arrow

45 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
2
Listado de records mundiales que se baten en esta película
Marcelo Piñeyro, tras su magnífico trabajo en “El Método”, tristemente se deja caer con este “Ismael”, una historia alucinante cuya acción transcurre en un solo día. Eso sí, a todo trapo; es increíble la cantidad de cosas que le pasan a esta gente en menos de 24 horas.

Podríamos señalar varios records mundiales que se baten en la peli y que deberían figurar sin duda en el Guinness.

1. El record mundial de amor paterno express. Mario Casas ve por primera vez a su hijo y, tras años de ignorarlo olímpicamente, se queda enganchado de momento; vamos, que en cuestión de horas se convierte en un padrazo que ya quisiera para sí más de uno y más de dos.

2. El record mundial de enamoramiento entre pijos cincuentones. Belén Rueda conoce a un encantador exmúsico reconvertido en propietario de coquetuelo hotelito rural; un hombre interesante, buen conversador, amante de la buena mesa, totalmente abierto al amor, y… no te lo pierdassss… soltero!!!! Lo prometo. Y en un solo día la llama de la pasión prende, consiguen una complicidad casi de matrimonio de toda la vida y se cuentan todos sus secretos. Toma ya.

3. El record mundial de pijoterismo. Imposible encontrar más pijos por metro cuadrado: el propietario del hotelito rural, la empresaria dueña de restaurante de éxito, la pareja de médicos, y el niño, que viste exactamente como los niños de papel cuché de las revistas de moda infantil. Por no hablar del smartphone de última generación que lleva la criaturita a sus ocho añitos.

4. El record mundial en velocidad de reinserción de delincuentes. Efectivamente, tenemos a un delincuente al que su profesor le da una cámara para que ruede lo que él quiera y en menos de 24 horas se convierte en cineasta, psicólogo infantil y perfecto compañero de juegos del hijo del profe, además de consejero espiritual.

5. El record mundial de matrimonios modélicos que entran en crisis súbitas. La pareja de médicos, aparentemente enamoradísima y bien avenida, hace aguas en el mismo momento en que la mujer vuelve a ver a un antiguo amante con el que llegó a estar la friolera de tres meses hace un montón de años. Toma ya relaciones sólidas y consistentes!

6. El record mundial de fugas infantiles. El niño protagonista se fuga dos veces en el mismo día. Vamos, que cada vez que se le cruzan los cables a la criatura coge su mochila y se las pira, con el consiguiente disgusto de su familia. Un regalito de hijo, vaya. Y eso con 8 añitos, no quiero ni pensar en la adolescencia de ese muchacho.

7. El record mundial de amistades fulminantes. El niño se hace supercolega del alumno de su padre en cuestión de horas. Son presentados por la mañana, se dan cordialmente la mano, y al cabo del rato, en la siguiente fuga del muchachito, a quién recurre? Pues a quién va a ser, a su colega del alma al que ha conocido esa misma mañana?

8. El record mundial de velocidad a la que un empresario de éxito se olvida de su negocio. Pues sí, Belén Rueda, una mujer dedicada en cuerpo y alma a su prestigioso restaurante, de repente un buen día conoce a un niño negrito muy mono que dice ser su nieto, y… voilà! Llama a sus empleados, les dice que se las apañen sin ella, que la olviden, y a continuación apaga el teléfono y dedica el día entero a su hijo, al que no le había hecho caso nunca antes en la vida, a su recién estrenado nieto y al propietario del hotelito rural que le hace ojitos desde que la vio, con el que además tiene conversaciones tan apasionantes y llenas de ingenio como: “oye, por qué me miras tanto el escote?”

9. El record mundial de peinados infames. Totalmente incomprensible cómo el personaje de Belén Rueda, una empresaria de éxito, superpija y superfashion, puede ir por la vida con ese espantoso look. Madre mía, si más que pelo parece un pelucón de paja! Yo ni muerta saldría a la calle con esas pintas de adefesio total. Si se trataba de avejentar a Rueda para que pareciera una abuelilla, no bastaba con quitarle unos cuantos kilos de corrector de ojeras y de maquillaje?

10. El record mundial de actuaciones igualmente infames. No se salva ni Dios. Mario Casas es la planicie interpretativa hecha hombre, aunque Sergi López es sin duda un gran competidor a ese nivel. Y respecto a Belén Rueda, su papel es tan forzado, sus diálogos tan absurdos y sus reacciones tan demenciales que por muchas tablas que tenga, simplemente no puede ser creíble de ninguna manera. Creo que todos ellos muy probablemente realizan las peores interpretaciones de su vida. Y eso que Mario Casas tiene complicado lo de batir su propio record.
[Leer más +]
44 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Ismael, melodrama carente de interés
Ismael es un niño de 10 años que no conoce a su padre, su curiosidad es muy fuerte por lo que un día decide coger un tren de Madrid a Barcelona para hacer realidad su sueño. Durante las siguientes 24 horas Ismael y su familia vivirán las consecuencias del viaje de éste.
El director Argentino Marcelo Piñeyro regresa a España ocho años después de dirigir “El método”, sin embargo el resultado no es el mismo. Mientras en “El método” Piñeyro dominaba el ritmo de una película con un solo escenario, en ésta no consigue encontrarlo durante todo el film haciendo que el resultado sea aburrido. Y no sólo eso, sino que el director no hace que el espectador conecte con sus personajes tan desdibujados y cubiertos de melodrama.
Quizás la culpa sea del guión que cae en los tópicos de un melodrama sensiblero con situaciones que no acabamos de creer. Los diálogos se antojan forzados y en ocasiones rozan el patetismo. El problema es que el libreto nunca llega a coger una dirección concreta, lo que hace que todo se tambalee, la crítica social que intentan abordar parece fuera de lugar y no acaba de empacar con el resto de la historia.
Los actores están más que correctos y aguantan con altibajos durante toda la proyección, en especial, Belén Rueda que realiza un trabajo muy preciso alternando el drama y la comedia de forma excepcional, resultando comedida y distante. Mario Casas consigue estar correcto, pero la falta de matices y de una personalidad concreta en su personaje le va en su contra. El problema de este actor es que ha encontrado la forma de estar cómodo en los personajes dotándolos a todos de la misma personalidad, sin indagar más allá de las emociones más evidentes. Los noveles Ella Kweku y Larsson do Amaral se ven afectados por una dirección de actores pobres y su primeriza actuación es evidencia con interpretaciones muy sujetas al texto.
Una película pobre y que realmente no aporta mucho a la ya de por sí mediocre cinematografía española de este año.

