31 Críticas de los usuarios

Su carta de presentación para la directora novel Marina Seresesky, que se ha atrevido por fin después de dos cortos a entrar por la pantalla grande.

La puerta abierta, no es una película convencional cualquiera, ni comercial ni intenta ser todo un éxito, sus ambiciones son otras, un cine tan de autor como este no está hecho para los devoradores ni para los criticonos. Esta película tiene el alma y la personalidad suficiente para dejar a la poca gente que le vea con el aire atragantado en ciertos momentos y en otros la carcajada seca de una escena cómica.

El arranque de la película ya nos deja entrever la delicadeza de su rodaje, nos deja con planos muy brillantes y controlados en donde todo es importante y para ello cuenta en un primer lugar con un guión muy natural, muy personal que nos conduce por una trama llena de matices y de saber estar.

En su primera mitad la película nos cala hondo con una puesta en escena sencilla para muy bien llevada, en donde el drama más cruel y puro se entremezcla con la comedia más sincera y desternilllante dando como resultado un halo de originalidad y frescura.

En su segundo acto, todo se amplifica, seguimos disfrutando en buena medida de lo que hasta ahora nos ofrecía, pero es en esta parte donde las situaciones más dramáticas cogen fuerza, en donde hay situaciones que nos dejan helados ante los giros trascendentales que toma la película, todo se enmaraña, toda ella se convierte angustia, pero es el tipo de angustia que el espectador quiere enfrentarse cuando va al cine, un drama que acongoja pero que sabe como liberar las tensiones y sacarnos una buena sonrisa.

En cuanto a su reparto, sólo se puede decir cosas buenas ese magnífico trío, por un lado tenemos a la más que sobresaliente Carmen Machi, bordando su personaje, lleno de resentimiento, con muchísima fuerza es capaz de mostrarse mas fría que el hielo, aun cuando una lágrima le asoma por los ojos. Terele Pávez brillante, sabe sacarnos de los estados de ansiedad con una soltura que nos deja anonadados, un papel muy bien interpretado y por acabar Asier Etxeandia que simplemente deslumbra a todos con su personaje.

Como conclusión podemos decir que la película es mas que disfrutable, tiene buen guión, buenas interpretaciones, es una película que no busca sobresalir ni tiene ambiciones, por lo que es muy recomendable para aquellos amantes del buen cine Español.

Lo mejor: Su trío de ases
Lo peor: Tomársela como una simple historia más
Recomendada: SI

@cineypunto

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Fantástico Asier Etxeandia, como siempre sobrepasando los límites, y enorme duelo interpretativo entre Terele Pávez y una Carmen Machi que merece más reconocimiento como actriz dramática, pues es estupenda.
Lo demás es una cinta correcta, entretenida, de trasfondo social y con una de esas historias de redención de un alma perdida que tanto gustan al cine. El tono de Marina Seresesky es demasiado frío, sin embargo, y no existe demasiada identificación con los personajes.

Lo mejor: Los tres protagonistas
Lo peor: Tampoco es nada del otro mundo y le falta emotividad

Un guión sólido con momentos trágicos, cómicos y cotidianos que trata un tema incómodo con mucho tacto y muy buen gusto. Una realización centrada en los personajes que consigue transmitirnos los claroscuros de la historia, Pero por encima de todo tenemos un cuarteto de actores en estado gracia: Carmen pletórica y tan natural como siempre; Asier deslumbrante y convincente en un complejo papel; Terele con su chispa innata y soltura habitual; y la niña, toda una sorpresa, que hace gala de un talento y una dulzura cautivadora.

Todos ellos merecedores de estar nominados, e incluso ganar, futuros premios de cine, y ante todo, recibir las alabanzas de un público que vivirá infinidad de sentimientos con en película donde es palpable el cariño con el que se ha rodado.

