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19 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
5
Espléndidos paisajes.
Al final, es todo lo que queda de este western, el primero, al parecer, rodado en cinemascope. Esto es debido a la endeblez de la historia y a lo poco caracterizado, tópicos aparte, de los personajes. Esta correctamente dirigida y los personajes responden a registros característicos de los actores que los encarnan: Susan Hayward como señora temperamental, Gary Cooper como héroe experimentado y caballeroso y Richard Widmark en el papel de cínico descreído pero con buen fondo.
Los aspectos técnicos rayan a la gran altura de las superproducciones de la época y, si se obvia lo incoherente de la historia, hace pasar un rato entretenido. Pero no está, ni de lejos, entre los mejores westerns de la historia.
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25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Trás las huellas del oro
Henry Hathaway nos brinda un western clásico, con bellísimos paisajes, excelentemente fotografiados, en la época del technicolor y cinemascope. El resultado es majestuoso, sobre todo visto en la gran pantalla, en 1954.
La historía es sencilla y a la vez intrigante, narrada con parsimonia y elegancia; si bien hay momentos en los que el ritmo falla, y el interés se resiente.
El hombre bueno, recto, íntegro (antiguo sheriff) aparentemente sin grandes ambiciones (Gary Cooper) y el hombre débil (Hugh Marlowe), el cazarecompensas, egoista, que va de tentación en tentación.
Con ellos, el personaje maravillosamente interpretado por Richard Widmark, hombre también recto y bueno, pero quizá con menos iniciativa, menos fuerza o menos valor.
Y entre todos ellos, la mujer ambiciosa y honesta interpretada por Susan Hayward.
La película cae, como no, en algunos tópicos del género: Los indios salvajes, malos, malísimos, sin excepción. Son números. Y el mejicano, secundario, sin gran valor, mostrado quizá involuntariamente, como un ser inferior a los valientes americanos.
El maniqueismo hace quizá perder credibilidad al argumento en el cual se dan cita comportamientos complejos de amor, egoismo, pasión por el oro.
Son destacables la filmación de la pelea con los indios en el desfiladero; y la escena final. Las siluetas y el sol rojo.
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21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Si el mundo se hubiese hecho de oro los hombres se dejarían matar por un puñado de tierra.
Estamos ante un western de los que no aparecerán nunca en las listas de las mejores películas del western, pero que cuenta con todos los ingredientes para gustar a todos los amantes de este.
En la dirección Henry Hathaway, un habitual en el género, con grandes títulos en su haber como El póquer de la muerte o Valor de ley.
En el reparto tenemos a Gary Cooper, el eterno Gary Cooper, en un personaje que le viene a la medida.
A Richard Widmark, un habitual del género en un papel secundario pero con sustancia.
Y Susan Hayward. Su personaje, unido al tirón que siempre tiene una mina de oro en los hombres del oeste, hacen de estos pistoleros, unos aventureros improvisados.
El peligro acechante, los indios apaches y la codicia reinante, que en este particular jardín con paisajes para el recuerdo, se puede convertir en su tumba.
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23 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Movidos por la codicia.
En plena difusión del formato Cinemascope, la Twenty Century Fox recurriría a este rápido y prolífico director, Henry Hathaway, para encomendarle la filmación de algunas películas cuyo principal objetivo era difundir el formato de la pantalla ancha, respetando las convenciones narrativas del cine de género y “El jardín del diablo” es una de esas películas. Constituye el western número 13 dentro de su filmografía y es una muestra de habilidad del director para definir a los personajes mediante miradas, movimientos y relaciones con el paisaje, de hecho, hay planos que podrían haber sido filmados por Raoul Walsh o Anthony Mann.

Un film pesimista y triste, carente de todo idealismo, donde la belleza del paisaje y la codicia son los dos asuntos principales sobre los que pivota esta película de patrón clásico y espectaculares imágenes. La acción se desarrolla en tierras fronterizas, en un apartado lugar llamado Puerto Miguel: tres aventureros yanquis y uno mexicano aceptan el encargo que les hace una mujer (Susan Hayward) para que vayan con ella, internándose en territorio indio, a través de un paisaje salvaje, para ayudar a su marido (Hugh Marlowe) que ha quedado atrapado en una mina de oro donde ambos trabajaban.

