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14 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
7
Violento y cruel film de cine negro, explicado con imágenes de gran belleza
Film de Zhang Yimou, que adapta la novela "La regla de los gángsters", de Li Xiao. Se rodó en Shanghai, alrededores y en plató. Nominada a un Oscar (fotografía), obtuvo el premio de la Comisión Técnica de Cannes.

La acción tiene lugar en Shanghai en un momento intedeterminado de los años 30 del s XX, a lo largo de 7 días. Narra la historia de Tang (Li Baotian), jefe de la banda mafiosa más poderosa de Shanghai, dedicada al tráfico de armas y de opio, prostitución y crimen. Es aliado del dictador Chang Kai-shek y en 1927 participó en la matanza de comunistas. Shuisheng (Wang Xiaoxiao) es un ingenuo muchacho del campo, de 14 años, que acude a la ciudad por la llamada de su tio Liu (Li Xuijian), empleado doméstico de Tang, que desea que trabaje con él. Se le asignan tareas de asistente de Xian Jimbao "Joya" (Gong Li), cantante de nightclub y amante de Tang.

La película es un relato negro que imprime un giro importante a la filmografía del director, deseoso de ensayar sus habilidades en un género nuevo. Explica las luchas por el poder entre organizaciones mafiosas y las pugnas intestinas dentro de las mismas. En su seno imperan, bajo falsas apariencias, ambición, venganza, envidia y traición. Las fuentes de ingresos de la organización son las clásicas del género (drogas, prostitución), con la particularidad en esta ocasión de la connivencia del jefe de la banda con la Dictadura militar, a la que presta servicios especiales de eliminación de oponentes (masacre de 1927 y represión política anterior y posterior). La obra se inspira en los thrillers americanos, como "Chicago, año 30" (Nicholas Ray, 1958), que combinan cine de gángsters con elegantes números musicales. El arco dramático se inicia con el maltrato que dispensa al chico la aparentemente soberbia Joya, el progresivo abandono de ésta por Tang, sus relaciones ocultas con Song (Sun Chun), el atentado que sufre Tang y las consecuencias posteriores, de enorme crueldad. El relato adopta el punto de vista del chico que ve los hechos con ojos ingenuos, atónitos y angustiados. Como es habitual en el autor, el film da a la mujer un papel protagonista relevante, aunque su posición en la sociedad sea de sumisión y explotación.

La música evoca las melodías chinas del momento, canciones tradicionales y convierte en tema central una nana, "Yao a Yao, Yao Dao Waipo Qiao", que aporta dulzura a un relato despiadado. La fotografía se inspira en una estética de excelente composición y color. Para las escenas culminantes del final usa una emotiva paleta de verdes, azules, grises y cremas diluidos. Hace uso frecuente de la cámara subjetiva, que aporta tensión e intriga. El guión presenta una historia dura, de traiciones y venganzas. Las interpretaciones de Gong Li, Xiaoxiao y la niña Ah Jiao son gratas y convincentes. La dirección impone un ritmo pausado que contrasta con la fuerza de las pasiones soterradas.

Película interesante, de excelente ambientación, magnífica música y extraordinaria fotografía.
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35 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
SIN SER DE LAS MEJORES OBRAS DE Z. YIMOU, RESULTA NOTABLE Y ESPLÉNDIDA
Lo interesante de esta película es el rostro del niño protagonista, sus ojos, su inocencia y sencillez. Todo ese encanto entremezclado con tipos criminales, desnaturalizados y antisociales de la ciudad de Shanghai (el natural del niño llegado del campo será sometido por parte de sus protectores a una doma con vistas a deshumanizarlo convirtiéndolo en un "perro fiel y obediente del amo o jefe, pero aunque no queda dilucidado si eso llega a acontecer, nos tememos por las reacciones nobles del joven, que preservará su fondo espiritual y sano).


La pareja de actores que ya dio buena cuenta de su buen hacer interpretativo, Gong Li y Li Baotian, en el film "Ju Dou" (1990), de nuevo intervienen aquí como mujer-hombre relacionados sexualmente.

Como suele ser habitual en este director chino, se trata de una filmación de hermosísima fotografía, escenas muy bien cuidadas desde el punto de vista estético e historia argumental tan tristísim que acongoja las entrañas.

Fej Delvahe
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22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Aceptable (6.8)
Historia de mafiosos descafeinada. La violencia se reduce a lo mínimo, en favor de esa poesía visual a la que Yimou es tan aficionado (algunas veces demasiado).

