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69 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
10
Tomar las riendas. De las mejores películas en años.
The Rider es una película que se acerca al documental por cuanto lo que muestra es una ficción sobre una historia real vivida por los propios protagonistas. Actores no profesionales se interpretan a sí mismos en esta especie de western moderno para narrar la caída y resurgimiento de un jinete de rodeos (y entrenador de caballos) que sufre graves secuelas tras un percance en uno de ellos. La película se aleja de la habitual narrativa atropellada y sin contenido actual. Como dije, se acerca al documental en cuanto a la realidad de lo que muestra pero, por otro lado, se respira CINE en toda ella.

The Rider muestra cómo el protagonista debe asumir el posible abandono de su sueño en la vida (jinete de rodeos) como consecuencia de las heridas sufridas. Muestra el período de asimilación y reflexión sobre cómo afrontar su nuevo futuro. Y muestra todo ello con un lirismo ciertamente austero pero también sincero. Con buen gusto por los detalles. Y es ahí (y en la interpretación de su protagonista) donde reside la magia de esta película. Por momentos es certera y ciertamente conmovedora. Se aprecia verdad en ella. Es un ejemplo perfecto de menos es más.
Por otro lado, es una gozada contemplar esos planos sobre esas llanuras estadounidenses, así como la fotografía y bso más que decentes con que cuenta la peli. Se siente y se necesita quietud para abordar y disfrutar The Rider. Cine nada comercial pero, si decides entrar en la propuesta, es muy gratificante contemplar algo que realmente te puedas creer y te pueda aportar algo más que sólo entretenimiento.

La interpretación del protagonista es, personalmente, de lo que más me ha gustado. Brady Jandreau está inmenso. Da igual que no sea actor profesional y su acercamiento a la peli inicialmente fuese desde el plano autobiografico. Da igual que esa sea o fuese realmente su forma de vivir. No se puede transmitir así de bien sin actuar y, al mismo tiempo, ser tan creible. Este tío es un ACTOR soberbio. Espero que haga más peliculas porque lo merece.

The Rider no es una película que rasque sólo la superficie. Explora los valores por los que se rige el individuo en un lugar con ferreas creencias sobre lo que significa ser un hombre. Profundiza en la reflexión sobre la estima personal y su relación con los seres queridos. Muestra el valor de la amistad. Posee momentos de una fuerza lírica realmente inspiradora y emotiva. Se siente sincera (si es que este adjetivo no ha perdido su valor) como pocas.

Es una de esas pocas peliculas que te atrapan y quedan grabadas a fuego en tu mente. De esas que retratan a la perfección los conflictos, emociones y sentimientos que distinguen al ser humano. De esas cuyos detalles la diferencian del resto y la encumbran como una de las mejores películas en años.
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96 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sin Rodeos
Si tu mundo, tus sueños y tu vida entera sólo conoce de entrenar broncos caballos, de llanuras machacadas por el sol y asoladas por el viento, de montar potros salvajes o reses vacunas bravas durante unos breves segundos que rezuman valor y poderío y representan tu única forma de entender tu existencia… Si todo eso se pierde, repentinamente, en el ocaso agostado del edén perdido a causa de un desafortunado accidente que te deja lisiado y con secuelas imborrables que te impiden reanudar tu andadura en el punto en el que la dejaste, entonces todo cambia y te preguntas qué sentido tiene seguir adelante con tus absortos amigos, con tu escasa familia, con tus lúgubres días y anhelas recibir un tiro de gracia compasivo que ponga fin a tu tormento, a tu angustia y a tu calvario.

Estamos ante una película minimalista, sin apenas acción, de una cotidianeidad lacerante, que bordea la desgana vulgar de la tragedia, que te sumerge en un universo donde el respeto fraternal hacia los animales y las personas nos parece un anacronismo porque vivimos embargados por ideas preconcebidas, por prejuicios culturales que nos impiden entender la grandiosidad de lo diferente, de lo extremo, de lo remoto, de lo que nos es ajeno. Preferimos juzgar en vez de entender, elegimos alejarnos de la desdicha para no enfrentarnos al dolor, optamos por censurar todo lo que nos parecen bravuconadas, aunque sólo sean la forma en que se encarna el vigor cuando vives sólo con el cuerpo, las emociones y la adrenalina y dejas el trabajo intelectual a quien no sepa apreciar el roce del aire o la delicadeza de una fiera o el perfume de una flor.

