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95 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
The End
Se acabó. Chaplin fue expulsado de malas maneras de USA poco después de rodar Candilejas. Dicen que lo último que vió del país de la libertad fue la estatua de la libertad, desde la parte de atrás del barco que le llevaba de "visita" a a su Inglaterra natal, y que en ese momento se le informo de que se le denegaba el regreso.

Acosado por el McCarthismo que le acusaba de comunista, por el F.B.I y por la prensa por sus gustos por la gente...por la gente más joven que él (por decirlo suavemente), Chaplin vivía sus horas más bajas. Depresivo, melancólico, enterrado ya por siempre Charlot el vagabundo, consciente de que se la jugaba si volvía hacer una película con tintes sociales, Chaplin se enamora por última vez de una chica de 18 años, a la que da el papel de protagonista en la película.

Para la ocasión, contó con su fiel amigo (adversario en la taquilla y maltratado por el cine con la llegada del sonoro) Buster Keaton, haciendo unas breves apariciones, con uno de los números más tristes que recuerdo (yo es que desde que veo a un pobre viejo borracho entrar en la casa; Chaplin, ya estoy llorando). Dicen que esta película compagina sabiamente la lágrima y la risa, pero no estoy de acuerdo. La melodía que suena constantemente (compuesta por Chaplin y por la que ganó su único Oscars a excepción del honorífico, cuando América se dió cuenta de su error) es una buena muestra de ello.

Chaplin se despide de todo lo que le rodea. Es imposible no ver que es bastante autobiográfica; un hombre que hacía reír a todo el mundo y que vive sus peores momentos, abandonado, borracho y solo, y que trata por todos los medios de salvar a una joven mujer (por no decir chiquilla de 18 años), y de darle ánimos y esperanzas, aunque el ya no disponga de eso en un mundo que le ha olvidado. Pero lo más doloroso para él es soñar con las risas del pasado y despertarse con el silencio del presente. Ya solo actúa en actuaciones de segunda clase, y para darse valor debe beber más de lo aconsejable. Nadie se atreve a decirle que esta acabado, no por respeto a lo que fue, sino por lástima.

Los últimos 10 minutos, con la actuación "cómica" con el otro perdedor, Keaton, y todo lo que viene después es fantástico. Nadie lo dice, pero se entiende; El espectáculo debe continuar.



- ¿No odiabas el teatro?

- También odio la sangre, sin embargo corre por mis venas.
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366 de 384 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Amor, sueños y nostalgia.
Chaplin, querido Calvero, cuántas horas de magia y belleza nos has brindado. Genio generalmente comprendido, siempre será para mi aquel vagabundo que paseaba por las aceras, tornaba esquinas, mientras era iluminado bajo la luz taciturna de una farola a punto de apagarse.

Si hablamos de Candilejas abordaremos muchos temas vitales. Si hablamos de Candilejas como película estaremos de acuerdo en que es un cine eterno, abismal, único e irrepetible, filmado con garra y precisión, con un guión soberbio, fotografia impecable... y todo lo que contribuye a que una película sea cumbre, capital. Qué más decir.

Pero referente a los temas vitales, resumiré los mismos en amor, sueños y nostalgia.

El amor, pasión efimera e indestructible, que cabalga siempre sin dejarnos elegir, iba a nacer un día. Le golpeó hasta dejarla k.o. . Hora tras hora se fue fraguando a fuego, con letras de oro y mimbre y se impuso siempre, a pesar de todo.

Sueños, aquello que quizás sea y seguro que fue, al menos por un instante. Un momento de luz y melancolía que nos espolea y nos invita a seguir soñando.

Nostalgia, aquel sentimiento ambiguo, casando alegría y tristeza, que deja un sabor agridulce, más dulce que agrio, puesto que sin lo agrio, lo dulce no sería tan dulce. Un sentimiento del que no podemos parar de tomar hasta vomitarlo todo y aceptar el presente incierto.

