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29 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
Historia de las ideas políticas.
El cine es una disciplina artística que tiene muchas limitaciones; no es lo mismo leer “La rebelión de las masas” de Ortega o “El capital” de Marx, a ver “Braveheart”. Y eso pasa con la totalidad de películas, cojan el film que consideren más profundo –el que cada uno quiera-, pues no le llega probablemente a la epidermis de un libro medio de filosofía de Hume, por no hablar de Kant.

Por eso yo valoro tanto el sentido ilustrado del cine. Sin Ilustración no hay más que barbarie, que es lo que tenemos en las calles en nuestros días. Hoy la progresía reinante, es un grupo de aprovechados, de encumbrados, sin ningún tipo de autoridad moral ni cultural, para vendernos sus panfletos políticos. Y por eso su público son intelectualmente como niños.

No siempre fue igual, la izquierda ha vivido buenos tiempos, con profesionales de una calidad didáctica, pedagógica, política e ideológica que da gusto escucharles, leerles o verles, aunque no se esté siempre de acuerdo con ellos.

Me ocurre eso con el director italiano Gillo Pontecorvo, a mi juicio un genio del cine, y algo más. “La batalla de Argel”, de sobra conocida, es estupenda, como lo fue luego “Operación Ogro”, pero a mí me encanta “Queimada!”, me parece de un nivel de estructura narrativa política, dirigida a una población para la comprensión de un sistema cíclico, de una brillantez insuperable.

En manos de cualquier directorcillo actual, hubiera hecho una cosa más obvia, enfática, sentimental y apologética, en cambio Pontecorvo, convierte el cine político en arte, y viceversa.

Rodada en gran parte en Colombia y producida por Alberto Grimaldi, “Queimada!” no es cine para sensibleros, sino para cabezas pensantes, una joya fílmica muy difícil de admirar sin instrucción. Como dicen los anglosajones, una de las películas under-rated de todos los tiempos.

¿Qué le falta para ser perfecta? Evidentemente más valentía. Podría haber hecho que los colonizadores fueran franceses –pero ellos pagaban la película- o españoles –pero interesaba que en círculos hispanos se comercializara sin problemas-, por lo que el muerto les cayó a los portugueses, nación de poca enjundia para algunos, pero que pierde verosimilitud narrativa, ya que los ingleses jamás hubieran perjudicado a los lusos, pues eran sus mayores aliados. Pero hay que extrapolar, “Queimada!” es una manual de teoría política.

Un acierto que el papel del negro revolucionario no lo hiciera Sidney Poitier, sino un actor amateur, y que decir de Marlon Brando, ya los saben, el más grande. Bestial su nivel, uno de los cinco mejores trabajos de su carrera.

Una de esas obras maestras que casi nadie ha visto. Enhorabuena, sí llegas hasta aquí.

Nota: 8,7.
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105 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La vieja historia de siempre (6.7)
"La vieja historia de siempre: un país, por intereses económicos, hace de un don nadie un jefe revolucionario; cuando ya no le es útil, lo deja a un lado; y cuando se revela nuevamente en nombre de una idea análoga a la que se le enseñó, se le elimina."

Esta frase, con un par de modificaciones de mi cosecha que para nada alteran su significado, es la funesta conclusión que se saca de la película.
Conviene aclarar que los hechos en los que se basa la historia fueron reales. En 1520, en el Caribe, los españoles incendiaron una isla entera para acabar con una revuelta indígena. La isla pasó a conocerse como Quemada y se repobló con esclavos negros procedentes de África para dedicarla al cultivo de la caña de azúcar.
Más que por intereses de distribución y público, los productores decidieron cambiar el argumento –nombre de la isla incluido– y "convertir" lo español en portugués por las amenazas del régimen franquista de boicotear el rodaje en las zonas donde tuviera influencias.

Fieles a sus ideales políticos y sociales, el director y el mismo Brando, que se profesaban admiración mutua, decidieron colaborar en este agresivo proyecto en contra del colonialismo, el capitalismo y la esclavitud. Al final, debido a sus diferencias creativas en la construcción del personaje de Walker y a una testarudez compartida, salieron tarifando y, según cuenta la leyenda, Brando amenazó a Pontecorvo con matarle si volvía a encontrárselo alguna vez. Mientras Pontecorvo quería un malo, Brando prefería un hombre con un trabajo execrable, es decir, algo más humano y creíble. En este caso, Brando era el que tenía razón, y lo demostró con una interpretación que, le pese a quien le pese, es de lo poco que sostiene con fuerza una película que sería demasiado larga y monótona si sólo contara con actores no profesionales (Evaristo Márquez y prácticamente todos los demás extras y secundarios colombianos) e irregulares escenas de masacres y revueltas, muchas de ellas rodadas desde la "fría lejanía" al estilo Eisenstein (sí, ya sé que en "La batalla de Argel" también las había, pero aquellas contaban con la fuerza del realismo cuasidocumental aquí ausente por completo).

Otras virtudes: buena fotografía y puesta en escena; la banda sonora cuando emplea la percusión; diálogos mordaces, aunque, desgraciadamente, escasos.

Otros defectos: era inevitable que esos recursos de montaje a lo spaghetti-western, en un drama como éste, envejecieran mal; la banda sonora cuando no emplea la percusión; el narrador en off que aparece de la nada en mitad de la película (aunque puede tener explicación si tenemos en cuenta que el montaje original de Pontecorvo fue muy recortado).