En su primera parte me parece que abusa de insípidos números musicales interpretados por Gong Li, la "joya" que da nombre a la película. Aunque hay momentos buenos: la furtiva mirada del chico a través de la puerta entornada, el desprecio de la "diva" hacia sus mayordomos, el caótico ir y venir de sombras armadas cuando se produce el ataque de la banda rival, etc.

En la segunda parte huyen a una isla para esconderse de todo el revuelo. Aquí todo empieza a hacerse un poco más interesante. Se profundiza más en los personajes y los vemos con otros ojos. Llegamos a encariñarnos con el muchacho y la cabaretera, y, sobre todo, con esa preciosa niña tan simpática (ella es la auténtica joya de la película, resplandeciendo por encima de todo lo demás).
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19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
"El Padrino" chino
Como ya nos tiene acostumbrados Yimou nos presenta una historia contada con una lírica especial en sus planos y adornada con un esplendor y una rica estética visual de una belleza espectacular.
Pero esta vez se queda sólo en eso ya que la trama y la intriga es muy escasa y floja y el tempo es lento y aburrido, sin chispa para una historia de mafia.
En esta ocasión pasamos de las historias de entorno rural para mostrarnos la riqueza y la opulencia de la China de los años 30 en los ambientes de las bandas criminales al estilo americano.
Aún así recomendable verla solamente por ver a Gong Li que esta maravillosa y además podemos oirla cantar.
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15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Joya visual
Esta película tiene excelentes cualidades y algunos defectos.

Entre sus cualidades señalaría: la portentosa fotografía (nominada, con razón, al Oscar), la magnífica música y la interpretación de Gong Li, el niño sirviente y la niña de la isla. Es una joya visual, una hermosa película con un argumento interesante, nada predecible y con giro inesperado al final.

Pero también tiene algunos defectos: no se profundiza en casi nada de lo que trata, la primera parte es bastante superficial, incluso roza lo ingenuo (eso sí, con magníficas imágenes que la salvan). Trata muchos temas pero no profundiza en ninguno, ni siquiera en los personajes.

La segunda parte (en la isla) es mejor: conocemos los miedos y las dudas de la cabaretera y aparece el personaje de la chiquilla (tan simpática y graciosa). Además la historia da un giro y se hace más interesante. Es cine negro pero con excelente color. Se nos habla de mafiosos pero apenas se vislumbra violencia. Se habla también del tráfico de drogas y armas, de prostitución, de venganza, de odio, del poder y de la ambición.

Una película muy recomendable, con sus luces y sombras, con sus aciertos y sus defectos. Supuso un giro en la carrera de Zhang Yimou y aporta sabia nueva al género del cine negro. Es su peculiar acercamiento a este tipo de cine, con más poesía que violencia, lo que es de agradecer.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El poder de una nueva China.
Yimou deja a un lado su retrospectiva sobre el rural chino para mostrarnos el explendor del Shanghai de principios de siglo, visto a través de los ojos de un crio recién llegado del campo, para entrar a servir en una casa de un influyente hombre, en donde las situaciones fluyen sin control, lo que lo llevará al joven a enfrentrarse a sentimientos muy diversos como el amor, la ira, la codicia o el poder.
Un film extraordinariamente narrado que muestra el auge del poder en la ciudades chinas (lo que las distancia aun más del austero campo del interior del país).
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Rema, niña, rema...
No es de las mejores películas de Zhang Yimou con Gong Li, pero tiene algo especial. No son los diálogos, bastante simples, ni su vulgar historia de mafiosos. Hay incluso momentos fallidos desde el punto de vista dramático y un chico protagonista, que recibe el nombre de palurdo en la ficción, pero que también podría recibirlo por su interpretación.
Lo que se recuerda es la belleza altiva de Gong Li, una canción infantil (Yao a yao, yao dao wai po qiao), la sonrisa inocente de una niña, los números musicales horteras para el disfrute de un mafioso, el contraste entre la vida en un palacio y la estancia en una miserable cabaña, donde la diva se aburría, el pesimismo que transmitía de nuevo el cine de Zhang Yimou, y algunos momentos que comentaré en el spoiler.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Impresionismo y Triada en Shanghai
Es imposible que prime la objetividad en esta crítica, la cual considero algo especial y fuera de la tónica de las demás, debido a que he de reconocer que el director chino Zhang Yimou es uno de mis cineastas favoritos en activo. Nos deleitó a todos con aquellas historias protagonizadas por mujeres (Gong Li en la mayoría de ocasiones) que se veían obligadas a luchar en un mundo donde reinaba el machismo y la falta de libertad, ya sea en los años veinte o en las zonas rurales en la era comunista. Una vez pasada aquella etapa de los noventa, en la década posterior nos sorprendió y para bien con aquella trilogía wuxia, formada por Hero (2002), La casa de las dagas voladoras (2004) y La maldición de la flor dorada (2006), donde las espectaculares coreografías de luchadores desafiando las leyes de la física creaban unas escenas de acción sin precedentes dentro de un relato melodramático con una factura técnica impecable gracias a los intensos juegos cromáticos de una fotografía sin igual.