Recordé la primera estrofa de la sobrecogedora canción de Chavela Vargas ‘Las simples cosas’ (texto de Armando Tejada Gómez y música de César Isella): “Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas / Lo mismo que un árbol en tiempos de otoño queda sin sus hojas / Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas / Esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón” porque de esto es que nos habla aquí la directora y guionista, Chloé Zhao, de todo lo que, poquito a poco, vamos dejando atrás y va configurando un cruel e inexorable separarse, de lo que amamos (nuestra madre, nuestras ilusiones, nuestra forma de ser que porfiábamos eterna) y tenemos que forzarnos a cambiar sin ser desleales a nuestros allegados ni a nuestras quimeras más íntimas.

No gustará a los fanáticos de la impaciencia, a los idólatras del frenesí o a los papanatas del estruendo, pero entusiasmará a los que tengan la mirada limpia, el corazón abierto y un atisbo de sensibilidad.
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46 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Caída y redención
Qué haces cuando tu destino en la vida es hacer algo que te jode la propia vida? Algo que te sube la adrenalina, que te aporta la admiración de los demás, que te da seguridad en tí mismo. Pero que al mismo tiempo, puede separarte en un segundo de tu familia, de tus amigos y de todo lo que más quieres. La respuesta se vuelve aún más complicada cuando recibes consejos contradictorios.

Esta historia está interpretada por sus protagonistas reales, lo que le añade una increíble verdad. Es un extraño e intenso western en el que el viento y el polvo te calan los huesos como sólo consiguen las grandes obras maestras de dicho género.

El sonido, la música, la fotografía... Todo acompaña muy bien. El film tiene una "piel" dura, áspera, sucia. Pero no es una película sobre caballos, como oí decir saliendo del Teatro Calderón de Valladolid. Es una película sobre la vida. Sobre el amor, al prójimo y a uno mismo.
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27 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Vivir de ocho segundos, en ocho segundos
Basada en una historia real e interpretada por verdaderos jinetes (es decir, actores no profesionales,) ‘The Rider’ es, sin duda, una película que llega al alma del espectador. La directora nos trae un western contemporáneo, trasladando al espectador a este rudo mundo, a esta cultura que parece solo existir en la pantalla de cine con una historia conmovedora.

Sacando el máximo partido al paisaje, que se ve mezclado de llanuras extensas con esa preciosidad de caballos, la historia arranca de forma cruda, con un jinete que acaba de sufrir una lesión que, quizás, pueda alejarle por completo de lo que hasta entonces era su vida. Tozudo, intenta hacerse a la idea de que algún día volverá pues su sueño está allí, en la arena, encima de esos animales.

Poco a poco el espectador, que va de la mano del protagonista, se va haciendo a la idea de que eso será complicado, encontrándose completamente perdido. Y llama la atención el cuidado que se realiza de la situación y de su personaje central, eje de la historia, con un Brady Jandreau que se deja llevar por completo, realizando un brillante papel principal. La relación con su familia (su padre o su hermana autista), con sus amigos (todos se dedican a lo mismo), la cultura (debes ser rudo, levantarte, aguantar el golpe…) y los amigos caídos componen una preciosa historia sobre los sueños rotos.

No andaré con rodeos: es una película que recomendaría sin dudarlo.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
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21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cuando el sueño torna en pesadilla
No es malo tener sueños. Lo que puede resultar muy peligroso es tener solo uno, y que por circunstancias diversas se haga añicos como una copa de cristal que estalla contra el suelo. Si además no has sido educado para poner en marcha plan B alguno, puedes encontrarte atrapado y las libertades de ayer se convertirán en tus carceleras de hoy.