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Pues otro debut en la dirección por la puerta grande. En esta ocasión Marina Seresesky responsable también del guion, que proviene del corto, ha debutado magníficamente con el largo y dado su debut, me da a mí que se le van a abrir muchas puertas. "La puerta abierta" ha ido granjeándose varios galardones a lo largo de los múltiples festivales de cine a los que ha optado como la Tesela de Oro a la mejor película del Festival de cine de Alicante, la Tesela de Plata al mejor guión, Premio del público del Festival Internacional de cine de Transilvania, Rumanía y el Premio al mejor guión en el Festival de Guadalajara, en México.
Toda la historia se desarrolla en "el corral" donde viven unas prostitutas. Monika Kowalska interpreta a Masha, una prostituta que llaman "La Rusa" drogadicta con serias dificultades para cuidar a su hija, la cual acabará trastocando la vida de una particular familia que conforman Rosa (Carmen Machi), Antonia (Terele Pávez) y Lupita (Asier Etxendía) . Rosa también ejerce la prostitución heredada del oficio de su madre Antonia, que ahora se cree Sara Montiel y convierte su vida cotidiana en un infierno. Nunca ha sabido ser feliz. Ni sabe ni ha podido pero la vida le dará una oportunidad única para serlo.
Unos diálogos prodigiosos, dignos de ser expuestos en cualquier Escuela de cine. Un cuarteto interpretativo en estado de gracia. El mérito de su guion consiste en pasar de lo cómico a lo dramático y viceversa. Unos cambios de registro a nivel actoral sublimes. Marina le ha puesto cariño y se nota. Una fotografía de Roberto Fernández con una luz tenue que describe a la perfección lo que estamos viendo. Lucía Balas, la niña llega a conmover por su ternura. El film está dedicado a la inolvidable Amparo Baró que en principio iba a ser la madre del personaje de Carmen Machi. Ella misma decidió que la sustituyese otra grande como ella, su amiga Terele Pávez. Aplausos infinitos al acabar la proyección y no es para menos. Una más que recomendable película.

Curiosamente, para mi, resulta una de las críticas más difíciles de escribir... Pero, bien... vamos a ello:

Diré que me ha gustado, porque maneja acertadamente cada uno de los elementos de la narrativa, con un guión curioso a la vez que bien estructurado. Pero... las actuaciones, el tratamiento de la historia y la implicación de los actores, relega y prescinde de esa complejidad tan necesaria para lograr un calado que Marina Seresesky, directora y guionista, no ha logrado elevar trasladándonlo hasta el espectador.

En ningún momento dejas de pensar que estás viendo cine, que todos sus actores, principalmente actrices, están actuando y lo hacen esforzándose por llegar... Y eso se nota. No fluye, no roba el tiempo; y sin embargo resulta entretenida, aunque amanezca agotada.

Marina Seresesky presenta su primer largometraje tocando un tema muy duro, desde la ficción. Rosita, la protagonista, cada noche sale a prostituirse pero lo que vemos es la dureza que supone para ella salir y lo realmente atroz y de película de terror que son sus vueltas a casa. Todo esto sin ver la violencia, ni el sexo explícito, desde la cotidianidad de unas mujeres que se sobreponen cada día a la realidad.

Pero no sólo es una historia de mujeres que sobreviven prostituyéndose, también es de personas que no han tenido muchas oportunidades ni tampoco herramientas para buscarlas. En este ambiente sórdido, la directora se decanta por mostrar la humanidad escondida en cada personaje. Seresesky mima a su Rosita, Lupita, María Luján, la rusita. Las trata con cariño a pesar de ser personajes con grandes carencias a todos los niveles. No los juzga, construye un drama sólido pero del que arranca muchas sonrisas.

Carmen Machi, Asier Etxeandía, Terele Páez en estado de gracia y la niña un descubriento. La puerta abierta es también una película con niños, con mucha ternura. Una niña de 6 y un niño de 4 bien dirigidos, en su punto, con pocas palabras pero con miradas cautivadoras.

Otra peli con mujeres y niños, algo inusual pero que empezamos a ver gracias a esta hornada de directoras que con otra mirada están abriendo temáticas inexploradas, tonos distintos y que desde luego nos interesan más a quienes deseamos que nos cuenten historias diversas.

Solo decir que el punto de fantasía del que ha querido dotar al guión, pasa por encima del tema de la explotación sexual organizada y la trata, más ligada a la esclavitud que es la prostitución. Ni una alusión a la raíz de este problema.