Pero todo espectador de westerns sabe bien que allí donde hay oro y mujeres, además de aventureros, hay también conflicto. En “El jardín del diablo” todos actúan por impulsos y todos son, a la vez, malos y buenos. Apenas se cuenta nada sobre el pasado de los personajes, pero Hathaway se las ingenia bien para familiarizar al espectador con ellos sin forzarle apenas a tomar partido. Se trata de sobrevivir. Y la aventura hermana a todos, buenos y menos buenos, malos y menos malos, en un viaje fantasmagórico a través de paisajes desolados y agrestes espléndidamente fotografiados en un maravilloso tecnicolor. Se trata pues, de un western itinerante, en el que acción y personajes están condicionados por las circunstancias que rodean el viaje, desde los peligros naturales hasta los propios del carácter de cada uno de ellos, y en el que la aventura adquiere una dimensión moral.

De esta manera, el personaje de Gary Cooper, un mercenario codicioso provisto de cierta nobleza interior, se contrapone al de Richard Widmark, ambicioso sin escrúpulos dispuesto a hacer trampas para conseguir sus objetivos. Además, la tensión sexual entre la pelirroja Hayward y el maduro Cooper, latente todo el metraje, añade el imprescindible elemento amoroso al tiempo que se disecciona el matrimonio de la primera, corroído por la mentira y el sentido de la culpabilidad. Es una película mineral que comienza junto al mar y culmina en lo más ato de las montañas, de precipicios angostos, bosques frondosos e iglesias abandonadas. Tiene una tenebrosa banda sonora a cargo de Bernard Hermmann y sólo añadir como epílogo que tiene uno de los finales más antológicos de la historia del cine.
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13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El western preciosista y esmeralda
Con unos ingredientes más que sobresalientes (director, reparto,historia, ect...) El jardín del diablo", pasa casi injustamente desapercibida o menos valorada de lo que debiera ser. La primera vez de un Cinemascope para cine del oeste ,aquí la fotografía y la iluminación preciosista, (da igual interiores o exteriores) de la fotografía de Milton Krasner y Jorge Stahl Jr., verdaderos fueras de serie les roban la cartera a Hathaway cual forajidos de planos. Porque los planos de las localizaciones acaban subyugando al espectador y robándoles protagonismo a las mismas estrellas Cooper, Hayward o Widmark. Un tour de force mexicano donde la cantina con las canciones rancheras de Rita Morenno y el color hacen del ambiente un ensueño.
Una playa con aguas celestes, el maravilloso Puerto Ángel, el bosque tropical de plataneros y la hierba esmeralda te llevan a la cabalagada nunca vista en el western. Jamás he visto un azul del cielo ni una luz igual en otro western (y eso que "Duelo al Sol" o "Centauros del desierto" o algunas de King tienen un maravilloso color). La música suave y dramática del maestro Bermann queda lejos de los histrionismos y es otro plus.
Un viaje iniciático de un grupo hacia unas minas de oro en una colonia perdida y abandonada al pie de un volcán. Un territorio Apache sagrado. Además más peligroso aún, por la época en la que quieren cuzarlo (es Luna ) se abre la veda para cazar al hombre blanco. Y son muchas flechas para pocas balas. Loas canatilados merecen mención aparte, se erigen en otro d elos protagonistas y ni que decir tienen la colonia española abandonada ( se cuenta que asolada por un volcán, las reales mexicanas Tepotzotlán y Parijutín).
Dos descreídos un jugador Fiske (Widmarck) y un exsheriff con misterioso pasado Hooker (Cooper) que vienen de vuelta de todo, su destino era California y la fiebre del oro, tienen que parar obligatoriamente en le vergel mexicano, donde se presenta Lea Fuller,la pelirroja Susan Hayward proponiendo una suma importante de dinero para el que la ayuden a rescatar a su marido de una mina de oro. Se desconoce la motivación de los cuatro personajes masculinos (se unen un matón y un mexicano valiente) (la avaricia, la valentía, el amor, el altruísmo...) pero el viaje sacará a la luz la cara de cada uno mostrándose quién es.
Y la chica ¿se trata de una mujer abnegada que solo tiene una obsesión salvar a su marido o de la femme fatal que engaña a todos por el oro? Esa es la sospecha y nadie puede averiguarlo.
Una película ambigüa, que no incide demasiado en la avaricia, sino en el comportamiento ante la vida de cada uno, el hombre ante el peligro, ante el prójimo y ante la muerte.
Del director se puede hablar y muy bien y mucho así como de los actores, pero en esta crítica hay mucha película y no hace falta. Imprescindible cabalgar en esmeralda.
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Precioso entorno natural.
Sin duda, si por algo destaca este western correctamente dirigido por Henry Hathaway, además de las magníficas y estereotipadas actuaciones de su trío protagonista, es por la magnificencia del entorno natural donde se rodó la película, primera al parecer rodada con la nueva técnica del Cinemascope, donde el color es prácticamente idéntico al de la naturaleza a través del ojo humano.