La película que nos atañe hoy es La joya de Shanghai, un nuevo reto para Yimou, que en su afán por experimentar diferentes temáticas y géneros se decantó por adaptar libremente una novela de gángsteres ambientada en la ciudad que da nombre a la película en los años 30. El relato es presentado a partir de los ojos de un joven de 14 años que emigra del pueblo a la ciudad con intención de hallar una vida mejor. Sirve como criado durante una semana para la femme fatale (más caprichosa que poderosa) de un jefe de la tríada china estrechamente ligado al régimen del dictador nacionalista Chan Kai Shek.

Durante la primera parte del film nos adentramos en el mundo de esta mujer (Gong Li) a la vez que en los negocios del jefe de la mafia, todo ello visto siempre desde la distancia con la que asiste a los hechos el joven protagonista. Una fotografía en ocasiones similar a la empleada por Kubrick (plano fijo con un único punto de fuga central, pero en esta ocasión con la cámara pegada a unos de los extremos), nos muestra los entresijos de los diferentes espacios donde se mueven los protagonistas y nos adentra además en los constantes números musicales ofrecidos por Gong Li, entremezclando el ocio y los negocios.

La segunda parte del film, que transcurre en una isla debido a un choque de intereses en una explosión de violencia entre bandas, consigue hacer ganar en intensidad al film, desnudando la personalidad de Xian Jimbao (nuestra Joya de Shanghai), consciente de sus errores y consecuente con ellos, a la vez que nos regala escenas de gran lirismo tanto visual como auditivo como cuando Gong Li junto al niño criado y una niña que vive en la isla deciden interpretar una canción en un momento imprevisto.
Pero por si algo destaca esta película, no es por la dureza del mundo de la mafia ni por los entresijos que estos puedan llegar a tener, es por una fotografía inmensa, que convierte casi cada fotograma de la cinta en una maravillosa obra de arte. Las escenas en la isla, donde hay constante juegos cromáticos de azules, ocres, verdes y amarillos son puras reproducciones de obras impresionistas que bien podrían ser del mismo Claude Monet.


Luis Suñer


http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/07/shanghai-triad-1995-la-joya-de-shanghai.html
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
De la humillación a la solidaridad...
Drama que nos cuenta la historia de Xiao Jingbao, una cantante de cabaret que vive en la opulencia gracias a un jefe de la mafia que se deleita con sus canciones (y compañia), a la señorita como le dicen a Jingbao se le ha dispuesto un niño de 14 años para que sea su sirviente personal, campesino y sin experiencia en los menesteres del oficio, es víctima de las humillaciones de la cabaretera que más adelante por circunstancias específicas va disminuyendo sus tratos groseros para mostrarse tal y como es, una mujer humilde que logro colarse a un vida de riquezas, gracias a su trato con la mafia, pero que al final tendrá que pagar el precio. Creo que lo mejor de esta cinta es la historia misma, la actuación de Gong Li... de ahi, a veces es un poco floja, pero deja verse, se puede disfrutar si se desea conocer del cine de china y de Asia en general.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Senderos que llevan a la perdición
Un día cualquiera te levantas deseando tener un montón de cosas. Sueñas con lujos... abundancia de todo... comidas suculentas en lujosos restaurantes... bellas y relucientes joyas... autos de lujo… ¡y por qué no, vivir en una mansión! Para lograrlo, cuentas con un cuerpo hermoso y con una voz agradable para cantar... ¡y ocurre que la vida te proporciona al hombre que puede brindarte cosas como las que tú deseas! … y, como tanto has ansiado tenerlas, no haces preguntas, pero, bien que sabes, que quien te las proporciona no actúa con dignidad, hace daño a mucha gente... y tampoco te trata como desearías que lo hiciera.