Ha recibido varios premios y aplausos en muchas salas. La calidad que tiene le va a llevar a recibir muchos más. Deseamos que en el Festival Ópera Prima de Tudela siga cosechando éxitos.
www.cineparatodas.wordpress.com

Cine duro, cine real, cine que te acaricia después de abofetearte, cine de presupuesto pequeño y de grandes resultados. Cine del que te sientes orgulloso de que tenga nacionalidad española.
Marina Seresesky nos ofrece una película de personajes perdedores, llenos de heridas, llenos de tristezas y penurias. Nos mete de lleno en un mundo que no queremos conocer y que está ahí en el medio de nuestras ciudades. Personas que son usadas, abusadas, maltratadas, pisoteadas, ignoradas...personas con sus sueños, sus anhelos, sus esperanzas de corto recorrido...personas reales.
Carmen Machi, Terele Pavez, Asier Etxeandia, Pavo Tous....todos merecedores de los mayores galardones. Machi a la altura de las mejores Magnani y Loren. Pavez está de Óscar y mi estimado y querido Etxeandia que, una vez más, llenando cada plano con una interpretación llena de amor y pasión.
Un gran futuro para una directora que ama el cine y ama a sus personajes.

Es triste “La puerta abierta”. Aunque quiera encontrarse salida positiva y se permita cierto tratamiento de comedia (muy entrelazado con el drama) para un argumento principal ocupado por prostitutas.

Es triste porque muestra personas con pocas oportunidades reales de escapar a un mal destino y se centra en una protagonista que perdió la capacidad de sentir. Porque parecen haberse enfrentado siempre al viento en contra y haber sido vencidos por la corriente. Porque resultan reales y da mucho miedo asomarse a nuestra realidad.

Aunque uno quiera ver lo relatado como lejano de la vida propia, es imposible no sentirse aludido cuando surgen los reproches entre madre e hija. Las dudas sobre si uno es realmente generoso y da todo lo que tiene. Sobre el mal que se hace a sí mismo y al de al lado.

Carmen Machi realiza su mejor actuación en mi recuerdo. Ella que destacó como cómica hiperexpresiva, aborda un papel contenido al extremo. Y sin embargo, transmite sentimientos con una plasticidad hiriente. Los personajes secundarios lo bordan. Es ilustrativo cómo la mayoría supera el mejor papel que yo les recordaba: Asier Etxeandia, Sonia Almarcha, Paco Tous, Mar Saura. Sin menoscabo ninguno de los estupendos Terele Pávez y Emilio Palacios.

Reflexión aparte es cómo una buena película, muy bien interpretada, que gusta al público (por ejemplo el jurado popular del festival de Alcalá lo elige como mejor película), que permanece en salas de Madrid durante más de dos meses, debió esperar a su estreno más de año y medio tras finalizar su rodaje, en febrero de 2015 en Madrid, Rivas y Cullera. Cómo su difusión es muy reducida en comparación a su valor, incluso contando con una actriz de tirón que probablemente recoja, con justicia, el próximo Goya a la mejor actriz.

La idea es buena, pero...En los catorce comentarios que he leído, solo uno habla de carencias en el guión, algunos incluso lo definen de sólido. No. Podía haber sido sólido, pero comete errores de principiante que no ha dejado revisar a quien pudiera asesorar en algunos aspectos de los que hablaré en la zona spoiler.
La dirección de actores también se queja en algunas escenas y la elección de determinados actores, por ejemplo la portera, que no es mala actriz, pero no logra imponer el odio o el miedo que se le supone provoca.
La escena final tampoco me gusta porque intenta edulcorar lo que sabemos que acabará pasando a lo largo de la vida.
Muy bien por Carmen Machi en contención, bien por Terele Pávez que debería darnos alguna pista de que no es tan lúcida y buena como aparenta con esas frases que nos hacen sonreir, y a veces, como que le da vergüneza decir palabrotas delante de la niña; regular por Asier Etxeandía, que por lo cómodo que se le ve en el papel, arriesga pero no gana, como si le faltara un papel de ese tipo en una de Almodovar.