Brady, una figura dentro del mundo bronco del rodeo, pierde las básicas razones para seguir viviendo tras sufrir un accidente con graves secuelas, que desaconsejan su dedicación a los cimarrones. De la misma forma que a un caballo hay que sacrificarlo para evitarle sufrimientos inútiles, ¿no sería razonable hacerlo también con las personas? Cuando esta pregunta empieza a rebotar en la cabeza de un joven de poco más de veinte años, es como si se activara una bomba de relojería que alguien o algo debieran intentar desactivar.

Chloé Zhao utiliza una historia real, grabando a sus propios protagonistas para denunciar, aunque no lo parezca, las limitaciones vitales de los hábitat sectarios, la alternativa única y la fabricación en serie de mentes estrechas; o al menos eso es lo que yo he querido ver, más allá de los despejados paisajes y espléndidos atardeceres de Dakota del Sur que encierran la dolorosa realidad de sobrevivirnos.
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19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un western moderno.
Parece que toda la historia comenzó en la reserva india Pine Ridge, durante el rodaje de su primera película, "The Songs My Brothers Learned" , Chloé Zhao de (origen chino) conoció a un grupo de vaqueros y entabló amistad con un chico de veinte años llamado Brady Jandreau, domador de caballos salvajes y habitual en rodeos, al poco tuvo un accidente con un caballo que lo tiro y pisoteó su cabeza, aplastando su cráneo. Su cerebro sufrió una hemorragia interna y Brady entró en coma por tres días. Después de diversas operaciones le colocaron una placa de metal en la cabeza y sufre de problemas por el traumatismo craneoencefálico. Los médicos le aconsejaron no volver a montar porque no sobreviviría a un nuevo golpe en la cabeza.

La fascinación de estos vaqueros que viven actualmente como en el antiguo Oeste hizo a la directora escribir un guión y contar esta sencilla historia, eligiendo a una verdadera familia de Dakota para interpretarla. Estos actores no profesionales nos cuentan una manera diferente de vivir con un estilo semi documental y con un marco natural de paisajes preciosos que nos llena de emoción y sentimiento.

Los sueños muchas veces no se cumplen y se cae en una profunda tristeza cuando toda tu vida la sacrificas girando alrededor de algo que te ilusiona  y que por alguna circunstancia lo tienes que dejar. Ese sueño truncado en la película está captado maravillosamente por Brady Jandreau que es una verdadera revelación como actor interpretando a Brady.

Una película muy bien dirigida, auténtica y sincera.
Destino Arrakis.com
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Pura autenticidad
Coincido con los elogios que se han escrito aquí e intentaré escribir alguno más sin repetir lo ya dicho.

Me maravilla. Que una joven mujer, china, estudiante en Inglaterra y USA haya dirigido y escrito esta película me maravilla. Un western, subgénero rodeos, nada más ni nada menos que el colmo de la testosterona. Que gran noticia que esta mujer derribe todos los tópicos y prejuicios, y de un empujón, ella sola, a la igualdad entre sexos y razas, a la interculturalidad y a un mundo mejor. No hace falta ser John Houston, ni Sam Peckimpah, ni Robert Redford, por poner unos ejemplos, no hace falta ser un astuto y viril hombre blanco para contarnos esta bella historia de cow boys solitarios, de héroes que tienen de antemano la batalla perdida.

Los oídos y los ojos se me pusieron como platos cuando tres amigos cow boys van a buscar al protagonista a su casa y se lo llevan de juerga en mitad de la pradera. Una fogata, unos tragos, una guitarra, y la conversación: viril, cruda y tierna, fanfarrona, llena de humor masculino, respirando autenticidad por todos lados en cada frase ¿Cómo lo consiguió? Quiero verla otra vez. Que espectáculo más hermoso.

Con el corazón en un puño me quedé cuando el protagonista visita a Lane en el hospital. Su casi hermano mayor Lane, el héroe de todos, el cow boy mas chulo, el más ligón, el más fanfarrón, puto amo Lane… Reducido ahora a un inválido irrecuperable, una sombra lejana de lo que fue hace solo unos días por culpa de una mala caída. Esa mala caída que todos ellos tarde o temprano tendrán, siempre con consecuencias, quizás no tan graves, pero con consecuencias.