Pero tras dos horas frente al cristal salí a pasear y pensé en Candilejas, y el amor, los sueños y la nostalgia embriagaron mi mente y, pese a todo, en un instante, tan sólo por un instante, aborrecí la vida.
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90 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El cine hecho lágrimas (8.6)
Como todo gran cineasta que llega al ocaso de su vida, Chaplin nos ofrece sus reflexiones más sinceras en esta melancólica película. Lo que nos es tan normal es que lleguen tan hondo a cualquier tipo de público sin aburrirle en absoluto.
No veo a nadie mejor que él para hablarnos de la bondad, del miedo, de los amores imposibles, del fracaso, y también del éxito, desde el punto de vista de un artista. Se trata de un trabajo muy rico: profundas y elegantes reflexiones sobre la vida; diálogos muy cuidados, tanto en las partes tristes como en las alegres (recuerdo ahora el segundo sueño del principio, cuando el vagabundo le dice a la chica: "Puede usted leer mis memorias en el archivo de la policía"); gags mudos a la antigua usanza (memorable el número final); bonitos ballets; excepcional y adecuada música; etc.

Una aclaración final: no verán a Charlot por ningún lado, verán a Charles Chaplin.


PD: Es uno de mis dos cineastas favoritos (el otro es Kurosawa). Actor, director, guionista, productor, coreógrafo, compositor... ¡y todavía hay quien cataloga a Orson Wells como el "Juan Palomo" del cine!
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82 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Melancolía por Chaplin
La última gran obra del genio Chaplin está llena de melancolía. Candilejas hace llorar de emoción y tristeza. Charles Chaplin mezcla como nadie la comedia y el drama, y en este film, el mayor genio del cine mudo, elabora unos diálogos ricos y magnéticos.

Parece que con Candilejas hable sobre su vida, sobre un tiempo que no es el suyo. Chaplin representa a un cómico veternano llamado Calvero, un clown para el que hacer reír es su vida, pero el público ya le ha olvidado. Ahora el arte es otro, más moderno, y él es un pobre viejo que intenta recuperar su gloria pasada. Que Buster Keaton colabore en un última actuación en el teatro nos deja muy claro cuales eran las intenciones de Chaplin.

Al final del film (no desvelo nada), Terry, una bailarina a la que Calvero ha sacado de la miseria, baila en el teatro sin darse cuenta de lo que pasa entre bastidores. Es una de las escenas más emotivas de la historia del cine. La música que suena, compuesta por el propio Chaplin es exquisita. Se le otorgó el Oscar por su composición, eso sí, 20 años después.

De pequeño me reía con Charlot, más tarde me enamoré de "Luces de la ciudad", ahora sé que no hay ni habrá nadia como Charles Chaplin. He leído otras críticas, al igual que jastarloa, Chaplin es mi director favorito, y también le sigue Kurosawa. Y yo me pregunto: ¿por qué no eres una de mis 20 almas gemelas?

Gracias Chaplin, todas tus películas son especiales.
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69 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Un clásico cuyo mensaje seguirá vigente siempre.
La noche de fin de año del 2006 al 2007 por pura casualidad encendí la tele y la 2 estaba retransmitiendo esta película en versión original subtitulada. Aunque había visto otras películas de Chaplin, ésta era una de las que me quedaba pendiente por ver.

Paradojas del destino, pienso, porque anímicamente no me encontraba muy bien en ese momento. Y cuando ví esta película, me llenó de ilusión por su mensaje, por el afán de superación personal que transmitía.

Esta película es hermosa, muy hermosa. Chaplin hace gala de su gran ingenio y de sus grandes dotes como orador transmitiendo positividad, y lo hace de forma que resulta contagiable, sin recaer en ningún momento en la pedantería, en la soberbia o en el engreimiento. Gran virtud.

Los diálogos son como parábolas, cargados de fuerza, con comparaciones tomadas de la naturaleza y la vida misma, llenos de razonamientos elocuentes y, sobre todo, de verdad universal.

Un cómico fracasado con tendencia a ahogar su sufrimiento en el alcohol. Una bailarina discapacitada, desposeída cruelmente de su más preciado tesoro: la posibilidad de sustentarse sobre sus propias piernas. Y surge la compasión del uno hacia el otro, recíprocamente. Un sentimiento de compasión que no emana de la lástima, sino de un sentimiento común a ambos, el amor incondicional desprovisto de barreras.

