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65 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Nadie merece morir
Con gran talento, esta vez desde detrás de la cámara, el actor y director Tim Robbins, nos muestra la vida de un condenado a muerte, interpretado por uno de los grandes como es Sean Penn, que hace un papel memorable, sabiendo transmitir todo el odio que siente este personaje, que esta condenado a morir por el asesinato de dos adolescentes.
Susan Sarandon hace una interpretación que va más allá del elogio, interpretando a la hermana Helen, que intentará que el condenado a muerte consiga su absolución.

Una película que Tim Robbins nos muestra todos los lados del problema sin juzgarlo, haciendo que el espectador tome partida, y sea él quien se involucre en la historia y lo juzgue.

Tim Robbins nos enseña que todos sufren en esta historia, que nadie puede juzgar a la gente sin conocer su historia, y de los motivos del porque un ser humano pueda llegar a este extremo, eso si, sin justificarlo. También nos muestra la ira que sienten los padres de las víctimas hacia el condenado, y de lo destrozados que se sienten por no tener a sus hijos a su lado, postura que el director logra reflejar muy acertadamente, aunque no es la única postura que nos muestra, además Tim Robbins nos recuerda que el condenado a muerte también es hijo de alguien, y ese alguien, su madre, también sufre desesperadamente por ver a su hijo tan cerca de la muerte, sin poder hacer nada para evitarlo.
El personaje de Susan Sarandon esta justo en el medio, aun entendiendo el dolor de los padres de las víctimas, intenta que consigan perdonar al condenado a muerte, y al mismo tiempo puedan librarse de esta ira que sienten, haciendoles entender de que no les ayudará a seguir viviendo.
El personaje de Susan Sarandon también se dedica en cuerpo y alma en que el condenado logre, lo que ella lo llama como “paz espiritual”, que conseguirá pidiendo perdón, por todo el daño que ha causado a las familias de las víctimas, y ayudándole en algo tremendamente horrible y difícil, a enfrentarse a la muerte sin tenerle miedo.

Una película muy inteligente, hecha por gente sensible y abierta, que sabe escuchar, que no juzga a la gente, que sabe meterse en el lugar del otro, tarea en ese caso nada fácil, y que logra emocionar a cualquiera con un mínimo de sensibilidad.

La película también cuenta con una banda sonora digna de mencionar, encabezada por la canción "Dead Man Walking" escrita y interpretada por uno de los grandes en el mundo de la música, como es Bruce Springsteen, que ya había ganado el oscar dos años antes por su participación en la película Philadelphia, aunque aquí se tuvo que conformar con la nominación.

En definitiva gran película, aunque para mi es una auténtica obra maestra en todos los sentidos, que nos hace reflexionar sobre un tema tan delicado y debatido como es la pena de muerte.
Muy recomendable.
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97 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
LA REDENCIÓN DEL PERDÓN
"Pena de muerte" no dejará indiferente a nadie y posiblemente, sea la película que mejor ha tratado este controvertido tema; sobre todo, por el magnífico trabajo de su pareja protagonista, Susan Sarandon y Sean Penn, cuyas interpretaciones son magistrales desde todos los puntos de vista.
La historia es bastante dramática, cruda y contundente y en muchas de sus partes, logra tocar la fibra sensible del espectador. También hay que destacar su realismo, pues intenta plasmar con una gran veracidad, todo el proceso que rodea la pena capital.
Por si fuera poco, el trabajo de Tim Robbins también nos ofrece una importante enseñanza, la cual no es otra que el valor que tiene para el ser humano el perdón y es que cuando se agota el camino y uno se dispone a dar sus últimos pasos, el arrepentimiento sincero y el sentirse disculpado, es lo que más consuela a nuestras almas.
En definitiva, "Pena de muerte" es una de esas películas que merece la pena ver, porque cala en la persona que la ve y porque remueve un poco las conciencias. Mi recomendación por tanto, es que no duden en pasarla por el ojo de su crítica, aunque sólo sea por comprobar, si están ustedes de acuerdo conmigo. Yo apostaría a que sí.
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49 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
La bestia debe morir.
Algo que me parece muy loable de la película es que expone ambos puntos de vista, el de los familiares de las víctimas y el de el asesino, con absoluta objetividad. Es conocida la ideología que tiene el matrimonio Sarandon-Robbins con respecto a éste tema, tan urticante, como el de la pena de muerte, sabemos de antemano que son férreos opositores. Y lo que la hace aún más inmensa a la película es la exposición que hacen desde ambos lados del dolor, con una neutralidad ejemplar. Creo que quien vea el film no va a cambiar su postura al respecto, al contrario, reforzará su idea por que verdaderamente los argumentos que se presentan provocan una emoción escalofriante, más aún, por que sabemos que está basada en un caso real. La actuación de Susan Sarandon es la mejor de toda su carrera, tiene a la hermana Helen metida bajo su piel y logra un nivel que no volvió a repetir jamás en su carrera. Y Sean Penn como el homicida que la monja trata de redimír es absolutamente creíble. Siempre fué un gran actor pero a partir de ésta película se lo empezó a tomar realmente en serio. Algunos detalles me gustaría comentarlos en el spoiler.
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36 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¿Existe o no el perdón para el condenado?
Me ha parecido una gran película. Este film muestra de una forma bastante neutra la realidad de la pena de muerte en U.S.A. Muestra de una manera fiel los distintos puntos de vista que derivan de este tema. Normalmente este tipo de películas intentan mostrar una sola cara del problema, siendo mucho más facil abordarlo, pero en este caso el director, Tim Robbins, hace un gran trabajo cubriendo el tema de una forma general, mostrando ambas caras de la moneda y cubriendo el tema abordado de forma casi completa. Es imposible llegar a una solución a gusto de todos, tratándose de la pena de muerte.