Y la lucha del protagonista consigo mismo, que es el tema de la película, que bien contada está. Cada vez que intenta cabalgar de nuevo, sus dudas, sus avances y retrocesos, los consejos de todo tipo que recibe, su trabajo en el supermercado, la relación de hermano mayor tan bella que tiene con su hermana, sus amigos, la forma que tiene de tratar a los caballos… Todo contado con pulcritud, concisión, elegancia formal, belleza y verdad.

Algunos aun dudan a veces que el cine siga siendo un un arte, pero aquí no podemos dudar: pura autenticidad y puro arte.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Imponerse al dolor (todo completamente evitable con el sencillo uso de un casco)
Esta película es un relato de esa fórmula magistral para acceder a la edad adulta por el método exprés que es el tener que imponerse a un dolor tan agudo que supone un punto de inflexión en la vida de la persona
Al desarrollarse la película entre vaqueros parece que nos hallamos frente a un western. Pero a lo que nos enfrentamos realmente es a una historia de superación de la adversidad y más que de una del oeste nos hallamos frente a un relato folk.
Siempre me ha admirado e intrigado esa conexión especial que tienen algunos con los equinos o las bestias en general, esa íntima unión de algunos hombres y los caballos. Doy fe de que existe en verdad y que está absolutamente alejado del entorno urbano al que estamos ligados la mayoría
El relato se nos presenta blanco y poético. Hacen que parezca un entorno envidiable aunque a confieso que esa realidad rural me supera de largo.
Pero así contado es realmente bello. Muy buena fotografía, la película es amena aunque mono temática, se salpica de realidad social lo que la enriquece y me llamado poderosamente la atención el origen étnico de los intérpretes. En su mayoría se asimilarían a mestizos o chicanos aunque muy mezclados. También la temprana edad a la que se inician los chavales en el tema de rodeos sin que exista mucha regulación acerca de esto supongo que porque que la actividad se desarrolla bajo el paraguas de ser un hecho cultural. Eso no es excusa porque se corren riesgos. Es un mundo duro en el que los animales, el campo y las armas de fuego tienen su lugar.
Las interpretaciones de los protagonistas reales me han gustado mucho. Se saca muy buen partido de ellos y de una forma muy correcta.
Para un europeo occidental es muy importante dejar bien claro que algo tan extremadamente sencillo como la obligatoriedad del uso del casco podría evitar males mayores. Ya sé que para el vaquero su sombrero es un signo de identidad pero seguro que a algún asiático se le podría ocurrir la manera de hacer ir bien el asegurarse protección para caídas y accidentes con el respeto a la tradición y a su origen.
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Excelente docu-drama
Otra de las películas que más esperaba por ver del año pasado, y que sólo hasta hace pocos días he podido ver (junto a Foxtrot). Y otra que seguro hubiese entrado a mi Top de lo mejor del año. "The Rider" es la segunda película de la joven cineasta de origen chino, Chloé Zhao. La película ganó el Art Cinema Award a la mejor película de la sección Quincena de Realizadores en Cannes 2017. La película cuenta la historia de Brady, un joven estrella del rodeo y entrenador de caballos, que sufre un accidente que le incapacita para volver a montar. Lo curioso es que el personaje de Brady es interpretado por el verdadero Brady Jandreau, y todos los personajes de la historia son los verdaderos, con sólo cambio de apellido en personajes. Su padre, su hermana y el mejor amigo que sufrió un terrible accidente más grave, y quedó incapacitado, Lane Scott, del que pueden ver vídeos en YouTube. La directora Zhao conoció a Brady antes del accidente, y decidió contar la historia con los personajes reales. Un experimento de docu-drama filmado con gran maestría, sensibilidad y corazón. Y los personajes son tan reales, porque de hecho lo son, que logras empatizar con cada uno de ellos. En especial Brady, vaya interpretación. La película, es una exploración a una cultura, a un estilo de vida, pero sobre todo es un retrato humanista del dolor y la impotencia de cumplir nuestros sueños o vivir nuestra pasión. Una bella, poética, desoladora y desgarradora sinfonía que no te permite distinguir de la ficción y la realidad. Porque todo luce y es real. Una crónica westerniana que dentro de su historia real, interroga y reflexiona sobre varios temas (familia, masculinidad, la figura del hombre, etc). Altamente conmovedora.