Óscar San Martín
http://ciudadanoskine.blogspot.com.es
[Leer más +]
32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
PERO ESTO QUE ES LO QUE ES?
Mala, sin sentido, con personajes desdibujados de cartón piedra y con un guión absurdo y anticuado. Se enmarca en una historia que nadie con un mínimo criterio analítico puede creer, ni plantearse que algo así remotamente sucediera.

Me dormí dos veces y me apenó lo que el cine español esta haciéndose con películas como esta, que no tienen nada que contar y muy poco que decir.

Una lástima.
[Leer más +]
21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Decepción chunga
Lo malo no es que la película no te guste, casi diría ni el dinero tirado a la basura, lo malo es convertir una tarde con la persona que quieres en una amargura de tarde. A mi la película me la recomendó un gilipollas de amigo, yo quiero desde aquí decir que es aburrida y para lerdos, como lo será el autor.
Porque el niño sea negro da igual, aunque podría haber sido gitano. Sí creo que el autor mezcle su doctrina progresista en la elección del color para ganar simpatia, lo que es patético.
[Leer más +]
21 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Lo qué pudo haber sido "Ismael"...
Para ser una cinta española, "Ismael" es más digna que la media. A pesar de ello le faltan aun muchos flecos para resultar un drama verdaderamente potente e identificativo con los sentimientos y sensibilidad básica humana.

Su planteamiento es excelente, no lo voy a negar: un niño (Larsson do Amaral, bastante natural y tierno, pero en ningún momento memorable) de 10 años que no conoce a su padre (que a su vez desconoce que nació) decide ir a Barcelona él solo a conocerlo. Allí trastocará con el encuentro no solo la vida de su desconocido padre, sino la de su tribulada madre... bueno, trastocarlo todo es un decir. Pues la cinta promete eso en su planteamiento para al final no acabar dándolo.

Y es que el desarrollo del guión con sus divagaciones, sus reiteraciones innecesarias, sus tópicos aquí y allá, sus situaciones superficiales y sus momentos inacabados es uno de los lastres del metraje. Pero comenzaré con todos los aspectos positivos que hacen que "Ismael" no sea una total catástrofe:

Primero hay que destacar positivamente a Belén Rueda, que es la única intérprete que consigue emerger del naufragio interpretativo con el que nos regala la cinta. La actriz aporta una presencia sorprendentemente cálida y estilosa (reconozco que no es una de mis actrices predilectas precisamente, pero aquí la he visto en mejor forma que nunca) haciendo de esa joven abuela pija que aporta gran empaque, entereza y elegancia, y regala desde pequeños momentos de humor hasta otros de complicidad o duda. Afortunadamente la película deja a Belén Rueda como protagonista junto a Mario Casas, y gracias a ella el film se sostiene. Ella es sin duda lo mejor de la película, y sin ella sí que hablaría de "Ismael" de catástrofe total.

Otros puntos positivos a destacar son las bellas localizaciones de la Costa Brava que se aprovechan en la cámara de manera notable (a destacar también el sonido). El film también cuenta con algún que otro destacable tema en su banda sonora.

Y por supuesto tenemos como otra gran baza del film sus buenas intenciones, el querer ofrecer una trama de encuentros y desencuentros entre familias disfuncionales... pero está visto que eso es mejor que se lo dejemos a Gracia Querejeta.

Para empezar Piñeiro aporta un tempo desacertado, con escenas alongadas donde nada sucede y que inducen al bostezo. Luego tenemos demasiados momentos donde parece que el cámara le ha dado al LSD, las escenas se nos agitan de manera innecesaria y fastidiosa (puede que eso resulte moderno, pero que sea moderno no significa que sea de calidad), si estuviéramos hablando de una cinta de acción trepidante se entendería, pero no es el caso. Y aquí simplemente hay secuencias estropeadas y emborronadas por ese efecto, donde el espectador no puede ni apreciar los escenarios o sus elementos. Tampoco se acierta en muchos puntos dramáticos a la hora de usar el foco alterno con los personajes (algo tan básico como necesario para observar sus reacciones)... simplemente porque no se usa, ¡qué gran error!

Todo esto da una sensación de falta de esfuerzo a la hora de mostrarnos este drama, y el espectador lo nota. Nota y se contagia de esa dejadez que también incluye al desarrollo de la trama. Es cierto que hay pequeños momentos de acertado humor leve o de tenue afecto (básicamente son los que logra erigir Belén Rueda), pero también la película se carga de momentos y pequeñas situaciones fragmentadas, inconclusas, hueras, insuficientes y contradictorias que chocan al espectador por no casar con la verdadera realidad humana.