Película escrita y dirigida por Marina Seresesky cuyo desarrollo descansa en el estupendo duelo dramático de Carmen Machi y Terele Páves modulado en su intensidad por la buena labor de Asier Etxeandía. Hoy día se tiende a difuminar hasta la negación los límites entre la derecha y la izquierda. No obstante existe un sólido criterio de análisis para evitar la confusión. La mentalidad de derechas atribuirá las circunstancias de una vida al esfuerzo y mérito propios enfatizando la capacidad de decisión y la libertad individual para aprovechar sus opciones. La mentalidad de izquierdas atribuye las circunstancias vitales a las condiciones sociales de origen de una existencia que limitan hasta la anulación la capacidad de respuesta del sujeto. La libertad individual se asfixia en la desigualdad de partida. Esta diferencia determina como se entiende y vive la política, la profesión, la fe y, en definitiva, la valoración de los seres humanos en convivencia. Decidirá si abrimos o cerramos la puerta al sufrimiento de los desfavorecidos, de los atrapados desde la infancia en la prostitución, las drogas y la miseria. La película es paradójica pues pone la posibilidad de liberación en un movimiento individual de toma de conciencia mientras derrumba cualquier posibilidad de solidaridad entre los afectados por las mismas circunstancias. Es un agónico sálvese quien pueda que amenaza con cerrar todas las puertas.

Una de las más agradables sorpresas del cine español de este año. Ópera prima en el largo de su autora, cuenta la historia de Rosa (Machi), prostituta callejera, oficio heredado de su madre (Pávez), ahora inválida y que se cree Sara Montiel. Todo desarrollado en una corrala de ambiente marginal en la que los acontecimientos irán colocando a los personajes en muy diferentes situaciones.
Hecha con toda ternura, cuidado y equilibrio, a la par que talento, "La puerta abierta" se ubica en el difícil pero apasionante género de la tragicomedia. Aplica un humor casi siempre afortunado en un ambiente hostil y dramático, un humor negro y chisposo, amargo pero dónde siempre se cuela algún rayo de luz. Serenesky habla de la Maternidad y de la mujer, sobre lo erróneo que es echar la culpa a los demás en cuanto a nuestro propio destino. Con ligeras influencias del Almódovar más fresco, Serenesky crea un mundo propio, cercano, que tiene poros de nobleza y autenticidad.
Muy buen trabajo actoral de todo el equipo con el espectacular descubrimiento de la niña Sonia Almarcha. Para mí, una magnífica película, mejor que lo premiado en los Goya.
La disfruté en la Seminci, un domingo 23 de octubre, tras un mal día. Coloquio posterior con la directora, la guapa Mar Saura y Paco Tous. Se rodó en 23 días, su próximo proyecto es una coproducción con México, de cine de terror, porque quiere cambiar de género. Qué bien. Aquí hay una directora de cine. Que la dejen. Un encanto Serenesky.

Para llevar a buen puerto esta cinta era indispensable tirar del formato Teatro dentro del cine. Muy pocas escenas son rodadas en exteriores. Las imprescindibles. Si este drama social se pretende ver como peli convencional la hemos cagado.
Terele Pávez y Carmen Machi sientan cátedra en esta obra, como no podía ser de otra forma.
La mucha habilidad de la directora para combinar trama, actores y formato es de una astucia envidiable. Luego hay que saber torear al bicho, y ella lo hace con mucha solvencia.
Puede que el formato devalúe el resultado final por asumir menos riesgos pero es de agradecer ver a estas dos grandes actrices partiéndose el alma, vaciándose en interpretaciones con bastante complejidad.
Destacar también la actuación de Asier etxeandia.

¿Cine Almodovar? Ni por asomo. Nada que ver.

Esta primera película de Sereseky se caracteriza, sobre todo, por la importancia de la labor de los actores. Es una película de actores en todos los sentidos, casi concebida para el lucimiento de una Carmen Machi que siempre deja mejor aroma en papeles dramáticos que en cómicos, al menos a mi entender. La película adolece de exceso de sentimentalismo, pero sus diálogos no son ñoños o absurdos, el espectador se los cree. Quizás abusa de edulcorada en lo que se refiere a la utilización de los niños. Sobre todo, una inmensa Terele Pávez que ha llegado a la vejez en un momento espléndido y lo demuestra película tras película. Lo peor, que la historia parece ya contada y que no deja poso ni recuerdo ni hace pensar al espectador. En cualquier caso, se deja ver, sigue la estela de películas españolas con una media aceptable estrenadas los últimos años. Que siga la racha...

