Lo paso a analizar todo en el spoiler.