Y la puntilla de la indolencia está en la pareja progenitora del tal Ismael (tanto Mario Casas como Ella Kweku tiene la misma expresión ya sea para querer transmitir alegría o pena), Juan Diego Botto también tiene un personaje para olvidar tanto en su tratamiento en el guión como en su puesta en escena. Sergi López sin embargo tiene un personaje más agradecido que interpreta con naturalidad y simpatía... aunque de nuevo el libreto no ahonda en él.

En definitiva, "Ismael" puede verse y soportarse a duras penas gracias a su elegancia de escenarios y a Belén Rueda que trata de rescatar el metraje. Pero no estamos ante el viaje interior que nos prometía, y se echa de menos más ahondamiento, profundidad, naturalidad y madurez en esta historia que acaba siendo más superficial, vacua, inconexa y presuntuosa de lo que esperábamos.

Lo mejor: Belén Rueda. Algún que otro tema de su banda sonora.
Lo peor:...
[Leer más +]
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Melodrama español rodado en un pequeño pueblo catalá, que desaprovecha la historia inicial y no consigue hacer una propuesta que emocione al espectador
El director argentino Marcelo Piñeyro vuelve a rodar en España, después de " El método " . El autor de " Kamchakta " nos presenta su nueva película, después de una gran campaña publicitaria por parte de Atresmedia, cuyo trailer lo hemos podido ver muchas veces. Me temía lo peor, porque exceptuando " 3 bodas de más " y " La gran familia española " todas las películas españolas estrenadas en 2013 y con una gran campaña detrás, han sido muy decepcionantes.
Pero la película no es mala, el problema es que no se aprovecha esa historia inicial tan interesante para hacer una película más redonda. En la parte final va decayendo el interés, el cual solamente se mantiene por la aparición de Juan Diego Botto, y las bellas imágenes de una localidad costera catalana. Mario Casas se presenta ante un papel que es un regalo, el joven disminuído y que se encuentra con la llegada de su hijo, el cual no conoce. Pese a todos los alagos de la crítica, sigo sin ver una actuación buena del joven actor. Solamente en la parte final de " La mula " se produce un cambio de registro. En esta película nunca trasmite emoción, siempre está con su sonrisa y a veces no se le entiende.
Parece un tópico, pero es la realidad. Belen Rueda, sin hacer una gran interpretación, no está mal y recupera parte de lo que fue, después de su decepcioate actuación en " Séptimo " .
Las mejores escenas son las de Belen Rueda con Sergi López, en sus conversaciones al borde de la cama y esos bailes después de beber unas copas. La pena es que Juan Diego Botto casi no aparezca en escena, ya que su personaje daba para mucho más, y se desaprovecha a ese gran actor para perderse en la historia de Mario Casas con Ismael y Belen Rueda. El resto de cosas son secundarias, y no se abordan sino que están supeditadas a la historia de los protagonistas.
Esperaba más del joven Larsson do Amaral, y no digo que esté mal, porque su mirada transmite ternura y te encariñas con él, pero eso no significa que haga una buena actuación. Ese mismo caso me sucede con la alabada actuación de Quvenzhané Wallis en " Bestias del sur salvaje " .
Me gustaría saber la localidad costera en donde se rueda la segunda parte de la película. La casa en donde vive Mario Casas, al borde de una cala en el Mediterraneo, aumentan las ganas de acercarse a ese pequeño pueblo. La banda sonora también es bastante destacable.
El director no ha sabido crear la intensidad adecuada en el desenlace de la película, y termina siendo una propuesta interesante y que no es aburrida, pero que te deja frío pensando en lo poco que ahonda en algunas historias muy interesantes.
Se puede recomendar a todo tipo de público, principalmente a los que prefieren esas historias familiares y amables.
[Leer más +]
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Ismael
Ay Marcelo Piñeyro, que cerca has estado, que poco te ha faltado para redondear este buen trabajo!!! Qué hacer con el inevitable resquemor, el no satisfecho ni completo saboreo de lo degustado!!! Al poco de su comienzo -y por desgracia se confirma-, ya puedes intuir que no será tan penetrante, que no tendrá tanta fuerza como esperas; a pesar de su buena venta publicitaria, de los actores que intervienen, de tratarse de cine humano, de relaciones personales, sensible y dramático..., fácilmente se deduce que la trama y el guión no tienen el nivel deseado, que sustentan una flojera, debilidad, tanto en los quebradizos diálogos como en las rompibles situaciones escénicas y que acaba afectando a todo el conjunto. Dado el esfuerzo de abrir diferentes frentes -todos ellos con esperanza de intenso y hondo calado- es desalentador que no logre desarrollar ninguno en concreto ni darle la importancia requerida -con el hijo es superficial y liviano, con la madre deja intuir mínimos pedazos que no dicen nada, con la joven apenas un firme momento de intensidad-. Navega con demasiada comodidad por supuestas aguas turbulentas nunca encontradas; unas turbulencias que se declaran por anticipado, que se desean observar pero que ni arrancan ni sientes en ningún momento. Dada su duración y los elementos daba para un menú de primera índole y calidad pues, los personajes te gustan, los quieres fácilmente, acudes con ánimo positivo a su visionado y durante su proyección la devoras con firme creencia y confianza aunque..., un gustillo a drama débil y endeble, a diálogos de escaso recorrido y trabajo es claramente confirmado. Vas a darle tu aprobación, es bonita y agradable, un grato drama con buena presentación, una fotografía natural y serena y con sensibles y esmeradas actuaciones pero..., no puedo conformarme con un mero aprobado cuando entraba a la sala esperando una presentación de siete hacia arriba!!! Ay Ismael, que pequeño te has quedado con lo grande que parecías!!!