Magnifica Susan Hayward, una de las rompecorazones de la época, bien asistida por el siempre caballeroso Gary Cooper y el pícaro Richard Widmark al que no se le escapa detalle, en el afán de rescatar a su marido atrapado en una mina dentro del territorio apache jugando con la codicia humana por el vil metal, el oro.

Notable, 7.
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El otro Jardín de las delicias.
Empieza la cinta en una paradisíaca playa mejicana, Puerto Miguel. En la taberna "La Florita" suenan bellas canciones del país, "La mujer miente cuando habla pero nunca cuando canta".
Parece el arranque de un western marítimo. Error. En cuanto aparece Lea Fuller (Hayward) ofreciendo miles de dólares por rescatar a su marido sepultado en una mina de oro la cosa cambia. Salen con ella los cuatro rescatadores que, ya que no pueden seguir la fiebre del oro californiano, lo van a buscar a las entrañas minerales del Valle del Diablo. Son ellos un veterano ex sheriff de vuelta de todo, Hooker (Cooper), un jugador profesional ("y algo poeta"), Fiske (Widmarck), ambos ocupando un lugar preeminente en el reparto, y ya en segundo plano un cazarrecompensas mujeriego y ambicioso y el valentón Vicente (Mendoza), como representación local.
El viaje es largo y lento, porque premeditadamente debemos recrearnos en la contemplación de los magníficos paisajes de geología volcánica que atraviesan. También porque poco a poco debe ir saliendo a relucir la personalidad de cada uno de los viajeros, su pasado, ambiciones, dudas y proyectos. Sin duda es lo más valioso de la cinta, la introspección individual de cada uno, pues el argumento es bastante incoherente.
Cinco personas en busca de un hombre herido en una mina de oro. Seis cuando lo encuentran y lo rescatan con una pierna fracturada, que es hábilmente reducida y entablillada por Hooker. Llega entonces el momento de conocer la realidad de este extraño matrimonio que oculta asimismo su propio pasado, y que sale a la luz en medio de los delirios histéricos del enfermo.
El ritmo es ciertamente irregular con pasajes un tanto aburridos, el guión malo sin contemplaciones, pero la majestuosidad del paisaje lo compensa con creces. Las escenas del triple paso por el desfiladero son de las más conseguidas que hemos visto en un western. La interpretación es superior en el caso de Widmark, sin que desentonen Cooper y Hayward. No hay prácticamente secundarios, los indios quedan muy desdibujados al fondo.
Película de frases rotundas, pero sobre todo de personajes, de personalidades, de caracteres. Allí sale a relucir la ambición, la avaricia, el egoísmo, la desconfianza, la pasión, los celos ... pero también el amor, la generosidad y el altruismo. Al final, "Digan los hombres lo que digan, lo que hacen es lo que importa".
Este jardín del Diablo recuerda un poco al de las Delicias del Bosco cuando muestra sin recato lo más oscuro y abyecto del hombre, pero lo redime en un antológico final por la poética generosidad de otro hombre. Todo con una bellísima puesta de sol como fondo.
Con sus altibajos, que los tiene, una buena película.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El primer Western en Cinemascope
Creo recordar que fué el primer Western rodado en el nuevo sistema Cinemascope. sistema panorámico presentado por la Fox en 1953 con La Túnica sagrada. Este fúe el primer atractivo en el estreno de esta película, pero además tanto el guión como la excelente realización del maestro Henry Hathaway son dignos de un notable.
Por otra parte el reparto es excepcional, encabezado por el inolvidable Gary Cooper que solo su presencia ya llena la pantalla, seguido por elenco de actores muy conocidos y que cumplen muy bien su cometido como Susan Hayward, Richar Widmark, etc.
Este film pierde hoy día gran parte de su atractivo, pues posteriormente se realizaron películas del Oeste mejores en todos los aspectos, pero si merece su contemplación por todo lo citado anteriormente, aunque hoy día le falte el sonido estereofonico magnético de cuatro pistas con que fué realizado y que era de gran atractivo y novedad cuando se estrenó en los cines preparados para ello.