La película se va desarrollando de modo que el condenado va pasando de ser un simple criminal a un ser humano. De este modo el tema se aborda de manera que el espectador se pregunte: ¿Existe o no el perdón para el condenado? Desde mi punto de vista el tema principal radica en el "perdón", y el director consigue ,por medio de unas sobresalientes actuaciones por parte de los protagonistas y el ambiente frio y realista que muestra el film, que nos planteemos la cuestión de si es viable o no la pena de muerte para castigar al que mata.

Como conclusión, decir que me parece un drama totalmente recomendable para los amantes del buen cine. No es una obra maestra, pero sí una gran película.
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14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Matar en nuestro nombre
Trece años después me sigue pareciendo una película excelente, tal vez la mejor que se ha hecho como alegato contra la pena de muerte. Tim Robbins elige un ritmo pausado pero brioso que permite al espectador desmenuzar los interiores de los dos principales personajes, encarnados admirablemente por Susan Sarandon y por Sean Penn. Sus diálogos son antológicos, y la relación que van creando entre sus personajes, toda una lección de interpretación actoral. Ese ritmo lento es demoledor en su progresión hasta precipitarnos en la última escena, que, no por esperada, deja de ser un momento cinematográfico de una hermosura extraordinaria y de una gran densidad emocional.

Pero no es una película simplemente emocional: plantea una reflexión, un debate social y una toma de postura ya fuera del cine. Retrata personajes que están a favor y en contra de la pena de muerte, y a otros que luchan entre la razón y el corazón, como ese personaje secundario del padre de una de las víctimas, que es muy interesante por su propia complejidad y que está muy bien resuelto por el actor Raymond J. Berry.

Poco más puede decirse, creo. Tal vez que la elección de todo lo demás también es acertada: la banda sonora, con unos temas extraordinarios, el guión y el magistral manejo de las cámaras.

Han pasado los años desde su estreno, y esta película no envejece. Desgraciadamente sigue siendo útil para concienciar a muchos de lo ignominioso que es matar en nombre del Estado, en nuestro nombre.
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15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Robbins se lava las manos
Esta película me ha recordado la frase del escritor Bergamín, dada la frialdad con la que Tim Robbins aborda el asunto de la pena capital.

Decía el escritor “Soy subjetivo, ya que soy sujeto. Si fuese objetivo, entonces sería un objeto”

Está claro que la loable intención de Robbins era denunciar la irracionalidad y crueldad de la pena capital con un enfoque objetivo y neutral. Su tesis es: demostraré que, incluso en casos extremos en que el reo sea culpable de un delito especialmente abyecto, la pena de muerte la supera en crueldad y para ello evitaré deliberadamente cualquier apelación a la emoción del espectador o cualquier elemento que delate de forma manifiesta mi posición sobre la misma

Pero el problema es que en ese bienientencionado propósito de presentar su tesis de manera objetiva, aséptica y neutral Robbins calibra mal su objetividad y se “pasa en la frenada”, llegando a ser tan celosamente “objetivo” que el resultado de lo que se denuncia no sea a los ojos de (este) espectador tan terrible como a priori se podría suponer.