De pronto, te das cuenta que estás pagando un precio muy alto por lo que recibes… ¡nada, absolutamente nada de lo que dignifica la vida! Estás comprendiendo que las cosas valen muy poco si una mujer no se siente valorada, respetada y tratada con cariño. Te das cuenta que, de poco sirven los lujos si constantemente te ronda el miedo y la soledad... y comienzas a sentir con fuerza que, no obstante que ahora “lo tienes todo”, estarías dispuesta a dejarlo si encontraras a alguien que te amara de verdad.

Como tantas otras mujeres, esta es la experiencia por la que pasa, Xiao Jingbao (Gong Li, más fascinante que nunca), una chica que también alienta el sueño del amor, pero, que cae en la trampa del éxito material y termina en manos de una pandilla de gánsteres quienes le brindarán lo único que aprendieron a dar.

La historia es vista desde la perspectiva de un chico llamado, Shusheng Tang, quien ingresa a la pandilla como sirviente de la bella Xiao, inducido por un tío que espera sacarlo de la pobreza en la que hasta ahora ha vivido. Frecuentes, y muy bien logradas tomas subjetivas, nos ponen en momentos cruciales en el punto de vista del muchacho y con él asistimos al mundo cruel e insatisfactorio de los fuera de la ley.

El director, Zhang Yimou, se luce con una impecable fotografía, una preciosa y muy efectiva puesta en escena, y una cuidada banda sonora que incluye gratas canciones, entre las que sobresale, muy especialmente, la canción de cuna que interpretan a dúo Gong Li y la niña Yang Qianquan, quien consigue un emotivo rol como Ah Jiao, un ser que sensibilizará a la bella cantante y la hará sentir que la vida brinda cosas maravillosas... que algunos descubren demasiado tarde.

Una vez más, Yimou asume a la mujer como centro del universo... y es profunda su tristeza cuando recuerda cómo se pierden, tantos sueños y tantas esperanzas, por ceder a la ambición.

<<LA JOYA DE SHANGHAI>> es la clase de película que ninguna muchacha debería perderse.

Título para Latinoamérica: LA REINA DE SHANGAI
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El final de una Era
Sexta colaboración del director Zhang Yimou y la actriz Gong Li, pareja artística y real que rompió en el rodaje de este film y no volvería a reunirse hasta doce años más tarde con la decepcionante "La maldición de la flor dorada". Este film tiene la fuerza de ambos, pero también muchos puntos flacos, como una frágil narrativa y un protagonista masculino que queda completamente eclipsado por la fuerza de la magnífica Gong Li, cuyos números musicales son una maravillosa sorpresa y de lo mejor de la película.