La experiencia y la juventud, la frustración personal y el afán de superación, frente a frente, al desnudo.

No es de extrañar que, tras estrenarse el metraje, Chaplin fuese criticado ferozmente por los sectores sociales más conservadores de su época, llegando a considerarse por los mismos como inmoral.

Pero a Chaplin poco le importaba eso. El cómico interpretaba al cómico, era su obra más autobiográfica.

La película es una gran obra maestra, un regalo envuelto en paño de oro del que ha sido considerado por gran parte de la crítica el artista más universal, pero lo más importante es que procede de una persona sencilla y de buen corazón.
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57 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Testamento artístico de un genio
Con su última película en Estados Unidos, Chaplin quiso hacer, casi a modo de despedida, un homenaje a todos los artistas, a todas aquellas personas que con su pasión y su talento han coloreado y musicado un mundo cruel y despiadado, gente que ha dedicado su vida a divertir, emocionar y divulgar valores tan humanos como la vida, la muerte, el amor, la libertad, la esperanza. Artistas, conocidos o anónimos, que han entregado su vida por mejorar la de los demás.

En plena madurez vital y artística, Chaplin firma otra grandísima película, una parábola sobre el paso efímero del éxito y sus consecuencias, sobre el paso del tiempo y la búsqueda de la felicidad. Una película pletórica de vida, radiante de amor, llena de tristeza y de amargura, pero sobretodo rebosante de nostalgia por un mundo que se desvanece, por un modo de vida que da paso a uno nuevo, una vida que sustituye a otra.

Una obra que sirve para entender un poco mejor la monumental obra de Chaplin, un testamento artístico que resume en 2 horas todo el amor que profesaba Chaplin por la vida y por el cine. Una absoluta joya.

Señoras y señores, sobran las palabras: CHARLES CHAPLIN
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32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Autorretrato de Chaplin
Noveno y antepenúltimo largometraje de Chaplin. Escrito por él, el guión se inspira, en parte, en hechos de la vida de sus padres y en referencias autobiográficas. Se rueda íntegramente en los RKO-Pathé Studios (Culver City, CA). Obtiene un Oscar (banda sonora) y un Nardo d'Argento (film extranjero). Producido por Chaplin para la UA, se proyecta por primera vez en público el 16-X-1952 (Londres).

La acción tiene lugar en Londres, entre abril y diciembre de 1914. Calvero (Chaplin) es un payaso entrado en años, que echa de menos sus antiguos triunfos y sus años de esplendor. Dedica su tiempo a enseñar a una joven bailarina, Teresa (Bloom), su experiencia y su filosofía de la vida.

El film suma los géneros de comedia, drama y romance. Cansado de las polémicas que rodearon a algunos de sus films anteriores ("El gran dictador", "Monsieur Verdoux"...), Chaplin escribe un guión no problemático: una historia de amor.

La obra presenta una sosegada reflexión sobre la vejez, las relaciones de ésta con la juventud y el relevo generacional. Explica la filosofía de la vida del realizador: apuesta por el amor verdadero, la alegría de vivir, la ayuda de los mayores a los jóvenes, la aceptación del declive físico y profesional asociado a la edad, etc. Critica las modas pasajeras en cine. Rinde un sentido homenaje a una época pasada de la vida, del cine y de los actores. Los breves planos que Chaplin comparte con Keaton tienen una fuerza que va más allá de las imágenes. No prescinde del todo de Charlot, el pequeño vagabundo que le dio fama y reconocimiento. El modo de vestir de Calvero es una variante del de Charlot.

La obra está impregnada de sentido autobiográfico. Intervienen 4 de sus hijos (Sydney, Geraldine y otros 2), un hermanastro y su esposa Oona O'Neill. Sitúa la acción en 1914, el año en que inició su carrera profesional. La historia de Terry, con una hermana dedicada a la prostitución, recuerda la de su madre. La relación de un hombre maduro con una mujer joven se relaciona con su matrimonio con Oona y otras relaciones de pareja anteriores. El alcoholismo de Calvero coincide con el de su padre. Las opiniones que expone tienen mucho que ver con las propias. Los sentimientos del protagonista coinciden en gran medida con los del autor durante la producción.