Frases y diálogos de la película:
https://frasesdecineparaelrecuerdo.blogspot.com/2018/08/frases-pelicula-the-rider-chloe-zhao.html
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Más fondo que forma
Creo que repetir imágenes, reponer una y otra vez momentos íntimos o determinados no es suficiente para realzar la profundidad que se supone quiere expresar la película.
Para mí se ha quedado coja haciéndote suponer muchas cosas que creo que mediante la imagen -el cine, vaya, más cuando los diálogos, correctos, no pueden ser la base de esta película- no se acaban de transmitir.
Dura demasiado para lo que cuenta a base de, como decía, muchas secuencias parecidas, si bien, si aguantas el tipo, te van envolviendo hasta la fuerza de las secuencias de la última parte -y alguna más que ha sumado.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
En este terrible y hermoso mundo
Sí, Brady, la vida es una porquería a veces. Pero así y todo, vos ves los atardeceres con tu hermana Lily, acariciás caballos, les hablás con ese tono de voz tranquilo y confiado, enfrentás a tu padre, mirás de frente y erguido a tus amigos; así y todo cabalgás tu vida con valentía como un explorador en tierras nuevas, te adetrás ahí y te ves, y te conocés un poco más.
Chloé Zhao, directora de el film, nacida en Pekín y criada en el Reino Unido, nos trae esta historia sencilla y no tanto, con una fotografía exquisita, con diálogos cortos pero no por eso menos intensos; nos trae junto a Brady, una sensibilidad y crudeza sin tapujos, abierta y sincera, que demuestra cuánto en común tenemos los seres humanos.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Crítica de The Rider por Cinemagavia
Esto es una historia real: tan real como sus protagonistas

Zhao deseaba trasladar a la gran pantalla la historia de sueños frustrados de Brady Jandreau; ex campeón del rodeo y domador de caballos profesional. Prácticamente emulando al desaparecido Abbas Kiarostami, como bien hiciera en su film “Primer Plano/Close-Up”(1990), Zhao compone una ficción surgida de una realidad plasmada en todo momento por la presencia de los protagonistas de la historia: Brady, su padre, Tim y su hermana pequeña, Lilly. Solo cambiando sus apellidos, pero manteniendo la esencia interna de sus vivencias, ingeniándoselas para huir de lo aparente.

De ahí que el resultado sea extraordinario en muchas de las secuencias en las que la cámara se limita a captar cómo Brady ejerce su profesional conexión con los equus y mustangs, dejando a Redford en “El hombre que susurraba a los caballos” (1998) a la altura del betún.

Las Badlands contemporáneas: la presente herencia de Malick

Diego Lerer desde MicropsiaCine.com en Argentina dejaba caer acertadamente el lirismo que imbuye a la propuesta, característica del primer Malick en los 70. Y es que la comparación es inevitable si tenemos en cuenta el paisaje sobre el que se asienta el relato: las Badlands de Dakota del Sur que tan presentes estaban en la ópera prima de Malick, así como en el propio título; “Malas Tierras/Badlands” (1973).

El digital no ha acabado con la poética en el cine actual, sino que ha cambiado la resolución con la que la apreciábamos; los atardeceres, el moverse de la vegetación, el polvo de la tierra alzándose, ayudan a conferir naturalismo al conjunto, sustentados también por la fotografía de Joshua James Richards. El paisaje pasa a ser un testigo constante de la crisis existencial que cierne a Braddy, poniendo en tela de juicio su orgullo, su virilidad y sus sueños.