José Antonio ZG
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12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Con los indios no se juega
El comienzo de la película me dejó descolorado por completo, pensé erróneamente que iba en una dirección, cuando en realidad fue hacia el otro lado.

La introducción es un poco atípica, con ese paseo por el pueblo fantasma y ese momento kit kat en el bar. Hasta que no aparece Susan Hayward con su propuesta económica, yo estaba más perdido que Wally en el Frente Atlético. Pero esa aventura que propone a los hombres allí presentes y la cantidad de dinero que ofrece a quienes se presenten voluntarios me hizo presagiar que lo que estaba por llegar sería grandioso. Craso error. No fue grandioso, lo dejo en interesante.

Había que acudir a una mina de oro a rescatar al marido de la señora que había quedado atrapado, pero para ello había que atravesar territorio indio, lo cual lo convertía en peligroso. Se decía que el hombre que iba, jamás regresaba. Aquí la esencia de la historia que nos cuenta Henry Hathaway.

Es un acierto la variedad de personajes que intervienen, porque cubren todos los tópicos, Gary Cooper el líder, Richard Widmark el vividor, Cameron Mitchell el enamorado y Víctor Manuel Mendoza el único mexicano que se apunta a la misión suicida. Y como no, la chica. Susan Hayward. A quien la aventura la lleva por motivos muy diferentes a los románticos.

El jardín del diablo funciona en su primera parte como historia de ese tipo de western intrigante, donde a lomos de los caballos y con unas vistas maravillosas nos vamos introduciendo en aquello que tanto temen los protagonistas y que tantos deseos tenemos los espectadores de ver. Cinco personas diferentes, las cuales apenas se conocen, pues mantendrán sus diferencias y sus disputas y reconozco que es lo más llamativo de esa parte del guión, porque aventura, lo que se dice aventura, muy poca. La cosa apenas mejora con la llegada a la mina y lo que se desarrolla después. Pero por fin aparecen los indios, tarde, pero aparecen y le meten esa tensión que tanto se echaba de menos en los minutos precedentes.

Aún así considero que la película se sostiene gracias a la buena elección del reparto, en especial un Gary Cooper en su papel habitual, hombre honesto y sereno que controla la situación sin alardes.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Lugar escondido, sentimientos encontrados
Crónica de un viaje a través de grandiosos paisajes, destacando lugares bastante insólitos en un western como son una playa de la costa mexicana o un valle con aspecto de paisaje lunar, éste cerca de un volcán, amparado en los sentimientos y deseos que afloran en cada uno de los viajeros este western se deja llevar por los objetivos y aspiraciones que tienen en la vida cada uno de los integrantes de esta aventura. Destacando sobre los demás la sobriedad y el aplomo de Gary Cooper sobre un Richard Widmark que va quedándose rezagado cada vez más al transcurrir la historia.
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11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Henry Hathaway y Bernard Herrmann
Película del Oeste sumamente original, con una fotografía maravillosa y que está sustentada todo el rato por la excelente banda sonora de Bernard Herrmann, para mi gusto, uno de los mejores autores de bandas sonoras, muy apreciado por Alfred Hitchocok con toda la razón del mundo. Este Jardín del Diablo y todo el camino que hay que recorrer para llegar a él, no hubiera sido igual con otra banda sonora y por supuesto hay que verla en el original porque el doblaje es muy malo, las voces de los protagonistas son casi todas iguales y desmerecen completamente de las voces originales, de la portentosa voz de Susan Hayward, de Gary Cooper y de Richard Widmark principalmente, que nada tienen que ver con las voces de los dobladores. La calidad del sonido en la versión original es excelente y en estéreo mientras que la doblada es mono y no está bien ecualizada. Y estoy hablando casi todo el rato de la banda sonora porque en ésta película en concreto es uno de los protagonistas principales del que no se puede prescindir porque es el que le da emoción y fuerza a muchos pasajes de la misma. Una gozada cada vez que Gary Cooper habla con Vicente en castellano y son muchas veces, matices que se pierden totalmente en la versión doblada. Ciertamente, hay que reconocer que el hecho de haberla filmado en Cinemascope es otro gran punto a su favor, la grandiosidad de los paisajes lucen mucho mejor en este formato.
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8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Dorada ambición
El Oeste Americano mas conocido como Far West era un territorio salvaje e inexplorado en el que solo sus aborígenes, los indios, sabían como sobrevivir, la fiebre de la búsqueda del oro y el deseo incontrolable de poseer ese dorado metal hizo cometer imprudencias a más de uno.