Son escenas destacadas el salto de la pulga (tomada de un film anterior de Chaplin), el ejercicio de la mendicidad, el último baile y otras. Producido cuando Chaplin tenía 63 años, es su último film americano. En Europa rueda otras dos cintas.

La música, de Chaplin, aporta una partitura original con un tema central, lírico y melancólico, de gran fuerza. La fotografía, de Karl Struss ("El gran dictador", 1940), en B/N, desarrolla un notable trabajo de cámara, con abundantes primeros planos, planos picados a gran altura, giros, movimientos de grúa y elocuentes travellings. Incluye efectos visuales con imágenes de proyección posterior. Film muy notable.
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31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Superación
Cuando una historia sale de las entrañas, puede ser que acabe pareciéndose a algo como “Candilejas”. Cuando una historia surge de las cosas que se quieren contar o de dramas internos que nos abaten mientras caminamos a lo mejor nos sale algo similar a lo que Charles Chaplin nos contó con “Candilejas”.

Candilejas es una línea de luces que nos alumbra lo esencial del escenario. Chaplin crea una historia formada por un guión maravilloso, lleno de enormes decepciones y muchísimo optimismo. Su guión, es una línea de luces con la que crea un autorretrato intimista. La historia está envuelta en unas actuaciones maravillosas embriagadas en una enorme banda sonora.

Chaplin nos da una lección de humanidad, y sobre todo, su gran afán de superación. De hacer lo que tu corazón quiera sin rendir cuentas a nadie y sin que los obstáculos que en muchas ocasiones nos auto-imponemos nos impidan llegar a nuestro objetivo.

El objetivo de Chaplin, siempre fue el hacernos reír, aunque particularmente, a mí casi siempre me hace llorar. Benditas las lágrimas que caen si su causa se llama Charles Chaplin.
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31 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Melodrama en forma de autorretrato
El arquetipo o ideal de Candilejas se encuentra entre las páginas de un cómic: Watchmen, cuyo guión es de Alan Moore. Basta con cambiar el nombre del payaso y...

Un hombre va al médico. Le cuenta que está deprimido. Le dice que la vida le parece dura y cruel. Dice que se siente muy solo en este mundo lleno de amenazas donde lo que nos espera es vago e incierto. El doctor le responde:

- El tratamiento es sencillo. El gran payaso Charles Chaplin actúa por la noche en la ciudad. Vaya a verlo. Eso le animará.

El hombre se echa a llorar y dice:

- Pero, doctor... yo soy Chaplin.

===

Una escena: El dúo final con Buster Keaton

Una frase: "El hambre no tiene conciencia"

Una pega: De todos los estilos teatrales, ¿por qué escoger el melodrama?

Una reflexión: La vida es infinitamente más dura con los cómicos gastados que el director de Candilejas (Charles Chaplin) con Calvero (Charles Chaplin). La complacencia de la cámara con el personaje principal y las miradas arrobadas de Claire Bloom ofrecen un autorretrato maquillado de Calvero. Y eso es trampa. Sobre todo si, como repite el comediante en varias ocasiones, lo que se desea es la verdad.
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48 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La despedida
Entró en el teatro observando las paredes agrietadas, las sillas plegables y el olor a viejo que desprendían las cortinas de la entrada; ocupó su asiento a regañadientes -cómo era posible que el periódico lo enviara allí para escribir sobre ese espectáculo- y extrajo del bolsillo de la chaqueta la pluma estilográfica con la que tantas críticas había firmado; abrió el cuaderno y escribió en la parte superior de la hoja: “Teatro Decadencia. Hora: 20:30. Actuación de dos viejos payasos (o dos payasos viejos). Por los rasgos de los clowns seguramente lo de siempre: humor desfasado, caídas previsibles, gags impotentes”.