Conclusión

Tal vez este año no consiga el resultado que ha cosechado en el circuito de Festivales independientes, de no ser así, un servidor está absolutamente seguro de que The Rider, con el paso del tiempo (y no habrá que esperar mucho para leerlo y escucharlo), sea ubicada como obra maestra del cine contemplativo reciente, del wéstern crepuscular, del existencialismo y de la América del Medio Oeste actual.

Toco madera por sendas nominaciones para Zhao en la dirección y para Brady Jandreu, por su interpretación, en los Oscars de este año, ¿pido demasiado? Tal vez, pero hoy en día es difícil encontrar arte cinematográfico en estado puro y The Rider lo tiene a raudales.

Escrito por Álvaro Panadero Jiménez
https://cinemagavia.es/pelicula-critica-the-rider/
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8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La columna y el equilibrio
Me encantan estas historias aparentemente minimalistas pero que respiras y palpas su complejidad, personajes con múltiples gamas y patinas absolutamente creíbles, reales. Es un símil quizás bastante abstracto pero visualizo este tipo de films como una columna granítica y sólida, pongas lo que pongas encima aguantará: simplicidad sobre una buena base.

Cuando un film nos "absorbe", estamos haciendo un salto emocional que vivimos en su dimensión, y ya no nos sentimos espectadores. Simplemente estamos dentro. Esto es síntoma del buen cine y no tiene engaño, es el hecho irrefutable de calidad cinematográfica.

Una película muy bien equilibrada en muchos aspectos, pero sobretodo de sensibilidad y dramatismo, al igual que en ningún momento el uso más estilístico de la fotografía está por encima de la conducción narrativa, cosa de agradecer, ya que hay tendencia al emborrachamiento puramente estético que no aporta nada o gravemente nos aleja de la historia.

Sinceramente es una película muy honesta, frágil y dura a la vez, de esas pequeñas joyas que deseas que lleguen lejos.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Quien fue joven tuvo sueños
Eres joven e idealista y eres bueno en algo, muy bueno, pero la vida te lo arrebata. Nunca has pensado en dedicarte a otra cosa que a aquello a lo que llevas toda la vida pensando en que debes dedicarte, en lo que todo el mundo que te rodea te anima a dedicarte, en aquello por lo que eres admirado y valorado, pero la vida te lo arrebata. Tienes algunos amigos, escasa familia y toda la vida por delante, que es el mayor de los regalos, pero aún así tus sueños quebrados te impiden ver con claridad lo que posees y lo que podrías poseer, tan sólo quieres cumplir tus sueños, por encima de todo. Tu mejor amigo, al que admiras, al que consideras un hermano, terminó como nadie desearía terminar y tú te engañas de manera absurda diciendo que algún día el proseguirá su sueño. Estás cegado y no quieres ver lo que le sucedió a tu mejor amigo, ni lo que te está sucediendo a ti, ni lo que te sucederá, tan sólo deseas cumplir tu sueño. Lo intentas y te das cuenta de que no puedes, de que es un suicidio, de que todo terminó. ¿Todo? No todo, tan sólo tu antiguo sueño. La vida es breve pero puedes hacerla intensa, puedes darle un sentido. Dios no existe, nada está escrito ni predestinado, tienes voluntad y puedes escribir otras historia diferente con ella. La vida es bella, el mayor de los regalos y te fijas en tu mejor amigo y te das cuenta de que debes de tomar otro camino y que puedes seguir soñando y hacer algo por el mundo, ya es hora de madurar y de reescribir tu propia historia. Empieza una nueva vida, te das una nueva oportunidad. Suerte, cowboy.

Película que narra lo cotidiano de una manera íntima. No veremos caras conocidas, no veremos altas pretensiones en su idea, tan sólo buen cine, buena fotografía y buenas reflexiones. No es ninguna obra maestra, pero es una muy buena y recomendable película para quien le gusta el cine y sobre todo, para quien le gusta ver películas que se salgan de lo común. Ojalá hubiese más cine como este y menos basura común y corriente, el mundo sería mejor y menos común y corriente. 7.5
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
NO CONCLUYE.
Si, es sensible y me llega, y me la creo... y Brady Jandreau me seduce desde esa profundidad interior que imprime a su personaje, proyectándose de manera sencilla, la mejor para que nos lo creamos.