Lo mejor, la escena final. Contundente. Incontestable. Abrasadora.
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55 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Pedagogía sin emoción
Al igual que “La Batalla de Argel”, “Queimada” es un film pedagógicamente imprescindible. En este caso, para conocer —a través de las limitaciones del celuloide, por supuesto— cómo y de qué manera operaban, más allá de sus fronteras, las potencias coloniales europeas del s. XIX: sus estrategias políticas, sus intereses económicos, sus tácticas militares, su discurso demagógico…

En este sentido, pues, la peli de Pontecorvo constituye una obra tan interesante como eficaz. Como también lo es, en efecto, desde un punto de vista interpretativo (Brando está, como casi siempre, soberbio), desde un punto de vista formal (con una magnífica puesta en escena) y desde un punto de vista puramente argumental (con una historia del todo verosímil, bien contada y para nada apologética o propagandística).

Aún así, “Queimada” no me llega del todo. Posiblemente, por la escasa empatía que generan sus dos protagonistas principales. Pero quizás, también, por la fría y distante mirada de Pontecorvo. Una mirada que se queda a medio camino entre pseudodocumento histórico y film de aventuras convencional y que, a mi juicio, le resta a la peli sus correspondientes y necesarias cuotas de tensión y emoción. Dos cuotas, por cierto, que siempre espero encontrar cuando veo cualquier peli y que considero absolutamente fundamentales en cualquier film “histórico” que no se conforme con parecer un simple documental dramatizado.

Siete exiguas y lacónicas estrellitas, pues, para una peli que —pese a exhibir una excelente hoja de servicios— sigue careciendo, a mi parecer, de la chispa suficiente como para optar a esas ocho y nueve estrellitas con las que suelo premiar a los peliculones de verdad.
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30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La contradicción del capitalismo
“Si usted quiere sólo sexo, ¿qué cuesta más mantener a una esposa o contratar el tiempo que usted quiera a una puta?“. Así de expresivo se mostraba Sir William Walker, mercenario inglés llegado a la isla caribeña de Queimada en busca de la abolición de la esclavitud.

Detrás, una potencia colonial en declive, Portugal, que controla la isla a su antojo y, en consecuencia, la producción de azúcar. Walker, al servicio de Inglaterra, formará un ejército revolucionario con José Dolorés como cabeza visible. Destronarán del poder a los portugueses. Dolorés será el nuevo gobernante. Traicionando su ideal, admitirá la llegada de la civilización inglesa.

La realidad, la estratagema sucia e interesada de Inglaterra. Su afán imperialista por conseguir el monopolio del azúcar. El ideal de la libertad y el libre comercio se convertirá en un monopolio para una compañia azucarera inglesa por 100 años. La esclavitud aparecerá de otra manera, oculta en un salario mísero. Los revolucionarios perderán el poder. Volverán a ser los oprimidos, explotados. Los opresores tomarán sus tazas de té con azúcar en Londres.
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21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Un film necesario, una autocrítica necesaria
El film comienza con la magistral música de Ennio Morricone, los créditos del inicio recuerdan un tanto a El Bueno, El Feo y El Malo, salvando las diferencia, claro está.

La película de Pontercorvo es una película completamente necesaria para comprender las aberraciones cometidas por Occidente y en especial por el otrola Imperio Español e Imperio Británico que se dedicó a arrasar culturas milenarias en pro de un beneficio crematístico.
Pero sobre todo el film de Pontecorvo sirve para darnos cuenta de los procesos de independencia de las colonias caribeñas en manos españolas o portuguesas.

Marlon Brando, como siempre fantástico, su actuación no defrauda en absoluto, el resto del reparto, a destacar la gran actuación de Evaristo Márquez en el papel de José Dolores, increíble.

El guión es fantástico, la música sobervia, un film que no deberías perderte. Una joyita muy poco valorada, una pena.

PEQUEÑOS APUNTES:
En este caso, Queimada se trata de una colonia en manos de los portugueses, el espectador debiera saber que en un principio Queimada (un país imaginario) iba a estar en manos de los españoles pero por cuestiones crematísticas (iba a haber más audiencia en España que en Portugal, además en la España franquista habrían vetado el film por ir contra los ideales de la España Franquista).
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25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La batalla imperialista
Respondía Brando, el último gran Mito de la Historia del Cine, perplejo y sorprendido, después de que la prensa internacional anunciara su "resurrección" en 1972 con "El Padrino" y "El último tango en París", que él nunca había muerto, que en 1969 había realizado la que él considera su mejor interpretación en "Queimada", pero el problema era que no la había visto nadie.

Si bien es cierto que desde sus arrolladores años 50, con "Un tranvía llamado deseo", "Julio César", "Salvaje" (que ha envejecido muy mal) o "La ley del silencio", entre otras, no había cosechado ningún gran éxito comercial hasta su soberbia interpretación de Vito Corleone. En su filmografía, a la década de los 60 se le ha considerado generalmente como la de sus películas "menores".

Sin embargo, no es menos cierto, si dejamos atrás sus extravagancias, sus peleas con distintos directores y productores, y su dudoso acierto a la hora de elegir proyectos, que si bien sus películas durante de los años 60 no contaron con demasiado éxito comercial, salvando "Rebelión a bordo" y alguna que otra, no se puede considerar esta década como una interpretación "menor" del Mito. En la gran mayoría de ellas, salvo "Piel de serpiente" que es una porquería, las interpretaciones de Brando si no son magistrales, si son sobresalientes y en buena medida es la única razón que las mantiene vivas, incluso la fallida "La condesa de Hong Kong" de Chaplin, con quien también tuvo sus más y sus menos. Así títulos como "El baile de los malditos", "Morituri", "El rostro impenetrable", o "Reflejos de un ojo dorado", no se pueden considerar películas menores.