Se atusó el bigote y resopló por segunda vez en la escena que daba inicio a la representación. A su izquierda un grupo de niños acompañados de sus padres reían, sin parar. Fijó su atención en el chico rubio que señalaba la cara apenada de uno de los actores y por primera vez sonrió. Decidió hacer sus primeras anotaciones en la libreta: “Coreografía correcta, payasos bailarines con adecuada compenetración, emoción mejorable. Una sonrisa, cero carcajadas”.



Al acabar la función se atusó de nuevo el bigote y frunció el ceño, se había equivocado; apuntó: “Sonrisas amargas: incontables. Carcajadas: cero”. Por la forma acelerada de los movimientos y el fascinante poder del número supo, finalmente, que aquella actuación era otra cosa, que la risa iba en otra dirección, que había presenciado algo grande y diferente, indefinible; lo primero que le vino a la mente fue magia y lo escribió: “Sin aviso apareció la magia en el escenario. Desaparecida durante tanto tiempo, hoy, ha renacido”, para posteriormente añadir: “Lágrimas evaporadas, melancolía pura y sin fisuras”; y guardó la pluma tras tachar alguno de los comentarios anteriores correspondientes al comienzo de la obra.



Mientras recogía el abrigo contempló los ojos llorosos de uno de los intérpretes; tras la vista nublada se intuía un adiós, un punto y final a un personaje, a una vida.



Adiós, y él también se despidió.
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28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Entre candilejas, te adoré… entre candilejas… yo te amé
Dos legendarios mimos, iconos de la comedia del cine de todos los tiempos se dan cita en esta inolvidable producción con un tema que se haría clásico como lo es “Candilejas”.
“Ríe payaso, ríe” parece decir el eslogan para un actor como Chaplin, que siempre fue a la búsqueda del amor, a la búsqueda de si mismo. Y sus pensamientos parecen que casi lo logaran. Pero para un genio, solo le queda dejarnos sus imágenes cobijadas por la música, y caer en una nostalgia, que el cine hace perdurable:

Cuando me amé de verdad comprendí que en cualquier
circunstancia, yo estaba en el lugar correcto, en la hora
correcta y en el momento exacto y entonces, pude relajarme.

Hoy sé que eso tiene un nombre…”Autoestima”

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y
mi sufrimiento emocional, no es sino una señal de que voy
contra mis propias verdades.

Hoy sé que eso es…”Autenticidad”

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera
diferente y comencé a ver todo lo que acontece y que contribuye a
mi crecimiento.

Hoy eso se llama…”Madurez”

Cuando me amé de verdad, comencé a percibir como es
ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona, solo
para realizar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el
momento o la persona no está preparada, inclusive yo mismo.

Hoy sé que el nombre de eso es…”RESPETO”

Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que
no fuese saludable…, personas, situaciones, todo y cualquier cosa
que me empujara hacia abajo. De inicio mi razón llamó esa actitud
egoísmo.

Hoy se llama…”Amor Propio”

Cuando me amé de verdad, dejé de temer al tiempo libre y desistí
de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro.
Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero
y a mi propio ritmo.

Hoy sé que eso es…”Simplicidad”

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y
con eso, erré menos veces.

Hoy descubrí que eso es la…”Humildad”

Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y
preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es
donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez.

Y eso se llama…”Plenitud”

Cuando me amé de verdad, percibí que mi mente puede atormentarme y
decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, ella
tiene una gran y valiosa aliada.

Todo eso es…”Saber Vivir”

No debemos tener miedo de confrontarnos, hasta los planetas chocan
y del caos nacen muchas estrellas.
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28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Qué frágil es la memoria.
“El público, esa muchedumbre, ese monstruo sin cabeza.”

Una desmemoriada sociedad estadounidense recibió con frialdad la última obra chaplinesca por aquellas tierras. Una oda a la vida de uno de los mayores genios del cine. Cada pincelada de la obra del cineasta tiene cabida en esta nostálgica visión sobre el crepúsculo de un artista, que en tiempos fue venerado como el que más, pero que en la actualidad no es más que una sombra, un nombre.

Es cierto que no vemos a un personaje, vemos a Chaplin, y por momentos a Charlotte. ¿pero quién es capaz de discernir cuál es realidad y cual ficción…?