En su afán de “exquisita objetividad” Robbins:

(a) presenta a un personaje especialmente deleznable y rastrero (ver spoiler*)

(b) le añade la condición de “nazi” (artificio que no tiene mayor recorrido narrativo) aditamento que si bien es un tanto forzado tiene como misión añadirle más ruindad al personaje que acaba por caer rematadamente mal. (Dejo aparte como manía estrictamente personal que a mí este actor siempre me ha desagradado bastante)

(c) Muestra en el desenlace en secuencias paralelas –para su comparación- la ejecución ilegal (presentada en un siniestro blanco y negro (ver spoiler **) y la ejecución legal (en color, de una asepsia, rapidez, e inocuidad verdaderamente notables) resultando un balance claramente favorable a la menor crueldad de la ejecución legal (***)

Al final, uno termina de ver la película pudiendo obtener conclusiones sobre la pena de muerte opuestas a las pretendidas por Robbins por su empeño en ser “objetivo” antes que “subjetivo”.

Yo pienso que en la defensa de determinadas causas hay que tomar partido“hasta mancharse”
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24 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
UNA PENA
No, después de verla con afecto y buenas intenciones, sigo pensando que Meryl Streep merecía el oscar es año en que se le concedió a Susan Sarandon. Con ello no digo que su interpretación no fuera merecedora de nominación, pero en Los Puentes de Mádison Meryl realiza una de sus más brillantes actuaciones.
Pena de muerte tiene un buen guión desarrollado por actores de la talla de Sean Penn, bajo mi discutible criterio en una de sus mejores interpretaciones; centrándose en la caracterización del personaje, interiorizando al mismo tiempo unos registros que nos ofrecen la más regia muestra de su talento.
Debo reconocer que el tema no me interesa, pues aunque el tratamiento es brillante y bien conducido, no termina de borrar un cierto hastío ante lo que siempre resulta igual, aunque no sea lo mismo.
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19 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Los últimos días de Matthew.
Pena de Muerte es, sin lugar a dudas, la mejor película del 1995. Fue ultrajada y a mi parecer no debió ser así. Braveheart...es una buena película pero no llega a la altura que expone esta otra más dura y más real.

Pena de Muerte es la historia de los últimos días de vida de Matthew Poncelet, un hombre que niega haber sido el responsable de la muerte de dos jóvenes, echando toda la culpa a su compañero de andanzas. Todo lo que sucede lo vemos: juicios, testimonios... Todo con una mano maestra como es la de Tim Robbins, uno de los pocos directores-actores buenos que quedan hoy en día. Se quedó sin el Oscar, pero nunca olvidaremos el desgarro que nos mostró en su magistral "Pena de Muerte".

Parte del éxito se lo debemos a las dos grandísimas actuaciones principales que forman uno de los mejores duetos protagonistas del cine moderno.

En fin, obra fantástica:8.6
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14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
NO HAY MILLONARIOS EN EL CORREDOR DE LA MUERTE
La película está basada en un hecho real. La Hermana Helen Prejean fue la consejera espiritual de dos condenados a muerte (Patrick Sonnier y Robert Lee Willie). De una mezcla de ambos, surgió el personaje de Mathew Poncelet (Sean Penn), un preso sin escrúpulos que espera que pongan fecha a su ejecución y, mientras tanto, se pone en contacto con la hermana Helen (Susan Sarandon) y le pide que sea su guía espiritual. 

Curiosamente, para hacer este alegato contra la pena de muerte, Tim Robbins escoge un personaje desagradable, que no se arrepiente de sus actos y no al típico condenado arrepentido por el que el espectador podría llegar a sentir lástima. A pesar de que recurrirán a la justicia para intentar revocar la pena capital, no es ese el tema central de la cinta. El tema principal es el dolor y el sufrimiento de todas las personas que tienen que ver con este proceso: los criminales, los familiares de las víctimas, los familiares de los asesinos, los guardias involucrados, el personal sanitario que tiene que realizar la ejecución… Incluso la hermana Helen sufre las consecuencias de ayudar a un hombre así. 