El problema es la concepción del cine que tenía Brando, quien, una vez alcanzada la fama, lo veía como una herramienta para luchar por los derechos sociales. En la década de los 60, volcado como estuvo por la lucha de los derechos civiles de los negros y de los indios norteamericanos (recordar que renunció al Óscar por "El Padrino" y en su lugar envió a Pequeña Pluma, puto amo), en más de una ocasión no acertó a elegir bien sus proyectos de cine-denuncia, como "Su excelencia el embajador" o "Sierra prohíbida", sin que por eso sean malas películas. El error fue que rechazó papeles mucho mejores. Las películas malas de Brando son las de sus últimos años, en los 90, que dan vergüenza ajena, incluso a él.

Sin embargo, Queimada suponía su papel ideal: denunciar el feroz colonialismo y defender la igualdad de derechos entre blancos y negros. Al frente, un director al que admiraba por su trabajo en "La batalla de Árgel", Gillo Pontecorvo. Pero el rodaje, como en varias de las películas de Brando, fue tortuoso. Sus enfrentamientos y su falta de entendimiento (no hablaban el mismo idioma) con Pontecorvo eran constantes, Brando se quejaba que directamente le hacía recitar pasajes del "Manifiesto Comunista" de Marx, y, como era habitual en él, quería darle su particular interpretación, ante la negativa del director, con lo que las escenas se rodaban una y otra vez hasta obtener el resultado que Pontecorvo pretendía. Brando se amontinó hasta que a todo el equipo de rodaje se le diera la misma comida, y no a los actores blancos mejor que a los negros, lo cual no tenía sentido en una película que denuncia precisamente eso. Previa huída a Los Ángeles, Brando regresó al rodaje con la promesa de Pontecorvo de que todos serían tratados por igual. A todas estas disputas, hay que añadir el calor insoportable de Colombia, donde se rodó la mayor parte de la película, lo que provocó que acabarán de rodarla en el norte de África. Pero no todo fueron malas noticias, porque como en Brando era habitual, se lo pasó de lo lindo con las mujeres autóctonas durante el rodaje.

A pesar de todas las desavenencias, el resultado fue una historia potente y una magnifíca actuación de Brando, para él la mejor de su carrera, aunque en algunas fases la película parece estar torpemente montada y rodada con mano temblorosa. Tampoco Ennio Morricone acierta con la banda sonora.

Y lo de la leyenda de que la película iba a ser de españoles, y no portugueses, pero que no fue así porque Fraga se opuso ante la amenza de cerrar el poderoso mercado cinematográfico español, es pura bazofia y marketing del Régimen. Nadie con dos dedos de frente sería capaz de imaginar al paleto de Fraga, que no sabía ni que se rodaba la película, ir a la productora a protestar amenazando con no pasarla en la cuatro salas de España en las que al final se pasó. Milongas.
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14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Walker es el instrumento del Capitalismo.
63/04(07/04/16) Notable e infravalorado film épico dirigido por el combativo y comprometido políticamente Gillo Pontecorvo, destaca el carismático Marlon Brando en un complejo rol maestro de marionetas y agitador revolucionario con intereses torticeros. Obra de un gran valor didáctico, aúna buena historia con dura crítica a los Imperialismo soterrados, al capitalismo despiadado, al racismo, a las democracias con pies de barro, de cómo las grandes potencias siempre se han aprovechado del tercer mundo, explotándolo vilmente en pos de sus intereses económicos, creando y deshaciendo lideres a su antojo, ello en un relato absorbente, con esmerada ambientación, rebosante de realismo y crudeza. Fue un fracaso taquillero, pero paradójicamente en su autobiografía “Brando: Las canciones me enseñó mi madre”, Brando afirma: "He hecho mi mejor actuación en “Queimada”.

Obra de claro sesgo izquierdista, cinta marcada por su convulso tiempo, hay enmarcarla en su contexto, con efluvios a la Revolución de Cuba, solo 10 años atrás había triunfado con Fidel Castro a la cabeza, que había querido ser aplastada por el vecino del norte en Bahía Cochinos en 1961, similitudes como una isla caribeña, plantaciones de azúcar explotadas por compañías extranjeras, y como revolucionarios se refugian en Sierra Madre, llamado igual que la sierra donde tenía su cuartel Fidel. Está latente un tiempo en que los imperios europeos descolonizaban de mala manera África, e incluso se estaba recrudeciendo la Guerra de Vietnam, viéndose una crítica a todos estos intervencionismos “imperialistas” en el tercer mundo.