Algunas escenas son deliciosas, sin embargo, el conjunto... mmmmmm, le falta sustancia, especias; tal vez algo más de jugosa carne.

Una pregunta de la que me gustaría conocer respuesta ¿Los protagonistas son hermanos? lo digo porque todos se apellidan igual.
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13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Soberbia interpretación, Brady Jandreau
Salvando los primeros quince minutos, que a los que no nos gusta el rodeo americano, se nos pueden hacer largos, te empieza a encarrilar por otros derroteros mucho más interesantes.
Nos encontramos con una gran e impresionante película, donde el lirismo y la sensibilidad están a flor de piel.
Todo ello basado en una historia real, Brady Jandreau, estrella del rodeo, sufre un grave accidente que trunca su carrera.
Su lucha por salir adelante y que hacer en el futuro será la linea argumental, desarrollada con una sensibilidad tal que encumbran a la directora, Chloé Zhao y a Brady Jandreau (protagonista real y del film de los hechos y no actor profesional) a lo más alto.
Merecido premio a Brady Jandreau al mejor actor en la Seminci 2017.
La persecución de los sueños, como en este caso con el rodeo, se puede extrapolar a otras facetas de la vida.
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8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Simplemente magistral
The Rider

Todo lo que sabía sobre el mundo del rodeo y la doma de caballos procedía de las películas de vaqueros y algún documental, es decir, poca cosa. Pero la formidable narración que ha construido la directora y guionista Chloé Zhao, nacida en Beijing pero formada en Gran Bretaña y EE.UU., es una revelación que me ha dejado boquiabierto, tales son el originalísimo guión y la potente puesta en escena que esta inteligentísima joven ha llevado a la gran pantalla.
Todos los personajes que intervienen en su película -pensada a la manera de un documental- son reales, se interpretan a sí mismos con sorprendente naturalidad y éste tal vez sea el mayor acierto de nuestra realizadora. El principal protagonista es Brady Jandreau, conocido ex domador de caballos y jinete de rodeo, al que veremos en su entorno natural, acompañado de su padre, jugador, bebedor y manirroto, que sobrevive a duras penas, de su hermana, afectada de una severa discapacidad y a la que cuida amorosamente así como rodeado de algunos compañeros de profesión, uno de ellos tetrapléjico a consecuencia de una caída mientras montaba un toro bravo.
Porque bajo las brillantes luces del espéctaculo, tras las bambalinas de esa seductora destreza, subyace un mundo sombrío, muy duro, espantosamente árido como el desierto de Dakota del Sur que les vio nacer. La vida de estos chicos, sin apenas formación, no es otra que el rodeo y la doma de caballos, no conocen otra cosa. Zarandeados como guiñapos, sufren terribles caídas, en ocasiones mortales y los golpes, pisotones y todo tipo de accidentes hacen que no puedan continuar ejerciendo su profesión demasiado tiempo.
Zhao se ha inventado una cinta fascinante, en momentos de un gran lirismo; duele la cruda realidad que nos cuenta, respira veracidad, bocanadas de pura vida, la música country nos sitúa en ese santuario profundamente rural y fotografía con admirable maestría la belleza del desolado paraje.
Y alrededor del crepitar de una fogata, los vaqueros beben, cantan al son de la guitarra, sueñan y evocan sus hazañas más memorables mientras, a lo lejos, el relincho de una yegüa salvaje rompe la paz de la noche.

Emilio Castelló Barreneche
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Como viento del ocaso
La llegada de septiembre nos recuerda cada año que las vacaciones no son eternas: todo tiene un ocaso y las obligaciones siguen esperando ese primer y fatídico lunes. También anticipa, en cambio, la llegada de una estación muy bella, más caduca que ninguna otra, y especialmente esperada por los cinéfilos. El mes que dejamos atrás llena nuestras carteleras de las primeras películas que durante largas semanas han inundado festivales y muestras de cine alrededor del mundo, dejando paso a una nueva temporada de filmes que nos devuelven a un lugar que nos encanta: la acogedora penumbra de un cine otoñal. Una de las primeras propuestas en llegar viene respaldada por su victoria en la Quincena de Realizadores de Cannes y sus tres galardones en la Semana internacional de cine de Valladolid: Espiga de plata, Mejor nuevo director y actor.