Charles Chaplin es único en crear una felicidad desde el inicio hasta el fin. Un sentimiento universal. Hasta en una drama tan mayúsculo como este no pude dejar de sonreír. Porque tiene ese don, el don de transmitir esa felicidad, incluso aunque no quieras ser partícipe de ella.


Te invita a vivir.
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28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La más triste y hermosa oda al fracaso que he visto en mi vida
Cuando un cineasta tiene en su haber peliculones como “Luces de la ciudad”, “Tiempos modernos” o “El gran dictador” no debería extrañarnos ni un pelo que la crítica se empecine, irremisiblemente, en adjudicarle alguna que otra obra menor. Y más teniendo en cuenta que monstruos de la talla de Ford, Hitchcock o Wilder, por ejemplo, tienen —de ésas— más de una, de dos… y de tres, incluso.

La cuestión, sin embargo, es que a mi —personalmente— no me parece que “Candilejas” tenga nada de obra menor. En absoluto. Y no porque me considere un chapliniano experto, precisamente. “Candilejas” no es una obra menor porque de menor no tiene nada. Así de sencillo. Empezando por su propia estructura narrativa (dura más de dos horas y la ves en un plis), continuando por su propio trasfondo metafórico (la más triste y hermosa oda al fracaso que he visto en mi vida) y acabando por su propio contingente íntimo y personal. Como dicen por ahí: Chaplin visto por el propio Chaplin. Más puro, auténtico y genuino, imposible.

La separa del diez, eso sí, cierta obsesión por subrayar o remarcar mediante los diálogos (excelentes, por cierto) una serie de ideas sobre el mundo del espectáculo que el propio personaje interpretado por Chaplin, Calvero, nos transmite paralelamente a través de sus propios gestos y, sobre todo, de sus propias miradas. Algo que, sin lugar a dudas, me parece redundante y paradójico tratándose, precisamente, de Chaplin. Su tan cacareado sentimentalismo, en cambio, no me molesta para nada. Todo lo contrario. Quizás porque, en el fondo, soy un sentimental.
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26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La vida, la muerte, la risa real.
Un anciano, de nombre Calvero, llega borracho al humilde hostal en donde reside, el único que su economía puede permitirse. Sus andares desgarbados nos son familiares, nos recuerdan a un viejo amigo, flacucho y vivaracho, que pegado a su bastón y su bombín nos hacía partirnos de la risa y, a veces, cuando menos lo esperábamos, llorar sin saber qué era lo que provocaba nuestro amargo llanto.

El destino hace que en la vida del tal Calvero, el que nos recuerda a nuestro amigo, se cruce un alma perdida en forma de bailarina superada por las circunstancias. El anciano se vuelca en mimarla, en animarla para que vuelva a cogerle apego a la vida. Lo hace con el mismo amor y dedicación que lo haría ese amigo perdido en el recuerdo, con la salvedad de que Calvero utiliza las palabras y a nuestro conocido, el de los pantalones raídos y los zapatos grandes, le bastaba con una rosa y un gesto para sacar una sonrisa del alma más castigada.
El anciano, cómico de profesión y filósofo de afición, también sabe hacerla reír, pero no basta con una carcajada para levantarla del lecho. “Piense en el poder que encierra el universo, que está en las plantas, en el sol, en las estrellas. Y usted que tiene dentro ese poder ¿Va a despreciarlo?”
Las palabras de Calvero calan en el corazón de la joven, que vuelve al camino de la vida por su propio pie. Pero mientras una sube, el otro baja. El público ya no se ríe con los números cómicos del anciano, han perdido la frescura de antaño. Los únicos que aguantan su espectáculo hasta el final son los que se han quedado traspuestos en sus butacas.
- ¿Cuando dejé de hacer gracia? -se pregunta Calvero- “La gente es un monstruo sin cabeza. Nunca se sabe hacia donde irá. Pude ser aguijoneada en cualquier dirección”