El guión de Franco Solinas (“La Batalla de Argel”), y Giorgio Arlorio (“Salario para matar”), basado en una historia de Gillo Pontecorvo, que a su vez se inspira en una serie de libros de Norman Gant, también los guionistas cogen mucho del ensayo revolucionario del escritor de color Frantz Fanon "Los condenados de la Tierra". Desarrollan un manual muy ameno y didáctico del proceder sibilino de las grandes potencias, estas a su vez manejadas por los grandes capitales reflejado en las omnímodas compañías privadas oligopólicas, sus estrategias políticas, sus intereses económicos o sus tácticas militares. De cómo manipular las legitimas ansias de libertad de un pueblo oprimido a favor del afán capitalista de enriquecerse de unos pocos. Primero es buscar un lugar rico en alguna materia prima fundamental, en este caso azúcar; Como este es una colonia decadente, la portuguesa, se decide manufacturar una revolución, y se envía a un agitador profesional; Este sobre el terreno debe buscar un manejable líder entre los esclavos que personifique la revuelta popularmente, armar a este y sus seguidores, a su vez buscará otro moldeable líder entre la burguesía que presida la nación y con esto provocar la salida del imperio luso; Y una vez fuera un Imperio y colocados gobiernos títeres, llega otro Imperio, que cual vampiro sorberá la “riqueza” azucarística en su favor, ya no habrá esclavos, serán peones libres, pero también explotados, misión cumplida, el monopolio llegó para quedarse sustentado por el Imperio; PD. Si hay contratiempos y los libres, pero oprimidos se vuelven a levantar en armas se les aplasta sin remisión.

La historia reflexiona con notables argumentos neomarxistas sobre las corrientes independentistas que vienen patrocinadas por potencias extranjeras que solo quieren sacar beneficio, sin importarle la población autóctona, se analiza el concepto existencialista de que es la libertad, se hace un fresco desolador del colonialismo en todas sus vertientes, la invasora y la empresarial, un desgarrador alegato en contra de los intervencionismo siempre interesados de los extranjeros. Pontecorvo desde su militancia izquierdista hace una cruenta crítica al capitalismo, a sus desalmadas formas de humanismo. Desarrolla la narración con pulso firme, con picos de diálogos punzantes, con escenas de gran impacto visual, todo encauzado con un gran sentido en su unidireccional mensaje

La cinta tiene uno de sus epicentros en la violencia, en el atávico salvajismo inherente en el ser humano, en este modo de proceder para “acabar” con los problemas, violencia ya expuesta desde el inicio al contarnos el motivo del nombre de la isla, “Quemada”, lugar en el que los gobernantes colonizadores, para sofocar una violenta revuelta decidieron usar violencia extrema, prendieron fuego a la isla para exterminar a los insurgentes, de ahí el nombre de la ínsula. Asistimos al violencia a través de ejecuciones con garrote vil, decapitaciones, fusilamientos, incendios de plantaciones para sacar a los rebeldes, apuñalamientos, batallas sangrientas, esta violencia como alegoría de la represión de los gobernantes.

Walker es el eje de la historia, símbolo de las tropelías de Imperios colonialistas, personificación de sus inteligentes artes manipuladoras, profesional de la agitación y el engaño, a pesar de eso tiene sentimientos, no es un desalmado, entiende a los que combate. En el otro lado, José Dolores, Don nadie al que Walker moldea a su antojo, los hace un revolucionario a su pesar, creando una “bestia” a la que luego se verá obligado a combatir, e intentará no sea un mártir, pues esto es peor que un líder vivo, José sabe que puede valer más muerto que vivo, sabe le valor del sacrificio por una causa mayor, que lo importante es sembrar la semilla del librepensamiento en su gente, que piensen libres, que razones y cuestionen lo que pasa a su alrededor, para finalmente puedan combatir las injusticias.

Se hace devastadora crítica al capitalismo despiadado, reflejado sobremanera cuando el sibilino Walker hace un mordaz discurso <Si usted quiere sólo sexo, qué cuesta más mantener a una esposa, o contratar el tiempo que usted quiera a una puta?>, dice que la esclavitud no es buena abolirla por humanidad, si no que es más cara de mantener, que tener peones a los que les pagas una miseria y ellos se busquen la vida,...(sigue en spoiler)
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El colonialismo ideológico
Infravalorada la vi para tan buen director y actor principal. Tras verla, mis sospechas se vieron confirmadas. La sociedad, los de abajo, sufrimos de colonialismo ideológico... Esta película es de 10.

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Tenía muchas ganas de ver esta película.

Era Gillo Pontecorvo. El director, debido a sus principios ideológicos, me prometía unas 2 horas de algo más que el cine que estamos acostumbrados a ver en TV: me ofrecía una visión correcta y completa (adecuada y sometida a la duración de una película) de lo que fue el colonialismo.
Era Marlon Brando. Además, que en esta actuase el que es considerado por muchos como el mejor actor de la historia alentaba aún más mis ganas de verla.
Eran los actores amateurs, escogidos del paraje nativo.
Era el medio salvaje, que hacía más natural, más bárbaro y más natural el entorno donde habían de pegarse los tiros, la forma más avanzada, más cruenta, de la lucha de clases
Era Ennio Morricone, que pone el broche ambiental a lo que seguramente sería una obra de arte.

Y en efecto, lo fue.