Una tremenda historia que está llevada magníficamente por Tim Robbins, que le da los tiempos necesarios a cada escena y la profundidad adecuada a los personajes, con unas interpretaciones magníficas, de Oscar, de hecho Susan Sarandon se lo llevó. Una declaración de principios contra la pena de muerte.
Quiero resaltar una frase que dice Mathew Poncelet (Sean Penn) al principio de la película que me parece una crítica brutal al sistema judicial:
“No hay millonarios en el corredor de la muerte"
En definitiva, muy buena película.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Impecable
Film realmente conmovedor y testimonial acerca de la pena de muerte. Con una brillante dirección de Tim Robbins y unas interpretaciones estupéndas. Tanto Penn como Sarandon me hicieron emocionar hasta las lágrimas. Me gustó la forma del relato y la música de la película. Este tema siempre está candente y viendo el film sigo pensando que la pena de muerte no debe existir. La frase que dice Sean Penn al final me hizo reflexionar y reforzar mi postura acerca del tema, "matar está mal lo haga yo o el gobierno". Muy buen cine.
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10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Tim, Susan, Sean y el cerdito valinete
Tim robbins dirige un duelo interpretativo de altísimo nivel, de mi actor y actriz preferidos dentro de su generación, la película es muy buena, pero ellos dos la elevan a imprescindible obra maestra de la interpretación( versión original). Se que igual exagero un poco por mi devoción a estos dos actores, sobre todo hacia sean penn. La película trata un tema espinoso en ciertos lugares de los estados unidos y quizás por eso algún iluminado colo entre las nominadas al oscar a ese pedazo de película "Babe el cerdito valiente" dejando esta fuera y también a leaving las vegas. PD: matar películas también es un error
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Todo el mundo tiene el derecho de vivir.
Muy pocas películas consiguen que su mensaje se exprese en su totalidad y ambiguedad, ya sea por la falta de medios o por la complejidad del tema en cuestión. No es el caso de esta arrebatadora cinta que logra mostrar des de todas las vertientes lo que supone la pena de muerte para todos los implicados.

La película muestra un claro alegato en contra de la pena de muerte o de la muerte en sí sea para quien sea. Todo el mundo tiene el derecho a la vida, y ese derecho no puede ser quitado, rechazado o ignorado. Ese es el mensaje que trata de mostrar Tim Robbins en su film mediante unos personajes muy bien definidos y diferenciados que ocupan posiciones diversas ante la pena de muerte.

Tenemos a Sean Penn, el condenado a muerte, que como era de eperar, nos ofrece una brillante interpretación de un hombre que debe aceptar lo que ha hecho, debe asimilar su grado de culpabilidad y luchar por seguir adelante. Tenemos los padres de las víctimas, cuya posición es la muerte del asesino, algo totalmente normal sí tenemos en cuenta la difícil situación por la que pasan.

Sin embargo, lo mejor es Susan Sarandon, que aborda un personaje muy comlpejo y complicado, una monja de ideas muy revolucionarias que se sitúa en medio de ambas partes. Tiene el difícil papel de redimir al condenado, intentar guiarle hacia la redención mientras lucha para que al menos se salve de la inyección letal. Por otra parte, su empatía hacia los familiares de las víctimas está lejos de toda duda, pues intentará asistirles y apoyarles en lo que sea.

Esta dualidad en la que se enfrenta el entrañable personaje de Susan Sarandon es lo que verdaderamente dota de un gran interés y atractivo a esta conmovedora historia que todo el mundo debería visionar gracias a su desgarrador y sincero mensaje.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Vida y/o muerte
Pena de muerte es un alegato contra la pena de muerte, valga la redundancia. Pero eso no significa que glorifique a Matthew Poncelet, ni que nadie lo crea culpable, ni que se nos diga que es un tierno angelito ni que la hermana Helen Prejean sea una loca peligrosa con Síndrome de Estocolmo.
No se confundan. El crimen está claro, está probado. El tono es duro, sin concesiones, frío como las celdas y la sala de ejecuciones de la penitenciaría. Y ahí está el mayor valor de esta soberbia película de Tim Robbins: no endulza nada, no cuela nada. Introduce por la garganta del espectador el jarabe con todo su mal sabor, pero aderezado con algunas gotas de esperanza y, por supuesto, un apasionado canto a la vida y contra cualquier ley que tenga poder para quitar la vida de una persona, por horrible que sea el crimen cometido. Hay momentos sencillamente espeluznantes por el nivel de emoción que se alcanza, como las visitas de Helen a las familias de los dos asesinados o, por supuesto, las últimas conversaciones entre reo y monja, que son sin duda de los momentos más espectaculares que nos dio el cine en los 90, y hasta hoy.
Y qué decir de Sean Penn y Susan Sarandon en dos de las interpretaciones más maestras que se les recuerdan, y que deberían exhibirse en cualquier escuela de interpretación que se precie. No se puede describir con palabras lo que consiguen, el dolor que transpiran con los ojos, la voz y el cuerpo, la extraordinaria química que consiguieron. No hay palabras. Hay que verlo para creerlo.
Dead Man Walking. Una maravilla.