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
[Leer más +]
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Producto mal aprovechado.
Si miras el reparto y no lees nada sobre el argumento, podrías llegar a la conclusión de que te espera algo sensacional, pero no será este el caso que nos espera.

En mi opinión falla las prisas por llegar a la solución de un problema de muchos años atrás, varias variantes abiertas en un solo día. Todo va acelerado y no es creíble, ni las situaciones, ni las actuaciones y en muchos casos los diálogos. Un niño de 8 años en tren desde Madrid a Barcelona no se lo cree ni Dios. A ese niño le tendrían que hacer un monumento. La actuación de Mario Casas por momentos en más forzada que la risa de Mercedes Milá, ya en la segunda parte del film me convence mucho más. El comportamiento de Belén Rueda con el niño, vamos a aceptar pulpo como animal de compañía. El rollete del amigo de Félix con su madre. Es que hay tantas situaciones tan pocos creíbles que es imposible sentir empatía con los personajes. En lugar de un melodrama donde explotar las situaciones sentimentales, parece un cúmulo de tópicos absurdos. Todo muy forzado para que funcione cuando no lo logra en ningún momento. Con escenas realmente ridículas que comentaré en la zona spoiler.

Aún así no deja de ser entretenida e interesante ya que deja un final poco predecible y esperas su resolución en cualquier momento. Para seguidores de los respectivos actores que se mueven en pantalla y poco más.
[Leer más +]
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
CORDERO CON MUCHA MIEL
El director argentino Piñeyro sigue, alejado de sus mejores días ("Plata quemada"," Kamchatka"), en esta difícil profesión, aunque sea a costa de productos edulcorados, como esta bienintencionada cinta, que consigue mantenerse a flote gracias al buen hacer profesional de sus interpretes que tienen que lidiar con diálogos imposibles perpetrados por sus tres guionistas incluido el director.
Trabajar con niños, siempre es complicado pero hacer que el simpático chaval Larsson do amaral diga lo que dice es utilizar un calzador para meter un pie 42 en un zapato 38.
La cosa se deja ver si uno no es diabetico. Belén Rueda demuestra afortunadamente que puede hacer mucho más que recibir sustos y Sergi López siempre es un lujo. Juan Diego Botto se llevó un Goya, quizá porque es el que menos texto tiene y puede reflejar lo que siente sin tener que recitar sentencias. Seguro que con el material inicial, Mercero, lo hubiera bordado.
[Leer más +]
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Padres Forzosos
El trabajo cinematográfico de Marcelo es de calidad parecida, manteniendo una linealidad que pocas veces logra traspasar, y es que después de 7 películas , hay que empezar a replantear ciertas cuestiones para avanzar y ver cierta evolución en el cine que se hace para no llegar al estancamiento.En este caso juntar a una actriz notable con un actor encasillado ha marcado el desarrollo de la cinta.


Con una trama que a priori no tiene un gran argumento y que el guión resulta forzado el resultado final es aceptable. La historia tarda en arrancar, en parte porque el personaje que interpreta Larsson do Amaral no llega a convencer ni a trasmitir por lo que la conexión con la película resulta complicada, pero que según avanza la misma y entran en escena los demás personajes se vuelve amena y entretenida, pero nunca logrando captar al espectador, ya que en la cinta abunda las casualidades, los tópicos y las evidencias, que impiden que la historia que nos quieren contar sea creíble y avance de una forma controlada y normal.

Sus actores hacen una labor bastante justa, por un lado Belén aun teniendo una reputación consagrada en esta ocasión no luce demasiado, en parte es por los fallos de guión que hace que su personaje sea previsible desde el comienzo, Mario por su parte se quita parte de la mala crítica que tiene provocada por sus anteriores trabajos y aunque en esta ocasión no termina de encajar del todo en su papel lo cierto es que hay cierto cambio hacia mejor,y aunque el camino que le queda todavía es demasiado largo como para sobresalir en sus personajes lo cierto es que en esta ocasión el camino marcado es el correcto. Sergi y su labor es bastante floja no logrando conectar con su personaje y con ello dejando a medias su actuación, Ella Kweku por su parte tampoco convence, mostrando un personaje poco carismático y inexpresivo y por último Juan Diego que su trabajo queda vejado a un segundo plano no teniendo la oportunidad de poder lucir lo más mínimo.

Como conclusión se puede decir que se trata de una cinta correcta, pero que la historia resulta simple y sin mucha emoción apta para los que busquen una desconexión parcial.