Tras varias recomendaciones y accediendo a lo que me pedía el cuerpo, la vi. El guionista nos salió pícaro y, bajo la dirección de un Pontecorvo más que convicto, da a Marlon Brando el papel estrella, el personaje que se encargará de inyectar al público silenciosamente pequeñas dosis de materialismo histórico, una doctrina que en el filme se hace extensible y entendible y que cuenta siempre con la ventaja de ser la idea hegemónica, la dominante, estando del lado de los buenos en la película. El propio papel de Marlon Brando en la película como agente británico es pura dialéctica de la historia. Aun cuando Marlon Brando deja de estar con los rebeldes, sigue certeramente transmitiendo con una actuación luminosa y rompedora ese saber histórico tan olvidado, pues el actor con su inmejorable talento ya se ha ganado al público. A mí también: lo hizo desde los primeros minutos, desde sus primeros discursos. Me supo imposible no derramar unas lágrimas durante la charla final entre William Walker y José Dolores. El líder de los rebeldes interpreta bastante bien su papel a pesar de ser amateur. Magistral, para todos los públicos, es un panfleto marxista en vídeo. Pero es mucho más que eso: como decía por ahí alguno, el cine político convertido en arte y el arte en cine político. No se equivocaba aquel ruso hoy menospreciado al afirmar que para nosotros, de todas las artes, el cine es la más importante... Sin menospreciar el resto de la película, que está en un nivel alto, con una banda sonora que nada tiene que envidiar a las mejores de la historia del cine, muy paralelas a las que por aquel entonces había de Spaghetti Western, las escenas finales, allí donde desata toda la tensión, donde se plasma el resultado crudo e inmediato de la lucha de clases, son una joya.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
José Dolores.
Queimada! (Queimada, 1969) es seguramente uno de los alegatos anticoloniales más duros que nos ha legado el séptimo arte. Como no podía ser de otra manera, Queimada viene de la mano del controvertido director Gillo Pontecorvo, el cual se ha dedicado durante toda su carrera a la realización de obras polémicas que tienen el objetivo principal de desarrollar un discurso político que entre en contacto con el espectador. Ya lo comprobamos en La Battaglia di Algeri (La batalla de Argel, 1965), película que también nos mostraba la lucha colonialista, en este caso en un país real y no ficticio (Francia). Hemos de tener en cuenta además que la película se estrena cuando las descolonizaciones en África estaban en pleno auge, y el conflicto del Vietnam estaba recrudeciéndose.

Queimada se sitúa en el siglo XVIII. La película estaba producida por agentes franceses y por este motivo el país opresor no es Francia sino los Portugueses e Ingleses. Así pues, la película nos presenta una isla ficticia, llamada Queimada y que está bajo el régimen imperialista portugués. Sin embargo, un agente británico interpretado por Marlon Brando se dirige a la isla para tratar de levantar a la población indígena, en una intervención estratégica. El pueblo esclavo se levanta en armas, liderados por José Dolores, interpretado por el actor novel Evaristo Márquez. A partir de este argumento, Pontecorvo analiza y desarrolla un discurso anticapitalista que nos muestra la evolución de la colonia en manos de los intereses extranjeros. A lo largo de todas las peripecias, el interés del cineasta es siempre el mismo, mostrarnos como los Gobiernos de los países invasores no buscan ningún tipo de mejora para Queimada, sino que únicamente buscan su lucramiento personal a toda costa, aunque para ello deban aniquilar a casi toda la población indígena.

Y es que una vez ha finalizado la película, lo que parece es que Pontecorvo ha utilizado una estructura muy predeterminada para realizar el filme. Por este motivo utiliza un corte que diferencia claramente la película en dos partes (entre la primera y la segunda parte transcurren diez años). Esto ayuda a reforzar la idea de que el filme tiene la intención de desarrollar el estado y la evolución de Queimada como nación antes de enfatizar la relación entre los dos personajes principales. Es decir, la película tiene una clara Mixtura de documental (o falso documental) que pretende establecer y analizar los diversos pasos que preceden a la independencia. Cine-Tesis, que pretende sacudir conciencias.

Esto tiene sus contras, porque por ejemplo en el comienzo del filme la película tiene un montaje totalmente sincopado y que no facilita la comprensión de cara al espectador. Las primeras acciones se suceden sin que entendamos muy bien qué es lo que hay detrás.

Marlon Brando realiza una sublime interpretación encarnando a un espía británico que pretende alzar a la población esclava de Queimada contra los portugueses. En la primera parte de la película Pontecorvo nos presenta los métodos de actuación de un gobierno. Primero se dedican a crear un rebelde que luego trata de ser controlado por el propio gobierno. En la segunda parte se pone en evidencia que a pesar de haberse abolido la esclavitud, las condiciones siguen siendo las mismas para los ahora obreros.

La violencia como ejercicio represor, sin duda una de las claves de la película. Por este motivo nos enteramos que la propia isla de Queimada recibe el nombre a partir de una revolución que tuvo lugar en los orígenes colonizadores de esta, y en la que los portugueses decidieron arrasarla insurrección con el uso de la fuerza (quemando todo lo que se opusiera a su gobierno). Se hace tan patente la violencia en la película, que acaba constituyéndose en un elemento indispensable e indisociable del filme. Todo lo que sucede en Queimada es violencia, y el espectador incluso acaba por aceptar las tremendas e impactantes imágenes que nos ofrece el filme, desde fusilamientos militares a los rebeldes insurrectos hasta el conflicto bélico en todo su esplendor (las secuencias rodadas cámara en mano mientras los militares queman la plantación son demoledoras). Violencia que utilizan todos los bandos (desde los gobiernos hasta los rebeldes) pero que es incapaz de detener las ideas (este concepto es importante), que se mueven inexorablemente. Por este motivo, nuestro protagonista rebelde José Dolores sabe que algún día la revolución triunfará, porque el pueblo de Queimada ya ha despertado, y la represión no es más que un retraso de lo inevitable.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¿7,2? Filmaffinity, quien te ha visto y quien te ve
Venía siendo fan del cine de Pontecorvo desde hacía tiempo, la verdad es que la complejidad y el realismo que logra con sus películas es algo muy difícil de ver en el celuloide y que de verdad, cuando aparece, es muy de agradecer. Por eso cuando he llegado hasta esta película solamente por completar la filmografía de Pontecorvo no esperaba ver la que es (pero de lejos) su mejor película y una de las mejores películas políticas hechas en toda la historia. Si la ambigua batalla de Argel tiene en esta página un 8 creo recordar me cuesta comprender que la valoración aquí sea tan común, más aún teniendo en cuenta que aparece Marlon Brando y que cosas como estas suelen hacer que los usuarios de estas páginas inflen las notas a veces.