Henry Hathaway aprovecho un entorno extraordinario de paisajes de enorme belleza para relatarnos una historia de ambición y riesgo.

Imponente Gary Cooper que sobresale del resto del casting con gran diferencia, su papel de héroe del Oeste Americano hizo soñar a muchos de niños con los mejores valores que alguien puede ofrecer.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Un western muy malo
Soy un fiel seguidor de las del oeste y después de pasar por este jardín del diablo puedo asegurar que no siempre a todos los que les guste un determinado género vamos a decir que sí a todo. Yo aquí digo que no, ¿que los personajes típicos importan?, estoy de acuerdo que hay ingredientes necesarios, tienen que salir y forman parte del género, los malos, los infalibles, los buenos, los indios, el mexicano, todo lo típico puede funcionar pero no ha de ser porque sí. A mí no me ha llegado la historia del minero atrapado, que su mujer vaya y vuelva al rescate durante varios días, para mí eso sólo sirve para enseñar unos bonitos paisajes, los caballos por el desfiladero, los indios detrás muriendo como fichas de dominó... No me ha gustado para nada, Cooper excesivamente infalible, Widmark superfluo, desaprovechado, la mujer que todo lo puede pero nada aporta. La verdad es que a veces asumo que tengo un mal día pero en este caso tengo claro que que no es así, este western es muy olvidable, el primero en Cinemascope, muy bien, a mí eso me da igual.
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20 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Un western más.
Western dirigido por el siempre eficaz Hathaway, no funciona, sin embargo, tan bien como promete.
Cuatro aventureros que no se conocen entre sí, son contratados por la protagonista para que le acompañen a través de territorio apache, para rescatar a su marido que ha quedado atrapado bajo los escombros de una mina de oro.
Ahí, nos presentan los arquetipos de cuatro hombres muy diferentes, movidos por la codicia, que nos aventura un viaje cargado de conflictos y peligros.
Pero eso es todo. Película de hermosos paisajes, el guión pronto se revela sin fuelle. Y la película a mí me pareció más bien sosa. Carece de tensión y los conflictos se resuelven precipitada y artificialmente. Sólo la última parte de la película, cuando los apaches entran en acción, nos ofrece bellas y tensas escenas, muy bien rodadas, que hace que el espectador recupere la atención que, por momentos, había perdido. Los personajes no me parecieron muy coherentes. Pasable.
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5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Buena imagen
Primera película Cinemascope rodada al aire libre, donde Henry hizo todo lo posible por filmar estos paisajes mexicanos.

La película tiene algo de misterio, ya que prácticamente la mitad de la película es para llegar al destino (lo que iba a ser un viaje corto, entiendo que lo interesante es llegar), y como tardan tanto parece que el misterio crece porque quizás el destino no es lo que parece.

Al fin y al cabo, lo que hacen es meter argumento en todo el viaje, para así tener una película.

Gary Cooper, con sus 53 años, parece más mayor. Widmark, hace un buen papel también.