Lo mejor: Cierta madurez de Casas
Lo peor: Larsson do Amaral y su personaje debería estar mas acertado

http://elseptimocine.blogspot.es/
[Leer más +]
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Buena
Una película que sin un gran trama e historia logra ser atractiva, si bien esta historia parece que ya la vi en varias películas siempre el director se la rebusca para lograr algo nuevo y Piñeyro algo logro, en realidad todo lleva su camino recto y obvio pero al final sin un gran remate deja un mensaje bastante bueno y bello y algo fuera de los común dejando de lado los finales cursi.
Simple pero bella.
[Leer más +]
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Sentimentalismo indolente.
Hablar de melodrama en el cine suele conllevar no pocas connotaciones peyorativas. Esto se debe a la larga tradición que acompaña al género del consabido tratamiento sentimentaloide con el que se ha practicado, la mayoría de las veces, la acometida a un tipo de historia que vela por el ensalzamiento de los más edulcorantes valores humanos. En España, exceptuando los flirteos melodramáticos producidos dentro del cine social o de denuncia, apenas existen ejemplos recientes de películas que puedan ajustarse cien por cien a los códigos de un género que sigue teniendo su máximo exponente y ejecutante en Pedro Almódovar, a través de su exacerbada concepción del mismo. Ismael, del argentino Marcelo Piñeyro, nace con la sana y admirable intención de adscribirse, sin pudor alguno, a las constantes de un género profusamente defenestrado en un momento en el que, como el actual, pararse a abordar de frente y sin tabúes sólo las emociones y los sentimientos de unos cuantos personajes íntimamente relacionados entre sí, resulta una tarea fútil, no carente de cierto grado de absurdez dadas las maltrechas condiciones (económicas, laborales, sociales) que nos rodean por doquier. Pero no resulta nada baladí el que, dada la deshumanización imperante en nuestro entorno, venga alguien a recordarnos, aunque sea de vez en cuando, que ante todo seguimos siendo seres humanos y, como tales, poseemos la extraordinaria capacidad de anhelar querer a alguien, de sentirse querido, de querer y saber perdonar, de no querer renunciar a los otros y, en definitiva, de amar.

En Ismael, Piñeyro indaga en tales emociones a partir del viaje de un niño de color de ocho años desde Madrid a Barcelona con la única y determinante intención de conocer a su padre biológico, factor detonante del florecimiento de sentimientos largo tiempo escondidos entre el grupo de adultos que le rodean. La confluencia de los aspectos emocionales que caracterizan las relaciones entre ellos y su posterior desarrollo conforman el entramado argumental de una película que no llega nunca a esgrimir con convincente ahínco la vertiente lacrimógena predecible en este tipo de productos, discurriendo la puesta en escena de Ismael a través de un buscado realismo que haga más reconocible para el espectador y, de paso, aclimate y mitigue, el huracán sentimental que encierra la historia, algo que, por desgracia, no se logra con total plenitud en la vertiente dramática de la función. Y es que la película de Piñeyro naufraga en su pretendidamente cercana plasmación de los sentimientos cuando estos cobran el absoluto protagonismo de la función, por la excesiva explicitud de sus afectados diálogos y la artificiosa y teatral construcción y planificación de algunas de las escenas clave en el devenir dramático de la trama (la huida nocturna por la playa del niño, prácticamente todas las escenas que comparten los padres biológicos de la criatura, los primerísimos primer planos de las caricias y afectos), que repercuten, diezmándola, en la verosimilitud interna de las imágenes, menguando así el alcance emocional de todo el conjunto.

Esta incapacidad por traspasar la pantalla resulta aún más frustrante cuando se contrapone a la manifiesta y efectiva afinidad que exhorta Ismael cuando menos trascendental se nos muestra. Es decir, cuando la película adquiere ese beneficioso tono bastante más amable y noble que el habitualmente esperado en un melodrama, salpicado además de refrescantes gotas de humor que dotan a la propuesta de la adhesión sincera del espectador. En esos momentos, la película logra alzar el vuelo y desmarcarse de la obviedad y la rutinaria blandura a la que parece predestinada, demostrando ahí su director una sugestiva capacidad para la sutileza, sobre todo en lo que se refiere a la relación que se establece entre el amigo y la madre, interpretados por Sergi López (en auténtico estado de gracia, imponiéndose pronto, como quien no quiere la cosa, en lo mejor de la película, gracias a una irresistible exhibición de desparpajo) y Belén Rueda (muy ajustada y precisa, por momentos incluso encantadoramente cómica, aportando esa naturalizada proximidad tan inherente a ella, así como una notable autenticidad en un personaje para el que, sobre el papel, podría no ser la intérprete más indicada).

La brillantez alcanzada en los aledaños a la trama principal perjudica notablemente al total de la obra, pues, aparte de robarle importancia, constata qué derrotero debería haber seguido Piñeyro para elaborar de manera efectiva una película que se nos desvela al final trabajosamente lánguida e insípida, por mucho que su esmerada ornamentación formal nos llegue a fascinar durante todo el metraje. Algo, que, por el contrario, no logra la muy publicitada labor de Mario Casas, cuyo trabajo no consigue superar una permisible corrección, muy mermada por el insondable y ostentoso afectamiento hiperromántico desde el que se afana en elaborar el carácter profusamente sensible de su personaje. Tampoco Juan Diego Botto consigue brillar a la altura esperada para un actor de su calibre, precisamente por la disparidad ofrecida en el dibujo de un personaje que, finalmente, carece de relieve. Por último, las supuestas revelaciones de Ismael no terminan de cuajar, evidenciando Ella Kweku encontrarse muy verde aún como para dar entidad ante la cámara a, para más inri, emociones tan complejas como las que asaltan a su personaje y que sólo vislumbramos a medias; y el niño Larsson do Amaral, quien a pesar de lograr irradiar una desenvuelta frescura, no puede evitar denotar su condición de primerizo al hacerse demasiado patente la impostura en muchas de sus intervenciones.