La razón por la que creo que la nota de aquí es inferior a la de la página es porque hay que verla en VERSIÓN ORIGINAL, no lo digo por razones gafapaster si no porque esta es una película política y laVERSIÓN ESPAÑOLA está recortada y CENSURADA ya que se hizo en época franquista, para que os hagáis una idea, la isla era Quemada no Queimada, era una isla española y tuvieron que cambiarlo por miedo a sabotage por parte del gobierno franquista.

Sobre la película en sí, quien la comprenda podrá comprender como funciona el mundo, como funciona la historia, no es una película de época sobre el colonialismo, es perfectamente extrapolable a nuestros días, con diferentes actores y en otros territorios, en oriente medio, la situación es parecido aunque evidentemente los medios de (in)comunicación de masas lo distorsionan todo, aunque la historia es cíclica y esta película lo describe mejor que nadie.

Por otra parte en la segunda parte de la película ya no se nos aparece como funciona el mundo como "triunfan" las luchas y en que medida, en la segunda parte vemos por completo la persecución de unos ideales...
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
LA LIBERTAD NO TE LA OBSEQUIAN, TÚ LA ARREBATAS
Empezare mi critica expresando que la película Queimada en cuanto a la historia que se desarrolla en ella, es aplicable a muchos de los países latinoamericanos del siglo XVIII y XIX donde el desplome de régimen absolutista monárquico, se confunde con la guerra de los diferentes potencias de la época por la obtención del dominio económico dentro de las antiguas colonias, convertidas en nuevas repúblicas.

Además es necesario señalar que la actuación de Marlon Brando y de todo el elenco en general es excelente. También es preciso decir que la ambientación y el desarrollo de los efectos especiales para recrear el Caribe en XIX es digna de admiración sobre todo teniendo en cuenta que esta película se estreno en 1969. Para finalizar tengo que expresar que esta obra cinematográfica es excelente y la recomiendo para su disfrute.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Los inicios del capitalismo
Genial reflejo del paso del mercantilismo al capitalismo, de la exclavitud gratuita a la asalariada. Una historia profunda y humana que ofrece también una valiosa reflexión sobre que la unión hace la fuerza y, sin embargo, la falta de una clara onciencia política puede hacer que esa fuerza se quede en nada.

Destaca una actuación soberbia de Marlon Brando, mostrándonos en su propio personaje las contradicciones del capitalismo.

Buena dirección de Gillo Pontecorvo (aunque se hace algo lento el film en ocasiones), director que nunca dejó indiferente con sus productos ("La Batalla de Argel", "Operación Ogro"). Ésta se hace una cinta imprescindible en el cine político.
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8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Queimada. Quien te incita a liberarte no siempre trae buenas intenciones.
Queimada de Gillo Pontecorvo es una película del año 1969 que trata de la historia en torno a la misión de William Walker, un agente inglés que es enviado a Queimada (una isla ficticia en el Caribe) para fomentar una revuelta contra los portugueses. Sin embargo, el objetivo de esta operación no es apoyar la independencia de los nativos, sino que Inglaterra sustituya a Portugal como potencia colonial. Cualquier parecido con los procesos independentistas o conflictos internos de varios países latinoamericanos no es pura coincidencia y es que si una potencia mundial se muestra muy interesada en la libertad de tu nación algo busca o un beneficio saca de ello. Es destacable el esfuerzo realizado por ambientar la película considerando la época en la que se realizó. En cuanto a los actores, me gusto el trabajo del elenco pero en especial el de Marlon Brando.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
L a comedia de la libertad.
"Queimada" es cine político-didáctico de izquierdas, en la línea del que cultivaría con más acierto Costa Gavras, con títulos como "Z" y "Estado de sitio". Su intención, en el revolucionario ambiente de los años sesenta y setenta, es ilustrar al espectador medio de modo claro y ameno sobre las maniobras del capitalismo a la hora de acceder a las materias primas de los paises pobres. Basada en un hecho real en el imperio español del Caribe del siglo XVI, la acción fue trasladada al XIX, por ser más adecuado para desenmascarar las miserias de la revolución industrial. España fue reemplazada por Portugal por la presión del régimen de Franco, que no toleraba el menor roce al prestigio de la historia de España (todo lo contrario que hoy). Pero en realidad la crítica se refiere, sobre todo, a los procedimientos ingleses para apoderarse de las colonias de otras potencias con la farsa de la independencia de las mismas. Dicho método es idéntico al empleado posteriormente por los norteamericanos en lugares como Cuba, Filipinas, Irán, Irak, etc. Se levanta a la población sometida contra un tirano, se instala en el poder a un gobierno títere y, en la trastienda, la potencia liberadora se convierte en un nuevo tirano, más despótico aún.
El film, muy bien escrito y dirigido, tiene el aire de una lección elemental de socialismo. Pontecorvo militaba en esa ideología, no era un moralista imparcial, de modo que los negros de la historia, símbolo del pueblo, aparecen sólo como víctimas, nunca como verdugos. El líder revolucionario (Evaristo Márquez) es formado por un maquiavélico agente inglés (Marlon Brando), que tiene la virtud de resultar humano y simpático, hasta el extremo de cumplir con su misión como un simple modo de ganarse la vida, es decir, sin vocación ni el menor patriotismo.
El duelo entre estos dos personajes, el ignorante, pero noble negro, y el cultivado, pero inmoral inglés, constituye el eje argumental de la película. Se trata de oponer al frío egoísmo el generoso idealismo. Y tal y como se nos plantea en el film no hay más remedio que estar con José Dolores, mártir de la libertad de su pueblo.
Lo que ocurre es que ese planteamiento resulta cuestionable si lo confrontamos con la realidad histórica. Todas las rebeliones de cualquier signo, desde Espartaco a la Unión Soviética y Cuba, pasando por la revolución francesa, acaban en una nueva dictadura. Gladiadores, jacobinos o comunistas reemplazan un poder por otro sin con ello establecer una sociedad solidaria y libre. Igual que la República francesa trajo el terror y el imperio napoleónico, el comunismo ha generado represiones y dictaduras.
No obstante en el ambiente, lleno de fe, de finales de los sesenta, Pontecorvo o Gavras creían poder cambiar con el cine la historia. Hoy vemos que no fue así. Que los héroes de izquierdas, como los de derechas, sólo existen en las novelas y las películas; que la política y la economía reales, por desgracia, sirven perpetuamente al capitalismo, por injusto que sea; que el comunismo ha fracasado como Estado y se ha quedado en retórica cultural.
No hay que preocuparse, lo mismo le ocurrió antes al catolicismo, al protestantismo, al anarquismo y demás ismos. Las sociedades humanas, sea cual sea su signo ideológico, son egoistas. No defienden los derechos humanos, sino los del poder de turno. Así ha sido siempre y así será.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
AMAGOS DE EMANCIPACIÓN
Ambicioso filme de Pontecorvo que aborda un proceso histórico tan complejo como la independencia de los países americanos y la abolición de la esclavitud, circunstancia que afecta decisivamente el resultado final, que muestra algunas carencias.

