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Críticas de los usuarios:
5
Un quiero y no puedo
Al principio del corto (apenas una escasa hora) documental de Jon Sistiaga La América el odio se nos muestran incesantemente el amor por las armas de unos personajes que se adentran en el bosque de su estado sureño en busca de enemigos o algo así y te recuerda a otro documental de Jon Sistiaga, uno muy bueno sobre las armas en Estados Unidos, parecía que ya habías visto esto pero no porque el documental versaba sobre la América del odio.

Hay un par de entrevistas con personajes serios, un catedrático de Universidad y una experta en grupos radicales supremacionistas que dan una versión seria y con rigor del tema, el problema es que aparecen muy poco y el resto del documental es un quiero y no puedo por parte de Jon Sistiaga porque ni consigue dejar el tema muy bien explicado ni se ven atisbos de relevancia ante la posible amenaza ni los personajes entrevistados dan mucho de sí, incluso en algún momento Jon Sistiaga mira a la cámara atónito buscando complicidad en el espectador, ¿Quizás porque se da cuenta de qué no dan mucho juego sus protagonistas? No sería raro.

No es un buen recurso, no necesitamos que nos indiquen cual es el camino a seguir, es casi imposible entender y apoyar las ideas radicales de estas personas, pero es que nunca nos tienen que sugerir cual es la posición que debemos seguir, no es nada bueno, cada uno que saque sus conclusiones. Por otra parte, los individuos no dan la impresión de infundir un peligro real ni de ser una amenaza tal ni de poder cambiar el mundo, está claro que tienen que guardarse las espaldas y no pueden decir barbaridades porque están siendo grabados por la cámara por lo que tampoco Jon va a poder conseguir grandes cosas de ellos y se nota porque por cada entrevistado sólo pasan unos 5 minutos.

Jon Sistiaga viaja a Ohio, Kentucky, Arkansas o Michigan, a lugares remotos, muy rurales o directamente arruinados donde estos grupos han empezado a cobrar vida, pero es todo tan rudimentario e incluso anecdótico que no sabes muy bien el qué pensar, no merece la pena ni repasar sus teorías sobre la superioridad de la raza blanca. Aparece una mujer que trabaja en una tele del Ku Klux Klan, el Museo que rechaza a Darwin o un hombre violento de la extrema derecha junto a su novia modelo.

El documental es interesante en su apariencia pero al final no da mucho de sí, por otra parte, ¿Cuántas minorías insignificantes existen en el mundo dispuestas a defender unas ideas radicales de corte racista, xenófobo, violento? ¿Es necesario darles cobertura? ¿Cuántas se prestan a hablar de ello? En Estados Unidos se puede hacer, prueba a hacerlo en otro país…

Digo esto porque muchas veces y de forma recurrente nos indignamos al ver lo que prolifera en Estados Unidos pero es también porque tenemos la posibilidad y la libertad para informar y conocerlo, algo que no ocurre en otros países.

Otras veces Jon Sistiaga ha dado acertadamente cobertura a realidades mucho mas amplias, peligrosas y sólidas como el caso que he comentado de las armas en Estados Unidos o cuando ha viajado a Palestina, México o Corea del Norte.

La América del odio se convierte en un quiero y no puedo
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sistiaga en América.
Jon Sistiaga es un periodista con mucha personalidad, y por eso me gusta, aunque a veces no es objetivo y da demasiado su opinión personal en aspectos y asuntos en los que debería ser neutral, como un buen periodista.

Una vez que se le conoce, acaba gustando bastante, pero no es un periodista demasiado ejemplar, a veces hace unos documentales muy personales y a veces no deja al espectador opinar.

Es lo que pasa una vez en este documental, en este caso se va hasta la América profunda para adentrarse en una sociedad movida por la ignorancia y el miedo y de cómo algunos utilizan esto para manipularles y ser el objetos de grandes sectas, sectas muy peligrosas.

Todo lo que muestra Sistiaga es real, por desgracia, es muy real, pero hace comentarios que no dan elección al espectador, Sistiaga muestra la realidad pero la critica y se pone de un lado o de otro de una manera muy evidente, y en mi opinión, eso no es periodismo.

Por otro lado, Sistiaga hace unos documentales muy entretenidos y muy buenos, se ven sin problema y en la mayoría de los casos te deja sin aliento, otras veces le gusta exagerar las cosas y en otras las puede manipular para poderlas llevar a una dirección u otra, pero en el fondo, te deja pensando.

Así me dejó esta historia de la América profunda, unas historias en las que demuestran la gran ignorancia del pueblo americano, un temor que da miedo, miedo de verdad.
Cuando veo el documental me hace pensar, pienso en las grandes esferas americanas, un pequeño grupo de gente que prefieren no educar a un pueblo para que sean fáciles de manipular, así es la sociedad americana.

En este caso se habla sobre esas pequeñas sectas, pero su origen está en una sociedad vacía, una sociedad plana e ignorante, esa es para mí la esencia del documental.

Veo lo documentales de Sistiaga porque tienen fuerza y personalidad, aunque no sean objetivos.
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