Juanma Martín: ActoresSinVergüenza.
http://actoressinverguenza.blogspot.com
[Leer más +]
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
NANIANO
La película, hace aguas por todas partes: En ocaciones la película tiene un ritmo lento, no pasan cosas(Aburre). Mientras, hay otras escenas que pasan demasiadas cosas, tantas, que el hilo de la película acaba siendo caótico. Esta sensación la tuve ,sobretodo, los últimos 30 minutos de película.
[Leer más +]
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Drama costumbrista simple pero eficaz.
De comienzo lento, sin ningún sonido a excepción de un voz carente de interés de una locutora estacionaria, Ismael coge un tren a Barcelona en busca de su padre blanco, Mario Casas. Esto lo sabíamos desde que vimos el trailer y el mini argumento que proponía pero la película está bien. Es lenta, mucho, pero es necesaria que sea así aunque este un poco desaprovechada por el chico guapo de "los Hombre de Paco", y es que Mario Y Hugo siguen sus roles. Mario Casas yo creo que no quería ser actor, es un intruso, simple y llanamente como "El culebra" o el moderno "Jesús Castro", gente vulgar que ha llenado salas por su supuesto atractivo. Mario Casas está en su linea, podía estar mucho mejor, pero no está mal, el papel tiene más juego, creo que Maria Valverde ha elegido un mal futuro marido, es apático, más incluso que el personaje. Pero hasta la fecha es lo mejor suyo que he visto, habrá que esperar a "Palmeras en la nieve"
Sorpresa de Juan Diego Botto, para lo secundario que es, espléndido y eso que por culpa de "Plenilunio" dejé de seguirlo temporalmente. Belén Rueda está bien, correcta y Sergi López me parece un cachondo mental, en persona tiene que ser parecido al personaje, si es que lo hay. El chiquitín, muy gracioso, pa comérselo!
El final no me convence, falta de ideas y que nos imaginemos nosotros.
[Leer más +]
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
qué largo día
Se le escapó la emoción al director. Tanta concentración de emociones guardadas, al abrir el frasco es leche condensada. Buena voluntad si hay para llevarnos hacia el sentimentalismo sin freno. Lo peor, los trucos evidentes, manidos, no esperados en un director que ya demostró su buen hacer, su fuerza al narrar, alguien que sabe de qué va esto. Parece que ahora no tenía muchas ganas de esforzarse, y nos suelta este largo merengue. Escenas sueltas sí, pero un film no son cachitos, ni interpretaciones más o menos resueltas. Y, finalmente, ¿todo eso ocurrió en un día?
[Leer más +]
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Buen reparto, intermitente desarrollo
Belén Rueda y Mario Casas se ponen el “equipo al hombro” para remar y sacar a flote a Ismael, este film de tranco lento dirigido por Marcelo Piñeyro (Las viudas de los jueves). Irreprochable desde los planos (abiertos, cerrados, con enfoques hacia las expresiones de los rostros), el director de El método se inmiscuye en el terreno emocional, al abordar una historia que, en su intento de no recaer en sensiblerías típicas, pierde fuerza y regularidad.
Ismael es un niño mulato de 8 años que emprende viaje hacia Barcelona con el fin de conocer a su padre siguiendo la pista escrita en una carta con la dirección de un departamento. Allí se topa con quien sería su abuela. A ella le solicita ayuda para encontrar a su progenitor. En ese camino, el pequeño, entre obsecuente y carismático, comienza a ganarse la confianza de quienes lo acompañan. Los problemas o puntos de contrapartida tienen lugar en el criterio o en la opinión de su madre, y en cómo Félix (Mario Casas) vaya a recibirlo.
La película refleja problemas familiares y destapa viejos resquemores de la infancia en ese tipo de lazos. La ausencia, ya sea absoluta o simplemente para escuchar, de la figura paterna/materna es una de las temáticas que expone en pantalla, a través de reproches, miradas o percepciones de sus personajes. Todo transcurre muy mansamente, con melodías del mismo tenor durante la mayor parte del metraje, cooperando con el tono dramático que opera y prima de principio a fin. El reparto cumple aportándole credibilidad a las situaciones, principalmente y como se destacó con anterioridad, desde el solvente trabajo actoral de Mario Casas y de Belén Rueda. El aspecto menos positivo del relato, quizás, radique en la dificultad para el cambio de matiz; entre la huida del factor sorpresa y la falta de tensión emotiva, Ismael se torna de a ratos poco profunda y hasta algo intermitente. Sergi López es el único responsable de aportarle algo de chispa y dispersión al asunto partir de su caracterización como el personaje más pícaro de la cinta.
La proyección, agrada y es amena en sus pasajes, es cierto, pero no enlaza o conecta lo necesario como para que el espectador no tienda a despistarse en determinadas secuencias. El énfasis en la incertidumbre, en el desconcierto o en el miedo hacia lo nuevo, en este caso la aparición de un hijo, no está mal exhibido pero tampoco conmueve a grandes escalas. Ismael da la sensación de desaprovechar lo que tiene por contar, con una previsibilidad que amenaza en cada momento con hacerse manifiesta.

LO MEJOR: actuaciones. Afable de ver.
LO PEOR: sin cambios de acentuación. Previsible.
PUNTAJE: 5

http://cinefiloclub.blogspot.com.ar/2014/06/ismael-critica.html
[Leer más +]
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
La vida sin filtros
Marcelo Piñeyro tiene una larga trayectoria como realizador, con películas como Tango Feroz, Cenizas del Paraíso, Plata Quemada y La Viuda de los Jueves, sólo por mencionar algunas de ellas. Y tras algunos años sin estrenar ninguna película, regresa con esta producción española protagonizada por Mario Casas, Belén Rueda y el debutante Larsson do Amaral como el niño que le da título a la película.