No obstante la película resulta siempre sugerente, y como no podía ser de otra manera tratándose de Pontecorvo, comprometida; el realizador se esfuerza por transmitir los diferentes niveles e intereses subyacentes al proceso histórico, delimitando las motivaciones y acciones de los sectores sociales implicados: los antiguos colonizadores, la élite criolla, una potencia extranjera, las compañías propietarias de las plantaciones azucareras, y por último, los esclavos de origen africano. El personaje interpretado por Brando es el eje o nexo entre todos estos grupos; es un profesional, un "conseguidor", y salvando los años y los métodos, sus actividades no difieren en exceso de las que hoy realizan los representantes de los lobbys financieros y empresariales. Frente a él se contrapone la figura de José Dolores (Evaristo Márquez), que encarna al líder revolucionario salido de la nada, manipulado en primera instancia, transformado después en héroe popular, y finalmente en mito.

La película tiene un inconfundible aroma cubano (la revolución castrista cumplía diez años), no sólo por desarrollar su argumento en una isla antillana con esclavos negros, plantaciones azucareras, un colonizador decadente y una potencia pujante interesada, sino también por la forma en que se muestra el proceso de toma de conciencia revolucionaria, así como los métodos de la guerrilla, que se refugia en una inventada Sierra Madre que cabe suponer muy cercana, en su concepción, a la Sierra Maestra cubana. Tampoco son arbitrarias las referencias a una gran compañía extranjera que monopoliza la producción y comercio del azúcar, llegando a adquirir el poder suficiente como para determinar los acontecimientos políticos de la isla.

Es precisamente el carácter ambicioso de la película el factor que más perjudica su desarrollo, especialmente en el aspecto narrativo, que resulta excesivamente esquemático y mecánico; ello se debe a que explicar procesos históricos de este calibre en menos de dos horas es algo realmente complejo. Del mismo modo los personajes, quizá con la única excepción del interpretado por Brando, están regularmente dibujados, si es que lo están de algún modo. La realización es bastante plana, con la excepción del tramo final del filme, que tiene algunas secuencias atractivas, siempre realzadas por la música del maestro Morricone. Pese a estos problemas, la película merece la pena, resulta siempre interesante, y apunta directamente al núcleo duro de las sociedades capitalistas.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Cualquier parecido con la realidad es inevitable
El 10 de octubre de 1868, comenzó La Primera Guerra de Independencia de Cuba. El hacendado Carlos Manuel de Céspedes decide, por criterio propio, liberar a sus numerosos esclavos luego de incitarlos a luchar contra el colonialismo español, mediante un documento que se conocería como El Manifiesto del 10 de Octubre, en el cual planteaba luchar por la independencia total de España, abolir la esclavitud, y proteger los derechos de Todas las personas. Luego, Céspedes sería reconocido como Padre de la Patria Cubana.

Entonces, en el escenario entran los Estados Unidos de Norteamérica, quienes comienzan a invertir en la isla, en la producción de azúcar, tabaco y minería. Entra también en escena, José Martí, creador del Partido Revolucionario Cubano y no tardan en producirse nuevos y numerosos levantamientos contra el nuevo amo de la isla… y en 1898, muerto ya Martí, los revolucionarios consiguieron debilitar al máximo al gobierno español y entonces se produjo la intervención militar de los EEUU, quienes, mediante el Tratado de París, recibieron de manos de España el control absoluto de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla Guam.