Una película, que cuando vienes del cine de la época, pues el Cinemascope se agradece, y más con esos paisajes.
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1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Flojo guiòn
Esta cinta si bien es western algo diferente, sucede en Mexico, la historia comienza en un naufragio, pero al poco de plantearse el nudo, empieza a perder fuerza, hasta llegar a un final "de pelicula". El guion es flojo lleno de sucesos poco creìbles como el esposo de la mujer que esta varios en una mina sin asistencia sin morirse. ¿Quien puede sobrevivir asi? Solo en la imaginación del guionista. No me gusto el hecho que los protagonistas no erran un tiro. por ejemplo.
Las actuaciiones son correctas.
El film me resulto parecido a "Rescatando al soldado Ryan" (otra cinta de flojo guiòn) con los problemas que surgen con el rescatado.
Es destacable los bellos paisajes que se muestran a lo largo de la cinta.
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6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La ambición por el oro
Buen western que no se encuentra entre los más reconocidos de Hathaway, con un G. Cooper en el ocaso de su carrera en una interpretación normalita sin más. S. Hayward, interpretando a una mujer ambiciosa en buscar de hombres para rescatar a su marido, atrapado en una mina de oro, está bastante mejor que el dúo protagonista. La primera mitad del filme transcurre sin prácticamente nada de acción, siendo el tiroteo con los indios en el desfiladero la mejor baza del filme. Hathaway tiene mejores westerns, aunque éste en concreto resulta bastante estimable.
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3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El jardín del diablo
Lo mejor:
La historia, los personajes, el paisaje, la música, los actores; en donde Richard Widmark gana por muchas manos a Gary Cooper, los indios que disparan las flechas con muy mala intención y el director.
Lo peor:
Que otras películas del género no descalcen a ésta y que Gary Cooper nunca muere.
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2 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Que bien paseado está el guión.
Yendo tras el susodicho actor, pues nunca hasta ahora mentado pero ya en dos ocasiones pensado, me topé por casualidad, más que por probada referencia convertida en definitiva prueba documental con esta peli, que una vez califiqué sin mucho reparo y nulo sonrojo de western de aventuras. Pues desde la primera escena, los elementos constituyentes de los distintos contextos por los fue atravesando la trama no cesaron en el empeño de exhalar un cierto halo de extrañamiento ambiental. Pueblo perdido y costero, mexicano y somnoliento. Las primeras frases cortas bien resueltas, contundentes algunas, sentenciosas las más. Héroes, al menos uno y medio que están dispuestos a pasar un año en vilo reposado, encadenándose únicamente al juego, alcohol y, no sé si a la mayormente descubierta siesta. Y son héroes, pues para qué tanto libro, insisto, en llevarme a la tumba?
Estructura fulminante, sólida, acción consensuada, se distribuyen los papeles y la encarnación de las más de las virtudes sin atisbo de machismo decimonónico. Empieza la travesía, enrevesada, pero solo física, renovada de accidentes. Ambigüedad, (como dijo aquel) también así la palpo yo en los tipos, ensombreciendo el tiempo por el que, quién sabe, podrá transcurrir la acción que acabará erigiendo la inquietud proclamada momentos antes por la negra sospecha.
Ni lo aparentemente previsible molesta, porque tan creíble cinematográficamente resulta gracias también, a la más natural postura, opción, que periódicamente identificamos, al recogerla, de la más contagiosa cotidianidad.
Escena alrededor de la hoguera, me percaté, quién sabe si como resultado producido por las postrimerías de un largo proceso de baja California moral, o simplemente fruto tergiversado y ambivalente de la emoción que lograra amasar el momento. Pero en el intercambio cruzado de fieros dardos dialogados ahondé al escarbar la tierra esa miríada de significados ocultos, posibles nuevas interpretaciones cercadas por su carácter inhibidor que, latentes, ni siquiera adujeron suficiente esfuerzo para dejarse entrever, tal vez sentir.
Y al final, el final tantas veces repetido, pero al fin cuestionado clarividentemente; “con un mazazo mortal en el cogote, quién expiraría por contar la historia del Quijote?”
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6 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
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