Más allá de su variada filmografía, esta vez el director se decide por contar una historia pequeña, basada más que nada en personajes de fácil identificación y en lo que ellos sienten.

Ismael es un niño que se escapa de su casa para ir a buscar a su padre, pero al llegar se encuentra con quien sería su abuela, interpretada con mucha naturalidad por Belén Rueda, y es esta mujer con la que tiene el primero de esos lazos familiares que estaba buscando. No es que no quiera a su madre, pero no acepta que no le permita conocer a su verdadero padre, no aquel que lo cría como tal, y esta necesidad lo lleva a viajar hasta Barcelona solo.

Pero esta señora, Nora, no sólo se encuentra sorprendida porque nunca supo de su existencia, sino que hace años que no ve a su hijo, por lo que llevar al niño hasta él conlleva un mayor esfuerzo de su parte, uno por intentar entender en qué momento se distanciaron tanto y otro por no saber si la relación seguirá siempre así de distante o se podrá volver a remendar.

El padre en cuestión, aquel que en realidad no quiso ser padre y pensó que podía escapar de ese rol, es Félix, interpretado con mucha solvencia por el actor Mario Casas. Su personaje vive sobre la playa, en un lugar al que se llega a pie y superando algunas zonas rocosas, y es profesor de muchachos con problemas, en otras palabras, delincuentes. Es interesante este paralelismo, cómo este personaje se interesa por estos chicos, quiere ayudarlos, pero en su momento nunca quiso asumir la responsabilidad de padre.

El encuentro entre padre e hijo es nervioso. Ismael dice las cosas como las piensa, pero Félix no puede siquiera mirarlo a los ojos. Mientras tanto, su madre, una mujer dedicada siempre al trabajo y a quien se la percibe sola, entabla una conexión con el amigo de Félix, dueño de un hotel cerrado donde todos los personajes van a confluir, interpretado por Sergi López.

A grandes rasgos, Ismael es un relato sobre las relaciones humanas, sobre los lazos que entablamos y las responsabilidades que conlleva mantenerlos.

Pero lo cierto es que sorprende que con esta película minimalista, Piñeyro parece un director menos experimentado de lo que es. No puede evitar caer en el tono de culebrón y en algunas escenas un poco forzadas. Parecería que esta nueva búsqueda es casi como un volver a empezar para él. Y quizás sea por esto también, que se percibe que es un film con mucho corazón.

http://www.elespectadoravezado.com.ar/index.php/criticas/2-hemos-visto/1482-qismaelq-la-vida-sin-filtros
[Leer más +]
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Mezcla lo que cree que le ha funcionado a otros
“Ismael” reúne lo peor del cine español de siempre con el cine español orientado a lo comercial que se hace ahora. Carente por completo de personalidad, espíritu y sentido, la película es el reflejo de la idea que alguien tuvo de lo que el espectador quería ver. Al espectador le mola ver a actores de moda, démosle actores de moda. Al espectador le inspira ternura ver niños, démosle niños. Preferiblemente de alguna minoría étnica. Al público de hoy en día le motiva el rollo ecointrospectivo de conectar con su yo del pasado, démoselo. Mario Casas cae bien, escribamos un papel para él. Belén Rueda y Sergi López están disponibles y hay presupuesto, pues nada, se definen más personajes y listo. En fin, una película construida desde alguna consultora sobre un powerpoint, con metodología ‘bottom-top’ de abajo a arriba, buscando la manera de hilvanar componentes predefinidos que algún listo sin creatividad ha considerado que sería garantía de éxito.

Con ese esquema vanguardista y alejado del tradicional «he tenido una idea y voy a desarrollarla», el resultado no puede ser otro que un esperable melodrama mantecoso en el que las cosas van sucediendo por pura conveniencia y sin química alguna entre los componentes. El protagonista es un niño que vive con su madre y su padrastro, que le trata estupendamente, pero se le antoja ir a conocer a su padre biológico. En el más puro estilo de ficción Disney, el niño se monta en el AVE y se recorre media España sin que nadie le pida papel alguno. Probablemente, ni el billete. Probad vosotros a tratar de coger el AVE sin billete y luego me contáis. Pero ojo, que eso es la parte verosímil de la historia. Por arte de magia, en un sólo día es capaz de encontrar a su padre que vive aislado en la Cataluña profunda. Cómo un menor es capaz de llegar de la estación de AVE hasta una casa de la que desconoce su dirección dos provincias más allá sí que hubiese sido una historia digna de ser contada en forma de película, pero “Ismael” prefiere ir a lo seguro: el choque que representa el primer encuentro entre un padre y su hijo. Como idea loca, yo hubiese recomendado hacer algún ensayo antes de rodar la escena. Alguna lectura conjunta del guion en voz alta o algo, fundamentalmente para detectar inconsistencias, cabos sueltos o, simplemente, para que los diálogos sigan una estructura normal de pregunta-respuesta en lugar de comentario-silencio-respuesta-comentario-pregunta-silencio. O para que la secuencia de acontecimientos tenga algo de lógica.

El resto de la película no está mucho más trabajado. Las escenas se suceden sin orden ni concierto, apareciendo y desapareciendo personajes de manera desestructurada. El padre y el hijo, la madre y el padrastro, la abuela y el cocinero… todo ello sin el menor atisbo de química. En el encuentro entre los padres biológicos del crío y el padrastro actual no hay incomodidad, ni tensión, ni alegría, sólo un intercambio random de frases estándar, en plan «ay, hijo, nos tenías muy preocupado y esas cosas, ya tu sabes». En la subtrama de los personajes mayorcetes, la chispa es forzadísima, puro relleno por exigencias de un guion que vamos improvisando sobre la marcha.