"La joya de Shanghai" marcó el fin de una Era, ya que Yimou dejó los dramas de época para adentrarse en nuevos géneros. Aunque este gran director afronta con maestría todos los retos, sean una nostálgica historia de amor ("El camino a casa"), una aventura llena de color ("Hero") o una película social contemporánea ("Happy times"), la fuerza de sus primeros films, más potente que nunca en "La linterna roja" y "Vivir", vio la luz por última vez hasta el momento en 1995.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Todas las joyas tienen dueño
Zhang Yimou lleva una trayectoria imparable y progresivamente espectacular, que ha ganado en grandiosidad con las décadas. Actualmente se ha decantado por las artes marciales, las intrigas palaciegas y las guerras, pero en sus comienzos analizó con ojo de artista austero y naturalista la China profunda. Contando con la musa de sus primeros tiempos, la genial Gong Li que ahora es una superestrella, retrató los ambientes rurales, siempre con una sensibilidad especial hacia el universo femenino. De hecho, en la mayor parte de sus películas las protagonistas o co-protagonistas son mujeres. Poco a poco su cine fue evolucionando y ganando en un cuidado sentido estético, y sus temáticas, muy diversas, se centraban en una dura crítica social. Campesinos/as, obreros/as, maestros/as, estudiantes, artistas ambulantes, mafiosos, esposas, concubinas, prostitutas, guerreros/as, señores, emperadores, emperatrices, sirvientes... Sobre todo en las décadas de los ochenta y de los noventa su cine era sobrio y muy realista, que golpeaba directo a las emociones con la fuerza de las injusticias, de la pobreza, de las penurias, de las abismales desigualdades, de la trampa sin salida de la tríada, de la terrible discriminación de las mujeres, de la esclavitud y del tráfico de personas.
En aquellos tiempos la potencia expresiva de Yimou no se basaba en el misticismo fantástico de las artes marciales, ni en una explosión coreográfica y cromática rayana en el delirio visual, ni en tramas de intrincadas intrigas de palacio ni romances de leyenda. Se basaba en la sensación de claustrofobia, angustia y asfixia que causa en el espectador, ese puño que se cierra alrededor del cuello al contemplar esas vidas sometidas, sin salida, y con imposibles perspectivas de felicidad. Poco a poco fue introduciendo un elemento de tímida esperanza, tibio optimismo y amores redentores, pero hasta entonces... Era muy crudo.
En la que quizás sea una de las más ásperas películas de los noventa sobre el género noir chino, Yimou nos cuela en el impenetrable submundo de la tríada desde el punto de vista de un inocente chico al que trasladan desde su pueblo natal a Shanghai para servir al poderoso clan de su familia. Lo asignan como criado de la amante del patrón, a la que llaman "Joya", una bonita joven que canta todas las noches en el local de espectáculos del patrón y que vive en la suntuosa casa que éste ha habilitado para ella. El jovencito observa aterrado la brutalidad de ese entorno maldito, jalonado de rivalidades y vendettas, y desprecia a la déspota señorita que le han endosado, hasta que la va conociendo mejor y se da cuenta de que su fachada de amargo cinismo y su desabrido carácter encubren su espíritu atormentado, preso por las cadenas que la atraparon siendo niña y que la convirtieron en lo que es, una fulana mantenida por el mayor criminal de Shanghai y que no puede ser otra cosa que su "joya", su muñequita linda que tiene que aceptar a ese repugnante viejo verde por las noches en su cama y cantarle la misma canción.
Y él lleva un camino similar...
Suena una canción de niñez que recuerda una infancia perdida, aquel brevísimo tiempo en el que el mundo todavía era un lugar bueno, sin monstruos vengativos, y donde los pequeños temores todavía podían espantarse en los brazos protectores de la madre.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Sensual y violenta
Temas 'chinos', a veces no fácilmente comprensibles. Mafia china, lujo y desenfreno tipo 'años veinte' al calor de la riqueza de un jefe de la mafia local. Antes, obviamente, de la revolución cultural. Un canto al lujo occidental más deprimente y decadente, mezclado con la servidumbre tradicional del lujo asiático.
Los ojos del asistente vislumbran un mundo para el que, obviamente, no está preparado. Todo le deslumbra, el lujo, la grandeza de la casa, las armas, los coches, las maderas y cuadros
Impresionante Gong Li, guapa a rabiar. Pero guapa, guapa. Con unos movimientos suaves y cadenciosos, morbosos y sutiles. Una cara angelical, preciosa, parece de porcelana. Unos ojos grandes y vivaces, y una figura esbelta y proporcionada. Una mujer bellísima.
No es, quizá, la mejor película de Yimou, pero, desde luego, es destacable. Tiene una perspectiva más 'occidental' de la historia. Si sustituyes a 'los chinos' por italianos tendrías una película de mafiosos del Brooklyn con todas las de la ley. Las enseñanzas al niño conducen el hilo narrativo.
Visualmente, como todas las suyas, es atrayente y sugestiva. Con un color muy definido y unos escenarios muy cuidados.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
No es la joya de su filmografía.
Mi interés por Zhang Yimou es reciente, al menos en la fecha en la que escribo estas líneas. Lo tenía en mi lista de directores asiáticos que quería conocer, y tras un primer encuentro con 'Amor bajo el espino blanco' donde me dejó destrozado, tuve buenas experiencias con 'Regreso a casa' y 'Las flores de la guerra'.

En 'La joya de Shanghai' encuentro una obra sin tanta lucidez y magia. No creo que la historia que cuenta sea especialmente interesante, la profundidad o el desarrollo del contexto y/o de los personajes es prácticamente nulo, y es por esto que dos horas se hacen bastante extensas para lo que tiene que contar.

No me emociona en ningún momento, y eso que Zhang tiene una sensibilidad extraordinaria. Gong Li está magnífica, los planos con la cámara en primera persona no me gustan tanto, y lo mejor de la obra se queda en la fotografía y la maravillosa BSO.

Una obra menor.
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2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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