El cine español lleva ya unos añitos ofreciendo buenas cosechas, más allá de ivas mortales, escasa distribución y financiación, nula industria, comedias de garrafón y thrillers de encargo televisivo. Nuevos realizadores/as y otros que aguantan el tirón siguen empeñados en demostrar que talento sobra, en esta España donde la cultura se grava y penaliza no sea que nos de por pensar más allá del partido del miércoles-viernes-sábado-domingo-lunes.

La argentina Maria Seresesky ha conseguido no obstante sacar adelante un proyecto con un elenco más que notable, comprometido con la cinta y con unos resultados actorales sobresalientes a nivel coral en el que Carmen Machi a la cabeza está prodigiosa en un alarde de contención que nos transmite mucho más de lo escrito en el guión.

Una fábula, un cuento sainetero y desgarrado en una corrala madrileña, microcosmos humano por excelencia donde unos seres habitan mundos paralelos, subterráneos, tan alejados del Estado del Bienestar como coincidentes en las miserias propias de cada uno de nosotros. Dura y emotiva a partes iguales, arropada e impregnada de aromas de comedia teatral, consigue una galería de personajes para el recuerdo, que no necesitan de los desmanes ni la pretendida sofisticación de otros afamados directores patrios que no me apetece citar.

Excelente planificación y montaje. Seresesky mueve su cámara con soltura en el constreñido espacio de la corrala al servicio de su propio guión y con un apoyo musical de Mariano Marín excelente.

Las nominaciones a los pasados Goya de Machi y Pávez saben a poco y confirman lo excesivo del doblete de, la por otro lado espléndida, Enmma Suarez.

Estupenda propuesta a la postre que como otras muchas solo encuentra su camino en festivales, dado que no interesa a las televisiones y que las salas tienen que rendir obligada pleitesia a los blockbuster de turno que ni antes y ahora menos están los tiempos como para filantropías culturales.

El acierto de debutar con Carmen Machi, Terele Pávez y Asier Etxeandia pertenece a Marina Seresesky;
la acartonada friadad a Rosa, la crueldad barroca a Antonia, la frescura ambulante a Asier, la ternura extraviada a la pequeña refugiada.
Aqui todos tienen bastante con lo suyo, es una proeza que soporten el encuentro, casi un despropósito que lleguen a la confidencia, a la alianza... hasta el punto de encontrar una salida. Sólo ocurre cuando uno, ya sea por valentía o despiste, va dejando puertas abiertas.

El planteamiento inicial se acerca al espectador con el rigor de una ficción televisiva, incluso sitcom, podríamos decir, pero la algo exagerada teatralidad va cediendo protagonismo a un constante tono sarcástico que divierte y entretiene gracias a las tablas de las actrices profesionales que encabezan el reparto.

Con la gracia e ironía por montera, esta desestructurada, disfuncional y dolorida familia busca donde menos se lo espera la comprensión y la compasión. A través de una fábula desconcertante, vemos que la justificación se nos acaba cuando los peones de nuestro tablero ya no están. Con esta premisa muchas veces vivimos las desgracias como un 'fatum' inexorable sin intentar cambiarlo. El guion ejemplifica por sus personajes todo el Sino de los más necesitados, intentando explicar que nosotros jugamos con las piezas que nos rodean, y no el demiurgo que nos mueve a su antojo. Todo aderezado con un reparto actoral de lujo, donde Terele Pávez se crece con un personaje hecho a medida, donde su ironía y ácida actuación la encumbra a uno de esos personajes queridos y odiados debido a la empatía y compasión. Mientras, en frente, una Carmen Machi que cocina a fuego lento su personaje, sus sentimientos tardan en aparecer para poder comprender el porqué de su desgracia. Memorable también Asier Etxendía, que se mimetiza en un disparatado y dramático contrapunto. Al final la recolocación de las piezas hace que busquemos nuestro propio destino...

Rosa es una prostituta de edad madura; su anciana madre, Antonia, con quien convive en una corrala de vecinos madrileña, también lo fue, ahora se encuentra impedida en una silla de ruedas y continúa haciendo la vida imposible a su hija (como si la existencia de las dos no fuera ya, de por sí, lo suficientemente insoportable), mientras se da aires, a sí misma y a su hija, pues no tiene más concurrencia, de gran señora artista retirada. En su mismo piso de dicho inmueble habitan otras dos prostitutas, cada una en su casa, una rusa, que al tiempo es drogadicta, y tiene una hija de siete años, Lyuba, y una mulata suramericana quien tiene un niño de la misma edad de Lyuba. Entre la casa de Masha, 'La Rusa', y la de Antonia y Rosa, reside Lupita, un travesti. La infame vida existente en esa planta del edificio se alterará, más que de costumbre, cuando Masha muere de una sobredosis y su hija se esconde asustada.