No sé. Ahora que el cine español es capaz de hacer películas capaces de competir en fondo y forma con una gran parte de las producciones americanas, con ambientaciones cuidadas, tramas oscuras y personajes profundas, se me antoja que “Ismael” puede pertenecer a esa fase de transición entre el cine español de siempre y el de ahora cuando aún buscaba su rumbo. Sea como sea la película es larga y consigue hacerse eterna. Entre el aburrimiento y la patochada. El reparto tiene buena reputación, pero sus personajes se hacen odiosos. Busca conmover, pero el niño da repelús. Un completo desastre.
[Leer más +]
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
A flote
“Pueden ustedes llamarme Ismael. Hace algunos años, no importa cuántos exactamente, con poco o ningún dinero en mi billetera y nada de particular que me interesara en tierra, pensé en darme a la mar y ver la parte líquida del mundo. Es mi manera de disipar la melancolía y regular la circulación”

Para quien no lo sepa, así comienza la novela Moby Dick de Herman Melville cuyo protagonista da nombre al personaje principal de la recién estrenada Ismael (2013). La historia de un pequeño madrileño que viaja a Barcelona al encuentro de su padre biológico y que, como en la novela, también siente predilección por surcar los mares.

Por suerte para Marcelo Piñeyro, este dramático barco consigue mantenerse sobre la superficie acuosa en gran medida gracias a su propio planteamiento del film. Un espectáculo coral que transcurre en un día, y cuyos personajes aportan a la trama el valor necesario para salir a flote. Con un inicio y un desenlace de lo más elegante, y un humor palpable, el director consigue huir de lo que, a priori, se plantea como un melodrama excesivamente arquetípico. Lo mejor de las pinceladas de humor es que no siempre son gratuitas, y en concreto, el corazón atormentado de todos los personajes del filme se manifiesta físicamente en una caldera -a la que le hacen falta más de un par de remiendos- que acompaña todos los momentos en los que un corazón se estremece por una u otra razón.

Sin embargo, es inevitable preguntarse por qué Piñeyro opta por reflotar el barco en lugar de lanzarse avanti a toda máquina, es decir, viendo la voluntad claramente diferenciadora del film, ¿por qué mantener esos giros de guión absolutamente predecibles, o esas situaciones forzadas que recorren el largometraje? Algunas de las propuestas formales –como la primera secuencia- son maravillosas, la fotografía emociona y los retazos de las diversas historias –que alude a la forma narrativa fragmentada del norteamericano Jim Jarmush- crean una puesta en escena muy diferente a lo que la mayoría puede esperar. Una lástima que el director no se haya tirado de lleno a la piscina, quizás por miedo a que (la sala) estuviera vacía.
[Leer más +]
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
La abuela de Ismael
La película, en principio, promete mucho. Por un lado el niño que quiere conocer a su padre biológico. No me queda claro como se entera el niño de eso ni como a nadie le extraña que un niño viaje solo o lo rápido que encuentra la casa donde vive su abuela (Belén Rueda) que rápidamente se encoña con el niño.
Por otro lado, el personaje del padre del niño (Mario Casas) profesor de chicos conflictivos, al estilo de Mentes peligrosas, pero que ve que de ellos se puede sacar algo bueno, cosa que se ve complicada por un problema con uno de esos alumnos, y que de la noche a la mañana se entera que tiene un hijo, aunque a él ese hijo como que le da igual ya que cuando vuelve a ver a la madre del niño de la que estuvo y está totalmente enamorado, se olvida completamente del niño y no es que antes le hiciera mucho caso.
El uso del tema musical que suena en la radio del coche y al mismo tiempo suena cuando el personaje de Mario Casas le vuelve el recuerdo de ese amor es de una blandengueria innecesaria.
Pero es en ese conflicto del personaje de Casas, tanto en saber que tiene un hijo que no conocía como en una historia de amor que le dejó huella por donde la película debía ir. Sin embargo prefiere perder el tiempo en cómicas escenas entre Belén Rueda y Sergi López que, aunque esten bien, me importa poco si estos dos follan o no follan.
Personaje a destacar es el de Juan Diego Botto, el cual al principio parecía metido con calzador pero que luego ve como esa vida que ha construido puede irse abajo.
El niño que interpreta a Ismael luce bien en pantalla pero me repele que sea tan sapientín. El "Te voy a enseñar a ser padre" que le suelta a Mario Casas cuando este no tiene idea de donde está metido es una idiotez que ni emociona ni hace gracia pues no es creíble en boca de un niño de 8 años. No es creible la diga quien la diga.
Mario Casas hace una interpretación bastante buena y además hace muy bien de cojo.
Y Belen Rueda la veo muy bien pero me resulta un poco cargante en relación a lo que dije más arriba. Muy bien las escenas con Sergi López pero las veo como un relleno. Y tampoco creo que fuese necesario un papel tan largo para ella. Da la impresión que el director no confiaba en Mario Casas para llevar el peso de la película y prefirió tener a mano un comodín que sacando las primeras escenas después sobra. Y la excusa del esguince para que el personaje no desapareciera me parece eso, una excusa.
[Leer más +]
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver críticas con texto completo
Más información sobre
Fichas más visitadas