Lo mejor: Su tono, la enseñanza que transmite, y por supuesto los dos monstruos que hay delante de la cámara.
Lo peor: Nada. Se le perdona quizás un problemilla de ritmo en su comienzo, porque todo lo demás es tan bueno...
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Mostrándonos ambas caras de la pena de muerte
No vengo a decir nada que no se haya dicho ya por gente que entiende mucho más que yo.

Una película que nos viene a mostrar ambas caras de la pena de muerte. La rabia y frustración de esas familias que han perdido a un ser querido a manos de un indeseable. Dura también la posición de la familia del reo al que también se les arrebata a un hijo, un hermano, un ser querido para ellos y un monstruo para la sociedad pero ¿es menos muerte por ello? ¿De alguna forma se hace justicia? ¿Matar está bien dependiendo de quién lo haga? ¿Qué enseñamos castigando la muerte con más muerte?. Las cuestiones que nos plantea son objeto de extenso debate pero para mí la principal ha sido si es posible estar de ambos lados.

Susan Sarandon y Sean Penn nos regalan unas interpretaciones soberbias y los diálogos no tienen desperdicio alguno. Con momentos bastante duros pero necesarios.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Pena de muerte. ¿A favor o en contra?
Hola :)

Pena de muerte es una película que trata de un criminal condenado a muerte que recibe consuelo de una piadosa monja, esta monja logra que el criminal acepte su destino y sobretodo que se arrepienta por lo que hizo.

La película está muy bien hecha y todas las partes son creíbles, ademas las actuaciones están de lujo, eso si, la película me pareció un poco parcial, y me hubiera gustado que fuera mas neutral y no tratara de manipular a la gente, pero lo mas importante es que nos hace pensar sobre si está bien o no ejecutar a un criminal.

De primera mano yo pensaría que si una persona ha matado, entonces merece que lo maten, o como dice la frase "ojo por ojo, diente por diente", pero también hay que pensar en que si esa persona está de verdad arrepentida y le pesa en su conciencia ese crimen que cometió, entonces merece ser perdonada, así que esta película me hizo pensar todo eso, también no se puede olvidar a los familiares de las victimas, y yo me pongo en el lugar de ellos y pienso si realmente sería capaz de perdonar a alguien que le hiciera daño a un ser querido y la verdad es que digo, bueno, tal vez si se arrepiente lo perdono, pero es muy fácil hablar aquí en mi casa y con la tranquilidad de saber que esa situación no la estoy viviendo, pero si realmente me sucediera, la verdad no se que haría y siento que me costaría mucho trabajo perdonar.

En fin, todo esto lo platiqué con mi papá y él me dijo algo que es cierto, si una persona mata y a ti te da coraje y piensas que hizo mal pero en lugar de perdonarlo decides vengarte y matarlo, entonces básicamente te estas convirtiendo en el mismo asesino del cual te quejabas.

Ante esa reflexión, creo que sobran las palabras.