La joven bailarina se empeña en ayudar a su salvador, del que cree estar perdidamente enamorada. Calvero sabe que se trata de un amor platónico, y huye para que ella pueda continuar con su vida. Vuelve a la calle, al rol de artista ambulante, de cómico por la voluntad. Allí encuentra la paz que buscaba:“esto de trabajar por las calles tiene su encanto. Tal vez sea por el vagabundo que todos llevamos dentro” ¡El vagabundo! ¡Charlot!. Nosotros recordamos a nuestro entrañable amigo a la vez que Calvero, justo a tiempo para un último espectáculo, el final de todo un icono del siglo XX.
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19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Telón
Londres, 1914. Calvero, una vez gran cómico del teatro, se dirige borracho a su vieja casa. Cuando llega, un desagradable olor le hace reaccionar de repente. No proviene de sus zapatos, como piensa en un principio, si no que se trata de un olor a gas, que parece venir de detrás de una puerta cerrada con llave. Calvero consigue entrar y encuentra a Terry inconsciente. Lleva a la joven a su apartamento del ático y la reanima, le pregunta entonces por qué quiere suicidarse. La muchacha explica que siempre había soñado con convertirse en una gran bailarina, pero que sus piernas están paralizadas. Calvero jura conseguir suficiente dinero para ayudar a la joven. Vuelve a los escenarios, donde su anticuado número es recibido con oleadas de silencio. Ahora es el turno de Terry de animar a Calvero a seguir viviendo y, entretanto, ésta recobra la movilidad de sus piernas. Contratada por el cuerpo de baile del Empire Theatre, Terry logra que el director contrate a Calvero. El empresario no reconoce al famoso cómico por el disfraz de payaso y lo despide.
El gran dictador es la sátira más genial de la historia del cine. Tiempos modernos es desternillante y certera. Luces de la ciudad es una poesía bellísima. El chico, un prodigio de ternura. Casi toda la obra de Chaplin es maestra. Y Candilejas... Es la que yo elijo, quizá porque es melancólica como yo. Candilejas habla de la vejez, de la vida, del amor... del artista. Un testamento de toda una vida.
Pobre Calvero. Ha sido famoso, pero está en decadencia. Mejor dicho, está en las últimas. No tiene ocupación en esta vida. Y sin embargo, enamorado de Terry, encuentra una razón para dejar de ser un fracasado. Sabe que no es para él, pero no le importa. La protege y alienta hasta que Terry alcanza el éxito, mientras que a él no le queda otra que unirse a unos músicos callejeros y tocar con ellos a la puerta de los bares. Una despedida subconsciente del cine americano. Y vaya canto de vida, basta con oír el primer discurso de Calvero.
Charles Chaplin, rey de la comedia y del gag, se despide de la razón de su vida con una amargura y un melodramatismo que pocas veces han llegado a ser tan bellos. Tristeza, melancolía o risas y alegría. Nostalgia a los artistas que alegran la vida y la llenan de color. Chaplin habla más que nunca y nos deleita con la maravillosa partitura del propio Chaplin, Raymond Rasch y Larry Russell.

Al final Calvero triunfa, con Buster Keaton. La vida fue puro teatro.

"Entre candilejas te adoré
entre candilejas yo te amé
la felicidad que diste a mi vivir
se fue;
no volverá, nunca jamás
lo sé muy bien."
(José Augusto)
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20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
No estaba preparado para verla.
Nadie retrata el amor como lo hace Chaplin, un amor puro desinteresado de un ser bueno. Amor a la vida, a su profesión. Tanto amor, tanta melancolía, tanta belleza, tanta tristeza...
Me ha dejado hecho polvo, realmente me ha agitado.
Arte por todos lados, una música preciosa, una historia de amor inolvidable y el payaso mas triste que he visto en mi vida...
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20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Emotivo Chaplin.
Chaplin no sólo es comedia, y lo demuestra con este excepcional melodrama crepuscular sobre la vida de un payaso ( interpretado por el propio Chaplin), caído en desgracia, que intenta volver al éxito de antaño. Sin embargo la crueldad se ensaña una y otra vez con el. A punto de desesperar el público parece volver a reconocer su valía, pero ya es demasiado tarde para el pobre Charlie y sus días de gloria se quedarán definitivamante atrás.
Para el recuerdo queda la unión de los dos grandes genios de humor, en un número cómico directo a los anales la historia del cine: Buster Keaton y Charles Chaplin comparten escenario para regocijo del público y de los nostálgicos cinéfilos.
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24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
-Sin título-
Candilejas narra la historia de Calvero, un payaso venido a menos que es capaz de soltar en cada conversación, al menos, dos o tres frases de las que la gente pone en sus nicks de messenger y en sus firmas de foros.