Lo que pasaría medio siglo después, con la entrada de Fidel y del Che en el escenario cubano, ya ustedes lo conocen, pero, lo anterior, bien pudo ser la fuente de inspiración para el guion que escribieran, Franco Solinas y Giorgio Arlorio, convertido, luego, en otro magnífico alegato contra el colonialismo por el notable director, Gillo Pontecorvo.

Para evitar la suerte de censuras que ya tuviera, “La Batalla de Argel”, Pontecorvo le dio a la isla el nombre imaginario de Queimada (término portugués para Quemada), ‘en memoria de un acto de venganza del gobierno contra los rebeldes’. Los primeros invasores pasaron a ser, entonces, los portugueses -un mercado para el cine de segundo nivel- y los segundos agresores serían los ingleses, porque siendo el protagonista, Marlon Brando, había que cuidar el inmenso mercado americano (norte, centro y sur), pues, además, el coprotagonista, Evaristo Márquez, era un colombiano analfabeto y arriero que, de repente, alcanzaba la fama… y eso para todos los latinos era motivo de verdadero orgullo.

Por fin, hemos podido acceder a la versión integral de “QUEIMADA”, película de la que, Marlon Brando, dijo: “Es la mejor actuación que alguna vez hice”, y siento que, como tratado político y anticolonialista, es de una eficacia muy marcada. Los diálogos son impecables y contundentes, y esto lleva a que, cada hecho como cada frase, sean dignos de la mayor atención. Regionalismos al margen, creo que la actuación de Brando es totalmente convincente, y la de Márquez, más que precisa, pues, de manera auténtica, contiene los rasgos de timidez, insolencia y valentía que reclamaba su singular personaje, José Dolores.

Termino con una de las muchas frases que vale la pena recordar:
“Un hombre que combate por un ideal es un héroe… y un héroe al que se mata se convierte en mártir… y un mártir se convierte inmediatamente en un mito. Un mito es más peligroso que un héroe, porque al héroe se le puede matar, pero al mito no”.

Título para Latinoamérica: ¡QUEMADA!
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3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Queimada…
Esta película de 1969, dirigida por Gillo Pontecorvo, relata la historia de una isla de las Antillas, llamada Queimada, que se encontraba bajo el dominio portugués, llena de caña de azúcar como riqueza fundamental, y mano de obra esclava. La obra presenta una impecable actuación de Marlón Brandon, quien interpreta al inglés William Walker, enviado a Queimada para promover un levantamiento contra los portugueses, viendo que eran ajusticiados por las tropas coloniales, crea un nuevo rebelde al que le enseña ideales revolucionarios. En la obra Pontecorvo intenta explicar que es colonialismo; también, toca las raíces del problema de la desigualdad racial. Se pudo evidenciar la presencia de buenos vestuarios y una gran escenografía.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La historia se repite
Hola
Queimada.
La Batalla de Argel
El león del desierto (Moustapha Akkad)
¿Cine político?.
Más bien cine épico, de un pueblo por alcanzar la independencia y la dignidad.
Emocionante película, profundamente subversiva.
Un Clásico que merece más puntuación.
Chao.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un Brando diferente
Con “Queimada” Brando cerraba la que para mí es su década de plata, los 60, dejando atrás interpretaciones tan icónicas como las de “Rebelión a bordo”, “Morituri”, “La jauría humana” o “Reflejos en un ojo dorado” y teniendo por delante su papel culmen en la historia del cine como Don Vito Corleone (“El Padrino” (1972)), lejos quedaron aquellos personajes de los 50 que le situaron en el primer puesto del ranking de mejores actores del momento (y a la postre, apostaría que de la historia).

La película es puro cine 70’s anticipada a su tiempo, por la composición fotográfica, los encuadres, esos intervalos musicales de la mano del gran Morricone y por la temática elegida, poniendo en marcha un thriller político de alto calado con un trasfondo de revoluciones campesinas.

Brando está excelente, dando a su personaje esa catadura de doble moral que lo hace más cercano a Maquiavelo que a un instigador revolucionario, siempre pendiente de sí mismo pese a sus intenciones más o menos amables. En este film recibe la contrapartida de Evaristo Márquez que se desenvuelve a las mil maravillas y consigue una dinámica de personajes principales realmente excelente.

A la dirección se encuentra Gillo Pontecorvo, a quien se le recuerda por realizar solo un puñado de películas pero todas ellas excelentes (destacando “La batalla de Argel”, la dolorosa “Kapo” y la muy nuestra “Operación Ogro”). Su estilo de dirección deja espacio a la historia y se centra en sus personajes, dotándoles de momentos realmente logrados.

Una pequeña joya a descubrir, en especial para los fans de Brando.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
IMPERDIBLE, PRIMA HERMANA DE ACORAZADO POTIEMKIN
Pocas películas en la historia del cine tienen tanto mérito.
Queimada reúne rasgos de el estilo de Eisenstein, contando la épica de la liberación y dominación de los países latinoamericanos.
Imprescindible para comprender la Historia.
Inmejorable Marlon Brando.
Escalofriante la banda sonora de Ennio Morrricone.
Un elenco buenísimo que secunda a Brando.
Un montaje que no pierde en el tiempo.
Un guión, de Solinas de enorme vigor (y rigor)
El director, desgraciadamente, ha hecho muy pocos filmes, pero está a la altura de los más grandes.
Existen dos versiones, una "larga" y otra.
Es una lástima y una vergüenza que no esté editada en DVD.
Votemos para esperarla!
Carlos de Uruguay
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9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
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