Gracias :)
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9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Tres genios hacen una de las mejores peliculas de los 90s
En 1995 año de grandes producciones (Braveheart, Pride and predjuce, Leaving Las Vegas.......) llega un joven actor poco conocido como director llamado Tim Robbins y dirige una de las pelìculas mas emotivas y mas dificiles que como cinefilos se nos pueden enfrentar. Acompañado por dos monstruos como protagonistas como lo son Susan Sarandom que esta insuperable y Sean Penn que no se le queda para nada atras, Robbins nos propone una pelicula que no tiene una salida fàcil, un filme que nos enfrenta a nosostros mismos y es precisamente esto lo que la hace tan buena. Merecidisimo el Oscar para Sarandom y para mi tambien se lo merecia Penn pues su interpretaciòn es tanto conviencente como bien articulada. Sin duda de esos filmes que se te quedan y te ponen a pensar sobre la vida.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Película cristiana contra la pena capital
Matthew Poncelet (Penn) es un hombre condenado a morir. Matthew envía una carta a la hermana católica Helen Prejean (Sarandon) solicitando amparo legal y auxilio en esos momentos de angustia para él. La religiosa accede y acude a visitarlo al “corredor de la muerte”. Allí le informan que el recluso ha sido condenado por el asesinato de una pareja de jóvenes, pero eso no le amedrenta.

En las conversaciones con Matthew, la religiosa intenta apaciguar la cólera del prisionero que se declara inocente. Helen anhela que Matthew consiga la paz espiritual, pero le angustia sobremanera, tanto la espantosa agonía del condenado, como el dolor de las familias de las víctimas.

Película que es un alegato contra la pena de muerte, está basada en una historia real novelada por Sor Prejean.

Esta película es una obra principal sobre el refutado tema de la “pena capital”. El director es el actor y director Tim Robbins, que aborda sin maniqueísmo el caso del reo y de las víctimas.

El trabajo de los dos protagonistas fue reconocido internacionalmente: Susan Sarandon ganó el Óscar por su interpretación y Sean Penn consiguió el Oso de Plata de Berlín al mejor actor. Penn transmite todo el rencor y la animadversión que siente como condenado y la Sarandon está enorme, con gran hondura dramática.

Película ejemplar, rigurosa y objetiva que se posiciona en contra de la pena capital, poniendo en liza un suceso deleznable. Muestra también el punto de vista de unos padres rotos por el dolor e indignados con la religiosa por su decisión de asistir al asesino de sus hijos. Desgarradora historia con una intensa reflexión sobre el perdón y la redención desde una perspectiva cristiana. Robbins es un director y actor educado en una familia católica que conoce bien el terreno que pisa. La monja representa el Evangelio llevado a la práctica, el amor elevado a la máxima potencia. Prejean acompañará a Matthew en su agonía, haciéndole ver la importancia de que asuma el mal cometido. Pero también se acerca a los familiares de las víctimas.

La cinta se posiciona también contra el odio o la venganza, y cómo una muerte no puede justificarse con otra.

La hermana Helen Prejean fue una activista por la abolición de la pena de muerte y cualquier tipo de eliminación de la vida. En el film la verdadera Helen aparece en la secuencia de una vigilia con velas, escenificada junto a la prisión.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Camuflaje
Bien dirigida e interpretada, pero irrespetuosa, manipuladora, tendenciosa, camufladamente sensiblera, con alguna escena moralmente obscena, y en mi opinión un poco aburrida. Eso sí, tiene la habilidad de camuflarlo todo muy bien, hasta las interpretaciones, porque cuando digo lo de “bien interpretadas”, me refiero en general, porque lo de Sarandon sobrepasa con mucho la sobreactuación y pega en el papel de monja como si Schwarzenegger se disfrazara de Vicky el Vikingo. Ahí lo del camuflaje no es tan fino.

En 22 años la he visto tres veces y cada vez me ha gustado menos.
Después de esta juro solemnemente no volver a verla más... amén. Y la puntúo así no sé por qué, bueno sí, porque admito que la gran mayoría de las críticas me influyen en ello, por eso lo compenso, ya sé que algo hipócritamente, con esta crítica.
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9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
De neutral no tiene nada
Una película con trampa. La supuesta neutralidad de este relato no es tal, ya que se presenta la ejecución como un momento catártico y de redención para todos. En definitiva, como algo positivo para todos los personajes implicados. Independientemente de la ideologia que tenga cada uno sobre este tema tan complejo, es innegable que el punto de vista de una religión concreta no abarca todas las respuestas posibles. A mi la película me resulta edulcorada, santurrona y autocomplaciente.
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6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
"Matar es un error, haga quien lo haga"
Recuerdo que en una crítica, para atacar "El Verdugo" de José Luís García Berlanga, puse como ejemplo sobre la pena de muerte esta película de Tim Robbins. Contundente, sobria, fría, cruda, muy realista y por momentos emotiva supone posiblemente el mejor intento desde la gran pantalla por abordar el peliagudo asunto de la pena capital. De hecho, prácticamente toda la cinta gira sobre esta cuestión, manteniendo el director una asombrosa neutralidad, sin decantarse sobre una cuestión o la contraria, sin recurrir a lo fácil, ni buscar la complicidad con el espectador cargando las tintas sobre uno de los bandos.