Así visto el argumento, fríamente, tal como es y lo he expuesto, no hay duda de que estamos ante los ingredientes de un folletín que, en el peor de los casos, podría derivar hacia un inmenso melodrama, pero tal hecho no sucede gracias al buen guion escrito por Marina Seresesky, quien también dirige esta su opera prima. Guion que resulta redondo, aunque con una licencia efectista al final, sin aristas, con buenos y creíbles diálogos, y que crea unos personajes, más o menos desarrollados, con el fondo suficiente para dotar de peso al conjunto de la obra.

La dirección es sobria y digna, si bien la escasez de presupuesto se nota. La rigidez de la cámara, no se mueve nunca, lleva a un intercambio constante de primeros planos, con algunos medios en menor medida, y ello puede llegar a saturar al espectador a quien hace sentirse casi tan enclaustrado como los personajes en ese patio vecinal y el pequeño piso de Rosa y Antonia donde se desarrolla casi toda la acción.

El odio de la hija hacia la madre lo deja la directora de manifiesto sin tenerlo que recalcar, lo expone con toda su crudeza, así como sus razones para que exista. Rosa llega a odiar más a su madre que a su trabajo, pues es a ella a quien culpa de que esté en él metida, si bien al espectador no se le dan pistas de que ella haya tratado de subvertir esa situación. La amargura del personaje interpretado por Carmen Machi es tal que ni la aparición de la irrupción sorpresa en su casa hace que varíen lo más mínimo sus agriados sentimientos. Sólo un golpe inesperado de suerte le haría pensar en una posibilidad de realidad distinta a la que tiene encima.

Mención aparte para el personaje de Lupita, el travesti, magníficamente interpretado por Asier Etxeandia, contrapunto acertado de humanidad entre las dos mujeres enfrentadas.

Como he dicho, o he dejado entrever, las actuaciones de Carmen Machi, Terele Pávez (la película comienza con una dedicatoria a Amparo, por Amparó Baró, quien iba a hacer el papel de Antonia y no pudo debido a su enfermedad terminal), Asier Etxeandia y la niña Lucía Balas son dignas de ser destacadas.

Cuando la tragicomedia se hace bien, cosa que en este país solo se consigue a medias, surgen películas como esta. Enormes Machi y Pávez, en papeles revenidos por la vida que contrastan con la frescura desordante. de la pequeña Lucía Balas. La historia de una prostituta perdedora y su madre, también prostituta, y ya senil, no es nada novedoso en la escena cinematográfica de este país. Pero aquí está salpicada de unos dotes de comedia surrealista que otorgan un notable al film.

Me he enamorado por completo de esta ópera prima de Marina Seresesky. Y eso que le tenía un relativo pavor, no lo ocultaré. Por orden: una casa en la que conviven dos generaciones de prostitutas, una huerfanita que acaba misteriosamente por allí, una apariencia visual a producto televisivo y fuera de su tiempo… No sé, había una serie de elementos que me provocaban sudores fríos. Pero ya veis, al final he claudicado. Hinco la rodilla ante "La puerta abierta".
El film se establece como una especie de agridulce drama social, con un punto naif, sobre el significado de la palabra familia que enorgullecería al mismísimo Dom Toretto. Todo ello con un muy bien llevado barniz de comedia costumbrista. Al frente de este castizo harén de Marina Seresesky se sitúan Carmen Machi, Terele Pávez y Asier Etxeandía, una sagrada trinidad de interpretes que habían nacido para meterse en la piel de sus entrañables personajes.
No pienso ocultar que el guion evita en todo momento meterse en cualquiera de los muchos charcos que se le presentan, ya he dicho antes que todo rebosa aroma a inocencia. Y seguramente se le pueda afear al conjunto. Pero no sé, vería con gusto mil veces más "La puerta abierta".