Calvero es la personificación de la falsa vitalidad de quien se sabe vencido, y la verdadera esperanza de quien, aunque a veces lo parezca, nunca se rinde.

Chaplin borda un papel redondo, mágico, y para el recuerdo. Oirle hablar enfervorizado sobre la vida, los sueños y la esperanza le pone a uno los pelos de punta de la emoción.

Además, esta bella y triste fabula de extraños amores incondicionales, vidas cruzadas y sentimientos transmitidos, es, en parte, un autoretrato de su principal artífice, que dota a su cinta del alma que necesita.

Por si lo mencionado hasta aquí fuera poco, mencionaré la fantástica banda sonora y, como delicioso ingrediente especial, un par de números humorísticos deslumbrantes.
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16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Ojos llorosos de admiración
Resulta que cuando Chaplin hizo la escena con el violín y Keaton al piano le estaba robando escenas al pobre Keaton. Le estaba cortando imágenes. Chaplin no le enfocaba lo bastante a Keaton. Esas y más afirmaciones se leen en los libros sobre Candilejas.
En el supuesto de que fuera verdad la peli la hizo Chaplin y no Keaton. Y si hubiera sido al revés a los junta letras se les habría hecho el culo pepsi-cola. Yo como soy de Coca-cola admiro a Chaplin por sacar a un ex de la profesión y hacer el mejor dueto cómico de la historia. Y por hacer el mas hermoso final que hayan visto mis ojos junto con City light. Maestro tengo los ojos llorosos de admiración
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17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Chaplin por Chaplin contra Chaplin
Empieza la película: "CHARLES CHAPLIN". Así, en mayúsculas y a lo grande y durante 10 segundos. Luego durante 5 segundo pone: "and CLAIRE BLOOM in", y ya sale el título. Eso sí, inmediatamente después, por si uno no se había enterado te anuncian: "ORIGINAL STORY and SCREENPLAY by CHARLES CHAPLIN", y luego ya tiene la magnanimidad de poner en más pequeñito: "Suporting Cast:" y ahí ya uno ve los nombres de los que actúan bien.

La primera mitad de la película es un egotrip chapliniano tremendo. La historia no es mala, la dirige bien, pero eso sí, en cuanto sale Chaplin... hala primer plano, gestos característicos, frases buenas que están bien pero que casualmente las dice todas él, y los demás de comparsa. Lo siento, pero a mí un melodrama así no me entra. Además, y sé que voy a decir una herejía pero me importa un bledo, aparte de su papel de Charlot, que lo borda, y tal vez salvando "Monsieur Verdoux"... Charles Chaplin es un actor nefasto.

Pero paradójicamente de eso va la película. Y el truco le sale bien para que "su público" sienta penita.

La segunda parte de la película mejora porque parece que Chaplin se da cuenta de que cuando no sale él, sabe hacer cine estupendo, aunque alargue innecesariamente las escenas, sobre todo si sale él. Aunque en "La condesa de Hong Kong" no lo demostró. Pero ay, no puede resistir la tentación y en el tramo final vuelve a poner el artista por delante de la obra. Eso sí, el númerito que se marca con Buster Keaton es muy bueno, quizá lo mejor de la película. Pero lo vuelve a estropear con su afán de protagonismo, y queriendo tapar a Keaton, que con su modestia se lo come vivo.

En resumen, como creador será un genio, pero sólo tiene un par de máscaras y media. En "Candilejas" ofrece la media. Sin máscara es un desastre como actor. El peor enemigo de Chaplin es Chaplin. Y está empeñado en tapar su obra. Pero bueno, ha tenido lo que buscaba: el éxito del público. Pues vale, ya saben lo que hay: "Candilejas", si quieres las tomas y si no las dejas.
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