Aún así, junto al monotema que aborda, hay tiempo suficiente para tocar asuntos como las deficiencias del sistema judicial americano (por un mismo delito, una persona es condenada a muerte y la otra a cadena perpetua; su dependencia del poder político; o su clasismo, "sólo hay pobres en el corredor de la muerte"), el racismo, la religión o el valor de la redención. De hecho, los excelentes diálogos entre la pareja protagonista, Helen y Matthew (magistrales Susan Sarandon y Sean Penn), permiten explorar otras facetas necesariamente menores, dado el calado de la cinta, como la psicología de los personajes o sus motivaciones existenciales (¿ella está realmente satisfecha del camino que ha seguido?).

Dicho lo cual, la controversia sobre la pena de muerte sigue abierta, por más que en Europa pensemos que el tema está resuelto. Y si no, hagamos un referéndum en España o en cualquier país, a ver que sale. O sencillamente, cuantos votarían afirmativamente. La cuestión en sí es bastante complicada y hay razones de peso para apoyarla o rechazarla. Puede que el mayor argumento para estar a favor resida en la necesidad de hacer justicia. Si una persona, por una serie de asesinatos, va a ser castigada "sólo" con la cadena perpetua, existe una desproporción entre el delito y la pena. Estar en la cárcel es malo pero es peor la muerte. Así, por ejemplo, el asesino de la chica, sí, va a estar encerrado, pero viviendo del estado y sin pegar golpe, con "derechos", atenciones y privilegios, casi como en un hotel. Y en cambio, ella está muerta y su familia, destrozada para siempre. Por eso el impulso humano natural es buscar el ojo por ojo, la ley del Talión para tratar de equiparar el daño. Por eso, en otros tiempos se buscaba un castigo mucho mayor que la muerte buscando este equilibrio (tortura, exposición del cuerpo en la vía pública, negación de un entierro cristiano, etc.).

Otro argumento de peso está en el intento de mantener la idea de humanidad. Ante un crimen lo suficientemente repulsivo hay dos posibilidades. O bien un ser humano es capaz de ese acto, y por lo tanto, somos una especie viciada (la humanidad como algo bueno sería falso pues tan humano sería un gesto de amor como este crimen); o bien no es capaz, y por lo tanto, ese asesino no es humano con lo que se le puede (se le debe) eliminar como una bestia. Sea como fuere, si queremos mantener la idea de humanidad, incluidos los derechos humanos, tenemos que deshacernos de aquello que nos parezca inhumano.

En el otro lado de la balanza, el principal argumento, sin tener en cuenta inconvenientes técnicos (la imposibilidad de reparar un error), sería la falta de legitimidad para quitar la vida a otra persona. Ya sea porque creemos en los Derechos Humanos, que en su Declaración Universal, en el artículo 3 dice "Todo individuo tiene derecho a la vida" (otra cosa distinta sería ¿cuál es su fundamento? ¿La naturaleza humana? ¡Vaya risa!), ya porque llevamos el 5º Mandamiento de la Ley de Dios, "No matarás", a las últimas consecuencias, lo fundamental aquí es que por mucha injusticia que pueda haber, dolor, rabia, o la idea de humanidad se vaya al garete, nadie tiene derecho a matar a nadie, salvo quizás, en defensa propia y si no hay otro remedio (¿Y entonces qué hacemos con las guerras? Porque el soldado tampoco podrá matar a nadie).

Aunque no estoy del todo seguro, personalmente, por mucho que me convenzan racionalmente los argumentos a favor de la pena de muerte (y lo cierto es que lo hacen), me temo que no nos queda más remedio que plegarnos a los motivos abolicionistas, especialmente el religioso, (porque el jurídico es completamente irrelevante). Diría que si mi Ello me pide la pena capital mi superyo me recuerda que no es lícita.
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5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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