The Rider (2017) nos adentra en un mundo estático, anclado en la tradición del western clásico cinematográfico y el cowboy americano, con la condición de las nuevas realidades que poco a poco participan en este rodeo dramático. La delicada dirección Chloé Zhao consigue generar una extraña atmósfera de tranquilidad y complicidad que conecta con el espectador en tan sólo dos escenas, dejando que las imágenes hablen por sí solas: la belleza de un caballo de raza, su pureza y temperamento, se contraponen metafóricamente a las imágenes del cráneo desfigurado y la ira congelada de Brady (Brady Jandreau), protagonista absoluto de una cinta que cabalga sobre el documental dramatizado por sus altas dosis de realismo. Desde este punto el conjunto crece siguiendo un estilo de sensibilidad y poesía subyacente a un storytelling visualmente espléndido. Su naturalidad formal surge al apoyar con valentía la fuerza de la ficción en la propia realidad de sus protagonistas, actores no profesionales que abren su espacio vital a la producción para que ésta que confirme como parte de su proceso de normalización, pero también para contar desde dentro una historia en un contexto concreto, aunque con una ética universal.

El resultado es sencillamente precioso, detallista y evocador, colindante en ocasiones con lenguajes visuales utilizados por Terrence Malick o la integridad sensitiva de David Lynch en Una historia verdadera (The Straight Story, 1999). Por el contrario, también es uno de esos casos en los que el continente desarrolla a través de la imagen todo lo que el contenido no consigue relatar en sus textos, en ocasiones tan rudimentarios como la vida misma, pero sin una trascendencia que pudiera aportar una capa de mayor complejidad. Así, el trabajo de Joshua James Richards en la fotografía ensalza el lirismo visual donde los ocasos antes dominados por nombres como John Ford se funden con la filosofía de un joven buscando la armonía en un lugar al que ya no puede pertenecer. Nacido por y para el mundo del rodeo, Brady (tanto el real, como el ficticio) deberá aceptar su nueva condición mientas su impulso natural le lleva a volver a lomos de caballos, lo que siempre había entendido como libertad, adrenalina y vida. Redefinir la identidad y reinventar los valores en un entorno árido serán sus retos; la honestidad, madurez y el afecto, sus amuletos.

CarlosDL - Colaboración con http://redrumblogdecine.com/
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cowboy de quita y pon
Una película muy interesante sobre la pérdida de sueños y el desengaño en el lánguido oeste americano. Una tristeza continua recorre todo el metraje y nos da una verdadera idea de la soledad que producen los proyectos quebrados.
Los paisajes y las puestas de sol son dignas del mejor western americano y la interpretación de la familia Jandreau le da un toque de veracidad casi documental. Deprimente pero reveladora. (Bill de Caledonia)
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4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Cuando nuestros sueños se rompen en un futuro imposible...
Delicada, sensible y de calidad. Chloé Zhao es capaz de sacar poesía del paraje más osco, de los personajes más planos y de las circunstancias más adversas. Es una declaración de intenciones, de querer enseñar que los sueños se rompen y que la lucha por la supervivencia dura lo que dura la vida. La calidad de la imagen asfixia al espectador. Las circunstancias son dadas y nos vemos inmersos en un mar de superaciones, irreales, pero con intencionalidad.
A partir del protagonista comprendemos que las vías de escape se cierran para una vida simple, a la par que complicada. Una vida llena de obstáculos que no dejan respirar a Brady Jandreau. Los diálogos tienen esa realidad áspera, antipátiva y torva. Lo adusto y desabrido de las circunstancias empaña e inunda todos los ámbitos: fotografía, personajes, tramas. No busca el giro dramático. Si no que es una carrera de fondo en la que se lucha por los sueños, y no siempre vencemos al Sino...
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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